Acompañar a los recién llegados a la docencia

Liliana Sanjurjo

Toda construcción social se sustenta en los lazos que se establecen entre los sujetos que la conforman. Cómo una sociedad acompaña a los recién llegados, tanto a la vida como a los diversos grupos e instituciones en las que se van insertando, al estudio, al trabajo, dice mucho acerca del modo de organización social construido.

El ingreso a la docencia, tanto a la formación inicial como a los primeros puestos de trabajo, ha sido una preocupación teórica, política y social relevante desde el siglo XIX. En el marco de esa preocupación, en las últimas décadas se ha centrado muy especialmente el interés en la problemática acerca de cómo se aprende, y por ende, cómo se enseña una práctica profesional.

Durante mucho tiempo se consideró que el aprendizaje de una práctica se podía realizar a través de la imitación de aquellos experimentados en la misma. El avance de los conocimientos teóricos y la mayor comprensión de los problemas que el ejercicio de una práctica puede presentar dieron lugar a una preocupación por la formación teórica necesaria para diversos desempeños. Se generalizó, entonces, la convicción de que era ineludible una formación teórica previa al aprendizaje de una práctica y que bastaban algunos ejercicios prácticos como cierre final de esa formación. Ya es sobradamente reconocida la insuficiencia de ese enfoque formativo.

Recién en las últimas tres décadas, a partir de los enfoques prácticos y críticos, comienza un significativo desarrollo teórico y de programas de investigación de una concepción alternativa de la práctica, desde la cual se reconoce que el practicante está implicado en las acciones que realiza y que su modo de pensar y de actuar están atravesados por complejos saberes, conocimientos y creencias, producto de un largo proceso de formación.

Se entiende, así, la práctica docente como una práctica social compleja que se caracteriza por la singularidad y la incertidumbre; por lo que requiere de practicantes preparados no solamente en las herramientas teóricas y prácticas, sino también en actitudes de autonomía y de compromiso. Practicantes que sepan dialogar con las situaciones que se les presentan.

Mirada compleja

Dado que las prácticas se llevan a cabo en contextos complejos, no es posible entonces abordarlas desde una mirada simplificadora. Es necesario generar las condiciones para que el practicante desarrolle un pensamiento complejo y una actitud de compromiso con la realidad de su tiempo. Es preciso, también, que durante la formación inicial y el proceso de desarrollo profesional se sistematice cuidadosamente la articulación entre formación teórica y análisis de la práctica, ya que la inmersión acrítica en la misma, sin apoyaturas sistemáticas desde la teoría, puede resultar altamente reproductora. El desarrollo del pensamiento complejo, necesario para asumir una práctica compleja, no es posible a través del ensayo y el error. Diversos dispositivos formativos permiten llevar a cabo ese proceso.

Estos nuevos enfoques entienden la formación como el proceso a través del cual el docente se va apropiando de creencias, saberes prácticos, teorías vulgares y científicas con las cuales construye un saber personal que, a su vez, socializa permanentemente. En dicho proceso es posible distinguir diversos trayectos: la biografía escolar, la formación inicial, los procesos de socialización profesional y el desarrollo profesional. Paradójicamente, los estudios e investigaciones acerca de la formación docente han señalado que los trayectos más asistemáticos y acríticos -la biografía escolar y la socialización profesional- son de alto impacto en relación a los trayectos sistemáticos y formales de formación inicial y continua.

Las primeras inserciones en el trabajo constituyen una etapa de tensiones y aprendizajes intensivos en contextos generalmente desconocidos, durante la cual los profesores principiantes deben construir conocimiento profesional, además de mantener un cierto equilibrio personal. Se destaca como característica de este período la inseguridad y la falta de confianza en sí mismos. De allí la importancia no sólo de revisar profundamente los modelos formativos, sino el posible acompañamiento a los graduados en sus primeros desempeños docentes.

Con todas las acciones encaminadas asumimos nuestro propio proceso formativo e intentamos contribuir con la mejora de la formación y el desarrollo de las prácticas docentes, prácticas caracterizadas por las controversias y dificultades, pero a la vez por la pasión y el compromiso.

Acciones concretas

En la zona sur de la provincia de Santa Fe, en base a los aportes referidos, se viene realizando un trabajo sostenido entre la Universidad Nacional de Rosario (UNR) e institutos provinciales que forman docentes. La cátedra de Residencia Docente de la Carrera de Ciencias de la Educación de la Facultad de Humanidades y Artes, desde su inicio en 1989, desarrolla actividades de intercambio con los institutos del medio, por cuanto los residentes de la carrera realizan sus experiencias en educación formal, en espacios curriculares de dichos institutos. Además, muchos de sus graduados se insertan a trabajar en los mismos.

Entre las actividades compartidas con otros docentes de práctica, se destaca el desarrollo de redes de profesores de práctica durante más de cinco años. Espacio en el que se organizaron diversas actividades de formación e intercambio sistemático, logrando producciones que fueron presentadas en congresos o fueron publicadas en actas y en revistas institucionales.

Se llevaron a cabo, además, varios eventos inter-cátedras. Entre otros, jornadas anuales con docentes y alumnos, un proyecto de investigación (Picto) en marcha sobre la construcción del conocimiento profesional docente y la inserción de los graduados a las instituciones, diversos proyectos de articulación como el asesoramiento a escuelas asociadas, seguimiento de los graduados, trabajo sistemático con los docentes coformadores. Como producto del trabajo compartido está por concretarse, también, la publicación del libro “Los dispositivos para la formación en las prácticas profesionales” de la editorial Homo Sapiens, y una jornada de profesores de práctica, prevista para agosto.

Con todas las acciones encaminadas asumimos nuestro propio proceso formativo e intentamos contribuir con la mejora de la formación y el desarrollo de las prácticas docentes, que se caracterizan por las controversias y dificultades, pero a la vez por la pasión y el compromiso.

Fuente del articulo: http://www.ellitoral.com/index.php/diarios/2009/08/03/educacion/EDUC-01.html

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Liliana Sanjurjo

Doctora en Educación