Page 1 of 2
1 2

Las tácticas de combate ucranianas ponen en peligro a la población civil

  • Bases militares establecidas en zonas residenciales e incluso en escuelas y hospitales.
  • Ataques lanzados desde áreas habitadas por civiles.
  • Estas violaciones no justifican en modo alguno los ataques indiscriminados de Rusia, que han causado la muerte y heridas de innumerables civiles.

“Las fuerzas ucranianas ponen a la población civil en situaciones de riesgo al establecer bases y operar sistemas de armas en zonas habitadas por civiles, incluso en escuelas y hospitales, para repeler la invasión rusa que comenzó en febrero”, ha declarado hoy Amnistía Internacional.

Estas tácticas violan el derecho internacional humanitario y ponen en peligro a la población civil, pues convierten bienes de carácter civil en objetivos militares. Los ataques rusos resultantes en zonas pobladas han causado la muerte de civiles y destruido infraestructura civil.

“Hemos documentado un panorama en el que las fuerzas ucranianas ponen a la población civil en peligro y violan las leyes de la guerra cuando operan en zonas pobladas”, ha afirmado Agnès Callamard, secretaria general de Amnistía Internacional.

“Estar en una posición defensiva no exime a las fuerzas armadas ucranianas de respetar el derecho internacional humanitario”.

Sin embargo, no todos los ataques rusos documentados por Amnistía Internacional siguieron esta tendencia. En otros emplazamientos concretos en los que Amnistía Internacional concluyó que Rusia había cometido crímenes de guerra, incluidas algunas zonas de la ciudad de Járkov, la organización no halló indicios de que hubiera fuerzas ucranianas ubicadas en las zonas civiles atacadas ilegítimamente por el ejército ruso.

Entre abril y julio, un equipo de Amnistía Internacional pasó varias semanas investigando los ataques rusos en las regiones de Járkov, el Dombás y Mykolaiv. La organización inspeccionó lugares que habían sufrido ataques, entrevistó a sobrevivientes, testigos y familiares de víctimas de ataques, y llevó a cabo labores de detección a distancia y análisis de armas.

Durante estas investigaciones, el equipo encontró indicios de que las fuerzas ucranianas lanzaban ataques desde el interior de zonas residenciales habitadas y de que se habían establecido en edificios civiles de 19 ciudades y pueblos de las regiones citadas. El Evidence Lab de la organización ha analizado imágenes satelitales para corroborar aún más algunos de estos incidentes.

La mayoría de las zonas residenciales donde se emplazaron los soldados estaban a varios kilómetros de las líneas de frente. Existían alternativas viables que no pondrían en peligro a la población civil, como bases militares o zonas densamente boscosas en las proximidades, u otras estructuras alejadas de las zonas residenciales. En los casos que documentó, Amnistía Internacional no tiene conocimiento de que los militares ucranianos que se emplazaron en estructuras civiles en zonas residenciales hubieran pedido a la población civil que evacuase los edificios vecinos o la hubiese ayudado a evacuarlos; es decir, no tomaron todas las precauciones posibles para proteger a la población civil.

Ataques lanzados desde zonas habitadas por civiles

Sobrevivientes y testigos de ataques rusos en las regiones del Dombás, Járkov y Mykolaiv dijeron al equipo de investigación de Amnistía Internacional que el ejército ucraniano estaba operando cerca de sus casas en torno al momento de los ataques, exponiendo las zonas a disparos de represalias de las fuerzas rusas. El equipo de investigación de Amnistía Internacional fue testigo de esta conducta en numerosos lugares.

El derecho internacional humanitario exige que todas las partes en un conflicto eviten, en toda la medida de lo posible, emplazar objetivos militares dentro de zonas densamente pobladas o en sus proximidades. La obligación de proteger a la población civil de los efectos de los ataques incluye también retirar a ésta de la vecindad de objetivos militares y avisar de forma efectiva de cualquier ataque que podría afectarla.

La madre de un hombre de 50 años que murió en un ataque con cohetes el 10 de junio en un pueblo al sur de Mykolaiv dijo a Amnistía Internacional: “Los militares estaban en una casa al lado de la nuestra y mi hijo llevaba a menudo comida a los soldados. Le rogué varias veces que se mantuviera alejado porque temía por su seguridad. Esa tarde, cuando ocurrió el ataque, mi hijo estaba en el patio de nuestra casa y yo estaba en la casa. Murió en el acto. Su cuerpo quedó hecho trizas. Nuestra casa fue parcialmente destruida”. El equipo de investigación de Amnistía Internacional encontró equipo y uniformes militares en la casa de al lado.

