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Critican nuevo programa educativo de Japón por incluir entrenamiento de época de guerra

Japón/04 de abril de 2017/Fuente: spanish.xinhuanet.com

El ministerio de Educación de Japón aprobó recientemente una versión nueva de las directrices de educación que incluyen por primera vez el jukendo, o «forma de usar la bayoneta», en el programa de educación física para estudiantes de secundaria, lo que ha provocado condena de parte del público.

Las directrices, que se espera sean implementadas en el año fiscal 2021 en las escuelas secundarias, sugieren que las escuelas deben ofrecer a los estudiantes lecciones de artes marciales como judo, kendo y jukendo para dar a los estudiantes mejor acceso a la llamada cultura japonesa tradicional.

Sin embargo, los críticas señalan que es inapropiado enseñar a los estudiante jukendo en las escuelas, pues el jukendo es, en esencia, «un arte para matar» en el que los practicantes usan bayonetas de madera contra sus oponentes, con el objetivo de dañar partes vitales del cuerpo como pecho y garganta.

También han surgido preocupaciones de que como la lucha con bayoneta fue un aspecto en el que se entrenó al Ejército Imperial Japonés antes y durante la Segunda Guerra Mundial, llevar la lucha a las escuelas podría reactivar la nostalgia por el militarismo en Japón.

«La lucha con bayoneta no es un deporte bien reconocido como el judo o el sumo. No es adecuado para nuestra época y es aterrador», dijo Ryuichi Yoneyama, gobernador de Niigata, centro de Japón, en un mensaje vía Twitter.

Yoneyama agregó que como el jukendo necesita equipo especial y no es adecuado para la educación obligatoria, la adopción de la práctica en el programa de educación, impulsado por algunos legisladores del gobernante Partido Liberal Democrático (PLD), sólo podría «recordar a la gente la nostalgia por el militarismo pasado de Japón».

Las directrices en el currículo son una práctica estándar del Ministerio de Educación de Japón para especificar los temas que se impartirán en las escuelas primarias, secundarias y preparatorias en Japón. El estándar, aunque no es una ley, hasta cierto punto es obligatorio legalmente.

El jukendo no estaba incluido en el proyecto de las directrices publicado en febrero por el Ministerio de Educación para solicitar opiniones de la gente. La práctica fue agregada después a petición de la Federación de Jukendo de Japón y de Masahisa Sato, un legislador del gobernante PLD, entre otros.

Las directrices también provocaron una gran controversia por pedir que en las escuelas primarias y secundarias se enseñe en las clases que las Islas Diaoyu de China y un grupo de islas disputadas actualmente bajo el control de la República de Corea, son territorio «inherente» de Japón.

China ha enfatizado que las Islas Diaoyu y sus islotes adyacentes son territorio chino inherente y China tiene la determinación y voluntad firmes de salvaguardar su soberanía territorial.

«No importa lo que haga o diga, la parte japonesa no puede cambiar el hecho de que las Islas Diaoyu pertenecen a China», dijo la vocera del Ministerio de Relaciones Exteriores chino, Hua Chunying, en conferencia de prensa.

China pide a la parte japonesa que respete la historia y los hechos, enseñe a las nuevas generaciones visiones históricas correctas, y deje de causar problema en los temas relevantes, dijo Hua.

Las directrices del programa para las escuelas primarias, secundarias y preparatorias son revisadas cada 10 años en Japón.

Las nuevas directrices serán aplicadas plenamente en las escuelas primarias y secundarias a partir de los años fiscales 2020 y 2021, respectivamente.

Fuente de la Noticia:

http://spanish.xinhuanet.com/2017-04/03/c_136180629.htm

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Retos del Nuevo Modelo Educativo

Oscar Hugo Faustino Zacarías[1]

El Nuevo Modelo Educativo (NME), presentado en un acto simbólico con los principales actores del sector educativo, dejó muchas dudas y cuestionamientos en torno a dos principales temas: 1) sobre los cambios realizados a la primera propuesta que se sometió a discusión mediante foros y consultas; Y 2) sobre el impacto real que tendrá el NME en la resolución del problema público en materia educativa que se debe resolver: la baja calidad de la educación en México.

Sobre el primer punto, ya se empezaron a publicar las críticas y señalamientos sobre los “cambios” del NME; entre ellos destacan artículos de opinión de académicos como Pedro Flores-Crespo o Manuel Gil Antón; haciendo énfasis en  los cambios de corte incrementalista que presenta el NME y la preponderancia del intento de los actores institucionales por legitimar la propuesta educativa a implementar.

