México: Justicia para el Padre Marcelo y alto a la violencia en Chiapas, exigen miles de personas en peregrinación

Miles de personas participaron en una peregrinación este 3 de noviembre para exigir justicia por el asesinato del Padre Marcelo Pérez Pérez, perpetrado el pasado 20 de octubre, y un alto a la violencia “desbordada e incontrolable” que impera en Chiapas, en el marco del centenario del obispo Samuel Ruiz García.

“Cien años después del natalicio de jTotik Samuel y a 50 años de este Congreso Indígena, los sicarios del crimen organizado decidieron y el gobernador de Chiapas y la presidenta de México permitieron ‘celebrar’ estos dos grandes acontecimientos en Chiapas, con mandar a asesinar al Padre Marcelo Pérez Pérez”, aseguró la organización pacífica de Las Abejas de Acteal, que participó en la peregrinación convocada por la Diócesis de San Cristóbal de las Casas.

En un comunicado, Las Abejas acusaron que “los mismos poderosos y amos de la muerte” que ordenaron la masacre de Acteal “se han encarnado en sicarios, en grupos criminales, en la delincuencia organizada, en el crimen organizado para callar a quien denuncia las injusticias, la impunidad y la muerte en un país y en un estado como Chiapas, en donde pareciera que el que gobierna es el crimen organizado”.

Foto: Luis Enrique Aguilar

Agregaron que es en el contexto de impunidad y aumento de la violencia a manos de los grupos criminales que fue asesinado el Padre Marcelo, defensor tsotsil de los pueblos indígenas que había advertido sobre el control creciente del crimen organizado en Chiapas y denunciado las amenazas en su contra.

Durante la peregrinación, miembros de la comunidad eclesiástica y feligreses de San Cristóbal, Tuxtla Gutiérrez y Tapachula exigieron que las autoridades castiguen a los autores materiales e intelectuales del asesinato del Padre Marcelo, así como que los tres niveles de gobierno desmantelen y desarticulen los grupos del crimen organizado.

“No queremos una justicia a medias, como actuó la Fiscalía General de Justicia del Estado de Chiapas en el caso de nuestro hermano Simón Pedro”, defensor de derechos humanos y catequista asesinado el 5 de julio de 2021en el municipio de Simojovel, reiteraron Las Abejas.

Foto: Luis Enrique Aguilar

Finalmente, responsabilizaron de su seguridad a los tres niveles de gobierno y demandaron que, frente a la situación de riesgo en la que se encuentran, la Organización de Las Naciones Unidas (ONU), la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y las instancias internacionales independientes creen “urgentemente una observación permanente de derechos humanos”.

“Ante la delicada situación en Chiapas, nuestras vidas, nuestra integridad física y psicológica durante nuestras acciones y manifestaciones pacíficas, así como en nuestras comunidades, quedan en responsabilidad de las autoridades tanto en Chiapas como a nivel federal”, subrayaron Las Abejas.

A continuación el comunicado completo:

Al Congreso Nacional Indígena

Al Consejo Indígena de Gobierno

A la Organización de las Naciones Unidas

A la Comisión Interamericana de Derechos Humanos

A las y los Defensores de los Derechos Humanos

A la Vicaría de Justicia y Paz de la Diócesis de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas

Al Pueblo Creyente de la Diócesis de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas

A los Medios Libres y Alternativos

A los Medios de Comunicación Nacional e Internacional

A la Sociedad Civil Nacional e Internacional

Hermanas y hermanos:

A 15 días del asesinato brutal y cobarde de nuestro hermano y compañero de lucha y ahora SANTO MÁRTIR POR LA PAZ, PADRE MARCELO, no se ha parado la violencia en Chiapas y hace unos días fue asesinado otro periodista en Michoacán.

