Imagen, palabra: ¿extinción de la mente crítica o del diálogo humano?

Su sola enunciación nos da la pauta de la trascendencia de su planteo.

Berardi observa con sagacidad y precisión una serie de pautas que ilustran ese proceso de extinción.

Fundamentalmente, registra “la saturación de la atención social” dada por “la velocidad y la intensidad de la infoestimulación” que nos absorbe casi permanentemente.

Mirado etimológicamente, el fenómeno desnuda toda su gravedad: eso que nos absorbe, so pretexto de nutrirnos informacionalmente, nos deja absortos. Y por lo tanto anonadados. Y esa absorción a que somos sometidos capta nuestra mente casi ininterrumpidamente; y es lo que nos elabora ya no sólo absortos sino mentecatos. Porque el origen de esa palabreja es tener la mente captada: mente captus, mente captada. Mentecato.

Aun bien diagnosticado el fenómeno, entiendo hay un fallo en el abordaje de Berardi: en todo caso, observa una vía de extinción de la mente crítica, pero entiendo deja a un lado por lo menos otra, no menos importante: la sustitución de la palabra por la imagen en nuestra relación con la realidad (y su insoslayable temporalidad). Sustitución o desplazamiento que implica la presentización de nuestra relación con el mundo.

Cuando sobreviene el auge de la imagen, a mediados del s XX, había un motto que abonaba esa expansión formidable de lo comunicacional: “una imagen vale, otorga el conocimiento vivencial, más que mil palabras”.

Y es cierto. Lo que obviábamos entonces es que una palabra, la palabra, también puede brindarnos mil imágenes, enriquecer nuestro interior, mediante asociaciones, derivaciones. A diferencia de la imagen que nos impacta y a menudo nos deja “sin palabras”, la palabra no nos da la imagen sino que nos permite a nosotros “hacerla”; véase por ejemplo, esta frasecita (atribuida a Eduardo Galeano): “La realidad imita a la tele.” Todo el mundo que se abre a nuestro discurrir…

Una buena verificación de la elaboración de imágenes desde la palabra nos la da la lectura de, por ejemplo, una novela que, después de nuestra lectura, se pasa al cine y alcanzamos a ver dicha versión. Vemos entonces  cómo habíamos hecho “la película” antes, en nuestro interior; a menudo mucho más rica y variada que la confección cinematográfica.

La palabra, entonces, despierta nuestras reflexiones y consiguientes imágenes, y en los mejores casos, nos embarca en nuevas búsquedas. Abre nuestras mentes.

La imagen tiene todo el atractivo de lo visual, y por eso mismo no necesita tanto de la palabra como de la emoción desnuda. Es más elemental. Tiene enorme carga emocional, evocativa.

La palabra, en cambio, es la que caracteriza nuestra humanidad. Somos humanos porque tenemos la palabra. La imagen es algo compartido con buena parte del mundo animal.

Pero los animales viven en el puro presente porque la temporalidad, hasta donde sabemos, les es ajena, al menos relativamente ajena. Los animales que llamamos “superiores” tienen por ejemplo pasado, porque es lo que revela el ejercicio de la memoria, tan presente. Que revela su experiencia.

Pero nuestra temporalidad, pasado, presente, futuro, es algo específicamente humano. Que podemos plasmar en imagen y en palabra.

Esas dimensiones temporales, totalmente asimétricas –por cuanto lo pasado ya no existe y lo futuro, precisamente por su condición futura, tampoco existe y por lo tanto es totalmente inasible– no nos permiten ninguna norma o ardid de simetría.

La palabra apenas si nos permite acercarnos (a lo más, asintóticamente) al pasado y, respecto de lo futuro, ni siquiera eso; ni acercarnos (salvo mediante el viejo oficio –tan atractivo– de adivinar, intuir, apostar, y en general, errar).

Berardi se concentra en el muy real fenómeno de la saturación informativa y cómo eso nos dificulta la capacidad crítica mediante el anegamiento de nuestra conciencia.

La invasión de la imagen, opera, a mi modo de ver, como otro fuerte distractor, y encierra, además, un peligro todavía mayor, porque de algún modo establece otro camino de intelección cargado emocionalmente pero empobrecido en palabras, en conceptos.

Y ante el problema que plantea Berardi como principal, “la descomposición de la mente crítica, cuyos efectos incluyen la credulidad entre las muchedumbres y la agresividad autoconfirmatoria de la multitud”, la descomposición del discurso  y su sustitución por la imagen, constituyen elementos a tener muy en cuenta.

Porque está comprobado que la falta de palabras genera una enorme frustración e irritación, y veo, precisamente en lo que Berardi califica “agresividad autoconfirmatoria de la multitud” una debilidad o ausencia de la palabra, del discurso. Debilidad o ausencia de cierta abstracción, inevitable ”cuando nos faltan las palabras”.[2]

Berardi lidia en su artículo con otro fenómeno actualmente insoslayable; la proliferación de las fake news.

Y es muy escéptico ante la tarea de crear guardias o aduana conceptuales de “lo verdadero”. Coincidimos con su escaso entusiasmo ante la idea policial de preservación de la verdad, aunque no compartamos la irrelevancia que le atribuye a la verdad. De cualquier modo, no necesitamos guardias sino criterios.

La preeminencia de la imagen nos plantea otra dificultad. Relacionada con una crisis del diálogo.

El diálogo es condición sine qua non de toda posibilidad crítica.

Entendemos que la extinción de la mente crítica puede estar muy relacionada, también, con una crisis del diálogo.

Innegable el proceso de tecnologización galopante de nuestras sociedades. Con distintos ritmos e intensidades, en el mundo entero.

Este proceso coincide, se solapa o se expresa de diversos modos; modernización, automación, miniaturización, computarización, entre otros.

La crisis a que me refiero sobreviene lentamente, de manera no expresa, incluso como si se tratara de ventajas y mejoras en la comunicación humana, generalmente esgrimidas sobre la base de ventajas que se ofrecen al usuario, al particular, al comprador, al consumidor, al cliente.

