Autodefensas: ¿son un límite y necesidad real de la especie humana ante la violencia extrema?

Por:  Pietro Ameglio

Autodefensas: ¿son un límite y necesidad real de la especie humana ante la violencia extrema?

El 30 de agosto es el Día Mundial del Detenido Desaparecido; en México hay actualmente, según cifras oficiales, 85 mil desparecidos desde 2006 siendo la inmensa mayoría en la última década; de éstos, 11 mil 300 son menores de 18 años y una cuarta parte mujeres (más de la mitad de ellas son niñas y adolescentes).

Nos estábamos preparando en Morelos y Michoacán para la VI y VII Brigada Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas del 16 de agosto al 5 de septiembre, cuando la Red de Enlaces Nacionales que agrupa a más de 140 colectivos y organizaciones de familiares por todo el país, nos comunicó que se postergarán ambas brigadas debido a la “reciente alza de contagios Covid-19, y sobre todo a la prevalencia de las nuevas variantes del virus en México”. Decisión correcta y lúcida de los familiares que no necesitan arriesgarse más aún de lo que hacen cada día.

Según Enlaces, en una Brigada anterior a estas dos, realizada en Jalisco durante julio, se localizaron 70 posibles “positivos” de personas posiblemente desaparecidas en vías de identificación, y se habían también ubicado personas buscadas en vida en cárceles.

¡Las Brigadas constituyen un trabajo ejemplar, peligrosísimo y heroico, fruto del amor más generoso, pleno y desinteresado que se pueda encontrar! El exterminio selectivo hacia este tipo de activistas sociales no se detiene:  en semanas recientes, el expresidente de Las Abejas de Acteal, Pedro Pérez López, fue asesinado el 5 de julio en Simojovel, Chis.; José Nicanor Araiza Dávila, que buscaba a su hijo desaparecido el 30 de septiembre del 2018, fue desaparecido el 22 de julio de este año y apareció asesinado cinco días después en Villa de Cos, Zacatecas; asimismo, Gladys Ramos Gurrola, del colectivo Guerreras Buscadoras de Sonora, buscaba a su esposo Brayan Celaya y fue asesinada en Guaymas el 15 de julio. En esos días compañeras de ella, Integrantes de colectivos de Buscadoras de Sonora solicitaron a autoridades estatales y federales protección por las muchas y variadas amenazas recibidas a su vida y seguridad. El 25 de julio el colectivo guanajuatense “Hasta Encontrarte”, denunció en un comunicado que “hombres armados las estaban persiguiendo y tuvieron que correr hasta los maizales”, cuando encontraron restos humanos en una presa en el municipio de Cuerámaro (La Jornada, 26-7-21).

López Obrador, a quien respetamos y sabemos un hombre pacifista y comprometido con la justicia de los más pobres desde hace mucho, ha hecho también en estas semanas una serie de declaraciones que nos ponen delante de conflictos y disyuntivas éticas, morales y operativas centrales en temas de violencia, construcción de paz noviolenta y seguridad. Nos parece importante profundizar en la reflexión acerca de estos aspectos con base en el actual “principio de realidad” mexicano, no para ver quién tiene mayor razón sino para complejizar un problema central de la vida y democracia de los mexicanos (“AMLO: Lograr la paz, clave para acreditar al actual gobierno en la historia”, La Jornada, 16 julio). Al final, tomaremos como ejemplificación de la reflexión el caso actual de Pantelhó en Chiapas.

He aquí algunas afirmaciones públicas recientes del presidente: “Soy pacifista aunque se burlen…voy a seguir diciendo ‘abrazos, no balazos’…No quiero que pierda la vida nadie…Se los pide el presidente de México, que hagamos a un lado el odio, el rencor, que llevemos a la práctica el principio del amor al prójimo, que no nos hagamos daño, no a la violencia, sí a la paz, al diálogo…Tiene que seguir el Ejército y la Guardia Nacional porque, si no, se convierte en terreno de nadie” (La Jornada, 6 julio). Y agregaba: “Nadie puede armarse para enfrentar una supuesta situación de inseguridad, ni hacer justicia por propia mano, ‘eso es ilegal y no debe aceptarse’- Reprueba AMLO las autodefensas. Porque la responsabilidad del Estado mexicano es garantizar la paz y la tranquilidad y ‘nosotros lo estamos haciendo’…Con Calderón trajeron hasta a un experto colombiano para enfrentar el problema de la inseguridad, la violencia, con estas llamadas autodefensas”. Y finalizaba: “Que no digan ‘es que hay mucha inseguridad, luego entonces tenemos que armarnos’, porque hay dos cosas: o es una cuestión politiquera, de dominio caciquil en una región, lucha de facciones, de grupos políticos, caciquiles, sin ideales, sin principios, sin el propósito de ayudar al pueblo, sino de tener poder, o es delincuencia” (La Jornada, 21 julio).

