Page 2 of 4
1 2 3 4

Reconstruir, reanudar, reeducar

Alberto Sebastián Barragán

El enigmático 19 de septiembre repitió las causas y las consecuencias. Los últimos sismos causaron pérdidas irreparables, vidas en juego, tristeza, melancolía, miedo. Como hace 32 años el gobierno fue insuficiente y la esencia de las manos mexicanas se unificó como nunca lo había hecho. Como un ciclo generacional, se pasó la estafeta del voluntariado y la filantropía. En respuesta a la tragedia sin tiempo, la solidaridad y la experiencia del 85 salieron nuevamente a las calles. Otra vez brotaron lazos comunes y de familiaridad. Miles de personas en las calles, en los centros de acopio, en los albergues. Se hizo presente la ayuda mutua y el reconocimiento de la mexicanidad como nuestro rasgo común. El ánimo de cooperación también formó parte de las réplicas del sismo.

Como recuento periodístico del terremoto de 1985, Elena Poniatowska recuperó algunas versiones de los que padecieron los estragos del siniestro, y se publicó: Nada, nadie. Las voces del temblor, en ese libro se describe detalladamente cómo las instancias gubernamentales intentaron reaccionar y monopolizar la atención a la emergencia. En los relatos se percibe la presencia del voluntariado de la UNAM y del Politécnico, el recaudo medicinal de Radio Educación, la cobertura de Canal Once, la unión de radiodifusoras, la saturación de Locatel, la ayuda internacional… y la corrupción.

Escombros, tristeza, pérdidas y ayuda. Judith García, tras perder a su marido y a sus hijos, expresó una triste demanda que nos desgarra desde 1985 hasta nuestros días: “… la gente que murió no murió por el sismo, eso es mentira, la gente murió por la mala construcción, por el fraude, por culpa de la incapacidad de un gobierno corrupto al que no le importa que la gente viva y trabaje en edificios que pueden caerse”. Así como el día 19 de septiembre, el cáncer de la corrupción se repite, y se ha desarrollado durante 32 años más. Todo se repitió como si nada hubiéramos aprendido.

Estos últimos días han sido una transición a la normalidad que vivíamos. Se decretaron tres días de luto nacional. En algunas instancias públicas y particulares se han declarado días inhábiles hasta la supervisión de personal calificado para regresar a las actividades. Pero el sector educativo, ha sido uno de los más complejos por reactivar. Varios días después del siniestro, la Secretaría de Educación Pública (SEP) también ha experimentado una suerte de colapso en sus actividades.

Según la SEP, a través del Comunicado  277, se informa que 12 mil 931 escuelas tuvieron alguna afectación por los sismos, en las entidades involucradas. Esto requerirá 13 mil millones de pesos para rehabilitar o reconstruir los planteles dañados. Aquí se tendrán que hacer valer los seguros de los planteles, sin embargo, Aurelio Nuño también añadió que se ocuparán recursos del Fondo de Desastres Naturales y una bolsa de 700 millones de pesos de la SEP, para reparaciones menores, además de que se cuenta con el Programa Escuelas al CIEN. Sin embargo, habría que conocer los términos de los contratos con las aseguradoras, ya que no deberían ocuparse más recursos públicos para la reparación o reconstrucción de las escuelas afectadas.

El regreso a clases, en la Ciudad de México, depende de la revisión de planteles, en donde se ha responsabilizado al Colegio de Ingenieros Civiles de México, que están trabajando al ritmo que pueden, para que los Directores Responsables de Obra, emitan el dictamen para garantizar la seguridad de alumnos y maestros. Este proceso llevará semanas en culminar, y se genera la reanudación paulatina de actividades, que como también ha declarado el secretario de educación, es un tiempo que se recuperará en vacaciones o fines de semana. Es decir, en esas declaraciones se percibe que la autonomía de gestión quedará estrictamente supeditada a las disposiciones de la SEP, y no a las necesidades de los planteles.

Pero la educación debe continuar. Las clases se habrán de reanudar y seguir el proceso formativo de todos los niveles. Pero ahora se mantiene latente la noción de “seguridad”, de cuidado de la integridad física y psicológica de comunidad escolar. Este sigue siendo un tema pendiente de la reforma educativa. Recordemos que desde el 2007 se creó el programa “Escuela segura”, el cual incluía objetivos y acciones para prevenir y atender la violencia en las escuelas. Pero este programa ha venido a menos por su falta de supervisión, y se convirtió en otro programa burocrático que “distraía” las actividades académicas de las escuelas.

