Entrevista a Éric Toussaint
Desde hace varios decenios escribe sobre los sistemas financieros internacionales. Según Toussaint sería necesario que su funcionamiento fuese fácil y totalmente comprensible para todos. Señala que no siempre es fácil convencer a los editores para publicar tus libros si añades otra demanda: que dichos libros sean accesibles gratuitamente en internet. Con los años ha adquirido la reputación de un autor leído y citado a menudo, lo que le ayuda a encontrar apoyo para sus investigaciones entre los ciudadanos que quieren poner en práctica sus alternativas. Su último libro, aparecido en Francia a finales de 2017, se titula Le Système Dette. Histoire des dettes souveraines et de leur répudiation (éditions Les Liens qui Libèrent, París, 2017). Estuvo precedido, entre otros y a título indicativo, por los títulos Bancocracia (2014) y 50 Preguntas/50 respuestas sobre la deuda, el FMI y el Banco Mundial.
El historiador belga, que además es doctor en ciencias políticas, creció en un pueblo belga de 2.500 habitantes con una treintena de nacionalidades diferentes. Renunció a la carrera académica en Lieja por el activismo y la investigación y fue uno de los miembros fundadores, en 1990, del Comité para la Abolición de las Deudas Ilegítimas que participó en la fundación del Foro Social Mundial.
Por invitación del Centro para las Políticas de Emancipación, pronunció en la facultad de Filosofía de Belgrado una conferencia titulada ¿Por qué y cómo abolir las deudas ilegítimas en Europa?, en la que considera las deudas ilegítimas mecanismos creados para servir el interés de una minoría privilegiada en lugar del interés público. Los gobiernos de Ecuador (2007-2011) y Paraguay (2008-2011) y el Parlamento de Grecia (2015) solicitaron la ayuda de Éric Toussaint como asesor en las auditorías de las deudas públicas. También ha participado en iniciativas ciudadanas por la auditoría de las deudas en Europa. Le hemos preguntado por nuestra economía sabiendo que desde 2008 la deuda pública serbia se ha triplicado hasta llegar al 65 % del PIB, pasando de 8.000 a 24.000 millones de euros.
«Yo diría que Serbia como los demás países de los Balcanes, lo mismo que Portugal, España o Chipre, se sitúan en la periferia cuyo centro está constituido por Francia, Bélgica, los Países Bajos, Austria y sobre todo Alemania, que tratan a dicha periferia como un campo de ensayos. La transferencia de capitales y tecnologías del centro a la periferia va acompañada de condiciones políticas y financieras a través de la Comisión europea, el Banco Central Europeo, el FMI y el Banco Europeo de Inversiones. En el sentido inverso, de la periferia parten los flujos financieros en dirección al centro en forma de reembolso de la deuda, de repatriación de los beneficios realizados por las empresas extranjeras que explotan la mano de obra «barata» de la periferia, sin olvidar la fuga de capitales y la evasión fiscal organizada por los capitalistas de la periferia. Hay que añadir la fuga de cerebros y de mano de obra en general que va de la periferia al centro y que representa una riqueza irreemplazable, su mayor riqueza. No se pueden comprar nuevos ciudadanos.
Además, antes de la crisis, un flujo financiero de una amplitud enorme fue del centro a la periferia, principalmente a través de los sistemas bancarios alemán, austriaco, francés, belga, holandés e italiano. Las deudas privadas y públicas se incrementaron y desde la crisis del centro, a partir de 2008, los flujos financieros se han detenido. Desde entonces para algunos países de la periferia se ha vuelto muy difícil reembolsar la deuda, tanto de los hogares como de las empresas o de los estados. Antes de que la crisis bancaria estallase en Alemania y en los demás países del centro parecía fácil obtener dinero del centro, era casi un regalo. No hay que olvidar que los banqueros del centro lo hacían debido a un exceso de liquidez y con la voluntad de invertir para conseguir beneficios. Pero un período de ese tipo siempre va seguido de una crisis. En realidad Serbia no es una cobaya aislada. Es lo mismo en el caso de España, Irlanda, Portugal, Chipre, casi todos los países de los Balcanes, entre ellos Grecia… en resumen, las economías periféricas».
¿Considera que la UE al menos representa un mal menor para Serbia?
Supongo que la UE continúa siendo atractiva para Serbia. Y entiendo por qué, sobre todo si tenemos en cuenta el mantra de la falta de alternativa. Además vengo de un país del centro, he ido a Ucrania, Bosnia, Croacia, Eslovenia… para responder a las invitaciones lanzadas por las organizaciones de izquierda. Hay que ser un gran optimista y un gran ingenuo para pensar, teniendo en cuenta el desarrollo de los hechos, que la UE elegirá el interés del ciudadano libre y activo antes que el interés del capital. A los ciudadanos solo se les concede la libertad necesaria para que el sistema, que funciona económicamente contra ellos, no esté amenazado. Les recomiendo que sean prudentes con sus deseos de integración en la UE.