 

En esta misma ciudad de San Cristóbal de Las Casas, pero hace 50 años, el gobernador de ese tiempo, Manuel Velasco Suárez le pidió a jTotik Samuel Ruiz García organizar el Congreso Indígena en el año de 1974, el mismo año en que el Padre Marcelo nació. 100 años después del natalicio de jTotik Samuel y a 50 años de este Congreso Indígena, los sicarios del crimen organizado decidieron y el gobernador de Chiapas y la presidenta de México permitieron “celebrar” estos dos grandes acontecimientos en Chiapas, con mandar a asesinar al Padre Marcelo Pérez Pérez.

A 100 años del nacimiento de jTotik Samuel, recordamos que mucha gente le odiaba y le temía a su pensamiento y trabajo a favor de nosotros los pobres, los explotados, los despojados de nuestras tierras y derechos fundamentales. No se nos va a olvidar nunca que los finqueros, los terratenientes, los ganaderos, las guardias blancas y los paramilitares priistas intentaron matar a jTotik Samuel, al igual que a otros misioneros de la Diócesis de San Cristóbal que corrieron con esa misma suerte, pero fueron protegidos por Dios Padre-Madre.

Sin embargo, a pesar de ese odio y maldad de los ricos y poderosos de Chiapas, nacieron esperanzas y semillas de lucha y organización; una de esas semillas es el nacimiento de nuestra organización Las Abejas de Acteal, que por una de esas innumerables violaciones a los derechos humanos que se cometían y se siguen cometiendo hoy hacia los pueblos, así fue que surgimos en el año de 1992. Decidimos organizarnos para defender nuestros derechos colectivos e individuales, comenzamos también a defender la Madre Tierra, a la paz y la vida. Pero nuestro nacimiento fue despreciado por el mal gobierno de Chiapas y de México en el tiempo de Ernesto Zedillo Ponce de León, el mensaje de ese desprecio y odio, fue el de mandar a masacrar a nuestras 45 hermanas y hermanos y más los 4 bebés no nacidos en Acteal el 22 de diciembre de 1997.

Esos mismos poderosos y amos de la muerte que dieron la orden de la masacre de Acteal, ahora se han encarnado en sicarios, en grupos criminales, en la delincuencia organizada, en el crimen organizado para callar a quien denuncia las injusticias, la impunidad y la muerte en un país y en un estado como Chiapas, en donde pareciera que el que gobierna es el crimen organizado. En este contexto asesinaron al ahora Santo Mártir por la Paz, Padre Marcelo, que nunca tuvo miedo a que le mataran su cuerpo, sino que fue más importante para él, como para el mismo Jesús, decir la verdad y dar la vida por su pueblo.

Hoy, a 100 años del nacimiento de jTotik Samuel y a 15 días del asesinato cobarde del Padre Marcelo, exigimos una INVESTIGACIÓN CABAL, RÁPIDA Y EXPEDITA, NO QUEREMOS UNA JUSTICIA SIMULADA Y A MEDIAS, como es su uso y costumbre de los malos gobiernos. NO QUEREMOS UNA JUSTICIA A MEDIAS, COMO ACTUÓ la Fiscalía General de Justicia del Estado de Chiapas en el CASO DE NUESTRO HERMANO SIMÓN PEDRO. NO QUEREMOS MÁS IMPUNIDAD, COMO EN EL CASO DE LA MASACRE DE ACTEAL.

EXIGIMOS desde ahora a la FGJE que investigue y castigue conforme a derecho a los autores intelectuales del crimen atroz del Padre Marcelo, no permitiremos más impunidad y burla a la sangre de nuestros hermanos caídos.

EXIGIMOS a la FGJE investigar el móvil del asesinato del Padre Marcelo, en su labor en la defensa de los derechos humanos, el denunciar a la violencia desbordada en Chiapas, al crimen organizado y a los malos gobiernos corruptos coludidos con los criminales.

Hoy más que nunca, CONVOCAMOS a juntar nuestra fuerza, a tejer nuestra palabra, a esculpir nuestras demandas con palabras de acero que puedan traspasar obstáculos, mentiras y palabras huecas de los malos gobiernos. E insistimos, no nos conformemos con una justicia a medias y una paz simulada.