Mykola, que vive en un bloque de pisos de un barrio de Lisichansk (Dombás) que fue objeto de varios ataques rusos que causaron la muerte de al menos un hombre de edad, dijo a Amnistía Internacional: “No entiendo por qué nuestro ejército dispara desde las ciudades y no desde el campo”. Otro residente, un hombre de 50 años, dijo: “Sin duda hay actividad militar en el barrio. Cuando hay fuego saliente, oímos después fuego entrante”. El equipo de investigación de Amnistía Internacional vio a unos soldados que usaban un edificio residencial situado a unos 20 metros de la entrada del refugio subterráneo que usaban los residentes donde murió el hombre de edad.

En una localidad del Dombás, el 6 de mayo, las fuerzas rusas usaron municiones de racimo inherentemente indiscriminadas, cuyo uso está ampliamente prohibido, contra un barrio integrado en su mayoría de casas de uno o dos alturas donde las fuerzas ucranianas manejaban armas de artillería. La metralla dañó las paredes de la casa donde vive Anna, de 70 años, con su hijo y su madre de 95 años.

Anna dijo: “La metralla voló a través de las puertas. Yo estaba dentro. La artillería ucraniana estaba cerca de mi campo […] Los soldados estaban detrás del campo, detrás de la casa […] Los vi saliendo y entrando […] desde que empezó la guerra […] Mi madre está […] paralítica, por eso no pude huir”.

A principios de julio, un agricultor resultó herido cuando las fuerzas rusas atacaron un almacén agrícola en la zona de Mykolaiv. Horas después del ataque, el equipo de investigación de Amnistía Internacional fue testigo de la presencia de personal y vehículos militares ucranianos en la zona de almacenamiento de grano y varios testigos confirmaron que el ejército usaba el almacén, situado al otro lado de la carretera, frente una finca en la que vivían y trabajaban civiles.

Mientras el equipo de Amnistía Internacional examinaba los daños de edificios residenciales y públicos colindantes en Járkov y en pueblos del Dombás y del este de Mykolaiv, oyeron fuego saliente desde posiciones militares ucranianas ubicadas en las proximidades.

En Bajmut, varias personas residentes dijeron a Amnistía Internacional que el ejército ucraniano había usado un edificio situado a apenas 20 metros al otro lado de la calle, frente a un edificio residencial de gran altura. El 18 de mayo, un misil ruso impactó en la parte de delante del edificio, destruyó parcialmente cinco apartamentos y provocó daños en los edificios próximos. Kateryna, residente que sobrevivió al impacto, dijo: “No entendía qué había pasado. [Había] ventanas rotas y un montón de polvo en mi casa […] Me quedé aquí porque mi madre no quería marcharse. Tiene problemas de salud”.

Tres residentes dijeron a Amnistía Internacional que, antes del ataque, las fuerzas ucranianas habían estado usando un edificio al otro lado de la calle, frente al edificio bombardeado, y que había dos camiones militares estacionados delante de otra casa que resultó dañada cuando impactó el misil. El equipo de investigación de Amnistía Internacional encontró indicios de presencia militar dentro y fuera del edificio, incluidos sacos de arena y protecciones de plástico negro que cubrían las ventanas, así como equipos nuevos de primeros auxilios para traumatismos de fabricación estadounidense.

“No tenemos voz en lo que hace el ejército, pero pagamos el precio”, dijo a Amnistía Internacional una persona cuya casa también había sido dañada en el ataque.

Bases militares en hospitales

El equipo de investigación de Amnistía Internacional vio a fuerzas ucranianas que usaban hospitales como bases militares de facto en cinco lugares. En dos ciudades, decenas de soldados descansaban, pasaban el tiempo y hacían sus comidas en hospitales. En otra ciudad, los soldados disparaban desde las proximidades del hospital.

El 28 de abril, un ataque aéreo ruso hirió a dos personas que trabajaban en un laboratorio médico en un suburbio de Járkov después de que las fuerzas ucranianas hubieran establecido una base en las instalaciones.

El uso de hospitales con fines militares es una violación clara del derecho internacional humanitario.

Bases militares en escuelas

El ejército ucraniano ha establecido bases de forma habitual en escuels de ciudades y pueblos de la zona del Dombás y de Mykolaiv. Las escuelas están temporalmente cerradas para el alumnado desde que comenzó el conflicto, pero en la mayoría de los casos los edificios estaban cerca de barrios habitados por civiles.

En 22 de las 29 escuelas que visitó, el equipo de investigación de Amnistía Internacional encontró soldados usando las instalaciones o indicios de actividad militar actual o pasada, incluida la presencia de atuendos militares, municiones descartadas, paquetes de raciones del ejército y vehículos militares.

