El apelativo de “afro descendientes” se presenta como un eufemismo discriminatorio que fortalece el racismo social

Por Brunilde Palacios y Antonio José Guevara

Prensa Alternativa y Comunitaria EL NEGRERO

 

Para quienes en Venezuela hemos tomado como propio este tema, la palabra “negro” se ha transformado en una bandera de lucha que reivindica el honor, inteligencia y tenacidad de quienes salieron de África como desarraigados, sin identidad e intercambiados por los propios africanos,  quienes participaron en un proceso independentista contra el Imperio español con el propósito de ser reconocidos como ciudadanos y gozar de una nacionalidad que había sido negada por su tierra original (la Africana).

Aunque sabemos que se impuso tal apelativo para  diferenciarlos de ellos (Los africanos) para someterlos e intercambiarlos a los europeos, este término ha servido en América para darnos identidad como ciudadanos/ciudadanas y para liberarnos del yugo europeo en América y de la matriz que se vendió en el mundo…, de que solamente servíamos como animales para el trabajo duro.

A partir de esta concepción, se trata de explicar a la sociedad que el origen de este vocablo tiene que ver con el pasado esclavista que se dio en América y el proceso de desarraigo que se dio en África que origino el Sistema de la Trata Negrera. ´Por ello,  el negro es una especie de séptimo hijo, nacido con un velo, y dotado de una segunda visión en este mundo, que no le proporciona conciencia personal verdadera, sino que sólo le permite verse a sí mismo a través de lo que le revela el otro mundo. Es una sensación peculiar de mirarse siempre a través de los ojos de los otros. De mensurar el alma con la mirada de un mundo que le mira con desdén jocoso y pena.

Es muy normal escuchar expresiones como: “no soy racista”, “negro es un color, afro descendiente una identidad”, “Trabajas como negro”, “Negro no tiene identidad”, etc., todos apelativos que vinieron a conformar un discurso discriminatorio y endorracista que alimenta prejuicios y estereotipos…, que en algunos caso llegaron a ser violentos. Puesto que es un tema que molesta mucho y más, cuando viene de venezolanos y venezolanas que tienen un discurso en defensa de la africanidad y que se caracterizan por utilizar este tipo de discurso con una intencionalidad, cuando los vemos enarbolándolos tales consignas discriminatorias y xenofóbicas, disfrazados de africanos  a través de los diferentes medios de comunicación en Venezuela y ostentando cargos de punta en diferentes instituciones clave del Gobierno Bolivariano (endorracismo a ultranza).

Hablar de racismo, discriminación, endorracimos y etnocentrismo, se convierten en temas muy sensibles, en el que tenemos que tomar en cuenta que en Venezuela no se habla de comunidades negras, porque los afro descendientes se han dedicado a fortalecer esa matriz negativa, trasladando al termino negro/negra todo lo malo, lo despectivo, lo  feo, lo negativo…, olvidándose que tal apelativo sirvió para darle identidad, ciudadanía y nacionalidad a quienes fueron intercámbialos por los africanos, a quienes el continente africano no le reconoció identidad y les impuso tales estereotipo de negro/negra para diferenciarlos de ellos, abandonarlos a su suerte, sin que nadie que se hiciera responsable de ellos (conducta que fue muy criticada por los intelectuales de la época).

Por ello es importante, hacer una discusión acerca de la tendencias que se viene dando, entre las posturas que alimenta el colonialismo en el mundo, donde el colorismo (termino creado Alice Walker), conceptualiza el hecho de que cuanto más oscura es la piel de una persona negra, más está sujeta a los prejuicios, en contrapunto, cuanto más clara es la piel del afro descendiente y más finos sean sus rasgos, más será visto dentro del patrón europeo y por lo tanto, será más apreciable y tolerable socialmente ( citado por primera vez en 1982). Tal concepto funciona como un sistema de aceptación, y es tolerados en una sociedad racista, discriminatoria y es  productos de los mensajes de odio que trasmiten a través de las diferentes redes sociales y medios de comunicación, en el que las mujeres y hombres negros se vieron forzados a camuflarse para acceder a espacios de los cuales siempre fueron excluidos…, por tal razón  no es casual los alisados capilares, los cuales nacieron de la necesidad de vinculase dentro espacios nuevos que fuese menos perceptible y así garantizar más aceptación social, después que los africanos se dedicaron a discriminarlos, imponiéndoles el término negro para no reconocerlos como africanos, sino como una especie sin identidad y sin capacidad de raciocinio.