Sobre el segundo punto se ahonda en este artículo. Si se recuerda el contexto de la discusión y promulgación de la reforma educativa entre finales del 2012 y principios de 2013, la principal crítica hacia dicha reforma versaba en la preponderancia de la regulación laboral (ingreso, promoción y permanencia en el servicio docente); la importancia de la recuperación de la rectoría de la educación por parte del Estado; la búsqueda de romper con los vicios político sindicales heredados (como la venta y herencia de plazas); entre otras prioridades que no mostraban la cuestión pedagógica, la cuestión netamente educativa. Dichas prioridades de la reforma, la encasillaron en una trasformación de corte laboral y política, más que de índole educativa. Mientras algunos veían en la reforma una carencia del factor educativo; otros trataban de  inferir que los cambios propuestos eran necesarios para adecuar el contexto sinuoso del Sistema Educativo Mexicano (SEM). Con esa adecuación, se presuponía que se lograría de mejor manera y con mayor eficacia el proceso de implementación de las políticas y programas educativos; con la debida aclaración de que una vez alcanzado el mejor escenario posible, se echarían a andar los cambios a nivel pedagógico, sin complicaciones que implicaran un veto por parte de actores involucrados como los docentes y directivos. Ello explicaría por qué primero se fueron por lo político-jurídico-laboral y después por el modelo educativo.

Tres años después de la reforma educativa, con un contexto poco adecuado, caracterizado por: evaluaciones de ingreso, promoción y permanencia ya realizadas, pero con críticas a los procesos y a los instrumentos de evaluación utilizados; con evaluaciones detenidas en Oaxaca, Guerrero y Chiapas; con una evidente falta de coordinación entre las autoridades educativas encargadas; surge en julio de 2016 el nuevo corazón de la reforma educativa, ahora no sería la evaluación, sino la propuesta de un NME que sería sometido a discusión en foros y espacios de participación. En esa coyuntura, se revisó la propuesta y se concluía que era una conjunción de las ideas y propuestas desarticuladas que ya se trabajaban desde las aulas. Por ello, las críticas se enfocaban en afirmar que el NME no tenía nada de nuevo.

El modelo educativo presentado el 14 de marzo de 2017 tampoco dista mucho de lo que ya se ha mostrado anteriormente. El NME es una forma sistematizada de presentar lo que la reforma educativa implica: profesionalización docente; escuela al centro; equidad e inclusión; planteamiento curricular; y una nueva gobernanza en el sistema educativo.

Lo que llamaría la atención es que uno de los documentos lo llaman: “Ruta para la implementación del modelo educativo”. En la teoría de política pública hay una concepción que entiende a la política pública como un proceso segmentado por etapas. Dichas fases son: definición del problema, agenda, formulación, implementación y evaluación. En ese sentido teórico, “la ruta para la implementación del modelo educativo” sería como una especie de diseño de la implementación; una cuestión un tanto prescriptiva de lo que se tiene que hacer  y cómo se tiene que hacer. No obstante, y por obvias razones, no incluyen las estrategias para superar los problemas reales de implementación; aquellos retos que han detenido no sólo la reforma educativa actual y sus estrategias, sino la mayoría de líneas de acción que han surgido desde la iniciativa gubernamental en materia educativa, y que han derivado en abonar a la inequidad y falta de calidad en la educación. Estos retos de implementación del NME se resumen a tres puntos:

  • ¿Cómo superar la negativa de docentes a implementar toda iniciativa que deriva de la reforma educativa en los estados disidentes?
  • En donde el contexto es medianamente adecuado, ¿Cómo lograr que los docentes se apropien e implementen el NME en las aulas? Eso implica romper con las inercias y costumbres ya establecidas en el SEM.
  • ¿Cómo lograr que los padres de familia cooperen y refuercen, desde el hogar, lo que el docente enseña en las aulas?

La respuesta a estas preguntas bien podría limitarse a: “se debe cumplir con la ley”, “acatar la norma”, “respetar el mandato constitucional”. Sin embargo, está claro que no fue suficiente elevar a rango de ley las disposiciones en materia educativa para lograr el cumplimiento; por lo que habría legalidad, pero no legitimidad. Por ello, las problemáticas persisten, aún más en estados donde la disidencia sindical es fuerte. Por tal motivo la respuesta a los cuestionamientos anteriormente planteados, no se pueden limitar al acatamiento de la norma, pues no se está logrando.

