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México/ CONAEN: el tiempo del Normalismo

Por: Alberto Sebastián Barragán

En una sesión remota, y con sede física en Ixtapan de la Sal, Estado de México, el 27 de agosto de 2021 se realizó la instalación y primera sesión ordinaria del Consejo Nacional de Autoridades de Educación Normal (CONAEN). La mesa estuvo presidida por Luciano Concheiro Bórquez, Subsecretario de Educación Superior; Mario Chávez Campos, Director General de Educación Superior para el Magisterio, Edgar Orozco Mendoza, en representación de la Junta de Coordinación Nacional del CONAEN, y la subsecretaria de Educación Superior del Estado de México, Maribel Góngora Espinosa.

En la apertura del evento, Luciano Concheiro refirió, como antecedente necesario, el Congreso Nacional para el Fortalecimiento y Transformación de las Escuelas Normales, y mencionó las 4 emisiones que se realizaron en 2019, donde enfatizó que el diálogo fue abierto y crítico.

El subsecretario mencionó que los representantes de más de 220 escuelas normales condujeron los acuerdos necesarios para la Estrategia Nacional de Mejora de las Escuelas Normales con sus 5 ejes y más de 300 acciones.

Además, reconoció los vínculos y trabajos realizados con otras instituciones de educación superior y la realización de diplomados especializados, con el compromiso de trabajar para erradicar la violencia de género y el acoso sexual en las Escuelas Normales, así como el establecimiento de un reglamento de control escolar, para eliminar el lenguaje sexista que limitaba o afectaba las condiciones de embarazo o puerperio.

Bajo este contexto, consideró muy relevante abrir esta sesión con una lectura textual del Artículo 34 de la Ley General de Educación Superior; “La Secretaría instalará el Consejo Nacional de Autoridades de Educación Normal, el cual tendrá como objetivo generar acuerdos sobre políticas y acciones para el desarrollo de las escuelas normales y las instituciones de formación docente”.

El funcionario mencionó que se están construyendo leyes distintas, “estamos construyendo leyes con principios y finalidades diferentes”. Mencionó la noción de una legislación instituyente y constituyente, para denominar a las leyes construidas por la base, que generan una apropiación de las leyes por parte de los usuarios para que las hagan efectivas, a través de leyes que emanen de las más profundas necesidades de la cotidianidad.

También argumentó que es necesario hacer frente al desafío de diseñar los programas que amalgamen estos principios y los de la Nueva Escuela Mexicana. En términos de una perspectiva curricular, radicalmente distinta: nacional y correlacionada con lo estatal y regional, y una perspectiva de interculturalidad. El 50% atenderá a las necesidades del sistema educativo nacional, y el otro 50% será construido por cada entidad, en atención a las matrias. Porque históricamente las entidades han demandado participar en sus programas de estudio. El subsecretario señaló que “con estos proyectos se traza el tiempo de las comunidades de aprendizaje, el tiempo del normalismo en el escenario nacional”.

Entre otros puntos de relevancia, Luciano Concheiro, anunció que se ha estado trabajando en dos prioridades:

  1. Aumentar el presupuesto para las normales, para cerrar el año (2021) de otra manera, y
  2. El presupuesto que viene asignado (todavía por pelear), “nos coloca más de tres veces de lo que en este año manejamos de arranque” dijo en su intervención.

Por su parte, Mario Chávez Campos, puso sobre la mesa la aprobación de los Lineamientos para la operación y funcionamiento del Consejo Nacional de Autoridades de Educación Normal, el cual no tuvo aposiciones ni abstenciones. Y también se aprobó que la siguiente sesión ordinaria del CONAEN será el 30 de noviembre de 2021.

Lineamientos para la operación y funcionamiento del Consejo Nacional de Autoridades de Educación Normal

Capítulo I. Disposiciones Generales.

Capítulo II. De la integración y funcionamiento.

Capítulo III. De las atribuciones y funciones.

Capítulo IV. De las sesiones.

Capítulo V. De la Junta de Coordinación Nacional.

Capítulo VI. Del Congreso Consultivo.

Después de 50 sesiones (la mayoría presenciales, muchas virtuales), “proponemos que podamos ratificar los Acuerdos que se han tomado a partir de la propia construcción de este espacio”, mencionó el titular de la DGESuM.

Chávez Campos, también señaló la importancia de retomar el camino del Consejo Consultivo que fue declarado permanente en la primera sesión, realizada en el Estado de México, el cual será puesto en marcha en la tercera semana del mes de septiembre de este año, “la siguiente semana estaremos compartiendo la convocatoria” anticipó. En la instalación del Consejo Nacional para la Coordinación de la Educación Superior, es importante considerar que están invitados de manera permanente los Centros de Actualización del Magisterio.

