Brasil: Pueblos indígenas: nuestros maestros y doctores en ecología

Pueblos indígenas: nuestros maestros y doctores en ecología

Leonardo Boff

La cuestión de los pueblos originarios ha los titulares nacionales e internacionales con el reciente asesinato del indigenista Bruno Pereira y del periodista inglés Dom Phillips en el Valle del Jari amazónico y sobre todo por el abandono que aquellos han sufrido por parte del gobierno actual, de corte genocida, por largo tiempo y en particular durante la pandemia de Covid-19 que debe haber costado la vida de cerca de mil indígenas.

Sorprendente, aunque tardía, fue la petición de disculpa del Papa Francisco, en su visita a Canadá en julio, a las familias de niños indígenas, arrancados de su medio e internados en colegios católicos en los que hubo muchas muertes. Ellos no se contentaron con esa disculpa papal. Uno de los líderes dijo valientemente al Papa: dejen de empujarnos a superar esta tragedia, queremos que nos entiendan, que respeten nuestra sabiduría ancestral, que favorezcan nuestra curación y nos dejen vivir según nuestras tradiciones. Algo parecido dijeron los indígenas bolivianos con ocasión de la visita del Papa Juan Pablo II: la Biblia que nos traen, dénsela a los europeos, ellos la necesitan más que nosotros porque fueron ellos quien de forma deshumanizadora nos colonizaron y casi acabaron con nosotros.

Nunca hemos pagado la deuda centenaria que tenemos con los pueblos originarios brasileros, latinoamericanos y caribeños. Ellos son los huéspedes originarios de estas tierras que les están siendo invadidas y robadas en función de la voracidad de los madereros, los buscadores de oro y la minería.

El cuidado hacia todo lo que existe y vive

Ahora que estamos en alarma ecológica planetaria, sin saber qué soluciones encontrar ante el creciente calentamiento del planeta, descubrimos finalmente cómo esos pueblos tratan con sabiduría la naturaleza, el cuidado de las selvas y de la Madre Tierra. Ellos son nuestros maestros y doctores en el sentimiento de pertenencia, de hermandad y de respeto por todo lo que existe y vive. Alimentan una profunda concordia entre ellos y con la comunidad de vida, cosa que nosotros hemos perdido desde hace siglos. Estamos sufriendo los daños irreversibles de nuestra devastación. Aún no hemos sacado las lecciones que Gaia, la Pachamama y Madre Tierra nos está dando con la irrupción del Covid-19. Buscamos volver al orden anterior, que es justamente el que propició la irrupción de numerosos virus, el último, la viruela del mono.

ntegración sinfónica con la naturaleza

El indio se siente parte de la naturaleza y no un extraño dentro de ella. Por eso en sus mitos, los seres humanos y otros seres vivos conviven y se casan entre sí. Intuyeron lo que sabemos por ciencia empírica: que todos formamos una cadena única y sagrada de vida. Ellos son eximios ecologistas. La Amazonia, por ejemplo, no es tierra intocable. A lo largo de miles de años, las decenas de naciones indígenas que viven allí interactuaron sabiamente con ella. Casi el 12% de toda la selva amazónica de tierra firme ha sido manejada por ellos, promoviendo “islas de recursos”, desarrollando especies vegetales útiles o bosques con alta densidad de castaños de Brasil y frutas de toda especie. Fueron plantadas y cuidadas para sí y para aquellos que por ventura pasasen por allí.

Los Yanomami saben aprovechar el 78% de las especies de árboles de sus territorios, teniendo en cuenta la inmensa biodiversidad de la región, que es del orden de 1200 especies por área del tamaño de un campo de fútbol . Para ellos la Tierra es la Madre del indio. Está viva y por eso produce todo tipo de seres vivos. Debe ser tratada con la reverencia y el respeto que se debe a las madres. Nunca hay que abatir animales, peces o árboles por puro gusto, sino solo para atender necesidades humanas. Incluso así, cuando se derriban árboles o se hacen cazas y pescas mayores, organizan ritos de disculpa para no violar la alianza de amistad entre todos los seres.

Esa relación sinfónica con la comunidad de vida es imprescindible para garantizar el futuro común de la propia vida y el de la especie humana.