La última reforma educativa, modificó todo el marco normativo de la educación, pero no incluyó actividades que impulsen la Protección escolar, para diseñar y aplicar protocolos de actuación en caso de siniestros, o fortalecer y sistematizar los simulacros para responder a los fenómenos naturales que han estado presentes en los últimos días. Este hueco en el sistema educativo, se tendría que cubrir desde las disposiciones de la política educativa en turno, sin embargo, se mantiene el vacío de la protección escolar.

Esta necesidad la podemos atender desde diferentes espacios, desde convenios interinstitucionales, con la voluntad de autoridades y docentes. Se pueden empalmar las experiencias recientes con procesos de protección para reducarnos, maestros y alumnos, en términos de prevención y protección desde las escuelas. Este cambio de visión, requiere fortalecerse desde el sector educativo, para que no quede en esfuerzos aislados, que poco a poco se van apagando en cada generación de política educativa.

 

Fuente del articulo:http://www.educacionfutura.org/reconstruir-reanudar-reeducar/

Fuente de la imagen:http://www.educacionfutura.org/wp-content/uploads/2017/09/RECONSTRUCCION-AULAS-6-768×398.j

Comparte este contenido:

Docencia: la deuda heredada

Por: Alberto Sebastián Barragán

l tema de la docencia ha sido ampliamente revisado por muchos investigadores y se han desarrollado esfuerzos colectivos en donde se han establecido algunos ejes de atención, para las reformas educativas de ciertas regiones de países. Sin embargo, los resultados y las alternativas propuestas, se han mencionado repetidamente, porque las reformas educativas se reproducen según los gobernantes en turno, pero no de acuerdo a las necesidades identificadas.

Los países iberoamericanos, inmersos en la lógica internacional, han tenido que responder a las recomendaciones globalizadas para adecuar sus sistemas educativos; pero también han subrayado la necesidad de adaptar las transformaciones de política educativa, según las características de cada sociedad. En 2008, se reunieron 23 ministros de Educación en El Salvador, para contraer compromisos en materia educativa para sus países, y se aprobó la propuesta de Metas educativas 2021: la educación que queremos para la generación de los bicentenarios, en dicha reunión, se comprometieron a elaborar objetivos, metas y mecanismos de evaluación regional.

Como resultado se creó la Colección de Libros Metas Educativas 2021, para difundir las opiniones de los profesionales educativos de la región iberoamericana. Se trata de 9 libros a cargo de más de 100 especialistas. En esa colección, han participado muchos investigadores mexicanos, de gran reconocimiento por su trabajo académico. Los textos abordan distintas temáticas con planteamientos relevantes, que podrían servir como referencia para acompañar los procesos de reforma educativa en los países involucrados.

Específicamente, para México, es necesario señalar que para esas fechas se estaba concretando la reforma de educación básica, que había iniciado desde el sexenio de Vicente Fox, y que continuó Felipe Calderón, obteniendo la reforma de educación básica que articuló los tres niveles en el Plan de Estudios 2011. Sin embargo, no se había configurado la estrategia de atención de la formación docente.

En 2009, se publicó Aprendizaje y desarrollo profesional docente, donde se planteó la necesidad de avanzar en la regulación, acreditación y mejora de la calidad de la formación del profesorado. Y para lograr ese objetivo, se consideró importante articular una red institucional de apoyo al desarrollo profesional docente, para atender periodos clave de la preparación de los maestros: formación inicial, inserción, formación permanente y promoción profesional.

Entonces, se mantuvo la ruta que se había convenido en la Alianza por la Calidad de la Educación SEP-SNTE, y se dio paso a una revisión del Plan 1997, para la formación de docentes de educación primaria, a cargo de Yuriria Castro, Martha Curiel y Margarita Ruiz. En ese documento se ventilaba una evaluación de los contenidos del Plan 97, y se realizaban recomendaciones para fortalecer a las escuelas normales. Al mismo tiempo, se iba formulando un nuevo plan de estudios para la formación de docentes de educación primaria. En 2011 se piloteó la primera versión, para después conformar el Plan 2012, que actualmente se trabaja en las escuelas normales formadoras de docentes de prescolar y primaria.

El más reciente plan de formación docente, publicado en agosto de 2012, quedaría huérfano a los pocos meses. En el mes de diciembre, el cambio de sexenio, anunció la reforma educativa impulsada por Enrique Peña Nieto. Y con todo el protocolo se anunció un Plan Integral de Diagnóstico, Rediseño y Fortalecimiento para el Sistema de Normales Públicas, el cual no pretendía la continuidad de la propuesta panista, sino que enarboló la promesa de una reforma educativa priísta. Sin tomar en cuenta las Metas Educativas 2021, trazadas por la Organización de Estados Iberoamericanos.

