¿Cómo un niño de 11 años pudo hacerse de dos pistolas cargadas?
El drama que vivieron el viernes alumnos, docentes y padres de familia del Instituto Cervantes, de Torreón, Coahuila, acaso sea el signo mayor de una pandemia que académicos denominan violencia escolar. Atención, no nace en la escuela, pero tampoco es un mero reflejo del contexto social. Guarda una lógica perversa que se despliega en el sistema escolar; es difícil de aquietar.
La violencia escolar se manifiesta de miles de maneras: agresión verbal, física o sicológica, sea entre alumnos o entre docentes y alumnos; hostigamiento de diverso tipo (bullying) que incluye irrupciones cibernéticas. Estos engendros se asocian a fenómenos externos cerca de los planteles: pandillerismo y venta de drogas a infantes.
En esas relaciones hay víctimas y victimarios y, cuando suceden tragedias, se buscan culpables al tiempo que los actores cercanos tratan de deslindarse. “La influencia del medio”, expresó el presidente municipal de Torreón (a quien hay que reconocer que actuó con rapidez para calmar ánimos); “los videojuegos instigan a los menores”, dijo el gobernador. “Se relajó la disciplina escolar”, escuché a una experta en la radio. No faltó alguien que le colgó el sambenito a la Cuarta Transformación por lo de “abrazos y no balazos”. “Son los derechos humanos”, comentó un iracundo.
Cierto, ante varios reclamos, el año pasado la Comisión Nacional de los Derechos Humanos estableció que el programa de Mochila Segura violentaba las potestades de padres y alumnos. Las familias que tienen a sus hijos en el Instituto Cervantes solicitaron que se eliminara la medida, que ellas se harían cargo de la vigilancia.
Una familia no lo hizo, ¿cómo un niño de 11 años pudo hacerse de dos pistolas cargadas? Por ello, en las redes, ciertos coléricos condenaron a la parentela del niño que mató a su maestra y luego se suicidó. Sin embargo, tal vez sean ellos quienes necesiten más apoyo y comprensión en estos momentos. Su dolor ha de ser inmenso.
Más allá del hecho concreto, en el centro del debate se plantea una contradicción entre derechos, el de la seguridad de las personas (y de alumnos dentro y fuera de sus escuelas) y los derechos humanos.
Siendo Josefina Vázquez Mota secretaria de Educación Pública, allá por 2007 y 2008, la SEP diagnosticó —con acierto, a mi juicio— que cientos de niños introducían armas (no sólo pistolas) a las escuelas. Como medio de prevención e inhibición de conductas violentas, sería conveniente revisar sus mochilas. Nació el programa Mochila Segura.
A fe mía que gracias a ese programa se previnieron actos de agresión fatales. Pero era molesto para niños, padres de familia y hasta para los docentes que tenían que hacer la revisión. “No somos policías”, me dijo una maestra en aquellos tiempos.
Hoy, la urgencia es cómo resolver esa contradicción. Por lo pronto renace el programa de Mochila Segura, pero sospecho que será insuficiente. La pandemia es profunda y necesitamos más discusión y acción política.
Fuente del artículo: https://www.excelsior.com.mx/opinion/carlos-ornelas/violencia-escolar-y-derechos-humanos/1357719
Entrevista con Nora Rodríguez, experta en el estudio de la violencia escolar, mentora de líderes internacionales, y fundadora de Happy Schools Institute.
¿Es posible acabar con el acoso? ¿Cuál es el papel de los profesores en la lucha contra esta lacra? Hablamos con Nora Rodríguez, experta en el estudio de la violencia escolar, mentora de líderes internacionales, y fundadora de Happy Schools Institute, donde combina la Neuroeciencia con la educación para la Paz, sobe esto, y sobre el programa LAZOS, destinado a prevenir e intervenir frente al bullying, que imparte a docentes y alumnos.
Usted afirma que muchos programas antibullying no funcionan porque no tiene en cuenta lo que ocurre en el cerebro. ¿Puede explicar por qué?
Más exactamente, porque no se educa en sintonía con el cerebro social. Porque hoy sabemos mucho sobre el aspecto social del cerebro y de las aptitudes internas, relacionadas con el cuidado del grupo, y sin embargo no se lleva este saber a las aulas para que los alumnos de todas las edades puedan ejercitar con otros aquello que nos hace humanos, esto es, sacar lo mejor de sí mismos. Los seres humanos somos mucho más buenos que malos. Por el contrario, se pone todo el esfuerzo en prevenir la violencia en las aula mediante enseñanzas en las que el adulto repite «eso no está bien, no lo hagas», y no se le dan a los alumnos oportunidades continuadas para que puedan actuar desde lo que son, desde las capacidades que nacen de su interior y que nos permiten desarrollar la empatía, la generosidad, el altruismo, la ayuda mutua….
Y ello sin contar que se tiende a frenar la violencia cuando se visibiliza con medidas disciplinarias firmes que a menudo incluyen mecanismos de exclusión, sin tener en cuenta que estos mismos mecanismos a menudo generan más acoso a mediano y largo plazo. Sé que es difícil entender, pero no alcanza con decir una y otra vez a los alumnos «no aceptamos que te comportes así», independientemente de que este sistema pareciera que tiempo atrás ha funcionado.
¿A qué alternativas se refiere?
