Por: Paulino Romero
En el decurso del año calendario 2016 (del mismo modo como hemos ejercido el periodismo docente desde hace muchos años), mantuvimos una comunicación permanente con nuestro pueblo, a través de la prensa escrita, sobre diversos aspectos de la actividad social, cultural y política; pero, especialmente, sobre los problemas de la educación y sus efectos en la vida nacional.
Realizamos un trabajo complejo, paciente y minucioso en obediencia a nuestro principal compromiso con la Patria, cual es: ¡Educar, educar y educar! Y lo hemos realizado más allá de las cuatro paredes del aula de clase tradicional, porque hace varios lustros, ¡solo tenemos como única aula de clase la gran sala geográfica nacional!
Apostamos desde hace décadas por una Planificación Integral de la Educación Nacional. Insistimos en señalar el porqué de nuestra invariable posición.
Durante casi un siglo la educación pública fue ubicada en tres sectores diversos: la primaria, la secundaria, la profesional. Lo relativo a las universidades, por razón de sus funciones, de edad de los estudiantes y de los requisitos cumplidos para ingresar a ella, ha sido motivo de estudio y de consideración a nivel de la educación superior.
Esa separación de los sectores de la educación pública durante mucho tiempo pudo ser beneficiosa, por cuanto permitió una perfección considerable de estas funciones. Pero hoy día esta separación tan neta y tajante no puede ya mantenerse. Representa un régimen caduco, y así deben entenderlo las autoridades educativas, los educadores y los padres de familia.
La idea de la Planificación Integral de la Educación no es nueva. Pero ha estado presente solo en la esfera de las discusiones académicas, en reuniones, seminarios y congresos de educación. Hace falta que estas ideas entren en el plano de las discusiones oficiales, públicas y legislativas. Los progresos de la técnica pedagógica y el rango actual de la educación pública en el ambiente nacional no permiten retardar por más tiempo el estudio de la adopción de las innovaciones que promueven la Planificación Integral de la Educación. ¡Estamos en la hora precisa para entrar en este fecundo y fascinante camino!
La educación no puede ser concebida como un sistema de actividades aisladas, independientes, ajenas a profundas e indisolubles vinculaciones con todo el contexto social. Los sociólogos han demostrado que vivimos en una sociedad de cambios cada vez más acelerados y hasta qué punto tocan a la educación los cambios operados en la estratificación social y en la movilidad social. Además, los cambios en la estructura de la familia entregan a la educación tareas que antes no tenía y, en el campo ocupacional, se intensifica cada vez más la demanda de especializaciones que exigen una compleja preparación.
Desde el punto de vista pedagógico, la educación debe seguir siendo fiel a las tareas del desarrollo del hombre y la mujer, atendiendo debidamente las diferencias individuales. Es necesario organizar una escuela para el niño y la niña y no al niño y la niña para la escuela. El servicio de orientación, en todas sus formas, se torna indispensable en todos los niveles del sistema.
Los economistas han demostrado que la educación y la economía van estrechamente unidas, tanto porque la primera proporciona los recursos humanos indispensables para el desarrollo económico, cuanto porque la segunda proporciona a la educación los recursos financieros indispensables para su expansión y mejoramiento. ¡Cuando la educación es provechosa, cuando la educación tiene éxito, cuando despierta y promueve las capacidades potenciales de los individuos, no son gastos perdidos, son gastos de inversión y estos gastos crecen necesariamente!
Y desde el punto de vista filosófico, es evidente la inevitabilidad de la planificación de la educación, si, en verdad, queremos pensar la vida y no vivir de cualquier modo.
La planificación es un método que debe ser aplicado inteligentemente por personas que piensan y están pensando su concreta realidad con referencia a un marco de valores que tienden a una democracia y a un humanismo integrales, humanismo que, en la enseñanza, debe empezar desde el kindergarten y llegar hasta la culminación del proceso educativo, que dura, en realidad, toda la vida: la ‘educación permanente’.
Fuente: http://laestrella.com.pa/opinion/columnistas/finaliza-maltrecha-jornada-educativa-2016/23971825
Imagen: http://doctorsonrisal.blogspot.com/2011/06/educacion-integral.html