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Ejecución del Padre Marcelo: ¿Otro crimen de Estado?

Por: Jorge Salazar García

“No esperemos que nos toque la violencia para participar”: Padre Marcelo.

Una de las más elevadas manifestaciones de la libertad, sin duda, es la rebeldía. Ésta, citando a Camus (El Hombre Rebelde, 1951), es “concebida como la negación categórica de una instrucción juzgada intolerable y en la certeza (…) de un derecho justo, (y) sensación de tener la razón”. Dicha negación consiste en no aceptar imposiciones de ninguna tipo, aún arriesgando la propia seguridad. Eso hacía el Padre Marcelo Pérez cuando fue asesinado el pasado 20 de octubre en San Cristóbal de las Casas, Chiapas: no aceptó las condiciones intolerables de violencia impuestas por paramilitares, narcotraficantes y funcionarios corruptos. Su ejecución y la de centenas de campesinos (tres párrocos incluidos), podrían estar ligadas a la política contrainsurgente implementada en las zonas de influencia zapatista desde 1994. La construcción de cuarteles militares y decenas de bases para instalar la guardia civil en todo el territorio chiapaneco conducen a esa hipótesis. Son abrumadores los indicios de colusión entre la autoridades, crimen organizado y mandos militares para facilitar a las empresas extranjeras despojar las tierras y recursos naturales a los pueblos originarios. Parecieran fomentar una guerra fratricida destinada a expulsar y exterminar a los rebeldes defensores de la vida y el territorio.

La rebeldía del padre Marcelo, “nace del espectáculo de la sin razón, ante una condición injusta e incomprensible” (Camus), auspiciada y planeada desde el Estado, generalmente. Siendo el caso, la desobediencia no sólo se justifica, es una acción legítima de sobrevivencia. Si no hubiera rebeldías, reflexiona Camus, no habría cuestionamientos, desaparecerían los pros, los contras; no habría culpa ni razón, maldad o virtud; nada sería verdadero ni falso, bueno o malo: todo lo determinaría el más fuerte: “El mundo se dividiría en amos y esclavos, no en justos e injustos, (donde) el crimen tiene un lugar privilegiado”. Esta última frase resultó profética en México: millones de habitantes del campo y la ciudad viven angustiados ante la posibilidad  de ser secuestrados, desplazados, desaparecidos, extorsionados o ejecutados por quienes disponen de franquicia para delinquir: “el crimen autorizado ” y desorganizado. Entidades autófagas que se devorarán entre sí en gobiernos como el nuestro donde reina la impunidad. Un Estado así conformado degrada su deber de garantizar la paz a los gobernados, pues ni sus propios socios la tienen. Basta que la codicia y la traición fracturen los pactos establecido, para que surja un pandemónium de violencia y terror (coches bomba en Guanajuato) dejando en la indefensión total a quienes intentan ganarse honradamente el sustento.

Contra esa ignominia luchó el Padre Marcelo, quién en su ultima entrevista (13 de septiembre, Tuxtla Gutiérrez) concedida en la marcha por la paz, pidió a las autoridades “hicieran su trabajo; que  tomaran en serio defender la vida del pueblo. Que no lo sometieran a la esclavitud, bajo el yugo de la violencia”. También advirtió: “si no reaccionamos ni (nos) organizamos, el crimen organizado entrará en los pueblos y entonces ya no podremos sacarlos”. Con mucha tristeza calificó como inaguantable la violencia, la cual condujo a las tres diócesis del Estado, a levantarse junto con el pueblo. Allí, entre el gentío, dictó su sentencia de muerte: “La lucha contra la injusticia es y será permanente, cueste la cárcel o la vida”. Hay razones de peso para suponer que su asesinato fue un crimen de Estado. Pues las autoridades locales y federales ignoraron todos los llamados de auxilio, le negaron protección (habían atentado tres veces contra su vida), lo criminalizaron formalmente en 2022 y, ahora, la diputada de Morena, Patricia Armendariz lo acusó de tener vínculos con el narcotráfico. Su abovinable actuar, ordenado desde arriba, confirma la sospecha mencionada.

Mientras oposición y oficialismo se disputan en lo oscurito su cuota de jueces, magistrados y ministros, el sainete mediático, el paro de los trabajadore del poder judicial y las acusaciones mutuas de mentirosos corruptos y traidores desvían la atención sobre Chiapas. Una vez se ponga de acuerdo la coprocracia en la repartición de los señores “justicia” regresarán a repetir hasta la naúsea que México vive un Estado de Derecho. Los seguidores castrados en su  capacidad crítica dirigirán sus condenas a las víctimas de los abusos del poder. Bien dijo Camus, los faltos de conciencia no pueden parir rebeldías. Es digno de reconocimiento el pronunciamiento hecho por el Movimiento Nacional Convencionista, Artículo 39 condenando el monstruoso crimen del padre Marcelo.

Seis fueron las balas disparadas al padre Marcelo y 4, (número asociado con la desconfianza y el autoritarimo) el dígito que indentifica al proyecto político de Morena. Balas, autoritarismo e impunidad, juntos, causaron la muerte de ese sacerdote Tzotzil dedicado a predicar con el ejemplo. El padre Marcelo, originario de San André Larráinzar, fue un hombre bueno y consecuente: acudía a las comunidades a celebrar misas, ungir enfermos, casar parejas, confesar moribundos y ayudar a quien se lo pidiera. Apoyó a la  organización civil Las Abejas, cuyo dirigente Simón Pedro, recién fue asesinado. Por cierto, el próximo 22 de diciembre se cumplirán 24 años de protección a los autores intelectuales del masacramiento de 45 Tzotziles en Acteal: hombres, niños y mujeres (embarazadas incluidas) fueron baleados y macheteados mientras rezaban. La inmolación del padre es otro mensaje de amedrentamiento social perfectamente compatible con las políticas omisas del Estado. Las autoridades continuarán ignorando las advertencias de organizaciones no gubernamentales, nacionales e internacionales, periodistas, del EZLN, comunidades y, desde luego, de los sacerdotes como el jesuita José Avilés quién alertó que “Chiapas vive en un estado de convulsión permanente”.  Allí, el neoliberalismo tiene sembrada una bomba de tiempo y está a punto de estallar. AMLO, fiel a su estilo maquiavélico, además de evadir esas alertas, satanizó, descalificó, ridiculizó, minimizó y criminalizó a los opositores a sus megaproyectos sureños. Esperar un cambio en su corcholata es inútil si hasta la mano de sicarios oficiales besa (Manuel Velasco). Ojalá y no permita, dado su origen, la recolonización de esas ricas tierras, conforme lo hace Israel en Palestina.