Hoy hay otros paradigmas, otro modo de promover el aprendizaje social. Por ejemplo, sabemos que los alumnos deben reflexionar, prever consecuencias, y si no las han previsto, reparar. Durante las últimas dos décadas, una ola de investigaciones científicas ha documentado repetidamente el impacto dañino y duradero del acoso escolar entre los jóvenes. Investigaciones de todo el mundo han demostrado que el acoso escolar, considerado durante mucho tiempo como un rito de paso benigno, en realidad contribuye a la violencia y los problemas de salud mental. En respuesta, se han desarrollado una gran cantidad de programas contra el acoso escolar pero no sólo no han servido sino que en algunos casos lo han agravado.
… ¿Y el cerebro?
A diferencia de lo que creíamos hace algunos años, en la actualidad saber que nuestro cerebro es tremendamente moldeable por plasticidad neuronal, así que puede reorganizarse de forma estructural y funcional adaptándose continuamente en cada aprendizaje. Esto abre una puerta a la esperanza también frente al bullying, podemos esperar también lo mejor de los alumnos, independientemente de lo que hayan hecho, de la edad que tengan y del momento de desarrollo por el que estén pasando. En este sentido, si excluir y dejar a los alumnos fuera de juego los perjudica como persona, o no creer en ellos, o someterlo a exclusión social, ya sabemos que el resultado no va a ser satisfactorio. De hecho, la exclusión provoca el mismo dolor que una herida física, y el cerebro necesita de relaciones sociales, sentir que somos aceptados, que pertenecemos a un grupo, algo tan básico y fundamental como la alimentación. Los seres humanos necesitamos sentirnos integrados socialmente porque este es un factor de supervivencia. El daño causado por la exclusión social que a veces acompaña a las situaciones de bullying, no es sólo mental.
También se sabe que los niños y adolescentes ven afectado el córtex prefrontal ventral, cuya función consiste en regular la angustia que desencadena el dolor. Esta reacción cerebral es un aviso para que la persona proceda a la integración antes de que sea demasiado tarde para su vida. Todos los niños son conscientes de que están siendo marginados, lo cual llevado al ámbito educativo, hemos de ser conscientes de que sus cerebros se vuelven menos eficientes. Los neurotransmisores y las hormonas se liberan de manera diferente ante estímulos de peligro para la supervivencia que para situaciones agradables y de recompensa. Cuando la percepción es de peligro, la respuesta de nuestros alumnos será de lucha o de huida, secuestrando a la amígdala, bloqueando a la corteza prefrontal y a las funciones ejecutivas, es decir, las buenas decisiones. Lo cual perjudica no sólo el pensamiento analítico, sino también el pensamiento creativo y la resolución de problemas.
Es decir, cuando los alumnos necesitan sus habilidades mentales más sofisticadas, si hay bullying, y las respuestas al peligro provocadas en situaciones sociales tienden a ser más intensas y duraderas que la respuesta de recompensa en el cerebro, las funciones ejecutivas son bloqueadas.
¿Cuál es el papel del profesor en estos casos?
Personalmente, creo que no tienen en cuenta que cualquier alumno de sus clases sí sabe si hay intimidación, y también saben entre quiénes se produce. Esta es un gran ventaja, obviamente no para preguntarles, pero sí para enseñarles a detectar cuáles son las señales de que hay que actuar, y con qué recursos cuentan como grupo para frenarlo. En ningún caso usar la mediación llevada a cabo por ellos, porque eso se ha comprobado lleva a los mediadores a ser posibles víctimas. Si se ayuda a los alumnos de que ellos tienen todas las herramientas personales y emocionales que necesitan, y que necesitan pararlo entre todos, entonces ellos dejarán de poner excusas para no hacer nada. Hay que explicarles a los alumnos que la frase de Martin Luther King: «No me preocupa el grito de los violentos, de los corruptos, de los deshonestos, de los sin ética. Lo que sí me preocupa es el silencio de los buenos»… indica que ya no alcanza con tener el deseo de apoyar a la víctima y justificarse: hay que actuar, y hay que hacerlo en grupo.
Ya sabemos que uno solo no puede parar el bullying, ni dos, ni cinco, tienen que ser todos. Más cuando los que la ignoran creen tener razones fundamentadas según demuestran la investigaciones. («No es mi problema si alguien que no conozco está siendo atacado»; «No es agradable entrometerse en los asuntos de alguien»; «Ellos pueden resolver todo por sí mismos»; «No quiero ser un chivato contándoselo a un maestro»; «Él o ella debe defenderse por sí mismo»; «La mayoría de las personas pueden cuidarse a sí mismas y, a veces, las víctimas se lo merecen».
Sin contar que, lamentablemente, algunos niños y adolescentes, como algunos adultos, aprueban la intimidación, encuentran atractiva la violencia o la posibilidad de violencia. También frases como «me encanta ver pelea»; «A todos los niños les gusta divertirse y yo soy parte de eso»… son algunos ejemplos de esto.
¿Qué le dice usted a los profesores a los que forma?
Cuando formo a los profesores para que sean líderes en las aulas, les doy estrategias para que puedan hacen sentir bien a sus alumnos, teniendo en cuenta qué pasa en el cerebro, creando un clima positivo en el aula, dando autonomía para tomar decisiones, enseñándoles a dar algo de lo que saben hacer, enseñándoles cómo se establecen buenas relaciones, practicando el agradecimiento, la amabilidad, entre otros. Esto favorece la respuesta de recompensa, hay más dopamina en el cerebro, y la recompensa social es que tiene efectos duraderos, lo cual favorece el clima del aula, con una clase más efectiva, abierta a ideas y más creativa. Los docentes con alto liderazgo les hablan a los alumnos de quiénes son con sus características individuales, les ayudan con cierta periodicidad a los alumnos a ensayar lo que podrían decir en presencia de un acosador.
¿Cómo sería entonces un programa antibullying ideal?
