La afiliada de la IE en México, SNTE, presentó el pasado 15 de julio en un seminario virtual la llamada Declaración de los Pinos. Se trata del documento final del evento de cierre del Año Internacional de las Lenguas Indígenas 2019, realizado el 27-28 de febrero de 2020 en la Ciudad de México.
La afiliada de la IE en México, SNTE, presentó el pasado 15 de julio en un seminario virtual la llamada Declaración de los Pinos. Se trata del documento final del evento de cierre del Año Internacional de las Lenguas Indígenas 2019, realizado el 27-28 de febrero de 2020 en la Ciudad de México.
La Declaración busca culminar la incorporación de las lenguas indígenas, la diversidad lingüística y los aspectos relacionados con el multilingüismo en los marcos mundiales de desarrollo sostenible. Asimismo, busca ser el referente nacional para el desarrollo de políticas públicas que atiendan la diversidad cultural en México.
Con el fin de garantizar que las lenguas indígenas sean reconocidas en las esferas económica, política, social y cultural, la Declaración identifica direcciones estratégicas de acción, entre las que se encuentran:
• Entornos educativos y de aprendizaje inclusivos y equitativos para la promoción de las lenguas indígenas. Esto incluye la presencia de las lenguas maternas en la impartición de justicia y los servicios públicos, el empoderamiento digital, así como la promoción de tecnología del lenguaje y medios indígenas.
• Salvaguarda y protección del patrimonio cultural y lingüístico: crear igualdad de oportunidades de empleo en lenguas indígenas y para lenguas indígenas, así como su uso para la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres.
• Garantizar la capacitación y actualización del personal docente de educación indígena en sus lenguas originarias.
• Garantizar materiales educativos, libros de texto y guías suficientes para el personal docente en todas las lenguas originarias;
• Garantizar la educación para todas y todos;
• Afirmar la participación de los pueblos indígenas en los procesos de toma de decisiones, consulta, planificación e implementación de políticas.
Los elementos principales de la Declaración de los Pinos constituirán, asimismo, las lecciones y puntos clave para desarrollar el futuro Plan de Acción Global para el Decenio Internacional de las Lenguas Indígenas (2022-2032), proclamado por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 18 de diciembre de 2019.
Originalmente, los mapoyo relataban su historia en la lengua wanai, pero, poco a poco, la colonización fue imponiendo un nuevo idioma hasta que sólo quedaron seis hablantes y su tradición oral se vio amenazada. El riesgo de perder su cultura ancestral detonó en estos indígenas venezolanos la determinación de defenderla a toda costa, por lo que empezaron a trabajar en su recuperación.
Había una vez un lugar muy cerca del Orinoco donde el tiempo era diferente y sólo existía ligado a la luz y al sol, donde el origen de la vida era un cerro y donde nada era más importante que la naturaleza, porque ella guardaba los símbolos y permitía subsistir. En ese lugar, la gente se reunía para relatar a la comunidad sus experiencias y así mantenerlas vivas como parte de su historia.
Ese sitio todavía existe, está en Venezuela y se llama Los Pijiguos, en el estado de Bolívar. Los Pijiguos está habitado por un pueblo descendiente de los caribe: el mapoyo o wanai, que continúa transmitiendo de generación en generación su cosmogonía, conocimientos, historia y cultura a través de relatos que van contando los sabios, es decir, las personas de más edad.
Originalmente, los relatos se hacían en la lengua wanai, pero, poco a poco, la colonización fue imponiendo un nuevo idioma hasta que sólo quedaron seis hablantes y su tradición oral se vio amenazada.
El riesgo de perder su cultura ancestral detonó en los mapoyo la determinación de defenderla a toda costa, por lo que empezaron a trabajar en su recuperación. Así, en 2007 se incorporó a la escuela del pueblo el primer maestro bilingüe. Su lucha pronto contó con el apoyo del Gobierno venezolano, que acudió a la UNESCO para que se reconociera la tradición oral de ese pueblo en la Lista del Patrimonio Cultural Inmaterial y se apoyara su preservación.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura no sólo la inscribió en la Lista en 2014, sino que declaró que requería medidas urgentes de salvaguardia e inició un programa conjunto con las autoridades venezolanas para elaborar material didáctico y un sistema de escritura wanai que se utilizaría en las escuelas de la comunidad.