Nada conmueve a la 4T. Su respuesta a los llamados de auxilio emitidos en encuentros de reconciliación, mesas de diálogo, marchas, peregrinaciones, misas y denuncias formales, es el silencio y ostracismo cómplices. Todo indica la existencia de esa guerra contrainsurgente encargada a caciques, autoridades y paramilitares cuyos objetivos son callar a las comunidades indígenas que exhiben la asquerosa coprocracia Mexicana. Su exigencia de autonomía para disponer de sus recursos naturales y elegir a sus autoridades, apartados de los partidos, pone en riego el poder establecido; consecuentemente, deben ser exterminados junto con quienes les dan voz. El padre Marcelo era eco de esos rebeldes, eso determinó su destino.

Imposible garantizar ganancias y estabilidad a las trasnacionales en medio de comunidades opositoras al despojo y saqueo territorial. Dichos pueblos estorban a la integración económica “a gran escala” (Marcelo Ebrard dixit) con los Yanquis. Esa es la raíz del despliegue de estrategias para despoblar el campo mexicano. Utilizando al narcotráfico, la represión selectiva, desplazamientos y masacres obligan a emigrar a millones de mexicanos dejando sus pueblos habitados por ancianos, niños y algunas mujeres que los cuidan. ¿Quién lo duda?: el Estado ha resultado sumamente eficaz sirviendo lacayunamente a las trasnacionales en eso de vaciar pueblos y reprimir rebeldías.

Nos acercamos a un punto de inflexión política en América: las rebeldías se unen. Por ejemplo: conmemorando 532 años de resistencia a la invasión europea, representantes de pueblos originarios y centenas de activistas organizaron el “Primer Encuentro Continental en Contra de Gasoductos y Megaproyectos”, realizado en Oaxaca (Tierra Bonita, Istmo de Tehuantepec, octubre 10, 11 y 12) con el propósito de articular alianzas. Solidariamente demandaron el cese de todo tipo de hostigamiento, represión, violación de derechos humanos, criminalización y encarcelamientos de quienes luchan defendiendo su territorio y recursos naturales. De sus acuerdos destacan: coordinarse internacionalmente contra TC-Energi, el gasoducto del sureste, tren maya, Bonafont, Granjas Carroll; establecer nexos de cooperación, intercambiar información y estrategias comunitarias para evidenciar la destrucción de ecosistemas; y, denunciar la violación de los derechos de los pueblos. Finalmente, determinaron emprender acciones colectivas, tal como lo hacen los defensores de la Cuenca del Río “La Antigua” en Veracruz, y generar una red coordinadora de luchas nacionales, regionales y continentales para detener la criminalización y estigmatización contra defensores de los derechos ambientales.

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Analizando el flagelo del analfabetismo funcional


“Los analfabetos del siglo XXI no serán aquellos que no sepan leer y escribir, sino aquellos que no sepan aprender, desaprender y reaprender”

Alvin Toffler

Hoy quisiera invitarlos a reflexionar en torno a un fenómeno que, aunque es menos visible que el analfabetismo absoluto, tiene profundas consecuencias para los individuos y la sociedad. El analfabetismo funcional podría definirse por la capacidad de saber leer y escribir, sin poder comprender o interpretar adecuadamente lo que se lee y se escribe. Pues bien, en un mundo donde la información y el conocimiento están, supuestamente, al alcance de la mano de cualquiera, esta incapacidad para procesar y reflexionar sobre los textos podría convertir el juicio de los ciudadanos en algo endeble, susceptible de manipulación. En ese sentido, José Saramago, reconocido escritor, Premio Nobel de Literatura, abordó este problema en la sociedad moderna, destacando cómo el simple hecho de saber leer no significa tener una comprensión profunda. Para Saramago, esta falta de comprensión se convierte en un obstáculo para el desarrollo de la democracia puesto que afecta directamente a una ciudadanía, cada vez más inactiva e inconsciente del panorama político en el que está inmersa. En sus propias palabras, aludió a la existencia de “analfabetos que saben leer”, un término que resuena hoy más que nunca en un contexto mundial donde la manipulación informativa y la desinformación intencional están a la orden del día moldeando conciencias cada vez más abúlicas. Pues bien amigos, lo que hoy queremos intentar junto a ustedes es explorar el problema precitado, no sólo desde una perspectiva analítica y educativa, sino también como un obstáculo para el desarrollo de una sociedad políticamente consciente y capaz de ejercer una democracia real.

Para que podamos comprender la magnitud del analfabetismo funcional, es esencial que revisemos algunas estadísticas recientes: a nivel global, el problema afecta a millones de personas, y aunque los números varían por país y región, los datos son alarmantes. De acuerdo con la UNESCO, cerca de 773 millones de adultos en el mundo, todavía carecen de habilidades básicas de lectura y escritura, y mucho más son considerados analfabetos funcionales, es decir, pueden seguir la lectura en textos simples, pero no comprenden plenamente el sentido de los mismos. En Hispanoamérica, los datos también son preocupantes: según el informe de la “Encuesta Nacional de Lectura y Escritura”, elaborado por el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), un alto porcentaje de los estudiantes de Nivel Secundario no es capaz de comprender textos de nivel de dificultad “medio”. De igual manera, el estudio PISA (Programme for International Student Assessment) del año 2018 reveló que más del 50% de los estudiantes de 15 años de edad en los países hispanoamericanos evaluados tienen dificultades significativas para comprender textos complejos, un indicador de analfabetismo funcional a nivel estudiantil que con frecuencia se traslada a la vida adulta. Además, algunos datos del Banco Mundial sugieren que este tipo de analfabetismo repercute en múltiples aspectos del desarrollo social y económico, puesto que las personas que no comprenden completamente lo que leen tienden a tener menos acceso a oportunidades de empleo, como también un menos compromiso cívico y social, y una mayor vulnerabilidad a la manipulación mediática. Estas cifras y conclusiones subrayan que el analfabetismo funcional no es solamente un problema individual, sino un desafío colectivo que afecta la capacidad de los ciudadanos para participar activa y coherentemente en la sociedad y en la toma de decisiones.