Sin duda los que fomentan ante todo los buenos vínculos en el aula, el respeto y la reparación como forma de aprendizaje social. El aula, y por extensión el colegio, necesita ser vista ante todo como un laboratorio socioemocional, que permita poner en marcha lo que nos define como humanos. Y para ello es necesario que los docentes se perciban líderes inspiradores, transformadores, sintiendo que son importantes para sus vidas.
Se piensa en programas pero hay que pensar en cómo deseamos ser tatados, y qué podemos hacer por los demás. Algunos programas han demostrado ser efectivos, otros no, y otros no han sido evaluados científicamente. Ahora lo que identificamos e implementamos son mejores prácticas de prevención e intervención.
¿Cree que en algún momento será posible borrar el bullying de las aulas?
Sí, cuando sea prioritario conocer a las personas a las que se educa, y crear con ellas y entre ellas vínculos positivos. De ese modo, en lugar de poner el foco en lo que no saben, en lo que no aprenden, se tratará de descubrir qué los hace auténticos, como sus talentos y fortalezas les ayudan a aprender, y focalizarse más en conseguir relacionarse mejor con los demás.
Crear sistemas de ayuda mutua, practicar la generosidad, altruismo, y no sólo para planificar clases dinámicas y colaborativas en donde los alumnos cumplan un rol, sino para que se sientan parte del aula, porque si el cerebro reptiliano está tranquilo, y el instinto de pertenencia satisfecho, el ambiente del aula mejora de un modo increíble.
¿Qué es exactamente Lazos?
Un conjunto de buenas prácticas de alto alcance que pone el foco en los vínculos positivos, con 22 desafíos destinados a desarrollar aptitudes internas que los hacen mejores seres humanos, como la generosidad, la amabilidad, la empatía, la ayuda mutua, entre otros; primero en el colegio, pero luego el desafío va hacia las familias, y así uno cada mes, o dos, dependerá del colegio, el caso es que cada alumno es un mediador positivo entre el colegio y la familia. El programa incluye la formación liderazgo del docente, y 300 estrategias en las aulas para frenar el bullying según la fase en que se encuentra, y la edad de los alumnos, usando el espacio como cómplice, dinamizándolo según las necesidades.
El objetivo es el contagio de emociones constructivas. Con un enfoque de «toda la escuela», con una acción coordinada a nivel del estudiante individual, el aula y la escuela, evitando programas y estrategias que los dejen los dejan mal equipados emocionalmente para enfrentar sus problemas sociales y emocionales. Y volvemos al cerebro, porque desde el nacimiento tenemos la capacidad para aprender interactuando con los demás porque disponemos de neuronas espejo que se activan cuando realizamos una acción, pero también cuando observamos a otros realizarla, del mismo modo, nos copiamos también de emociones negativas o positivas.
Así que jugamos con ventaja, porque una función básica de los grupos es el deseo de armonizar. Es una necesidad de nuestro cerebro estar en sintonía. Buscamos que ellos encuentren en su interior que hacer y lo hagan.
Fuente e Imagen: https://www.abc.es/familia/educacion/abci-muchos-programas-antibullying-no-funcionan-porque-no-tienen-cuenta-ocurre-cerebro-201912090145_noticia.html
Estados Unidos es el único país desarrollado donde son frecuentes los tiroteos en centros educativos, como el que ocurrió este jueves en una escuela secundaria en California.
Aquí un recuento de los ataques recientes más impactantes y los más letales de la historia.
– Santa Clarita, California, 14 de noviembre de 2019 –
Un joven celebra su decimosexto cumpleaños disparando a estudiantes de su escuela secundaria. Mata a dos compañeros y deja heridos a otros tres antes de intentar suicidarse. Las víctimas tienen entre 14 y 15 años.
– Highlands Ranch, Colorado, 7 de mayo de 2019 –
Dos adolescentes abren fuego en una secundaria de los suburbios de Denver, matando a un estudiante de 18 años e hiriendo a ocho más.
– Santa Fe, Texas, 18 de mayo de 2018 –
Con un fusil y una pistola que su padre poseía ilegalmente, un estudiante de 17 años dispara a 20 personas en su escuela secundaria. Dos adultos y ocho jóvenes mueren en el ataque. El atacante es detenido.
– Parkland, Florida, 14 de febrero de 2018 –
El día de San Valentín, Nikolas Cruz, un joven de 19 años, descarga su rifle semiautomático en la escuela secundaria Marjory Stoneman Douglas, de donde fue expulsado por razones disciplinarias. Deja 17 muertos, la mayoría de ellos adolescentes. Es detenido.
– Benton, Kentucky, 23 de enero de 2018 –
Un estudiante de 15 años acaba con la vida de dos alumnos de su misma edad en la escuela secundaria del condado Marshall. Otros 18 resultan heridos por balas o producto del caos creado por el tiroteo.
– Roseburg, Oregon, 1 de octubre de 2015 –
Un estudiante de 26 años mata a nueve personas en el Instituto Superior Umpqua. Herido, se pega un tiro en la cabeza.
– Oakland, California, 2 de abril de 2012 –
Un hombre mata metódicamente a siete personas en la pequeña Universidad Oikos en California. El pistolero, un exalumno de origen coreano, es arrestado y muere siete años después en prisión.
– Newtown, Connecticut, 14 de diciembre de 2012 –
Después de asesinar a su madre, un hombre de 20 años, Adam Lanza, mata a 26 personas, entre ellas 20 niños de 6 y 7 años, en la escuela primaria Sandy Hook. A continuación se suicida. Estados Unidos sigue traumatizado por esta masacre por la cantidad de niños asesinados.