En una segunda intervención, Luciano Concheiro, mencionó que la educación superior “en las condiciones de pandemia, empieza a darse forma con base en la política trazada”. También reiteró que el compromiso con el magisterio ocupa un lugar fundamental para el gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

Para el caso de la gratuidad e incremento a la cobertura, “estamos más que comprometidos” aseveró el subsecretario. Y aseguró que “viene ya una cantidad importante, no la suficiente, pero en congruencia con el planteamiento de transformación”, y denunció que en materia curricular, el proyecto fue recibido en cero, desde 2019.

El subsecretario planteó la necesidad del diseño de un mecanismo para la operación de los recursos, para que se puedan desarrollar proyectos comunitarios para que las normales se finquen en una discusión participativa.

Subrayó que la transformación de contenidos será sobre la base de un pacto federal 50/50, de contenidos nacionales que, en combinación con los contenidos estatales y locales, vayan definiendo el compromiso de una gran transformación.

Otro de los componentes centrales es el de las lenguas indígenas y la educación para los pueblos originarios, por ello es importante el diseño de las normales interculturales, plurilingües y comunitarias.

Para finalizar, Mario Chávez hizo un reconocimiento al colectivo de Normales interculturales del país, por su trabajo en el diseño curricular de las licenciaturas interculturales plurilingües y comunitarias. Y otro reconocimiento para el Dr. Ángel Díaz-Barriga, por haber acompañado al Congreso Nacional en todas sus etapas.

Fuente de la información e imagen: https://www.educacionfutura.org/conaen-el-tiempo-del-normalismo/

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La educación es un Leviatán

Por: Alberto Sebastián Barragán

La reforma educativa de López Obrador ha transitado por todo el 2019 con un itinerario que no deja clara su viabilidad pedagógica, política ni financiera. En lo que llevamos se puede apreciar que el obstáculo de la 4T son las contradicciones de sus propuestas. Para ilustrar las antinomias en el terreno educativo, utilizaremos una imagen clásica de la teoría política: El Leviatán. Recuperando la idea central de Thomas Hobbes, ese gran Leviatán, también llamado república o Estado, no es sino un hombre artificial, de mayor estatura y robustez que el hombre natural, para cuya protección y defensa fue instituido.

Nuestra educación es un Leviatán, como en la traza de Hobbes, es un ser compuesto por varios hombres, que lleva una corona, asociada al poder central; una espada que representa la fuerza sobre las personas; y un báculo, como símbolo de su autoridad moral. Sin embargo, para nuestra educación actual, esos intentos de domar al Leviatán dan cuenta de sus inconsistencias. El Leviatán también es un monstruo bíblico, de muchas cabezas, que tienen voluntades distintas, y que son tan diversas que se generan los violentos movimientos y cambios de sentido en la educación.

En primer lugar, la cabeza reformista. La bandera de campaña de López Obrador fue ir en contra de la evaluación docente y de la “mal llamada” reforma educativa. Pero la nueva y “bien llamada” reforma educativa de la 4T, rescata muchos elementos de la reforma anterior, que no se han reconocido como válidos y plantea novedades de dudosa procedencia. La agenda educativa se ha llenado de retos y de ocurrencias.

La segunda voluntad, las leyes secundarias. Si bien, el marco legislativo planteado rescata los ejes que han sostenido la educación por varios sexenios, las leyes secundarias tienen contradicciones entre sí, o incongruencias con la Carta magna. Ahora bien, si se contrastan con el romántico Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024, las imprecisiones recargan la responsabilidad al ámbito financiero, al político, o a la incertidumbre. Aunque se leen los ejes y objetivos, no se perciben los mecanismos para llegar a tan lejanas metas.

La tercera cabeza, los dineros. La austeridad republicana empezó con reasignación de montos, cambios de instancias, recortes de personal, luego la disminución de salarios, la irresponsable reducción a programas que habían dado resultados, el gasto excesivo de la política asistencial  y después aumentos de aguinaldos a diputados. Pero lo altamente cuestionable es que se ha elegido gasto en lugar de inversión. Las becas Benito Juárez o el programa Jóvenes construyendo futuro, son políticas de transferencia directa que, como se sabe, no reportan necesariamente los beneficios planteados, sino que generarán consecuencias electoreras.

Una cuarta voluntad es la suma de otras cabezas. Así como lo expresó Hobbes, la soberanía es un alma artificial que da vida y movimiento al cuerpo del Leviatán. La reforma educativa tiene niveles de aplicación, que han sido cuidados para no ensanchar la imposición centralizada del ejecutivo. Aunque se prescriben líneas de orden federal, hay soberanías estatales que tendrán que armonizarse a través de los congresos de las entidades. Aunque hay una cabeza presidencial, también hay resonancias en las cabezas de los gobernadores.