Las características del contexto y la necesidad de acciones inmediatas que resuelvan la problemática educativa, exigen una estrategia que no parta de imposiciones legales (reforma educativa), ni que todo dependa de la negociación política (gobierno-SNTE-CNTE), ya que la posición de los actores institucionales no le permite obtener resultados favorables. Las estrategias se han dejado en manos de un simple voluntarismo más que un liderazgo del cambio.

Lo anterior implica que no hay un contexto adecuado para implementar el NME. En el mejor de los casos, dicho modelo será implementado sólo en los estados y escuelas donde se permita, donde haya condiciones y aceptación por los docentes. Pero es ahí donde surge la preocupación. Se supone que a partir de la reforma, el Estado garantizaría una equidad de la educación, pero si el NME sólo se implementa en las escuelas y estados que si adoptan la iniciativa, las mejoras serán inequitativas; ensanchando la brecha de la inequidad de la educación, ya que “casualmente” aquellos estados donde la disidencia no permite la implementación de las iniciativas gubernamentales como en Oaxaca, Guerrero y Chiapas, también son los lugares donde el índice de rezago educativo es más alto.

El escenario anteriormente descrito lleva a plantear un cuestionamiento: a la par de la implementación del NME ¿qué decisiones, acciones o estrategias instrumentarán las autoridades educativas para lograr el cometido de alcanzar la calidad de la educación? Dichas acciones o decisiones tendrían que ir dirigidas a la consolidación de la recuperación de la rectoría de la educación por parte del Estado en donde la disidencia aún es parte del cogobierno de la educación. Lo anterior es plenamente justificable en aras de lograr una educación de calidad con equidad.

[1] Maestro en política pública por la UAM Xochimilco y Especialista en Política y Gestión Educativa por FLACSO Mx.

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México: Docente cuestiona a Nuño sobre reforma educativa

México/03 de Abril de 2017/hoyestado.com

Docente cuestiona a Nuño sobre reforma educativa.

Durante un seminario sobre la desigualdad educativa en el Colegio de México una docente y madre de familia exigió al Secretario de Educación, Aurelio Nuño, que se sometiera a una evaluación y dependiendo el resultado será su sueldo.

La mujer reclamó al titular de la SEP que formulan reformas educativas en las cuales no toma en cuenta a los maestros.

El Secretario de Educación Pública salió por todas las redes porque dijo ‘ler’ ¿cómo es posible que el Secretario de Educación Pública se atreva a hablar de desigualdad educativa, hablando así?” dijo la maestra.

¿Usted tuvo el mérito para ser Secretario de Educación Pública? ¿Quién los evalúa a ustedes?”, agregó.

Ante las exigencias y reclamaciones de la fémina el funcionario no contestó.

Momentos antes, el titular señalaba que el sistema educativo lejos de romper las desigualdades las perturbaba.

En las últimas décadas eso es lo que ha sucedido en el sistema educativo, ha ayudado a mantener la desigualdad”

Los presentes aplaudieron el atrevimiento de la madre de familia.

Fuente: http://www.hoyestado.com/2017/03/docente-cuestiona-a-nuno-sobre-reforma-educativa/

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Perú: Más de 235 mil profesores recibirán aumento a partir de fin de mes

América del sur/Perú/1 Abril 2017/Fuente: Perú 21

El Ministerio de Educación ha destinado alrededor de 623 millones de soles para incrementar en 15% los sueldos de los maestros.

Más de 235 mil profesores nombrados percibirán un incremento de 15% en sus remuneraciones mensuales a partir de marzo.

Esto forma parte de la Ley de Reforma Magisterial que busca mejorar el salario de los docentes de forma graduada, informó el Ministerio de Educación (Minedu).

Este incremento responde al proceso para elevar a dos mil soles el piso salarial de los profesores de instituciones educativas públicas, lo cual se proyecta a concretarse hasta el 2018.

La aprobación del Decreto Supremo permitió elevar la Remuneración Integra Mensual por hora de trabajo, el cual pasó de S/51.83 a S/59.35 con esta nueva medida.

Para hacer efectiva esta medida, el Minedu ha destinado alrededor de 623 millones de soles, con la finalidad de retener a los mejores profesionales y elevar el nivel de enseñanza en el país.

De esta manera, el aumento elevará el piso salarial de docentes de inicial, primaria y secundaria de 1,555 a 1,780 soles (para profesores con jornadas de trabajo de 30 horas).

Por otra parte, los profesores que ejercen cargos (director, subdirector, entre otros) y tienen una jornada laboral de 40 horas, su salario pasará de 2,043 a 2,374 soles.