En esa transición, se inaugura una deuda con la docencia. La administración que salió, dejó un plan de estudios que no tuvo la oportunidad de evaluar, y en dado caso, mejorar para atender a la educación básica con mayor calidad. En su momento, la gestión educativa de Chuayffet, señaló despectivamente esa estrategia de formación inicial docente, incluso se promovió el foro de consulta para revisar el modelo educativo, específicamente para rediseñar la educación normal. Y en junio de 2015, la Comisión Nacional de Autoridades Educativas (Conaedu), presentó su propuesta de Plan Integral de Diagnóstico, Rediseño y Fortalecimiento de las Escuelas Normales, cuya oferta educativa proponía dos licenciaturas y 10 maestrías. Sin embargo no prosperó.

El pasado mes de julio, Aurelio Nuño anunció que el próximo año se presentará el nuevo plan de fortalecimiento de educación normal, el cual consiste en actualizar el plan para la formación de maestros de educación prescolar y primaria, y esta vez se agregará el plan de estudios para la formación de profesores de educación secundaria. Como se puede observar, según las últimas reuniones sobre el tema, no habrá rediseño, sino sólo actualización. No echarán abajo el Plan 2012, sino sólo actualizarán el Plan 1999 que hasta estos momentos sigue vigente en muchas escuelas normales que imparten ese programa. Esto sucederá en el próximo año electoral, por ahí del mes de agosto. Y nuevamente se heredará otra deuda con la docencia, ya que la actualización quedará huérfana a los pocos meses. Se necesita dignificar y fortalecer la docencia de manera urgente.

Fuente noticia: http://www.jornada.unam.mx/2017/09/15/politica/021a2pol

Fuente imagen: http://wrmx00.epimg.net/radio/imagenes/2014/07/01/nacional/1404246300_301157_1404265620_noticia_normal.jpg

Comparte este contenido:

¿Es idóneo el examen de oposición?

Alberto Sebastián Barragán

El ingreso al servicio profesional docente consiste en un examen de oposición con dos o tres etapas, según la plaza a que se aspire. En la etapa uno, se ocupa un examen de conocimientos y habilidades para la práctica docente, donde los reactivos de cuatro opciones miden el nivel de dominio de contenidos y enfoques de enseñanza; así como las capacidades y habilidades para la resolución de problemas didácticos.

La etapa dos, consiste en un examen de habilidades intelectuales y responsabilidades ético-profesionales. Estos otros reactivos intentan arrojar información sobre las habilidades intelectuales del docente, e intuyen las capacidades de comunicación, estudio, reflexión y mejora continua, así como de las actitudes necesarias para la profesión docente.  Y la etapa tres consiste en aspectos complementarios para Educación indígena, Asignatura estatal, Artes o Tecnología para nivel secundaria.

Los instrumentos son independientes, sin embargo, los resultados que se obtienen se agrupan en los niveles I, II y III, según la puntuación obtenida.  Como se trata de instrumentos distintos se establecen diferentes puntos de corte. Y de la integración de los resultados se determina la idoneidad, o no idoneidad, del sustentante. Según la Ley General del Servicio Profesional Docente, un aspirante es idóneo, si obtiene al menos el Nivel II, en todos y cada uno de los instrumentos. Después de que los sustentantes hayan obtenido un resultado idóneo, se agrupan en otros niveles A, B, y C, para los que respondieron dos exámenes; así como A, B, C y D, para los de tres exámenes.

Para la Ciudad de México, el último proceso de ingreso a educación básica registró el 65% de docentes idóneos, de los cuales 1099 son de formación normalista, y 2655 estudiaron en otras instituciones de educación superior. Para educación primaria, se registraron 1472 participantes, de los cuales 978 resultaron idóneos. Según las cifras iniciales de la convocatoria, sólo había 210 plazas, pero la vacancia generada elevó la cantidad de plazas hasta 902.

En convocatorias de algunas entidades, para Preescolar, Primaria o Secundaria, las cifras de plazas vacantes se publicaron en ceros. Sin embargo, las cifras de vacantes alcanzadas hasta el 31 de mayo no se dieron a conocer en la página del Servicio Profesional Docente. Es decir, se trató de una apuesta hacia la jubilación o liberación de esas plazas para ocuparlas a partir de las listas de prelación.

Hasta este momento, se podría decir que esta modalidad de ingreso al servicio profesional docente, ha disminuido las prácticas perversas de la burocracia, de influyentismo, de venta o de intercambio de plazas. Es decir, la asignación basada en el mérito se ha percibido como un panorama favorable, sin embargo, es necesario señalar algunos puntos inadvertidos en la mirada general de la evaluación docente.

