Reforma educativa.

Por: Marco Antonio Berrelleza.

El 15 de marzo de 1885, durante su primer informe de gobierno,  Francisco Cañedo expresó que la educación en Sinaloa avanzaba, y que el Colegio Rosales “no dilatará en producir alumnos que hayan concluido sus carreras de abogados, ingenieros, escribanos públicos y otras. “Últimamente, el ejecutivo se ha propuesto comprar un edificio para destinarlo al Colegio Rosales, y dedicar donde hoy se encuentra al servicio del Palacio de Gobierno”.

En efecto, Cañedo se quedó con el edificio de La Tercena, local hoy ocupado por el Archivo General del Estado de Sinaloa, en la calle general Antonio Rosales. Tres días más tarde, el 18 de marzo, Cañedo reforma el artículo 82 de la Ley de Instrucción Pública de 20 de diciembre de 1881, en los términos siguientes: “Si los que no habiendo sido alumnos del Colegio Nacional Rosales, ni estando en el caso de la segunda parte del artículo anterior, quisieran comprobar su aptitud en alguno o todos los cursos preparatorios y profesionales, pueden en todo tiempo solicitar el respectivo examen, que les será concedido, sin sujetárseles en él a determinadas obras de texto”.

Esto significaba que cualquier persona podía obtener incluso un título en el Colegio Rosales siempre y cuando demostraran mediante dos exámenes, teórico y práctico, sus conocimientos en el ramo a que aspiraran ser calificados.

Fuente: https://www.debate.com.mx/opinion/Reforma–educativa-20170317-0254.html

Imagen: http://alejandrabarrales.org.mx/wp-content/uploads/2015/05/alejandra-barrales-reforma-educativa.jpg

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