Es urgente y necesario restablecer el estado de derecho y para ello pedimos el desarme inmediato a los sicarios y grupos criminales que operan en Chiapas, donde tienen aterrorizada y desplazada forzadamente a la población chiapaneca.

EXIGIMOS URGENTEMENTE a la Comandanta de las fuerzas armadas de México, ordenar a su ejército para que cumplan con su deber, el de vigilar rutas y fronteras para detener el tráfico y venta de armas a los sicarios y al crimen organizado en Chiapas y en todo México. Hasta ahora, el Ejército mexicano y el gobierno federal, son responsables de que las armas hayan llegado a manos de los sicarios y de los grupos criminales para asesinar a defensores de derechos humanos en las propias narices del Ejercito mexicano y de la Guardia Nacional.

Ante la delicada situación en Chiapas, nuestras vidas, nuestra integridad física y psicológica durante nuestras acciones y manifestaciones pacíficas, así como en nuestras comunidades, quedan en responsabilidad de las autoridades tanto en Chiapas como a nivel federal.

Y dada la situación de riesgo de nuestras vidas y POR LA VIOLENCIA DESBORDADA E INCONTROLABLE por el gobierno de Chiapas y de México, SOLICITAMOS a la Organización de Las Naciones Unidas (ONU), a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), a las instancias internacionales de derechos humanos independientes, crear urgentemente una observación permanente de derechos humanos en Chiapas, porque ya no queremos seguir siendo carne de cañón de los sicarios, no somos animales, SOMOS SERES HUMANOS.

En nombre del Corazón del Cielo y Corazón de la Tierra, en nombre de nuestras 45 hermanas y hermanos más los 4 bebés no nacidos y en nombre del Santo Mártir por la Paz, Padre Marcelo, ORDENAMOS:

¡ALTO A LA VIOLENCIA EN CHIAPAS!

¡ALTO A LA GUERRA EN CONTRA DE LOS PUEBLOS ORGANIZADOS!

¡INVESTIGACIÓN EXHAUSTIVA E IMPARCIAL Y CASTIGO A LOS AUTORES MATERIALES E INTELECTUALES DEL COBARDE ASESINATO DEL PADRE MARCELO!

Desde la Plaza de la Resistencia y la Paz en la ciudad de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, México; a 3 de noviembre de 2024.

Atentamente

La Voz de la Organización Sociedad Civil Las Abejas de Acteal.

Fuente de la información:  https://desinformemonos.org

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Ejecución del Padre Marcelo: ¿Otro crimen de Estado?

Por: Jorge Salazar García

“No esperemos que nos toque la violencia para participar”: Padre Marcelo.

Una de las más elevadas manifestaciones de la libertad, sin duda, es la rebeldía. Ésta, citando a Camus (El Hombre Rebelde, 1951), es “concebida como la negación categórica de una instrucción juzgada intolerable y en la certeza (…) de un derecho justo, (y) sensación de tener la razón”. Dicha negación consiste en no aceptar imposiciones de ninguna tipo, aún arriesgando la propia seguridad. Eso hacía el Padre Marcelo Pérez cuando fue asesinado el pasado 20 de octubre en San Cristóbal de las Casas, Chiapas: no aceptó las condiciones intolerables de violencia impuestas por paramilitares, narcotraficantes y funcionarios corruptos. Su ejecución y la de centenas de campesinos (tres párrocos incluidos), podrían estar ligadas a la política contrainsurgente implementada en las zonas de influencia zapatista desde 1994. La construcción de cuarteles militares y decenas de bases para instalar la guardia civil en todo el territorio chiapaneco conducen a esa hipótesis. Son abrumadores los indicios de colusión entre la autoridades, crimen organizado y mandos militares para facilitar a las empresas extranjeras despojar las tierras y recursos naturales a los pueblos originarios. Parecieran fomentar una guerra fratricida destinada a expulsar y exterminar a los rebeldes defensores de la vida y el territorio.