A la luz de lo precedentemente expresado, es preciso que analicemos las consecuencias sociales y políticas del analfabetismo funcional porque tiene un profundo impacto en la vida social y en la política de cualquier comunidad. Como bien señalaba José Saramago, cuando las personas no pueden comprender el contenido de lo que están leyendo, se vuelven susceptibles a la manipulación y al engaño. Esto es especialmente preocupante en el ámbito político, ya que un pueblo que no comprende cabalmente lo que lee carece de la capacidad de tomar decisiones informadas, de evaluar críticamente a sus líderes y de comprender las complejidades de los asuntos públicos que los afectan.

“Nosotros hemos creado una especie de analfabetismo de vuelta. Hoy tenemos personas que saben leer pero no entienden lo que leen. Ese es un analfabetismo peligroso, porque tienen la ilusión de saber, cuando en realidad no saben nada.” Saramago, J. (2007). Entrevista con Jesús Quintero en “El Loco de la Colina”. RTVE.

En este sentido, el filósofo y pedagogo brasilero Paulo Freire en su obra “Pedagogía del oprimido”, analizó cómo la falta de educación crítica y reflexiva perpetúa sistemas de opresión vigentes, es decir, que si una persona que no ha desarrollado la capacidad de interpretar y cuestionar los textos que lee está en desventaja para comprender la realidad política y social en la que vive. La educación, según él, debe ser un acto de libertad, y sólo mediante una alfabetización crítica es posible que los ciudadanos se empoderen para transformar su entorno y ejercer sus derechos cívicos. En otras palabras, queridos lectores, lo ideal sería que los cambios, las transformaciones e incluso las revoluciones las lleven a cabo personas que no sean idiotas.

“La lectura del mundo precede a la lectura de la palabra. En ese sentido, el analfabetismo funcional se convierte en una herramienta de opresión; las personas que no pueden interpretar lo que leen son fácilmente manipulables.”

Freire, P. (1970). “Pedagogía del oprimido”. Siglo XXI Editores.

Por su parte, Hannah Arendt reflexionó sobre la importancia de una ciudadanía informada y educada en el marco de su análisis del totalitarismo. Para ella, la ignorancia y la incapacidad de comprensión hacen que los individuos sean más vulnerables a los regímenes totalitarios y opresivos. Un pueblo que no entiende los fundamentos de sus propios derechos y obligaciones es menos probable que los defienda activamente o que reclame ante alguna irregularidad. Así, el analfabetismo funcional representa un obstáculo para la democracia, ya que limita la capacidad de las personas para poder tomar decisiones correctas, participar activamente en el debate público sin agredir y cuestionar a las autoridades cuando éstas no estén cumpliendo con sus obligaciones correspondientes.

La verdadera impotencia radica en la ignorancia, en la imposibilidad de pensar críticamente. En sociedades sin educación cívica, las personas no ven ni entienden los signos de su opresión.”

Arendt, H. (1951). “Los orígenes del totalitarismo”

También, la filósofa Martha Nussbaum ha destacado la importancia que tiene la educación para el desarrollo de una ciudadanía empática y responsable. En su libro “Sin fines de lucro: por qué la democracia necesita de las humanidades”, Nussbaum sostiene que una educación orientada exclusivamente a la adquisición de habilidades técnicas, sin promover el pensamiento crítico y la comprensión de textos complejos, genera individuos que pueden ser altamente especializados, pero carentes de una verdadera conciencia cívica. Asimismo, argumenta que se debe permitir a las personas desarrollar la empatía y el razonamiento crítico, herramientas fundamentales para la vida en democracia y para evitar el aislamiento intelectual y emocional.

“Una democracia que no fomenta en sus ciudadanos la capacidad de pensar críticamente y de comprender lo que leen, está destinada a fracasar. La educación en humanidades es, por tanto, una condición necesaria para una ciudadanía informada.”

Nussbaum, M. C. (2010). “Sin fines de lucro: Por qué la democracia necesita de las humanidades”

Hasta aquí, creo que ha quedado claro cuál es el problema. Ahora bien, es necesario que nos preguntemos ¿cómo fue que llegamos hasta aquí? Hasta donde yo sé, los analfabetos funcionales no nacieron con esa “incapacidad”, sino que fue fruto de una decadencia política, cultural, educativa y moral que progresivamente fue licuando, poco a poco, nuestra capacidad de pensar. El crecimiento del analfabetismo funcional en las últimas décadas puede atribuirse a diversos factores y, aunque existen múltiples hipótesis, algunas de las causas más destacadas incluyen, en primer lugar, las desigualdades en el acceso a una educación de calidad, puesto que en muchos países, especialmente en comunidades de bajos recursos, el sistema educativo enfrenta problemas como la falta de financiamiento, infraestructura deficiente y escasez de docentes capacitados: todo esto, da lugar a una enseñanza que se centra en aprender mecánicamente a leer y escribir, sin fomentar ningún desarrollo de habilidades críticas y de comprensión profunda.

En segundo lugar, los enfoques educativos decadentes y totalmente desactualizados que revelan métodos de enseñanza centrados en la memorización de datos, dejando de lado la interpretación de los mismos. A esto se refería Freire cuando hablaba de la “educación bancaria”, en la cual los estudiantes son tratados como recipientes vacíos y pasivos: este modelo no permite que los chicos interactúen con el contenido, lo que lleva a una comprensión banal y superficial, dificultando su capacidad para analizar textos complejos o desarrollar opiniones informadas y bien argumentadas.

En tercer lugar, tenemos que volver a destacar la influencia de los medios de comunicación y la cultura digital, en los que el consumo masivo de información fragmentada de dudosa procedencia proyectada con rapidez ha modificado radicalmente la manera en que las personas interactuamos con el conocimiento mismo. Los seres humanos ahora tienden a leer titulares y a consumir información ya masticada y simplificada, lo cual contribuye a la superficialidad en la comprensión y a la reducción de la capacidad de análisis: este cambio de hábitos lectivos y cognitivos afecta la profundidad de la lectura y contribuye al crecimiento del analfabetismo funcional porque busca la inmediatez de la imagen antes que la comprensión cabal de cualquier problema digno de solución.

En cuarto lugar, tenemos que mencionar al nefasto desinterés y la falta de estímulos en pos de aprender desde la infancia. Cuando los niños no tienen acceso a libros o a espacios de discusión que fomenten la interpretación y el análisis, es más probable que crezcan con escasas habilidades de comprensión: es tan triste saber que la gran mayoría de los hogares cuentan con más dispositivos móviles que libros. En línea con ello, los sistemas educativos en los que se descuida la literatura y las humanidades, tal como señaló Nussbaum, limitan el desarrollo integral y crítico de los estudiantes, convirtiendo a la educación en un simple medio de transmisión de habilidades básicas, pero no de construcción de ciudadanos pensantes.

