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Cuando exista una verdadera inclusión en la educación dominicana (2 de 3)

Juan Zapata Peralta

18/04/2016

En la entrega anterior de la parte uno de este artículo, hacía una breve introducción para explicar cómo en las sociedades que se piensa en una auténtica inclusión, valoran las funciones de las personas con discapacidad en las diferentes actividades humanas, pero estos no son los únicos casos.

Hay algunos que merecen también especial atención: los niños superdotados en una sociedad de exclusión.

Ellos son víctimas de la falta de experticia de los educadores nuestros en casos de personas de capacidades superiores, aquellos de alta capacidades cognitivas y con una tendencia sin igual a desarrollar un liderazgo cultivado en la “Zona de Desarrollo Próximo”, que es su elemento diferenciador, sin dotes superiores y maduras como elemento diferenciador que se superponen a la predisposición genética que insufla la madre.

La inclusión es un acto humano de atención a la diversidad que sólo puede ser manejada por expertos sociólogos, neurocentistas, psicopedagogos, terapistas físicos y orientadores.

¿Dónde están esas personas en nuestro sistema educativo? ¿Dónde está la primera escuela de educación especial que ha sido clausurada porque ya los niños con discapacidad se forman en las escuelas que ofertan servicios educativos con ningún tipo de especialidad?

Pero necesito que me digan la primera cohorte de maestros dominicanos graduados de Estimulación Oportuna, o Temprana, como erróneamente se dice, que son el insumo que demanda una verdadera inclusión.

Por lo anteriormente dicho, es que me atrevo a afirmar que la Revolución Educativa sólo iniciará cuando se inviertan los recursos del 4% en el capital humano para hacer una revolución y una inclusión que levante la dignidad como valor supremo de los seres humanos.

Fuente: http://www.elcaribe.com.do/2016/04/18/cuando-exista-una-verdadera-inclusion-educacion-dominicana-2-3#sthash.1PuKZOdm.dpuf

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Cuando exista una verdadera inclusión en la educación dominicana (3 de 3)

Juan Zapata Peralta

25/04/2016

Es de ley que, si se hacen críticas a un sistema creado, se deban presentar las soluciones para que tenga validez lo que se critica. En la nueva Propuesta Curricular que se ha puesto en ejecución y que se sobreentiende está marcada por una presencia ponderada de inclusión, no se toma en cuenta el Programa de Desarrollo Individual (PDI) que se implementa para cada alumno que posea discapacidades entre los tres y los dieciocho años, tiempo en el cual normalmente asisten los estudiantes nuestros a su formación preuniversitaria.

Con la aplicación del PDI se busca que los niños muestren su rendimiento académico, su adaptación social, su psicomotricidad y capacidades de auto ayuda, ninguno de estos aspectos es tomados en cuenta en la nueva Propuesta Curricular: así no se hace inclusión en ningún sistema educativo. Pero la idea de aplicar una real inclusión en una educación del siglo XXI, además de lo referido anteriormente, debe contar con un instrumento de los insumos para evaluar los objetivos instruccionales, que es obligatorio conseguir a corto plazo, una justificación de la modalidad educativa, un instrumento de descripción del nivel de participación del niño en el aula ordinaria, porque aquí se anula el concepto de Educación Especial y una implicación de un conjunto de instituciones que tengan programas de rehabilitación física, rehabilitación del lenguaje para los casos especiales de colalia, dislalia y afines, en el menor de los casos. Estos insumos y organizaciones no están previstos en el Diseño Curricular, ni en el organigrama del MINERD.

Con estas falencias, no puede haber un currículo inclusivo, muy a pesar de que la Educación, por naturaleza, es excluyente. En estos artículos hemos tratado de dar algunas soluciones al problema que significa para la nueva generación educativa, producto de esta “Revolución” el hecho de que siga siendo reduccionista el concepto de pensar que con la Atención a la Diversidad se está haciendo inclusión y mucho menos que se llegue a pensar que con la construcción de edificios replicados y monoformes se está cambiando un quehacer educativo.

Fuente:  http://www.elcaribe.com.do/2016/04/25/cuando-exista-una-verdadera-inclusion-educacion-dominicana-3-3#sthash.6PuW1k2K.dpuf

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FMI aconseja a América Latina invertir en educación e infraestructuras

www.el-nacional.com/28-04-2016/ Por: EFE

El organismo financiero considera que esas son las principales fuentes de crecimiento.