La rebeldía del padre Marcelo, “nace del espectáculo de la sin razón, ante una condición injusta e incomprensible” (Camus), auspiciada y planeada desde el Estado, generalmente. Siendo el caso, la desobediencia no sólo se justifica, es una acción legítima de sobrevivencia. Si no hubiera rebeldías, reflexiona Camus, no habría cuestionamientos, desaparecerían los pros, los contras; no habría culpa ni razón, maldad o virtud; nada sería verdadero ni falso, bueno o malo: todo lo determinaría el más fuerte: “El mundo se dividiría en amos y esclavos, no en justos e injustos, (donde) el crimen tiene un lugar privilegiado”. Esta última frase resultó profética en México: millones de habitantes del campo y la ciudad viven angustiados ante la posibilidad  de ser secuestrados, desplazados, desaparecidos, extorsionados o ejecutados por quienes disponen de franquicia para delinquir: “el crimen autorizado ” y desorganizado. Entidades autófagas que se devorarán entre sí en gobiernos como el nuestro donde reina la impunidad. Un Estado así conformado degrada su deber de garantizar la paz a los gobernados, pues ni sus propios socios la tienen. Basta que la codicia y la traición fracturen los pactos establecido, para que surja un pandemónium de violencia y terror (coches bomba en Guanajuato) dejando en la indefensión total a quienes intentan ganarse honradamente el sustento.

Contra esa ignominia luchó el Padre Marcelo, quién en su ultima entrevista (13 de septiembre, Tuxtla Gutiérrez) concedida en la marcha por la paz, pidió a las autoridades “hicieran su trabajo; que  tomaran en serio defender la vida del pueblo. Que no lo sometieran a la esclavitud, bajo el yugo de la violencia”. También advirtió: “si no reaccionamos ni (nos) organizamos, el crimen organizado entrará en los pueblos y entonces ya no podremos sacarlos”. Con mucha tristeza calificó como inaguantable la violencia, la cual condujo a las tres diócesis del Estado, a levantarse junto con el pueblo. Allí, entre el gentío, dictó su sentencia de muerte: “La lucha contra la injusticia es y será permanente, cueste la cárcel o la vida”. Hay razones de peso para suponer que su asesinato fue un crimen de Estado. Pues las autoridades locales y federales ignoraron todos los llamados de auxilio, le negaron protección (habían atentado tres veces contra su vida), lo criminalizaron formalmente en 2022 y, ahora, la diputada de Morena, Patricia Armendariz lo acusó de tener vínculos con el narcotráfico. Su abovinable actuar, ordenado desde arriba, confirma la sospecha mencionada.

Mientras oposición y oficialismo se disputan en lo oscurito su cuota de jueces, magistrados y ministros, el sainete mediático, el paro de los trabajadore del poder judicial y las acusaciones mutuas de mentirosos corruptos y traidores desvían la atención sobre Chiapas. Una vez se ponga de acuerdo la coprocracia en la repartición de los señores “justicia” regresarán a repetir hasta la naúsea que México vive un Estado de Derecho. Los seguidores castrados en su  capacidad crítica dirigirán sus condenas a las víctimas de los abusos del poder. Bien dijo Camus, los faltos de conciencia no pueden parir rebeldías. Es digno de reconocimiento el pronunciamiento hecho por el Movimiento Nacional Convencionista, Artículo 39 condenando el monstruoso crimen del padre Marcelo.