No es mentira que el estereotipo de negro se relaciona con su tez o con el color de su piel. Por ejemplo, cuando pensamos en la imagen de ser muy trabajador y fuerte, pensamos inmediatamente en un negro o negra, porque  es el estereotipo que viene a nuestra mente, es la etiqueta impuesta que suele clasificar todo aquello que huye del patrón euro céntrico de belleza, para ser aceptados en la sociedad americanas, al mismo tiempo, es preciso reconocer que estos privilegios son limitados y no se escapan de los  impuestos.

Creemos que el blanquecimiento diluye la conciencia y nos alejan de nuestras raíces americanas y de los diferentes fundamentos que sirvieron para ser aceptados en los diferentes sociedades, ya que de acuerdo con la cadena de privilegios, el apelativo de “afro descendientes” se presenta como un eufemismo discriminatorio y usurpador que influye con su carga negativa  y fortalece el racismo social de una manera subjetiva, donde la falta de conciencia también produce el sentimiento de desubicación y crea la sensación de no pertenecer al grupo alguno, al saber que no se es blanco, en el que hay que comprender que todos somos negros, claros u oscuros, en el que hay que imponer la conciencia de nuestra historia, de nuestras necesidades y luchas como colectivo en tierra americanas y en el que tenemos que asimilar con claridad que nuestros cuerpos son nuestro primer territorio para empezar hacer transformaciones.

A lo largo del tiempo dominó sobre estos seres inteligentes que se caracterizan por poseer una piel oscura tales posturas discriminadoras y racistas, mutado y prevaleciendo socialmente como una estructura que terminó ubicándose en su inconscientes, después de vivir ese proceso desgarrador que se transformo en una neurosis colectiva de muy alta monta .

Por tales razones, el período de la conquista representó un espacio de tiempo, donde se consolidó este proceso, donde se validó y configuró formas de enajenación que influyeron entre los amos y  los esclavizados…, lo cual ha permitido diseñarla en la medida que pasa el tiempo, fortalecerla para no darse cuenta, que se está asumiendo una conducta inapropiada  en contra de la venezolanidad y por ende de la americanidad.

Los españoles cuando llegaron a lo que hoy se conoce como América, ejercieron su dominio sobre todo cuanto en estas tierras hubiese existido, valiéndose de prácticas inhumanas para consolidar su estrategia de poder, las cuales les permitieron la posibilidad de tener poder económico, político, social y sexual; donde pudiéramos afirmar, que  la etapa de esclavización avanzó, quienes la iniciaron fueron intensificando el control y aun cuando ya éstos poseían el dominio de las personas esclavizadas (Negros e Indígenas), utilizaron otras prácticas para adueñarse de la psiquis de los hombres y mujeres que eran sometido, en el que se utilizaron estrategias religiosas, donde categorías como  la culpa y el miedo al infierno, se convirtieron en  algunas de esas prácticas utilizadas para obligarlos a no oponer resistencia contra las atrocidades a que fueron sometidos estos seres humanos que se caracterizaban por su belleza corporal e inteligencia.

Poseer las tierras, los cultivos, el oro, la mano de obra de los sometidos (los indígenas y negros), o cualquier ganancia económica, no era suficiente para el opresor, las cuales después de obtenerlas,  no llegaron a llenar tal ambición, porque se sentía como una especie dueño de todo, como una especie de dioses omnipotentes; llevándolos a no pararles ni a sus mismas reglas establecidas por su forma elementales de la vida religiosas, puesto que muchos implementaron   la explotación sexual como valor agregado que vino de la mano con el adoctrinamiento del cuerpo y la construcción de nuevo ideales que servían como justificación como objeto de deseo, apropiándose del de la mujer negra y del hombre negro para satisfacer todas las aberraciones posibles que a los colonizadores y conquistadores se les ocurrieran.

A partir de 1500, las  mujeres blancas que llegaban desde España a la Nueva Granada eran pocas con relación al número de hombres que constantemente estaban desembarcando en estas tierras; las cuales es tenían entre sus tareas impregnar a las esclavas de la clase aristocrática, de la “cultura” española, enseñándoles los  modales de la época, donde se impuso la sumisión, como valor supremo.

Para el siglo XVII en adelante, las mujeres criollas, negra  o mestiza ya dominaban esos valores sociales y culturales impuestos por la colonia, y éstas se convertían en las nuevas amas. A ellas se les encomendaba la labor de unificar la familia, mientras los hombres tenían la responsabilidad de dominar las tierras, la política y la economía.