Las fuerzas rusas atacaron muchas de las escuelas utilizadas por las fuerzas ucranianas. En al menos tres ciudades, después del bombardeo ruso de las escuelas, los soldados ucranianos se trasladaron a otras escuelas de las proximidades, sometiendo a los barrios circundantes al riesgo de sufrir ataques similares.

En una ciudad al este de Odesa, Amnistía Internacional vio que los soldados ucranianos usaban habitualmente zonas civiles para alojarse y como áreas de maniobras, incluso emplazando vehículos blindados bajo árboles en barrios puramente residenciales y usando dos escuelas situadas en zonas residenciales densamente pobladas. Los ataques rusos cerca de escuelas han causado la muerte y heridas a varias personas civiles entre abril y finales de junio; el 28 de junio murieron una niña y una anciana en un ataque con cohetes contra su casa.

En Bajmut, las fuerzas ucranianas usaban un edificio universitario como base cuando lo alcanzó un ataque ruso el 21 de mayo y, según informes, causó la muerte de siete soldados. La universidad es colindante con un edificio de viviendas de gran altura que resultó dañado en el ataque junto con otras viviendas civiles situadas a unos 50 metros. El equipo de investigación de Amnistía Internacional halló los restos de un vehículo militar en el patio del edificio universitario bombardeado.

El derecho internacional humanitario no prohíbe expresamente a las partes en un conflicto establecer bases en escuelas durante los periodos vacacionales. Sin embargo, las fuerzas armadas tienen la obligación de evitar usar escuelas que estén cerca de casas o edificios de apartamentos llenos de civiles, poniendo sus vidas en peligro, salvo que haya una necesidad militar imperiosa. Si lo hacen, deben advertir a la población civil y, en caso necesario, ayudarla a evacuar. Aparentemente, esto no ocurrió así en los casos que ha examinado Amnistía Internacional.

Los conflictos armados inciden de forma muy negativa en el derecho a la educación de la infancia, y el uso militar de las escuelas puede causar una destrucción que prive aún más a los niños y niñas de este derecho una vez finalizada la guerra. Ucrania es uno de los 114 países que han respaldado la Declaración sobre Escuelas Seguras, acuerdo para proteger la educación en los conflictos armados que permite a las partes hacer uso de escuelas abandonadas o evacuadas únicamente cuando no haya una alternativa viable.

Ataques indiscriminados de las fuerzas rusas

Muchos de los ataques rusos que Amnistía Internacional ha documentado en los últimos meses fueron llevados a cabo con armas inherentemente indiscriminadas, incluidas municiones de racimo, prohibidas internacionalmente, o con otras armas explosivas con efectos en una superficie amplia. En otros se usaron armas guiadas con diversos grados de precisión; en algunos casos, las armas eran lo bastante precisas para dirigirse a objetivos específicos.

La práctica del ejército ucraniano de emplazar objetivos militares dentro de zonas pobladas no justifica en modo alguno los ataques indiscriminados rusos. Todas las partes en un conflicto deben distinguir en todo momento entre objetivos militares y bienes de carácter civil, y adoptar todas las precauciones posibles, incluso en la elección de armas, para reducir al mínimo el daño a civiles. Los ataques indiscriminados que causan la muerte o heridas a civiles o dañan bienes de carácter civil son crímenes de guerra.

“El gobierno ucraniano debe asegurarse inmediatamente de que emplaza a sus fuerzas lejos de zonas pobladas o evacuar a la población civil de las zonas donde opera el ejército. Las fuerzas armadas nunca deben usar hospitales para combatir en una guerra y sólo deben usar escuelas o viviendas civiles como último recurso, cuando no haya alternativas viables”, concluyó Agnès Callamard.

El 29 de julio de 2022, Amnistía Internacional se puso en contacto con el Ministerio de Defensa ucraniano para presentarle las conclusiones de la investigación. En el momento de la publicación, aún no se había recibido ninguna respuesta.

Fuente: https://www.amnesty.org/es/latest/news/2022/08/ukraine-ukrainian-fighting-tactics-endanger-civilians/

Comparte este contenido:

P. Mauro Armanino: “Las mujeres rezan para que el sol no se ponga, porque de noche atacan los yihadistas”. África

“Las mujeres de la comunidad rezan para que el sol no se ponga, para que la luz se quede el mayor tiempo posible, porque ahora tienen miedo de la oscuridad”, dice a la Agencia Fides el P. Mauro Armanino, misionero de la Sociedad de Misiones Africanas (SMA) de Níger. “Así lo decía también Michel, antiguo cocinero manitas del P. Pierluigi en Bomoanga”, recuerda el P. Mauro, refiriéndose al P. Pierluigi Maccalli, el hermano de las SMA secuestrado por los yihadistas en Bomoanga, en la frontera con Burkina Faso, la noche entre el 17 y el 18 de septiembre de 2018, y liberado el 8 de octubre de 2020 en Malí.
El P. Mauro señala que, por la noche, se llevaron a su líder espiritual (el padre Luigi) y ahora, en plena noche, han volado el pilón de la compañía telefónica MOOV. “Ha ocurrido el día de la fiesta de Tabaski, el martes pasado, cuando todavía era de noche. Dinamitaron la base de la antena metálica y destruyeron los accesorios que permitían a los habitantes de la zona comunicarse entre sí y mantener el contacto con el mundo exterior”.
El P. Mauro señala que “a pesar de la presencia de una base militar en la zona, los yihadistas, por ser precisamente ellos, han inutilizado otras dos antenas de telefonía”. Desde hace aproximadamente un mes, tanto la antena de Tangounga como la de Tambole corren la misma suerte que la de Bomoanga. La pista de 35 kilómetros que permitía el paso de personas y mercancías entre Bomoanga y Ngoula también ha sido prohibida por el mismo grupo terrorista armado, impidiendo a los agricultores ir al mercado. “Es el mercado que permite a los agricultores intercambiar sus productos y así sobrevivir en la época llamada ‘soudure’. Es la época de transición entre el agotamiento de las existencias de alimentos en los graneros y el momento de la nueva cosecha. El bloqueo de los mercados aumenta la pobreza de los pobres”, afirma el padre Mauro.
“Los cristianos de la parroquia de Bomoanga rezan en los patios de sus casas y son los animadores, formados durante años, que dirigen la oración. Reunirse en las iglesias es peligroso porque la mayoría de las comunidades han sido amenazadas bajo pena de muerte o destrucción de sus pueblos. Michel agradece que en los últimos tiempos no haya desaparecido ni muerto nadie. Reconoce que vivir en ese estado de tensión permanente se ha convertido en algo difícil para la salud y la moral general. Es difícil hacer planes que no sean esperar a que todo termine un día. Las mujeres rezan para que el sol no se ponga nunca”, concluye el padre Mauro.

Fuente: http://www.fides.org/es/news/70571-AFRICA_NIGER_Las_mujeres_rezan_para_que_el_sol_no_se_ponga_porque_de_noche_atacan_los_yihadistas

Comparte este contenido:

Los múltiples aspectos de la “emergencia libanesa” al centro de la cumbre eclesial convocada por el Papa Francisco