En quinto lugar, las cabezas de la infinidad. Toda política educativa, a diferencia de los demás ramos, está acompañada por un vasto personal distribuido desde ámbitos de gobierno y esferas burocráticas hasta mandos medios, así como especialistas y operadores de la nueva reforma educativa: los maestros. El compromiso que puede contraer un grupo de funcionarios en el centro del país no garantiza la ejecución de todos los actores en todas las regiones, ya que la garantía se basa en la suposición de que todos quieren lo mismo, o en el error de pensar que todos saben hacer lo necesario. Otra vez se perfila una reforma sin la atender lo suficiente a los maestros, a pesar de que varios elementos clave del gremio se han posicionado en curules, lugares de mando y tomas de decisiones, sus opiniones en foros improvisados y en línea, tienen limitado respaldo en la formación inicial de las normales, y menos aún en la formación continua.

Hay otro tipo de cabeza que tiene dos caras, la del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, quienes esgrimían sus argumentos para que no votaran por López Obrador, y ahora son los “principales” artífices de su reforma. O las cabezas de los otros gremios sindicales, que tienen cuotas de poder regional, o los organismos públicos descentralizados, o los particulares, o los internacionales, que a su vez ejercen voluntades encontradas, encarnadas en un mismo cuerpo.

Así, a grandes pinceladas, se puede bosquejar que el Leviatán que emerge a diario en la sociedad mexicana. Nuestra educación es un ser que tiene otras cabezas que no figuran tanto como las primeras, los magistrados con otros funcionarios  son articulaciones; la recompensa y el castigo son los nervios; la riqueza y la abundancia de todos los miembros particulares constituyen su potencia; la salvación del pueblo son su sangre contaminada; los consejeros e investigadores son la memoria; la equidad y las leyes son voluntades artificiales; la concordia es la salud; la sedición la enfermedad. Como el monstruo delineado por Hobbes, la educación es el Leviatán que pretende ser esa entidad que impulse a la sociedad, pero en lugar de ello se genera caos y castigo para la educación.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/la-educacion-es-un-leviatan/

Imagen tomada de: https://es.panampost.com/wp-content/uploads/13888108157_1dbc693ff1_b-768×634.jpg

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Subdesarrollo docente en educación básica

Alberto Sebastián Barragán*

La formación y actualización de profesores es muy relevante en todos los niveles educativos. En su preparación recae una gran responsabilidad para la calidad de las estrategias y actividades que se desarrollan como procesos de enseñanza, lo cual repercute directamente en la construcción de los aprendizajes de los estudiantes.

En nuestro país hay políticas educativas que han trascendido los sexenios. Por ejemplo, para educación superior, desde 1972 se impulsó el Programa Nacional de Formación de Profesores y en 1994 se creó el Programa Nacional de Superación Académica, con el objetivo de fortalecer la preparación de los académicos en ese nivel educativo, pero en 1996 fue absorbido por el Programa para el Mejoramiento del Profesorado (Promep).

Por más de 10 años, éste se aplicó con resultados positivos, por ello se retomaba cada sexenio y se amplió su cobertura a todas las instituciones de educación superior, hasta convertirse en el Programa para el Desarrollo Profesional Docente (Prodep), en diciembre de 2013, pero como se ofrecían buenos resultados, se decidió ampliar la población objetivo y agregar al programa a los docentes de prescolar, primaria, secundaria y bachillerato. Hoy el programa mantiene una tendencia favorable para educación superior, pero para el nivel básico y medio superior no se puede decir lo mismo.

El Prodep tiene una extraña configuración, porque los objetivos para cada subtipo de población son muy distintos. Por ejemplo, para educación básica, prescribe: garantizar una oferta suficiente y diversificada de programas formativos pertinentes y con calidad que atienda las necesidades que derivan de la evaluación interna de las escuelas públicas de educación básica; para educación media superior: capacitar al personal docente, y para educación superior: “contribuir al desarrollo profesional de los docentes y cuerpos académicos (…) mediante la habilitación académica y la investigación”. Los recursos y los procedimientos también son distintos para cada rango.

Sí, el Prodep tiene un buen desarrollo en educación superior, pero ¿cómo saber si cumple los objetivos para educación básica? Esta respuesta la obtendremos de la Auditoría Superior de la Federación (ASF). El 17 de enero de 2018 se emitió el dictamen de la Auditoría de Desempeño 153-DS, sobre el Programa para el Desarrollo Profesional Docente en Educación Básica, para fiscalizar el Prodep, tipo básico, y verificar la ejecución de objetivos y metas.

