El síndrome de docente quemado será considerado enfermedad relacionada con el trabajo

Por: Pablo Gutiérrez del Álamo

La OMS ha cambiado la consideración de este síndrome desde los «problemas relacionados con dificultad en el control de la vida» a los relacionados con un estrés crónico en el trabajo.

Hace muchos años que el síndrome del profesor quemado o burnout no ocupa espacio en los medios de comunicación o en la discusión pública cuando se habla de enseñanza. Igual que hace una década eran muchos quienes hacían estudios o informes más o menos importantes sobre la prevalencia de ese síndrome entre el profesorado, hacer una búsqueda de datos hoy día no es tan fácil.

Y esto, precisamente, en un momento en el que las condiciones de trabajo del profesorado han empeorado de manera significativa, principalmente, dede el Real Decreto 14/2012 de razcionalización del gasto en el que se aumentaron las ratios de alumnos por docente o se ampliaba la jornada lectiva en todas las etapas. También, en un momento en el que se han amortizado más de 30.000 puestos de trabajo mientras el número de alumnos y alumnas crecía en decenas de miles.

Hasta la fecha, los casos que se producían dentro del mundo de la enseñanza tenían que pasar por los juzgados para conseguir el reconocimiento de esta situación como producto de la compleja labor de profesoras y profesores.

El burnout es un síndrome con diferentes estadios. El primero de ellos, el agotamiento, tanto físico como psicológico de la persona. Después viene el de despersonalización, en el que se produce un endurecimiento emocional y una mayor o menor despreocupación hacia el alumnado y sus problemas o circunstancias. Por último, el síndrome tiene impacto en la eficacia en el trabajo.

Para Francisco Javier Gómez, responable de Salud Laboral de STEs es una buena noticia que la Organización Mundial de la Salud haya dado este paso en la consideración de enfermedad producida por el trabajo. Para este experto, docente y que lleva 12 años trabajando temas de salud laboral en el sindicato, el sí¡ndrome del profesor quemado tiene muchos factores que interrelacionan. Desde la organización del centro educativo (o su desorganización), pasando por la falta de recursos materiales, el aumento de las horas lectivas, de las ratios o de la presión de una burocracia siempre creciente.

A pesar de la falta de datos oficiales, Gómez estima que entre un 10 y un 20% (más cerca del 20 que del 10) del profesorado se encuentra en esta situación de burnout. Pueden encontrarse, según su experiencia, en mayor medida en la etapa de la ESO, también en Bachillerato. Y en algunos casos en infantil o los primeros cursos de la primaria.

Uno de los posibles efectos de esta nueva consideración por arte de la OMS puede ser, además de evitar la judicialización de los procedimientos, que se sienten las bases para considerar las difíciles circunstancias en las que las y los docentes desarrollan su trabajo cotidiano.

Hasta ahora, y desde 1990, la OMS había catalogado el burnout dentro de los “problemas relacionados con dificultad en el control de la vida”. A partir de ahora, lo circunscribe a problemas de estrés crónico en el trabajo. “El burnout se refiere específicamente a los fenómenos en el contexto laboral y no debe aplicarse para describir experiencias en otras áreas de la vida”, explica la Organización.

Uno de los problemas más importantes que le encuentra a esta situación, frente a otras que pueden causar bajas laborales, está el hecho de que “te señalan a ti como el culpable”. Algo que no sucedería con otro tipo de enfermedades o causas de baja.

Entre las posibles propuestas que pone sobre la mesa Gómez, además de la mejora de las condiciones de trabajo y de la consideración del profesorado socialmente, estaría, para empezar, la recuperacón de los médicos inspectores de educación que poco a poco han desapareciendo de las comunidades autónomas con su jubilación y la amortización de la plaza. Según el sindicalista, estas figuras realizan una importante labor de formación y prevención, además de un trabajo en relación al estudio de la prevalencia de determinadas enfermedades desarrolladas por docentes. Hoy su labor la llevan a cabo las mutuas, que no hacen seguimiento en los centros ni llevan a cabo ninguna labor estadística, según dice Gómez.