Examinemos una de estas manifestaciones. Las empresas buscan siempre abaratar costos. Factor que suele tener preeminencia sobre otras consideraciones.

Telefonista versus cinta grabada

El complejísimo mundo de las comunicaciones telefónicas, increíblemente expandido en las últimas décadas, estuvo basado hasta hace pocas décadas, en una red de teléfonos, internos y derivados, atendidos por equipos de telefonistas.

En el mundo empresario, el cliente llamaba a un número; el telefonista lo derivaba a la sección respectiva.

Tecnologización mediante, se fueron instalando centrales o centralitas telefónicas que respondían sin voz humana, con programas de opciones. Con enorme abundancia informativa sobre una serie de puntos a aspectos totalmente ajenos e irrelevantes para quien ha intentado el contacto telefónico.

Un ejemplo prístino de “la sociedad del cansancio” del filósofo coreano Byung-Chul Han: uno tiene que gastar su tiempo escuchando opciones que de nada le sirven; una fluidez extraordinaria no garantiza movimiento real.

La oferta de opciones frente al intento de comunicación telefónica con el mundo empresario puede llevar minutos, cuartos de hora que, tratándose de llamadas internacionales pueden ser además muy onerosas para el particular. Todo ese esfuerzo  y tiempo aplicado por el cliente, el particular, el paciente –que se ahorra la empresa– tiene un costo psíquico, no sólo material. Muy a menudo el menú ofrecido no satisface al demandante, quien en todo caso, deberá repetir la intentona comunicacional para ver con qué se queda. Porque se trata de aceptar lo que se le ofrece. Cuando uno repasa las 6, 7 u 8 opciones brindadas, a veces con habilidad logra la opción de hablar con una voz humana, y en ese caso es probable que la demora se agigante y deba prepararse psíquicamente para oír que hay 16 personas antes que él o que la demora estimada es de 35 minutos…

El mundo empresario, cada vez más atrincherado, ha ido sustituyendo cualquier relación más o menos espontánea por una relación de poder.

Basado en términos comunicacionales, que procuran funcionalizar las relaciones, pero que afectan el estado anímico de los particulares, de aquellos que todavía responden con su humanidad.

Desigual, el presunto diálogo entre el particular y el robot, la cinta grabada o el dispositivo electrónico movido con algoritmos.

Los presupuestos comunicacionales de las cintas grabadas y del lenguaje-e reposan en que la intercomunicación se puede hacer con exactitud. Pero la comunicación humana no es una ciencia exacta. Por eso, por ejemplo, no existen, prácticamente sinónimos, al menos totales, totalmente equivalentes, en las lenguas que hablamos los humanos.

El lenguaje, como entidad intercomunicadora, es como un trabajo de orfebrería, se puede siempre pulir y tallar, para apenas aproximarnos. A diferencia de la comunicación electrónica, que busca, y expresa, la exactitud.

Atender a la clientela de las empresas mediante un contestador automático, con sus opciones, revela el desprecio del diseñador por el alma humana (y por los tiempos de los humanos, objeto de las empresas), frustrada en un porcentaje de casos y situaciones.

No en la mayoría, ciertamente, si el contestador automático ha sido medianamente bien programado: Podrá responder, con efectividad al 60% o al 85% o, pongamos, al 92 % de las consultas. Pero “cansará” a unos cuantos.

¿Por qué este afán tecnocratizador?

Para tener todo (cada vez más) bajo control. Para que todo lo que los humanos podamos hacer, resulte cognoscible y por lo tanto, predecible.

La erección de tales centros comunicacionales implica, aunque no se lo diga expresamente, erradicar toda comunicación no computarizable, es decir, ajena al control.

¿Qué control? El establecido por la creciente red de algoritmos, registros, opciones que ofrecen los sistemas cibernéticos para que nos movamos en una suerte de parque zoológico humano, al decir de Peter Sloterdijk.[3]

El “todo bajo control” de nuestra era cibernética deja como proyecto rudimentario un diseño como el 1984 de George Orwell.

A la vez, los gigantes GAFA,[4] titulares de las conexiones neurales de nuestro novel “cuerpo social”, han generado, con la tecnologización galopante, un negocio de dimensiones jamás entrevistas. Y una adhesión incondicional de todas las redes y los individuos que creen a pie juntillas en el poder establecido o se sienten gananciosos con ello.

Con lo cual, en última instancia, el interés crematístico y el político recaen en el mismo núcleo de poder.

Debilitamiento del  diálogo humano,  saturación progresiva de la mente crítica,  los seres humanos vamos teniendo que enfrentar  modos cada vez más complejos de dominio, cada vez más alejados de lo que tradicionalmente se había considerado el poder sobre mentes y pueblos.

El sistema de la hipermodernidad cibernética sin límites ni fronteras nos ofrece todas las ventajas, todos los placeres,  todas las oportunidades como nunca antes.

Los motores de nuestra hipertecnologizada sociedad pasan por la velocidad, el traslado, el goce. Y el desvanecimiento  de toda idea de opresión, injusticia, y rebeldías consiguientes.

La cuestión es, apenas, si a la vuelta inesperada de alguna esquina, nos toparemos con la realidad de nuestra heteronomía, cansancio, saturación, y una ya inocultable contaminación generalizada, extinguida nuestra capacidad crítica, como denunciara Franco Berardi.


[1]   “La extinción de la mente crítica”, Caja Negra, Difundido desde PostaPorteña, no. 2200, 24 abr. 2021.

[2]  Hay ejemplos dramáticos de cómo la escasez o falta de vocabulario genera irritación, frustración y de allí la violencia está a un paso: los niños que procesan una muy baja instrucción y educación, y llegan a la adolescencia con escaso vocabulario; por ejemplo, analfabetos en una sociedad alfabetizada, sufren un doble impulso a la delincuencia: carecen de las herramientas intelectuales básicas para las tareas “normales” de una sociedad y el recurso del robo se les hace casi único modo de sobrevivencia.