El interés de los acreedores privados e internacionales está muy claro, la falta de responsabilidad también. ¿Pero cuál es la responsabilidad de los gobiernos que aceptan los créditos nocivos?
En la mayoría de los países la deuda pública se incrementó debido al rescate de los bancos tras su quiebra. Semejante transformación de la deuda privada en deuda pública se hizo contra el interés de la mayoría de la población, los gobiernos que hicieron eso deberían ser castigados y las deudas contraídas para rescatar a los bancos responsables de la crisis deberían anularse. Por otra parte, las afirmaciones de los gobiernos según las cuales una reducción del impuesto sobre los beneficios de las grandes empresas atrae a los inversores y empleadores interesados por el fair-play, son muy discutibles. La primera consecuencia de ese tipo de decisiones, sin excepción, es la reducción de las rentas públicas. Dado que los ingresos del Estado bajan como consecuencia de esos regalos a los capitalistas nacionales y extranjeros, el Gobierno se ve obligado a financiar el presupuesto por medio del endeudamiento. Además las PYMES no tienen ningún interés en la reducción de impuestos a las grandes empresas, que llevan al hundimiento de la economía nacional, impulsan la actividad hacia el mercado negro y disminuyen más los ingresos públicos. El tercer tipo de responsabilidad de los gobiernos es el fenómeno del « elefante blanco», el financiamiento de proyectos muy costosos que no sirven para nada al interés general. Aquí tienen, por ejemplo, el proyecto «Belgrado Waterfront» (1), una empresa excepcionalmente costosa, irrealizable sin financiamiento y préstamos exteriores, que no mejora la infraestructura económica del país ni de la ciudad. Los ciudadanos heredarán la deuda, no los gobiernos que cambian a menudo.
Imagen del proyecto Belgrado Waterfront
Usted estuvo durante cierto tiempo en contacto con Alexis Tsipras y Yanis Varufakis como asesor en la auditoría de la deuda pública griega. ¿Piensa que Grecia habría podido enfrentarse a la troika de otra forma, sin consecuencias punibles?
Tras las numerosas protestas ciudadanas de oposición a las políticas antisociales impuestas por la troika, Tsipras apareció como representante de una alternativa. En su programa había previsto la auditoría de la deuda, la socialización de los bancos, la reducción de los gastos militares… Debido a sus tensas relaciones con Turquía Grecia se aprovisiona de armamento estadounidense, francés y alemán en proporciones increíbles, probablemente inútiles y muy costosas. Washington, París y Berlín empujaron a las autoridades griegas a esos gastos ilegítimos y continúan haciéndolo.
Desde el 25 de enero de 2015, tras las elecciones, estaba claro que Tsipras sería el primer ministro y el Gobierno se formó dos días después. Mientras tanto, menos de una semana después, el Banco Central Europeo prohibía a los bancos griegos el acceso normal a las líneas de créditos de liquidez. A partir de ese momento, todos los viernes, el Gobierno de Tsipras se vio obligado a pedir al BCE una ayuda excepcional de liquidez (Emergency Liquidity Assistance , ELA) más cara que las líneas de crédito ordinarias y que además fomenta un sentimiento de inseguridad respecto a los depósitos bancarios (lo que estimuló retiradas masivas por un total de más de 30.000 millones de euros en seis meses). Habría sido normal, por lo tanto, que el Gobierno adoptase una actitud de autodefensa frente al BCE y realizase la auditoría de la deuda, que entonces llegaba al 180 % del PIB. Nadie en su sano juicio puede pensar que semejante deuda está totalmente justificada. ¿Por qué es tan terrible comprobar cómo está constituida? Pero Tsipras sucumbió a la presión de los bancos privados extranjeros y griegos, de Jean-Claude Juncker, de Mario Draghi y del FMI y no sancionó a los bancos cuya gestión fue ilegal o sospechosa. Tampoco suspendió el pago de la deuda. Demasiadas concesiones de un Gobierno que se declaraba progresista.
¿Cree entonces que Alexis Tsipras cambió de opinión sobre el rumbo que debía dar a la política griega?
Muchas personas lo pensaron después de seis meses, en junio, cuando la ruptura con la troika era inevitable. El Gobierno preguntó al pueblo griego, que seguía muy politizado, si deseaba continuar sometiéndose a las exigencias de los acreedores. Unos días antes del referéndum del 5 de julio de 2015, el BCE volvió a presionar cerrando los bancos griegos para atemorizar a los ciudadanos, A pesar de ese chantaje el resultado del referéndum fue claro, el 61,5 % de los griegos votó “No” y rechazó las exigencias de los acreedores, es decir, de la troika. Aquello fue muy valiente. Pero Tsipras era menos valiente que el pueblo que le había elegido. Estoy convencido de que cuando pedía al pueblo que votase “No” tenía la esperanza de que ganase la otra opción. No obedeció la voluntad de los electores. Eso ha provocado un trauma, una terrible decepción no solo en Grecia, sino en todas partes donde existe el deseo de un mundo más justo. El sadismo de la troika con Grecia después del referéndum no ha hecho más que profundizar ese trauma.
