Por: lahora.com.ec
Se sacrifica a un individuo o a un grupo, pero el sistema sigue funcionando. Quienes manejan los hilos del poder estuvieron antes y están ahora, pues gozan de una “desbordante salud”. Indicadores, a veces engañosos, nos dicen que la brecha de desigualdad se ha reducido o que el desempleo disminuyó respecto a tal período.
El desempleo y la desigualdad son condiciones sociales muy complejas. La inyección de capital en la economía, público o privado, solo es parte del inicio del enfrentamiento al problema, nunca su solución definitiva. Los índices de desigualdad y desempleo en países más desarrollados y solventes que el nuestro, aumentan o disminuyen, pero siguen en pie.
¿Y qué es la autoridad? No es poder real visible. Las instituciones ya no tienen un monopolio, o semimonopolio, en el control de la información. Vivimos un ‘tsunami de información’ que carece de precedentes en la historia. Hasta poco ese control, si había fracasos, nos ponía delante a alguien a quien culpar.
Unos dicen que la pobreza y la miseria han cedido terreno desde la vuelta a la democracia. La sociedad ecuatoriana de los años ochenta del siglo pasado, ¿es la misma hoy? ¿Los requerimientos son inmutables? La ciencia y la tecnología a nuestro alcance, ¿son las mismas?
La más socorrida respuesta al problema es culpar a otros, a algún imperio a mano, bien sea el incario, la colonia española, Norteamérica o China. Sin embargo, nada de esto pudo frenar (y extinguir) la turbulencia social y política que afloró en octubre. Esa fue, probablemente, la primera advertencia. Ahora se oyen voces airadas y burlonas donde antes sólo había silencio.
Fuente: https://lahora.com.ec/quito/noticia/1102303296/unica-respuesta-culpar-a-otros
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