En primer lugar, la convocatoria pública y abierta es tan amplia, que se ha convertido en detrimento de la formación inicial de los profesores de educación básica. Hay que recordar que desde el inicio de la reforma educativa se planteó un fortalecimiento de las escuelas normales, y al mismo tiempo se concedió un periodo de gracia de convocatorias diferenciadas para escuelas normales. El fortalecimiento no llegó, pero sí se cumplieron los dos años de dos tipos de convocatorias, hasta llegar a una convocatoria general.

En este sentido, es importante reconocer las disparidades de número de instituciones de educación superior por cada entidad. Además, es necesario considerar el balance de instituciones públicas y privadas por cada estado. Y aunado a ello, es indispensable revisar la configuración social y política de las zonas económicas del país, que determinan la inversión en la formación inicial de docentes de educación básica. Las convocatorias diferenciadas tendrían que retomarse como una etapa de transición mientras se consolida el modelo de formación docente en las escuelas normales.

En segundo lugar, no debemos perder de vista que se trata de pruebas estandarizadas. Justo por la cualidad de ser exámenes a gran escala se convierten en instrumentos llenos de interés o de sospecha. En los exámenes de opción múltiple de las etapas mencionadas, el resultado genera un indicador cuantitativo de dominio de contenidos, pero no necesariamente de desempeño.

¿Es posible que un examen estandarizado ofrezca niveles de desempeño sobre las habilidades docentes, capacidad de respuesta, o actitudes ético-profesionales a partir de casos supuestos? Si la respuesta es afirmativa, entonces la idoneidad del examen de oposición también puede ser hipotética. Supongamos que sí es la mejor forma de seleccionar a los docentes, entonces la mirada la tenemos que dirigir hacia el trabajo que los prelados realizan en educación básica, y nos daremos cuenta de que la realidad, no apunta en el mismo sentido de la idoneidad. Además, eso ya no corresponde al examen de oposición, sino a la débil formación continua.

Aunque se perciba cierto avance, no hay que perder de vista la calidad educativa y la formación docente. Necesitamos revisar constantemente la brújula porque, el hecho de estar en movimiento, no significa necesariamente que vayamos con buena dirección.

Fuente del articulo: http://www.educacionfutura.org/es-idoneo-el-examen-de-oposicion/

Fuente de la imagen: http://www.educacionfutura.org/wp-content/uploads/2016/04/evaluacion-extraordinaria-guerrero2-e1460132287865.jpg

Comparte este contenido:

Reforma de Normales: otra vez postergada

Por: Alberto Sebastián Barragán

Las Escuelas Normales tienen una larga trayectoria en la historia de la educación mexicana. Se fundaron como instituciones que formaban a los docentes en las primeras etapas del desarrollo de nuestro país. Desde sus orígenes, estuvieron impulsadas por ideales liberales, y arroparon una consigna relevante: impulsar el desarrollo de la sociedad. Sin duda, los momentos del Normalismo, se han estudiado en función de periodos sexenales, o de generaciones de políticas educativas. En todos los episodios han estado presentes.

Es necesario voltear la mirada hacia estas instituciones, porque han sobrevivido más de un siglo en la conformación de nuestro país. Y desde sus áreas locales de injerencia, se convirtieron en sembradoras de ideales y de proyectos que impulsaron mejoras en los contextos sociales donde laboraron sus egresados. Ser profesor, era un oficio de alto reconocimiento social. Los profesores normalistas, han sido pieza clave de la configuración social y económica del ámbito urbano y del  rural.

Las Escuelas Normales surgieron en la recta final del Siglo XIX, y posteriormente se incorporaron a la política posrevolucionaria. Cuando la educación se volvió un derecho social prescrito por el artículo tercero, las Normales se convirtieron en el principal eslabón para aterrizar las aspiraciones de la nueva política educativa, tanto para la formación de docentes, como para la expansión de la educación básica.

Recordemos que la Secretaría de Educación Pública, se creó en 1921, cuando la tarea educativa era una demanda social de grandes magnitudes, y un proyecto para el que las políticas educativas tuvieron que complementarse por otras más vigentes. Muchas acciones educativas sexenales, e incluso el plan de once años, se han agotado, y han tenido que reelaborarse de manera constante. Administraciones van y vienen. Los secretarios entran y salen. La educación se convierte en botín político, pero las Normales, se han mantenido en pie firme durante todos estos años.

Los beneficios de las escuelas normales, han tenido una profundidad que cada vez ha venido a menos. Cada vez son más criticadas, y cada vez son menos apoyadas. Cuando el analfabetismo era la condición mayoritaria de la sociedad mexicana, el normalismo impulsó la habilitación de la sociedad por medio del trabajo de enseñanza. Y como parte de las políticas educativas, el analfabetismo empezó a reducirse con el trabajo constante de muchas décadas.

