Por: Ricardo Braginski.
Una cosa es Messi jugando en el Camp Nou y otra cosa en Messi jugando al FIFA en la Play. Puede que ser que en la consola sea tan bueno como en la cancha, pero muy probablemente no lo sea, porque se ponen en juego otras capacidades y habilidades. Joystick en mano, seguramente el campeón del fútbol en los torneos de “e-games” le pase el trapo a nuestro querido Lionel.
Estas diferencias entre el fútbol presencial y el virtual sirven para ilustrar las enormes diferencias que hay entre dar clases en un aula “real” y darlas en una de las tantas plataformas de educación a distancia que hoy existen.
Para ser efectivos en la enseñanza, en ambos casos los docentes tendrán que conocer bien los contenidos curriculares de sus materias. Pero las herramientas pedagógicas que deberán utilizar para transmitir los contenidos a los alumnos, en uno y otro caso, son bien diferentes.
Y no se trata de saber mucho sobre tecnología y programación, tampoco hay que ser un “nerd” del Silicon Valley. La cuestión es entender y participar de la cultura digital en la que está inserta la mayoría de los alumnos, poder soltarse con los nuevos lenguajes (como grabar clases en video, por ejemplo), tener a mano contenidos online de calidad y saber jerarquizarlos y, además, saber cómo aprovechar al máximo lo que ofrecen las nuevas plataformas, en términos del conocimiento que brindan sobre los alumnos, lo que en el mundo digital se conoce como las “métricas”.
¿Cuántas horas por día estudian? ¿En qué se detienen más y dónde tienen dificultades? ¿Puedo programar un contenido específico para cada alumno según sus fortalezas y debilidades? Esto con las clases online se puede hacer, pero con las presenciales no.
UBA XXI, un sistema de educación a distancia que tiene varias décadas y que ahora funciona en forma online.
Si bien hubo proyectos interesantes en los últimos años, lamentablemente nadie tomó este desafío como una política de estado. Y hoy nos agarra el coronavirus con experiencias parciales en diversas escuelas o provincias (algunas más avanzadas, otras menos), pero nada articulado para todo el sistema educativo.
Lo que hoy el Gobierno nacional sale a ofrecer es lo que tiene a mano en Educ.ar. No está mal, son una serie de recursos educativos. Pero quizás sería bueno aprovechar el momento para pensar en una educación digital en serio, que aproveche al máximo la potencia de las tecnologías digitales de hoy. Después de todo es lo que viene, y es lo que ya está.
Fuente del artículo: https://www.clarin.com/opinion/educacion-distancia_0_kTlDB4Xo.html