Jairo García Bastidas, un joven luchador social mapoyo y participante en los esfuerzos de revitalización, señala que fue así como su pueblo ingresó a un proyecto de Estado para, en conjunto con la comunidad, reforzar, salvaguardar y mantener, la cultura viva de los wanai.
Jairo, quien es nieto del cacique mapoyo, explica que los maestros utilizan los materiales creados con la participación de todos para enseñar a los niños en la escuela.
“Son herramientas pedagógicas que facilitan el conocimiento de la lengua materna de acuerdo con la edad”, dice.
La recuperación de una tradición y un idioma es compleja e involucra a muchos actores. La ministra de los Pueblos Indígenas de Venezuela, Aloha Núñez, destaca la labor de varios ministerios e instituciones gubernamentales para rescatar la tradición oral y la lengua wanai.
“Hemos hecho un trabajo especialmente con las autoridades indígenas, con los abuelos y abuelas y con un líder que aún preserva y mantiene gran parte de la lengua wanai, un idioma que prácticamente estaba perdido. Hemos estado haciendo un esfuerzo para recuperarla y poderla plasmar en diferentes instrumentos educativos que nos permitan enseñar a los más pequeños por los menos las palabras más usadas referentes a la salud o las palabras principales del idioma”, apunta.
Un maestro del proyecto para recuperar la tradición oral y la lengua mapoyo
La espada de Bolívar
Uno de los grandes orgullos de los mapoyo es su historia de pueblo combativo que llegó a luchar al lado de Simón Bolívar por la independencia de Venezuela, según consta en la memoria colectiva y lo demuestra la espada que el libertador les regaló como prueba de la entrega de los territorios que les pertenecían ancestralmente.
Jairo García Bastidas aduce que en la crónica de la historia venezolana da cuenta de la gran batalla de los ancestros wanai.
“Lucharon a favor de nuestros patriotas de aquel entonces, el general Paez y el libertador Simón Bolívar para liberar los espacios invadidos por el yugo español. Aquí hubo una gran batalla, fuerte, se perdieron muchas vidas de nuestros abuelos para liberar el territorio porque utilizaban a los mapoyo como esclavos y los adoctrinaban a religiones ajenas a su cultura. Esa batalla ocurrió en 1815, como evidencia viva tenemos una espada, una lanza que ha pasado por las generaciones de los diferentes caciques. “
Pese a que esa espada simbolizaba la entrega de sus territorios, los mapoyo debieron esperar casi dos siglos para que se oficializara la decisión de Simón Bolívar. Fue hasta el Gobierno de Hugo Chávez que se reconoció la entrega del territorio mapoyo.
Inspirados por ese pasado de lucha, los wanai empezaron a trabajar arduamente en la revitalización de su identidad cultural, en la cual el idioma es clave.
Semilla y frutos
Su plan comenzó con dos horas de clases diarias de wanai en todos los grados de educación primaria y, junto con el maestro y los padres, los niños empezaron a elaborar láminas con las frases más usadas en mapoyo y español. Además, se realizaron danzas y se dramatizaron rituales. Poco después, los niños aprendieron a entonar el himno nacional en su lengua.
Esta labor sembró la semilla de la enorme tarea de rescate, reconoce la ministra de los Pueblos Indígenas.
“Es importante destacar que ya había un trabajo que venía haciendo la comunidad y que a través de la UNESCO, se le ha dado mayor facilidad para poder sacarlo adelante.”
Jairo García Bastidas detalla el funcionamiento en la escuela del programa de recuperación del idioma y la cultura.
“Hay un plan por grados dentro del lapso académico y para finales del año escolar se genera un trabajo final para ver cómo ha evolucionado la rehabilitación del idioma en los niños de diferentes niveles. El año escolar se cierra con representaciones relacionadas con la cultura, que es uno de los primeros temas que se abordan en el ciclo”, dice Jairo.
Con apoyo de la UNESCO, estos trabajos se han reforzado y, a partir de 2014, la comunidad mapoyo, con la ayuda de una lingüista, elabora el primer diccionario bilingüe español-wanai/wanai-español.
“Hemos avanzado más de cuatro años con los sabios, los abuelos, los docentes, la familia completa de la comunidad para mantener nuestra cultura indígena del pueblo mapoyo. Hoy día, nuestra lengua materna no sólo se rehabilita entre los niños con el programa intercultural bilingüe, sino que se hace dentro de la comunidad con el proyecto de oralidad.”