Las escuelas primarias eran la piedra angular del desarrollo social. Poco a poco se fueron cubriendo los seis grados para culminarla. Después se fue invirtiendo en la apertura de escuelas secundarias, y después en educación media superior. En todas las décadas que han significado crecimiento del sector educativo, las escuelas normales han estado presentes en la prestación de servicios de enseñanza, pero también en la organización social y política en todos los rincones del país.

Por décadas se fue formalizando la educación pública. Se fue consolidando la oferta de otros niveles educativos hasta llegar a la educación superior. El trabajo de los profesores normalistas ha sido la base de todas las profesiones que se forjaron en el siglo XX. Por décadas, la población ha incrementado sus niveles de escolaridad, y logro de careras técnicas o de profesionales. Pero las normales, habían permanecido relegadas, rezagadas de las nuevas generaciones de políticas educativas. Incluidas en el discurso, pero seriamente desatendidas.

Desde 1978 la Ley para la Coordinación de la Educación Superior, ya incluía a las escuelas normales, pero no se percibieron beneficios para la formación de docentes. Luego, desde 1984, se impulsó una reforma, por medio de la cual, las normales empezaron a otorgar títulos de licenciatura para la profesión docente. Sin embargo, el desarrollo profesional de las escuelas normales empezó a enfrentar una serie de obstáculos, inercias y contradicciones, de los cuales todavía no ha salido bien librado.

Las reformas a la educación normal se concentraron en las modificaciones curriculares de 1997 y de 2012. Pero ha faltado un conjunto de acciones sistemáticamente organizadas que trasciendan la profesionalización de los docentes de educación básica. Más allá de la infraestructura y de la actualización pedagógica, hay temáticas serias, como la tutela del estado, o el régimen jurídico de las instituciones, o la inversión en investigación, o los regímenes contractuales, o la descentralización de los servicios educativos de formación docente.

En estos momentos de “estrategias nuevas” para la educación normal, hay que recordar las relatorías de los foros de consulta de 2014 sobre las escuelas normales, hay que consultar las Directrices para mejorar la formación inicial docente publicadas por el INEE desde 2015, o el diagnóstico de las escuelas normales, que hicieron en la Subsecretaría de Educación Superior desde ese mismo año.

Todo está dicho. Pero el secretario de educación, invitó a todos a su fiesta, para anunciar, que próximamente anunciará la Estrategia Nacional de Transformación y Fortalecimiento de las Escuelas Normales. Esa estrategia irá de la mano del modelo educativo de educación básica, con la misma inseguridad de que sea aplicada en el próximo sexenio.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/reforma-de-normales-otra-vez-postergada/

Comparte este contenido:

La ilusión de los planes de estudio

Por: Alberto Sebatián Barragán

La semana pasada Aurelio Nuño presentó la primera etapa de los planes de estudio para educación básica, la cual se aplicará a partir del ciclo escolar 2018-2019; y la segunda etapa en el ciclo 2019-2020. Otra vez se pasó lista a los puntos claves del cambio pedagógico: 1. Aprendizajes claves; 2. Habilidades socioemocionales; 3. Autonomía curricular; 4. Mejor articulación en los niveles; 5. Cambio y transformación en la manera de la enseñanza.

Todo modelo curricular tiene un gran calado en el futuro de una sociedad. Ya que plantea las acciones que deben realizarse para formar al ciudadano del futuro. Si volteamos a ver nuestra sociedad actual, encontraremos la necesidad de una reforma educativa; si vemos al que soborna y al que lo acepta, si vemos a los que venden votos y a quienes los compran, si vemos la violencia y tanta indiferencia, es claro que necesitamos renovar con urgencia nuestra educación. Pero no con cualquier reforma, ni tampoco de cualquier manera.

Muchos de los referentes del nuevo plan de estudios son de orden internacional, que corresponden a referentes teóricos de otros países, con otras condiciones. La idea de aprendizajes claves, o aprendizajes básicos imprescindibles, ya lleva un tiempo de maduración en España. Sólo se retoma el qué, pero no se retoma el cómo. Entonces resulta necesario exigir congruencia en la transformación que pretenden lograr. Esa misma idea de cambiar hectáreas de extensión por niveles de profundidad se tendría que aplicar, por ejemplo, al número de alumnos por grupo. No se le puede exigir lo mismo a un docente de secundaria con grupos de 50 o más alumnos, que a otro que atiende a 20 o 25 estudiantes.

Hay que reconocer que existen algunos cambios relevantes en el nuevo plan de estudios, pero también subrayar que hay mucha continuidad. Hay un recorte de extensión y una promesa de profundidad. Sobre la reforma educativa diversos especialistas se han encargado de señalar el fetiche de la evaluación docente y desmitifican la novedad del modelo educativo. La Secretaría de Educación Pública (SEP) ocupó todas sus fuerzas y recursos para aplicar, a como diera lugar, la evaluación de los profesores, pero prácticamente no ha invertido en capacitarlos.