Y los extranjeros habitando un país con idioma desconocido, quedan mudos ante observaciones o reconvenciones de la sociedad que viven, y las sufren en un idioma que no entienden; eso, despierta enorme frustración  y agresividad.

[3]   Normas para el parque humano, Ediciones Siruela, Madrid, 2000.

[4]   “Google, Apple, Facebook y Amazon: cómo funciona el ‘grupo GAFA’». https:// www.bbc.com, 6 jun 2019.

Imagen, palabra: ¿extinción de la mente crítica o del diálogo humano?

Comparte este contenido:

¿Extinción de la mente crítica o del diálogo humano?

Franco Bifo Berardi anota una cuestión clave de nuestra modernidad: “la extinción de la mente crítica”.[1]

Su sola enunciación nos da la pauta de la trascendencia de su planteo.

Berardi observa con sagacidad y precisión una serie de pautas que ilustran ese proceso de extinción.

Fundamentalmente, registra “la saturación de la atención social” dada por “la velocidad y la intensidad de la infoestimulación” que nos absorbe casi permanentemente.

Mirado etimológicamente, el fenómeno desnuda toda su gravedad: eso que nos absorbe, so pretexto de nutrirnos informacionalmente, nos deja absortos. Y por lo tanto anonadados. Y esa absorción a que somos sometidos capta nuestra mente casi ininterrumpidamente; y es lo que nos elabora ya no sólo absortos sino mentecatos. Porque el origen de esa palabreja es tener la mente captada: mente captus, mente captada. Mentecato.

Imagen y/o palabra

Aun bien diagnosticado el fenómeno, entiendo hay un fallo en el abordaje de Berardi: en todo caso, observa una vía de extinción de la mente crítica, pero entiendo deja a un lado por lo menos otra, no menos importante: la sustitución de la palabra por la imagen en nuestra relación con la realidad (y su insoslayable temporalidad). Sustitución o desplazamiento que implica la presentización de nuestra relación con el mundo.

Cuando sobreviene el auge de la imagen, a mediados del s XX, había un motto que abonaba esa expansión formidable de lo comunicacional: “una imagen vale, otorga el conocimiento vivencial, más que mil palabras”.

Y es cierto. Lo que obviábamos entonces es que una palabra, la palabra, también puede brindarnos mil imágenes, enriquecer nuestro interior, mediante asociaciones, derivaciones. A diferencia de la imagen que nos impacta y a menudo nos deja “sin palabras”, la palabra no nos da la imagen sino que nos permite a nosotros “hacerla”; véase por ejemplo, esta frasecita (atribuida a Eduardo Galeano): “La realidad imita a la tele.” Todo el mundo que se abre a nuestro discurrir…

Una buena verificación de la elaboración de imágenes desde la palabra nos la da la lectura de, por ejemplo, una novela que, después de nuestra lectura, se pasa al cine y alcanzamos a ver dicha versión. Vemos entonces  cómo habíamos hecho “la película” antes, en nuestro interior; a menudo mucho más rica y variada que la confección cinematográfica.

La palabra, entonces, despierta nuestras reflexiones y consiguientes imágenes, y en los mejores casos, nos embarca en nuevas búsquedas. Abre nuestras mentes.

La imagen tiene todo el atractivo de lo visual, y por eso mismo no necesita tanto de la palabra como de la emoción desnuda. Es más elemental. Tiene enorme carga emocional, evocativa.

La palabra, en cambio, es la que caracteriza nuestra humanidad. Somos humanos porque tenemos la palabra. La imagen es algo compartido con buena parte del mundo animal.

Pero los animales viven en el puro presente porque la temporalidad, hasta donde sabemos, les es ajena, al menos relativamente ajena. Los animales que llamamos “superiores” tienen por ejemplo pasado, porque es lo que revela el ejercicio de la memoria, tan presente. Que revela su experiencia.

Pero nuestra temporalidad; pasado, presente, futuro, es algo específicamente humano. Que podemos plasmar en imagen y en palabra.

Esas dimensiones temporales, totalmente asimétricas, –por cuanto lo pasado ya no existe y lo futuro, precisamente por su condición futura, tampoco existe y por lo tanto es totalmente inasible– no nos permiten ninguna norma o ardid de simetría.

La palabra apenas si nos permite acercarnos (a lo más, asintóticamente) al pasado y, respecto de lo futuro, ni siquiera eso; ni acercarnos (salvo mediante el viejo oficio –tan atractivo– de adivinar, intuir, apostar, y en general, errar).

Berardi se concentra en el muy real fenómeno de la saturación informativa y cómo eso nos dificulta la capacidad crítica mediante el anegamiento de nuestra conciencia.

La invasión de la imagen, opera, a mi modo de ver, como otro fuerte distractor, y encierra, además, un peligro todavía mayor, porque de algún modo establece otro camino de intelección cargado emocionalmente pero empobrecido en palabras, en conceptos.

Y ante el problema que plantea Berardi como principal; “la descomposición de la mente crítica, cuyos efectos incluyen la credulidad entre las muchedumbres y la agresividad autoconfirmatoria de la multitud”, la descomposición del discurso  y su sustitución por la imagen, constituyen elementos a tener muy en cuenta.

Porque está comprobado que la falta de palabras genera una enorme frustración e irritación, y veo, precisamente en lo que Berardi califica “agresividad autoconfirmatoria de la multitud” una debilidad o ausencia de la palabra, del discurso. Debilidad o ausencia de cierta abstracción, inevitable ”cuando nos faltan las palabras”.[2]

Fiebre de chequeado, verificado, comprobado

Berardi lidia en su artículo con otro fenómeno actualmente insoslayable; la proliferación de las fake news.

Y es muy escéptico ante la tarea de crear guardias o aduana conceptuales de “lo verdadero”. Coincidimos con su escaso entusiasmo ante la idea policial de preservación de la verdad, aunque no compartamos la irrelevancia que le atribuye a la verdad. De cualquier modo, no necesitamos guardias sino criterios.

