Oportunidades y desafíos de la pandemia que nos hostiga

Por: Dinorah García Romero 

La COVID-19 ha demostrado que la educación dominicana ha de ser menos teórica. Ha de procurar la articulación teoría- práctica.

El título del artículo de este día puede resultar contradictorio y hasta molesto. Hay personas y sectores sociales que no se han detenido a pensar en esta dirección. Es normal que esto ocurra, sobre todo cuando no todos hemos tenido la ocasión de aprender a mirar los problemas de manera integral.  Esta es una tarea que se ha quedado en carpeta; por ello tenemos pocas herramientas filosóficas y antropológicas para ver más allá del hecho mismo. En la República Dominicana estamos participando de una tercera ola de la COVID-19 y no hay ambiente para celebrar por la alta tasa de positividad en más de diez provincias. Además, se ha incrementado el contagio en el Gran Santo Domingo y en San Cristóbal. Un total de 3,646 muertes a nivel nacional, hasta el sábado 5 de junio de 2021, nos indican que estamos en condiciones de altos riesgos. A esta situación ha de añadirse la resistencia a vacunarse de algunos segmentos de la población. Todos estos factores agravan el escenario y ralentizan el avance hacia una salud más robusta para todos los dominicanos. En este contexto, crítico y preocupante, constatamos oportunidades y desafíos.

Las oportunidades más relevantes se relacionan con las coyunturas que nos ofrece la pandemia para tomar conciencia de la necesidad del autocuidado y del cuidado colectivo. Este es un imperativo para poder sobrevivir y para apoyarnos en reciprocidad. En esta misma dirección, se nos invita a una mayor racionalidad en el uso de los recursos personales, públicos y de la naturaleza. El uso ordenado de recursos en los tres órdenes planteados posibilita un consumo sostenible, favorece la satisfacción de necesidades con equidad para todos.  Una de las oportunidades más significativas se vincula con el  desarrollo de la creatividad. La realidad impele a reinventar cotidianamente el pensamiento y la práctica para garantizar la sobrevivencia. De igual manera, la pandemia ha posibilitado el desarrollo de la generatividad. El empeño por los demás se evidencia en múltiples indicadores, especialmente en pueblos y comunidades. En esta dirección también se presentan ocasiones para el fortalecimiento del ejercicio y compromiso ciudadanos.

En el marco de la pandemia, se presentan situaciones diversas que demandan un ejercicio ciudadano responsable y un compromiso social sostenido. En este mismo sentido, se potencian las alianzas naturales y estratégicas entre organizaciones e instituciones. Estas alianzas constituyen una muestra de la necesidad de unir fuerzas para enfrentar juntos los obstáculos, viejos y nuevos, que se han robustecido en esta pandemia. De otra parte, esta   época en que vivimos nos presenta desafíos ineludibles, a los que hemos de prestarles atención. Consideramos que estos tiempos nos urgen a fortalecer la solidaridad con las demás personas, entre las instituciones y entre las naciones. Por ello resulta loable que los países más ricos se liberen de una práctica egoísta y se dispongan a compartir bienes e insumos para la prevención o reducción del impacto de la enfermedad. El segundo desafío está vinculado al fortalecimiento de la educación de los ciudadanos; una educación que les permita redescubrir su responsabilidad en el recrudecimiento de la pandemia o de la liberación de confinamientos, muertes y contagios masivos. La COVID-19 ha demostrado que la educación dominicana ha de ser menos teórica. Ha de procurar la articulación teoría- práctica; la formación para la gestión de riesgos y el impulso a las alianzas interinstitucionales. Un tercer desafío pone el acento en dar pasos hacia una vida más organizada y previsora de condiciones biológicas, políticas y sociales que afecten la vida de las personas y de la sociedad. Estos desafíos son interdependientes. Cada uno se fortalece o se debilita con el otro. Constituye una tarea importante tener en cuenta en nuestra trayectoria las oportunidades y los desafíos abordados. El momento lo  demanda.

Fuente e Imagen: https://acento.com.do/opinion/oportunidades-y-desafios-de-la-pandemia-que-nos-hostiga-8951757.html

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Enfoques cooperativos; Hoy: La educación cooperativa escolar es parte indisoluble del sistema formal educativo argentino.

Por José Yorg, el cooperario.

“La responsabilidad de los gobiernos se reiteró en la Declaración Mundial sobre Educación para Todos (1990) de la Conferencia Mundial sobre Educación para todos, los gobiernos se comprometieron a “actuar en colaboración en nuestras propias esferas de responsabilidad, tomando todas las medidas necesarias para alcanzar los objetivos de la educación para todos”. Unesco.

Nuestra tesis no constituye una novedad, sin embargo, debemos formularla con toda ponderación y firmeza hasta lograr alcanzar el efectivo cumplimiento y reconocimiento que ello implica por parte de quienes tienen la obligación y la responsabilidad moral, histórica y legal de hacerlo.

La inserción de un artículo que refiere al cooperativismo escolar en la Ley nacional de educación de Argentina (26.206/06) fue fruto de un esfuerzo extraordinario de incontables personas e instituciones. Siempre saludamos esa conquista, pero es insuficiente.
A nuestro criterio debió ser consignado como modalidad educativa.

