Por: Ángel Tortolero Leal
Ganamos las elecciones y tal como lo presumimos, seguimos en combate contra las fuerzas oscuras de un imperio que no han dejado un día sin atacar al gobierno bolivariano, sin intentar derrocar toda esperanza en su pueblo, y peor aún, sin permitir nuestro derecho a la autodeterminación e independencia, que como nación nos corresponde y como pueblo nos forzamos por construir a diario.
En ese sentido ha quedado claro la fuerza que tienen el poder popular organizado que constituye la base revolucionaria, y sin temor a equivocarme, se ha evidenciado también, quienes son los verdaderos chavistas y quienes son los farsantes desempleados de la revolución, que, sin la más mínima vergüenza ante su historia, se venden y cohabita en la órbita que sus eternos amos imperiales le indiquen.
Afortunadamente, es importante destacar que mientras la traición se desgasta en sus fracasos, los revolucionarios seguimos en resistencia, atacados por el imperio más grande de la historia, pero andamos juntos, dignos, valientes y de pie dando la pelea.
En ese sentido, a un mes de la ratificación del Presidente Maduro, los equipos del gobierno se reconforman en función de las batallas que nos tocara enfrentar. Por ello, los revolucionarios apostamos al pueblo, a este pueblo valiente que esta plantado en la conquista de su futuro, en la construcción del socialismo bolivariano. Un Socialismo del Siglo XXI, con sus particularidades, pero esencialmente en favor de la conquista de la mayor suma de felicidad posible para todos. Un socialismo distinto y distantes de los intentos que le precedieron y fracasaron en el siglo pasado, «y allí está el detalle».
Este es un socialismo en construcción que, sin prejuicio anarquista, entiende que es imperativo la producción de bienes y servicios de calidad, con los cuales satisfacer el mercado interno y competir en el mercado internacional. Para ello requiere de la participación de todos los sectores sociales y todos los actores productivos, con especial énfasis en la producción de empresas propiedad colectiva y cogestionaría que coadyuve en el enriquecimiento del aparato productivo social.
Socialismo no significa pobreza, no produce pobreza, todo lo contrario, su lucha es contra la pobreza, pues: el único sistema que requiere de grandes contingentes de pobres para posicionarse es el Capitalismo. Socialismo se traduce como riqueza, buen vivir, mejor vivir, vivir bien, y en esa complejidad inter subjetiva, socialismos es producción de riquezas para todos por igual.
De allí que, el imperio nos combata, bloquee, hostigue, ya que para él somos una amenaza inusual y extraordinaria, que da un «mal ejemplo» por su dignidad, a los pueblos oprimidos del mundo; a la vez que inspira a los oprimidos de siempre ha colocar los caballos del trabajo delante la carreta de la historia y avanzar a contra corriente de los mezquinos de clases que impone el capitalismo a sangre y fuego.
Socialismo es Critica, Auto Critica, pero siempre es propositivo, alternativo y absolutamente democrático. Ser socialista no es emular, por sentido contrario, al capitalismo y sus absolutismos, tal y como lo conciben los desgastados opinologos de la seudo izquierda apologistas del desastre, quienes, a pesar de haber sido derrotados en todas sus elucubraciones contra el gobierno del presidente Maduro, continúan balbuceando viejos manuales de presunta factura socialista, sin arrimar ni una sola propuesta, más allá de sus egos inflados de arrogancia inútil, cargados de odios y prejuicio de clase.
Hoy entendemos y sufrimos, los rigores de los ataques imperiales, estamos en una particular crisis económica, bajo el fuego cruzado de una guerra de cuarta generación sin precedentes, que por un lado golpea el plato en la mesa de todos los venezolanos y por el otra juega al desprestigio de los lideres del proceso revolucionario.
No entender este momento histórico, es perder el horizonte y navegar en círculos. Es tiempo de propuestas, de poner lo mejor de cada uno, en función de salir de este atolladero infernal. Es hora una verdadera autocritica que por lo menos sea capaz de esbozar una senda por la cual vencer al imperio y sus lacayos y transitar en la construcción de nuestro socialismo. Única vía posible para la felicidad.
Fuente: https://www.aporrea.org/actualidad/a265197.html