La preeminencia de la imagen nos plantea otra dificultad. Relacionada con una crisis del diálogo.

El diálogo es condición sine qua non de toda posibilidad crítica.

Entendemos que la extinción de la mente crítica puede estar muy relacionada, también, con una crisis del diálogo.

Innegable el proceso de tecnologización galopante de nuestras sociedades. Con distintos ritmos e intensidades, en el mundo entero.

Este proceso coincide, se solapa o se expresa de diversos modos; modernización, automación, miniaturización, computarización, entre otros.

La crisis a que me refiero sobreviene lentamente, de manera no expresa, incluso como si se tratara de ventajas y mejoras en la comunicación humana, generalmente esgrimidas sobre la base de ventajas que se ofrecen al usuario, al particular, al comprador, al consumidor, al cliente.

Examinemos una de estas manifestaciones. Las empresas buscan siempre abaratar costos. Factor que suele tener preeminencia sobre otras consideraciones.

Telefonista versus cinta grabada

El complejísimo mundo de las comunicaciones telefónicas, increíblemente expandido en las últimas décadas, estuvo basado hasta hace pocas décadas, en una red de teléfonos, internos y derivados, atendidos por equipos de telefonistas.

En el mundo empresario, el cliente llamaba a un número; el telefonista lo derivaba a la sección respectiva.

Tecnologización mediante, se fueron instalando centrales o centralitas telefónicas que respondían sin voz humana, con programas de opciones. Con enorme abundancia informativa sobre una serie de puntos a aspectos totalmente ajenos e irrelevantes para quien ha intentado el contacto telefónico.

Un ejemplo prístino de “la sociedad del cansancio” del filósofo coreano Byung-Chul Han: uno tiene que gastar su tiempo escuchando opciones que de nada le sirven; una fluidez extraordinaria no garantiza movimiento real.

La oferta de opciones frente al intento de comunicación telefónica con el mundo empresario puede llevar minutos, cuartos de hora que, tratándose de llamadas internacionales pueden ser además muy onerosas para el particular. Todo ese esfuerzo  y tiempo aplicado por el cliente, el particular, el paciente  –que se ahorra la empresa– tiene un costo psíquico, no sólo material. Muy a menudo el menú ofrecido no satisface al demandante, quien en todo caso, deberá repetir la intentona comunicacional para ver con qué se queda. Porque se trata de aceptar lo que se le ofrece. Cuando uno repasa las 6, 7 u 8 opciones brindadas, a veces con habilidad logra la opción de hablar con una voz humana, y en ese caso es probable que la demora se agigante y deba prepararse psíquicamente para oír que hay 16 personas antes que él o que la demora estimada es de 35 minutos…

El mundo empresario, cada vez más atrincherado ha ido sustituyendo cualquier relación más o menos espontánea por una relación de poder.

Basado en términos comunicacionales, que procuran funcionalizar las relaciones, pero que afectan el estado anímico de los particulares, de aquellos que todavía responden con su humanidad.

Desigual, el presunto diálogo entre el particular y el robot, la cinta grabada o el dispositivo electrónico movido con algoritmos.

Los presupuestos comunicacionales de las cintas grabadas y del lenguaje-e reposan en que la intercomunicación se puede hacer con exactitud. Pero la comunicación humana no es una ciencia exacta. Por eso, por ejemplo, no existen, prácticamente sinónimos, al menos totales, totalmente equivalentes, en las lenguas que hablamos los humanos.

El lenguaje, como entidad intercomunicadora, es como un trabajo de orfebrería, se puede siempre pulir y tallar, para apenas aproximarnos. A diferencia de la comunicación electrónica, que busca, y expresa, la exactitud.

Atender a la clientela de las empresas mediante un contestador automático, con sus opciones, revela el desprecio del diseñador por el alma humana (y por los tiempos de los humanos, objeto de las empresas), frustrada en un porcentaje de casos y situaciones.

No en la mayoría, ciertamente, si el contestador automático ha sido medianamente bien programado: Podrá responder, con efectividad al 60% o al 85% o, pongamos, al 92 % de las consultas. Pero “cansará” a unos cuantos.

¿Por qué este afán tecnocratizador?

Para tener todo (cada vez más) bajo control. Para que todo lo que los humanos podamos hacer, resulte cognoscible y por lo tanto, predecible.

La erección de tales centros comunicacionales implica, aunque no se lo diga expresamente, erradicar toda comunicación no computarizable, es decir, ajena al control.

¿Qué control? El establecido por la creciente red de algoritmos, registros, opciones que ofrecen los sistemas cibernéticos para que nos movamos en una suerte de parque zoológico humano, al decir de Peter Sloterdijk.[3]

El “todo bajo control” de nuestra era cibernética deja como proyecto rudimentario un diseño como el 1984 de George Orwell.

A la vez, los gigantes GAFA,[4] titulares de las conexiones neurales de nuestro novel “cuerpo social”, han generado, con la tecnologización galopante, un negocio de dimensiones jamás entrevistas. Y una adhesión incondicional de todas las redes y los individuos que creen a pie juntillas en el poder establecido o se sienten gananciosos con ello.

Con lo cual, en última instancia, el interés crematístico y el político recaen en el mismo núcleo de poder.

Debilitamiento del  diálogo humano,  saturación progresiva de la mente crítica,  los seres humanos vamos teniendo que enfrentar  modos cada vez más complejos de dominio, cada vez más alejados de lo que tradicionalmente se había considerado el poder sobre mentes y pueblos.

El sistema de la hipermodernidad cibernética sin límites ni fronteras nos ofrece todas las ventajas, todos los placeres,  todas las oportunidades como nunca antes.

Los motores de nuestra hipertecnologizada sociedad pasan por la velocidad, el traslado, el goce. Y el desvanecimiento  de toda idea de opresión, injusticia, y rebeldías consiguientes.

La cuestión es, apenas, si a la vuelta inesperada de alguna esquina, nos toparemos con la realidad de nuestra heteronomía, cansancio, saturación, y una ya inocultable contaminación generalizada, extinguida nuestra capacidad crítica, como denunciara Franco Berardi.