– Virginia Tech University, Virginia, 16 de abril de 2007 –
Un estudiante oriundo de Corea del Sur mata a 32 personas con dos pistolas semiautomáticas antes de suicidarse en esta reconocida institución de educación superior.
– Columbine, Colorado, 20 de abril de 1999 –
Dos estudiantes de la secundaria de Columbine, de 17 y 18 años, fuertemente armados, matan a 12 compañeros y un profesor en cuestión de minutos y a continuación se suicidan en la biblioteca. El balance hubiera sido peor si hubieran logrado detonar sus bombas artesanales.
– Austin, Texas, 1 de agosto de 1966 –
Un exinfante de marina subido a la cima de la torre del edificio principal de la Universidad de Texas en Austin dispara al azar durante más de 90 minutos a todas las personas que ve abajo. Deja unos 15 muertos y unos 30 heridos antes de ser abatido.
América del Norte/ México/ 01.10.2019/ Fuente: www.imagenradio.com.mx.
La coordinadora del PRD en la Cámara de Diputados, Verónica Juárez Piña, presentó una iniciativa para modificar de la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, con el propósito de fomentar desde la primera infancia el derecho de la educación y una interacción con mayor equilibrio e igualdad entre los géneros.
Juárez Piña propuso que se defina una instancia multidisciplinaria responsable que establezca mecanismos para la prevención, atención y canalización de los casos de maltrato, perjuicio, daño, agresión, abuso o cualquier otra forma violenta de relación entre las niños y adolescentes.
Refirió que el artículo tercero de la Constitución Política establece que “toda persona tiene derecho a la educación”, de calidad en condiciones de equidad, además de que todos los habitantes del país deben contar con las mismas oportunidades de acceso, tránsito y permanencia en el sistema educativo nacional.
La legisladora expuso que si bien se ha avanzado en la cobertura escolar, se ha descuidado la calidad de la infraestructura de los planteles educativos, lo que influye de manera significativa en el aprendizaje de los estudiantes.
Dijo que el proceso educativo también debe incluir calidad en la forma en que la niñez recibirá una educación con visión de igualdad de género, sociedad futura más equilibrada, menos violenta y equitativa, por niños y adolescentes que en el futuro tengan más oportunidades y sean más libres en una sociedad con igualdad sustantiva.
Por ello, propuso reformar los artículos 57 y 59 de dicha ley, a fin de garantizar servicios educativos en infraestructura óptima para el buen desempeño de la tarea docente y el logro del aprendizaje que coadyuve al pleno desarrollo y una adecuada integración social de los estudiantes.
Planteó que se deben elaborar protocolos especiales de actuación sobre situaciones de emergencia por fenómenos naturales, acoso o violencia escolar para el personal y para quienes ejerzan la patria potestad, tutela o guarda y custodia.
Fuente de la noticia: https://www.imagenradio.com.mx/pide-fomentar-igualdad-de-genero-desde-primera-infancia
Se presentó un estudio sobre la convivencia y discriminación en el que participaron casi 6.000 jóvenes.
Con el objetivo de analizar la convivencia en los centros de educación media, el Ministerio de Desarrollo Social (Mides) y la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) llevaron a cabo una investigación que abarcó a 5.995 adolescentes de 95 centros de todo el país, incluyendo liceos públicos y privados y escuelas técnicas. Ayer se presentaron los resultados preliminares de la investigación “Convivencia y discriminación en educación media”, que arrojó, entre otros datos, que 89% de los jóvenes ven en su centro un lugar seguro, mientras que por otra parte 48,8% declaró haber pasado por una vivencia de agresión en el último año. En la presentación, la titular del Mides, Marina Arismendi, comentó: “Todo lo que elaboramos es para volcarlo para que los chiquilines y las chiquilinas sean felices, para que el centro de estudios sea el lugar que pueda complementar, compensar y sustituir, en muchos casos, los hogares que tienen determinados problemas”.
Por su parte, el presidente del Consejo Directivo Central de la ANEP, Wilson Netto, dijo que la educación es vista como “un bastión, un lugar donde se discute, se reflexiona y se cuestiona sobre aquellas cosas que como sociedad no nos conforman”, y agregó: “La educación no puede nunca naturalizar espacios de discriminación, nunca puede dejar de promover espacios de convivencia. Trabajos con esta seriedad nos dejan algún elemento de estudio y análisis para poder intervenir, formar y cuestionar acciones que se puedan estar dando en el marco de los centros educativos, porque nuestro rol es asumir y no naturalizar estas dificultades”.
Convivencia
Uno de los elementos que se monitorearon es cómo los estudiantes perciben el rol del adulto cuando hay conflictos en la institución. 42,9% de los jóvenes cree que los adultos intervinieron activamente para frenar el problema, 12,3% opina que no se enteraron, 9,1% que lo ignoraron y 7,2% que no sabía cómo resolverlo, mientras que 26,5% no vio ningún problema entre compañeros y 10,1% no respondió.
Los estudiantes también fueron consultados sobre los temas que se trabajan en el centro. 40,4% opinó que se trabajó sobre igualdad de género, 35,3% sobre prevención de violencia, 29,1% sobre diversidad sexual, 21,1% sobre racismo, 16,1% sobre discapacidad, mientras que 40,4% no cree que se haya trabajado ninguno de estos temas.
Discriminación
56,5% de los estudiantes presenció comentarios negativos o insultos por parte de otros compañeros. Entre los motivos del insulto destacaron el color de piel o pelo (33,9%), por ser gay, lesbiana o bisexual (o alguien pensó que lo era) y por la ascendencia u origen étnico-racial.