En quinto y último lugar, también tenemos que considerar el impacto de la globalización y la cultura del consumismo, que ha promovido una mentalidad utilitaria de la educación, priorizando las habilidades técnicas por sobre las humanísticas: este enfoque nos ha llevado a la minimización de materias como filosofía y literatura en espacios curriculares, promoviendo una formación orientada a la productividad técnica en lugar de la comprensión. Esta tendencia, además de limitar severamente la capacidad crítica, ha reforzado el analfabetismo funcional al reducir la enseñanza a lo estrictamente pragmático, excluyendo temas que podrían inspirar una comprensión más profunda y compleja de la sociedad.

Las causas precedentemente enunciadas, no sólo contribuyen al analfabetismo funcional, sino que también dejan en evidencia una crisis de valores y objetivos que los sistemas educativos actuales han decidido abandonar sin tapujos. En lugar de formar ciudadanos comprometidos y pensantes, muchos de estos sistemas producen individuos con habilidades precarias de lectura, pero sin la capacidad de cuestionar ni de participar enérgicamente en la sociedad en la que viven. Este contexto patético nos lleva a cuestionar qué tipo de educación es la que queremos para las futuras generaciones, y a intentar pensar sobre las reformas necesarias para revertir esta preocupante tendencia que no ha hecho otra cosa que generar zombies con titulaciones.

Dicho esto, queda claro que combatir el analfabetismo funcional es, en última instancia, una tarea de empoderamiento y emancipación, ya que al proporcionar herramientas que permitan a los individuos interpretar el mundo que los rodea, no solo mejoramos sus oportunidades personales, sino que fortalecemos el tejido social y fomentamos una cultura democrática más sólida y consciente. Lejos de hacernos los indignados para la foto, es hora de reconocer el papel fundamental de una educación que enseñe a pensar de verdad, no a repetir como loritos contenidos que en breve se olvidan, puesto que eso exige el desarrollo de una ciudadanía libre, empática y capaz de hacerse cargo de la realidad que construye a diario y que merece ser radicalmente transformada para abandonar el actual paradigma de la reproducción sistemática de esclavos funcionales.

Fuente de la información:  https://insurgenciamagisterial.com

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Pensar el genocidio palestino desde América Latina, un año de catástrofe (I de II)

Introducción

El año pasado, a pocos meses de ocurrir la nueva escalada de violencia israelí-palestina, se llevaba a cabo la exposición Catástrofe, del artista Dor Guez, en el museo Laboratorio Arte Alameda de la Ciudad de México;[1]  en ella se abordaba el conflicto y se exponían fotografías, objetos, diversas obras relacionadas con la vida cotidiana en ese territorio, así como también se proyectaban diversos elementos multimedia que invitaban al espectador a experimentar el conflicto (la catástrofe).

De esta exposición recuerdo claramente tres momentos. El primero se refiere a un video en el que se proyectaba el caso de una joven palestina que habitaba y trabajaba en Israel y, en alguna parte del video, entre llanto y dolor, la chica narraba el modo en que para evitar ser discriminada tuvo que cambiar su nombre de origen árabe por uno hebreo. El segundo momento se trató de una imagen en la que había uno o varios nopales y en la curaduría se explicaba que esta planta fue llevada desde América a esta región de Medio Oriente, donde el pueblo palestino la adoptó como un símbolo de resistencia. El último momento fue una actividad en equipos en la que se nos pidió a los asistentes marcar el contorno de la figura de una persona en papel Kraft y después, simulando que la figura dibujada era un territorio, se nos pidió que dentro de la figura marcáramos nuestras fronteras, heridas, cicatrices, traumas, etc.

A un año de esta exposición y a días de cumplirse un año de la reactivación de la violencia armada en aquella región, uniendo estas situaciones, me es necesario considerar que la cuestión palestina no es en absoluto ajena de la realidad nacional y latinoamericana. Por ejemplo, el caso de la chica palestina me llevó a recordar la situación de un familiar mexicano residente en el extranjero que decidió no darle su apellido a su hijo para evitar que sea objeto de discriminación, con lo que se borra parte de su identidad y origen. El uso del nopal como símbolo de la resistencia palestina frente al colonialismo, expansionismo e imperialismo tampoco es, en absoluto, algo ajeno a la resistencia y los símbolos que de ella emanan en la región latinoamericana frente a procesos históricos análogos. Por último, la cuestión de simular el contorno del cuerpo como territorio, me lleva a pensar en el tratamiento de la memoria como elemento epistémico-ético-político desarrollado por pensadores judío-alemanes en el contexto de la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto, el cual no puede ser inconsecuente con la catástrofe humanitaria que está padeciendo el pueblo palestino actualmente: la violencia totalmente desproporcionada del ejército israelí, las pérdidas humanas, las mutilaciones, las heridas, el exterminio étnico, los desplazamientos forzados, los crímenes de guerra, la destrucción de hogares, edificios, escuelas y hospitales, etcétera.

La memoria y el vínculo de la cuestión palestina con América Latina

El conflicto israelí-palestino, como es bien sabido, se reactivó cuando el 7 de octubre de 2023 miembros de la organización fundamentalista Hamás ingresaron a territorio israelí y asesinaron a cerca de 1 200 personas y tomaron como rehenes a 251 más. A partir de ahí, ha ocurrido una respuesta del Estado israelí que, más que una defensa a su pueblo y su soberanía, se ha convertido en una reacción totalmente desproporcionada de su parte y se ha tornado en una ofensiva de exterminio étnico y expulsión de palestinos de su territorio. Según datos de Naciones Unidas, para fines de marzo de 2024, los muertos israelís se mantenían en 1 200, mientras que los muertos palestinos ascendían a 32 623.[2] Asimismo, Amnistía Internacional publicó que, a mitad de mayo de 2024, el desplazamiento forzado de palestinos por el actual conflicto era de aproximadamente 2 000 000 de personas,[3] y según el portal The Palestine Chronicle, hasta el 4 de octubre de 2024, se contabilizan 41 788 muertos, 96 794 heridos y 10 000 desaparecidos en territorio palestino.[4]

De acuerdo con estos datos ¿podemos decir si estamos frente a un genocidio del pueblo palestino? Según el Diccionario de la Real Academia Española, genocidio es definido como “Exterminio o eliminación sistemática de un grupo humano por motivo de raza, etnia, religión, política o nacionalidad”.[5] En consecuencia, desde nuestro punto de vista, es innegable que sí se está ante uno, pues lo que está ocurriendo en Palestina corresponde a esta definición. Vale tan solo citar las palabras de Craig Mokhiber en su Carta de renuncia como director de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Nueva York, donde señaló:

