Una época ansiosa (un libro que ayuda a entender a los Estados Unidos hoy)

Blanca Heredia

“La nuestra es una época ansiosa –La época ansiosa. Un momento en el que las tribulaciones espirituales en los Estados Unidos parecieran más fuertes que en ningún otro momento, quizá, desde los 1730”. Así arranca su libro, An Anxious Age: The Post-Protestant Ethic and the Spirit of America, Joseph Bottum, ensayista, conocedor de temas religiosos y crítico literario norteamericano.

Una aseveración fuerte y osada. Una, también, que rompe con el guion subyacente de mucha de la cháchara previsible que, con frecuencia, se ostenta hoy como análisis y crítica del presente. Aseveración fuerte y osada, pues habla del presente en los Estados Unidos, como “LA” época ansiosa.

Aseveración disruptiva y útil, pues, en lugar de repetir lo de todos, trae de regreso a la mesa un tema clave para esclarecer algunas de las razones de fondo detrás del estado (lamentable) que guarda la vida pública en aquel país.

El tema grande que Bottum nos invita a volver a mirar es la religión con mayúsculas. La religión entendida como una respuesta central a las necesidades espirituales de los seres humanos. Subrayo, la religión no como hecho sociológico o como “ideología” o como dogma encarnado en instituciones.

La religión puede ser y es todo eso otro. Sin embargo, señala Bottum, antes que nada y conseguir tener cualquier efecto (bueno o malo), la religión tiene que ser entendida como creencia vivida, real y profunda. Como acto de fe con respecto al valor y verdad de ciertos hechos, valores y prácticas a través de los cuales el creyente le da sentido al mundo y aquieta de veras su zozobra frente a lo que lo excede, lo inquieta y lo pone ansioso. Por ejemplo, la muerte o el contenido cierto del bien y del mal.

Para los no creyentes, los científicos sociales y, más generalmente, para un momento histórico en el que las única razones comprensibles son las de la racionalidad fría (el cálculo costo-beneficio) y los datos, resulta mucho más fácil “explicar” y “entender” lo religioso como “falsa conciencia” o como “capital social”, restándole todo lo que no “computa” desde la racionalidad y los datos.

El problema, nos dice Bottum, es que, en el camino, acabamos restándole al fenómeno religioso todo lo que tiene, justamente, de religioso.

Desde ese lugar, casi inaccesible desde la pura razón de las sumas y las restas comprobables, aborda el autor de La Época Ansiosa el asunto que constituye el objeto y la tesis central del libro. A saber: el debilitamiento profundo del protestantismo tradicional (“mainline” ) en los Estados Unidos de los años 1970 en adelante y sus consecuencias –catastróficas, a juicio de Bottum– para la vida pública de ese país.

Con pluma ágil y a través de un texto que combina viñetas de personajes prototípicos de lo que el autor denomina “post-protestantismo” (adhesión a muchos de los valores centrales del protestantismo norteamericano tradicional aggiornado, por parte de sujetos que, sin embargo, ya no creen en las verdades religiosas y no ejercitan las prácticas rituales y sociales que les daban sustento efectivo a aquellos valores) con fragmentos de erudición en materia teológica y amplio conocimiento de la historia norteamericana, Bottum arma una interpretación muy interesante y plausible sobre la naturaleza y orígenes de la descomposición que vive en la actualidad la vida pública, en general, y la vida política, en particular, en los Estados Unidos de América.

Para Bottum, lo cito: “El protestantismo le dio a los norteamericanos un código de maneras y costumbres. Una mentalidad y una condición anímica. Una forma de ser en el mundo. Un fundamento político. Una definición como nación”.

El protestantismo funcionó como cemento –fundacional, básico y compartido– de la nación, la sociedad y el sistema político norteamericano. Lo hizo, pues los fundadores de esa comunidad, y, luego, una masa crítica lo suficientemente grande y poderosa, creía, en efecto, en cosas como que la salvación se ganaba con el trabajo y en que decir mentiras, estafar o robar estaba MAL y desataba la ira de Dios en contra de él o la que incurría en ellas.

Esas creencias compartidas, combinadas con prácticas cotidianas de millones orientadas por esas creencias, y con la ausencia de una sola organización eclesiástica que las representase, le ofreció un lenguaje moral compartido a la vida pública en ese país e hizo posible reconciliar, de forma inusualmente productiva y fértil, libertad individual y vida ordenada en colectivo.

A partir de la década de los 1970, las creencias de fondo que hicieron del protestantismo eje vertebral de la vida colectiva en los Estados Unidos, se fueron debilitando.