Asimismo como enfoque general del tema, el 1° de julio declaraba: “Son los cárteles de Jalisco, del Pacífico o el de Guanajuato los que ya había, los que estamos enfrentando, no declarándoles la guerra, porque la violencia no se puede combatir con la violencia, sino con otros medios más humanos y eficaces” (La Jornada, 2 julio).

Autodefensa, violencia extrema, paz y especie humana

López Obrador, con acierto pacifista plantea al final de la frase anterior la necesidad de buscar “medios más humanos” para combatir la violencia; y también, como jefe de Estado, lógicamente defiende la acción estatal como la única que puede ejercer el monopolio de la violencia. No es que estemos en contra de estos dos principios, pero, nos parece, que se idealiza el problema y la solución, y se pierde de vista -en parte- el “principio de realidad” de lo inmediato como especie y en lo referente a ciertos territorios mexicanos. Se entiende que el deseo y los principios absolutos -muy positivos, honestos y con los que coincidimos en este caso- busquen imponerse a la cruda realidad y experiencia histórica actual, pero en la construcción verdadera de la paz -tomando en cuenta los avances pequeños pero reales- que se pueda hacer, no debe caerse en voluntarismos axiológicos sino en operatividad concreta y lo más comunitaria y noviolentamente posible.

Hay una reflexión de base que planteamos -con humildad e ignorancia-, acerca del estadio del conocimiento práctico e histórico que tiene la especie humana sobre cómo detener ciertos niveles extremos de violencia sin usar una violencia similar o mayor. Creemos que nuestra especie aún no tiene las suficientes experiencias históricas -sobre todo masivas- para enfrentar en forma civil y noviolenta ataques armados directos sin ninguna ética de respeto a la vida, sino que centrados en el aniquilamiento del otro y la otra. Una vez le preguntaron a Gandhi sobre qué hubiera hecho si en vez de Inglaterra le hubiera tocado enfrentar a Hitler, y él respondió: “Evitar que llegara al poder”. Es claro el carácter preventivo de cualquier proceso social que busque enfrentar la violencia creciente y extrema, pero si no se puede prevenir a tiempo -y eso sucede en innumerables ocasiones en cualquier historia y tiempo-.

¿Qué hacemos con tamaña violencia para detenerla en lo inmediato sin que muera una sola persona más?

Es una pregunta, nos parece, a la que nuestra especie no puede aún contestar con verdad y realismo. Nos gustaría poder dar varias ejemplificaciones históricas al respecto, sin duda algunas las hay pero con mucho nivel de complejidad y especificidad, no para generalizar, en una etapa aún muy experimental frente a las masacres y genocidios que vemos cada día. Por ejemplo, la experiencia de San José Apartadó, en el Urabá Antioqueño en el norte colombiano, es muy inspiradora en términos de defensa popular noviolenta, aún a costa de un gran número de sus habitantes asesinados por los bandos en pugna en la guerra. Pero es algo lejos de generalizarse.

Sin embargo, aceptar en parte esta realidad histórica de nuestra especie no significa que no haya pautas que puedan volverla un poco más humanizante y noviolenta, en el sentido que la autodefensa que se ejerza no busque prolongar la espiral de la guerra, la violencia extrema, sino detener ese enfrentamiento armado y espiral de guerra, y hacerlo regredir -lo más y antes posible- hacia lo político y la negociación, algo que el bando favorable a la guerra buscará impedir, a través de provocaciones violentas. Lo ideal, al menos en esta etapa de la especie, sería al menos “mostrar las armas, pero no usarlas”, un arte tremendamente complejo y difícil en condiciones de cerco y guerra.