Por su parte, 48,8% de los jóvenes vivenció un episodio de agresión en el último año. Dentro de esta porción, 41,7% destacó la agresión de tipo verbal o emocional, que incluye insultos o amenazas, ignorar o excluir, obligar a hacer cosas, propagar rumores; 16,7% señaló agresiones de tipo físico, que implican empujar, golpear o amenazar con un arma; 12,9% de tipo sexual, que refiere a comentarios o gestos, tocar partes íntimas o hacer algo sexual sin consentimiento; mientras que 12,5% señaló daños a la propiedad privada.
En cuanto a las experiencias de discriminación y violencia, las sufren casi por igual las mujeres y los varones, y tampoco se ven grandes diferencias entre blancos y afros. Las distancias son mayores cuando se observa si las víctimas son uruguayas (48,4%) o extranjeras (60,8%) y su identidad de género, ya que entre los estudiantes trans 76,3% vivenció alguna agresión, aunque los autores aclaran que en este caso los datos no son representativos de toda la población.
Sobre quién ejerce la violencia, 54,5% de los estudiantes que vivieron alguna situación dijo que fue otro estudiante y 4,1% señaló a profesores, adscriptos y directores. Acerca de cómo sobrellevar este tema, 16,9% aseguró que lo habla con alguien y, entre esos confidentes, 19,8% son otros compañeros.
Valoraciones
El estudio incluyó una parte de corte cualitativo. Entre las afirmaciones que recoge sobre la mirada adolescente, señalan que la convivencia está problematizada y que los vínculos son un tema importante para trabajar. Además, en su discurso los distintos tipos de discriminación aparecen como algo negativo. Mientras tanto, entre los adultos se encontraron dos discursos: el principal de carácter positivo, en el que no se ven mayores inconvenientes, y hay otro secundario, que relaciona a la convivencia con elementos del centro. En cuanto a la discriminación, la mirada adulta la reconoce como problema de convivencia, pero no el principal.
Entre las buenas prácticas que se detectan como oportunidades de mejora, el estudio señala las actividades culturales, deportivas y recreativas; los equipos interdisciplinarios y referentes sensibilizados y formados; las iniciativas internas de sensibilización, planteamiento de problemas y soluciones; y el desarrollo de talleres y otras instancias de intercambio entre los actores del centro.
BERLIN, 3 jul (Xinhua) — El 60 por ciento de los estudiantes alemanes está experimentando exclusión, acoso o violencia física de sus compañeros en la escuela, de acuerdo con un estudio publicado hoy por la fundación alemana Bertelsmann.
Alrededor de una cuarta parte de los 3.448 estudiantes alemanes entre ocho y 14 años de edad en el estudio también señalaron que no se sienten seguros en la escuela.
La proporción enorme de estudiantes alemanes que ha experimentado exclusión y violencia en las escuelas primarias es impactante, de acuerdo con la fundación Bertelsmann. Incluso entre los estudiantes alemanes más jóvenes, casi uno de cada tres señala que ha sido excluido, acosado o golpeado en la escuela.
En las escuelas secundarias alemanas, así como en las llamadas Hauptschule, una secundaria de formación general básica de Alemania, la proporción de estudiantes que experimentaron las tres formas de abuso se mantuvo alrededor de 20 por ciento.
De acuerdo con el estudio, los estudiantes de las escuelas preparatorias son los menos afectados de ser excluidos, acosados o golpeados. Sólo uno de cada 10 estudiantes alemanes adolescentes entrevistados ha experimentado las tres formas de abuso.
«A los políticos se les pide proteger mejor a los niños y a los adolescentes», comentó Joerg Draeger, miembro del comité ejecutivo de Bertelsmann.
El estudio también muestra que muchos niños en Alemania no están suficientemente bien informados sobre sus derechos. Casi la mitad de los estudiantes de las escuelas preparatorias alemanas tienen poco conocimiento o ninguno acerca de sus derechos, y en las escuelas primarias la proporción es de 63 por ciento.
Sería «grave» que en el 30° aniversario de la Convención de los Derechos de los Niños de las Naciones Unidas, los niños y los jóvenes » desconocieran sus derechos», dijo Sabine Andresen, autora del estudio Bertelsmann, quien añadió que «esto necesita urgentemente ser mejorado».
Imagen tomada de: https://mba.americaeconomia.com/sites/mba.americaeconomia.com/files/styles/article_main_image/public/field/image/chairs-classroom-college-289740_1_1.jpg?itok=RWdiywfM
Los funcionarios de la escuela dicen que el monitoreo fue para mantener a los estudiantes seguros, no para castigarlos. Pero los críticos dicen que amplió el papel de la policía en las escuelas y aumentó la vigilancia de los niños.
América del Norte/EEUU/ProPublica Illinois y WBEZ Chicago.
En enero de 2017, después de que un analista de redes sociales de las Escuelas Públicas de Chicago revisó el perfil de Facebook de un estudiante de Roosevelt High School y comenzó a sospechar que podría estar en una pandilla, un oficial de policía fue convocado a la escuela para realizar una intervención. No hubo ninguna amenaza inminente de violencia, pero el oficial y un oficial de seguridad del distrito escolar se reunieron con el estudiante. Le preguntaron si estaba en una pandilla.
«Ese es mi negocio», respondió el estudiante, según un informe de la intervención.
El oficial, miembro del Equipo de Seguridad Escolar de Pandillas del Departamento de Policía de Chicago, le dijo al estudiante que debía ser más respetuoso. El estudiante dijo que no estaba en una pandilla, pero sí se mantuvo cerca de los pandilleros.