Además, el responsable de Salud Laboral de STEs defiende la creación de la figura del docente acompañante que ayude a la reincorporación de quien vuelve de este tipo de bajas que, además, suelen ser de alta duración, rondando el año. Un docente que durante un tiempo determinado esté en el aula asumiendo la labor y responsabilidad de quien se reincorpora para que este pueda hacerlo con seguiridad y tranquilidad.

El burnout está muy relacionado, además de por causas materiales de desempeño del trabajo (cantidad de alumnado, necesidades educativas especiales de todo tipo, falta de recursos…), con elementos personales como una posible baja autoestima. Un problema que, además, aumenta según el o la docente se va adentrando en el síndrome.

Es necesaria una labor de prevención, así como recursos para la formación en el centro de trabajo relacionadas con la gestión de los conflictos en el aula, por ejemplo.

Fuente e imagen: https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/05/29/el-sindrome-de-docente-quemado-sera-considerado-enfermedad-relacionada-con-el-trabajo/

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Vocación y compromiso docente por encima de los factores de riesgo en la educación peruana

12 de julio de 2017 / Fuente: https://compartirpalabramaestra.org

Por: Juan Carlos Palomino Paredes

El síndrome de burnout en los docentes es mayor cuando ejercen sus labores en tiempo y horas extras. 

En el Perú, al igual que en otros países, el docente es uno de los profesionales menos valorados socialmente, aparte de recibir una gran carga laboral que lo desgasta física y mentalmente, no es compensado con una remuneración a la altura de sus actividades. Según  autores, el docente es el trabajador  con mayores niveles de estrés en comparación con otros profesionales, sumado a estas condiciones de trabajo, al docente se le culpa de la mayoría de los problemas dentro del sistema educativo, en especial aquellos que tienen que ver con la situación de los aprendizajes en los estudiantes. Cuando las evaluaciones censales y las pruebas internacionales PISA no revelan resultados favorables, la culpa no recae en quienes elaboran las políticas  o en los organismos de gestión. Por el contrario, la sociedad y los medios de comunicación culpan al maestro de nuestras escuelas.

Como en cualquier organización, empresa o fábrica, sabemos que los llamados “colaboradores” o empleados que reciben una carga laboral abrumadora sin una remuneración justa, terminan por desmotivarse. El cansancio, irritabilidad, insomnio, ansiedad, depresión, entre otros males físicos y psicológicos son el resultado de las malas condiciones de trabajo que, generalmente, terminan por provocar desazón al asistir diariamente a su centro de labores, y si son obligados a no faltar, su labor se torna mediocre.

Existen algunos factores del contexto que intensifican los estados de estrés, por ejemplo, uno de los factores asociados al malestar docente es la indisciplina de los estudiantes (Marques, Lima, Da Silva, 2015), así como enseñar asignaturas en las que no están especializados. Otro de los factores del estrés docente tiene que ver con la carga no lectiva que le es asignada sin una remuneración adicional (labor de tutoría, elaboración de documentos de gestión, planificación de las sesiones, reuniones con los padres de familia que por cierto ahora son más conflictivos etc.). La cereza del pastel la pondría el factor “inexperiencia”, donde la juventud o falta de ella en el ejercicio de la profesión sería un agravante que deteriora la salud del docente (Arias y Gonzales, 2009).

En el año 2016, el Ministerio de Educación del Perú hizo extensivo el desarrollo de la “Jornada Escolar Completa” que consiste en aumentar la carga horaria de clases en las instituciones educativas públicas y, por ende, aumentar las horas de trabajo a los docentes. En esta   puesta en marcha, se notan algunos vacíos, como el hecho de que algunas instituciones educativas no cuentan con la infraestructura adecuada para brindar el servicio incluyendo espacios de recreación, laboratorios u otros talleres a realizar. Si bien la carga en horas de trabajo para los docentes aumentó, no es tan significativa la remuneración, lo que agrava el malestar en un sector del magisterio.