Así, las autodefensas corresponden entonces a un estadio -todavía muy violento- de nuestra especie, pero son menos inmorales que permitir el aniquilamiento pasivamente. Gandhi decía: “Entre la cobardía y la violencia escojo mil veces la violencia. Pero hay otro camino que es la noviolencia”, y lo exploró a fondo a costa de su propia vida, enseñándonos avances fundamentales para nuestra especie, pero creo que aún no son posibles de generalizar en el corto plazo y la coyuntura inmediatista. Él decía que la noviolencia estaba en una etapa como la energía eléctrica en tiempos de Tomás Alva Edison.

Entonces, el problema social de la existencia de las autodefensas comunitarias está relacionado con el estado de las cosas -el principio de realidad- de una relación de fuerzas muy dispareja entre el predominio del crimen organizado y la presencia estatal en ese territorio que busca detenerlo, en el mejor de los casos; y en el peor -lo más común en México- está relacionado con el contubernio y asociación delictiva entre el crimen organizado y una parte del Estado, sea en cuanto autoridades políticas de todos los niveles, que en cuanto fuerzas armadas de distinto tipo. No se trata de un “Estado fallido”, tampoco de un “vacío de Estado”, esos son eufemismos que esconden la realidad, sino que se trata de una duplicidad de ataque conjunto entre Estado y crimen organizado contra poblaciones desarmadas, civiles, pacíficas e indefensas.

Ante el tamaño de esta violencia criminal-estatal e indefensión comunitaria, ¿qué le queda por hacer a la población local?

Los caminos son dos, nos parece e indica la experiencia: el primero consiste en desplazarse hacia otras localidades lo más cercanas o lejanas posibles pero seguras, en lo que es una forma de lucha noviolenta pacifista que evita caer en la espiral de la guerra armada, que difiere cualquier tipo de enfrentamiento armado esperando que el Estado u otras instancias construyan las condiciones que acaben con la impunidad, y permitan un retorno territorial y convivencia justo y pacífico e incluyente para todas y todos sin excepción.

O si no, el otro camino es construir comunitariamente una fuerza armada organizada -con lo que se tenga a disposición para la autodefensa- que detenga o inhiba en parte el impune ataque armado criminal, partiendo de la base que aunque ambas son formas de violencia, no es lo mismo la violencia del que ataca a la de auqel que se defiende. El gran desafío en este punto está en que las acciones de esta fuerza de autodefensa comunitaria tengan un mandato y control de las asambleas y autoridades legítimas comunitarias (zapatismo, Cherán, Ostula, CRAC-PC en Guerrero…), y no se dediquen a aumentar la espiral de la guerra y la violencia, sino que detengan en lo posible el avance de la guerra y la violencia, y hagan la justicia correspondiente, pero que no se dediquen a perseguir y atacar a otros grupos. Ese es el gran secreto y arte de la autodefensa, que sea capaz de “Parar la mano asesina” pero que no prolongue ni aumente la guerra. En ese sentido, las Guardias, Rondas o Policías Comunitarias -sobre todo indígenas y campesinas- son un gran ejemplo que tiene detrás la fortaleza, unión, control social y dominio territorial de las comunidades y pueblos, como por ejemplo los nasas con sus bastones de la guardia comunitaria del Cauca colombiano. Pero ni por asomo estas experiencias pueden trasladarse mecánicamente a otros territorios. Con estas experiencias reales, actuales e históricas nos parece que López Obrador comete un error al generalizar en México con el término de autodefensas a algunas formas de organización popular que han sido penetradas por el narco -sobre todo en Michoacán y Guerrero-, sin tomar en cuenta la particularidad y avance de excepciones como estas experiencias que acabamos de nombrar en México y América Latina, las cuales presentan en términos de construcción de paz por “medios más humanos” y comunitarios, desde el estadio actual de la especie, aspectos significativos y esperanzadores.

Pantelhó: ¿Autodefensa bajo control del pueblo que ejerce el poder que le corresponde?