Para la formación docente, la política educativa ha perfilado cuatro ejes incongruentes entre sí. Primero, descalifica y culpabiliza a los docentes de la mala calidad educativa. Segundo, se han impuesto distintas versiones de evaluación docente, desde el ordenamiento y la indicación hasta el sorteo. Tercero, la formación inicial ha estado minada por los exámenes de oposición, y la formación continua será encomendada a los Consejos Técnicos Escolares, que normativamente se perciben bien, pero que en la realidad no han reportado los beneficios que de ellos se esperan. Cuarto, la confianza de volver realidad los aprendizajes claves está fervientemente depositada en los profesores, como si después de ser señalados y denostados, sólo estuvieran esperando ansiosamente la nueva forma de trabajar.

En el discurso de Aurelio Nuño hay que destacar algunas ideas sobre el tiempo. Por primera vez, no se escucha victorioso sino mesurado. Al momento de responder por qué se dará en dos etapas la aplicación, se percibe que ha entendido que hacer una reforma a los planes de estudio y los libros de texto no es tan fácil como pensaba de inicio. Refiere que, en atención a sugerencias de las mentes más brillantes en materia educativa, los materiales entrarán en dos fases por el tiempo que toma elaborarlos, porque no se quieren hacer al vapor. Porque también está a punto de presentarse el plan de fortalecimiento de las escuelas normales, el cual debe ir de la mano del plan de estudios de educación básica pero otra vez no llegó al mismo tiempo.

El secretario de Educación habló de la necesidad de presupuestos plurianuales para la aplicación de la reforma. Recordemos que ésta ha sido una demanda de las universidades públicas para establecer planeaciones prospectivas que no se limiten por la temporalidad del financiamiento. Se menciona la necesidad del gasto plurianual para los proyectos de la SEP, pero no se han pronunciado sobre el presupuesto para las universidades.

El funcionario federal reconoció que la continuidad de la reforma va a ser parte del debate de 2018 y va a depender del juicio ciudadano si se mantiene o no esta política educativa. Entonces, si se presenta una reforma por etapas cuya continuidad depende del juicio ciudadano, estamos hablando de una reforma incompleta. Si vemos que la reforma apuesta por los planes de estudio, pero no por los maestros, estamos frente a una reforma insuficiente. En términos de la actual evaluación, el resultado es: una reforma no idónea. Algunos ven a lo lejos los buenos resultados, pero es una ilusión óptica, porque en realidad no existen.