Patriarcas y jefes de Iglesias y comunidades eclesiales del Líbano partirán hacia Roma el miércoles 1 de julio para participar en el encuentro de reflexión y oración por la Tierra de los Cedros convocado por el Papa Francisco en el Vaticano. El intenso programa de la jornada incluye, entre otras cosas, tres sesiones de diálogo y debate entre los asistentes, que se sentarán alrededor de una mesa redonda situada en la Sala Clementina. No se ha publicado un orden del día detallado sobre los temas que centrarán las sesiones de reflexión conjunta. Pero los convulsos acontecimientos ocurridos en el Líbano en los últimos años sugieren al menos algunas de las cuestiones de emergencia que se tocarán en las intervenciones de los participantes en la reunión.
Desde el pasado mes de agosto, el Líbano está sin gobierno. Tras la dimisión del primer ministro Hassan Diab, a raíz de las explosiones en el puerto de Beirut el 4 de agosto de 2020, la oposición entre los bloques políticos y los distintos dirigentes han impedido al primer ministro en funciones Saad Hariri, líder del Partido Futuro Suní, formar un nuevo ejecutivo. La parálisis política se une a una emergencia social y económica, agravada por la pandemia, que – como señaló el Patriarca maronita Béchara Boutros Raï el pasado 14 de junio – corre el riesgo de poner en peligro la propia subsistencia de la mitad de la población. En las últimas semanas, la devaluación ha alcanzado cotas vertiginosas: se necesitaban hasta 18.000 liras libanesas para comprar un dólar en el mercado negro, mientras que el tipo de cambio oficial sigue siendo de 1.570 por uno. El racionamiento de combustible y electricidad y los asaltos a los bancos -como los ocurridos en los últimos días en Tiro y Sidón- ofrecen la imagen de un país que parece hundirse en el precipicio. La crisis político-económica es interpretada por algunos analistas como un síntoma de un inminente colapso del modelo de partición que rige toda la arquitectura institucional libanesa, y que a pesar de todo ha garantizado la paz tras los feroces años de la guerra civil. La «fórmula» libanesa prevé la participación igualitaria de cristianos y musulmanes en el Parlamento, en el gobierno y en los cargos institucionales. Y el delicado equilibrio del sistema reserva el puesto presidencial a un cristiano maronita. Los bloques opuestos que durante años han dominado la escena política libanesa también dividen a los partidos cristianos. El Movimiento Patriótico Libre, fundado por Aoun, es el partido más votado por los cristianos, y tiene una alianza con Hezbolá, el partido chiíta con su propio ejército confesional, vinculado a Irán y también alineado militarmente con la Siria de Assad. En el frente opuesto, siglas cristianas como las Fuerzas Libanesas llevan años formando una alianza con el partido suní «Futuro» en la «Coalición del 14 de Marzo», respaldada por Arabia Saudí. A mediados de agosto de 2020, en un intento de encontrar nuevas formas de proteger la identidad y la peculiar fisonomía histórica del Líbano, el Patriarca Raï expuso en un «Memorándum para el Líbano» la propuesta de reafirmar solemne y oficialmente la «neutralidad libanesa» para evitar que la nación se vea desgarrada tarde o temprano por los enfrentamientos entre los bloques geopolíticos enfrentados en la zona de Oriente Medio.
El Patriarca maronita, en los últimos meses, ha pedido en varias ocasiones que la propuesta sobre la «neutralidad» libanesa sea afirmada y «anclada» a través de una Asamblea Internacional sobre el Líbano que se celebre bajo su patrocinio. Pero los Patriarcas y los jefes de las demás Iglesias y comunidades eclesiales presentes en el Líbano no se han pronunciado oficialmente hasta ahora sobre la propuesta del cardenal Raï.
La cuestión de los refugiados sirios. El conflicto que desgarra a la vecina Siria desde hace años ha llevado a más de 1,2 millones de refugiados sirios a buscar refugio en Líbano. Un fenómeno que, según varios analistas, contribuye a la larga a desestabilizar la delicada arquitectura institucional libanesa que garantiza la coexistencia de las diferentes comunidades religiosas. El Patriarca Raï también ha insistido en varias ocasiones en la necesidad de encontrar vías para favorecer el regreso de los refugiados sirios a su país, también para evitar que la multitud de sirios expatriados al Líbano pueda convertirse en «masa de maniobra» para reavivar los enfrentamientos sectarios en el país. Una gran parte de esos refugiados sirios -subrayó el Patriarca en una entrevista publicada en Fides (véase Fides 23/3/2019) prefiere permanecer en el Líbano, e incluso la comunidad internacional refuerza esta intención, cuando afirma que los refugiados sirios no pueden repatriarse «porque no hay seguridad en Siria y es necesario encontrar primero una solución política». Una posición motivada, según el Patriarca, por «objetivos políticos», que recuerda el traumático escenario ya vivido en la reciente historia libanesa con la llegada de los refugiados de Palestina: «Los palestinos», recordó el Patriarca maronita en esa entrevista, «están en el Líbano desde 1948. Y llevan más de setenta años esperando una solución política. Una solución que nunca llegará. Se habló de la solución de dos pueblos-dos estados, pero ahora se ha vuelto imposible. Porque la tierra que estaba destinada a ser el Estado palestino está toda sembrada de asentamientos israelíes».
La crisis de las escuelas cristianas. La pandemia de Covid- 19 en el Líbano ha tenido entre sus muchos efectos secundarios también el agravamiento de la crisis de las escuelas cristianas, estructuras históricas de la presencia cristiana en la Tierra de los cedros. La condición económica de muchas escuelas católicas, como ya documentó la Agencia Fides, se había deteriorado especialmente desde el verano de 2017, después de que el entonces gobierno dispusiera las nuevas «tablas salariales» para los trabajadores del sector público, incluido el escolar. Desde entonces, la situación ya se había vuelto insostenible, especialmente para las instituciones educativas que operan en las zonas urbanas y rurales menos prósperas del país. El agravamiento de la crisis económica y luego el cierre de los edificios escolares impuesto por la crisis de la pandemia han llevado al colapso de una situación ya muy comprometida. Desde hace tiempo, los responsables de las escuelas cristianas vienen denunciando la total inacción de las instituciones públicas para proporcionar medidas de apoyo adecuadas a la emergencia, en la que las escuelas que funcionan esencialmente de forma gratuita en las regiones y zonas urbanas más deprimidas corren el riesgo de ser diezmadas por la crisis.

Fuente: http://www.fides.org/es/news/70404-ASIA_LIBANO_Los_multiples_aspectos_de_la_emergencia_libanesa_al_centro_de_la_cumbre_eclesial_convocada_por_el_Papa_Francisco
Comparte este contenido:

La crisis en Líbano deja a muchos niños sin acceso a las escuelas

En un campo de refugiados sirios en el este de Líbano, Mohamed y sus tres hermanas temen quedarse sin ir a la escuela por tercer año consecutivo, debido a que no tienen cómo acceder a la enseñanza remota.