Veamos una ejemplificación muy concreta y actual mexicana. En los últimos años en Chiapas, particularmente en el municipio de Pantelhó (unos 20 mil habitantes), hemos visto cómo el contubernio entre la alcaldesa provisoria y el alcalde electo perredistas, otros partidos políticos y el sistema electoral ligados al narco, la policía municipal, el crimen organizado de trata y narcotráfico, el sicariato y paramilitarismo han creado un estado de aterrorizamiento social, exterminio y desplazamiento de población atroces, ante los ojos del Estado mexicano en todos sus niveles, empezando por el gobierno estatal. Se trata de un municipio sin el mínimo estado de derecho. Ante ello, el 7 de julio irrumpió públicamente el grupo denominado Autodefensas del Pueblo “El Machete” con el objetivo de “expulsar a los sicarios narcotraficantes”; se disolvió el Cabildo municipal y se exigió anular las elecciones del 6 de junio. Como consecuencia, el Ejército y la Guardia Nacional tomaron inmediatamente el control municipal, y sufrieron una emboscada por pistoleros criminales al otro día, con varios heridos. En asamblea del 10 de julio con la mayoría de las comunidades, se declaró: “Es verdad el surgimiento de autodefensas en Pantelhó por la presencia del crimen organizado, la ausencia total de los gobiernos federal y estatal, y por las amenazas y los asesinatos”. Y complementaron en un comunicado que “una vez que Pantelhó esté libre del crimen organizado encabezado por Raquel Trujillo el perredista electo alcalde, y narcotraficantes, nosotros como autodefensas del pueblo nos retiramos porque no buscamos el poder ni el dinero” (La Jornada, 11 julio). Cientos de pobladores se desplazaron y en esta semana  ante la nueva situación de “poder comunitario y popular” están regresando.

Más adelante, el 26 de julio unos 3 mil pobladores de las distintas comunidades y barrios armados con palos y machetes, ante el hartazgo total de la complicidad estatal y la desbordada violencia hacia la población, tomaron la alcaldía, quemaron alguna decena de casas y saquearon tiendas de sicarios: “La quema no es un acto racista en contra de los mestizos; nuestra lucha es contra los sicarios y narcotraficantes que han secuestrado Pantelhó durante mucho tiempo y asesinado a nuestros hermanos indígenas” (La Jornada, 29 julio). Hicieron retroceder al Ejército y Guardia Nacional y bloquearon también las entradas a la cabecera sin dejar entrar a nadie.

La argumentación de los pobladores en un comunicado del 27 de julio, es muy clara en relación a la reflexión que hacíamos más atrás de las causas de este tipo de levantamientos populares y de la creación de las autodefensas, así como de la fuerza moral que sustenta al pueblo organizado no para la guerra sino para la defensa popular, que por “límites históricos de nuestra especie” aún no puede ser lo noviolenta o plenamente cristiana como se quisiera (pero ¡SÏ es noviolenta y cristiana en esta particular coyuntura histórica! He ahí la paradoja de la complejidad del orden social y su principio de realidad correspondiente): “El gobierno nos ha abandonado. Aquí no hay seguridad, paz ni tranquilidad, sólo miedo, llanto, temores, extorsiones, intimidaciones y ya ni hablar de la corrupción. El 26 de julio entramos a la cabecera a hacer justicia nosotros mismos, a catear las casas de los asesinos y narcos, no de la gente que es inocente” (La Jornada, 28 julio).

El 3 de agosto hubo una mesa de diálogo -mediada por la diócesis de San Cristóbal- entre 20 representantes comunitarios -sin presencia de El Machete- que tienen tomada la cabecera municipal y funcionarios estatales y federales, donde le plantearon al gobierno estatal que el 1° de octubre habría elecciones por “usos y costumbres” para elegir nuevas autoridades honestas del pueblo, que el Congreso estatal realice una auditoría al ayuntamiento, y haga justicia a las víctimas del crimen. Desconocieron totalmente a las actuales autoridades electas. El director del Centro de DDHH Fray Bartolomé de las Casas, Pedro Faro, declaró que “ellos están dando la cara y avalan que el levantamiento de El Machete responde a un hartazgo por la ausencia del Estado, que derivó en 200 muertos en 20 años, además del despojo de cuantiosos bienes (y miles de desplazados)” (La Jornada, 4 agosto).