Pero, ¿qué es la oralidad? “Como nuestros abuelos le van transmitiendo los saberes ancestrales a nuestra juventud, a los niños, con el conocimiento que tienen las madres, los padres, todo lo que hace lo cotidiano del pueblo mapoyo”, abunda.
Como parte del objetivo de preservar la tradición oral, las historias también han empezado a registrarse por escrito, agrega Jairo.
“Podemos decir que las bibliotecas vivas son nuestros abuelos, vamos compartiendo con ellos y haciendo las redacciones para transmitirlas a través de la escuela, a través de otro proceso de intercambio con la comunidad. Es la mejor forma, ya que tenemos muy pocos hablantes.”
Según el censo de 2011, para ese año había 423 indígenas mapoyo, 210 hombres y 213 mujeres. De entonces a la fecha, la población ha crecido y suma unos 600.
Los wanai son optimistas y confían en que su labor y el compromiso de su comunidad produzca a mediano plazo muchos más hablantes de todas las edades, especialmente jóvenes. Hoy, dos de los hablantes son mayores de 70 años y los otros cuatro rondan los 40.
La lengua y la naturaleza
El pueblo mapoyo sabe que la supervivencia de la lengua significa entre otras cosas la conservación de su filosofía de respeto a la naturaleza.
El territorio donde viven los mapoyo es rico en recursos naturales: hay bauxita, oro, diamante, uranio, coltán…pero para los wanai, la mayor riqueza es el agua que nutre el paisaje y les permite sobrevivir.
“Para el indígena mapoyo, el territorio es parte de su cuerpo. Cuidarlo, protegerlo es lo más importante y esto está en consonancia con la interculturalidad. A nuestra comunidad llega la educación sistemática del Estado, pero nosotros estamos equilibrando que un niño, aunque pueda manejar, por ejemplo, una computadora, no desconozca la propia vida cultural ni la condición del pueblo wanai”, subraya Jairo.
En este Año Internacional de las Lenguas Indígenas, la ministra Núñez comparte la percepción de los idiomas originarias como elemento integral de la cultura de los pueblos y las valora como herencia ancestral e instrumento de defensa de los pueblos indígenas.
“Es el método que nos ha permitido subsistir durante tantos años. Por eso es sumamente importante su rescate, revitalización y fortalecimiento. En medio de una globalización y de tantos medios y métodos tecnológicos se va perdiendo a veces el contacto con nuestras raíces y es fundamental mantener ese contacto, esa identidad, esa cultura y, por supuesto, los idiomas indígenas que son parte de nuestro autorreconocimiento como pueblos y comunidades indígenas en Venezuela.”
Ángel Vargas
Foto: Raúl Angulo Hernández
La Jornada Maya
Ciudad de México
Jueves 21 de febrero, 2019
En el Laboratorio de Lengua Cultura Víctor Franco del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (Ciesas) desde hace 10 años las investigadoras Frida Villavicencio Zarza y Eva Salgado Andrade desarrollan metodologías para ser aplicadas en la enseñanza y el aprendizaje entre niños y jóvenes hablantes de las 68 lenguas originarias del país.
Al respecto, mencionan la falta de materiales educativos adecuados para la diversidad lingüística y cultural y señalan que la brecha digital crece en los centros educativos a los que asisten niños indígenas.
También han elaborado una serie de propuestas para realizar materiales educativos multimedia destinados a niños y jóvenes bilingües hablantes de esas lenguas, además de varios juegos de mesa.
De igual manera desarrollan proyectos interactivos como muñecos y objetos robóticos parlantes. A la fecha, cuentan con ejemplares de éstos en totonaco, náhuatl, wixárika, purépecha, maya yucateco y mixteco.
Con motivo del Día Internacional de la Lengua Materna, que se celebra el 21 de febrero, y que 2019 fue proclamado por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) Año Internacional de las Lenguas Indígenas, Villavicencio y Salgado destacan que su premisa es la integración de la lengua y la cultura.
‘‘El trabajo que realizamos es proponer innovación y unir el conocimiento de las ciencias humanas desde una perspectiva que considera a la lengua y la cultura implicadas forzosamente”, explican.
‘‘No hay lengua sin cultura, no hay cultura sin lengua y todo se debe abordar desde esa perspectiva. Nuestra propuesta es interdisciplinaria, aunada a las tecnologías de la información y la comunicación.