Con una contracción estimada de 0,5 % para este año, las economías de América Latina deben buscar «nuevas fuentes de crecimiento» a través de la educación y la mejora de las infraestructuras, según el Fondo Monetario Internacional (FMI).

“El reto es mantener la estabilidad en un entorno de menores ingresos y tratar de encontrar fuentes de crecimiento”, subrayó el director del departamento del Hemisferio Occidental del FMI, Alejandro Wemer, en la presentación de un informe económico sobre la región en Guatemala.

Las fuentes de crecimiento, agregó, no vendrán ya de factores externos, sino que es necesario buscarlas a través de la inversión en capital humano, educación, y en infraestructuras.

Asimismo, América Latina debe incidir en su lucha contra la corrupción ya que, aunque a corto plazo los viejos actores retraigan su inversión y los nuevos no se atrevan a lanzar sus proyectos lastrados por la incertidumbre, en el medio plazo la economía reflejará también los efectos positivos de esta cruzada.

«La corrupción trabaja como un impuesto sobre el crecimiento económico», subrayó el responsable del FMI, que presentó este jueves en Guatemala el informe de perspectivas económicas del organismo.

De acuerdo con ese informe, difundido mundialmente el pasado día 12, las economías de América Latina se contraerán por segundo año consecutivo, con una caída de 0,5 %, lastradas por las malas previsiones macroeconómicas para este 2016 de Venezuela, con una reducción del PIB de 8%, Ecuador (-4,5 %), Brasil (-3,8 %) y Argentina (-1 %).

El cambio de modelo productivo en China, cuyas cifras de crecimiento se han reducido hasta el 6,5%, la normalización de la política monetaria en Estados Unidos y, sobre todo, la importante caída de precios de las materias primas, como el cobre, la plata, la soja o el petróleo, han afectado de «forma negativa a la región», señaló Wemer.

Una de las grandes preocupaciones de la región en su conjunto, destaca el FMI en su informe, es la deuda de las corporaciones privadas, que supera ya los 400.000 millones de dólares, en su gran mayoría en compañías de Brasil y México, cuya recuperación económica se verá afectada por esta problemática

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“Jamás desistir de mis sueños y nunca dejar de estudiar”

Con la energía que caracteriza a los jóvenes de 18 años, Valeria Ferreira Moreira se despierta todos los días a las 5 de la mañana para ir al gimnasio y a las 8 llega a la oficina de la firma de bienes raíces donde consiguió su primer empleo. “¡Estoy súper contenta! Antes, hacía mi pasantía por la mañana, en la tarde iba al colegio y, en la noche, al curso de administración del Programa Aprendiz. Después de 12 meses, me promovieron a mi función actual, y firmé un contrato de trabajo que me dio acceso a un empleo formal y todos los derechos laborales”.

Ahora, Valeria se desempeña como encargada de obras y, junto con el supervisor, gestiona la ejecución de construcciones, medición de obras, planos de construcción y la coordinación de 20 trabajadores.

Lamentablemente, la historia de Valeria no se parece a la de muchos jóvenes de Latinoamérica. En la región, uno de los desafíos más importantes  sigue siendo garantizar el acceso de los jóvenes a empleos de calidad. Según la Organización Internacional del Trabajo, los jóvenes latinoamericanos y caribeñosenfrentaban una tasa de desempleo urbano de 13,3% en 2014 (una proporción que triplica la de los adultos) y además, 6 de cada 10 jóvenes, que sí consiguen ocupación, se ven obligados a aceptar empleos en la economía informal. En total, se estima que unos 20 millones de jóvenes en la región no estudian ni trabajan, debido en gran parte a la frustración y el desaliento por la falta de oportunidades en el mercado laboral.

Valeria comprende que es un caso de excepción y es muy afortunada porque en su país, Brasil, la reciente crisis económica ha puesto a los jóvenes en una situación aún más vulnerable en el mercado laboral. Según los datos señalados por la Encuesta Nacional por Muestreo de Domicilios Continuo, la tasa de desempleo de 18 a 24 años alcanzó 18,6% en 2014. En el estado de Ceará, donde vive Valeria, la crisis ha afectado aún más: desde el último trimestre de 2014 la tasa de desocupación de los jóvenes ha subido más de 5 puntos, alcanzando 21,2% al final de 2015.