Una vez más, somos testigos de un genocidio que se desarrolla ante nuestros ojos, y la Organización a la que servimos parece impotente para detenerlo […]

[…] la actual matanza del pueblo palestino, arraigada en una ideología colonial etnonacionalista, una continuación de décadas de persecución y limpieza sistemáticas, basadas enteramente en su condición de árabes, y junto con declaraciones explícitas de intenciones por parte de los líderes del gobierno y el ejército israelíes, no deja lugar a dudas ni debates. En Gaza, hogares, escuelas, iglesias, mezquitas e instalaciones médicas están siendo atacados sin motivo y miles de civiles están siendo masacrados. En Cisjordania, incluida la Jerusalén ocupada, las viviendas son confiscadas y reasignadas únicamente en función de la raza. Además, los pogromos violentos perpetrados por los colonos van acompañados de unidades militares israelíes. En todo el país reina el apartheid.

Este es un caso de genocidio de manual. El proyecto colonial europeo y etnonacionalista de colonización en Palestina ha entrado en su fase final, hacia la destrucción acelerada de los últimos vestigios de la vida palestina autóctona en Palestina. Lo que es más, los gobiernos de los Estados Unidos, el Reino Unido y gran parte de Europa son totalmente cómplices de este horrible asalto. Estos gobiernos no solo se niegan a cumplir con sus obligaciones de «garantizar el cumplimiento» de las Convenciones de Ginebra, sino que arman activamente la ofensiva, brindan apoyo económico, inteligencia y encubren política y diplomáticamente las atrocidades de Israel. [6]

Ante esto, valdría la pena entonces retomar los postulados de algunos pensadores judío-europeos, como Walter Benjamin, quien planteaba la necesidad de peinar la historia a contrapelo y de frenar la locomotora del progreso capitalista.[7] Se trata de un pensador del cual parten otros autores para sustentar la cuestión de la memoria.[8] Inserta en una crítica al fascismo y a las izquierdas que hacían eco del progreso capitalista en los años treinta del siglo XX, esta noción apunta contra la tradición historicista y positivista de hacer la historia desde el vencedor, sin interpretación de los hechos, sin juicios o valoraciones, una narrativa que solo cosifica el pasado y concuerda con los que ejercen la dominación.

Proveniente de la teología judaica, en Benjamin la memoria consiste en la redención de los muertos, y tiene por objeto recuperar a las víctimas, a los abatidos y a los caídos que el progreso ha dejado a su paso. De tal forma, la radicalidad de esta noción ocurre cuando ésta se encuentra y se vincula con las luchas de los oprimidos, y así de lo que se trata es de llevar a cabo “la obra de la liberación en nombre de tantas generaciones de vencidos.”[9] Apunta este filósofo:

Encender en el pasado la chispa de la esperanza es un don que sólo se encuentra en aquel historiador que está compenetrado con esto: tampoco los muertos estarán a salvo del enemigo si éste vence. Y este enemigo no ha cesado de vencer.[10]

Para Benjamin, la revolución comunista no podía sustentarse en la concepción del progreso capitalista, pues en ella está el germen de la catástrofe que ve el Angelus Novus.[11] En consecuencia, desde el judaísmo, propone introducir en el materialismo histórico la idea de mesianismo, que en un sentido secular, puede considerarse como el momento en que la revolución irrumpe al cuestionar desde un hecho singular el desenvolvimiento de historia, desde el pensar que las cosas pueden suceder de otro modo, desde el considerar que el mundo en el que vivimos puede ser otro, desde un reclamo humano de justicia para las víctimas, los muertos y los olvidados.

La memoria intenta impedir que el olvido, como mecanismo destructivo del progreso capitalista, se reproduzca. Sin embargo, ésta no consiste en un simple recordar o tener presente algo para no repetir errores, sino que es un elemento que recupera las heridas y hace presentes las injusticias, los muertos, las víctimas, los oprimidos y los proyectos frustrados del pasado.[12] Una nueva vida social no puede continuar con una lógica que lleva en sí la catástrofe. Por tal motivo, la memoria se convierte en un instrumento de resistencia, de reivindicación frente a lo que intenta ser olvidado y de revisión crítica de la historia.[13] Asimismo, la memoria nos permite confrontar las narrativas elaboradas en el desarrollo capitalista que legitiman el exterminio de lo otro, así como también permite mostrar sus saldos negativos y de muerte.

Posterior a Benjamin, la propuesta teórica de la filosofía después de Auschwitz ha retomado también el tratamiento de la memoria presente en el judaísmo, señalando que ésta podría permitir que la Modernidad sea realmente “incluyente” y en donde la permanencia de lo particular sea garantía de una universalidad no totalitaria.[14] Por lo anterior, más que una categoría estrictamente formal, la memoria consiste en una herramienta que permite “recuperar el pasado desde una postura ética y política”,[15] pero también crítica.

En consecuencia, esta corriente señala algo importante para lo que está sucediendo actualmente: no debe olvidarse que a pesar de las dimensiones humanas en las que está inserta la fábrica de la muerte de Auschwitz, el Holocausto no fue el primer genocidio ocurrido en la llamada Modernidad, sino que anterior a él existieron otros, entre los que destaca el ocurrido en América Latina durante su conquista. Tal idea, presente en esta filosofía no pueden por tanto ser inconsecuente con lo que está ocurriendo en aquella región. Es aquí precisamente donde la apariencia de lo distante de la cuestión palestina se difumina y permite pensar en la lógica que nos une a la totalidad.