Sabiduría ancestral

Conociendo un poco las distintas culturas indígenas, identificamos en ellas una profunda capacidad de observación de la naturaleza con sus fuerzas y de la vida con sus vicisicitudes. Su sabiduría se tejió a través de la sintonía fina con el universo y de la escucha del lenguaje de la Tierra. Saben mejor que nosotros unir el cielo con la tierra, integrar vida y muerte, compatibilizar trabajo y diversión, confraternizar el ser humano con la naturaleza. En este sentido ellos son altamente civilizados aunque su tecnología sea finísima pero no contemporánea.

Intuitivamente acertaron con la vocación fundamental de nuestro efímero paso por este mundo que es captar la majestad del universo, saborear la belleza de la Tierra y sacar del anonimato al Ser que hace ser a todos los seres, llamándolo con mil nombres Palop, Tupã, Ñmandu y otros. Todo existe para brillar. Y el ser humano existe para danzar y festejar ese brillo.

Esa sabiduría necesita ser rescatada por nuestra cultura secularista y nada respetuosa de las distintas formas de vida. Sin ella difícilmente pondremos límites al poder que será capaz de destruir nuestro sonriente Planeta vivo.

Actitud de veneración y de respeto

Para los pueblo indígenas, así como para algunos de nuestros pensadores contemporáneos, como el recientemente fallecido James Lovelock, el formulador de la teoría de la Tierra como Gaia, todo está vivo y todo viene cargado de mensajes que hay que descifrar. El árbol no es solo un árbol. Él se comunica por sus olores. Tiene brazos que son sus ramas, tiene mil lenguas que son sus hojas, une el Cielo con la Tierra por sus raíces y por la copa. Ellos consiguen naturalmente captar el hilo que liga y re-liga todas las cosas entre sí y con la Divinidad. Cuando danzan y toman las bebidas rituales realizan llevan una experiencia de encuentro con lo Divino y con el mundo de los ancianos y de los sabios que están vivos en el otro lado de la vida. Para ellos lo invisible es parte de lo visible. Es importante aprender esta lección de ellos.

La libertad, la esencia de la vida indígena

La falta de libertad de los días actuales nos atormenta. La complejidad de la vida, la sofisticación de las relaciones sociales generan sentimientos de prisión y de angustia. Los pueblos indígenas nos dan testimonio de una inconmensurable libertad. Bástenos la declaración de los grandes indigenistas, los hermanos Orlando y Cláudio Villas Boas: “El indio es totalmente libre, sin tener que dar satisfacción de sus actos a nadie… Si una persona da un grito en el centro de São Paulo, una radiopatrulla puede llevarlo preso. Si un indio diera un tremendo chillido en medio de la aldea, nadie le mirará ni le preguntará por qué gritó. El indio es un hombre libre”. Esa libertad está muy bien representada por el extraordinario liderazgo de Ailton Krenak y por sus escritos.

La autoridad, el poder como servicio y despojamiento

La libertad vivida por los índígenas confiere una marca singular a la autoridad de sus caciques. Estos nunca tienen poder de mando sobre los demás. Su función es de animación y de articulación de las cosas comunes, respetando siempre el don supremo de la libertad individual. Especialmente entre los Guaraní se vive ese elevado sentido de la autoridad, cuyo atributo esencial es la generosidad. El cacique debe dar todo lo que le piden y no debe guardar nada para sí. En algunas comunidades se puede reconocer al jefe en la persona de quien lleva los ornamentos más pobres, pues todo el resto ha sido donado. Nosotros los occidentales definimos el poder bajo su forma autoritaria: “la capacidad de conseguir que el otro haga lo que yo quiero”. Debido a esta concepción, las sociedades están desgarradas permanentemente por conflictos de autoridad.

Imaginemos el siguiente escenario: en el caso de que el cristianismo se hubiese encarnado en la cultura social guaraní y no en la greco-romana, tendríamos entonces curas pobres, obispos miserables y el papa, un verdadero mendigo. Pero su marca registrada sería la generosidad y el servicio humilde a todos. Entonces sí, podrían ser testigos de Aquel que dijo: “estoy entre vosotros como quien sirve”. Los indígenas habrían captado ese mensaje como connatural a su cultura y, tal vez, se habrían adherido libremente a la fe cristiana.