Más allá de las dinámicas propias de los mercados laborales, en una publicación reciente del BID se señala un aspecto específico que actúa en contra  de la empleabilidad de esa población. Muestra que en Chile, Brasil y Argentina, empresarios reportan que las habilidades socioemocionales son las más difíciles de encontrar en la fuerza de trabajo juvenil. A pesar de que estas habilidades (autoestima, autocontrol, responsabilidad) son determinantes claves de los resultados laborales, no contamos con muchos modelos que las promuevan desde el sistema educativo.

El estado de Ceará ha sido pionero en la implementación de programas que desarrollan habilidades socioemocionales en secundaria. Su filosofía ha sido fomentar el “protagonismo estudiantil” durante los últimos 3 años de la escolaridad obligatoria a través de un currículo más personalizado. “Las clases del Núcleo eran mis favoritas. Nos permitían descubrirnos, entender quiénes somos, cómo somos, a establecer metas, darles alas a nuestros sueños y a identificar si nuestras acciones contribuyen o no para lograrlos”, comenta Valeria.

Ella se refiere al programa Núcleo de Trabalho, Pesquisa e Práticas Sociais(NTPPS), una iniciativa de la Secretaría de Educación del Estado de Ceará y de la ONG Instituto Aliança com Adolescente. Este programa innovador tiene como objetivo desarrollar habilidades socioemocionales a través de un curso adicional dentro de la malla curricular. Los profesores del NTPPS reciben capacitaciones mensuales y encuentros de intercambio de experiencias. El programa tiene materiales didácticos específicos y estructurados, una planificación de las clases y una trayectoria formativa que se centra en el individuo, la familia, la comunidad y el mundo del trabajo en base a una metodología de investigación, de aprendizaje por proyectos y multidisciplinaria. Hoy ya son casi 25% de las escuelas secundarias de Ceará que implantan este Programa.

La División de Educación del BID está realizando una evaluación experimentalde este programa en 72 escuelas en Ceará. Los resultados preliminares sugieren que el programa parece ser exitoso en la retención de los jóvenes con mayor riesgo de abandono: aquellos con mayor edad, con menor desempeño académico y menores niveles de autoestima. También encontramos efectos positivos en las aspiraciones ocupacionales de los estudiantes beneficiados del programa, quienes reportaron con más frecuencia aspirar a puestos gerenciales o de alta responsabilidad.

Yo quiero conocer más de ingeniería antes de ingresar en un curso en educación superior. Es cansado trabajar y estudiar todos los días, pero es el empleo que me ha permitido seguir el curso técnico de edificaciones”. Valeria sueña en seguir una carrera como ingeniera – “las dos cosas más importantes que he aprendido en el NTPPS, en el Programa Aprendiz y ahora en el trabajo son: jamás desistir de mis sueños y nunca dejar de estudiar; quiero conocer más, aprender más; sé que hay obstáculos – ¿puedes imaginar una mujer de 18 años coordinando 20 trabajadores hombres? -, pero conozco mis fortalezas y estoy segura de que puedo superar los desafíos”.

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Desconectados: Habilidades, empleo y educación en América Latina

Fuente: BID / 29 de Abril de 2016

“El futuro del mundo está en los jóvenes” es una oración corta que en una fracción de segundo produce más de 55 millones de resultados a través de uno de los motores de búsqueda en internet. Es a la vez una frase conocida y una sentencia que conlleva una enorme carga. Sin embargo, en una región como América Latina y el Caribe, donde la gran mayoría de los estudiantes no llega a la universidad sino que sale de la secundaria —no siempre completa— a vincularse al mercado de trabajo, ¿cómo se está preparando hoy en día a estos jóvenes para que cumplan su función como integrantes plenos del “futuro del mundo”? Para aquellos jóvenes que no continúan hacia la educación superior, la escuela secundaria constituye una plataforma desde la cual los estudiantes buscan y consiguen sus primeros empleos. Una transición de la escuela al trabajo exitosa requiere que el aprendizaje obtenido en las aulas sea relevante y pertinente en el mercado laboral.

