Por Roberta Jacobson
Mi trayectoria para convertirme en embajadora comenzó hace años cuando estudié en Argentina. Descubrí un mundo de nuevas ideas y experiencias y, sobre todo, un llamado que ha sido mi pasión por más de treinta años.
Muchos de mis colegas en el gobierno, en la iniciativa privada, en organizaciones no gubernamentales y en organizaciones internacionales, han tenido la misma fortuna de estudiar en el extranjero.
Ésta experiencia ha enriquecido sus vidas y, con frecuencia, ha marcado sus carreras.
En nuestra sociedad globalizada es imperativo que más estudiantes de todo tipo tengan la oportunidad de estudiar en el extranjero. Conectarse de manera virtual es muy bueno, pero nada se compara con vivir en el lugar. Todos en la embajada, junto con el gobierno de México, están haciendo un esfuerzo porque esto suceda. En parte gracias a nuestros programas, el informe 2016 del Instituto de Educación Internacional muestra un incremento de 17 por ciento en el número de mexicanos que están cursando estudios de licenciatura en los Estados Unidos, y un incremento de casi 6 por ciento en el número de estadounidenses que vienen a estudiar en México.
Éstos son sólo unos ejemplos tangibles del impacto que estos programas pueden tener:
Gustavo Hernández Monroy viene de un pequeño pueblo en el Bajío. Recibió una beca del programa Access de la embajada para estudiar inglés. Con las habilidades que adquirió pudo entrar al programa Jóvenes en Acción y estudió en los Estados Unidos. Después representó a México en la Olimpiada Internacional de Biología, en Singapur, y ahora estudia Economía en el ITAM con una beca completa.
Gabrielle Giffords, exdiputada federal de los Estados Unidos por el estado de Arizona y una activista contra las armas, estudió en México en 1993 con una beca Fulbright-García Robles. “Ser becaria Fulbright cambió mi vida”, sostuvo. “Vi un mundo más amplio y nuevas maneras de trabajar juntos”.
La iniciativa del presidente Obama “La Fuerza de Cien Mil en las Américas” ha ayudado a aumentar la movilidad estudiantil hacia ambos lados de la frontera. Fátima del Rosario Cano Euan, estudiante de biología en la Universidad Autónoma de Yucatán, participó en la Academia de Innovación para Mujeres en la Ciencia de la Universidad de Nuevo México bajo esa iniciativa. Ella dijo: “Ésta fue la mejor oportunidad para encontrarme con otras jóvenes investigadoras en el campo de las ciencias. Interactuar con éstas mujeres me ha ayudado a apreciar distintas culturas y los retos que cada una de nosotras enfrenta en el campo científico”.
Hace dos semanas, al regresar de los Estados Unidos, me tocó sentarme junto a una estudiante mexicana que cursa sus estudios en Dakota del Norte. Quedé muy complacida de que nuestros caminos se cruzaran y sé que ella y otros como ella ayudarán a que nuestros dos países sigan creciendo aún más fuertes.
Debemos a nuestros ciudadanos y a nuestro futuro apoyar y financiar las experiencias de estudiar en el extranjero. Nuestra fuerza laboral del siglo XXI requiere las habilidades y perspectivas que otorgan estas experiencias formativas. Podemos hacer esto posible para que haya más jóvenes como Gustavo, como Gabrielle y como Fátima. Si quieren saber cómo pueden ayudar, por favor envíenme un mensaje por Twitter a @EmbRoberta. Espero escucharlos.
Fuente: http://www.elfinanciero.com.mx/opinion/la-educacion-internacional-define-destinos.html
Imagen: www.elfinanciero.com.mx/files/article_main/uploads/2015/06/03/556f34efa25ed.jpg