[1]   “La extinción de la mente crítica”, Caja Negra, Difundido desde PostaPorteña, no. 2200, 24 abr. 2021.

[2]  Hay ejemplos dramáticos de cómo la escasez o falta de vocabulario genera irritación, frustración y de allí la violencia está a un paso: los niños que procesan una muy baja instrucción y educación, y llegan a la adolescencia con escaso vocabulario; por ejemplo, analfabetos en una sociedad alfabetizada, sufren un doble impulso a la delincuencia: carecen de las herramientas intelectuales básicas para las tareas “normales” de una sociedad y el recurso del robo se les hace casi único modo de sobrevivencia.

Y los extranjeros habitando un país con idioma desconocido, quedan mudos ante observaciones o reconvenciones de la sociedad que viven, y las sufren en un idioma que no entienden; eso, despierta enorme frustración  y agresividad.

[3]   Normas para el parque humano, Ediciones Siruela, Madrid, 2000.

[4]   “Google, Apple, Facebook y Amazon: cómo funciona el ‘grupo GAFA’». https:// www.bbc.com, 6 jun 2019.

Fuente: https://rebelion.org/extincion-de-la-mente-critica-o-del-dialogo-humano/
Comparte este contenido:

Leer la palabra y el mundo

Por: Rodrigo J García. 

 

Llego el ‘Covid-19’ y los centros educativos cerraron, al tiempo que se informaba a la opinión pública del ‘remedio’ a esta situación escolar: La enseñanza teleinformática.

El término ‘remedio’ no dejaba de ser una expresión tranquilizadora e incluso mágica. Sabemos que ni las instituciones educativas, ni sus profesionales cuentan con la formación necesaria y que los centros escolares carecen de recursos informáticos y pedagógicos para transformar rutinas académicas y expositivas en interacciones online educativas.

Muchos estudiantes tampoco poseen la infraestructura necesaria; una situación que se agrava en los grupos sociales más débiles y en los que necesitan apoyo educativo específico para el acceso y gestión de los aprendizajes.

Más allá de la falta de previsión de las administraciones educativas y de la torpeza de algunas de sus decisiones, estas circunstancias pueden brindarnos una oportunidad.

LA CRISIS SILENCIOSA

Leer la palabra y el mundo
FOTO: GIANLUCA BATTISTA

MARTA CRAVEN NUSSBAUM.

Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales (2012).

«Me preocupa que otras capacidades igualmente fundamentales (…) corran riesgo de perderse en el trajín de la competitividad (…). Nos referimos a la capacidad de desarrollar un pensamiento crítico; la capacidad de trascender las lealtades nacionales y de afrontar los problemas internacionales como “ciudadanos del mundo”; y por último, la capacidad de imaginar con compasión las dificultades del prójimo

Marta C. Nussbaum. La crisis silenciosa

Quizá haya llegado el momento de desplegar otros modos de acercar a los estudiantes al conocimiento, construir otro tipo de relaciones de enseñanza y aprendizaje y definir bases para una escuela diferente; y no solo por el hecho —de por sí muy relevante— de que ciertos aprendizajes puedan o no sustentarse telemáticamente, sino por algo mucho más incierto y exigente: La vuelta a la escuela, al instituto, a la universidad…

Es fácil prever que este regreso no va a ser una simple continuidad; seguro que exige otros comportamientos profesionales diferentes. Nos podemos encontrar en un entramado de usos sociales complejos, más interconectados y preocupados por el conocimiento y la gestión de la información. En este nuevo escenario la participación y el control de las instituciones, el análisis sistémico de la realidad y el sentimiento de ciudadanía global van a estar muy presentes.

Para cuando se produzca esa ‘vuelta’ sería muy provechoso que nos pillara mínimamente ‘entrenados’ y aprovechar así el actual estado de confinamiento para ejercitar otros comportamientos docentes, aunque esto suponga ‘elaborar el duelo’ por la pérdida voluntaria de algunos estilos de enseñanza que han llevado a nuestro sistema educativo al actual desajuste: Las cifras de un 17,9% de abandono escolar son bastantes elocuentes.

Por tanto, ahora tenemos la ocasión de desplegar otras relaciones de enseñanza y aprendizaje, utilizando la experiencia de profesionales que las vienen construyendo, desde hace años, en busca de una escuela más democrática, comprometida y justa, preocupada por la formación de estudiantes libres, autónomos, con conciencia ética, rigurosos y responsables en sus aprendizajes. Cada vez vamos tomando más conciencia de que es poco funcional seguir afianzando formatos de enseñanza sostenidos en una idea del conocimiento como algo ‘hecho’, cosificado y fragmentado, a cuyo dominio se accede mediante la realización de deberes reiterativos, prefijados en un libro de texto físico o digital, y bajo la amenaza de que pueden ‘entrar en el examen’.

LA IMPORTANCIA DEL ACTO DE LEER

Paulo Freire y la historia de un manuscrito... (Pablo Gentili)
Paulo Freire y la historia de un manuscrito… (Pablo Gentili)

PAULO FREIRE

«La lectura del mundo precede a la lectura de la palabra, de ahí que la posterior lectura de ésta no pueda prescindir de la continuidad de la lectura de aquél. Lenguaje y realidad se vinculan dinámicamente. La comprensión del texto para ser alcanzada por su lectura crítica implica la percepción de relaciones entre el texto y el contexto.»

Feire, P. La importancia de leer y el proceso de liberación.

Pongámonos, por un momento, en la situación de un docente de Educación Secundaria, en la materia de Lengua Castellana y Literatura, que contacta telemáticamente con sus estudiantes de cuarto de ESO o de Bachillerato. Les plantea trabajar algunas habilidades de competencia comunicativa y decide que, en lugar de remitir ’online’ un listado de deberes para el próximo examen, les propone entrar en un itinerario de aprendizaje diferente: Un proyecto pedagógico, de libre acceso en la Red, denominado por sus creadoras “Leer la palabra y el mundo”.