Esta es precisamente la preocupación que guía al libro Desconectados, en el cual se busca responder a esta pregunta abordando el tema de la transición de la escuela al ámbito laboral para los estudiantes y egresados de la educación secundaria. En un mercado de trabajo complejo, exigente y globalizado ¿qué oportunidades tienen? Considerando que el acceso a la educación está creciendo en forma masiva en la región, ¿cómo pueden competir?

El análisis se aborda a través de un enfoque innovador y mediante información original recolectada a través de dos grandes encuestas, una sobre trayectorias y habilidades conducida en Chile y Argentina en 2008 y 2010 respectivamente, y otra sobre demanda de habilidades realizada entre empresarios de Argentina, Brasil y Chile en 2010, cuyos resultados muestran que se requieren políticas educativas urgentes no solo para abordar el problema de la calidad de la educación, sino de la pertinencia de la misma cuando se trata de facilitar las transiciones de los jóvenes al mundo del trabajo.

La información nueva que se consigna en este libro constituye un aporte inicial para dar curso a un debate a todas luces impostergable, si se quiere que los jóvenes latinoamericanos logren un desempeño exitoso en el ámbito laboral, en la sociedad en general y en un mundo competitivo y globalizado.

 

Los enlaces de los capítulos:

Con el Mundo por delante

Panorama laboral de los jóvenes en América Latina

Sistema educativo: cantidad sin calidad

En busca de las claves: ¿Dónde y cuándo se forman las habilidades cognitivas y las socioemocionales?

¿Fábrica de destrezas? Lo que le aporta el sistema educativo al mercado laboral

Demanda de habilidades: las empresas tienen la palabra

Repensar la escuela para el mundo del trabajo actual

 

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Mareas cívicas y educación pública

El agrandamiento de las brechas sociales de las últimas décadas tiene ahora, de la mano de los nuevos movimientos sociales, una histórica oportunidad para tratar de mermarlas. El 24-M, que marca la llegada al poder municipal y autonómico de las mareas ciudadanas, acarrea una gran bocanada de optimismo para el fortalecimiento de la educación pública. Es una oportunidad para repensar las finalidades y modos de apoyo de la ciudadanía a las instituciones escolares públicas.

Urge reforzar la filosofía de las ciudades educadoras e implicar a la ciudadanía en esta obligación de coeducarnos de una manera más activa, reflexiva y crítica. Una ciudadanía dispuesta a responsabilizarse de la educación de los miembros de su comunidad, sean o no sus hijos o sus familiares, es una maravillosa fuente de recursos para cooperar con el profesorado y el alumnado. Las mareas son una poderosa vía para inplementar políticas eficientes dirigidas a hacer frente a la inequidad en los accesos a recursos y programas culturales: museos, bibliotecas, salas de conciertos, polideportivos, parques y programas de actividades extraescolares… que reciben dinero público. Necesitamos coordinar de manera más eficiente los recursos disponibles en la comunidad; vertebrar todas las redes culturales dedicadas a educar y divulgar el conocimiento. Planificar sus programas en equipo con los centros escolares ayudará a sacarles mejor partido.

Son vitales políticas de redistribución de fondos económicos y de acceso a recursos de la comunidad destinadas a los centros públicos que atienden a poblaciones más necesitadas y, que en su interior, manifiestan mayor diversidad de estudiantes. En este sentido, son los ayuntamientos quienes más pueden contribuir a hacer realidad el acceso y derecho a una educación infantil 0-6 de calidad, una etapa injustamente descuidada por los poderes públicos.

Como dijo John Dewey, el fin de la educación es participar en la corrección de los privilegios y de las privaciones injustas, no perpetuarlas.

Imagen:

Mario Gonzalez Chavajay – “Camino a la Escuela” (2004)

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MIDE no mide lo que dice medir

 

Se argumenta que para que MIDE de cuenta de la calidad de las instituciones, los resultados que arroje deben reflejar propiedades objetivas de las mismas. Las características y el ordenamiento de las instituciones por su supuesto “grado de calidad” deben ser independientes del modelo. Un análisis de MIDE muestra fácilmente que el ranking de universidades es un artificio que depende del modelo, por lo tanto es subjetivo e inválido para el fin alegado. Un análisis detallado de las variables usadas por el MIDE, también permite concluir que, independientemente del modelo con el cual se elabore el ranking, tales variables son cuestionables. Se muestra que la implementación del MIDE y la publicación de los resultados se salta el debido proceso jurídico y las buenas prácticas investigativas. Finalmente, se enfatiza el carácter subjetivo de este tipo de mediciones de la “calidad”, y de los ranking en general, con lo cual resultan en contra vía de los alegados propósitos.