En los resultados y recomendaciones de 13 puntos descritos, aparecen valoraciones como: deficiencias en el diseño; subsidios no entregados; falta de diagnóstico nacional o local; no se garantizaron mecanismos de oferta pertinente; no se acreditaron cartas de participación; la dependencia no dispuso de información sobre el cumplimiento; no se acreditó haber desarrollado estrategias de distribución de materiales de estudio para personal sin acceso a computadoras o Internet; la SEP sólo contó con información de cursos y diplomados impartidos de dos de las 32 entidades; no se contó con información o indicadores para evaluar el programa; hubo una reducción de 95.5 por ciento en el presupuesto asignado al Prodep para educación básica; se capacitó sólo a 5 por ciento de la meta de más de un millón… Con todo esto, podríamos concluir que por tratarse de una vertiente del Prodep en el ejercicio 2016, a tres años de su implementación, se perciben graves deficiencias.

Pero mejor leamos aquí una cita exacta del dictamen de la ASF: “En cuanto al cumplimiento del objetivo del programa, la dependencia no acreditó contar con información, indicadores ni metas para evaluar el grado en que el programa contribuyó en el fortalecimiento de los conocimientos, capacidades, competencias y habilidades del personal educativo del nivel básico, con el fin de que este personal desarrollara el perfil idóneo.

Respecto de los recursos financieros del Prodep, en 2016, la SEP y la CNSPD realizaron 24 adecuaciones presupuestarias, que representaron una reducción de un millón 727 mil 992.5 miles de pesos, 95.5 por ciento del presupuesto originalmente asignado al programa en el nivel básico, lo cual implicó que no se alcanzaran las metas de cobertura, por lo que dichas adecuaciones no se realizaron para permitir un mejor cumplimiento de objetivos.

Más adelante, la ASF reconoce que estas deficiencias provocaron que no se lograra avanzar en la conformación del Sistema de Profesionalización Docente y afectaron el cumplimiento de uno de los propósitos de la reforma educativa de 2013, y por ello recomienda corregir, modificar o reorientar el Prodep en el nivel básico.

Por otra parte, la realidad educativa sigue en picada. A pesar de implementar los cursos Aprendizajes clave en línea, donde se justifican altas cantidades de gasto nacional para la formación continua, la plataforma se satura constantemente o no funciona y no hay asistencia para la capacitación de los docentes de la categoría básica. En general, la política de formación continua para docentes de educación básica brilla por sus deficiencias. En estas condiciones, el desarrollo profesional en este nivel educativo no se logrará en los pocos meses que le quedan a la administración de Peña Nieto.

Así arranca el modelo educativo. Hagamos bien las cuentas, porque con la información emitida en el dictamen de la ASF, todo indica que la SEP nos quedará a deber más de lo que imaginábamos.

*Jefe de redacción de Voces Normalistas

Fuente del Artículo:

http://www.jornada.com.mx/2018/04/14/opinion/017a2pol

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Escuelas Normales Vintage

Por: Alberto Sebastián Barragán

Justo como regresar a los discos de acetato, en un movimiento retro, la Secretaría de Educación Pública emitió el Acuerdo número 05/02/18, por el que se expiden las normas para el ingreso, promoción y otorgamiento de estímulos del personal académico en las escuelas normales. Dicho documento suena casi igual al reglamento de 1982.

Hay que recordar varios elementos de coyuntura. En 1978 se promulgó la Ley para la Coordinación de la Educación Superior, y su artículo 14 ya prescribía un Consejo Nacional Consultivo de Educación Normal. Sin embargo, dicha ley no impulsó grandes transformaciones para el sistema normalista. Desde hace cuarenta años las Normales aparecían mencionadas en el sector de educación superior, pero desde que se inscribieron fueron letra muerta. En ese mismo año, la Universidad Pedagógica Nacional hacía su aparición para formar profesionales de la educación y ponía al normalismo en entredicho.

Para 1982 Fernando Solana fue otra vez secretario de educación, ahora en el sexenio de Miguel de la Madrid, e impulsó la revolución educativa de ese gobierno, y publicó el “Reglamento interior de trabajo del personal académico del subsistema de educación normal de la Secretaría de Educación Pública”. Para esos momentos, el sistema universitario se encontraba en expansión, y se procuraba impulsar al sistema normalista, a partir de ejes de la educación superior, y se publicó ese reglamento para el personal académico de las escuelas normales.

Esto representó una buena intención, pero el sistema normalista tenía que transitar del nivel técnico al profesional. Y a partir de 1984, se reformaron los planes de estudio para que los profesores de educación básica egresaran con nivel de licenciatura. Hasta entonces se puede percibir cierta coordinación en las acciones de la política de formación docente. Pero, para esa etapa, el reglamento mantenía estándares que no se correspondían la temporalidad del sistema normalista, como por ejemplo, los requisitos de maestría y doctorado.

