América del Sur / Uruguay/
La Casa del Árbol la pondrá en funcionamiento a partir de diciembre.
En 2013 un grupo de docentes, artistas y científicos interesados en el trabajo con las infancias fundó La Casa del Árbol. Desde ese centro cultural, donde se desarrollan talleres enfocados en los más chicos, el mes próximo impulsarán una plataforma audiovisual. Con el apoyo de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación, van a mantener el dominio lacasadelarbol.uy, aunque cobrará un aspecto similar a Netflix. “Es la referencia más cercana, pero lo nuestro es muy diferente. Se trata de un proyecto que viene a culminar una serie de reflexiones acerca de nuestro trabajo”, adelanta Álvaro Adib, coordinador del colectivo. La diferencia será notoria desde la portada, en la que, además de los contenidos audiovisuales gratuitos y sin restricción territorial, habrá una sección más teórica en torno a las prácticas que llevan adelante. El proyecto será lanzado el 9 de diciembre en el Centro Cultural de España, pero estiman que una semana antes la plataforma quedará habilitada.
La Casa del Árbol se ocupará de la curaduría de los cortos y de los capítulos que se suban, ya que el interés es dar visibilidad a cierta clase de sensibilidad, a expresiones que no encuentran espacios: “Tendremos cosas hechas por niños en escuelas de cine de América Latina, así como en festivales especializados en infancia, y va a haber un espacio en el que puedan publicar los chiquilines directamente. La idea es que tenga una línea editorial de calidad y de contenido alternativo a lo que se puede ver por ahí”. La población objetivo, tanto de los talleres como del portal, son los niños de cuatro a 12 años, pero ese límite suele extenderse. “En una época estuvimos muy embanderados con que hubiera un espacio en la televisión pública para contenidos no profesionales hechos por niños, pero después nos dimos cuenta de que era una pelea absurda, porque ya es casi inexistente la producción audiovisual para niños en Uruguay y pretender que existiera esto otro era un paso más allá”, explicó Adib.
El contenido se verá ordenado en categorías como Escuelas de Cine, Festivales, Hecho por Vos y Autores (adultos haciendo cosas para niños). En general, se trata de materiales de extensiones breves, una forma de contemplar la atención difusa del potencial auditorio. Van a empezar por lo menos con unos 50 videos, entre los que no va a haber largometrajes pero sí pequeñas ficciones. Mucho del material propio saldrá de los talleres de La Casa del Árbol, donde este año, además, generaron tres proyectos en el entorno de los tres minutos: Revuelvo yo, un programa de cocina de diez capítulos; una temporada de La explicación de Marcos, serie documental sobre cómo un niño de siete años entiende que funcionan cosas cotidianas, como la gravedad; y Entrevista peluche, en la que un niño interroga a su colección de muñecos. Los estimuló especialmente haberse presentado al Prix Jeunesse, que se celebró en Múnich (Alemania), con “un compendio de audiovisuales hechos por chiquilines, editado en un formato de unos diez minutos”.
Entre los vínculos y alianzas con el exterior, cabe mencionar a Taller del Coco, de Buenos Aires, que envió para la plataforma piezas de tres minutos con animaciones en stop motion, y al colectivo Pequeno Cidadão, de Brasil, que hace videoclips para niños. También, aunque no es lo que más abunda en el catálogo en formación, hay algunos trabajos autorales, generados para canales de televisión, pero que ya salieron del circuito.
La categoría más incierta y la que, al mismo tiempo, entusiasma más al equipo es Hecho por Vos, que apunta a que los niños envíen sus trabajos. “Nos interesa tomar de esa cantera de ideas y de estéticas que son los gurises. Queremos aprovecharnos del formato youtuber y cargarlo de contenido. Hay un autor colombiano, Omar Rincón, que insiste con que hay que tratar de entrar en la narrativa de los chiquilines y usarla para llegarles mejor y proponerles otras cosas. Porque las herramientas las manejan de taquito; el problema es la ansiedad. Nos pasa en los talleres de cine: quieren que todo sea ya. Cuesta entender que haya una relación directa entre que quede como a ellos les parece divino y esa cuestión ilusoria de Youtube, donde hay un trabajo de producción que los gurises no perciben”.
Cuando se le pregunta sobre los cambios observados en este tiempo de funcionamiento de La Casa del Árbol, Adib responde impactado: “En 2013 todavía hablábamos de alfabetización audiovisual y de la importancia de que aprendieran el lenguaje y decodificaran. Hoy en día esas son palabras vacías, porque técnicamente lo recontradominan. Las cuestiones que hay que desarrollar a nivel educativo con ellos son gestionar el tiempo de otra forma y trabajar colectivamente, algo que cuesta cada vez más, debido al enfrascamiento de los gurises en el concepto youtuber. El contacto fluido con los dispositivos ha generado una profundización del individualismo, de que tiene que ser ‘como me gusta a mí’”. Como docentes, en La Casa del Árbol aplican algunas técnicas del pedagogo italiano Gianni Rodari y de su libro Gramática de la fantasía, y suscriben la idea de abandonar el poder de enunciación, como dice Rincón: “Terminás siendo un gestor de tiempos y energías, más que nada”, concluye Adib.