El oficial les pidió sus nombres, pero el estudiante no los dio. El oficial preguntó si el estudiante estaba considerando unirse a una pandilla. Dijo que no estaba seguro. El estudiante, concluye el informe, «parecía no estar motivado y proporcionó respuestas muy cortas».
En los últimos cuatro años escolares, más de 700 estudiantes de CPS han sido llamados a intervenciones como esta basadas en actividades de redes sociales que apuntan a su posible participación en pandillas. Las intervenciones son un resultado de un premio de $ 2.2 millones que el distrito recibió en 2014 a través de la Iniciativa de Seguridad Escolar Integral del Departamento de Justicia de los EE. UU. , Que otorga subvenciones para los esfuerzos de prevención de la violencia.
La subvención cubrió los salarios de dos analistas de inteligencia y el software de monitoreo de redes sociales para analizar las conversaciones en línea de los estudiantes, aunque los funcionarios dejaron de usar el software en 2017. Jadine Chou, la jefa de seguridad del distrito escolar, dijo que los analistas usaron búsquedas de palabras clave para encontrar amenazas en las escuelas objetivo del programa, en lugar de ingresar los nombres de los estudiantes individuales.
La financiación para el programa se agotó después de 2018, pero las autoridades del distrito dijeron que planean continuar de alguna manera, diciendo que mantiene a los niños seguros y les brinda el apoyo que tanto necesitan.
«Es un programa del que estamos muy orgullosos», dijo Chou. «Nuestro objetivo principal es redirigir a los estudiantes a un camino positivo».
Pero el enfoque ha generado inquietudes, en parte porque a la mayoría de los estudiantes y padres no se les informó sobre el programa o porque los funcionarios escolares estarían asumiendo un papel más importante en el monitoreo de la vida de los estudiantes. Y amplió el rol del Equipo de Seguridad de la Escuela de Pandillas, una pequeña unidad de policía creada en 2008 con una misión un tanto estrecha: intervenir después de que un joven reciba un disparo. Después de un tiroteo, los oficiales se presentan en la escuela de la víctima, buscando aliviar las tensiones y evitar las represalias. Con el programa, los oficiales fueron a las escuelas antes de que estallara la violencia.
El monitoreo puede salvar vidas si se hace bien, dijo Desmond Patton, profesor asociado de la Escuela de Trabajo Social de la Universidad de Columbia que estudia las redes sociales y la violencia de pandillas en Chicago. Pero también puede aventurarse en una vigilancia excesiva, lo que Patton describe como una especie de parada y registro virtual que se dirige de manera desproporcionada a las personas de color.
«A menudo, cuando hablamos de amenazas, violencia y trauma, realmente estamos hablando de comunidades negras y marrones», dijo Patton. «Por lo tanto, no estamos enfocándonos en los jóvenes de Jones College Prep o Walter Payton o Northside», las mejores escuelas secundarias de Chicago con más estudiantes blancos que negros.
De las 24 escuelas en el programa de monitoreo a partir del año pasado, 16 son mayoritariamente negras y cinco son mayoritariamente hispanas. La mayoría están en los lados sur o oeste. El cuarenta y seis por ciento de todas las escuelas de CPS son mayoritariamente negras, según los últimos datos disponibles.
«Se siente como una sorprendente invasión de la privacidad», dijo Carisa Parker, cuya hija es estudiante de primer año en Morgan Park High School, una de las escuelas objetivo. Aunque no tiene ninguna indicación de que las actividades de medios sociales de su hija hayan sido monitoreadas, dijo que el distrito se lo debe a los padres para explicar cómo y por qué se eligió a su escuela Far Southwest Side y las demás.
«A estos oficiales solo les importa mucho»
Sabiendo que la violencia entre los estudiantes a menudo se puede rastrear en publicaciones de redes sociales, los funcionarios de CPS persiguieron la subvención como una forma de evitarla. Algunos directores dicen que tales publicaciones desempeñan un papel en más del 90 por ciento de las peleas entre estudiantes, según un informe sobre el programa del Laboratorio de Delitos de la Universidad de Chicago, que ayuda a las ciudades a estudiar los esfuerzos de reducción de la violencia.
En 2015, el distrito comenzó la prueba piloto, conocida como » Conectar y redirigir para respetar «, en 16 escuelas primarias y secundarias para monitorear las redes sociales públicas de los estudiantes. Eventualmente creció a 24 escuelas, cubriendo a unos 25,000 estudiantes, según el Laboratorio de Crimen. Si se descubriera que los estudiantes han publicado material relacionado con pandillas, entonces los especialistas de seguridad del distrito y los administradores escolares se reunirían con el estudiante y los vincularían con mentores, consejeros y trabajos de medio tiempo o de verano.
En los casos en que el estudiante posó con una pistola o parecía amenazar con violencia, trajeron a los oficiales del Equipo de Seguridad de la Escuela de Pandillas. Los oficiales también estuvieron presentes en algunos casos donde no había armas involucradas, según los informes de incidentes, y no se les llamó Cada vez que había un arma.
Una revisión de más de 400 informes de incidentes de los años escolares 2016-17 y 2017-18 por ProPublica Illinois y WBEZ muestra que un oficial de policía fue llevado o informado al menos 87 veces. En docenas de otros casos, los registros del distrito no ofrecen una indicación clara de si un oficial intervino.
Las intervenciones típicamente ocurrieron de la misma manera. Primero, un analista encontró una publicación o recibió una sugerencia sobre una publicación, la mayoría de las veces en Facebook, que mostraba a un estudiante mostrando señales de pandillas o sosteniendo lo que parecía ser un arma. El analista le dijo al especialista de seguridad del distrito, quien inició una intervención, a veces con un oficial de policía presente, y casi siempre con un decano o director de la escuela en la sala.