«Mire mi teléfono, ¿cómo espera que mi hijo estudie con esto?», preguntó su padre, Abdel Nasser, sentado en la carpa de su familia en el valle del Becá. «La pantalla está quebrada… y no tengo internet», lamentó.

Mohamed, de 11 años, y sus hermanas están entre decenas de miles de niños sirios, libaneses y palestinos que han quedado meses sin enseñanza escolar a causa de las restricciones por el coronavirus.

Grupos de derechos humanos han calificado la situación de una «catástrofe educativa» que afecta especialmente a los refugiados, los cuales ya tenían dificultades para estudiar antes de la pandemia.

«No tenemos dinero para comprar un celular para todos. Primero tenemos que alimentar a nuestros hijos», dijo su madre, Shamaa.

Mohamed llegó a Líbano desde Siria en 2012, un año después del estallido del conflicto que ha dejado 388.000 muertos y millones de desplazados.

No pudo ingresar a la escuela hasta 2019 porque el sistema de enseñanza pública libanés no admitió a los refugiados sirios hasta 2013, y solo aceptaba un número limitado.

El primer año de escuela de Mohamed coincidió con la pandemia del covid-19, que provocó la suspensión de las clases. «Él ni siquiera sabe multiplicar por uno», contó su padre.

– Impacto de la crisis –

Hind, Sara y Amal, las hermanas de Mohamed, con edades de entre 12 y 14 años, habían estado cuatro años en la escuela cuando el Ministerio de Educación adoptó, en marzo de 2020, la enseñanza a distancia.

«Yo estaba feliz. Estaba estudiando árabe, inglés, ciencia y geografía», comentó Amal, de 14 años. «Pero ahora mis padres no pueden darme una educación en línea», lamentó.

Más de 1,2 millones de niños en Líbano han quedado sin acceso a la escuela desde febrero de 2020, cuando llegó la pandemia al país, según la organización Save the Children.

La entidad advirtió el mes pasado que muchos niños podrían no volver nunca más a un aula, ya sea porque ya han perdido tantas clases o porque sus familias no tienen recursos para matricularlos.

Líbano enfrenta su peor crisis económica desde la guerra civil de 1975 a 1990, con más de la mitad de su población abajo de la línea de pobreza.

Entre los sirios la pobreza es aún mayor, con 90% de las familias que apenas logran sobrevivir.

Lisa Abou Khaled, del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, dice que la crisis económica afecta a la educación.

Citando datos del Ministerio de Educación libanés, Abou dijo que 25.000 estudiantes sirios tenían que haber iniciado o reingresado a la escuela en el período 2020-2021, pero no lo hicieron.

«Creemos que la cifra real es más alta que eso», agregó, tras apuntar que más de la mitad de los niños sirios no asisten a clases.

– «Indignada» –

La catástrofe educativa también golpea a decenas de miles de libaneses que han perdido sus empleos o sufrido una caída en sus ingresos desde 2019, cuando se aceleró la crisis.

En un apartamento estrecho del barrio Burj Hammoud, en el este de Beirut, Pamela, de 11 años, muestra un teclado, lo único que quedó de una computadora que fue destruida en la enorme explosión del 4 de agosto de 2020 en el puerto de Beirut.

El estallido, que dejó más de 200 muertos, impactó la casa de Pamela y agravó la miseria que sufre su familia por el agravamiento de la crisis financiera.

La familia no tenía cómo comprar una nueva computadora, que se encareció por la rápida devaluación de la libra libanesa. «Comencé a llevar clases en mi teléfono celular», contó Pamela.

Pero los apagones de hasta 18 horas diarias la dejaron luchando por mantener su teléfono encendido y conectado a internet. Hasta que desistió de la escuela.

«Estaba indignada con la educación en línea, no lo podía aguantar más», reclamó.

Su padre, un taxista desempleado, dijo que quería que Pamela dejara las clases desde meses antes.

Pero Pamela tiene la esperanza de regresar un día a las aulas. «Quiero estudiar para que pueda conseguir un trabajo decente más adelante y así ayudar a mis padres», comentó.

Fuente: https://www.swissinfo.ch/spa/la-crisis-en-l%C3%ADbano-deja-a-muchos-ni%C3%B1os-sin-acceso-a-las-escuelas/46624300

Comparte este contenido:

El coronavirus ha empeorado la situación de los niños sirios

Casi el 90% de los menores necesitan asistencia humanitaria a día de hoy, un aumento del 20% solo en el último año

Diez años después de estallar, la guerra sigue siendo una realidad tan tangible en Siria como las ruinas de sus edificios derruidos por los ataques que han asolado el país. Una devastadora situación que ahora suma también los efectos del covid a una población y economía gravemente damnificadas. El cierre prolongado de escuelas y el impacto socioeconómico de la pandemia han agravado un panorama especialmente complicado para los niños sirios.