Fueron éstas mismas mujeres las que enseñaron a las esclavizas a vestir como mujeres domésticas y a preparar su cuerpo para que luciera de tal manera para que sus amos las encontrasen agradables.

Aunque la sexualidad de la mujer y del hombre negro era sobresaliente por encima de la de los blancos españoles, sus cuerpos eran considerados con gran hermetismo y temor, por asumírseles peligrosos o causantes de males y pecados, la sociedad en pleno vivía bajo la doctrina de la doble moral, porque las mujeres blancas o mestizas eran presumidas por su castidad y pureza (y en muchos casos no era tan así ya que ellas también se veían obligadas a recurrir a su sexualidad para sobrevivir a los abusos patriarcales), al mismo tiempo las mujeres  negras eran sometidas a abusos sexuales por parte de sus amos, con el consentimiento de la iglesia y la sociedad, aunque los abusos se realizaban en lugares “íntimos” los mismos eran de conocimiento público, principalmente conocidos por la familia del amo y su círculo cercano; a pesar que eran obligadas a trabajar en el campo, en el servicio doméstico, en bares-prostíbulos y a ser esclava sexual.

Esto conllevó a que para sobrevivir dentro del proceso esclavista, fue necesario que los negros y negras recurrieran a su bagaje cultural…, situación que obligaba a recurrir a cantos, ritos, creencias, menjunjes, rezos, bebedizos, balsámicas y deidades que disfrazaban con los símbolos e imágenes de la cultura religiosa impuesta.

Muchos creyeron que el cuerpo de la mujer que se caracterizaba por poseer una piel oscura y que este al ser usufructuado por su belleza corporal, era un misterio, la sexualidad que de él se desprendía, donde su corporeidad era sobresaliente y sus potencialidades se imponían, puesto que eran inconcebible para el europeo, que este ser que había sido cambiado por cualquier tipo de objeto o vestimenta suntuaria, poseyera tales cualidades y estuviera por encima en belleza de la mujer europea, por ello su cuerpo y sexualidad siempre se asociaban a la perversión porque incitaban a los amos al pecado.

Con el paso del tiempo la explotación sexual de las mujeres negras y del hombre negro se convirtió en un valor agregado para los amos y amas, puesto que algunos llegaron a ostentar ante la sociedad que sostenían relaciones sexuales, dado que se le atribuyó a las mujeres negras la responsabilidad de saciar el apetito voraz de los amos.

En la configuración de las castas sociales las mujeres negras siempre estaban por debajo o eran consideradas menos, inicialmente por su condición de esclavas, aun después de 1854 que alcanzó su libertad y se pudo erradicar la esclavitud en Venezuela, segundo porque la primera identidad de una persona la constituye su cuerpo, y las mujeres y el hombre negros comprendieron la ventaja en cuanto a cánones de belleza que eran superiores ante el europeos; el cual representaba una identidad y un sin número de aberraciones que padecieron.

En la actualidad su despojo del dominio de sus cuerpos pasa por un prisma tripartita, cuando se es niño, niña el cuerpos se convierte en un templo del espíritu que pertenece al sistema de creencias que se impone, cuando son adolescentes pertenece a la sociedad, en el cual se nos dice como vestir, porque lugar transitar, como hablar, hasta como caminar, y cuando son adultos son enajenadas del hogar original por medio un contrato (llamado matrimonio o unión de hecho entre vivos) que las separa.

Pudiéramos decir, que el despojo del cuerpo es una estrategia de dominación que busca  reprimir su sexualidad y erotismo en las mujeres y hombre que se caracteriza por poseer una piel negra en Venezuela, donde se construyo una ideal de cuerpo, en el que ningún negro de carne y hueso encaja, y los fetiches físicos laceran su humanidad. Por ello, se crean reglas sociales que hacen posible la existencia humana que van en detrimento y se validan como necesarias dentro de la sociedad y la sexualidad como herramienta, aporta a la liberación del malestar cultural. Por ello el miedo construyó tabúes que actúan como controladores sociales, los cuales afloran entre las relaciones humanas, porque lo que se busca es .que las decisiones sobre nuestro cuerpo sean el resultado de las presiones sociales, para empoderarnos y transformar nuestro entorno social, en el que debemos liberarnos de la culpa para liberarnos del sistema de creencias y valores que se nos quiere imponer.

 

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Brunilde Palacios y Antonio José Guevara

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