Se le preguntó al estudiante sobre los lazos entre pandillas, se le advirtió sobre los peligros de publicar contenido relacionado con pandillas en las redes sociales y se le alentó a eliminar las publicaciones relevantes mientras los adultos observaban.
En muchos casos, el estudiante negó estar en una pandilla e insistió en que las armas en las fotos eran pistolas o juguetes BB, según la revisión de los informes de incidentes.
Algunas veces, los estudiantes expresaron su incomodidad por la presencia de la policía. En un caso, un estudiante de la Escuela Secundaria Sullivan, en el extremo norte, vio a dos oficiales de policía en la sala y exclamó: «¡No me gusta la policía!»
En otro caso en la Escuela Secundaria Taft, en el Extremo Noroeste, el Equipo de Seguridad de la Escuela de Pandillas y un oficial de la policía con sede en la escuela se reunieron con un estudiante que había visto signos de pandillas en Facebook. El estudiante primero se negó a responder preguntas y luego llamó a su madre, quien les dijo a los funcionarios que hablaran con su abogado.
Pero el enfoque tenía sentido, dijo Chou, porque los objetivos no eran punitivos.
«A estos oficiales solo les importa mucho, y creo que los estudiantes sienten eso», dijo. «No es un método de ‘Oye, es mejor que hagas esto o puedo encerrarte’. Es: ‘Como oficial de policía, te digo que me preocupa tu seguridad’ ”.
La revisión de los más de 400 informes de incidentes sugiere que el distrito evitó en su mayoría castigar a los estudiantes. Parece que solo un puñado de incidentes provocó arrestos, que fueron peleas físicas derivadas de disputas en línea, y las intervenciones se produjeron más tarde, y los informes rara vez indican que los estudiantes fueron disciplinados por sus publicaciones, aunque los administradores a veces amenazaron con la disciplina si las publicaciones continuaban.
Algunos incidentes se elevaron a niveles de emergencia. Al menos cuatro veces, se llamó al Equipo de Seguridad Escolar de Pandillas para investigar las amenazas de disparos escolares en las redes sociales, y los oficiales hicieron visitas fuera del horario laboral a las casas de los estudiantes para informarles a los padres y asegurarse de que no tuvieran acceso a un arma. En un caso, un estudiante fue disciplinado por publicar un anuncio a través de Facebook como un «Tirador de la escuela», promocionándose a sí mismo como un «apuntador muy talentoso con gran habilidad con las armas». Pero el CPS fue alertado de esas amenazas a través de consejos, en lugar de ser monitoreado por el Analistas, muestran los informes de incidentes.
Frank Cabrera, un presidente sénior y de clase en Steinmetz College Prep en el lado noroeste, dijo que imagina que los funcionarios del distrito implementaron el programa con «buenos deseos», pero desea que a él y sus compañeros les dijeran que su escuela era parte de él. Chou dijo que los funcionarios escolares mencionaron a los padres en las reuniones comunitarias que el distrito monitorea las redes sociales en busca de amenazas, pero ProPublica Illinois y WBEZ descubrieron que muchos estudiantes y padres en las escuelas objetivo no estaban al tanto.
«La comunicación es clave entre todos», dijo Cabrera. «Simplemente me sorprende que no lo supiéramos».
Preguntas sobre la transparencia
A los grupos de defensa como la Unión Americana de Libertades Civiles de Illinois les resulta difícil justificar la ampliación de la función de la policía en las comunidades que, según dicen, ya están demasiado vigiladas.
«Si van a monitorear, es necesario que los estudiantes y los padres notifiquen qué sitios se están monitoreando, cómo se están monitoreando … y qué van a hacer con toda esa información», dijo Rebecca Glenberg. Un abogado senior para el grupo.
La política del distrito dice que los funcionarios escolares solo deben llamar a la policía por una de dos razones : para buscar ayuda en una «situación de emergencia» o para notificarles un crimen. En los documentos sobre el programa de monitoreo, los funcionarios de CPS dijeron que las publicaciones en las redes sociales que indican afiliaciones a pandillas no justifican una llamada a la policía, a menos que también haya un arma involucrada o una amenaza de violencia.
En casos que no sean de emergencia, se supone que los administradores deben hacer «esfuerzos razonables» para comunicarse con un padre o tutor antes de llamar a la policía. Ese contacto es obligatorio en los casos con estudiantes de escuela primaria y se recomienda en aquellos con estudiantes de secundaria. Pero los informes de incidentes, como el del estudiante de Taft que llamó a su madre, sugieren que el esfuerzo no siempre se hace.
Incluso cuando no se realizan arrestos, los defensores temen que la información recopilada por la policía tenga consecuencias negativas para los estudiantes, especialmente dado que algunas intervenciones incluyen oficiales que los presionan para que admitan sus afiliaciones de pandillas. Glenberg se preguntó si los nombres de los estudiantes se agregarán a la controvertida base de datos de pandillas del departamento .
«La policía ha sido completamente no transparente», dijo Glenberg. «Entonces, si no conocemos los criterios para llegar allí, si hay alguno, y no sabemos qué está sucediendo con todos los datos que se recopilan con el monitoreo de las redes sociales, entonces creo que todo está sobre la mesa». . ”
Chou, el jefe de seguridad del distrito, dijo que no hay que preocuparse de que un estudiante identificado a través del programa termine en la base de datos de pandillas. Pero un comandante de policía que supervisa el Equipo de Seguridad de la Escuela de Pandillas fue menos inequívoco.