Lo que está sucediendo en Pantelhó es un ejemplo ¡muy interesante! -y ojalá se desarrolle y mantenga en esta lógica- de lo que Gandhi afirmaba en el punto 1 de su Programa Constructivo de la India (1941), y que creemos el zapatismo y otros pueblos indígenas encarnan plenamente: “Nosotros hemos estado acostumbrados por mucho tiempo a pensar que el poder viniese sólo de las asambleas legislativas. Yo he considerado esta creencia un grave error causado por la inercia o por una especie de hipnotismo. Un estudio superficial de la historia inglesa nos ha hecho pensar que todo el poder llega al pueblo por los parlamentos. La verdad radica en que el poder está en la gente y es confiado momentáneamente a quienes ella puede elegir como representantes propios. Los parlamentos no tienen poder y ni siquiera existencia independientemente del pueblo. Convencer al pueblo de esta sencilla verdad ha sido mi tarea en los últimos veintiún años. La Desobediencia Civil es el depósito del poder. Imaginen que todo el pueblo no quiera adaptarse a las leyes del cuerpo legislativo y que esté preparado a soportar las consecuencias de la no-adhesión”. Así, el pueblo de Pantelhó ha decidido ejercer legítimamente su poder, no enunciarlo (diría Lenin), tomando como base su acumulación de experiencia histórica local, regional y como especie humana. Como diría Vaclav Havel, expresidente de la Checoslovaquia liberada del totalitarismo soviético por la “revolución de terciopelo” que él encabezó junto a muchos más: es el “Poder de los Sin Poder”, donde los “Sin Poder” deciden usar “Su Poder”.

Este proceso social importante, ayudará a explorar alternativas de avance en el campo de la defensa popular noviolenta -según el estadio de la especie-, si la autoridad de la representatividad comunitaria mantiene bajo control a la autodefensa de El Machete y podrá decidir cuándo estarán dadas las condiciones para que se extinga. Un dirigente del grupo señalaba que “ese grupo no participó en la toma del pueblo, sino que lo hicieron ‘las comunidades’, pero nosotros ‘los apoyamos sin armas porque ésas y los militares se quedaron en el campamento’” (La Jornada, 28 julio). Concluimos entonces preguntándonos, sin tener la respuesta final: ¿Cuál es el “principio de realidad” más válido y realista en Pantelhó, el que sea más adecuado para sus pobladores comunitarios justicieros siguiendo sus ideales de una construcción de paz noviolenta y cristiana, frente al “principio de realidad” de la delincuencia organizada-municipal;  tomando en cuenta el actual estadio al respecto en que se encuentra nuestra especie y la realidad del crimen organizado-estatal en ese territorio?

Fuente de la información e imagen:  https://desinformemonos.org

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Black live matter

Por: Elisabeth de Puig

Tal como el coronavirus salió del control de las naciones más avanzadas del planeta la muerte del afroamericano George Floyd ha desatado un estallido de una magnitud insospechada.

De repente, los Estados Unidos parecen hundirse en la violencia extrema; violencia, que al igual que el racismo, ha sido de cierta manera consustancial a su existencia como nación.

Incendios, linchamientos, armas automáticas exhibidas en la calle, declaraciones criminales de dirigentes políticos e histeria racista salieron a relucir en estos últimos días, mientras se manifestaban ampliamente -de manera reconfortante- personas de todos los orígenes y grupos étnicos dispuestos a luchar de manera pacífica en contra de este mismo racismo.

Martin Luther King Jr. decía, en el famoso discurso que pronunció en Washington en 1963, que un siglo después de la declaración de la abolición de la esclavitud los descendientes de esclavos no habían podido acceder a una vida plena.

Señalaba que le habían entregado a la comunidad afroamericana un cheque sin fondos que, un siglo después, esta todavía no había podido cobrar.

A este propósito, es bueno recordar que cuando los norteamericanos realizaron su primer censo en 1790 se consideraba que el negro libre y el negro esclavo representaban las “tres quintas partes de un hombre”. 