‘‘Llevar las lenguas indígenas a las tecnologías y viceversa. Es todo un concepto de innovación y como laboratorio proponemos prototipos, tipos primeros para la atención de uno de los grandes problemas en México: la educación de los niños y jóvenes en contextos de diversidad lingüística y cultural.”
Nacer en contextos de diversidad cultural
De acuerdo con Frida Villavicencio y Eva Salgado, ambas con doctorado en lingüística, al hablar de lenguas indígenas siempre se alude a su preservación, pero no a los hablantes por lo que la finalidad de su trabajo es contribuir al desarrollo pleno de éstos.
‘‘Son niños y jóvenes que nacen en contextos de diversidad cultural en la lengua materna de sus abuelos y padres; es la que ellos deberían asimilar como propia de manera completa y luego incorporar ya el español. Un objetivo es decir que preservemos la lengua, pero ésta es nada sin alguien que la hable”, sostienen.
‘‘Lo que hacemos tiene que ver con el derecho de los niños y jóvenes de culturas originarias a constituirse como seres humanos íntegros, aspecto para el cual el lenguaje es crucial”. Consideran que la metodología planteada coloca en el centro de la misma a los hablantes de las lenguas indígenas como expertos en éstas y su cultura.
‘‘Son ellos los que imaginan, idean los contenidos de los materiales y la interacción en ambientes reales de uso”, concluyen las investigadoras.
El objetivo es que se facilite el aprendizaje de las personas que están estudiando el inuktitut y que la lengua florezca, se expanda y vuelva a ser una parte fundamental de la cultura esquimal
Según Estadísticas Canadá, el inuktitut es una de las únicas tres lenguas aborígenes habladas en Canadá por una población suficientemente amplia como para prever que pueda sobrevivir a largo plazo. “Aunque el lenguaje se mantiene fuerte en la cultura, lo cierto es que su conocimiento y su uso están perdiendo terreno, al punto que en algunas comunidades sólo quedan pocos hablantes”.
Pero ahora se vienen cambios en la forma en que está escrito el inuktitut y que facilitaría el aprendizaje del idioma. La ortografía local está siendo estandarizada en las cuatro regiones inuit de Canadá, incluyendo Nunatsiavut, en Labrador. Los representantes de cada área, en consulta con Inuit Tapiriit Kanatami, están en proceso de revisión del idioma letra por letra para crear una versión oficial escrita.
“Todas las regiones están perdiendo algunos de sus sistemas de escritura. Así que no es sólo una región en la que nos estamos enfocando”, dijo Sarah Townley, una de las personas que representa la forma de deletrear de Nunatsiavut. Todos están comprometidos
Como ejemplo, Nunatsiavut usa una k donde otras regiones usan una q y la q se está convirtiendo en la forma oficial de indicar el sonido. La palabra “colina” – pronunciada hawk-hawk – es deletreada kakKak en el Labrador Inuit. Cambiará a qaqqaq.
El deseo de hacer crecer la lengua
“Va a ser mucho más fácil para las personas que están aprendiendo el inuktitut”, dijo Townley. Ella siente que la estandarización ayudará a expandir el lenguaje, ya que las regiones podrán compartir recursos.
“En el Labrador el inuktitut se está extinguiendo lentamente, mucha gente no lo está usando como antes”, dijo. “En el sistema escolar actual, una vez que se logra una comprensión, va a florecer, creo”.
Las regiones continuarán con su propia ortografía
Townley dijo que el sistema de escritura estandarizado se usará para comunicarse a través de las regiones, pero la ortografía local puede, y seguirá siendo usada en sus áreas respectivas.
Ese será el caso de las sílabas, dijo, una forma del lenguaje escrito que parece como símbolos y que no se usa en Labrador. Ella no teme que desaparezca porque siente que la forma continuará en las regiones que actualmente la usan.
El proceso ha llevado más de tres años
Townley espera que el primer borrador del lenguaje estandarizado sea lanzado en algún momento en 2018. El grupo se reunirá nuevamente en Inuvik más adelante.
“Una vez que recibimos noticias de la comunidad con sus inquietudes, o sus agregados o sus eliminaciones nos reuniremos nuevamente y discutiremos para ver cuál sería la mejor solución”.
En todo el mundo hay unos 160,000 inuits; los que están fuera de Canadá se encuentran en Alaska, Groenlandia y Rusia.