Fuente: http://peru21.pe/actualidad/ministerio-educacion-mas-235-mil-profesores-recibiran-aumento-partir-marzo-2275937

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La Reforma a la Educación Superior está muerta (¿vive la reforma?)

Por: José M. Salazar y Peodair Leihy

En esta primera columna escrita por dos académicos de la Universidad de Valparaíso se analiza por qué ha fracasado en su trámite legislativo la Reforma a la Educación Superior, una de las piedras angulares del programa de este gobierno. En momentos en que se espera que el Ministerio de Educación envíe cambios sustantivos al proyecto de ley, las lecciones del actual entrampamiento resultan iluminadoras.

Desde el inicio de su mandato, el gobierno de la Presidenta Bachelet ha apostado por una reforma significativa de la regulación de la educación superior. Luego de años de anuncios, negociaciones y borradores de todo tipo, el país se encuentra casi en punto muerto, aunque no exactamente en la misma situación que heredó su gobierno.

Visto con los ojos del Ministerio de Educación, se ha logrado instalar la política de gratuidad para el pregrado, beneficiando a cientos de miles de estudiantes y familias. Desde la perspectiva de quienes observan críticamente esta política, resulta muy complicado que deba ser negociada en el parlamento anualmente. Tal divergencia se alimenta de la ambigüedad que asumen varias instituciones que se han beneficiado de la gratuidad: adhieren formalmente a los ideales que la inspiran mientras critican en público su contenido.

La posibilidad de avanzar hacia una reforma estructural parece improbable. Hay buenas razones para pensar así. No existe un consenso mínimo –por motivos ideológicos y de diagnóstico– para acordar el conjunto de reglas que gobierne el funcionamiento de la educación superior durante los próximos años. Apostar por un diálogo productivo choca con la realidad de un sector atravesado por la desconfianza, como sugieren los conflictos y rupturas que emergen dentro de foros importantes, como el Consejo de Rectores de Universidades Chilenas (CRUCh) y Vertebral, la organización que reúne a institutos profesionales y centros de formación técnica acreditados.

Si lo anterior no fuera poco, tampoco existen capacidades técnicas instaladas en las instancias gubernativas para forjar una iniciativa legal maciza. Hasta ahora, se aprecia la ausencia de una clara relación de causalidad entre lo que se persigue y las posibilidades que ofrecen las regulaciones propuestas.

Es evidente que el proyecto de reforma yace casi desahuciado en el parlamento. Todavía se apuesta por una estrategia mágica que pueda darle viabilidad, pero casi sin convicción. Los representantes de la soberanía popular, los medios de comunicación y los canales de interacción digital reverberan y amplifican la rica gama de agendas, consignas e intereses –casi siempre inconsistentes– que se ocultan tras los actores que lideran la formación terciaria. Al despuntar el último año de esta administración, tampoco parece existir un liderazgo capaz de articular una conversación político-técnica para convenir unos postulados básicos que enmarquen una agenda de reformas viable.

Es muy probable que los futuros analistas de las políticas sectoriales estudien este proceso fallido con el mayor interés. ¿Cómo fue posible que una sentida y transversal aspiración de cambio terminara de esta forma? Un obvio punto de partida se encuentra en la arquitectura que ha querido darse a la reforma. La introducción de un nuevo régimen de financiamiento, destinado a ampliar responsablemente el subsidio público a las instituciones y los estudiantes, necesitaba un ajuste profundo del marco regulatorio en operación.

La posibilidad de avanzar hacia una reforma estructural parece improbable. No existe un consenso mínimo para acordar el conjunto de reglas que gobierne el funcionamiento de la educación superior durante los próximos años.

Se apostó por avanzar en diferentes líneas de acción, integrándolas en un cambio legal sistemático. Por una parte, se buscó traspasar y fortalecer las potestades de fiscalización sobre las instituciones de educación superior mediante la creación de una superintendencia para monitorear y controlar el uso de los aportes fiscales y proteger de abusos a los estudiantes.

Al mismo tiempo, la revisión del sistema de acreditación se orientó a resolver los problemas de transparencia y legitimidad que ha enfrentado la Comisión Nacional de Acreditación (CNA). Su reemplazo por otra agencia mejor diseñada, quería dejar atrás los defectos y vicios observados en su funcionamiento, además de enfatizar la importancia que tienen los resultados obtenidos por las universidades dentro del proceso de evaluación y objetivizar las decisiones de la nueva agencia para que fueran comparables entre sí.