Los Estados Unidos de hoy no son los del año 1776, fecha de la Declaración de Independencia que retoma toda una serie de valores y principios provenientes de sus orígenes anglosajones y protestantes, los cuales fueron a su vez incluidos en la constitución norteamericana pocos años después.

Aquella era una declaración de principios democráticos, pero sin resultados garantizados, que no le impedía al nuevo país independiente ser una nación esclavista.

“Sostenemos como evidentes estas verdades: que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre estos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad”, reza textualmente la Declaración.

El racismo norteamericano adoptó formas institucionales particulares: esclavitud, códigos de negros, así como prácticas sociales diversas.

Ya en el siglo XX, el movimiento por los derechos civiles (al igual que la Revolución de Independencia y la Guerra Civil), atentó contra un arraigado sistema ideológico de creencias y prácticas que implicaba al Gobierno Federal.

La ideología racista pasó a ser esencial en las estructuras económicas, políticas y sociales del Estado, así como en los comportamientos de las empresas y de las instituciones privadas de todo tipo, como parte de un sistema orientado a preservar y perpetuar los privilegios y el poder de la élite blanca dominante.

En su biografía “Becoming”, Michelle Obama cuenta la odisea de una niña de un barrio popular del South Side de Chicago, tataranieta de esclavos, que se transforma en la primera primera dama negra de los Estados Unidos, que tuvo -como ella lo cuenta- su corona de espinas.

Es muy palpable en su libro el peso transgeneracional que representa todavía para una afroamericana del siglo XXI, ser descendiente de esclavos.

En Estados Unidos, el negro debe luchar constantemente en contra de las dificultades provocadas por el estatus de inferioridad en que ha sido colocado.

A la vez, como todos los habitantes de su país, quiere fundir su identidad a la de la mayoría blanca en medio de la cual vive y gozar sobre un pie de igualdad del mismo estatuto que considera como su derecho.

Los acontecimientos que todavía se están desarrollando representan la resistencia de los afroamericanos contra la brutalidad sistémica de la policía y debe entenderse como parte de la corrosiva crisis de desigualdad agravada por la pandemia de coronavirus y el estrés permanente al cual está sometida esta comunidad.

Es evidente que, en un contexto como éste, las expresiones salidas de tono de las figuras más representativas del “hegemonismo blanco” estadounidense no ayudan a apaciguar los ánimos. Lejos de ello, los exacerban.

Hay que anotar también que, más allá del hondo significado de las protestas en los propios Estados Unidos, el brutal asesinato por asfixia de George Lloyd ha convocado actos multitudinarios a favor de la igualdad en las más diversas ciudades del mundo.

En nuestro país, que también sufrió la esclavitud, el negro siempre es el otro; mejor dicho, el haitiano, aquí somos “indios” o “morenos”, “descendientes de españoles”. Sin embargo, hay mucha estigmatización hacia las personas “de color”.

La violencia policial va generalmente dirigida a este segmento de la población, en muchas escuelas no se acepta el “pelo crespo”. Se prefiere el desrizado. En el ambiente laboral las limitaciones son reales.

Estamos presos en medio de una red de comportamientos socioculturales que ha sido el producto de un proceso de creación consciente, deliberado y continuo. Rechazamos el negro de manera mucho más subliminal que en los Estados Unidos, sin verdadero odio pero de manera perniciosa.

Fuente: https://acento.com.do/2020/opinion/8827354-black-live-matter/
Imagen: https://cadenaser.com/ser/imagenes/2020/06/07/radio_bilbao/1591533678_121192_1591533818_miniatura_normal.jpg
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8 millones de niños son obligados a abandonar su educación por la violencia en África occidental

8 millones de niños son obligados a abandonar su educación por la violencia en África occidental

8 millones de niños son obligados a abandonar su educación debido a la violencia en África occidental Un informe de UNICEF calcula que más de 8 millones de niños en edad escolar en África occidental han sido obligados a abandonar la escuela debido a la violencia extrema.

Burkina Faso, Malí y Níger se encuentran entre las naciones más afectadas con casi 1 millón de personas desplazadas, y más de la mitad de las que provienen de Burkina Faso.

Ver más en video.