¿Tsipras y Varufakis utilizaron las conclusiones y recomendaciones de la auditoría realizada por la comisión que puso en marcha la presidenta del Parlamento griego?
Nunca las utilizaron. La historia recordará a Tsipras como un traidor, lo que no se puede decir de Varufakis. Finalmente la Asamblea Nacional, con otros 30 diputados de Syriza y cinco ministros, votó el 15 de julio de 2015 contra la capitulación frente a la troika. Se recordará. Pero en realidad su nuevo libro Comportarse como adultos, no es creíble. Varufakis pensaba, al igual que Tsipras, que es posible engatusar a Lagarde, Juncker, Merkel y Schäuble. Por un lado, el 20 de febrero de 2015, firmó un contrato con el Eurogrupo en el que como ministro de Finanzas se comprometía a reembolsar la deuda respetando el calendario y a continuar las privatizaciones. Por otro lado en su libro afirma que desde el mes de marzo intentó convencer a Tsipras para oponerse al FMI y al BCE, ¿por qué nunca se dirigió personalmente contra la política con la que no estaba de acuerdo? Además, en su libro, dice que escribió siete cartas de dimisión y las rompió todas. Debería haber sido más transparente y políticamente más perseverante y radical frente a la UE y el FMI. Dice una cosa públicamente y piensa lo contrario.
Usted señala el «sadismo de los acreedores». Por otro lado se insiste en la pereza y la irresponsabilidad de los griegos, ¿dónde está la verdad?
Los griegos más ricos han conseguido eludir el impuesto, pero las clases medias y bajas tienen que pagarlo. En Grecia cuando no pagas al Estado caes en la ilegalidad y no puedes disfrutar de los derechos sociales mínimos. Literalmente no eres un ciudadano. Eso no tiene nada que ver con la pereza. Por ejemplo, antes de que Tsipras llegara al Gobierno, 2.105.000 griegos estaban en situación de exclusión a causa de deudas inferiores a 3.000 euros. Nadia Valavani, la viceministra de Varufakis, propuso una medida excelente: permitir que las personas pagasen sus deudas en cien pagos mensuales de 20 euros como mínimo y anular una parte (2). Desde el primer mes, alrededor de 700.000 personas entraron en el sistema, lo que aportó al Gobierno griego una suma importante de ingresos imprevistos. ¿Cree que la Comisión Europea y el FMI lo apoyaron? No, en el tercer memorando incluyeron una medida según la cual quien se retrasase dos veces en el pago de la deuda en 24 horas sería borrado del sistema. En junio de 2016, 250.000 personas habían sido expulsadas del sistema de regularización puesto en marcha gracias a Nadia Valavani. Ahora hay medio millón más de ciudadanos que antes en la ilegalidad.
¿Qué opina del movimiento DiEM25 de Yanis Varufakis?
No firmé el manifiesto del DiEM25 ni me he adherido a ese movimiento creado en 2016 por Varufakis. Aunque muchas personas a las que aprecio mucho participan en el trabajo de esa organización yo no la apoyo. DiEM25intenta crear “por arriba” una organización internacional de la izquierda europea antes de las elecciones de 2019 para el Parlamento Europeo, mientras que lo que hace falta es un proceso enraizado en la base, en las luchas y las resistencias. DiEM25 aboga por la reforma de la UE y los organismos financieros, pero Varufakis, como exministro de Finanzas, debería saber mejor que nadie que no parece que la UE se pueda reformar. Los acuerdos sobre los que está fundada la UE solo se pueden modificar con la aprobación unánime de los países miembros, lo que es irrealizable.
Se habla de la ampliación y fortalecimiento de la zona euro, ¿cuáles serían las consecuencias?
La influencia sobre la economía europea sería pequeña, quizá el incremento de un porcentaje del PIB. Pero aunque la zona euro está al borde del abismo no se va a hundir, ya que no hay alternativa propuesta. En el caso de una ampliación, las economías más fuertes y las grandes empresas privadas serían todavía más poderosas, porque no hay riesgo de devaluación y porque la Comisión Europea y el BCE las apoyan firmemente. Serían las poblaciones de los países de la periferia que entrasen en la UE las que sentirían hasta qué punto la organización europea limita la libertad de tomar decisiones democráticamente. Simplemente el euro en Alemania y el euro en Serbia (aunque ésta entre en la eurozona) no son el mismo euro y nunca lo serán. El euro es una moneda que refuerza las economías dominantes y somete las economías periféricas.
Traducido del serbio por Natalija Stevanetic y Bertrand Fonteyn.
Fuente original: Semanario serbio NIN