La aplicación pública de ese reglamento se convirtió en discrecional, hasta el grado de volverlo prácticamente inoperante. Se convirtió en un archivo histórico, mientras las contrataciones se fueron determinando en función del presupuesto disponible, o de la voluntad de las autoridades en turno, o del tipo de sostenimiento de las escuelas normales. El sistema normalista de formación docente ha estado supeditado a sus reformas curriculares, y no se ha modificado su entidad jurídica, en aspectos de normatividad o autogobierno.

En 1996 se impulsó un Programa para la Transformación y el Fortalecimiento Académicos de las Escuelas Normales (PTFAEN), en 2002 se desarrolló el Programa de Mejoramiento Institucional de las Escuelas Normales Públicas (PROMIN), en 2005 se reestructuró la SEP y se creó la Dirección General de Educación Superior para Profesionales de la Educación (DGESPE), y en 2012 apareció otra reforma curricular. Pero entre tantas acciones de fortalecimiento, no se había tocado el papel de los académicos.

Ya para este sexenio peñista, con su respectiva reforma educativa, se prometió desde un inicio un Plan Integral de Diagnóstico y Fortalecimiento de las Escuelas Normales, que tarda mucho en prepararse y salir a la luz. Se avecina otra reforma curricular, pero ahora sí se contempla el reglamento de ingreso y promoción del personal académico de escuelas normales. Pero en términos generales, es el mismo que en 1982.

Tras una somera actualización de categorías y requisitos, se mantienen los profesores de carrera, profesores de asignatura y profesores de apoyo para actividades académicas, clasificados otra vez según las horas de contrato, y se mantienen las categorías de Asociado (A, B y C) y Titular (A, B, y C). Nuevamente se concentra en la Ciudad de México, y se promoverá la aplicación de este reglamento en el interior del país.

Con un discurso de meritocracia, en las nuevas reglas vale más la antigüedad que el perfil profesional. Otra vez se respetan los planteamientos del artículo 123 constitucional. En comparación con los maestros de educación básica, no hay evaluación para la permanencia, como muchos esperaban.

El documento tiene otras inconsistencias. Por personal académico, se refiere al conjunto de profesionales “que imparte educación normal y demás para la formación de maestros de educación básica, realizan actividades de docencia, investigación, tutoría, seguimiento de egresados, actividades de apoyo a la docencia, preservación y difusión de la cultura, así como aquellas personas que llevan a cabo, sistemática y específicamente, actividades de naturaleza técnica”. Por ejemplo, se prescriben las funciones para cada categoría, pero en forma indeterminada. La carga de actividades es directamente proporcional al número de horas, y no de acuerdo al perfil profesional. No se especifica la carga horaria para cada actividad, y no se empalma claramente con el Programa de Desarrollo Profesional Docente (Prodep), el cual implica una descarga laboral.

En el documento no se hace mención de los foros de consulta realizados con profesores de escuelas normales en 2014, en donde se presentaron varias propuestas en materia de evaluación docente para profesores de educación normal, puestos directivos y áreas de investigación. Tampoco se retoman las directrices emitidas por el INEE, para el personal docente de escuelas normales. Lo nuevo es la Comisión Técnica Nacional, como instancia de asesoría, con autoridades educativas federales y estatales, donde se abren dos espacios para la organización sindical; con lo que se comparte nuevamente la rectoría de la educación.

Se tardaron tanto tiempo en publicar este documento, y sólo reeditaron el anterior. No resultará extraño ver el efecto retro de los mismos vicios. No será raro que esa ley ochentera regrese a ser letra muerta. Y por si fuera poco, con esto, la reforma educativa agudiza más el detrimento de la formación docente.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/escuelas-normales-vintage/

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La sombra de los libros de texto

Por: Alberto Sebastián Barragán

Los libros de texto son prioritarios para el aprendizaje. Según su época, contenido o finalidad han tenido muchos nombres, desde: Manual educativo, Libros elementales, Florilegio, Silabario, Compilación, Colección, Miscelánea, Epítome, Compendio, etcétera; sin embargo, hay que rastrear sus orígenes para comprender su situación actual, en específico, en estos momentos del sistema educativo mexicano.

Desde el siglo XVII Juan Amos Comenio esbozaba la trascendencia de los libros escolares, para mejorar las actividades de enseñanza y optimizar el aprendizaje de los educandos. Proponía que los libros estuvieran en forma de diálogo para favorecer el entendimiento de los niños, y que desarrollaran procesos cognitivos desde el lenguaje escrito.

Más de un siglo después, y una vez terminada la revolución francesa, se erigían proyectos educativos para inculcar los valores republicanos de libertad, igualdad y fraternidad. En 1791, Charles-Maurice de Talleyrand presentó un informe sobre la instrucción pública, donde se declaraba la importancia y necesidad de los libros elementales, para construir verdades universales y ahorrar los esfuerzos para aprenderlas.