Ciertamente, todos los factores anteriores tienen efectos en el desempeño de los maestros, sin embargo, es necesario analizar la relación con otros factores de rendimiento, como puede ser el síndrome de burnout (manifestado como agotamiento emocional por causas laborales y déficit de la eficacia en sus actividades). Otro factor es la autoeficacia que viene a ser la confianza del docente en sus propias capacidades.

El síndrome de burnout en los docentes es mayor cuando ejercen sus labores en tiempo y horas extras. Sumado al desgaste físico, la carga puede generar un agotamiento de tipo emocional. Resultados de investigaciones del síndrome de burnout demuestran que los docentes de sexo femenino presentan mayores niveles de este mal (Bernejo Toro, 2014), lo que en ocasiones redunda en absentismo o un mal desempeño.

La autoeficacia de los docentes se ve muy comprometida por los altos niveles de estrés y por la baja motivación. Cualquier tipo de autoeficacia se relaciona directamente con el estado de ánimo. Además, podría combatir los síntomas del estrés, pero al mismo tiempo, un muy elevado nivel de estrés podría inhibir los sentimientos de eficacia personal en el docente, vulnerando sus sentimientos de motivación y recayendo en el malestar físico y psíquico, el desgano de las actividades  y/o el desempeño indeseable; en otros términos, el exceso de estrés altera significativamente la sensación percibida de “poder hacer bien las cosas”, por lo que los niveles de motivación de los docentes se precipitarán a la baja, perjudicando, más allá del desempeño docente, los procesos de aprendizaje de los estudiantes que tiene a su cargo.

En la actualidad, con la era del internet, se reproduce abundante información renovable y desechable, para ello se requieren profesionales competentes que gestionen esos contenidos, logrando mayor aprendizaje autónomo en sus estudiantes. Por lo tanto, es necesario valorar la labor que ejerce el docente, no solamente reflexionar en el día del maestro (6 de julio en el Perú), sino reconociéndolo como un profesional de servicio a la sociedad, con importantes funciones y méritos. Es el docente actual es el que se crea y se transforma con sentimientos de compromiso, optimismo y vocación, mas no se puede omitir el hecho de que, como cualquier trabajador, el docente debe ser respetado y no precarizado en todo sentido, posicionándolo en el lugar que merece y la labor de educar cumple fines importantísimos y cualquier estado preocupado por el devenir de sus ciudadanos no debe reparar en crear las condiciones para que se imparta una buena educación, y una de ellas es empezar hoy día por dar un trato digno a sus docentes.

Bibliografía

Árias, F. & Gonzáles, M. (2009). Estrés, agotamiento professional (burnout) y salud en profesores de acuerdo a su tipo de contrato. Ciencia y Trabajo, 33, 172–176.

Bermejo-Toro, L. & Prieto-Ursúa, M. (2014). Absenteeism, burnout and symptomatology of teacher stress: sex differences. International Journal of Educational Psychology, 3(2), 175-201.

Marqués, A., Lima, M. & Da Silva, A. (2005). Fuentes de estrés, burnout y estrategias de coping en profesores portugueses. Revista de Psicología del Trabajo y de las Organizaciones, 21(1-2), 125-143.

Bandura. A. (1997a). Self-Efficacy in changind societies. Cambridge, Cambridge University Press.

Bandura, A. (1994). Self-efficacy. In V. S. Ramachaudran (Ed.),Encyclopedia of human behavior (Vol. 4, pp. 71-81). New York: Academic Press. (Reprinted in H. Friedman [Ed.], Encyclopedia of mental health. San Diego: Academic Press, 1998).

Fuente artículo: https://compartirpalabramaestra.org/columnas/vocacion-y-compromiso-docente-por-encima-de-los-factores-de-riesgo-en-la-educacion-peruana

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