Fue ganando terreno el ánimo descreído característico de la modernidad secular, y perdiendo anclas el sustrato de fe compartido de una vida en común capaz de reconciliar orden y diversidad. Si bien echo en falta una explicación mejor y más detallada de cómo ocurrió todo esto, la tesis central del libro sigue pareciéndome iluminadora.

Iluminadora en el sentido de que me ayuda a entender cosas como Trump no condenando, de entrada, el fin de semana pasado a los supremacistas blancos y a los neonazis en Virginia.
Cosas importantes, como el hecho mismo de que un sujeto como Donald Trump haya conseguido convertirse en presidente de los estadounidenses.

Fuente del articulo: http://www.elfinanciero.com.mx/opinion/una-epoca-ansiosa-un-libro-que-ayuda-a-entender-a-los-estados-unidos-hoy.html

Fuente de la imagen: http://www.elfinanciero.com.mx/files/article_main/uploads/2017/08/16/5993e616572c7.jpg

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Las religiones minoritarias son las más cultas

Por: Diario Uno

Un estudio mide el impacto de las religiones sobre el nivel educativo de sus adeptos.

La religión no influye en el nivel de educación de sus adeptos de igual forma en todas partes, ha descubierto un estudio que ha analizado el impacto de una confesión religiosa sobre el nivel de educación de sus adeptos en más de 70 países, del que informa Daily Science.

El estudio ha puesto de manifiesto que hay países en los cuales los adeptos son más educados que los otros habitantes, y países en los que los adeptos de una confesión tienen un nivel educativo medio inferior al de su entorno. También que hay países en los que no hay diferencias entre el nivel educativo de la población y el de los adeptos de una confesión religiosa.

El impacto varía en función del contexto en el cual se desarrolla cada confesión religiosa, ha determinado este estudio, si bien ha podido establecer un hecho destacado: cuanto más minoritaria es una religión en un país, más posibilidades tiene de alcanzar un nivel de educación más alto entre sus seguidores.

Para explicar esta constatación, los investigadores avanzan posibles hipótesis. Las minorías pueden compensar su diferencia invirtiendo en la educación de los miembros de su confesión. Si son discriminados por motivos religiosos en el colegio o el trabajo, los adeptos de una confesión minoritaria pueden compensar esta discriminación incrementando su nivel educativo.

Si por el contrario, los miembros de una confesión minoritaria son impulsados al exilio, el bagaje cultural es lo único que pueden llevarse consigo, independientemente del lugar de destino.

También consideran que los miembros de una confesión religiosa minoritaria pueden reforzar vínculos sociales más estrechos en su comunidad si destacan en sus estudios, lo que puede explicar la constatación de que los miembros de las religiones minoritarias muestran un nivel de estudios superior al de su entorno.

Los estereotipos pueden influir también en este fenómeno social, ya que están asociados a determinados colectivos que pueden influir en su comportamiento educativo. Un ejemplo que apuntan los investigadores es el de los asiáticos en Estados Unidos, a los que socialmente se les considera que son buenos en matemáticas.

Si este estereotipo puede llevar a muchos miembros de la comunidad asiática de Estados Unidos a especializarse en matemáticas, de la misma forma cualquier otro estereotipo vinculado a una confesión puede determinar un compromiso especial con la educación entre sus adeptos.
Confesión y educación

La investigación sobre las religiones se asocia frecuentemente a un tipo de actitud hacia la educación. Para los protestantes, por ejemplo, es importante que cada miembro pueda leer por sí mismo la biblia, por lo que hay que saber leer muy bien.

Esta necesidad ha llevado a esta confesión a abrir escuelas para enseñar a leer, y al mismo tiempo, para enseñar todo lo demás.

Según los investigadores, muchos estudios han comprobado que los países de religión protestante fueron alfabetizados antes que los países de confesión católica.

La investigación se basó en un estudio realizado en más de 70 países por el proyecto internacional World Value Survey, que analiza la evolución de los valores y creencias a lo largo del mundo.

Gracias a este estudio, hemos obtenido informaciones sobre el nivel de estudio de los habitantes interrogados, así como de su confesión religiosa, dicen los investigadores. Para cada religión, nos preguntamos si existía un vínculo entre la confesión religiosa y el nivel educativo. De esta forma, pudieron comparar el impacto de cada religión en el nivel educativo de sus adeptos en cada país, así como entre diferentes países.

Las confesiones estudiadas fueron siete: catolicismo, protestantismo, ortodoxos, budistas, islam, judaísmo e hinduismo.

Fuente: http://www.diariouno.com.ar/a-fondo/las-religiones-minoritarias-son-las-mas-cultas-20170107-n1317162.html

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