Durante todo el siglo XIX, los libros escolares se convirtieron en insumo del nacionalismo, al nivel de las monedas o los símbolos patrios, los libros de texto constituyeron elementos de identidad nacional. En muchos países, y en el nuestro, nacieron los sistemas educativos y establecieron los principales ejes de la tarea educativa de cada nación.

Desde 1821, nuestro país tuvo un largo proceso de luchas entre proyectos de nación, hasta que a finales del siglo XIX se estableció el porfiriato, un régimen dictatorial que generó desatinos, pero también desarrolló la ruta de proyectos positivista que mantenían la formación normalista de docentes, la universidad pública, y la educación primaria con textos escolares para los alumnos.

Después de la revolución mexicana, y con la modificación del artículo tercero, José Vasconcelos impulsó la creación de una Secretaría de Educación Pública (SEP), la cual contaba con tres departamentos: el Escolar, el de Bibliotecas y Archivos, y el de Bellas Artes. Desde hace casi cien años se consideraba relevante el acceso a la educación y a los libros, para ir cultivando la alfabetización y el conocimiento de los mexicanos.

El secretario particular de José Vasconcelos, fue un joven escritor, quien a su temprana edad ya contaba con obras literarias publicadas: Jaime Torres Bodet, quien vivió el nacimiento de la SEP, y posteriormente, entre 1922 y 1924, fue director de bibliotecas de la SEP. En los gobiernos de Álvaro Obregón, Lázaro Cárdenas y Manuel Ávila Camacho, se realizaron proyectos educativos para dotar a los alumnos de cartillas de alfabetización y libros escolares.

La prioridad de esas primeras décadas de la SEP, había sido la cobertura de educación primaria. En esa construcción de escuelas y prestación del servicio educativo público, se impulsaba también la distribución inicial de libros escolares. La creciente población escolar fue agudizando la demanda de espacios y de materiales educativos. Desde 1920 el mercado de libros de texto estaba competido por empresas de Estados Unidos, Francia, Alemania y España. Para la década de los 50, se habían consolidado las firmas españolas, tanto por la cercanía del lenguaje, como por la residencia en México de españoles y nuevos exiliados del régimen franquista, apoderándose del mercado de manuales escolares.

Para la segunda gestión de Torres Bodet como secretario de educación, en 1958 se puso en marcha el Plan de Once Años y se fundó la Comisión Nacional de los Libros de Texto Gratuitos (CONALITEG). El gobierno mexicano se convirtió en autor, editor, impresor y distribuidor de libros escolares. Un rasgo notable de esta comisión fue la unificación de contenidos, y el tiraje masivo de ejemplares para todos los alumnos de escuelas públicas. Esta política educativa acentuó el papel social del estado educador, y disminuyó la influencia de las editoriales españolas.

Desde la década de los 60 hasta finales de los 90, la CONALITEG mantenía la producción de Libros para alumnos, Libros en Braille, Materiales para maestros, Antologías de Educación Normal, Libros por entidad, y una diversa producción editorial. En todo momento, la producción de libros de texto acompaña la aplicación de reformas curriculares, y los libros de los alumnos se vuelven un insumo central para la aplicación de las modificaciones a los programas escolares.

Ya para 1997, se impulsó la entrega de libros gratuitos para estudiantes de secundaria, los cuales actualmente son comprados por la SEP a editoriales privadas. Y desde 2014, se anunció que habría entrega de libros de texto gratuito a los alumnos del bachillerato obligatorio.

Sin duda, los libros escolares en México, han sido un ejemplo de reconocimiento internacional. Han sido una empresa titánica que ha favorecido el proceso de alfabetización y desarrollo académico de nuestra sociedad. Sin embargo, hay muchos elementos por revisar. No hay que perder de vista que el nacimiento de la CONALITEG generó límites al enriquecimiento de particulares españoles de la industria editorial a costa de la educación pública; pues, en estos momentos de reforma educativa, se cocinan los textos que pondrán en marcha el nuevo modelo educativo. Y no se han anunciado modificaciones, ya que le seguirán vendiendo libros a la SEP dos casas editoriales: Fernández Editores y Grupo Editorial Santillana, ambas de origen español. La sombra de los libros de texto sigue ahí.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/la-sombra-de-los-libros-de-texto/

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Elogio de la investigación educativa

Por: Alberto Sebastián Barragán.

A finales de noviembre se reunió el máximo circuito de investigación educativa de nuestro país, con motivo de llevar a cabo el XIV Congreso Nacional de Investigación Educativa, en San Luis Potosí. Este evento congrega a una gran cantidad de científicos que han tenido una larga trayectoria en el campo de la investigación educativa, quienes a través de sus producciones académicas han aportado, en mayor o menor medida, beneficios a la educación como sector de transformación, que se dirige en búsqueda de la justicia social.