 

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Chile: Miles de chilenos marchan de negro y en silencio contra la represión

América del Sur/Chile/19-01-2020/Autor(a) y Fuente: acento.com.do

Miles de personas marcharon este sábado en silencio y vestidos de negro por el centro de Santiago para denunciar la dureza con que la Policía trata de contener el mayor estallido social de la democracia chilena y para pedir la renuncia del presidente, el conservador Sebastián Piñera.

La llamada «Marcha por la represión» partió de Plaza Italia, la rotonda de la capital convertida en epicentro de la crisis, y terminó frente al Palacio de la Moneda, sede del Ejecutivo chileno, donde los asistentes levantaron el puño izquierdo mientras se tapaban un ojo con la otra mano, en homenaje a los más de 400 heridos oculares por disparos de agentes.

«Llevamos ya siete traumas oculares en 2020. La represión sigue siendo la misma del principio y es impresentable que Mario Rozas siga siendo director general de Carabineros (Policía chilena) habiendo tantas violaciones a los derechos humanos», afirmó a Efe la vocera de la organización Víctimas de Trauma Ocular, Marta Valdés.

Las protestas, que son las más graves desde el fin de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) y que este sábado cumplen tres meses, han dejado al menos 27 muertos. según el último reporte del autónomo Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH).

El estallido, que comenzó por el aumento del billete de metro y se convirtió luego en un clamor contra la desigualdad y el Gobierno, ha dejado además episodios de violencia extrema (barricadas, incendios y saqueos) y graves señalamientos contra los agentes por violaciones a los derechos humanos por parte de organismos internacionales como la ONU o Amnistía Internacional.

«No se puede gobernar con un 6 % de popularidad», agregó la activista, cuya organización presentará en los próximos días una querella contra el mandatario, que tiene el nivel de aprobación más baja de la democracia, según las últimas encuestas.

La marcha, que fue convocada por distintas organizaciones, transcurrió en silencio «en recuerdo a todos los caídos desde el 18 de octubre», explicó Valdés, aunque frente a la Moneda la multitud coreó gritos contra Piñera y entonó algunos de los temas que se han convertido en himno de las protestas como «El pueblo unido, jamás será vencido» o «El baile de los que sobran».

«No somos delincuentes, somos gente normal que estamos luchando en la calle por un país más justo. Tenemos derecho a todas las necesidades básicas, en este país está todo privatizado», lamentó la enfermera María José Rodríguez, de 35 años.

«Siento un gran orgullo de tener esta juventud tan decidida a luchar contra las injusticias», agregó a Efe el jubilado Ángel García, que portaba un cartel con el mensaje: «¡Gracias valiente juventud!».

Aunque las manifestaciones han perdido fuerza, sigue existiendo descontento en las calles y la crisis parece lejos de solucionarse, pese a las medidas sociales anunciadas por el Gobierno y al plebiscito del próximo abril sobre una nueva Constitución. EFE

Fuente e Imagen: https://acento.com.do/2020/actualidad/8771101-miles-de-chilenos-marchan-de-negro-y-en-silencio-contra-la-represion/

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El acceso a la Universidad aviva en Chile la protesta por el modelo educativo

Redacción:   Informe 21.com

La rebelión esta semana de los estudiantes chilenos contra la prueba de acceso a las universidades públicas y privadas intensificó la crítica al modelo educativo del país, una de las bases del estallido social.

Mediante el boicot, la filtración de exámenes y la ocupación de algunos de los centros en los que se llevó a cabo los pasados lunes y martes la llamada Prueba de Selección Universitaria (PSU), la movilización estudiantil provocó que la instancia fuese parcialmente suspendida, volviendo a poner el foco de las protestas en la educación.

El llamamiento a la revuelta contra la PSU partió de la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios (Aces), que considera que esta prueba segrega a los estudiantes en función del poder adquisitivo de sus familias y perpetúa un modelo educativo que califica como mercantilizado.

La directora del Programa de Acceso Inclusivo, Equidad y Permanencia de la Universidad de Santiago de Chile (Usach), Lorena López, explicó a Efe que en todas las PSU de los años anteriores los resultados obtenidos por los estudiantes estuvieron directamente relacionados con su posición social.