Con el ánimo de familiarizarlos con la lógica de este itinerario didáctico les plantea, por ejemplo, la lectura de algunos párrafos del ensayo ‘Los nuevos estados de vigilancia’ de Ignacio Ramonet, disponible en uno de los módulos: ‘Cerca de la Distopía.

Para ilustrar mejor este proceso transcribimos, a continuación, un fragmento de dicho ensayo…

UN ENSAYO: ‘EL IMPERIO DE LA VIGILANCIA’

Leer la palabra y el mundo
BANKSY

IGNACIO RAMONET

La idea de un mundo situado bajo “vigilancia total” ha parecido durante mucho tiempo un delirio utópico o paranoico, fruto de la imaginación más o menos alucinada de los obsesos de la conspiración. Sin embargo, hay que reconocer la evidencia: vivimos, aquí y ahora, bajo la mirada de una especie de imperio de la vigilancia. Sin que lo sepamos, cada vez más nos observan, nos espían, nos vigilan, nos controlan, nos fichan. Cada día, nuevas tecnologías se refinan en el seguimiento de nuestro rastro. Satélites y drones de mirada penetrante nos siguen desde el espacio. En las terminales de los aeropuertos, escáneres biométricos analizan nuestros andares, “leen” nuestro iris y nuestras huellas digitales. Cámaras de infrarrojos miden nuestra temperatura. Las pupilas silenciosas de las cámaras de vídeo nos escrutan en las aceras de las ciudades o en los pasillos de…

» Continúa en el Poyecto pedagógico: Leer la palabra y el mundo. Módulo (Cerca de la Distopía).

Una vez leídos todos los párrafos facilitados en el itinerario didáctico de esta temática (‘Los nuevos estados de la vigilancia) nos encontramos con una serie de actividades variadas: de compresión lectora, que piden relacionar determinados enunciados con aquellos párrafos de la lectura que son coincidentes en esa idea; de elaboración de respuestas a la pregunta ¿Alguna vez habéis tenido la sensación de que el ordenador o el móvil ‘os espiaba’?; de argumentación, invitando a pensar en las consecuencias del despliegue de ese ‘imperio de la vigilancia’ e incluso de ampliación y profundización, visionando una entrevista con Edward Snowden y solicitando conclusiones o que se pronuncien sobre esta temática, después de haber accedido a noticias como… “Yahoo espió los correos electrónicos de sus clientes a petición del FBI y la NSA”, “Evgeny Morozov: ‘Los datos son una de las más preciadas mercancías’ ”, Nos falta empatía hacia los vigilados, cuando los vigilados somos nosotros”.

Viñetas del dibujante Stuart McMillen de comparación entre dos grandes distopías del siglo XX: ‘1984’ de George Orwell y ‘Un mundo feliz’ de Aldous Huxley.
Viñetas del dibujante Stuart McMillen de comparación entre dos grandes distopías del siglo XX: ‘1984’ de George Orwell y ‘Un mundo feliz’ de Aldous Huxley.

Hasta aquí, podemos considerar que la tarea y las actividades planteadas no dejan de ser parecidas a las desplegadas habitualmente en las rutinas escolares. La diferencia se encuentra en el enfoque utilizado para su elaboración y en la finalidad y sentido que la enseñanza de la Lengua Castellana y Literatura tiene para las docentes creadoras de este material.

Como muestra del enfoque pedagógico que preside esta innovación, transcribimos, a continuación, algunas referencias teóricas y consideraciones que las autoras facilitan en la presentación didáctica del módulo —Cerca de la Distopía  al que nos venimos refiriendo.

LEER Y ESCRIBIR SON CONSTRUCCIONES SOCIALES.
Emilia Ferreiro

«Leer y escribir son construcciones sociales. Cada época y cada circunstancia histórica dan nuevos sentidos a esos verbos. Sin embargo, la democratización de la lectura y la escritura se vio acompañada de una incapacidad radical para hacerla efectiva: creamos una escuela pública obligatoria, precisamente para dar acceso a los innegables bienes del saber contenido en las bibliotecas, para formar al ciudadano consciente de sus derechos y obligaciones, pero la escuela no ha acabado de apartarse de la antigua tradición: sigue tratando de enseñar una técnica”.

Incluso hoy, cuando la investigación tanto ha avanzado en el conocimiento de los procesos lectores, hay una dimensión que sigue quedando extramuros de la escuela: la perspectiva socioculturalLa lectura crítica de los medios de comunicación —prensa, radio, televisión, internet— sigue siendo una de las asignaturas pendientes de nuestro sistema educativo. Y no es posible concebir hoy una lectura de la palabra que no vaya ligada, como ya reclamara Paulo Freire, a la lectura del mundoNo queremos lectores competentes «a secas», capaces de descifrar una instrucción o esquematizar un texto. Pretendemos contribuir a la formación de lectores que se pregunten quién dice qué y a qué intereses responde esa precisa construcción de un titular o una portada; lectores capaces de comparar, contrastar, evaluar; de leer entre líneas y tras las líneas. El aprendizaje de la lectura tiene mucho que ver con la formación de una ciudadanía democrática capaz de leer también lo que el Poder pretende esconder… (Continúa en Presentación para el profesorado)

‘Leer la palabra y el mundo’ es el proyecto pedagógico que da sentido a estos materiales y al itinerario didáctico que los sostiene. Es una iniciativa surgida desde la reflexión colectiva de cuatro profesoras de Educación Secundaria de Lengua Castellana y Literatura, de distintos Institutos Públicos de Educación Secundaria de la Sierra de Guadarrama, en Madrid: Guadalupe JoverÁngeles BengoecheaRosa Linares y Flora Rueda (Grupo Guadarrama).