«Creo que cualquier cosa podría progresar», dijo el comandante. Christopher Kennedy de la División de Investigaciones de Pandillas, que incluye al Equipo de Seguridad de la Escuela de Pandillas. «No me gustaría decir: ‘No, absolutamente no, nunca’, porque cualquier escenario podría construirse. Pero en circunstancias generales, no estamos usando esto como un medio para ingresar como un expediente para mantener a nadie «.
Sargento Gus Vasilopoulos, del Equipo de Seguridad Escolar de Gang, dijo que la policía a menudo crea su propia documentación de las intervenciones. El distrito escolar no tiene un acuerdo por escrito con el Departamento de Policía que prohíba a la unidad documentar las interacciones con los estudiantes o incluso agregarlos a la base de datos de pandillas.
«Hay tantos que no documentamos todo, [pero] si hablamos con el niño, documentamos y hacemos algún tipo de investigación de pandillas» informe complementario, dijo Vasilopoulos.
La falta de transparencia sobre el programa en sí también ha generado escepticismo. El distrito escolar aparentemente implementó el monitoreo sin avisar a los estudiantes y padres.
Esto no solo es problemático sino que también es una oportunidad perdida, dijo Parker, el padre de Morgan Park, que tenía dos hijos mayores graduados de la escuela. Ella dijo que nunca querría a su hijo en una habitación con la policía sin un padre allí, y que también querría saber acerca de un mensaje perturbador para poder hablar con su hijo al respecto.
Chou dijo que hay una diferencia en la política del distrito entre “intervenciones”, donde un padre no necesita estar presente, y “reuniones”, donde los padres deben participar.
«No son reuniones», dijo Chou sobre el programa. «Hacemos intervenciones».
Incluso a algunos funcionarios escolares no se les dijo que sus estudiantes estaban siendo monitoreados. En agosto de 2016, cuando Crime Lab realizó entrevistas con 26 administradores, “solo unos pocos” en las escuelas objetivo conocían la existencia del programa. Los administradores de las escuelas que Crime Lab usó como controles para medir los resultados dijeron que el concepto los hizo sentir incómodos.
«Cuando describimos el programa a las escuelas de control, algunos no querían el programa porque sentían que podría ser una invasión de la privacidad de los estudiantes», escribió Crime Lab en un informe de progreso.
Chou enfatizó que los analistas de inteligencia solo miran publicaciones públicas o capturas de pantalla de publicaciones compartidas con ellos. No envían solicitudes de amistad para evadir las configuraciones de privacidad, dijo, y reconoció que el software que dejaron de usar en 2017 no solo resultó ineficaz, sino que también la hizo sentir incómoda.
«Ese modelo general, la sociedad ha hablado de eso», dijo Chou. «Hemos determinado que no es la respuesta correcta para nosotros».
Aún así, las tres cuartas partes de los administradores entrevistados por el Laboratorio de Delitos dijeron que sus escuelas monitoreaban las redes sociales por su cuenta, por lo general al tener a un miembro del personal como amigos en Facebook y revisar sus publicaciones en la noche y los fines de semana.
«Es cómo hacemos negocios»
Con parte del dinero de la subvención del Departamento de Justicia, CPS contrató a los dos analistas para revisar las redes sociales de los estudiantes que se pueden buscar públicamente, incluidas las publicaciones realizadas fuera del campus y después de la escuela. Ambos analistas trabajaron anteriormente como oficiales de seguridad para el distrito, según los currículos obtenidos por ProPublica Illinois y WBEZ.
La subvención también subsidió el uso del distrito de un software de vigilancia llamado Dunami, que fue comprado en el pasado por el FBI y el Departamento de Defensa y ayuda a los usuarios a identificar figuras influyentes y trazar redes humanas basadas en la actividad de los medios sociales. El distrito usó la herramienta hasta 2017, cuando los funcionarios decidieron que otros métodos, como las búsquedas manuales de palabras clave por parte de los analistas y el seguimiento de las sugerencias del personal y los miembros de la comunidad, fueron más efectivos y menos intrusivos.
Para medir los efectos del programa, Crime Lab comparó los datos de las víctimas con disparos en escuelas objetivo con datos de escuelas con características demográficas similares.
En un informe final publicado a fines de enero, el laboratorio dijo que los estudiantes en las escuelas objetivo experimentaron casi un 30% menos de incidentes con disparos fuera de la escuela que los estudiantes en las escuelas de control, aunque el Laboratorio de Delitos dijo que este resultado no era estadísticamente significativo porque la muestra era demasiado pequeña.
El informe encontró caídas estadísticamente significativas en incidentes de mala conducta y suspensiones fuera de la escuela en las escuelas objetivo en comparación con las escuelas de control. En general, Crime Lab dijo que los datos apuntaban a «la promesa de este enfoque innovador».
Ahora, con el financiamiento para la beca vencida, los funcionarios escolares reconocieron en un memorando de diciembre al Departamento de Justicia que la cantidad de estudiantes identificados a través de las búsquedas en las redes sociales disminuiría «drásticamente». Pero Chou dijo que un analista de inteligencia permanece en el personal. El monitoreo de las redes sociales va a continuar.
«Esto realmente ya no es un programa, en el sentido de que así es como mantenemos a los niños seguros», dijo. «Así es como hacemos negocios».
Aaron Leibowitz es un reportero independiente. Síguelo en Twitter en @aaron_leib . Sarah Karp es una reportera de educación con WBEZ. Síguela en Twitter en @WBEZeducation y @sskedreporter .
El reportero de WTTW, Alex Ruppenthal, contribuyó con el informe.
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