Honduras/21 de Abril de 2018/HRN
Los nuevos porcentajes aplicados para la evaluación de los alumnos en los distintos niveles, no contribuirán de manera esencial a elevar la calidad de la educación.
A criterio de expertos en dicha asignatura, el esquema empleado para medir los conocimientos adquiridos por los niños y adolescentes provocará cambios muy débiles si no es acompañado de una reforma integral en el modelo de enseñanza-aprendizaje.
Como es de dominio general, las autoridades de la cartera ministerial competentes decidieron dejar sin efecto la relación de 70 por ciento acumulativo y 30 por ciento para el examen teórico.
Para el primer ciclo, que son los grados primero, segundo y tercero, la prueba teórica tiene un valor de 25 por ciento; en el segundo escalón, compuesto por cuarto, quinto y sexto curso, este porcentaje sube a 30.
En el caso de los alumnos de séptimo, octavo y noveno grado, las pruebas teóricas tienen en juego 35 puntos y para el décimo, décimo primero y décimo segundo nivel, la evaluación escrita está distribuida en 45 por ciento, mientras que las tareas y aptitudes complementarias son medidas con un máximo de 55 puntos.
A inicios de este año, el Poder Ejecutivo anunció una reforma sustancial encaminada a organizar y modernizar el sector de la enseñanza-aprendizaje.
El discurso es viejo. En todas las administraciones gubernamentales la educación ha sido elevada a su categoría de prioridad, porque constituye un pilar del desarrollo del país.
Un repaso histórico de las pautas de evaluación lleva a los años cuarenta, cuando las calificaciones otorgadas a los alumnos dependían de las facultades de memorización de éstos, ya que la principal exigencia consistía en exponer la lección, recuerdan los entendidos.
Para esta época, los niños y jóvenes eran evaluados mensualmente y al término del período escolar se presentaban a un examen que versaba sobre el contenido estudiado en todo el año.
Funcionarios que en el pasado ocuparon cargos administrativos en la Secretaría de Educación, apuntan que en los años 50 entraron en vigencia métodos de evaluación escrita por encima de la valoración oral.
En las mencionadas pruebas fueron incluidas diversas formas de respuesta a las interrogantes planteadas como son: Verdadero y falso, términos pareados, selección múltiple y complementación para solo mencionar unos ejemplos.
Para entonces únicamente era permitida una recuperación para los educandos que no lograban una nota satisfactoria en sus materias en tiempo ordinario.
La década siguiente, los años 60, experimentó varios años. El sistema fue dividido en el seis años de enseñanza primaria, tres de ciclo común y dos o tres períodos más correspondientes a la educación diversificada.
Las pruebas eran practicadas cada tres meses y se otorgó a los alumnos que alcanzaran un promedio de 90 por ciento el reconocimiento de ser eximidos del examen final.
Para los años 70 habían desaparecido las pruebas acumulativas que evaluaban los conocimientos aprendidos por los estudiantes durante todo el período.
Fueron implantadas dos recuperaciones y se distribuyeron los puntos en 70 por ciento para la prueba escrita y 30 por ciento para los trabajos acumulativos realizados en casa y en el aula de clases.
Los estudios realizados sobre la problemática educativa hondureña concluyen que Honduras necesita adoptar el llamado “modelo constructivista” que busca enterrar la mera “repetición tonta e ineficaz de contenidos y de conceptos” y sustituirla por el análisis, el razonamiento y la capacidad de plantear soluciones a los problemas.
Fuente: http://radiohrn.hn/2018/04/21/expertos-en-pedagogia-cuestionan-nueva-tabla-de-evaluacion-del-sistema-educativo/