Como otros en el pasado, es muy probable que estos cambios nunca ocurran, a pesar del consenso –y entusiasmo– que generaron en algún momento. Si, por azar, alguna transformación emerge de este proceso (aún existen expectativas en el plano de la fiscalización y la calidad), es muy probable que se trate de ajustes menores, descontextualizados de una agenda coherente y cuya utilidad sólo podrá ser apreciada en el largo plazo.

Además de fallida, esa estrategia revela una limitada comprensión de lo que una reforma sectorial puede ser, según demuestra la propia experiencia chilena. Quizás el camino más tradicional para concebirla sea, precisamente, un cambio en la legalidad, en las normas generales que condicionan indirectamente la operación de un sector como la educación superior. Tales modificaciones aspiran a tener efectos de largo plazo a medida que apuntan a reconfigurar cómo los sectores se organizan y, especialmente, sus límites. La mayor parte de su eficacia, sin embargo, se juega en el proceso de implementación y depende de la convicción y las agendas de las agencias e instancias gubernamentales a las que se confía su puesta en marcha.

El régimen de Pinochet, por ejemplo, creó un sistema de licenciamiento para las nuevas instituciones privadas que fue sustancialmente alterado por el Consejo Superior de Educación (CSE) a medida que lo aplicaba, ya en democracia, sin mediar cambios estatutarios. La integración del CSE no fue azarosa. En su conformación participaron personas clave que también estuvieron tras la Comisión de Estudio de la Educación Superior (formada en 1990) y que luego pasaron a dirigir la Comisión Nacional de Acreditación de Pregrado (CNAP) (creada en 1999). Sus ideas fueron decisivas –y consistentes– para fijar la orientación que tuvo la implementación de los instrumentos de política a su cargo y que definen mucho del entorno regulatorio que hoy existe en el sector.

Otras reformas se orientan a alterar los flujos de recursos que el Estado pone a disposición de los principales actores sectoriales. El desarrollo del sistema de becas fiscales y la magnitud y flujo de los recursos asignados a los sistemas de crédito solidario y Crédito con Aval del Estado (CAE) han sido claves para la configuración de la educación superior. Tales transformaciones se hicieron sin mediar grandes cambios legislativos: las glosas de la Ley de Presupuesto y la regulación reglamentaria han sido suficientes para mantener estas iniciativas operando sostenidamente –y de manera incremental– por largo tiempo.

El trabajo de las comisiones que  los gobiernos constituyen para explorar el desarrollo de nuevas agendas de política ha tendido a ser poco fructífero y quizás por eso, entre otros motivos, sus recomendaciones permanecen sin implementar.

Las reformas también pueden ser agendas, como lo ha sido el desarrollo del proyecto MECESUP (1998-2016), ejecutado en tres etapas por el Ministerio de Educación, con el apoyo técnico e ideológico del Banco Mundial. Esas agendas definen propósitos, asignan recursos y articulan equipos a cargo de su ejecución. Además de identificar objetivos y metas, las agendas de reforma sirven para experimentar soluciones que luego dan origen a nuevos modelos e instrumentos de política.

El Fondo de Desarrollo Institucional (FDI), por ejemplo, partió como un fondo para el mejoramiento de la infraestructura de las universidades tradicionales, para luego orientarse al mejoramiento de las credenciales de los académicos y terminar focalizándose en diferentes necesidades generadas a partir de la expansión y complejización de ese grupo de instituciones. Al mismo tiempo, permitió ir configurando una nueva herramienta –los convenios de desempeño– para que el Estado transfiera recursos para el desarrollo de capacidades en el sector, que luego ha sido exportado por el Banco Mundial como una práctica exitosa de política pública.

Es llamativo que con tan diversas experiencias reformistas durante las últimas dos décadas, el diseño del gobierno no fuera más rico ni se desplegara en diferentes planos. Algún tipo de cortocircuito en los círculos políticos de la coalición gobernante hizo que todo ese aprendizaje fuera rápidamente olvidado. El costo fue la ausencia de una estrategia reformista más granular y multinivel.

Es posible que los instrumentos de política en operación tampoco hayan contribuido mucho al desarrollo de una agenda de cambios que apunta a reconfigurar las bases estructurales del sistema, aunque hay que tener presente que los objetivos perseguidos no se reflejaron en el conjunto de cambios propuestos, como han revelado varios críticos. Por todo eso, es interesante observar el rol que han jugado expertos y analistas en el debate público para dar contenido a las reformas propuestas. ¿Cuál ha sido su contribución al diseño y desarrollo de estas iniciativas?

