Durante encuentros con estudiantes, investigadores, productores y otros grupos el teólogo brasileño reflexiona acerca de ese tema estratégico para el país.
Las interconexiones entre la agroecología, la participación del campesinado y las juventudes, el enfoque de género y la comunicación para el avance del Plan de Soberanía Alimentaria y Educación Nutricional (Plan SAN) en Cuba fueron abordadas por el teólogo brasileño Frei Betto.
Sin los campesinos y sin quienes se dedican al periodismo y la comunicación no tendrá éxito el Plan SAN, sentenció el sacerdote de la orden de los Dominicos durante el encuentro organizado por el Instituto Internacional de Periodismo José Martí (IIPJM), junto a la representación en Cuba de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés) y la oenegé Oxfam.
Betto, uno de los máximos exponentes de la Teología de la Liberación, compartió reflexiones sobre el papel capital que le concede a la labor de las y los periodistas en la socialización del Plan SAN, del cual es asesor, y en la movilización de la sociedad: personas de todas las edades, comunidades organizaciones, organismos y proyectos e institutos de investigación de todo el país.
El Plan de Soberanía Alimentaria y Educación Nutricional, primero de su tipo en la historia del país, fue aprobado por el Consejo de Ministros en julio de 2020 y persigue organizar sistemas alimentarios locales, soberanos y sostenibles que integren toda la cadena agroalimentaria y el fomento de una cultura alimentaria y educación nutricional.
Visiones
Betto indicó que las personas no tienen forma de intervenir ni de decidir en las medidas gubernamentales, los desastres naturales como huracanes e inundaciones y situaciones como la pandemia.
Sin embargo, enfatizó, en el Plan SAN todas las personas pueden y deben actuar y participar y “no va a tener éxito si cada cubana y cubano, desde los niños hasta los más viejos, no lo asumen como suyo”, pues depende fundamentalmente de la movilización del pueblo.
Recordó que con la campaña de alfabetización Cuba se convirtió en el primer país de América Latina en eliminar el analfabetismo.
Ahora, destacó, se trata de erradicar la inseguridad alimentaria en un país pobre, que importa cada año alimentos por unos 2.000 millones de dólares –que podría invertir en mejorar las condiciones de vida e incidir en el sector del abastecimiento–, y sufre el impacto del bloqueo de los Estados Unidos.
En Cuba, consideró, no hay hambre, pero las personas no pueden comer lo que les gusta, ni en las cantidades que quieren, deben enfrentar las colas y no hay seguridad de encontrar los alimentos en los mercados, todo lo cual constituye un serio problema.
Otros desafíos
El teólogo recordó que en un mundo habitado por 7 300 millones de personas hay unos 900 millones de hambrientos, no porque no existan los alimentos, sino por su injusta distribución, lo que contrasta con la pandemia que representa la obesidad exagerada y crónica, que genera gastos millonarios en medicamentos.
También destacó el papel de la agroecología, donde existen múltiples buenas prácticas, porque alcanzar soberanía alimentaria pasa también por una transformación en las formas de explotar la tierra, sin destruir los suelos, los bosques, ni devastar el medio ambiente, dijo.
Nuevamente lanzó el reto a la comunicación y a la necesidad de socializar las experiencias agroecológicas exitosas, así como promover un cambio de paradigma nutricional que permita aprovechar mejor los alimentos y reducir considerablemente las pérdidas, estimadas en cerca de 30 por ciento de lo que se produce.
“La prensa tiene que socializar esa información de por qué la agroecología es más provechosa, más sostenible”, acotó. También valoró el fracaso de la 26 Conferencia sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas, que sucumbió frente a la prioridad del capitalismo de obtener ganancias para los más ricos.
Por otra parte, Betto enfatizó que “si la juventud cubana no abraza ese plan como una bandera suya, eso no va a tener futuro”. Asimismo, destacó el rol de la educación popular como metodología para dar a conocer el Plan SAN y para sistematizar sus saberes, en los cuales se basa la Cartilla Popular, que recomendó leer a todas las personas.
Plan SAN
Para Marcelo Resende, representante de FAO en Cuba, el país se encuentra en un momento muy especial, de transformación de los sistemas alimentarios, sobre grandes pilares: actualización del modelo económico, con el impulso al desarrollo local; el acercamiento a la ciencia, tecnología y la innovación a la agricultura y el Plan SAN.
Según dijo en el encuentro Elizabeth Peña, directora de Agricultura Urbana, Suburbana y Familiar del Ministerio de la Agricultura, los principales temas del referido plan se relacionan con la disminución de la dependencia de las importaciones de alimentos e insumos, la garantía de la calidad y la inocuidad, además de la reducción de las pérdidas y los desperdicios de alimentos.
Este programa prioriza también la consolidación de los sistemas alimentarios locales y la movilización de los sistemas educacionales, la cultura y la comunicación para fortalecer la educación alimentaria y nutricional.
Al valorar la importancia del Plan SAN, Juan Garay, jefe de cooperación de la Unión Europea en Cuba, mencionó que si bien las importaciones por 2 000 millones lastran la economía de la nación caribeña, comer sano evitaría gastos en salud por una cifra similar y aumentaría la ya elevada esperanza de vida y salud, admirable comparada con la región.
Fuente: https://rebelion.org/frei-betto-senala-desafios-para-lograr-soberania-alimentaria-en-cuba/