No debe considerarse que el genocidio que está padeciendo el pueblo palestino es algo totalmente ajeno a nuestra historia latinoamericana. Ubicada históricamente en el proceso de acumulación originaria (expropiación originaria) descrito por Marx en el Libro I de El capital, la conquista de América es un antecedente de la catástrofe y el exterminio en el sistema capitalista. Al respecto, no debe quedar en el olvido que cerca de veinte millones de vidas fue el costo humano de la conquista de este continente, de ahí que se piense que éste fue el primer Holocausto de la historia moderna.[16] En el caso de nuestro país, se estima que entre los primeros treinta años transcurridos desde el desembarco de Hernán Cortés a estas tierras, “la población del México central se había reducido de veinticinco a aproximadamente seis millones de hombres. Esto significa que la conquista, solamente en México, tuvo una secuela de diecinueve millones de víctimas”.[17] Además de esto, se calcula que de “1508 a 1860 cruzaron el Atlántico más de quince millones de negros y otros tantos murieron durante la travesía, víctimas de los ‘filántropos’ esclavistas portugueses, españoles, franceses y, sobre todo, británicos”.[18] Y aún más, se estima que durante la colonización de África, este continente perdió “en algo más de tres siglos, de 50 a 100 000 000 de personas, entre deportadas y muertas”.[19]

A esto se debe de recordar los múltiples genocidios cometidos bajo la expansión del sistema capitalista por el mundo: guerras interimperialistas; los lanzamientos de bombas nucleares en Japón; los golpes militares, las dictaduras y el exterminio de disidentes en América Latina; la guerra de Vietnam; la guerra de los Balcanes; el genocidio en Ruanda, etc. Por tanto, el progreso capitalista, que se devela en Marx como una lógica de subsunción formal y real de la naturaleza y el trabajo, no es más que una lógica destructiva (de catástrofe según Benjamin) que integra y subordina, y sobre las determinaciones de reproducción de las necesidades humanas, establece determinaciones de explotación, dominio y mercantilización.

Esto es precisamente lo que hace posible que en el siglo XXI el sionismo se convierta en un neofascismo y que el Estado de Israel bajo los principios de éste se convierta en parte de la expansión imperialista occidental (estadounidense), esa es su misión “civilizatoria” en la región. Por tal motivo, es importante precisar clara y contundentemente que lo que está ocurriendo en Palestina es un genocidio y por tanto no debe ser olvidado ni borrado ni subestimado por las narrativas del sionismo y el imperialismo norteamericano.

*Politólogo por la UAM-I, maestro en filosofía por la UNAM y doctorante por la UAM-X.

Fotografía: Andrea Vargas


[1] Dor Guez, Catástrofe, exposición presentada en el Museo Laboratorio de Arte Alameda, curaduría de Eugenio Viola, Ciudad de México, 13 de abril de 2023-18 de junio del 2023, disponible en https://artealameda.inba.gob.mx/exposiciones/dor-guez-catastrofe.html

[2] ONU citado por Soha Ibrahim,” 4 cifras que muestran el devastador impacto de la guerra en Gaza 6 meses después de su inicio”, en BBC News mundo, 8 de abril de 2024 disponible en https://www.bbc.com/mundo/articles/cd178m5pd3ko#:~:text=La%20guerra%20estall%C3%B3%20tras%20un,tomadas%20como%20rehenes%20253%20personas.

[3] Amnistía internacional, “El desplazamiento forzado masivo en Gaza pone de relieve la necesidad urgente de que Israel respete el derecho de retorno de la población palestina” [Comunicado de prensa], 15 de mayo de 2024, disponible en https://www.amnesty.org/es/latest/news/2024/05/mass-forced-displacement-in-gaza-highlights-urgent-need-for-israel-to-uphold-palestinians-right-to-return/#:~:text=El%20actual%20desplazamiento%20forzado%20de,desde%20hace%2076%20a%C3%B1os%2C%20a

[4] The Palestine Chronicle, “The Gaza Genocide”, disponible en https://www.palestinechronicle.com/

[5] RAEDiccionario de la lengua española, disponible en https://dle.rae.es/genocidio?m=form.

[6] Craig Mokhiber, “Carta de renuncia de Craig Mokhiber, director de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Nueva York”, Coordinación Colombia Europa Estados Unidos [Sitio web],  octubre de 2023, disponible en https://coeuropa.org.co/carta-de-renuncia-de-craig-mokhiber-director-de-la-oficina-del-alto-comisionado-de-las-naciones-unidas-para-los-derechos-humanos-en-nueva-york/

[7] Cfr. Walter Benjamin, “ Tesis VII” y en Tesis sobre la Historia

[8] Por ejemplo, Adorno y Horkheimer y, hoy en día, Reyes Mate.

[9] Ibíd., “Tesis XII”, p. 49.

[10] Walter Benjamin. “Tesis VI”, Tesis sobre la historia y otros fragmentos, Itaca-UACM, México, 2008, p. 40.

[11] Ibíd., “Tesis IX”.

[12] Adorno señala que “El poder de la memoria es traer al presente el pasado, pero no cualquier pasado, sino el pasado ausente”, aquel que se quiere dejar en el olvido. Citado por Reyes Mate, Memoria de Auschwitz. Actualidad moral y política, Trotta, Madrid, 2003, p. 153.

[13] Cfr. Mauricio Pilatowsky, “La Filosofía después de Auschwitz en Latinoamérica”, en Reyes Mate y Ricardo Forster. El judaísmo en Iberoamérica, Trotta, Madrid, 2007.

[14] Ibíd, p. 288.

[15] Ibíd.

[16] Cfr. Hans Magnus Enzensberge, “Las casas, o una mirada retrospectiva hacia el futuro”, en El interrogatorio de la Habana y otros ensayos, Barcelona, Anagrama, 1973, p. 145.

[17] Ibid. p. 152.

[18] D. Riazanof, “Notas aclaratorias”, en C. Marx y F. Engels, Biografía del Manifiesto comunista, 9ª ed., México, Compañía General de Ediciones, 1974, p. 115.

[19] Juan Brom, “13. El sistema capitalista”, en Para comprender la historia, México, Grijalbo, 2003, p.106.

Fuente de la información e imagen:  https://insurgenciamagisterial.com

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La pandemia de la moda de los “influencers”

La pandemia del Covid-19 provocó muchos e importantes cambios para la humanidad. Uno de ellos fue la democratización del consumo generalizado de las redes sociales y el uso, mal uso y abuso de las pantallas, como medio para socializar, trabajar, educarse, entretenerse, etc. En efecto, las redes sociales fueron una de las soluciones que se usó para sobrellevar la crisis sanitaria desde los hogares. Los usuarios españoles de las redes dedicaban, por término medio, más de 6h. diarias a navegar por internet. Por eso, todas las plataformas crecieron en penetración, en tiempo de uso y en número de usuarios.

Este contexto potenció también uno de los perfiles más importantes de las redes sociales, que venía destacando desde hacía tiempo: la moda de los “influencers”. Su exposición creció y se consolidó con la pandemia y la postpandemia, al convertirse en la mejor y mayor inversión y en los mejores embajadores para las empresas. De hecho, durante la pandemia, fueron una fuente de entretenimiento y de prácticas contra la pandemia, y el instrumento para la comercialización de ciertos productos y servicios.