Desde las movilizaciones estudiantiles de 2011, ha sido raro que pase una semana sin que los medios de prensa incluyan notas, comentarios y análisis sobre la reforma en curso y sus posibilidades. Si a eso se suman artículos académicos y publicaciones de distintos grupos de interés, uno puede delinear un amplio y variopinto conjunto de actores tratando de influir activa y persistentemente la acción del gobierno y los partidos políticos. Una parte de ellos son personas que cuentan con formación de posgrado en el ámbito de los estudios en educación superior.

Con pocas excepciones, estos analistas y comentaristas han definido su radio de acción de manera similar: felicitan, rechazan, critican o proponen ajustes a las reformas propuestas. Al enmarcar de esa manera su quehacer, conforman el antiguo principio del legalismo chileno, según el cual el contenido de toda reforma es siempre responsabilidad del Ejecutivo pues las reformas son principalmente un problema de cambio de legislación. Su objetivo, entonces, es influenciar el debate parlamentario, en pos de la aprobación, rechazo o ajuste del régimen propuesto.

Esa lógica facilita la mantención del status quo y contribuye a empobrecer el debate sobre el futuro de las políticas educativas. A pesar de su entrenamiento y experiencia, nuestros expertos locales tienden a escarbar los defectos (o virtudes) inherentes que posee cada diseño propuesto. Esa propensión mueve el debate público y parlamentario hacia una toma de posiciones opuestas, en pos de la aprobación o rechazo de los proyectos de ley que se trate. Al proceder de esa manera, olvidan frecuentemente expandir el catálogo de opciones disponibles ante cada disyuntiva de política pública que se plantea.

Precisamente esa parte de su tarea tiende a quedar en un segundo plano. Muy pocas veces los debates académicos o de políticas sugieren vías de acción, sobre la base del estudio riguroso de las experiencias comparadas o sobre un análisis informado sobre el estado de situación que presenta el caso chileno.

Más bien, tienden a caer en debates de principios –como hemos sido testigos a propósito del carácter público de la educación superior– que no contribuyen a enriquecer la caja de herramientas que alimenta el desarrollo de nuevos instrumentos de política. El trabajo de las comisiones que, de manera esporádica, los gobiernos constituyen para explorar el desarrollo de nuevas agendas de política, ha tendido a ser poco fructífero y quizás por eso, entre otros motivos, sus recomendaciones permanecen sin implementar.

La evidencia es consistente. Los informes del Consejo Asesor Presidencial para la Educación Superior (2008), la Comisión de Trabajo de Análisis del Sistema de Aseguramiento de la Calidad (2012), y la Comisión Asesora Presidencial para la Institucionalidad en Ciencia, Tecnología e Innovación (2013) han sido bastante conservadores.

Ninguno de ellos ha avanzado propuestas que introduzcan nuevas estrategias e instrumentos de política que faciliten la actualización y eficacia del marco en operación. Es probable que incida en ese resultado que tales instancias hayan privilegiado la representación de intereses sectoriales consolidados. Falta en estos y otros documentos de política, una orientación más propositiva que, atenta a nuevos desarrollos en otras latitudes, sea capaz de enriquecer nuestro diálogo sobre la forma en que el Estado contribuye y guía el desarrollo del sector. Lo mismo se repite en el abundante comentario que existe en materia de educación superior.

En una segunda parte de esta columna, buscaremos contribuir a gestar un estado de cosas que permita que la política sectorial avance en una dirección que aumente su incidencia y efectividad en la consolidación de una educación superior masiva y de excelencia.

Fuente: http://ciperchile.cl/2017/03/23/la-reforma-a-la-educacion-superior-esta-muerta-vive-la-reforma/

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Educación necesita una nueva institucionalidad

Centro América/República Dominicana/1 Abril  2017/Fuente: listin diario

El ministro de Educación, Andrés Navarro, consideró ayer que en la actualidad la entidad que dirige no tiene las condiciones para que se aplique una verdadera revolución educativa en el país.

“El Ministerio de Educación que hoy tenemos no sirve para que se aplique una verdadera revolución educativa en el país. Tenemos que crear una nueva institucionalidad en el sistema educativo dominicano, tenemos que transformar el Ministerio de Educación”, manifestó Navarro.

El funcionario habló durante la apertura del taller “Más allá de las pruebas Pisas”, donde el presidente de Acción Empresarial por la Educación (EDUCA), José Mármol, recordó que los resultados de la evaluación que realizaba el Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA por sus siglas en inglés), revelaron que de cada 1,000 estudiantes dominicanos solo uno alcanza el nivel de excelencia.

