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Informe: El futuro de las publicaciones científicas

“Abrir el registro de la ciencia Cómo hacer que la publicación académica funcione para la ciencia en la era digital”

En 2020, el Consejo Internacional de Ciencia (International Science Council-ISC) convocó a especialistas de un conjunto de instituciones, entre las cuales CLACSO, para preparar el informe Opening the record of science: making scholarly publishing work for science in the digital era  como parte de un proyecto internacional sobre el futuro de las publicaciones científicas, donde participa CLACSO defendiendo, como se indica en el informe, que la  gobernanza del sistema de publicaciones científicas debería estar principalmente en manos de la comunidad científica y sus instituciones y no en las de empresas privadas.

El informe se dirige principalmente a la comunidad científica y a sus instituciones, buscando establecer, en la medida de lo posible, una visión compartida de los principios y las prioridades del sistema a través del cual se difunden sus trabajos, y como precursor de la acción para promover un cambio beneficioso. Tiene una lógica distintiva. Propone una serie de principios normativos que deberían subyacer al funcionamiento de la publicación científica y académica; describe el panorama actual de la publicación y su trayectoria de evolución; analiza el grado de cumplimiento de los principios en la práctica; e identifica las cuestiones problemáticas que deben abordarse para hacer realidad esos principios.

Informe completo: Publicaciones cientificas 

https://www.clacso.org/el-futuro-de-las-publicaciones-cientificas/

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La burbuja de publicaciones científicas alimenta la infodemia

Fuentes: The conversation 

La ciencia académica sufre desde hace unos años una enfermedad que consiste en un enorme aumento del número de publicaciones científicas sin el correspondiente avance del conocimiento. Los hallazgos se cortan en rodajas tan finas como el salami y se envían a diferentes revistas para producir más artículos.

Estos logros espurios de la Academia, representados por montañas de publicaciones no apreciadas y no leídas, son sin duda un despilfarro de artículos de solo escritura. Es un proceso de publica-y-perece en el que la mayoría de los trabajos se pierden.

Si consideramos los artículos académicos como una especie de moneda científica respaldada por lingotes de oro en el banco central de la ciencia verdadera, estamos asistiendo a un fenómeno de inflación de artículos, una auténtica burbuja cienciométrica.

La situación fue descrita ya en 1981 en la revista Science, con una crítica a la reducción de la longitud de los artículos y al abuso de las llamadas unidades mínimas de publicación (LPU por sus siglas en inglés). Las cosas han ido a peor desde entonces.

Por qué son necesarias las publicaciones científicas

No cuestionamos la necesidad de publicar los resultados científicos. La ciencia es un asunto público que debe ser discutido en la plaza pública, es decir, en talleres, conferencias y revistas científicas.

Además, hoy en día cualquiera puede publicar cualquier cosa en cualquier rincón de la red global. Por lo tanto, es beneficioso un filtrado previo por parte de un comité de programa o un consejo editorial responsables.

El filtrado añade valor en tanto que el núcleo de la ciencia (el lingote de oro) se hace más accesible… porque se mantiene pequeño. Así pues, cuanto más grande y menos filtrada sea la burbuja, menos accesible será el núcleo.

Las publicaciones científicas deberían ser un remedio para la sobrecarga de información (término popularizado por Alvin Toffler en su libro de 1970 El Shock del Futuro). Por el contrario, la Academia ha creado una necesidad artificial de publicar, no para el avance del conocimiento, sino para el avance de las carreras profesionales. La Academia ha sucumbido a la infoxicación.

Las métricas de productividad científica

La ciencia es cara. Los gobiernos y los inversores privados esperan, con razón, que pagar los salarios de los científicos sea rentable. Por tanto, es deseable promover a los buenos científicos y centros de investigación, al tiempo que se desalienta a los malos.

Ahora bien, en nuestra moderna sociedad industrial pensamos que podemos lograr este objetivo midiendo la productividad. Pero la productividad científica no se parece a la productividad industrial. Las ideas no se pueden medir como los ladrillos.

Las actuales métricas de productividad científica tienen como objetivo evaluar la calidad de las publicaciones y, a través de ellas, la calidad del investigador.

La calidad de una publicación se estima con el factor de impacto de la revista donde aparece, que es el número de citas que han recibido otros artículos en la misma revista en los últimos años. Los supuestos implícitos en este procedimiento de medición son:

1. Una publicación es buena si se publica en una buena revista.

2. Una revista es buena si ha merecido suficiente atención de los científicos.

En otras palabras, se supone que existe una correlación positiva entre el factor de impacto y la calidad científica. La idea es interesante, pero tiene muchos efectos secundarios negativos: se favorece la popularidad sobre la calidad, se promueve la ciencia rápida, se provoca el efecto Mateo, se destruyen los foros locales y regionales, etc.

La raíz del problema

El principal problema que subyace a todo esto es que el factor de impacto es utilizado como indicador de calidad. Los partidarios de la cienciometría argumentarán que, a pesar de todas sus deficiencias, es el mejor sistema que podemos tener, porque se basa en mediciones objetivas. Esto nos recuerda al borracho que buscaba las llaves bajo la farola porque era el único sitio donde había luz, aunque en realidad las había perdido a varios metros de distancia.

La cienciometría presenta la inevitable tendencia que tiene todo indicador de rendimiento a medir lo que se puede medir, y dejar de lado lo que no se puede medir, de modo que lo medible adquiere una importancia desmedida.

La cienciometría puede probablemente evitar algunos de sus peores efectos mejorando los sistemas de medición. Pero, al final, el problema en sí es la concepción de la Academia como un sistema retroalimentado. El problema está en empeñarse en medir la productividad científica, y retroalimentar el sistema con esas mediciones. Esto es justamente lo que enuncia la Ley de Goodhart: cuando una métrica de evaluación se convierte en objetivo, deja de ser una buena métrica.

Lo medible adquiere una importancia desmedida. Arielrobin / Pixabay

Es prácticamente inevitable: los científicos y los espacios de publicación se adaptarán para asegurar su propia supervivencia, desarrollando estrategias como la ciencia salami, las autocitas y las citas de amigos, etc.

Todas estas estrategias se combinan para crear una cultura poco ética y anticientífica en la que se premian demasiado las habilidades políticas y demasiado poco los enfoques imaginativos, las ideas heterodoxas, los resultados de alta calidad y los argumentos lógicos. Y todo contribuye a inflar la burbuja cienciométrica y hacer menos accesibles los lingotes de oro de la ciencia más valiosa.

No podemos prescindir del juicio humano

Solo hay una manera de salir de este círculo vicioso: reconocer que la calidad es algo que esencialmente no se puede medir, que está más allá de los números y los algoritmos, que solo puede ser juzgado por humanos a pesar del carácter falible de su juicio.

El postulado de que existe una correlación positiva entre el factor de impacto y la calidad científica está lejos de haberse demostrado. La creencia de que las estadísticas de citas son intrínsecamente más precisas que el juicio humano y, por tanto, superan la posible subjetividad de la revisión por pares, es infundada: “Utilizar solo el factor de impacto es como utilizar solo el peso para juzgar la salud de una persona”.

Sin duda, las medidas objetivas pueden ayudar al juicio humano. Pero nos engañamos si pensamos que podemos evitar la corrupción y lograr una justicia ciega utilizando fórmulas matemáticas.

No existe una solución algorítmica al problema de la medición de la calidad científica. Por eso la Declaración de San Francisco sobre la Evaluación de la Investigación enfatiza “la necesidad de eliminar el uso de métricas basadas en revistas, tales como el Journal Impact Factor, al decidir sobre financiación, nombramientos y promociones; la necesidad de evaluar la investigación por sus propios méritos y no en base a la revista en la que se publica la investigación”.

Es mucho más fácil recopilar algunas cifras que pensar seriamente en lo que ha logrado un investigador. Como dice Lindsay Waters, es más simple basarse en números anónimos para despedir a alguien o descartar un proyecto de investigación, sin tener que explicarle razonadamente un juicio de valor negativo.

El factor humano en la evaluación de la ciencia

Nuestro principal interés es crear conciencia sobre el problema. Miles de científicos han firmado la Declaración de San Francisco, pero creemos que el mensaje merece ser difundido más ampliamente: la burbuja cienciométrica es poco ética y es perjudicial para la ciencia.

Es perjudicial el valor abrumador que están adquiriendo los números y las fórmulas en el mundo académico, en detrimento de la verdadera evaluación de la calidad de los trabajos individuales. Necesitamos una alternativa a la cultura del publicar o perecer.

Pero claro, evaluar a través de los factores de impacto y el ranking de revistas es tan barato… De hecho, los verdaderos beneficiarios de la evaluación numérica no son ni los investigadores ni la propia ciencia, sino las agencias de evaluación, que pueden sustituir a los científicos (capaces de revisar a sus pares) por meros burócratas (capaces de contar citas).

También hay una amenaza para los valores éticos que afectan a la forma en que un investigador aborda su actividad científica. La perversión en la forma de evaluar la productividad científica estimula al científico a preocuparse por publicar para no perecer, en lugar de obtener un conocimiento más verdadero y fiable.

El investigador, urgido por sobrevivir dentro de este sistema, preferirá la popularidad al valor intrínseco, considerará mejor escoger dónde publicar y no qué publicar.

La obsesión por encontrar métodos cuantitativos y algorítmicos para evaluar la productividad científica esconde una cobardía intelectual: la abdicación del evaluador de su responsabilidad de emitir un juicio personal sobre la calidad científica del trabajo evaluado. El evaluador termina así por convertirse en un obediente pero absurdo burócrata que se limita a aplicar fórmulas matemáticas. Sustituir el factor humano por una métrica objetiva en la evaluación de la ciencia no evitará la corrupción.

Los juicios humanos son falibles, pero al menos no promueven esta burbuja cienciométrica que amenaza con paralizar el avance del conocimiento ocultando los lingotes de oro de la verdadera ciencia bajo una enorme sobrecarga de publicaciones.

Autor@s

Gonzalo Génova. Profesor Titular de Lenguajes y Sistemas Informáticos, Universidad Carlos III.

Anabel Fraga. Prof. Dr. and Researcher, Universidad Carlos III

Hernán Astudillo. Profesor, Universidad Técnica Federico Santa María

Este artículo es una versión traducida y abreviada del artículo The scientometric bubble considered harmful, publicado en Science and Engineering Ethics en febrero de 2016. El lector interesado puede acudir también al manuscrito en español.

Fuente: https://theconversation.com/la-burbuja-de-publicaciones-cientificas-alimenta-la-infodemia-158013

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Duro golpe a la «ciencia cerrada»: la Universidad de California y sus 50.000 artículos científicos anuales apuestan por lo abierto

Redacción: Xataka

En las últimas semanas, la crisis del coronavirus ha puesto contra las cuerdas el modelo tradicional de publicación científica. Solo en enero se publicaron más de 50 informes sobre el virus, sus características y su epidemiología. La mayoría de ellos en servidores de pre-prints; es decir, fuera del circuito de grandes revistas científicas. Y es que con una emergencia de salud pública de alcance internacional encima de la mesa, pocos científicos estaban dispuestos a pasar por el aro de la industria editorial.

Ante esto, más de 70 organizaciones (desde gigantes editoriales como Nature, Cell o The Lancet a instituciones como los Institutos Nacionales de Salud de EEUU y la Academia de Ciencias Médicas británica) firmaron un acuerdo histórico por que se comprometían a hacer públicos todos sus trabajos. Este movimiento, oculto en el totus revolutum de la crisis, ya era una señal para navegantes. Lo de hoy es la confirmación de que el sistema se está rompiendo por las costuras: la Universidad de California, que reúne el 10% de todas las publicaciones científicas de EEUU, acaba de hacer una apuesta imponente por la ciencia abierta.

Un proyecto piloto de casi 100 millones de dólares

Interior de la Universidad de California, BerkeleyEden Rushing

Y es que, tras su sonada pelea con Elsevier, la red de universidades californianas acaba de llegar a un acuerdo millonario con PLoS, la mayor editorial de ciencia abierta del mundo, para pasar buena parte de su producción científica al acceso abierto.

La diferencia fundamental entre las revistas tradicionales y las revistas de acceso abierto está en quién paga la factura. En el modelo tradicional publicar es gratis para el investigador y son los lectores los que pagaban por acceder a los estudios. En el otro modelo, los investigadores se hacen cargo de los costos de publicar con la condición de que los artículos estén en abierto para todo el mundo. En realidad, para las grandes universidades la diferencia es muy sutil. Ellos mismos son productores y consumidores de ciencia. Sin embargo, para muchos investigadores, los precios para acceder al conocimiento en el sistema tradicional les dejaba fuera de la conversación científica internacional. Ese es el discurso que justifica iniciativas como Sci-Hub o la Librería Genésis.

La noticia es que las Bibliotecas de la Universidad de California ha decidido destinar su abultado presupuesto a ‘subvencionar’ la publicación en acceso abierto para sus investigadores y dedicará 1.000 dólares por artículo para que pueda ser publicado según este sistema. Según las estimaciones habitualeshablamos de más de 40 millones de dólares al año.

Como podemos ver, eso no quiere decir que el 10% de toda la investigación norteamericana se vaya a pasar al ‘open access’, pero sí marca un antes y un después. Se trata de un proyecto piloto, es cierto, pero el peso de la UC en la ciencia mundial es demasiado grande como para considerarlo una excentricidad.

Y esto es cierto incluso si tenemos en cuenta los beneficios globales de la industria editorial científica que, en 2011, se estimaban en 9.400 millones de dólares. Porque, aunque es cierto que, en los últimos años, alternativas como Sci-Hub se han hecho muy populares y, de hecho, en 2016 la revista Science investigó quién usaba este servicio y descubrió que, según sus propias palabras, lo usaba «todo el mundo»los tentáculos de las editoriales científicas aún tienen un alcance enorme.

Cada vez está más claro que la gran guerra científica que está en marcha es por el modelo que reinará sobre la ciencia del futuro.

Fuente: https://www.xataka.com/investigacion/duro-golpe-a-ciencia-cerrada-universidad-california-sus-50-000-articulos-cientificos-anuales-apuestan-abierto

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Europa: Un futuro abierto para las publicaciones científicas

Redacción: Diario Medio

La iniciativa ‘cOAlition S’ suscrita por entidades de once países europeos podría dar un vuelco a la forma de publicar trabajos científicos.

Internet ha modificado el mundo tanto, si no más, como la invención de la imprenta. Y las publicaciones científicas no han quedado incólumes a la digitalización del conocimiento. Poco antes del siglo actual ya empezaron los primeros movimientos para transformar la forma tradicional de publicar estudios científicos en revistas de suscripción. Las facilidades de edición y acceso que proporcionaba la red global fueron enseguida aprovechadas por iniciativas como las de Public Library of Science (PLoS) y BioMed Central, que iniciaron una intensa competición con los grandes grupos editoriales científicos: Reed Elsevier, Springer, Wiley-Blackwell, Taylor & Francis y Sage.

El acceso abierto (open access) a los trabajos científicos, sin registro, suscripción o pago, ha ido ganando terreno en las dos últimas décadas. Hoy supone algo más del 15 por ciento, frente al 37 de las revistas clásicas y al 45 del modelo híbrido (parte libre y parte de pago); quedaría un 3 por ciento de acceso libre aplazado (al cabo de seis o doce meses).

Desde hace algunos años se han ido también incrementando las protestas de universidades y centros de investigación por la carestía de las suscripciones a revistas científicas, con llamadas al boicot. Y cada vez se oyen más críticas hacia los grupos editoriales privados por cuanto se nutren en buena medida de trabajos financiados con fondos públicos. Si bien es cierto que han desempeñado un papel vital en la difusión del conocimiento científico, muchos cuestionan si siguen siendo necesarios en la era digital.

El panorama podría cambiar radicalmente si prospera el Plan S que lanzaron la semana pasada once países europeos apoyados indirectamente por la Comisión Europea. Consiste en que todo lo publicado con fondos públicos sea de libre acceso inmediato. La iniciativa, llamada cOAlition S, está impulsada por las principales organizaciones financiadoras de la ciencia.

A falta de concretar detalles y plazos, la propuesta lógicamente ha levantado críticas de grandes medios como Nature y Science, para quienes el acceso abierto no garantiza revisiones fiables. Ante la jungla actual de revistas depredadoras, híbridas, abiertas, de suscripción, de preimpresión o repositorios (arXiv), no es fácil pronosticar el futuro de las publicaciones científicas. ¿Quién pagará el coste de las ediciones? ¿Quién velará por su calidad? ¿Cómo distinguir el grano de la paja? De estos debates, públicos y privados, debería surgir un modelo que haga más accesible la ciencia.

Fuente: https://www.diariomedico.com/opiniones/editorial/un-futuro-abierto-para-las-publicaciones-cientificas.html

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Los 10 artículos científicos más populares de 2017

Investigación y ciencia
Una dieta rica en azúcares, la salud mental de los estudiantes de doctorado y la atención a pacientes por parte de médicos mujeres centran los estudios con más impacto del año.

Número de menciones en redes sociales, citaciones en línea, apariciones en medios de comunicación, citas de Wikipedia, alusiones en foros científicos y referencias en asociaciones de pacientes. Estos son los parámetros que usa cada año Altmetric, una empresa con sede en Londres, para evaluar la repercusión de los artículos científicos en internet. Los siguientes 10 trabajos, publicados en 2017, encabezan la lista de los 100 más comentados.

1. No son las grasas. Una dieta rica en azúcares se asocia con mayor riesgo cardiovascular.

En el estudio participaron 135.335 personas de 18 países. Los científicos evaluaron la cantidad y el tipo de nutrientes, hidratos de carbono, lípidos y proteínas, ingeridos. Después analizaron la relación entre su consumo y la probabilidad de sufrir enfermedades cardiovasculares. Sorprendentemente, los resultados mostraron que existe mayor riesgo de mortalidad por patología cardiovascular cuando la dieta es rica en azúcares. En cambio, no hubo relación entre la ingesta de grasas y la aparición de afecciones cardíacas. La revista The Lancet publicó el hallazgo.

2. Cómo afecta el estrés laboral a la salud mental de los doctorandos.

El equilibrio entre la vida profesional y laboral, la presión por publicar, la actitud del supervisor, la toma de decisiones y la perspectiva de construir una carrera dentro de la universidad o fuera de ella. Todos estos factores impactan de forma negativa en la salud mental de los estudiantes de doctorado. Los datos son claros: un 32 por ciento podría tener o desarrollar episodios depresivos u otros trastornos psiquiátricos. Por consiguiente, el trabajo, publicado en Research Policy, urge a las universidades a implementar medidas que corrijan esta situación.

3. Menor tasa de mortalidad entre los pacientes tratados por médicas.

¿Afecta el sexo del médico a la curación de los enfermos ingresados en un hospital? La respuesta parece ser afirmativa, según un estudio de la revista JAMA Internal Medicine. En la investigación participaron más de un millón de personas de 65 o más años de edad. El análisis de los datos demostró que las tasas de mortalidad y readmisión eran menores en pacientes tratados por médicos mujeres. Los científicos creen que ellas siguen de un modo más estricto las pautas clínicas establecidas. Ello explicaría las diferencias observadas entre ambos géneros.

4. Manipulación genética de embriones humanos con CRISPR/Cas9.

Los científicos nunca se plantearon implantar los embriones humanos una vez modificados. Sin embargo, demostraron que la herramienta CRISPR/Cas9 puede usarse para reparar una mutación en el gen MYBPC3. Ésta es una de las principales causas genéticas de la cardiomiopatía hipertrófica, una severa enfermedad cardíaca. Tras la fecundación, los investigadores eliminaron el gen paterno, mutado, y lo sustituyeron por la copia normal de la madre. La reparación no siempre funcionó, pero el logro muestra una vez más el enorme potencial de la técnica. El texto completo puede leerse en la revista Nature.

5. Estereotipos de género: las niñas se creen menos listas.

Los estereotipos comunes asocian la capacidad intelectual de alto nivel con los hombres. Ello desanima a las mujeres a estudiar carreras como física o filosofía, pues no se consideran suficientemente listas. En su trabajo, publicado en la revista Science, los científicos muestran que tales prejuicios aparecen a la tierna edad de 6 años. Según los resultados, las niñas creen que sus compañeros masculinos son más inteligentes. Por consiguiente, ellos pueden participar en juegos pensados para gente con una gran inteligencia. Ellas, en cambio, se alejan de este tipo de actividades.

6. La preocupante desaparición de los insectos voladores.

Durante 27 años, los científicos han analizado la población de insectos voladores en distintas zonas de Alemania. Los resultados son alarmantes. El número de estos animales invertebrados ha disminuido un 75 por ciento. Esta reducción también se han observado en todo el planeta. Ello preocupa a los investigadores, pues puede afectar de forma dramática tanto a la cadena trófica o alimenticia, como a los ecosistemas. Se desconoce el porqué de esta desaparición. Ni el cambio climático o la alteración de su hábitat parecen tener relación alguna. El estudio lo publicó la revista Plos One.

7. Cada vez más obesos.

En los últimos 40 años, el número de adultos y niños obesos se ha multiplicado por diez. La tendencia al alza se observa a nivel mundial. En el estudio participaron 128,9 millones de personas de 200 países diferentes. Los científicos analizaron el peso y la altura de los individuos mayores de 5 años desde 1975 hasta 2016. En países europeos, la evolución del índice de masa corporal, aunque elevado, se mantuvo estable. Sin embargo, se detectó un incremento importante en países asiáticos, africanos y de la América Latina. Además, en todo el mundo, se redujo el número de personas con bajo peso corporal. El trabajo se publicó en la revista The Lancet.

8. Una cola de dinosaurio atrapada en ámbar.

Hace 20 años, se descubrieron los primeros dinosaurios con plumas. Numerosos fósiles se han hallado desde entonces. Sin embargo, la presión de los sedimentos rocosos comprime los restos y no permite estudiar las características tridimensionales del plumaje. Por eso, el descubrimiento de una cola de dinosaurio con plumas en el interior de un trozo de ámbar es excepcional. Esta pieza, de 99 millones de años de antigüedad, conserva la estructura e incluso los folículos del plumaje. Ello permitirá a los científicos estudiar cómo las plumas han evolucionado a lo largo de los años. La revista Current Biology publicó el trabajo.

9. Desarrollan una vacuna efectiva contra el Ébola.

Tras el brote detectado en el oeste de África, los científicos desarrollaron una nueva vacuna contra el virus del Ébola. La campaña de vacunación se realizó en zonas de Guinea y Sierra Leona. Los resultados fueron muy positivos. La eficacia de la inmunización fue del 100 por cien. No se observaron nuevos casos de contagio. Sin embargo, más de la mitad de las personas vacunadas experimentaron algún tipo de efecto secundario. La mayoría fueron leves: dolor de cabeza, fatiga o dolor muscular. Aun así, el trabajo, publicado en The Lancet, ofrece esperanza ante un eventual retorno del virus.

10. Un útero artificial para corderos prematuros.

Los científicos han diseñado un sistema que permite alargar el embarazo fuera del seno materno. Esta matriz artificial posibilita el correcto desarrollo de corderos prematuros. El dispositivo proporciona al feto los nutrientes y el oxígeno necesarios para la maduración de sus órganos. En especial, los pulmones y el cerebro. Además, los animales pueden permanecer en su interior hasta 4 semanas. Este estudio, publicado en la revista Nature Communications, abre nuevas posibilidades para el cuidado de los bebés humanos prematuros.

Otros 90 artículos completan la lista.

Referencia: «Associations of fats and carbohydrate intake with cardiovascular disease and mortality in 18 countries from five continents (PURE): a prospective cohort study», de M. Dehghan et al., en The Lancet, 390 (10107), 2050-2062, 4 de noviembre de 2017.

Referencia: «Work organization and mental health problems in PhD students», de K. Levecque et al., en Research Policy, 46 (4), 868-879, mayo de 2017.

Referencia: «Comparison of Hospital Mortality and Readmission Rates for Medicare Patients Treated by Male vs Female Physicians», de Y. Tsugawa et al., en JAMA Internal Medicine, 177 (2), 206-213, febrero de 2017.

Referencia: «Correction of a pathogenic gene mutation in human embryos», de M. Hong et al., en Nature, 548, 413-419, 24 de agosto de 2017.

Referencia: «Gender stereotypes about intellectual ability emerge early and influence children HYPERLINK «http://science.sciencemag.org/content/355/6323/389»HYPERLINK «http://science.sciencemag.org/content/355/6323/389»s interests», de L. Bian et al., en Science, 355 (6323), 389-391, 27 de enero de 2017.

Referencia: «More than 75 percent decline over 27 years in total flying insect biomass in protected areas», de C. A. Hallmann Bian et al., en Plos One, publicacion en internet 18 de octubre de 2017.

Referencia: «Worldwide trends in body-mass index, underweight, overweight, and obesity from 1975 to 2016: a pooled analysis of 2416 population-based measurement studies in 128·9 million children, adolescents, and adults», de L. Abarca-López et al., en The Lancet, 390 (10113), 2627-2642, 16 de diciembre de 2017.

Referencia: «A feathered dinosaur tail with primitive plumage trapped in mid-Cretaceous amber», de L. Xing et al., en Current Biology, 26 (24), 3352-3360, 19 de diciembre de 2017.

Referencia: «Efficacy and effectiveness of an rVSV-vectored vaccine in preventing Ebola virus disease: final results from the Guinea ring vaccination, open-label, cluster-randomised trial (Ebola Ça Suffit!)», de A. M. Henao-Restrepo et al., en The Lancet, 389 (10068), 505-518, 4 de febrero de 2017.

Referencia: «An extra-uterine system to physiologically support the extreme premature lamb», de E. A. Partridge et al., en Nature Communications, 8 (15112), 25 de abril de 2017.

Fuente: https://www.investigacionyciencia.es/noticias/los-10-artculos-cientficos-ms-populares-de-2017-15958

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Transformación de los modelos de publicación convencionales en publicaciones científicas digitales

Las publicaciones de acceso abierto de OMICS International ganan popularidad y se celebrará con una semana de acceso abierto del 23 al 29 de octubre de 2017

 Londres/lavanguardia

A la fecha de octubre de 2017, hay 11.000 publicaciones de acceso abierto  donde se recogen 2.322.691 artículos al año y Google Académico personifica una revolución en los sistemas de publicación desde las versiones impresas tradicionales. Los sistemas de publicación digitales proporcionan acceso gratuito a información científica sobre ciencia, tecnología y medicina, además de otros informes científicos por medio de herramientas digitales.

Las publicaciones de acceso abierto virtuales están proporcionando un gran apoyo a todo el proceso de publicación tradicional, incluidas las ediciones y revisiones. Los sistemas de publicación de acceso abierto mediante tecnología poseen la capacidad de atraer a diversas universidades, sociedades científicas, académicos eruditos y empresas independientes de renombre para que digitalicen sus publicaciones y archivos.

Al respecto de los recientes avances en el foro de publicaciones digitales, el Dr. Srinubabu Gedela  consejero delegado de OMICS International, ha mencionado que las publicaciones científicas de acceso abierto están rompiendo las barreras idiomáticas. Si se publican las investigaciones científicas en publicaciones de acceso abierto, podrían traducirse a numerosos idiomas sin violar la legislación sobre derechos de autor. «La industria sigue improvisando para que los rincones más remotos del planeta puedan acceder a información científica económica, asequible y gratuita». El Dr. Gedela añadió a eso: «Las noticias falsas y algunos blogs falsos están afectando a la reputación de las publicaciones de acceso abierto, ya que los crean las marionetas de las editoriales con acceso de pago».

Ahora, las principales publicaciones de acceso abierto están en la cresta de la ola. Casi todas las grandes editoriales están manteniendo o adoptando políticas de publicación de acceso abierto  que trazarán el rumbo del futuro de las publicaciones y los archivos de literatura. «Es una buena señal», añadió el Dr. Gedela. Se está constatando un mayor respaldo de las sociedades eruditas para que se incluya a sociedades académicas, órganos gubernamentales y demás miembros de la comunidad científica tras observar el largo alcance del impacto que proporcionan las publicaciones digitales de acceso abierto.

Con sus más de 2500 empleados, OMICS International ha sido pionera en la difusión de información científica y de salud de acceso abierto, y por ello celebra la semana de acceso abierto. Cuenta con ayuda de más de 50.000 científicos altamente cualificados como miembros de la Junta Editorial. OMICS International podrá pasar de 10 publicaciones en 2009 a más de 1000 publicaciones sometidas a arbitraje científico externo en 2017 con un mayor número de lectores que alcanza los 30 millones. OMICS Grupo también organiza más de 3000 encuentros médicos y científicos al año en coordinación con sus socios internacionales.

Contacto: contact.omics@omicsonline.org[mailto:contact.omics@omicsonline.org] ; 650-268-9744

Logo — https://mma.prnewswire.com/media/569968/OMICS_INTERNATIONAL_150X30.jpg [https://mma.prnewswire.com/media/569968/OMICS_INTERNATIONAL_150X30.jpg]

Sitio Web: https://www.omicsgroup.org/

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En Paraguay: Tesis universitarias deben divulgarse para evitar plagios y garantizar rigor

Tras la polémica instalada por una tesina en la Unichaco, desde la Aneaes hablan de la necesidad de implementar un «banco nacional de trabajos de final de grado y posgrado» abierto a todo público.

América del Sur/ Paraguay/ Ultimahora.com
Tras la polémica instalada por una tesina en la Unichaco, desde la Aneaes hablan de la necesidad de implementar un «banco nacional de trabajos de final de grado y posgrado» abierto a todo público.

La proliferación descontrolada de carreras de nivel superior, que a tientas va camino a regularizarse, asestó un duro golpe a la calidad académica tanto en la transmisión como en la producción de contenidos en las diferentes áreas científicas.

Recientemente, en la Universidad del Chaco (Unichaco) una egresada defendió con éxito su tesis en cuyo título se trata la homosexualidad como trastorno. Ese abordaje fue desechado ya en 1973 por la ciencia psiquiátrica.

Para el Dr. Raúl Aguilera, presidente de la Agencia Nacional de Evaluación y Acreditación de la Educación Superior (Aneaes), se impone la necesidad de incorporar algunas acciones tendientes a verificar en un «futuro cercano» la existencia de una instancia académica con capacidad de «certificar la veracidad y autenticidad de la producción científica» en el proceso de elaboración de tesis de grado de las carreras de nivel terciario.

«Esta situación lleva a crear una unidad de calidad al interior de cada institución y que haga trabajos a corto y mediano plazo. Estas incorporaciones están previstas en el marco de la revisión actual del Modelo Nacional de Acreditación de la Educación Superior», expuso.

Si bien se excusó de opinar sobre la polémica tesis ya que desconoce su contenido, aprovechó la ocasión para señalar que la misma Ley Nº 4995 de Educación Superior habilita al Consejo Nacional de Educación Superior (Cones) a crear una base de datos digital en pos de la transparencia en el acceso a la información, en este caso del ámbito académico.

«Un banco nacional de trabajos de final de grado y posgrado nos va a permitir pasar por sistemas antiplagios y que los mismos estén en un lugar determinado para poder revisarlos y ver si responden a los rigores de calidad», indicó.

A su vez, esto permitirá aportar a la continuidad de la investigación, ya que se podrá ampliar esa línea investigativa.

«Si bien la elaboración de los proyectos de investigación es de absoluta responsabilidad de la institución, ya que lo metodológico trabaja con los tutores basándose en las normas científicas, las entidades responsables de la política de aseguramiento de la calidad de la educación superior (MEC, Cones y Aneaes) seguirán abriendo espacios de diálogo académico, sin quebrantar la autonomía universitaria», avisó.

Aguilera refirió que la Unichaco aún no cuenta con carreras acreditadas a la fecha.

El Cones debería regular lo básico en cuanto a los criterios y las características que debe tener un trabajo de final de grado. Gerardo Gómez, directivo de Aneaes.

Por qué no pensar en que los trabajos que preparan los estudiantes se conviertan en datos públicos.

Fuente: http://www.ultimahora.com/tesis-universitarias-deben-divulgarse-evitar-plagios-y-garantizar-rigor-n1082393.html

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