Como se deduce de todas estas cosas, reafirmo, los indígenas puede ser nuestros maestros y nuestros doctores, como se decía de los pobres en la Iglesia primitiva.

*Leonardo Boff ha escrito El casamiento entre el Cielo y la Tierra, cuentos de indígenas brasileros (con un suplemento sobre datos actualizados de su universo), Planeta 2022.

Traducción de Mª José Gavito Milano

Fuente de la Información: https://leonardoboff.org/2022/08/08/pueblos-indigenas-nuestros-maestros-y-doctores-en-ecologia/

 

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‘Wisdom’ of Guatemala’s indigenous people needed for sustainable development: A UN Resident Coordinator blog

‘Wisdom’ of Guatemala’s indigenous people needed for sustainable development: A UN Resident Coordinator blog

The wisdom and knowledge of indigenous people in Guatemala is central to the realization of the 17 Sustainable Development Goals or SDGs, targets agreed by countries around the world to end poverty, maintain peace and preserve the health of the planet. In this blog, the UN Resident Coordinator in Guatemala Rebeca Arias Flores explains how sustainable development is not new, but simply a new name that draws on ancient wisdom that is renewed with each generation of indigenous people.

“Now more than ever, we must heed the wisdom of indigenous peoples. This wisdom calls upon us to care for the earth so that not only our generation may enjoy it, but that future generations may as well.»

The UN Resident Coordinator in Guatemala, Rebeca Arias, Flores promotes the Sustainable Development Goals with the help of two young children., by UN Guatemala/Hector Delgado

This wisdom is passed down to us through stories and spirits. Consider the example of Nawal, a supernatural spirit of harvests that can take on animal forms, according to Mesoamerican beliefs. On certain days in the indigenous calendar, people call on Nawal for a good harvest. It is a fine thing to have one good harvest. It is even better for the earth to yield its bounty again and again. To enjoy such repeated success, farmers in the area know they must respect the seasons, to plant, to sow, to let the land lay fallow for a time.

This wisdom was also articulated in a declaration from 2012, on an auspicious date in the Mayan calendar. It was Oxlajuj B’aktun or a “change of era,” the end of a cycle that lasts more than 5,000 years. On that date, the three UN entities working with indigenous peoples came together in Guatemala, their first joint meeting outside the UN’s New York headquarters.

Together, they issued a declaration pleading with humanity to respect human rights, promote harmony with nature, and pursue development that respects ancestral wisdom. These three bodies included the Permanent Forum for Indigenous Issues, the Mechanism of Experts on the Rights of Indigenous Peoples, and the Special Rapporteur on the Rights of Indigenous Peoples.

This wisdom found its way into “K’atun: Our Guatemala 2032”, the national plan which has guided sustainable development of three successive administrations. It serves as the compass for the country’s UN Cooperation Framework for Sustainable Development 2020-2024, created in collaboration with the Government of Guatemala.

Indigenous Guatemalans hit hardest by coronavirus pandemic

To pursue K’atun, we must look at the status of indigenous peoples. In Guatemala, they are amongst the most vulnerable people because they are constantly displaced from their ancestral lands. Data from recent years show that the poverty rate among indigenous people was 79 per cent, almost 30 points above the national average. Even before the COVID-19 pandemic eight out of every 10 indigenous girls, boys and adolescents, live in poverty. Only six finish primary school, only two go to secondary school, and one goes to university. Six in 10 indigenous children under five years of age suffer from chronic malnutrition.

COVID-19 is devastating for all of Guatemala. Many people are sick, some are dying, and countless others are losing their livelihoods because of the disease itself and because the quarantine prevents them from working and earning money.

However hard the pandemic hits Guatemala, it will hit the indigenous peoples even harder. They were already the furthest left behind, and now they will be set back even more. The situation of indigenous women, who are often the main providers for their families, is even more worrisome.

Indigenous people hold key to collective survival

And yet, indigenous people are seeking their own solutions, drawing on their own ingenuity. They are using traditional knowledge and practices to contain the disease.