Cabe señalar que el Consejo Mexicano de Investigación Educativa (COMIE) se fundó en 1993, con la finalidad de reunir a las personalidades de la más alta calidad en la investigación educativa, promover la creación, acumulación y difusión de conocimientos, generar grupos y redes de investigación, establecer nodos entre investigadores e instituciones, impulsar y profesionalizar a la comunidad de investigadores. El COMIE ha delimitado y fortalecido el campo de la investigación educativa; ha consensado las áreas temáticas que componen los estados del conocimiento que se actualizan cada diez años. Sin duda, es una de las instancias más sólidas que tenemos en materia científica y académica.

En la larga trayectoria de la investigación educativa se han presentado varias versiones bianuales del Congreso, y publicaciones con reconocimiento en otras instancias científicas y educativas, nacionales e internacionales. A pesar de no contar con una sede específica, se construyen sitios efímeros de apropiación. Cada congreso es un viaje al conocimiento vivo, de escuchar y dialogar con los autores de las obras que se dan sustento a la tarea educativa en todas sus acepciones. Justo como lo ha descrito cabalmente Larissa Lomnitz, los congresos científicos son rituales sociales.

El primer día, es un rito de iniciación. Antes del Congreso de Investigación Educativa, se dan cita los estudiantes de posgrado y tesistas, que muestran sus avances en investigación educativa. Luego que inicia el Congreso, aparecen las conferencias magistrales, simposios, presentaciones de libros, carteles y ponencias. Todo el congreso, en todo momento tiene juegos de lenguaje, tótems de cosmovisión, reiteración de mitologías, manejo de herramientas, apropiación de identidad… En los paneles y mesas, se remarca el papel de sacerdotes, rituales y jerarquías.

Todos los congregados pertenecen a instancias académicas de diferente linaje, públicas y particulares, provienen de distintos de puntos, han recorrido diferentes rutas académicas que les han llevado a recibir diferentes grados de reconocimiento en distintos claustros; los que han sido vigilados por la policía epistemológica, los beneficiarios del mecenazgo del CONACYT, los intelectuales de pie, los freelance, todos los que tienen el pretexto y la posibilidad de acudir al magno evento.

Los días del Congreso se convierten en un lugar privilegiado, porque el evento académico se convierte, en una especie de piso parejo en el que se relacionan los individuos, los grupos y las redes, en nombre de la investigación educativa. Reunidas tantas personalidades en el mismo lugar, se aprovechan los tiempos libres para concertar otras reuniones de grupos e intereses, académicos y de otro tipo. La Investigación Educativa es una microsociedad. Lo que hay ahí dentro ya lo conocemos con otros nonmbres y ejemplos… hay de todo. El sociólogo francés Pierre Bourdieu se confesó un poco asustado, por lo que encontró en el análisis de la ciencia, y de las prácticas de sus usuarios. Y no es para menos. Justo como en toda sociedad, hay grupos de poder y élites. Hay una ley del más fuerte, y nuevas formas de exclusión.

La realización de los Congresos de Investigación Educativa es necesaria y motivadora. Esta era del conocimiento, demanda que las  sociedades atiendan el riesgo y la volatilidad de la ciencia, que sustenten sus actividades en el conocimiento que se ha generado y consolidado por tanto tiempo. El sector educativo paradójicamente presenta síntomas de desvinculación entre la investigación y las acciones que se realizan en los niveles educativos, desde básica, media superior y superior. La última reforma educativa presentó guiños de investigación, extranjera en gran medida, y poca presencia de los trabajos que han desarrollado las instituciones mexicanas.

En la política sobre educación que han impulsado los últimos gobiernos, han sospechado la necesidad de incluir instituciones de investigación educativa, más como entidades legitimadoras que como soporte de las acciones de cada gobierno. El lema del último congreso del COMIE, era: “Aportes y desafíos de la investigación educativa para la transformación y la justicia social”. Si volteamos a ver nuestra realidad, podríamos pensar en que no está trascendiendo la investigación educativa. La investigación educativa habla por sí misma. A pesar de la solidez mencionada, hace falta difusión y aplicabilidad. Pero no todo depende de la investigación. En este binomio de Política y Ciencia, Max Weber nos había legado una postura sobre las implicaciones de la tarea científica y su relación con la política. Una forma de ilustrar esta desvinculación, es esta pobreza de reforma educativa, que además de moribunda, poco a poco queda más abandonada.