De esta manera, la PSU estaría favoreciendo que sólo ingresen en la Universidad los estudiantes de un nivel socioeconómico alto cuyas familias pueden pagar escuelas secundarias privadas de calidad o que viven en barrios acomodados o pudientes donde las escuelas públicas tienen más recursos y pueden formar mejor a los jóvenes.

«Si uno observa cuáles son los mejores rendimientos de las pruebas, estos siempre se dieron en (estudiantes que provenían de) colegios de alto nivel socioeconómico. Ahí es donde empieza a instalarse la segregación», explicó López.

El modelo educativo como problema de fondo

Por ello, la movilización de los estudiantes de secundaria no es sólo por un cambio en la PSU en sí, sino contra el sistema educativo del país.

«Hay que ir a mejorar la calidad de la educación pública de tal manera que las escuelas sean ese espacio en el que las diferencias sociales comienzan a disminuir«, defendió López.

La portavoz de Aces Aye Salgado abundó en la idea de que el problema de fondo es la educación, «que en Chile no es vista como un derecho sino como un privilegio», dijo a Efe.

«Hay educación para ricos y educación para pobres y eso se ve reflejado en la PSU. Cuando las personas tienen acceso a una educación (secundaria) mejor pueden entrar con más facilidad a la educación superior, algo que no pasa con otros colegios que no tiene recursos», explicó Salgado.

La representante de Aces señaló que se debe acometer un cambio radical en el modelo educativo creando un nuevo sistema con participación de profesores y estudiantes y avanzar hacia un sistema de acceso a la Universidad que permita que «todo aquel estudiante de secundaria que quiera entrar a la educación superior pueda hacerlo».

El boicot a la prueba

La PSU comenzó a realizarse en 2003 y consta de cuatro exámenes que se hacen en dos jornadas: Lenguaje y Comunicación; Matemáticas; Ciencias; e Historia, Geografía y Ciencias Sociales.

El Consejo de Rectores de las Universidades Chilenas (CRUCH), que agrupa a 30 universidades estatales y públicas no estatales del país, es el órgano responsable de organizar la prueba, cuya ejecución encarga a la Universidad de Chile.

El boicot de esta edición acabó con la suspensión de la PSU en 86 de los 729 locales en los que se aplicó el pasado lunes y con la suspensión al día siguiente a nivel nacional de la prueba de Historia debido a la filtración de parte del examen.

Estas situaciones afectaron a 44.226 personas que no pudieron rendir la PSU de Lenguaje y Comunicación (15 % de los inscritos para la evaluación); 37.396 en Ciencias (20 % de los inscritos) y 86.571 en Matemática (29 % del total), según el CRUCH.

En tanto, más de 202.000 postulantes se había inscrito para rendir Historia, Geografía y Ciencias Sociales, que no se llevará a cabo este año por razones de «inviabilidad técnica, logística, territorial y de seguridad pública», divulgó el Consejo de Rectores.

Estudiantes amenazan con seguir boicoteando la prueba

El CRUCH sí programó para los próximos 27 y 28 de enero las pruebas de Matemáticas, Lenguaje y Ciencias para quienes no pudieron hacerlo esta semana por el boicot.

Sin embargo, la Aces está decidida a seguir movilizándose para impedir que tenga lugar la prueba que, en opinión de uno de sus portavoces, Víctor Chanfreau, «no puede darse nunca más» porque «atenta contra el derecho a la educación»

«Es ahora o nunca el momento de cambiar estructuralmente el modelo educativo y esta prueba de acceso a la educación superior, que sólo segrega», dijo Chanfreau esta semana a la prensa.

La PSU estaba fijada en un primer momento para los días 18 y 19 de noviembre del año pasado, pero se pospuso hasta en dos ocasiones dado el contexto social del país, inmerso desde el 18 de octubre de 2019 en un fenómeno de movilizaciones sociales contra la desigualdad.

En este marco se han reportado episodios de violencia extrema con saqueos, incendios, barricadas y destrucción de mobiliario público y al menos 27 muertos, además de centenares de denuncias por la presunta comisión de violaciones de derechos humanos por las fuerzas de seguridad al contener las manifestaciones.

Fuente: https://informe21.com/actualidad/el-acceso-a-la-universidad-aviva-en-chile-la-protesta-por-el-modelo-educativo

 

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