Recientemente, los medios de comunicación informaron de la existencia del Modelo de Indicadores del Desempeño de la Educación Superior MIDE, elaborado con el apoyo del Ministerio de Educación de Colombia, y de la publicación de un ranking de las universidades colombianas según su grado de calidad elaborado con base en el MIDE. El modelo evalúa una función que tiene como entrada un conjunto de datos que corresponden a cada universidad estudiada y como salida un único índice que determina su calidad, llamado “puntaje nacional”.

La modelación es de gran utilidad y se usa ampliamente en muchos campos. Un modelo se apoya en teorías y experimentos, constituye una “simulación”, o representación matemática de un sistema. Un modelo válido debe ser “estable” o “robusto”, eso significa que sus parámetros se deben ajustar “en un punto de equilibrio del espacio de parámetros”. El índice que evalúa MIDE es la suma de tres índices, uno que toma valores entre 1 y 40 corresponde a los estudiantes, otro de 1 a 40 a los docentes y otro de 1 a 20 al entorno.

En MIDE, los valores 40-40-20 no fueron obtenidos con el criterio de estabilidad, porque es imposible que este modelo tenga equilibrios. Por lo tanto, si se cambian esos valores, por ejemplo a 37-42-21, o 45-36-19, el ranking cambiará (cualquier tripleta de números tomados al azar, cuya suma sea 100, definiría un modelo diferente que conduciría a un ranking final diferente); esto es suficiente para invalidar el «modelo» (porque los ordenamientos que arroja no son propiedades de la realidad que pretende describir sino «model-dependent artifacts»). Así, la evaluación resulta dependiente del modelo y subjetiva, por lo tanto inaceptable.

El modelo desglosa cada campo en dos subcampos. Así, aparecen seis nuevos valores: 25% desempeño, 15% graduados, 20% docencia, 20% investigación de los docentes, 10% presencia y atracción, 10% internacionalización. Los pesos asignados son igualmente arbitrarios. Finalmente, estos seis subcampos se dividen en 18 sub-sub-campos. Es decir, el modelo tiene 18 variables (los datos de los sub-sub-campos) y 18 parámetros (los factores de peso de cada variable).

Se pretende usar fuentes de datos para asignarles valores a las 18 variables de sub-sub-campos que, supuestamente, son “objetivas”: de las citaciones, de la empleabilidad, de las obras artísticas, del paso a posgrado, etc.

El modelo MIDE habla de la calidad como si fuera un observable, pero no la define ni establece la forma de medirla. Por lo tanto no considera las barras de error de la determinación experimental de “la calidad”.

Varios indicadores se expresan con tres cifras decimales, implicando con ello que los autores creen que los errores comienzan a actuar a partir de la cuarta cifra; así, en “puntaje en docencia” varias instituciones aparecen “empatadas” en el puesto 168 con 33,725 puntos (son 21 instituciones “cuya docencia tiene una calidad tan pareja” que las “diferencias” sólo se empiezan a “notar” a partir de la cuarta cifra decimal). La diferencia de puntaje en “docencia” entre las instituciones del puesto 168 y la primera en este subcampo (Seminario Bíblico Colombiano) es de 32 puntos, con lo cual la distancia promedio entre dos puntajes consecutivos de este subcampo es de 0.2, por eso no deja de llamar la atención el múltiple “empate”, un extraño fenómeno natural. Las diferencias por nivel de “internacionalización” (Inglés Saber Pro y coautoría con extranjeros) entre Reformada y Barraquer, ubicadas consecutivamente en este subcampo, se expresan diciendo que la primera tiene 15,02 y la segunda 15,23, se “notan” en las décimas, aquí “ya no se puede decir que están empatadas”, es curioso que el ministerio de educación de un país elabore un reporte para contar que una de esas instituciones “le gana en internacionalización” a la otra.