Según un balance publicado por el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), la guerra de Siria ha provocado la muerte o causado heridas a casi 12.000 niños, es decir una media de más de tres víctimas al día. En una comparecencia del Director Regional de Oriente Próximo de la oenegé, Ted Chaiban, la agencia ha advertido del impacto «sobrecogedor» de la guerra sobre los niños, incidiendo en que casi el 90% de ellos necesitan asistencia humanitaria a día de hoy, un aumento del 20% solo en el último año a causa de la pandemia.

“Cuando la guerra empezó nadie creía que duraría diez años. Y la realidad es que todos y cada uno de los niños sirios han sentido los efectos de una forma u otra”, ha asegurado Chaiban. Durante esta década, más de 5.700 niños, algunos de apenas siete años han sido reclutados en las filas del Estado Islámico, mientras que la desnutrición sigue amenazando la existencia y el futuro de cientos de miles. Más de medio millón de menores de cinco años sufren retraso en el crecimiento. Aún así, desde Unicef, luchan por eliminar la etiqueta de “generación perdida”.

Falta de educación

“Los niños sirios no son una generación perdida. Son valientes y perseverantes, saben superar adversidades de una forma admirable. No podemos dejar que un momento defina sus vidas, por eso hay que seguir apoyándoles y educándoles”, ha asegurado Chaiban. De los casi 2,45 millones de niños que no están escolarizados en Siria, otros 750.000 niños sirios en los países vecinos no pueden recibir educación formal, entre otras razones porque ni siquiera las escuelas son un lugar seguro. Una de cada tres escuelas ha sido derruida durante la guerra o ha sido empleada con fines militares y más de 1.300 instalaciones y personal médico y educativo han sufrido ataques.

En ese sentido, preocupa especialmente la situación de las niñas, que son quienes corren más riesgos de abandonar la educación de forma prematura. Las niñas de lugares empobrecidos o devastados por la guerra son las principales víctimas de un matrimonio temprano que ya afecta al 26% de las menores sirias, el doble que antes de que estallara el conflicto, según la oenegé Plan International

Estrés Emocional

La galopante devaluación de la libra siria y la inflación disparada han complicado una situación ya de por sí crítica y han forzado que miles de niños se vean obligados a trabajar de forma prematura y en jornadas maratonianas.

Fuente: https://www.elperiodico.com/es/internacional/20210311/pandemia-agrava-situacion-ninos-sirios-11573129

Comparte este contenido:

Siria: Al menos 18 niños han muerto en lo que va de 2021, un año que no ofrece mucha esperanza a las familias sirias

Del inicio de enero a la fecha se han documentado 18 muertes de niños sirios en ataques con armas de fuego y explosivos que no habían detonado, señala la agencia para la infancia, que estima que 4,7 millones de menores de edad precisan asistencia humanitaria.

Durante las tres primeras semanas de 2021 han muerto en Siria al menos 18 niños y 15 más fueron heridos como resultado de ataques con armas explosivas y municiones sin detonar, informó este domingo el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).

Sólo este fin de semana, tres niños fueron muertos en embestidas cerca de Tall Rifaat, en la zona rural del norte de Alepo, al noroeste del país. El jueves, dos niños de uno y diez años murieron en un ataque en Hama, al centro-oeste de Siria. Otro niño fue herido.

La directora ejecutiva de UNICEF, Henrieta Fore, dijo que a diez años del comienzo de la guerra en ese país, “los niños siguen siendo asesinados, heridos, desplazados y privados de lo esencial”.

En el noreste de Siria la violencia ha aumentado en el campamento de desplazados de Al-Hol, donde más de dos tercios de la población son niños, poniendo en riesgo sus vidas. La situación allí pone de relieve la urgencia de soluciones a largo plazo, incluida la repatriación o el reasentamiento de niños extranjeros varados en esa instalación, señaló UNICEF.

En Hassakeh continúan las agresiones a los servicios básicos y la infraestructura civil. El suministro a la estación de agua de Alouk, la principal fuente de ese líquido vital para casi medio millón de personas, se cortó nuevamente a principios de esta semana. Estas interrupciones obligan a los civiles a utilizar agua no potable, con los riesgos que esto implica para la salud, especialmente en el caso de los niños.

© UNICEF/Omar Albam
Una niña en un campamento para sirios desplazados en el norte de Idlib, Siria.

El invierno agrava la situación humanitaria

En el noroeste del territorio sirio, las duras condiciones invernales, incluidas lluvias torrenciales y nieve, han afectado al menos a 22.000 personas. Según la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), más de dos millones de personas siguen desplazadas y viven en tiendas de campaña, refugios y edificios destruidos o sin terminar. Esta semana un niño de seis años habría fallecido cuando un muro construido alrededor de su tienda se derrumbó a causa de las inundaciones y las nevadas.