El cooperativismo educacional es un cuerpo pedagógico-didáctico, teórico-práctico de enorme relevancia social y personal cuya experiencia es histórica y cultural de los pueblos del mundo, de la humanidad. En ese sentido, nosotros hemos hecho aportes en su estructura técnico-pedagógica para su cómoda integración con las demás disciplinas curriculares.

Para fundar en mayor realce nuestro análisis, invitamos a efectuar una observación sobre la propia Ley en estudio, en este caso específico en su artículo N° 17:
“La estructura del Sistema Educativo Nacional comprende cuatro (4) niveles —la Educación Inicial, la Educación Primaria, la Educación Secundaria y la Educación Superior, y ocho (8) modalidades”.

“A los efectos de la presente ley, constituyen modalidades del Sistema Educativo Nacional aquellas opciones organizativas y/o curriculares de la educación común, dentro de uno o más niveles educativos, que procuran dar respuesta a requerimientos específicos de formación y atender particularidades de carácter permanente o temporal, personales y/o contextuales, con el propósito de garantizar la igualdad en el derecho a la educación y cumplir con las exigencias legales, técnicas y pedagógicas de los diferentes niveles educativos. Son modalidades: la Educación Técnico Profesional, la Educación Artística, la Educación Especial, la Educación Permanente de Jóvenes y Adultos, la Educación Rural, la Educación Intercultural Bilingüe, la Educación en Contextos de Privación de Libertad y la Educación Domiciliaria y Hospitalaria”.

¿Y la modalidad de la educación cooperativa escolar?

No se la reconoce en esa categoría y desata nuestro reproche desde lo moral, histórico, profesional y legal de hacerlo.

Si bien es cierto que a continuación de lo consignado arriba, en el artículo, se otorga esa facultad a las Provincias, Formosa no ha enmendado esa omisión:
“Las jurisdicciones podrán definir, con carácter excepcional, otras modalidades de la educación común, cuando requerimientos específicos de carácter permanente y contextual así lo justifiquen”.
Desde lo histórico-legal recordamos la primera ley de educación común N°1420, inspiración de Domingo Faustino Sarmiento del año de 1884 en sus artículos N°s. 42, inc. 4; 57, inc. 18.

El 2° Plan Quinquenal del año 1953 contempla la educación cooperativa escolar en el Capítulo 4 punto G.14 “La difusión del cooperativismo y los principios del cooperativismo y la constitución de las cooperativas escolares y estudiantiles que serán auspiciadas por el Estado a fin de contribuir a la formación de la conciencia nacional cooperativista y prestar servicios útiles a los alumnos”. Se instituyó al efecto una Comisión y se publicaron cartillas instructivas.

En el año de 1986 el propio Ministerio de Educación de la Nación Argentina emitió la Resolución N° 1599/86 que establece la forma reglamentaria de las cooperativas escolares para establecimientos primarios y secundarios.

Por último, la actual la ley en estudio que la contiene en su artículo N° 90. Así nuestra alegación toma efectividad en cuanto a que la educación cooperativa escolar es parte indisoluble del sistema formal educativo argentino.

Y si miramos este análisis a la luz de la Constitución nacional en su artículo N° 14, específicamente en cuanto garantiza el derecho de “enseñar y aprender” comprenderíamos en su magnitud el asunto que estamos tratando: Todos y todas tenemos el derecho de enseñar los nobles saberes del cooperativismo escolar y universitario. Todos y todas tienen el derecho de aprender los nobles saberes del cooperativismo.

¡En la fraternidad, un abrazo cooperativo!

Artículo enviado por su autor a la redacción de OVE

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Enfoques cooperativos; Hoy: Situación pedagógica cooperativa, un problema retórico a resolver.

Por  José Yorg, el cooperario.
 
 
“El problema de la enseñanza no puede ser comprendido bien al no ser considerado como un problema económico y como un problema social” J. C. Mariátegui.
Estamos concluyendo el curso semi-presencial denominado “Especialización Docente en Políticas Socioeducativas” pos-título docente del Programa Nacional de Formación Permanente “Nuestra Escuela” del Ministerio de Educación de la Nación Argentina, hemos atravesado nueve módulos y ahora estamos en el taller del Seminario final de la mano de nuestra Tutora Prof. Ana Borioli.
Así que y, de acuerdo al requerimiento académico, hemos elegido una situación pedagógica a estudiar, un problema  retórico a resolver.
He aquí nuestro problema:
“La ausencia de la cooperación teórica-práctica en las aulas de escuelas rurales de la Provincia de Formosa, situación socioeducativa en la que sería propicia la vinculación educación – trabajo y organización emprendedora cooperativa”.
 