Los “influencers” son internautas con cierta reputación (?) o fama, que publican contenidos, que son leídos y vistos por miles o millones de seguidores, y con capacidad para influir sobre éstos. Y es tal su poder de convicción e influencia que los burócratas de Bruselas, en la última  campaña para las europeas (9J de 2024), solicitaron y utilizaron sus servicios para potenciar la participación de los jóvenes en las mismas. E, incluso, la Iglesia Católica va a canonizar a Carlo Acutis, “influencer” que murió a los 15 años y que es conocido por su labor de evangelización a través de internet.

Los “influencers” se han especializado (?) y actúan en los más variados sectores: moda, maquillaje y belleza, “foodies”, “gamers”, entretenimiento, “vloggers” y vida personal, viajes, “fitness”, política, economía, cultura, etc. Además de convertirse en prescriptores y en creadores de opinión o de tendencia para la masa, demasiadas veces sin fundamento, su obsesión es sumar “likes” y seguidores, hacer caja, vivir del cuento, explotando, esclavizando y engatusando a los internautas.

Los “influencers” infantiles: reyes de la casa o, más bien, esclavos de la casa

Hoy, muchos padres, con un apetito económico desenfrenado, usan a sus hijos para hacer caja y vivir gracias a la explotación de sus hijos. Para ello, no dudan en invertir tiempo, esfuerzo y recursos para convertir a sus hijos en jugadores de fútbol de élite o en participantes en concursos musicales o en “niños influencers”, etc. En esta columna vamos a detenernos y centrarnos sólo en los “niños-influencers”, explotados y esclavizados por sus propios progenitores, por medio de las redes sociales.

Estos “influencers infantiles” han sido objeto de análisis críticos en los medios de comunicación y en las redes; y se han convertido ya en protagonistas de la creación literaria en este inicio del s. XXI. Es el caso, por ejemplo, del relato de Delphine de Vigan, « Les enfants sont rois »* (2021, Gallimard, París).

En este relato, de Vigan narra la historia de una pareja: él, Bruno, informático; ella, Mélanie, anónima ama de casa y adicta a los “reality show”. Cuando ésta se convierte en madre (una hija, Kimmy; un hijo, Sammy), aburrida en casa, empieza a grabar el día a día de los niños y a colgar los videos en las redes sociales. Con el paso del tiempo, crecen rápidamente las visitas, los seguidores, los “likes”; llegan los patrocinadores y el dinero empieza a fluir copiosamente hacia la economía familiar. Así, lo que, en un  principio, era grabar, de vez en cuando, las andanzas de los hijos se profesionaliza y se convierte en una máquina de tortura, para los hijos, y de acuñar dinero, para los padres. Esta profesionalización obliga a los hijos a realizar rodajes interminables y agotadores, y a hacer frente a retos absurdos para generar videos. A pesar de una fachada “friendly”, en realidad, en los videos, todo es artificioso, todo está a la venta y la felicidad está impostada.

Mientras fueron pequeños, los hijos de Mélanie vivieron el sueño de todo niño: tener de todo y enseguida. Ahora bien, estos reyes de la casa o, más bien, “esclavos de la casa” empezaron a tener comportamientos censurables en la niñez: no aceptan un “no” como respuesta o que les pongan límites; no toleran la frustración, son egocéntricos, son quejicas, tienen necesidad de hacerse ver y llamar la atención, etc.

Ahora bien, al llegar a la mayoría de edad, los hijos de Mélanie —explotados y esclavizados, durante la niñez y la adolescencia— acusan las consecuencias negativas de la sobreexposición infantil en las redes: por un lado, rompen amarras con los explotadores padres; y, por el otro, los denuncian ante la justicia. En realidad, Sammy y Kimmy son dos juguetes rotos: Kimmy, consumidora de drogas y sexo; Sammy, carne de psiquiatra, afectado por el síndrome de Truman Show (delirio paranoico, que afecta a las personas expuestas a la celebridad). Además la pareja (Bruno y Mélanie) se separan. Lo que mal empieza, mal acaba.

Moraleja                                                   

La historia literaria de los hijos de Mélanie no es el producto de la imaginación de Vigan ni un caso único. Es el reflejo de la sociedad actual: más de un padre y/o madre empiezan a explotar y a monetizar la imagen de sus retoños, incluso antes de su concepción o siendo aún unos “nasciturus”. Un caso actual y español, entre otros muchos, es el de la pareja Aida Domènech y Alba Paul Dulceida que, hace unas semanas, difundieron, por las redes sociales, la ecografía de su futuro hijo, concebido según el método ROPA: Dulceia ha aportado el óvulo y Aida está asegurando la gestación. Casos así están creando también tendencia y están en el origen de un “baby boom” entre parejas de mujeres.

La moda de los “influencers” ilustra la deriva de la sociedad occidental, en la que se vive para ser visto y donde “le paraître” (el “parecer”) y el “avoir” (el “tener”) son más importantes que “l’être” (el “ser”),  en un mundo dominado por las redes sociales, donde todo se compra y se vende, redes que permiten comercializar y monetizar desde la vida privada e íntima hasta las ideas más absurdas e inconsistentes. El todo vale y el fin justifica los medios se han impuesto como principios rectores para los “influencers” y para los ciudadanos, si con ello se consigue fama y se 0btienen unos ingresos copiosos, que permitan vivir sin hacer nada de provecho, i.e. del cuento.

En estos últimos días, los medios se han hecho eco de “La ley de influencers” (Real Decreto 444/2024, de 30 de abril). Ahora bien, el objeto de la misma no es acabar con la explotación y esclavitud de los menores por parte de los padres, con la alienación contemporánea, con la comercialización de la intimidad, con la falsa felicidad proyectada en las pantallas y con la manipulación de las emociones. Su objetivo es controlar lo que dicen y lo que ganan los “influencers”. Por eso, el futuro, en este campo, no augura nada bueno.

(*) Publicado en español con el título “Los reyes de la casa” (Anagrama, Barcelona, 2022).

© 2024 – Manuel I. Cabezas González

https://honrad.blogspot.com

Fotografía: revista gente qroo

Fuente de la información: https://insurgenciamagisterial.com

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México: Maestros con MORENA, “Charros del SNTE” y Sindicatos, implementan estrategia para evitar la movilización magisterial por el pago del Retroactivo

Algo inédito está sucediendo en Veracruz, actores públicos aparentemente opuestos ahora actúan bajo la estrategia de UNIDAD EN LA ACCIÓN. EL ENEMIGO de esta nueva alianza que defiende al gobierno estatal, es el llamado MAGISTERIO SIN SIGLAS SINDICALES.