Fuente del artículo: http://www.educacionfutura.org/elogio-de-la-investigacion-educativa

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Analfabetas en feminismo

Por: Alberto Sebastián Barragán

El pasado mes de mayo, Parametría realizó un estudio sobre el conocimiento del feminicidio, o violencia contra las mujeres. El 49% de la población encuestada respondió, en una pregunta abierta, que el feminicidio es “el asesinato de una mujer”; mientras que el 34% no sabe a qué se refiere el término. Estas cifras nos son alentadoras a estas alturas del siglo XXI, sin embargo, la gravedad se complica aún más, debido a que los informantes no refirieron que en el “asesinato” de mujeres, subyace una condición de género.

Para abordar la complejidad del término, es necesario reconocer que históricamente muchas de  las acciones de la humanidad han dejado una inevitable huella machista. En donde los hombres nos hemos beneficiado del régimen patriarcal que ha dividido el trabajo y las oportunidades. Hasta nuestra actualidad, en muchos casos y lugares, ser hombre sigue siendo un título nobiliario que impone y justifica relaciones de desigualdad entre los géneros. Entonces, tenemos como resultado la invisibilidad del tema.

También hay que recordar que desde mitades del siglo XX, ha emergido una nueva lógica feminista que ha luchado por causas sociales, movimientos juveniles, derechos sexuales y reproductivos, hasta diversificarse y luchar desde varias trincheras por la reivindicación de la igualdad, y por la construcción de la equidad de género. Sobre estas décadas de trayectoria, Marcela Lagarde en su libro El feminismo en mi vida. Hitos, claves y topías, realiza un recuento cronológico y detallado de las facetas que ha representado la lucha del feminismo en México.

Justamente esta brillante antropóloga feminista, ha sido la impulsora de la noción de feminicidio en México, desde la década de los noventa, para enfatizar la urgencia de atender la problemática en Ciudad Juárez, Chihuahua. La palabra homicidio, se ha aplicado en forma indistinta para denotar el asesinato de hombres o mujeres, con todas las variantes expresadas en el derecho penal.

El trabajo emprendido por Marcela Lagarde ha impulsado una política integral para prevenir y atender casos de violencia contra las mujeres. Por un lado, ha rendido frutos en la tipificación del feminicidio, para configurarlo como un delito con elementos de homicidio, misoginia y desigualdad de género. Y por otro lado, su actividad ha florecido en la apertura de instancias de atención en diversos órdenes de gobierno.

La idea de feminicidio, plantea Lagarde, es retomada de un libro de Diana Russell y Jill Radford, donde lo definieron como: asesinato misógino de mujeres cometido por hombres, como una forma de violencia sexual. Ante las atrocidades cometidas en México, en Ciudad Juárez, y otras partes del país, se ha buscado convertirlo en una prioridad de la agenda pública.

Cuando hablamos de géneros, nos referimos a una serie de significados construidos histórica y culturalmente, y no tenemos consensos que nos lleven a abordar el tema de una única manera. Por tratarse de rasgos culturales, el ámbito educativo es uno de los canales que podrían apuntar con mayor incidencia sobre el tema. Sin embargo, no existe una forma específica de contenido. En el Plan de estudios 2011, en los Temas de relevancia social, se plantea la oportunidad de trabajar, entre otros temas, “la equidad de género”. Pero son alternativas optativas, es decir, los docentes no están obligados a tratarlos porque no aparecen específicamente marcados en los programas de cada asignatura, ni en los trayectos formativos del curriculum explícito.

Las escuelas han desempeñado dos funciones, intencional o inevitablemente: son espacios de reproducción o de cambio. La comunidad escolar está permeada por la tradición. Los profesores tienen tanta solidez como años servicio, su experiencia les ha forjado un punto de vista respecto a los roles de género y a todo lo que un hombre y una mujer deben ser. Los alumnos que llegan a las escuelas traen un cúmulo de valores que han construido desde casa, conocimientos y experiencias que han recopilado en su vida. Todo ese conjunto de sabiduría popular y conocimientos derivados del sentido común y de la vida cotidiana, es lo que Jürjo Torres acuñó como curriculum oculto. En este ámbito, la elección de tomar el feminicidio como un tema necesario es una responsabilidad moral, de aquellos que así lo consideran necesario para cambiar su forma de pensar.

Entonces tenemos dos limitantes para comprender el nuevo término. No está el feminicidio como tema académico del curriculum formal; y pensar el feminicidio desde el curriculum oculto ha representado una omisión, porque significa muchas veces salir de una zona de confort. En los  ámbitos familiar, escolar, laboral, sexual, cultural y jurídico, permanece la tradición machista que nos ha traído hasta aquí: El feminicidio que no vemos, y que no queremos ver.

Marcela Lagarde en su libro denuncia que los intelectuales, los académicos y los políticos son analfabetas en feminismo. La encuesta de Parametría, nos arroja el 49% de desconocimiento del feminicidio. Y la realidad nos arroja muestras crueles de nuestra cotidianidad. Hay mucho por hacer.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/analfabetas-en-feminismo/

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