“Los niños y las familias en Siria han sufrido mucho durante la última década y no se percibe un final próximo”, apuntó Fore.

Los datos de UNICEF indican que al menos 4,7 millones de niños en el país necesitan asistencia humanitaria.

Abandono escolar

La pobreza creciente, la escasez de combustible y el aumento de los precios de los alimentos están obligando a los niños a abandonar la escuela para trabajar. La pandemia COVID-19 se propaga rápidamente y dificulta la supervivencia de las familias, así como la capacidad de los padres de brindar educación básica y protección a sus hijos.

La agencia de la ONU continúa trabajando para apoyar a los niños sirios y sus familias. “Pero no podemos hacerlo solos”, subrayó Fore.

Agregó que UNICEF precisa recursos para ayudar a cubrir las necesidades básicas de estas personas.

Necesitamos financiamiento. Necesitamos un mejor acceso. Sobre todo, necesitamos que todos protejan a los niños y los pongan fuera de peligro”, recalcó la titular de UNICEF, y pugnó una vez más por poner fin a la violencia en Siria.

Fuente: https://news.un.org/es/story/2021/01/1487032

Comparte este contenido:

Documental»Para Sama»: un crudo retrato de la guerra en Siria contado en primera persona

El documental es un diario de guerra que el poder que adquiere el cine cuando es guiado por la abrumadora honestidad de los sentimientos; fue nominado al Oscar.

El arrullo de un bebé que se confunde con los sonidos de explosiones a lo lejos, dando pie a la búsqueda desesperada de refugio en los pasillos de una construcción que se tambalea, para luego hacer una ágil transición y alcanzar el desolado futuro, algunos meses más adelante, con la niña un poco más crecida, pero aún en medio de un conflicto que se recrudece y no parece que vaya a terminar. Esa es la de devastadora forma en que los directores —una de ellos es también la protagonista— establecen desde un principio la estructura que habrá de seguir “Para Sama”, un retrato de las despiadadas entrañas de la guerra.

Aquí la mezcla de imágenes, que van de una boda realizada en pleno desastre, o las de algunos amigos comprometidos con el movimiento que bromean mientras tratan de mantener en pie un hospital, a las visiones de aviones sobrevolando a punto de atacar, para dimensionar la incertidumbre y luego mostrar los estragos de los bombardeos, adquieren sentido con los saltos en el tiempo en los que se une el espíritu del video casero y el periodístico, gracias a la enorme lucidez del trazo redondeado con los recursos fílmicos.

Todo sin caer en el morbo o el efectismo a la hora de alcanzar los puntos más álgidos, y es que el drama no los necesita para asestar golpes duros al espectador; es más que suficiente con la realidad por sí misma y con el necesario afán de ponerle nombre a las víctimas, para recordarnos que estas no son solo números para las estadísticas, y así dejarnos conocerlas aunque sea por breves instantes, porque irremediablemente los iremos perdiendo. Esto mientras recorremos desde los momentos de euforia que dejó el efímero triunfo de la insurrección previa, hasta aquellos en que es aplastada por el ejército sirio y sus aliados rusos, que mantienen el estado de sitio de lo que queda de la ciudad de Alepo.

Las imágenes de la bebé a quien está dirigido el relato son una constante, al igual que la voz en off de la madre, quien busca explicar la lucha, enseñarle el camino, hablarle de la importancia de la resistencia, y quizás encontrar cierta redención tras haber decidido quedarse en el lugar junto con su esposo y ayudar a los heridos, a pesar de su nacimiento.

Se trata de un diario de guerra que da muestra del poder que adquiere el cine cuando el ojo que captura las imágenes, ya sea con una cámara o un celular, es guiado por la abrumadora honestidad de los sentimientos,  en este caso elaborado por una revolucionaria para su hija, con quien ha vivido lo peor del conflicto, que empuja a mirar a través de sus ojos y a reflejarse en los de la pequeña.

Desoladora declaración del pecado de los padres que se convierte en el de todos, cuando lo que le ofrecemos a los niños no sólo es un mundo que hemos roto y no somos capaces de arreglar, sino que insistimos en seguir haciéndolo pedazos. “Para Sama” estuvo nominada en la categoría a Mejor Documental en los premios Oscar y BAFTA, se estrenó en plataformas digitales, como Netflix, pero con la reapertura de los cines ya también llegó a la cartelera comercial y es la indispensable de este fin de semana, aunque definitivamente no es para todas las sensibilidades.

Fuente: https://www.razon.com.mx/entretenimiento/sama-crudo-retrato-guerra-siria-contado-primera-persona-405074

Comparte este contenido:
Page 1 of 2
1 2