Los síntomas más comunes son la pérdida de conciencia, los mareos, la mirada vidriosa, el dolor de cabeza, la amnesia, los vómitos, los problemas de memoria y la pérdida de concentración.
Los adolescentes que han sufrido una conmoción cerebral en los últimos 12 meses podrían tener un 25% más de probabilidades de tener una mala situación académica que aquellos que no la han padecido, sugiere un estudio publicado en línea en la revista ‘Injury Prevention’ al que ha tenido acceso Ep.
Una conmoción cerebral es una lesión temporal causada por un golpe, un impacto o una sacudida en la cabeza o por un golpe en el cuerpo que hace que el cerebro se mueva rápidamente de un lado a otro. Los signos más comunes son la pérdida de conciencia, los mareos, la mirada vidriosa, el dolor de cabeza, la amnesia, los vómitos, los problemas de memoria y la pérdida de concentración.
Para ello, analizaron los datos de 10.756 adolescentes de la Encuesta de Comportamiento de Riesgo Juvenil de 2019, una encuesta semestral que monitoriza los riesgos de salud entre los estudiantes de todo Estados Unidos. De los más de 10.000 estudiantes de secundaria analizados, el 14,9% informó que había tenido al menos una conmoción cerebral relacionada con deportes y actividades en los últimos 12 meses.
La mayoría de los adolescentes que declararon no haber sufrido conmociones cerebrales eran mujeres (50,9%), mientras que la mayoría de los que declararon haber sufrido una o más de dos conmociones cerebrales eran hombres (53,1% y 63,5% respectivamente).
Los estudiantes que se autoidentificaban como negros o afroamericanos representaban una mayor proporción de estudiantes con dos o más conmociones cerebrales (15,6%) en comparación con los estudiantes con cero o una conmoción cerebral (10,6% y 9,4% respectivamente). En general, una gran mayoría de los adolescentes (78,8%) declaró tener un buen nivel académico.
Los investigadores calcularon que tener al menos una conmoción cerebral en los últimos 12 meses se asociaba con un riesgo un 25% mayor de tener una mala posición académica y esta asociación era más fuerte con un historial de conmociones cerebrales repetidas.
La asociación variaba según la raza/etnia, pero los autores señalan que se necesitaban estudios futuros para examinar la interacción de la raza/etnia en la asociación.
Los autores reconocen que su estudio tenía algunas limitaciones, ya que no les permitió evaluar el cambio en la situación académica antes y después de las conmociones cerebrales notificadas, no se comprobó la verificación de los informes de los estudiantes sobre su conmoción cerebral y el resultado, y el estudio no incorporó variables socioeconómicas como los ingresos familiares y el lugar de residencia.
No obstante, concluyen que «el historial de conmociones cerebrales se asoció significativamente con una mala posición académica y el hecho de sufrir múltiples conmociones cerebrales podría ser especialmente perjudicial para los resultados de los estudiantes«.
«Los esfuerzos de prevención de lesiones basados en la escuela, incluyendo la promoción del uso del casco, la detección de conmociones cerebrales en la escuela y el cumplimiento de las directrices de retorno al juego y al aprendizaje, para reducir las conmociones cerebrales múltiples en los deportes, en particular para los grupos raciales y étnicos más afectados, pueden resultar beneficiosos para los estudiantes con conmoción cerebral», subrayan.
Fuente de la información e imagen: https://www.abc.es