No se menciona la incertidumbre de la ubicación en el ranking. No se considera el poder de resolución de su índice, por ejemplo mediante un criterio análogo al de Rayleigh. Este hecho es indispensable para reconocerle validez a la evaluación de la función que entrega el ranking: la diferencia entre los puntajes totales de dos instituciones ubicadas consecutivamente en el ranking debe ser superior a las incertidumbres de los mismos, de lo contrario tienen “empate técnico”. La metrología ofrece medios para evaluar la incertidumbre de una función dependiente de datos que a su vez tienen incertidumbres. Aquí se tienen 36 incertidumbres: las 18 de cada uno de los parámetros (de los factores de peso del modelo que, recordemos, son números aleatorios aunque los autores se hayan permitido escoger ciertos valores) y las 18 de cada una de las variables de entrada (de los datos de cada universidad), con las cuales se calcularía la incertidumbre de la salida, o sea del puntaje que determina la posición en el ranking (luego de aplicar un criterio de resolución).

Pero, mucho antes de hablar de la estabilidad de un modelo respecto a variaciones de los parámetros y de incertidumbres y barras de error, incluso de “modelos”, se requiere asegurarse de que las variables que caracterizan los estados del sistema que se quiere modelar si sean las apropiadas. El análisis de tales variables brilla por su ausencia en el modelo MIDE. Lo propiedad más elemental, el signo de la variable, no se considera. Ciertos indicadores, por ejemplo tener muchas coautorías con extranjeros, pueden ser «buenos» (signo positivo), pero también, con argumentos sólidos pueden declararse «malos» (signo negativo). Así, alrededor del 60% de los artículos de Colombia fueron hechos en colaboración internacional y alrededor del 20% de los artículos de China, Brasil y Estados Unidos fueron hechos en colaboración internacional (datos de SCImago). Por su parte, el MIDE dice que las universidades que publican más artículos con colaboradores extranjeros merecen por ello mejores puntajes que las que no lo hacen. En este aspecto, una universidad típica de Colombia sería mejor que una de los países mencionados, afirmación discutible. Este detalle simple permitiría invalidar el modelo, porque evidencia el uso de indicadores cuyo significado no se tiene claro. Pero hay otras variables que merecen descalificaciones similares.

Se tiene posible redundancia de ciertos indicadores. Por ejemplo, los de «investigación» no son indicadores mutuamente independientes. Así, «investigadores de Colciencias» y “artículos” se consideran como indicadores distintos, ¿pero son independientes? La calificación de Colciencias a las hojas de vida no se refiere a la calidad sino a aspectos formales (depende del nivel de aprendizaje y entrenamiento en el uso del software CvLAC, es subjetivo), por lo tanto su uso por parte del ministerio para calificar la calidad de los profesores es inapropiado. CvLAC utiliza el índice de impacto de las revistas y evalúa los libros con criterios formales, igualmente inapropiados. Si se pretende calificar la producción de los profesores, debería aceptarse que ésta es muy diversa; por ejemplo, los libros y las obras literarias en general se quedan por fuera, pues no se trata de artículos, obras de arte, patentes, citaciones o el ranking de Colciencias. Vale la pena mencionar que en la investigación (y en las otras actividades creativas del campo “docentes”, como obras de arte, por ejemplo) participan no solo profesores sino estudiantes, contratistas y personas de fuera de la institución. De nuevo, se usan indicadores cuyo significado no se ajusta a su uso.

Se utilizan los números resultantes de tres «pruebas» Saber Pro para caracterizar la calidad de los estudiantes y de Inglés Saber Pro para caracterizar el grado de internacionalización. Similarmente que el índice asignado por Colciencias a los investigadores, lo que mide Saber Pro es el nivel de entrenamiento y habilidad en un juego, de ninguna manera el nivel académico de los participantes. ¿Cómo es posible que unas encuestas de marcación múltiple se utilicen para introducirles matices o sobrepasar los títulos universitarios que fueron resultado de un conjunto muy grande y diverso de materias y de evaluaciones a cargo de expertos (no propiamente con escogencia múltiple o falso-verdadero)? Y hay un atrevimiento mayor aún: decir que las habilidades de los estudiantes para jugar Saber Pro son indicadores de calidad de las universidades en las cuales dichos alumnos se matricularon en las más diversas materias, y que la habilidad de los estudiantes para jugar Inglés Saber Pro es indicador del nivel de internacionalización de la universidad. ¿Qué tienen que ver esos números con la “alta” o “baja” calidad de las universidades? Idénticamente podrían usarse los valores de los carros de los estudiantes, o los indicadores de la salud oral, para determinar la calidad de las universidades.