El proyecto ‘Leer la palabra y el mundo’ responde a ese enunciado de Paulo Freire que vincula la lectura de la palabra y la lectura del mundo. Se organiza en cuatro secuencias de creciente grado de dificultad, una para cada curso de la Educación Secundaria Obligatoria, aunque intercambiables en algún momento y utilizables en otras etapas educativas. Cada secuencia elige un hilo conductor —los mitos, los derechos civiles, la ropa que vestimos, las distopías contemporáneas— para agavillar un conjunto de textos diversos —orales, escritos y audiovisuales— y acompañar tanto el proceso de lectura como el de interpretación y de producción oral y escrita. Así se vertebran las actividades sugeridas en cada uno de los centros de interés que componen cada módulo.

Tendremos ocasión, en entradas posteriores, de describir con cierta profundidad el papel que estas profesoras confieren a la competencia comunicativa en la formación de estudiantes autónomos, libres y responsables.

Lo mismo que hemos mencionado la posibilidad de uso telemático, vamos a entrar, a continuación, en un aula física para observar esa vinculación que hace la profesora entre el dominio lector y la necesaria interpelación de la realidad. El escenario, en este caso, es un aula de primero de ESO, y la temática que trabajan: La Biblia’, una parte del módulo: ‘Mitos de aquí y allá’.

EL SACRIFICIO DE ISAAC (DIARIO DE CLASE)

El sacrificio de Isaac
El sacrificio de Isaac CARAVAGGIO

GUADALUPE JOVER

 Uno, dos, tres, cuatro, cinco; uno, dos, tres, cuatro, cinco; uno, dos, tres…

Chicos y chicas van entrando en el aula. Ya saben de qué va el reparto de números. En apenas un par de minutos la clase está organizada en cinco grupos de seis personas. Hoy toca que sea el azar el que los conforme.

Empezamos.

Nos endontramos en primero de ESO, en el mes de octubre, en el itinerario didactico Mitos de aquí y de allá, y familiarizados ya con los cuentos africanos y los mitos griegos, hoy nos asomamos a otro de esos libros determinantes en la conformación del imaginario colectivo occidental: la Biblia.

El fragmento seleccionado es el de “El sacrificio de Isaac”.

 Mirad estos cuadros… ¿Qué vemos? —decenas de manos el alto—. ¿Qué creéis que está pasando? —y aquí mil hipótesis—.

Leemos en voz alta el fragmento correspondiente al sacrificio de Isaac, proyectado en una pantalla a la vista de todos. Houda no tarda en levantar la mano.

 Profe, en el Corán es diferente.

 ¿Cómo que en el Corán es diferente? —primera noticia de que Abraham apareciera en el Corán—.

 Sí. Que en el Corán la historia de Abraham es diferente.

 ¿Y cómo es?

Houda nos cuenta que en el Corán Abraham no va con Isaac sino con Ismael, el hijo que había tenido con la esclava Agar, y que no lo lleva engañado, sino que le explica lo que Dios le ha pedido. Houda nos cuenta muchas cosas. Yo estoy atónita.

Algunos de sus compañeros —Anás, Moha, Khaoula, Osama— intervienen para añadir o matizar algo. Escucho fascinada. Fascinada y avergonzada. Tanto, que confieso mi desconocimiento del Corán como algo imperdonable —así lo veo en ese momento— en alguien que quiere aproximar a niñas y niños a un cierto mapa de la cultura… desde una perspectiva intercultural.

Continuamos.

Observamos que el texto se organiza en torno a cinco breves diálogos, y chicas y chicos deliberan acerca de qué acto de habla domina en cada uno de ellos: las órdenes, sin duda, siempre acatadas. Este primer paso nos permitirá pautar la elaboración de un buen resumen del texto, y abordar una cuestión determinante en el episodio.

Sí, el sacrificio de Isaac ha sido presentado siempre como el paradigma de la obediencia debida. Pero ¿dudó Abraham? ¿Qué pensó Isaac? ¿Cómo reaccionó luego Sara, esposa de Abraham, al enterarse de lo sucedido?

Dividimos cada equipo en dos subgrupos de tres. Cada miembro del grupo asumirá un papel y contará, en diferente formato, su particular vivencia:

  • Abraham, en forma de monólogo interior;
  • Isaac, en forma de relato;
  • Sara, en diálogo con su esposo.

No siempre las percepciones concuerdan. Más allá de la disparidad de puntos de vista —sin duda hemos enriquecido el texto bíblico—, cada escrito es revisado y corregido por cada uno de los compañeros del grupo. Leemos algunos en voz alta.

Y sobreviene el coloquio, que no tarda en transformarse en acalorado debate¿Es siempre la obediencia una virtud?

Para conocer la fundamentación del módulo del que forma parte la tarea docente que hemos descrito recurrimos al apartado de ‘Presentación para el profesorado’ y lo ilustramos recogiendo dos de los párrafos.

MÓDULO: MITOS DE AQUÍ Y ALLÁ
Presentación para el profesorado

Resulta casi inevitable abrir unos materiales orientados al desarrollo de la lectura crítica en la educación secundaria con un itinerario centrado en los textos narrativos. La competencia lectora de los estudiantes y su propio horizonte de expectativas convierte a estos textos en los que menos resistencias les ofrecen, y los más adecuados por tanto para iniciar un recorrido que salga al paso de las dificultades lectoras con que habitualmente tropiezan. Por otra parte, se trata de un territorio idóneo también para desarrollar sus habilidades de interpretación: la capacidad de leer no solo entre líneas sino también tras las líneas de un texto; la capacidad de traer los textos a nuestro horizonte y emitir juicios propios acerca de su contenido, la intención con que fueron creados o la forma en que son transmitidos.