Navarro mencionó los tres pilares que citó el año pasado para mejorar la educación del país, que son la formación de los docentes, la adecuada aplicación del nuevo currículo, mejora de la gestión docente y ambiente escolar; y ayer agregó un cuarto pilar, que es la transformación del Ministerio de Educación. “Hay que desarrollar una cuarta política que es la de la transformación del Ministerio de Educación. Estamos trabajando en nuestra autocrítica y también hay una sociedad civil crítica, que por medio de sus comentarios ayuda a la mejora de la calidad de educación”, precisó.

Reveló que el 80% de los estudiantes están saliendo muy vulnerables y por esa razón aplicarán la política del currículo, que hará una serie de alianzas con otras instituciones para mejorar la educación del país. “No se le puede exigir a los estudiantes tener de competencia del nuevo currículo si el Ministerio de Educación no se construye en un referente de esas competencias”, consideró.

Prueba PISA
El presidente de Educa, José Marmól, manifestó que las evaluaciones que realiza Pisa se hacen a estudiantes de 15 a 16 años cumplidos, independientemente del lugar en el que estén en el sistema educativo. Mármol dijo que para el caso de República Dominicana en el año 2015, los estudiantes en el mejor de los casos, habían recibido apenas dos años del beneficio director del incremento presupuestario iniciado en el segundo semestre del calendario escolar 2012-2013, equivalente al 4% del Producto Interno Bruto (PIB).

ÚLTIMO LUGAR EN CIENCIAS Y MATEMÁTICA
“En ese momento fue que inició la llamada revolución educativa con múltiples acciones, entre las cuales está la jornada escolar extendida, pero no obstante a eso las pruebas dejaron al descubierto la cruda  realidad de ese punto de partida”, precisó Mármol.

Indicó que en las áreas de ciencias y matemáticas el país se ubicó en el último lugar de la lista y en lectoescritura en el grupo de la retaguardia, aunque por encima de países como Argelia, pero a una distancia de un año de escolaridad de Perú, el país más próximo en la región.

Fuente:http://www.listindiario.com/la-republica/2017/03/29/459860/educacion-necesita-una-nueva-institucionalidad

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Estados Unidos: ‘No recluten a estudiantes para deportar a sus compañeros’

Estados Unidos/30 marzo 2017/Fuente: La Opinion

Estudiantes protestan por la presencia de la Patrulla Fronteriza en una feria para ofrecer empleos en CSUN.

Una feria de trabajo en la Universidad Estatal de California, Northridge (CSUN) este miércoles causó indignación entre estudiantes “dreamers” y pro inmigrantes, ya que entre las agencias que buscaban empleados estaba la Patrulla Fronteriza (CBP).

Con pancartas en mano, alrededor de 40 manifestantes protestaron frente al auditorio donde se realizaba el evento para decirles a los representantes de la agencia gubernamental que no eran bienvenidos en su campus y que no regresen la próxima semana cuando está planeada una segunda feria.

“La presidenta Dianne Harrison y administradores (de CSUN) dicen que les importa el bienestar de los estudiantes indocumentados, pero demuestran lo contrario cuando permiten que CBP venga”, dijo Stephanie Pérez, de 21 años y estudiante indocumentada.

“Este asunto está causando mucha ansiedad y problemas de salud mental en nuestra comunidad de estudiantes indocumentados”, aseveró la joven, quien es presidenta de Dreams to be Heard, un grupo de abogacía y apoyo para estudiantes indocumentados en CSUN.

Stephanie Pérez (derecha) y varias decenas de estudiantes de CSUN protestaron afuera del recinto donde se llevaba a cabo la feria de trabajo. (Aurelia Ventura/La Opinion)

La indignación aumentó puesto que la feria de trabajo fue al lado del centro para Dreamers que ofrece apoyo y asesoría a los estudiantes indocumentados.

“Dreamers” en CSUN

En CSUN hay aproximadamente 1,400 estudiantes indocumentados y el Dream Center sirvió alrededor de 300 en el último mes, dijo Rosa Salamanca, tutora en el centro.

“CSUN es la universidad estatal con mayor cantidad de estudiantes indocumentados y no los ayudan a adaptarse porque traen a CBP al lado del centro que debe de ser un lugar seguro para nuestros estudiantes”, dijo Raquel Cetz, de 21 años y estudiante indocumentada.

Gabriel Gutiérrez, director de la facultad de Estudios Chicanos en CSUN, dijo que le envió una carta a Harrison pidiéndole que tome en seria consideración la presencia de los estudiantes indocumentados.