Se usan indicadores que les permite una mejor ubicación en el ranking a las universidades a las cuales usualmente asisten personas de familias influyentes. Por ejemplo, «salario de enganche» como indicador de la calidad de una universidad. Igualmente «empleabilidad». Decir que una universidad con más «ingresos propios» es de mejor calidad que una que no los tiene, favorece a las universidades privadas respecto a las públicas. Con todo esto se están comparando universidades que no pueden ser comparadas. La objeción central en este aspecto es que el ranking MIDE convierte correlación en causación, dice que si dos cosas ocurren simultáneamente, una es causa de la otra (por ejemplo, que jugar bien Saber Pro es causado por estar matriculado en una universidad de calidad).

Docentes con doctorado y docentes con posgrado son indicadores no independientes. Paradójicamente, lo que caracteriza a una universidad “de garaje» (de negocio) es depender de profesores por horas y poseer una gran nómina informal. El ranking MIDE no intentó contabilizar esos contratos. Se recalcan indicadores irrelevantes de la calidad de una universidad, se “cuantifican” cosas que son atributos de los estudiantes, sus familias y su pertenencia social y se hacen pasar como atributos de las universidades. Pero se omiten aspectos esenciales, como la nómina informal de profesores. Un aspecto esencial a considerar, pero que se omite es el siguiente: ¿en qué medida los sistemas curriculares permiten el libre desarrollo de las más diversas fortalezas individuales de los alumnos?, ¿en qué medida la dirección central de la universidad protege y estimula culturas curriculares que estandarizan y controlan el trabajo de los alumnos?, en últimas ¿cuál es el grado de libertad con el cual las personas que asisten a la institución realizan su trabajo?

La publicación de MIDE, independiente de la validez del modelo y de la calidad de la medición como tal, merece criticarse desde el punto de vista del “debido proceso”. Los resultados tienen efectos de “premios” y “castigos”, por lo tanto los implicados por cualquier veredicto tienen derecho a conocer las pruebas y a controvertirlas antes de la asignación oficial de la “medalla” o la “condena”. La apelación, la solicitud formal de aclaración y la posibilidad real de rectificación son componentes esenciales del debido proceso.

Dos “colombianadas” típicas en el campo académico son prometer resultados de investigaciones que se quisieran realizar, y anunciar resultados sin tener seguridad de su validez. Desde el punto de vista de las debidas prácticas investigativas, un nuevo modelo o instrumento debe someterse a pruebas antes de divulgarse y usarse oficialmente, debe haber una etapa preliminar de experimentos y validaciones antes de la publicación. También tiene su aspecto jurídico: la norma debe tener un proceso riguroso de discusión y decantación antes de oficializarse y de aplicarse. Jurgen Habermas (en Conciencia Moral y Acción Comunicativa) y otros autores dan como criterio de validez de una norma su aceptación por los involucrados. Nada de esto se hizo con MIDE: elaboró un procedimiento cuestionable, lo implementó y publicó los resultados saltándose el debido proceso jurídico y las buenas prácticas investigativas. Lo mismo que hace Colciencias desde tiempos inmemoriales.

MIDE recoge todo lo cuestionable de los ranking internacionales, de la “calidad” y la “medición”, y lo empeora con muchos elementos de “innovación nacional”. Claudine Haroche (en O Inavaliável em uma Sociedade de Desconfiança), presenta citas de Yves Charles Zarka (de Qu’est-ce que Tyranniser le Savoir? y L’évaluation: un Pouvoir Suposto Saber). Refiriéndose a las mediciones del saber, escribió que “Zarka menciona que “la evaluación es siempre subjetiva y relativa”, pero que esta “subjetividad… debe permanecer escondida” y que, por este motivo, “procura esconderse detrás de una matemática”. Insiste sobre el hecho de que “la evaluación (…) mide otra cosa”. Pensemos que esa otra cosa corresponde, entre otras, a la parte imposible de observar que protege la interioridad del individuo: la evaluación realmente realiza… “una inquisición de la interioridad”, con el fin de gobernar tanto a los individuos como sus comportamientos, actuaciones y reflexiones,…”.

 

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