Por Leonora Chapman amlat@rcinet.ca
Fuente:
RCA, Radio Canadá Internacional
http://www.rcinet.ca/es/2017/11/08/la-lengua-escrita-de-los-inuit-el-inuktitut-sera-estandarizada-en-todo-canada/
Fecha: 14/11/2017
Glosario:
Inuit Tapiriit Kanatami: organización de los indígenas inuit
Nunatsiavut: tierra reclamada por los inuit. No confundir con Nunavut, el actual territorio autónomo de esos indígenas en Canadá
América del Sur/Bolivia/13 Mayo 2017/Fuente: Prensa Latina
Nayra, un robot para la enseñanza del aymara, figura dentro de las iniciativas presentadas hoy en Bolivia con el fin de promover el estudio de las lenguas indígenas originarias.
El ingenio tecnológico reconoce comandos de voz específicos en ese idioma y fue impulsado por la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura.
Nayra (New Aymara Robotic Assistant) tiene el tamaño de una muñeca y está vestida de pollera, el atuendo tradicional de las mujeres indígenas.
Esa y otras inventivas fueron presentadas por el Ministerio de Educación y el Instituto Plurinacional de Estudio de Lenguas y Culturas para revitalizar los idiomas indígenas a través de aplicaciones instaladas en celulares y computadoras.
Dentro de los programas figuran el llamado ‘Onda Aymara’, cofinanciado por el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia, que está dirigido a niños de 10 a 14 años para que aprendan ese idioma, a través de juegos interactivos.
‘La idea es empoderarse de las tecnologías de la informática y las comunicaciones para desarrollar nuestras lenguas y culturas’, declaró el jefe de unidad de Políticas Interculturales del Ministerio de Educación, Walter Gutiérrez.
Otra iniciativa es Jukucuentos, un sencillo videojuego para dispositivos móviles, el cual permite interactuar con animales típicos de Bolivia, como el oso andino, que relata cuentos tradicionales del país.
Este proyecto digital, estimula a niños y jóvenes de la comunidad kichwa en Cundinamarca, Colombia, para aprender su lengua y costumbres
Con deseos de preservar su cultura, los kichwa, comunidad indígena de Sesquilé, Cundinamarca, encontraron en las TIC (tecnologías de la información y las comunicaciones) una forma de enseñar de manera didáctica y práctica la lengua de su pueblo y evitar la desaparición de su comunidad.
Los ancianos kichwa notaban con preocupación el desinterés de los más chicos por las tradiciones y costumbres de su pueblo. Por esta razón, decidieron compartir sus necesidades y problemáticas con profesionales de la Universidad Nacional de Colombia. Junto a ellos y a partir de un trabajo de co-creación colaborativa, se propusieron soluciones TIC para que los jóvenes se sintieran atraídos por sus raíces.
Es así como nace Runashimi, un videojuego que a través de 10 niveles hace el recorrido de los ancestros kichwa hasta llegar a Sésquile. En el camino, los niños y jóvenes practican la lectura, pronunciación y escritura de la lengua. Este juego se realizó en las instalaciones del ViveLab de Bogotá, uno de los laboratorios de innovación y producción de contenidos digitales que el Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (MinTIC) instaló en diferentes regiones del país para llevar el país hacia la Economía Digital.
Los ViveLab son espacios a través de los cuales se facilitan las herramientas tecnológicas y se brindan capacitaciones técnicas para realizar actividades de emprendimiento digital, enfocadas a aplicaciones y contenidos digitales.
La infraestructura del laboratorio de Bogotá le permitió a John Alexander García, coordinador del proyecto; Catalina García, antropóloga; Yamile Pérez; asesora lingüística, y Álvaro Triana, coordinador de desarrollo, utilizar todos los equipos y programas para crear el juego, que alineó el uso de las tecnologías con la preservación del patrimonio cultural de los kichwa.
Uno de los grandes retos que tuvieron que afrontar los creadores de Runashimi fue la articulación efectiva de las necesidades de la comunidad indígena con las TIC. «Hacer un proyecto como estos implica tener un diálogo constante y permanente con las comunidades, en el que se involucran las tradiciones y cultura kichwa y el desarrollador debe digitalizar estas creencias», comentó John Alexander García.
La lengua kichwa está ligada a una forma de pensamiento y sabiduría que genera cohesión, fortaleza y solidaridad dentro del pueblo. Runashimi es un ejemplo de cómo se pueden proponer soluciones TIC a problemáticas reales, en este caso, el videojuego aporta a la preservación de la lengua y las tradiciones de una comunidad indígena.
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