Él considera que algunas de las acciones de Harrison en cuanto a los temas de inmigración son dudosas.

“No recluten a estudiantes para deportar a sus compañeros”, lee este letrero que sostenía una de las manifestantes en CSUN.  (Aurelia Ventura/La Opinion)

“He visto las cartas que la presidenta manda donde dice que tiene mucha empatía por los estudiantes [indocumentados] pero al final pone una frase, ‘con la excepción en asuntos criminales’”, dijo Gutiérrez. “Entonces yo digo que cada vez que pone esa frase toma de regreso todo lo dicho…porque cuando se pone uno a pensar en la administración ahorita, la clasificación del crimen va cambiando. Criminalizan a la gente simplemente por existir”, aseveró.

La feria de empleo no se detuvo

Mientras tanto, dentro de la feria de trabajo, docenas de estudiantes a punto de graduarse y recién graduados visitaban las mesas de posibles empleadores.

Entre ellos estaba Mario Gómez, de 28 años, quien mostró gran interés por las empleos que ofrecían los agentes fronterizos.

Mario Gómez habla con un agente de la Patrulla Fronteriza durante la feria de trabajos en CSUN. (Aurelia Ventura/La Opinión)

“Me dieron mucha información; yo creo que es una buena carrera con muy buenos beneficios”, dijo el joven, quien se graduó de CSUN en el 2015 con una maestría de ciencias políticas.

Gómez dijo que vio al grupo de protestantes afuera, pero él cree que es necesario “poner las emociones al lado” puesto que no esta traicionando a su comunidad latina al buscar un empleo que lo beneficie.

“CBP está para proteger las fronteras y eso es algo bueno”, aseveró Gómez, quien está considerando la carrera. “No necesariamente busco carrera en el cumplimiento de la ley, pero si me atrae la voy a considerar”, añadió.

CSUN, una universidad con una población de alrededor de 40,000 estudiantes, tiene alrededor de 10,000 graduados por año y las ferias de trabajo son importantes, dijo Carmen Ramos Chandler, directora de relaciones públicas con CSUN. “Ahora tenemos alrededor de 55 empleadores y estamos enfocados en trabajos gubernamentales y de organizaciones sin fines de lucro”.

Agentes de oficinas migratorias ofrecen información durante la feria de trabajo en CSUN. (Aurelia Ventura/La Opinion)

Por su parte, Shelley Ruelas-Bischoff, vicepresidenta asociada de la vida estudiantil, dijo que entiende a los estudiantes que protestaron y tienen el derecho de expresar sus preocupaciones, así como su apoyo a alumnos que temen a algunos de sus invitados a la feria.

“En términos de cómo se decide quién llega a la feria de trabajo, la universidad no esta en la posición de negar a estas agencias que participen en la feria de trabajo”, dijo Ruelas-Bischoff. “Y ellos están aquí para ofrecer empleos; no están para hacer cumplir las leyes”, aseveró.

CBP: “no tengan miedo”

Jaime Ruiz, vocero de la Patrulla Fronteriza, dijo que “la visita a Northridge no es nada anormal”.

“Estamos llevando a cabo una campaña nacional de reclutamiento, no solo vamos a universidades sino a muchos lugares. Nuestros oficiales no van a estos eventos con ninguna intención de participar en ningún evento de cumplimiento de la ley”, expresó.

Agregó que ellos contactan a las universidades y éstas aceptan porque “mientras hay estudiantes que no aceptan que haya un oficial federal en el campus también hay quienes dicen que por qué privar la oportunidad de ofrecerles este tipo de empleos”.

“En CBP somos 63,000 empleados. Estamos en campaña de reclutamiento porque tenemos una tasa alta de personas retirándose y necesitamos nuevos elementos que quieren proteger al país”, aseveró Ruiz.

Señaló que son trabajos muy bien pagados, de entre $40,000- 50,000 dólares en el primer año y hasta $90,000 en 4 o 5 años, con excelentes beneficios médicos y vacaciones.

“¿Por qué negar esa oportunidad a estudiantes que están interesados en proteger a su país?”, cuestionó Ruiz.

Agregó que el 35% de los empleados de la agencia son latinos, uno de cada tres.”

“No se asusten, no van a revisar a nadie. La universidad que es un lugar imparcial, justo, para engrandecer a la persona, haría mal en negarnos la entrada. Estaría negándole la oportunidad a sus propios estudiantes de sobresalir”, dijo Ruiz.

Fuente: http://laopinion.com/2017/03/29/no-recluten-a-estudiantes-para-deportar-a-sus-companeros/

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