We all must concern ourselves with the wellbeing of indigenous peoples, for their sake. We must respect their wisdom, for their sake. We must protect their human rights, for their sake. We must include them in decision-making, for their sake. It is only right.

But we must also do this for the sake of all Guatemalans. All of Guatemala, indeed, the whole world, has much to learn from indigenous peoples. It is a painful irony that they have been so exploited and oppressed, and yet they may hold a key to our collective survival. It is a painful irony, too, that indigenous people are among those most affected by climate change, and yet they contribute the least to it.

Without indigenous people, neither Guatemala nor the rest of the world will achieve sustainable development. Without indigenous people we cannot enjoy the gifts of the earth and maintain them for all those who will come after us. This is and must be the work of all governments and all people.

75 years ago, the signatories of the United Nations Charter reaffirmed “the dignity and worth of the human person.”

Now, let us reaffirm that belief once more. And let us ensure that indigenous people are included in it.”

The UN Resident Coordinator

The UN Resident Coordinator, sometimes called the RC, is the highest-ranking representative of the UN development system at the country level. In this occasional series, UN News is inviting RCs to blog on issues important to the United Nations and the country where they serve.
Fuente de la Información: https://news.un.org/en/story/2020/08/1070862
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Ecuador: La medicina ancestral pasa a nivel académico.

En Chimborazo se interpreta la cosmovisión andina con el permiso de la Senescyt. Los yachak muestran sus secretos.

América del Sur/Ecuador/11.04.2017/Autor y Fuente: http://www.expreso.ec

Para conocer a profundidad la cosmovisión andina se creó el Centro Superior de Sabiduría Ancestral y Nueva Conciencia ‘Jatun Yachay Wasi’ (Casa del conocimiento), ubicado en el cantón Colta de la provincia de Chimborazo, junto a la laguna del mismo nombre.

Cosmovisión es la interpretación del mundo que rodea al ser humano. Dentro de esta, nuestros antepasados tuvieron su forma particular de ver su entorno y explicar todo lo que les rodeaba. La cosmovisión de los pueblos andinos rigió su vida y la relación con la Tierra; también con la colonización europea se incorporó a un sincretismo cultural que hasta ahora se evidencia en nuestro país. En la actualidad se reconocen catorce etnias o naciones dentro del territorio ecuatoriano, que tienen similitudes y diferencias de acuerdo con la zona geográfica donde se desarrollaron.

“El papel de la institución en el tratamiento de las ciencias ancestrales, es dar a conocer las formas de convivir de las distintas culturas con la naturaleza”, asegura Manuel Pomaquero Minta, encargado del Departamento de Investigación del instituto.

Para Taita Manuel, como lo llaman comúnmente, el reto de la entidad es llegar a la gente con la vivencia. En el instituto se vive lo enseñado por los abuelos, no como folclor; sus estudiantes tienen una vivencia sólida a través de la metodología, reciben la sabiduría, lo que les permite tener una conciencia de respeto al otro. Esto les permitirá a futuro relacionarse con otros seres humanos a pesar de las diferencias políticas, filosóficas o religiosas.

Las especialidades que oferta el centro son: Medicina Andina, Agropecuaria Andina, Construcciones Andinas y Promoción Social y Defensoría, que no son más que las prácticas de la sabiduría ancestral, interrelacionadas entre sí. “El hecho de sembrar, alimentarse, construir, sanar y vivir en comunidad, es universal; estas vivencias por pedido de los mayores se han traducido en carreras de estudio”, detalla Manuel.

Francisco Cepeda Yautibug, rector por disposición de la Secretaría de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (Senescyt), explica que es una entidad de carácter privado que se sustenta con apoyo de los estudiantes y autogestión. No tiene fin de lucro. El centro inició hace 18 años, cuando dos fundaciones realizaban capacitación en las comunidades indígenas. (F)

Fuente: http://www.expreso.ec/actualidad/la-medicina-ancestral-pasa-a-nivel-academico-DX1220849

Imagen: http://www.expreso.ec/documents/10157/0/762×572/0c72/762d428/none/12113/OUCD/image_content_22584320_20170406201200.jpg

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