Seis fueron las balas disparadas al padre Marcelo y 4, (número asociado con la desconfianza y el autoritarimo) el dígito que indentifica al proyecto político de Morena. Balas, autoritarismo e impunidad, juntos, causaron la muerte de ese sacerdote Tzotzil dedicado a predicar con el ejemplo. El padre Marcelo, originario de San André Larráinzar, fue un hombre bueno y consecuente: acudía a las comunidades a celebrar misas, ungir enfermos, casar parejas, confesar moribundos y ayudar a quien se lo pidiera. Apoyó a la  organización civil Las Abejas, cuyo dirigente Simón Pedro, recién fue asesinado. Por cierto, el próximo 22 de diciembre se cumplirán 24 años de protección a los autores intelectuales del masacramiento de 45 Tzotziles en Acteal: hombres, niños y mujeres (embarazadas incluidas) fueron baleados y macheteados mientras rezaban. La inmolación del padre es otro mensaje de amedrentamiento social perfectamente compatible con las políticas omisas del Estado. Las autoridades continuarán ignorando las advertencias de organizaciones no gubernamentales, nacionales e internacionales, periodistas, del EZLN, comunidades y, desde luego, de los sacerdotes como el jesuita José Avilés quién alertó que “Chiapas vive en un estado de convulsión permanente”.  Allí, el neoliberalismo tiene sembrada una bomba de tiempo y está a punto de estallar. AMLO, fiel a su estilo maquiavélico, además de evadir esas alertas, satanizó, descalificó, ridiculizó, minimizó y criminalizó a los opositores a sus megaproyectos sureños. Esperar un cambio en su corcholata es inútil si hasta la mano de sicarios oficiales besa (Manuel Velasco). Ojalá y no permita, dado su origen, la recolonización de esas ricas tierras, conforme lo hace Israel en Palestina.

Nada conmueve a la 4T. Su respuesta a los llamados de auxilio emitidos en encuentros de reconciliación, mesas de diálogo, marchas, peregrinaciones, misas y denuncias formales, es el silencio y ostracismo cómplices. Todo indica la existencia de esa guerra contrainsurgente encargada a caciques, autoridades y paramilitares cuyos objetivos son callar a las comunidades indígenas que exhiben la asquerosa coprocracia Mexicana. Su exigencia de autonomía para disponer de sus recursos naturales y elegir a sus autoridades, apartados de los partidos, pone en riego el poder establecido; consecuentemente, deben ser exterminados junto con quienes les dan voz. El padre Marcelo era eco de esos rebeldes, eso determinó su destino.

Imposible garantizar ganancias y estabilidad a las trasnacionales en medio de comunidades opositoras al despojo y saqueo territorial. Dichos pueblos estorban a la integración económica “a gran escala” (Marcelo Ebrard dixit) con los Yanquis. Esa es la raíz del despliegue de estrategias para despoblar el campo mexicano. Utilizando al narcotráfico, la represión selectiva, desplazamientos y masacres obligan a emigrar a millones de mexicanos dejando sus pueblos habitados por ancianos, niños y algunas mujeres que los cuidan. ¿Quién lo duda?: el Estado ha resultado sumamente eficaz sirviendo lacayunamente a las trasnacionales en eso de vaciar pueblos y reprimir rebeldías.

Nos acercamos a un punto de inflexión política en América: las rebeldías se unen. Por ejemplo: conmemorando 532 años de resistencia a la invasión europea, representantes de pueblos originarios y centenas de activistas organizaron el “Primer Encuentro Continental en Contra de Gasoductos y Megaproyectos”, realizado en Oaxaca (Tierra Bonita, Istmo de Tehuantepec, octubre 10, 11 y 12) con el propósito de articular alianzas. Solidariamente demandaron el cese de todo tipo de hostigamiento, represión, violación de derechos humanos, criminalización y encarcelamientos de quienes luchan defendiendo su territorio y recursos naturales. De sus acuerdos destacan: coordinarse internacionalmente contra TC-Energi, el gasoducto del sureste, tren maya, Bonafont, Granjas Carroll; establecer nexos de cooperación, intercambiar información y estrategias comunitarias para evidenciar la destrucción de ecosistemas; y, denunciar la violación de los derechos de los pueblos. Finalmente, determinaron emprender acciones colectivas, tal como lo hacen los defensores de la Cuenca del Río “La Antigua” en Veracruz, y generar una red coordinadora de luchas nacionales, regionales y continentales para detener la criminalización y estigmatización contra defensores de los derechos ambientales.

Fuente de la información e imagen:  https://insurgenciamagisterial.com

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