La semana pasada Aurelio Nuño presentó la primera etapa de los planes de estudio para educación básica, la cual se aplicará a partir del ciclo escolar 2018-2019; y la segunda etapa en el ciclo 2019-2020. Otra vez se pasó lista a los puntos claves del cambio pedagógico: 1. Aprendizajes claves; 2. Habilidades socioemocionales; 3. Autonomía curricular; 4. Mejor articulación en los niveles; 5. Cambio y transformación en la manera de la enseñanza. Todo modelo curricular tiene un gran calado en el futuro de una sociedad. Ya que plantea las acciones que deben realizarse para formar al ciudadano del futuro. Si volteamos a ver nuestra sociedad actual, encontraremos la necesidad de una reforma educativa; si vemos al que soborna y al que lo acepta, si vemos a los que venden votos y a quienes los compran, si vemos la violencia y tanta indiferencia, es claro que necesitamos renovar con urgencia nuestra educación. Pero no con cualquier reforma, ni tampoco de cualquier manera. Muchos de los referentes del nuevo plan de estudios son de orden internacional, que corresponden a referentes teóricos de otros países, con otras condiciones. La idea de aprendizajes claves, o aprendizajes básicos imprescindibles, ya lleva un tiempo de maduración en España. Sólo se retoma el qué, pero no se retoma el cómo. Entonces resulta necesario exigir congruencia en la transformación que pretenden lograr. Esa misma idea de cambiar hectáreas de extensión por niveles de profundidad se tendría que aplicar, por ejemplo, al número de alumnos por grupo. No se le puede exigir lo mismo a un docente de secundaria con grupos de 50 o más alumnos, que a otro que atiende a 20 o 25 estudiantes. Hay que reconocer que existen algunos cambios relevantes en el nuevo plan de estudios, pero también subrayar que hay mucha continuidad. Hay un recorte de extensión y una promesa de profundidad. Sobre la reforma educativa diversos especialistas se han encargado de señalar el fetiche de la evaluación docente y desmitifican la novedad del modelo educativo. La Secretaría de Educación Pública (SEP) ocupó todas sus fuerzas y recursos para aplicar, a como diera lugar, la evaluación de los profesores, pero prácticamente no ha invertido en capacitarlos. Para la formación docente, la política educativa ha perfilado cuatro ejes incongruentes entre sí. Primero, descalifica y culpabiliza a los docentes de la mala calidad educativa. Segundo, se han impuesto distintas versiones de evaluación docente, desde el ordenamiento y la indicación hasta el sorteo. Tercero, la formación inicial ha estado minada por los exámenes de oposición, y la formación continua será encomendada a los Consejos Técnicos Escolares, que normativamente se perciben bien, pero que en la realidad no han reportado los beneficios que de ellos se esperan. Cuarto, la confianza de volver realidad los aprendizajes claves está fervientemente depositada en los profesores, como si después de ser señalados y denostados, sólo estuvieran esperando ansiosamente la nueva forma de trabajar. En el discurso de Aurelio Nuño hay que destacar algunas ideas sobre el tiempo. Por primera vez, no se escucha victorioso sino mesurado. Al momento de responder por qué se dará en dos etapas la aplicación, se percibe que ha entendido que hacer una reforma a los planes de estudio y los libros de texto no es tan fácil como pensaba de inicio. Refiere que, en atención a sugerencias de las mentes más brillantes en materia educativa, los materiales entrarán en dos fases por el tiempo que toma elaborarlos, porque no se quieren hacer al vapor. Porque también está a punto de presentarse el plan de fortalecimiento de las escuelas normales, el cual debe ir de la mano del plan de estudios de educación básica pero otra vez no llegó al mismo tiempo. El secretario de Educación habló de la necesidad de presupuestos plurianuales para la aplicación de la reforma. Recordemos que ésta ha sido una demanda de las universidades públicas para establecer planeaciones prospectivas que no se limiten por la temporalidad del financiamiento. Se menciona la necesidad del gasto plurianual para los proyectos de la SEP, pero no se han pronunciado sobre el presupuesto para las universidades. El funcionario federal reconoció que la continuidad de la reforma va a ser parte del debate de 2018 y va a depender del juicio ciudadano si se mantiene o no esta política educativa. Entonces, si se presenta una reforma por etapas cuya continuidad depende del juicio ciudadano, estamos hablando de una reforma incompleta. Si vemos que la reforma apuesta por los planes de estudio, pero no por los maestros, estamos frente a una reforma insuficiente. En términos de la actual evaluación, el resultado es: una reforma no idónea. Algunos ven a lo lejos los buenos resultados, pero es una ilusión óptica, porque en realidad no existen.

Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2017/07/06/opinion/015a2pol

Comparte este contenido:

Política de oposición a los docentes

Por: Alberto Sebastián Barragán

A cuatro años de haberse aplicado la reforma educativa, se han levantado las voces para reclamar inconformidad, a grado tal de transformar el impulso inicial de evaluar a los docentes. En efecto, el papel de los profesores es de gran trascendencia, tanto para la vida de los alumnos como para la de las escuelas. Sin embargo, el remedio ha salido más caro que el problema. En este juego de fuerzas ha emergido una serie de acontecimientos que contradice todo discurso educativo. A continuación haremos un listado breve para ubicar en qué lugar nos encontramos.

Remplazo deteriorado. Como es natural en cada año, muchos profesores llegan al periodo de servicio necesario para emprender su retirada. Con 30 años de antigüedad o más, muchos docentes se mantenían en la disyuntiva de seguir trabajando en las aulas o consolidar su jubilación. La Ley del Servicio Profesional Docente aceleró este proceso, ante las primeras aplicaciones de una evaluación ríspida, obligada y acordonada por elementos de seguridad. El efecto ha sido nocivo en las finanzas públicas, ya que también se amplió la demanda por el pago de pensión alimenticia. Además de acelerar la jubilación, la nueva política ha debilitado la preferencia por estudiar una carrera docente en las escuelas normales. De modo que el remplazo intergeneracional de maestros queda supeditado al ritmo convencional de la matrícula en instituciones de nivel superior.

Preparación negada. Las normales se tomaron en cuenta sólo para legitimar la reforma educativa. Los foros de consulta fueron una pantalla que sirvió para presumir la participación de miles de maestros con propuestas para mejorar la formación docente. Dichos trabajos, acumulados en relatorías por regiones, no se consideraron y, peor aún, sirvieron para ventilar los problemas de estas instituciones formadoras de profesores, sin atender las necesidades reclamadas. Ahí se dibujó el primer atisbo de una política magisterial incompleta y desvinculada.