Ahora, ¿Qué es la retórica?  Según leímos en Wikipedia “Es la disciplina transversal a distintos campos de conocimiento (ciencia de la literatura, ciencia política, publicidad, periodismo, ciencias de la educación, ciencias sociales, derecho, etc.) que se ocupa de estudiar y de sistematizar procedimientos y técnicas de utilización del lenguaje, puestos al servicio de una finalidad persuasiva o estética, añadida a su finalidad comunicativa. Históricamente, la retórica tiene su origen en la Grecia clásica.(https://es.wikipedia.org/wiki/Ret%C3%B3rica)
 
Hemos adelantado una definición de la retórica puesto que en la clase 1 se nos planteó que “Tal como han visto en ese taller, el punto de partida de cualquier trabajo de escritura es el problema retórico a resolver, es decir, que el escritor se enfrenta a una situación que exige un texto escrito como respuesta. Lo primero que se debe hacer frente a este problema retórico es  reflexionar respecto de los rasgos que lo definen:
 
“Primero, la descripción del tema de trabajo: en este caso, una situación pedagógica sobre la cual recortaremos alguna problemática o tema educativo, y que identificaremos en una política socioeducativa”.
 
“A su vez, la resolución del problema retórico se relaciona con la determinación de otros dos aspectos: ¿a quién o quiénes está dirigido el escrito? y ¿para qué lo hacemos? Por un lado, el público al cual está dirigido nos lleva a la necesidad de evaluar la competencia comunicativa del hipotético lector y decidir, en función de ello, el registro lingüístico que corresponde al texto que nos proponemos escribir”.
 
Justificación del tema
Parto de la firme convicción de que una educación centrada en los intereses y expectativas del educando, en concreto, en sus necesidades,  pero también con un alto nivel educativo teórico-práctico, amplio  y diverso, sería la mejor manera de enfocar cualquier proyecto que pretenda afirmar el Derecho al acceso a las mejores formas posibles de enseñanza que garanticen los  aprendizajes para todxs; Derecho a la participación en la generación de las políticas y prácticas educativas; en suma, derecho a una educación inclusiva, solidaria y de calidad.
 
De esta convicción, basada en experiencias propias y sus teorizaciones, surge la idea de que sería propicia la vinculación educación – trabajo y organización emprendedora cooperativa en las instituciones rurales pondría  -a mi juicio- una formidable herramienta de incentivo a los estudiantes.
 
Para mejorar la perspectiva de comprensión de mi fórmula para tales fines las tomé prestada del pedagogo norteamericano John Dewey, quien “confiaba en una educación basada en la actividad práctica, que superara los problemas de conducta y disciplina de los estudiantes, en forma tal, que la educación tradicional, pasiva, centrada en el pupitre, no lo podía hacer. En lo referido a los fines de la educación, criticó a otros pedagogos porque sus metas, decía, “…nacen fuera de las actividades reales de los estudiantes y les son ajenas. Si los fines educativos se originan en las actividades reales de la vida, serán tantos y tan variados como la vida misma”. “Al estudiante debe dársele la oportunidad de realizar observaciones e investigaciones directas y debe tener a su disposición materiales de consulta. Se le debe estimular a aprender actuando”. Consideraba el aprendizaje como un proceso de acción sobre las cosas, no como un proceso pasivo, de recibir datos a través de los sentidos. ‘Aprender Haciendo’.(http://www.ecolegios.org.pe/Curso/curso-virtual/Modulos/modulo2/3Secundaria/m2_secundaria/Aprender_haciendo-John_Dewey.pdf)
 
Desde esta perspectiva, el logro de los objetivos de la iniciativa se convierte en las herramientas que permitirían, desde mi punto de vista, superar la situación pedagógica, objeto de estudio.
 
A mi modesto juicio indagar en la relevancia que posee la temática escogida reside en el hecho de que el Cooperativismo, en función educacional, posee los atributos pedagógicos y didácticos mediante los cuales el proceso enseñanza-aprendizaje puede trasformar percepciones, actitudes y valores, potenciar sus capacidades, destrezas y habilidades de los educandos.
 
¿Cómo motiva la cooperación en función educativa las potencialidades de los estudiantes?
Utiliza un instrumento didáctico denominado Cooperativa Escolar, de actividad productiva a partir de la huerta o de la cría de pequeñas aves, de producción y comercialización de pan, de talleres de rudimentos de carpintería y electricidad, y otros tantos, serán los emprendimientos educativos económicos en que los conocimientos generales harán sus aportes más significativos.
 
La Doctrina Cooperativa, en su método empresarial escolar irá gradualmente ayudándoles a los niños y jóvenes a romper el determinismo fatalista de sus progenitores, que los mantienen en la resignación y pasividad, demostrándoles en la práctica, en el quehacer educativo productivo cooperativo que ellos, con su esfuerzo y tenacidad y disciplina grupal han de adquirir los conocimientos, para tener la voluntad y la capacidad de asumir la responsabilidad de transformar, en vez de perpetuar la adversa e injusta realidad, lo que equivale a decir, que la mejor forma de salir adelante es a través de un esfuerzo propio y ayuda mutua, es adquiriendo los conocimientos empresariales cooperativos para que encuentren así alternativas de progreso.
 
Este ejemplo de Pedagogía, este perfil pedagógico irá adquiriendo preponderancia, en la que seguramente, la comunidad rural irá percibiendo su benéfica y emancipadora acción educativa.
 
¡En la fraternidad, un abrazo cooperativo!
 
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