La lucha por el pago del retroactivo es el primer enfrentamiento que se da entre estos dos bloques magisteriales.

Maestros con MORENA, “Charros del SNTE” y Sindicatos, buscan por todas las vías evitar que el magisterio de Veracruz se movilice y le exija al gobierno estatal el pago inmediato del retroactivo salarial.

A nuestra Redacción han llegado diversas denuncias que muestran la forma en la que están operando estás tres fuerzas al interior del magisterio, reproducimos algunos de estos.

Enfrentamientos en grupos de redes sociales

Los grupos de redes sociales que antes se usaron para luchar contra la Reforma educativa del Pacto por México, ahora se usan para amenazar y/o expulsar a cualquier maestro que se atreva a mencionar el tema del pago del retroactivo. Los más activos en esta estrategia son los maestros que se identifican con el grupo electoral Maestros con Morena (MCM). Hasta el momento MCM ha logrado desactivar la organización magisterial desde estos grupos, pero cada día va creciendo la inconformidad.

Los llamados “Charros del SNTE”, se mueven en bloque colocando “Hashtags” a modo de comentarios en las publicaciones que realiza su líder en redes sociales. El líder sindical y ahora Diputado por MORENA, es el vocero oficial del gobierno y le corresponde dar las malas noticias, la última fue que NO HAY FECHA PARA EL PAGO DEL RETROACTIVO.

Los demás sindicatos participan en esta estrategia de UNIDAD EN LA ACCIÓN, guardando un silencio cómplice y con distintos matices enviando mensajes para que el magisterio comprenda que no hay recursos, pero que se está viendo cómo conseguirlos. Es lamentable, por ejemplo, el papel cobarde del SINDICATO DEMOCRÁTICO DE TRABAJADORES DE LA EDUCACIÓN DE VERACRUZ (SDTEV), que fue en su momento combativo y defensor de la base trabajadora, nos comentan.

Varios de los colectivos de maestros que se han comunicado a nuestra Redacción nos comentan que la META de este nuevo grupo que actúa unida en la acción contra el magisterio sin siglas sindicales, es EVITAR CUALQUIER MOVILIZACIÓN MAGISTERIAL ANTES DEL FIN DEL CICLO ESCOLAR. Comentan hasta ahora lo han logrado.

Fuente de la información e imagen:  https://insurgenciamagisterial.com

Fotografía: pabak-sarkar

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El charrismo (porrismo) sindical se hizo presente

Una característica del charrismo es el uso de la violencia irracional cuando el peso de los argumentos, de la justicia, los empieza a acorralar. Así era el actuar de Vanguardia “Revolucionaria”, grupo de choque de la asesina Elba Esther Gordillo, que amenazaba, golpeaba y boicoteaba las asambleas cuando los acuerdos no estaban a su favor o algunos de sus aliados estaba a punto de que la base lo ajusticiara.

El día 2 de febrero de 2024, en la Asamblea de Nivel de Secundarias Técnicas, se dio una muestra de dignidad sindical ya que se denunció la corrupción de Helmer Noé Mateos Hernández, titular de la secretaría de conflictos de ese nivel. Los auxiliares manifestaron su desaprobación con la convocatoria de dicha asamblea, mencionaron que estaba a modo para que el grupo de Helmer tuviera la fuerza suficiente para romper la mesa. También la Escuela Secundaria Técnica 84 se quejó de un acto de venganza por parte de Mateos Hernández contra la planilla que desplazó para sustituirla por otra afín a los intereses del secretario de conflictos, una clásica maniobra de compra de conciencias al estilo del charrismo. También hubo otras cinco denuncias donde se mencionaban preferencias de cambios y negociación de horas con la condición de subordinarse a la autoridad de Helmer Mateos.

Con la presencia de la profesora Yenny Pérez Martínez y del profesor Luis Alberto López Pazos, secretaria general y titular de la Secretaría de Prensa y Propaganda de la Sección XXII CNTE-SNTE respectivamente, varios oradores argumentaron que no se podía permitir que siguiera en funciones un personaje que laceraba la lucha histórica del Movimiento Democrático de los Trabajadores de la Educación de Oaxaca. Después de la instalación de la asamblea, la orientación fue el nombramiento de una comisión de honor y justicia y la inhabilitación de Helmer Mateos en lo que se aclaraban las denuncias que ya se habían presentado en la mesa, denuncias con rostro y nombres, no como los panfletos anónimos que ocultan a sus autores, ya que la mentira avergüenza.

Parte de la base gritaba desde el exterior “¡Fuera Helmer!” Los oradores charros intentaron argumentar la permanencia de su dueño, entorpecieron la continuación de la asamblea tomando una y otra vez la palabra, y cuando la Secretaria General pretendía seguir con el orden del día, interrumpían con discursos estériles. El profesor López Pazos leyó el procedimiento del Principio Rector 20 con lo cual, al ver que el peso de los Principios Rectores aplastaba sus galimatías, el grupo que defendía a Helmer Mateos se acercó a la mesa.

La Secretaria General orientó que nos dividiéramos en regiones para el nombramiento de una comisión de honor y justicia, en ese momento los charros corrieron hacia la mesa. Alguien que identificaron como Salomón de la D-II-40, levantó la mesa aventándola hacia la profesora Yenny Pérez. Los ánimos se caldearon; los gritos de “¡Fuera Helmer!” sofocaron a los de “¡Fuera Pazos!” Quienes rompieron la mesa reclamaban receso, quienes asistimos permanecimos sentados esperando que se calmara la situación para continuar. La violencia charra esperaba la dispersión de los compañeros democráticos, pero prevalecimos. Al grito de “¡Siéntese, continuemos!”, los charros seguían escupiendo su violencia hacia la Secretaria General. Helmer Mateos ordenó que retiraran bocinas y micrófono mientras los charros argumentaban que la asamblea no podía seguir bajo esas condiciones.

A pesar de que la Secretaria General solicitaba al grupo que defendía a Helmer Mateos, tomara asiento, éste no lo hizo. La asamblea entró en receso.

¿Cómo es posible que prácticas charriles contra las que lucharon Misael Núñez Acosta, Genaro Vázquez, Enedino Jiménez, prevalezcan? ¿La base permitirá la legitimidad de Helmer Mateos y del grupo que lo defiende o caerá en la misma pasividad que mantuvo impune al CES traidor? La base democrática tiene la última palabra.

Fuente de la información e imagen:  https://insurgenciamagisterial.com

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