Meritocracia demeritada. La evaluación docente presume estar fundamentada en una lógica meritocrática, pero se distancia mucho de ella. Estos términos de competencias laborales, capacitación o entrenamiento vienen del mercado laboral, donde existen mecanismos de correspondencia. En la industria, la cadena de suministro eslabona todos los pasos de un proceso que empieza desde el emprendimiento de la idea hasta la prestación de un servicio, o la llegada de un producto al cliente final. Esta lógica implica la participación y capacitación de recursos humanos en diferentes áreas. Antes de amenazar con el despido, la industria invierte en capacitación de sus cuadros. Y de la calidad del entrenamiento que ofrece dependen sus productos o servicios. En el sector educativo, las normales tendrían que ser fortalecidas para generar cuadros de nueva generación. Sin embargo, se percibe que la política de formación carece de esta noción de competencia laboral.

Actualización olvidada. Una vez que se postergó y perjudicó la formación inicial de maestros, se transfiere la responsabilidad hacia la formación continua. Se intentó emular la estrategia de peer coaching en educación, que pretendía seguir esta noción de aprendizaje entre pares, o acompañamiento de profesores noveles, o de actualización dentro de una escuela. Más o menos tenían claro el qué, pero se les olvidó el cómo. Entonces, muchos profesores prelados debieron tener asesoría de integración a las escuelas asignadas, realizada por un profesor de más de cinco años de antigüedad, al que no se otorgó ni un programa a seguir y se le prometieron recursos que jamás llegaron. Por si fuera poca la deuda, este intento de autonomía de gestión, envuelto en guías mensuales de consejo técnico, no ha rendido los frutos posibles, salvo en algunas escuelas que ya venían marcando una trayectoria de calidad educativa antes de la reforma.

Oposición al examen. La principal bandera del nuevo modelo educativo es aprender a aprender. No hay que memorizar, más bien hay que tratar de entender. Sin embargo, el examen de ingreso al servicio profesional docente es una prueba estandarizada que no permite observar el desempeño académico del aspirante. Si se realizara una valoración de habilidades docentes, de inicio los egresados normalistas tendrían los mejores resultados, porque para eso están preparados. No obstante, el examen de ingreso pone en los primeros lugares de la lista de prelacióna quienes saben contestar exámenes de opción múltiple, y no necesariamente a quienes serán mejores profesores. Además, estos maestros noveles tendrían oportunidad de participar en los procesos de tutoría, pero que, como han señalado los estudios del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, tienen efectividad de 50 por ciento.

Esta política está degenerando la profesión docente. Más que mejorar los procesos de enseñanza, se está empeñando el interés superior de la niñez. Más que ayudar, la política se ha opuesto al desarrollo de los profesores. Con esta tendencia, cada día se complica más la situación; se agotan el tiempo y los recursos para resolver los defectos y los procesos inviables. Cada vez es más incierto el escenario educativo. A pesar de estar en los últimos lugares de pruebas internacionales, todavía podemos estar peor.

Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2017/06/02/opinion/018a1pol

Comparte este contenido:

Las deudas del Modelo educativo

Por: Alberto Sebastián Barragán

Si el Plan de Estudios 2011, para educación básica, fuera una persona física, podría denunciar a los titulares del “nuevo modelo educativo” por calumnias. El pasado lunes 13 de marzo se presentó la última versión de reforma educativa. Con el típico discurso maniqueo y triunfalista de la administración: todo lo anterior era malo, y lo nuevo es bueno.

Es importante subrayar que la participación de maestros y especialistas ha estado acotada a espacios y tiempos controlados por la política educativa. Primero, en 2014 se abrieron foros de consulta en donde concurrieron muchos profesores de todos los niveles educativos, y se concentraron relatorías, que no son referidas en la propuesta curricular. Después, se presentó el modelo curricular el 20 de julio de 2016, y posteriormente fue analizado en mesas de especialistas, y en muy pocas horas se revisó de manera improvisada por parte de los profesores de educación básica en los Consejos Técnicos Escolares del mes de agosto de 2016.

Sin considerar los estados del conocimiento que por décadas ha arrojado la investigación educativa mexicana, se impulsó el modelo educativo. Los ambiciosos planteamientos se han tenido que volver a diseñar. Como la estrategia de Laptops, luego Tablets, y luego nada; como la evaluación impuesta, obligatoria, y luego voluntaria. Los que dirigen las acciones del sistema educativo, en una supuesta buena voluntad de hacer el bien, terminan convirtiéndose en todo lo contrario.

Los mejores argumentos para demostrar las calumnias, son la realidad y los hechos. Hay que tomar en cuenta las “innovaciones” del     nuevo modelo educativo, que están en la página de la SEP. En esa comparación del antes y el ahora, hay grandes vaguedades e imprecisiones que no deben quedar sin ser señaladas.

Fuente: http://insurgenciamagisterial.com/las-deudas-del-modelo-educativo/

Comparte este contenido:
Page 2 of 4
1 2 3 4