México: Con acciones en más de 20 estados, CNTE desafía continuidad neoliberal de la 4T

La nueva jornada nacional de lucha de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) marcó un punto de inflexión, pues en más de 20 estados del país miles de maestras y maestros realizaron bloqueos, tomas de oficinas gubernamentales, liberación de casetas, marchas y acciones coordinadas en defensa del derecho a una jubilación digna y por la abrogación de la ley neoliberal del ISSSTE de 2007.

El magisterio disidente, que por décadas ha enfrentado las reformas privatizadoras y la persecución política de distintos gobiernos, vuelve hoy a colocarse a la vanguardia de la resistencia contra el sistema de Afores y los intereses del capital financiero, que lucra con los ahorros de millones de trabajadorxs.

El paro nacional —que se extendió por Oaxaca, Chiapas, Michoacán, Guerrero, Zacatecas, Aguascalientes, Baja California, Durango, Colima, Sinaloa, Yucatán, Estado de México, Ciudad de México y otras entidades— no fue únicamente una jornada de protesta, sino que fue la expresión concentrada de años de agravios acumulados contra el magisterio y contra la educación pública. La indignación que recorrió el país es resultado directo de la continuidad neoliberal que los últimos gobiernos han sostenido, preservando el desfinanciamiento educativo, la precarización laboral, la privatización disfrazada y el abandono de la infraestructura escolar.

En Durango, el propio temor de las autoridades a que la CNTE tomara la Secretaría de Educación las obligó a abrir un diálogo improvisado —más bien un intento desesperado de contención— para evitar que la movilización desenmascarara la parálisis gubernamental. En Zacatecas, la fuerza del magisterio irrumpió con una marcha de más de 25 mil docentes hacia el Congreso local, dejando claro que las bases ya no están dispuestas a tolerar la simulación ni los acuerdos cupulares.

Y en la Ciudad de México, el plantón de la CNTE prácticamente cercó la Cámara de Diputados, a pesar de que el gobierno desplegó un violento operativo de granaderos para encapsular, hostigar y bloquear el acceso al recinto legislativo. Este cerco policial mostró que, ante las demandas legítimas del pueblo trabajador, la primera mujer presidenta responde con represión y blindaje institucional para proteger las reformas neoliberales y los intereses del capital financiero.

La narrativa oficial quedó en evidencia desde la madrugada del inicio del paro de 48 horas. Mientras Rosa Icela aseguraba que el “diálogo con la CNTE está abierto de manera permanente”, Palacio Nacional amanecía blindado por vallas y un despliegue policial desproporcionado. La política real del gobierno de Claudia Sheinbaum —ejecutada junto con el dirigente charro Alfonso Cepeda— consistió en descuentos salariales de decenas de miles de pesos, sobrecarga administrativa como castigo y represión directa: granaderos gasearon a las y los docentes mientras la presidenta utilizaba su conferencia matutina para criminalizar al movimiento y presentarlo como un obstáculo, desviando la atención de los negocios millonarios que las Afores y los bancos obtienen gracias al régimen individual de pensiones.

A esta ofensiva se sumó una acusación particularmente grave: intentar equiparar a la CNTE con la derecha. Nada más lejos de la verdad. La Coordinadora tiene 46 años de lucha contra el charrismo del SNTE, contra los gobiernos del PRI, PAN y PRD, y contra las reformas estructurales que buscan privatizar la educación pública. La CNTE enfrentó la reforma educativa de Peña Nieto, sufrió represiones como en Nochixtlán, encarcelamientos, ceses masivos y asesinatos. Quienes hoy acusan al magisterio democrático de estar “del lado de la derecha” son, paradójicamente, quienes mantienen intacto el sistema privatizado de Afores y preservan los privilegios del capital financiero.

La represión también ha golpeado a quienes han buscado articular sus luchas con el magisterio. Un ejemplo reciente es el despido injustificado de la Dra. Belén Benítez López, dirigente de FINTRAS, despedida por denunciar las condiciones precarias e insostenibles en IMSS-BIENESTAR. Que este ataque ocurra bajo un gobierno que se reclama “progresista” y dirigido por la “primera mujer presidenta” demuestra una verdad contundente: no llegamos todas, y las trabajadoras que luchan siguen siendo reprimidas cuando cuestionan los intereses que se benefician del desmantelamiento de la salud pública.

Sin embargo, ni la campaña mediática ni el cerco policial han logrado frenar el impulso del movimiento. El plantón se mantiene combativo, nutrido y respaldado por contingentes de todo el país. Incluso algunos espacios mediáticos dieron voz a las maestras y maestros; desde muy temprano, Pedro Hernández, dirigente de la Sección 9 democrática, desmontó las calumnias presidenciales y reafirmó que la CNTE no está al servicio de ningún grupo político: es un movimiento de base, genuino y profundamente democrático.

Frente al intento del gobierno y del charrismo de aislar la lucha, se abre una perspectiva decisiva, que es la de avanzar hacia la unidad en la acción con otros sectores del pueblo trabajador. Paralelamente, urge fortalecer la democratización de las escuelas y la autoorganización de las comunidades escolares. Extender y consolidar los Comités de Lucha de la CNTE es fundamental para preparar un paro nacional unificado, donde el magisterio mexicano despliegue toda su fuerza histórica, sin permitir que los charros sindicales bloqueen la voluntad de la base.

La clase trabajadora tiene una oportunidad estratégica. Mientras el gobierno defiende con firmeza los intereses de banqueros y Afores, el magisterio marca un camino distinto, el de la independencia política, la organización desde abajo y la lucha decidida por nuestros derechos.

Hoy no hay medias tintas, o se está con el capital financiero o se está con las y los maestros democráticos de la CNTE. Enfrentar esta política neoliberal, conquistar la abrogación de la Ley del ISSSTE 2007, impedir la profundización de la reforma educativa Peña–AMLO y pelear por un presupuesto que priorice educación, salud, vivienda y seguridad social (y no a las Fuerzas Armadas como la Guardia Nacional) requiere una fuerza colectiva mucho mayor.

El paro nacional mostró un rumbo posible. Ahora toca redoblar esfuerzos: seguir con paros y acciones hasta recuperar el sistema solidario de pensiones y defender cada uno de los derechos que nos han intentado arrebatar.

¡Gobierne quien gobierne, los derechos se defienden!

¡Fuera las Afores!

¡Por jubilaciones dignas y un sistema solidario para todo el pueblo trabajador!

¡Los charros no pasarán!

*Maestra de educación secundaria adscrita a la SEP.

Fotografía: Egbert Méndez

Fuente de la información e imagen:  https://insurgenciamagisterial.com/

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