Este módulo se centra en un motivo inequívoco, el de los mitos, aunque intenta huir de la tradicional acepción que con frecuencia los vincula exclusivamente al legado grecolatino. El itinerario ofrece un recorrido por diferentes relatos fundacionales de diversas tradiciones culturalesla tradición oral africanala mitología clásicaLa Bibliael Popol Vuh (libro sagrado del antiguo pueblo quiché de Centroamérica), el Mahabhárata (la gran epopeya de la cultura india) y Las mil y una nochesEn un mundo globalizado como el nuestro y en unas aulas inevitablemente multiculturales como las nuestras, nos preocupa que chicas y chicos puedan verse reconocidos en los relatos que la escuela ofrece. Un itinerario como éste constituye, a nuestra manera de ver, un modo sugestivo de aproximarnos a las raíces de quienes antaño quedaban lejos pero hoy nos son ya próximos, y constatar, simultáneamente, las fecundas diferencias entre unas tradiciones y otras y la asombrosa recurrencia de motivos y episodios … (continúa en Presentación para el profesorado)

Finalizamos esta entrada, anunciando su continuidad y mostranto una de las actividades sugeridas, en este caso, utilizando el género del ‘comic’ y poniéndolo en relación con otro de los grandes mitos, descrito en la gran epopeya india recogida en el libro del Mahabhárata.

MAHABHÁRATA. TEXTO 2

GRUPO GUADARRAMA

Vamos a leer ahora un episodio del Mahabhárata en donde Bhima, uno de los cinco hermanos Pándava, se convierte en el protagonista debido a su fuerza. Junto al texto, os ofrecemos las tres páginas del cómic que corresponden a ese episodio. Como veis, se han eliminado los diálogos de los bocadillos. Vuestra tarea consiste en rellenar estos bocadillos con los diálogos (en estilo directo) que os vais a encontrar expresados en el relato en estilo indirecto.

  • Ejemplo de estilo indirectoBhima dijo que tenía mucha fuerza.
  • Ejemplo de estilo directo: (en el bocadillo, lógicamente, solo escribiríais lo que aparece en negrita y sin comillas) Bhima dijo: «Tengo mucha fuerza». 

Viñetas 1-2: Los Pándavas y su madre Kinti se ocultaron en el bosque. De todos ellos, era Bhima el que mostraba mayores dotes para enfrentarse a las amenazas y riesgos de este lugar. Si, por ejemplo, tenían que cruzar un río, ahí estaba Bhima para solucionar el problema con su enorme fortaleza.

Viñetas 3-6: Sucedió que en una parte del bosque, cerca de donde los Pándavas se encontraban, vivían dos ogros hermanos llamados Hidimba e Hidimb. Apenas Hidimb olió y olió a los Pándavas, pidió a su hermana que capturara a alguno de ellos para comérselo durante la cena. Esta, acostumbrada a las maneras despóticas de su hermano, obedeció inmediatamente, guiada por su poderoso olfato de ogra. Olfateando todo el tiempo durante el camino, descubrió a los Pándavas.

Viñetas 7-9: Cuando por fin los encontró, los Pándavas y su madre se encontraban durmiendo en un claro del bosque. Únicamente Bhima, que hacía la guardia, estaba despierto. Hidimba, escondida tras un matorral, observó al más fuerte de los Pándavas y quedó admirada de su potente físico. Se dijo a sí misma que nunca había visto un hombre tan fuerte, tan musculoso, y que si se presentaba ante sus ojos con la forma de ogra podría asustarlo. Decidió, pues, transformarse en una joven humana. Cuando Bhima la vio, muy sorprendido, le preguntó quién era y de qué palacio venía, pues por su presencia la había confundido con una princesa. Hidimba le comunicó que era hermana del dueño del bosque, un ogro, que devoraría a todos en cuanto supiera que estaban en su bosque y acto seguido le pidió que la siguiera…. (Continúa en MAHABHÁRATA )

LECTURAS

Feire, PLa importancia del acto de leer. En Resumen Latinoamericano. 2018.

Marta C. Nussbaum. La crisis silenciosaEn Sin fines de lucro: por qué la democracia necesita de las humanidades. Katz.. 2010.

¿Y los contenidos gramaticales? —algo por lo que siempre se les pregunta—. Al margen de que, según el curso, sean objeto de una sistematización específica, se abordan al hilo de las actividades de producción y comprensión textual. Pongamos un ejemplo: el uso de sinónimos, hiperónimos y pronombres es esencial al redactar un texto para evitar repeticiones; pero desenvolverse bien con unos y otros es clave también a la hora de no perder el hilo de una lectura por no reconocer, por ejemplo, cuál es el referente de determinado pronombre. Todos estos problemas de comprensión lectora acaban pasando factura a nuestro alumnado en las clases de Historia y Biología… o en la resolución de problemas de matemáticas.

Continuará…

(*) Versión para profesionales en ResearchGate (Descargar en pdf).

(**) El Grupo Guadarrama está compuesto por Ángeles BengoecheaGuadalupe JoverRosa Linares Ros y Flora Rueda profesoras de Lengua Castellana y Literatura en Institutos de Educación Secundaria de la Sierra de Guadarrama (Madrid). Coautoras de publicaciones y materiales ‘online’ de desarrollo de la competencia lectura y la educación literaria como: Cuatro propuestas en línea para la ESOConstelaciones literarias: Sentirse raro. Miradas sobre la adolescenciaFrente a la adversidad y Tres días en la ópera. En la misma línea conceptual de los materiales del Proyecto Leer la palabra y el mundo, han elaborado la secuencia didáctica: Constelaciones literarias para bachillerato, una incursión por los clásicos de la literatura universal.

(***) Hacemos una mención especial a Maribel García, profesora de la Universidad el Estado de Nueva York (SUNY) y la Universidad de Boston en Madrid, por el diseño y maquetación ‘online’ de los materiales.’

(****) Agradecemos a la comunidad educativa y de manera especial a los estudiantes de los Institutos de la Sierra de Guadarrama de Madrid, participantes en el desarrollo de estos materiales, por su colaboración y apoyo a este tipo de iniciativas educativas innovadoras.

(*****) La imagen de cabecera es un detalle de una de las ilustraciones de la profesora Luz Beloso para el libro “A soidade das medusas” de Iria Collazo. Editorial Galaxia.

Fuente del artículo: https://elpais.com/elpais/2020/03/30/escuelas_en_red/1585565138_409646.html

Comparte este contenido: