Educar es cuidar: campaña de concientización para la prevención del COVID-19

Por Héctor Rodríguez Cruz

Ojalá que el gobierno dominicano se haga eco de esta propuesta. Ojalá que la iniciativa no se convierta en una tarea secundaria adicionada al quehacer de  ministerios y  otras instancias públicas.

Una gran mayoría de los dominicanos de todas las clases sociales le ha dado la espalda a la pandemia. La niegan. La ignoran. La desafían. Pese a que se dispone de mucha información sobre la gravedad del coronavirus y de la necesidad de seguir pautas para su prevención, muchas personas aún se niegan a aceptar el grave peligro del contagio del COVID-19. ¡Grave y preocupante también es la ignorancia!

Desgraciadamente, esto provoca que cada día las cifras de contagiados y de muertos vayan en aumento y que se alejen las posibilidades de detener el COVID-19 con todas sus consecuencias. Que son muchas, graves y costosas. No alienta en nada el saber que esta misma situación se da también en otros países.

En el país la situación presenta altos niveles de peligrosidad de contagio que no se detienen solamente con multas y apresamientos. Hay que ir más allá de estos castigos. Urge sensibilizar a todos los ciudadanos para que tomen muy en serio el cuidado de sí mismos, de sus familias y de los otros. No se trata tampoco de tolerar la falta de prudencia y de responsabilidad frente al COVID-19.

De lo que se trata es de concientizareducar, reeducar y motivar a toda la población para que asuma la prevención y el control de la pandemia de manera reflexionada, inteligente y responsable, comenzando por cumplir las medidas restrictivas impuestas por las autoridades sanitarias para evitar el contagio.

Quizás la idea de esta campaña no resulte tan novedosa. En septiembre del 2020 el Ministerio de Salud Pública y el Servicio Nacional de Salud (SNS) acordaron impulsar una campaña de gestión comunitaria y educación ciudadana contra el COVID-19. Aunque rindió sus frutos, la iniciativa tuvo un bajo impacto, debido a su cobertura limitada, la falta de preparación de los actores, su corta duración y su gobernanza.

Sin embargo, aprovechando aquella primera iniciativa, hay que concebir y realizar otras estrategias más abarcadoras, efectivas y medibles para mejorarla, vigorizarla y ampliarla mediante un mejor diseño, una mejor planificación y administración; mejor seguimiento y evaluación de la misma, involucrando un mayor número instituciones, líderes y agentes de todo el territorio nacional mediante una vigorosa alianza público-privada.

Proponemos una Campaña de Concientización para le prevención del COVID-19, “esencialmente educativa”, mediante un “Modelo de Abordaje Movilización Social/Comunitaria” que incluya , a su vez, programas de marketing social y acciones de divulgación y movilización comunitarias y de difusión en medios de comunicación públicos y privados, determinando el periodo de duración y la medición de su impacto. Enfocada, además, en la formación en ciudadanía.

La divulgación y movilización comunitarias incluyen además diversos enfoques e intervenciones, entre ellos: reuniones comunitarias, sesiones de capacitación o “concienciación” con la participación de autoridades públicas, expertos, gobiernos locales, gremios profesionales, líderes religiosos, comunitarios, académicos y empresariales; partidos políticos, legisladores (en representación de sus provincias y circunscripciones), agentes del orden público, comunicadores y medios de comunicación, incluyendo el acompañamiento “gratuito” de los Organismos Internacionales y de Agencias de Cooperación Internacional.

Otros métodos innovadores que pueden ser eficaces para la Campaña “Educar es Cuidar” que proponemos, incluyen el juego de roles, las tecnologías electrónicas (teléfonos móviles y computadoras), el teatro callejero, el arte, la música y las actividades culturales. Así como plataformas digitales o aplicaciones para mantener informados a los ciudadanos, ofrecer datos abiertos y permitir la participación pública como aprendizaje colaborativo y como expresión democrática.

El énfasis educativo de la Campaña de Concientización “Educar es Cuidar” constituye una estrategia particularmente útil que implica el “proceso de crear y transmitir un mensaje bien elaborado tanto para educar, con el fin de profundizar los conocimientos del público sobre el COVID-19, como para fomentar actitudes favorables y modificar normas sociales y comportamientos visibles indeseados”.

En este sentido, compartimos un caso exitoso. El Centro Internacional de Estudios Superiores de Comunicación para América Latina, CIESPAL, y la Agencia de Cooperación Internacional del Japón, JICA, están desarrollando una campaña educativa de prevención del COVID 19. Se denomina ¡Vamos a cuidarnos! ¡Yo te cuido, tú me cuidas, nos cuidamos!, dirigida a los habitantes de la ciudad de Quito, Ecuador, donde se han registrado la mayor cantidad de casos. La campaña se inició en diciembre del 2020 y durará hasta el mes de marzo del 2021. ¡Si se puede!

Ojalá que el gobierno dominicano se haga eco de esta propuesta. Ojalá que la iniciativa no se convierta en una tarea secundaria adicionada al quehacer de ministerios y otras instancias públicas. Ojalá que se organice como un amplio voluntariado nacional movido e inspirado por una alianza público-privada. Y si se requiere de recursos, ahí están los millones generados por las “multas”.

En estos momentos de pandemia y de agravadas incertidumbres hay que educar al pueblo para dar un salto en su calidad de ser y en su “calidad de conciencia”. Es tiempo de educar para cuidar la vida. Para escapar de la muerte. Es tiempo de educar para cuidar la esperanza para que nos arranque de la apatía, la indiferencia y la resignación.

¡Educar es Cuidar! ¡Hagámoslo nosotros!

Fuente: https://acento.com.do/opinion/educar-es-cuidar-campana-de-concientizacion-para-la-prevencion-del-covid-19-8907837.html

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En busca del equilibrio

Por: Pedro Flores Crespo

La reflexión ha sido aguijoneada por la pérdida de la normalidad. Si algo positivo tienen estos aciagos días es forzarnos a pensar en cosas que dábamos por sentado o que simplemente, no mirábamos.

Dentro de esta incertidumbrealgunos nos hemos preguntado cómo funcionaban los sistemas educativos nacionales antes del “frenón escolar”, qué vamos a perder a consecuencia de éste y cómo se podrían transformar luego de esta terrible emergencia“Nunca antes habíamos sido testigo de un trastorno educativo de tal magnitud”, asegura la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, Ciencia y Cultura). Esta organización internacional calcula que “87 por ciento de la población estudiantil se vio afectada por el cierre de las escuelas debido al Covid-19”. Esto representa alrededor de 1,500 millones de personas de 165 países.

Si la economía se mantiene en equilibrio por factores como el consumo y sus relaciones subyacentes muchas de éstas se quebraron de manera general y estrepitosa a consecuencia del confinamiento, ¿qué cosas se están rompiendo dentro del sector educativo? En un primer plano y a simple vistaes claro que se interrumpieron trayectorias académicas y escolares que, sin una respuesta imaginativa y no burocrática, podría generar un mayor desequilibrio. Moverse a clases en línea o con apoyo de alguna herramienta de la Tecnología de la Información (TIC) fue un primer y valioso paso ante la emergencia pero no bastará. Aprender es también producto de una acción social. Además, este “capullo” escolar basado en las distintas interacciones sociales tiene mayor peso y sentido, según algunas investigaciones, para las niñas, niños y jóvenes más pobres.

La escuela, y más específicamente, lo que hacemos maestros, estudiantes, prefectos y directivos dentro de ella importa y esta súbita interrupción nos lo ha recordado reiteradamente. Los factores externos como la riqueza familiar y la cultura tienen un peso importante sobre nuestro desarrollo académico, pero también la vida escolar que cotidianamente construimos. Reconocerlo es un paso para reflexionar sobre nuestra práctica y una condición esencial para darle espacio de análisis a nuestra acción y libertad para formar seres humanos. Si la escuela no importaseentonces no sabríamos que al tener recesos prolongados, se pierden ciertas habilidades y conocimientos disciplinares en áreas como matemáticas y lectura. Así lo explica Jennifer McCombs, especialista del influyente think tank Randquien ha estudiado el impacto que tiene sobre el aprendizaje las interrupciones escolares durante el verano en Estados Unidos. La literatura en el tema, según McCombs, ha mostrado además que aunque hay variaciones de estos efectos, es evidente que los más afectados por estos breaks son los estudiantes de hogares más desfavorecidos económicamente hablando. Gracias a sus estudios, McCombs también señala que una vez que aprendemos algo, podemos reaprenderlo de manera relativamente fácil https://www.gse.harvard.edu/edcast

Si la cancelación se prolonga por más tiempo y alcanzamos el mes de junio sin clases, parece que reaprender y reeducarse van a tener que ser parte de un plan estratégico de los sistemas educativos nacionales. La pregunta para México es si la Secretaría de Educación Pública (SEP) y la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación ya han pensado en medir los efectos que tendrá la cancelación de clasepara el sistema educativo nacionalEn este sentido, la ciudadanía esperaría saber: (1) si efectivamente se registraron pérdidas en el aprendizaje, (2) en qué poblaciones se acentuarán tales déficits, (3) en qué momento se inició un declive significativo de los aprendizajes, (4qué atrasos por áreas del conocimiento fueron más fáciles de compensar con el trabajo en casa y el respaldo de las madres y padres de familia, y sobre todo, (5) qué estrategias de aprendizaje van a diseñar y proponer para tratar de volver a la normalidad. Será necesario que todas estas medidas – al igual que las que se están poniendo en marcha en el sector salud –se basen en la evidencia científica y en el conocimiento acumulado. Si la ocurrencia y la improvisación pueden costar vidas humanas a raíz del brote del Covid-19, ¿qué más se podría romper en el sector educativo ante la pandemia?

No hay que olvidar, siguiendo a Jean Paul Sartre, que “no amamos al hombre por lo que es, sino por lo que puede ser”De este tamaño es el reto. Busquemos entonces con afán e inteligencia el equilibrio.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/en-busca-del-equilibrio/

Imagen: https://pixabay.com/photos/coins-calculator-budget-1015125/

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Reconstruir, reanudar, reeducar

Alberto Sebastián Barragán

El enigmático 19 de septiembre repitió las causas y las consecuencias. Los últimos sismos causaron pérdidas irreparables, vidas en juego, tristeza, melancolía, miedo. Como hace 32 años el gobierno fue insuficiente y la esencia de las manos mexicanas se unificó como nunca lo había hecho. Como un ciclo generacional, se pasó la estafeta del voluntariado y la filantropía. En respuesta a la tragedia sin tiempo, la solidaridad y la experiencia del 85 salieron nuevamente a las calles. Otra vez brotaron lazos comunes y de familiaridad. Miles de personas en las calles, en los centros de acopio, en los albergues. Se hizo presente la ayuda mutua y el reconocimiento de la mexicanidad como nuestro rasgo común. El ánimo de cooperación también formó parte de las réplicas del sismo.

Como recuento periodístico del terremoto de 1985, Elena Poniatowska recuperó algunas versiones de los que padecieron los estragos del siniestro, y se publicó: Nada, nadie. Las voces del temblor, en ese libro se describe detalladamente cómo las instancias gubernamentales intentaron reaccionar y monopolizar la atención a la emergencia. En los relatos se percibe la presencia del voluntariado de la UNAM y del Politécnico, el recaudo medicinal de Radio Educación, la cobertura de Canal Once, la unión de radiodifusoras, la saturación de Locatel, la ayuda internacional… y la corrupción.

Escombros, tristeza, pérdidas y ayuda. Judith García, tras perder a su marido y a sus hijos, expresó una triste demanda que nos desgarra desde 1985 hasta nuestros días: “… la gente que murió no murió por el sismo, eso es mentira, la gente murió por la mala construcción, por el fraude, por culpa de la incapacidad de un gobierno corrupto al que no le importa que la gente viva y trabaje en edificios que pueden caerse”. Así como el día 19 de septiembre, el cáncer de la corrupción se repite, y se ha desarrollado durante 32 años más. Todo se repitió como si nada hubiéramos aprendido.

Estos últimos días han sido una transición a la normalidad que vivíamos. Se decretaron tres días de luto nacional. En algunas instancias públicas y particulares se han declarado días inhábiles hasta la supervisión de personal calificado para regresar a las actividades. Pero el sector educativo, ha sido uno de los más complejos por reactivar. Varios días después del siniestro, la Secretaría de Educación Pública (SEP) también ha experimentado una suerte de colapso en sus actividades.

Según la SEP, a través del Comunicado  277, se informa que 12 mil 931 escuelas tuvieron alguna afectación por los sismos, en las entidades involucradas. Esto requerirá 13 mil millones de pesos para rehabilitar o reconstruir los planteles dañados. Aquí se tendrán que hacer valer los seguros de los planteles, sin embargo, Aurelio Nuño también añadió que se ocuparán recursos del Fondo de Desastres Naturales y una bolsa de 700 millones de pesos de la SEP, para reparaciones menores, además de que se cuenta con el Programa Escuelas al CIEN. Sin embargo, habría que conocer los términos de los contratos con las aseguradoras, ya que no deberían ocuparse más recursos públicos para la reparación o reconstrucción de las escuelas afectadas.

El regreso a clases, en la Ciudad de México, depende de la revisión de planteles, en donde se ha responsabilizado al Colegio de Ingenieros Civiles de México, que están trabajando al ritmo que pueden, para que los Directores Responsables de Obra, emitan el dictamen para garantizar la seguridad de alumnos y maestros. Este proceso llevará semanas en culminar, y se genera la reanudación paulatina de actividades, que como también ha declarado el secretario de educación, es un tiempo que se recuperará en vacaciones o fines de semana. Es decir, en esas declaraciones se percibe que la autonomía de gestión quedará estrictamente supeditada a las disposiciones de la SEP, y no a las necesidades de los planteles.

Pero la educación debe continuar. Las clases se habrán de reanudar y seguir el proceso formativo de todos los niveles. Pero ahora se mantiene latente la noción de “seguridad”, de cuidado de la integridad física y psicológica de comunidad escolar. Este sigue siendo un tema pendiente de la reforma educativa. Recordemos que desde el 2007 se creó el programa “Escuela segura”, el cual incluía objetivos y acciones para prevenir y atender la violencia en las escuelas. Pero este programa ha venido a menos por su falta de supervisión, y se convirtió en otro programa burocrático que “distraía” las actividades académicas de las escuelas.

La última reforma educativa, modificó todo el marco normativo de la educación, pero no incluyó actividades que impulsen la Protección escolar, para diseñar y aplicar protocolos de actuación en caso de siniestros, o fortalecer y sistematizar los simulacros para responder a los fenómenos naturales que han estado presentes en los últimos días. Este hueco en el sistema educativo, se tendría que cubrir desde las disposiciones de la política educativa en turno, sin embargo, se mantiene el vacío de la protección escolar.

Esta necesidad la podemos atender desde diferentes espacios, desde convenios interinstitucionales, con la voluntad de autoridades y docentes. Se pueden empalmar las experiencias recientes con procesos de protección para reducarnos, maestros y alumnos, en términos de prevención y protección desde las escuelas. Este cambio de visión, requiere fortalecerse desde el sector educativo, para que no quede en esfuerzos aislados, que poco a poco se van apagando en cada generación de política educativa.

 

Fuente del articulo:http://www.educacionfutura.org/reconstruir-reanudar-reeducar/

Fuente de la imagen:http://www.educacionfutura.org/wp-content/uploads/2017/09/RECONSTRUCCION-AULAS-6-768×398.j

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