La nueva estrategia del gobierno federal «para que la reforma educativa llegue a las zonas más desfavorecidas» en realidad lo que busca es desaparecer la educación de las comunidades marginadas.
Por: animalpolitico.
En días pasados, el secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño, anunció que entre enero y febrero próximos presentará lo que llamó “estrategia de inclusión y equidad”, para que la reforma educativa llegue a las zonas más desfavorecidas. La estrategia incluirá un “plan de reconcentración de escuelas” que implicará, en síntesis, cerrar los centros educativos de las comunidades pequeñas y trasladar a los niños a planteles con “organización completa” y con “educación de calidad”.
Este plan indica una vez más la ineptitud del gobierno en turno y sus políticas de escritorio, basadas en el desconocimiento total de la realidad de nuestro país. Más bien lo que está planteando es desaparecer la educación de las comunidades marginadas.
No aclara si esos planteles de “organización completa” incluirán hospedaje y alimentación para los alumnos. De no ser así, ¿cómo pretende que lleguen? ¿Enviará transporte escolar (en burro si acaso) a las comunidades aisladas o caminarán horas los niños para recibir educación? Y si funcionan como internados, ¿va a separar a los alumnos de sus familias? ¿Con qué derecho? ¿Piensa que los padres tendrán la confianza de dejar a sus hijos en manos de un puñado de burócratas?
Esta brillante idea de Nuño, como lo afirmó Luis Hernández Navarro en su columna del martes pasado en La Jornada, es “la moderna versión educativa de las viejas reducciones de indios” que fueron, como dice, “reconcentraciones forzadas de la población indígena durante la colonia” para extinguir la diversidad cultural de los pueblos, despojarlos de sus territorios y concentrar su mano de obra.
Según Nuño, de 200 mil planteles de educación básica, la mitad concentran solamente el 14 por ciento de los alumnos “en localidades dispersas, con los peores resultados y la menor inversión”. Es cierto que son muchas escuelas con pocos alumnos, pero precisamente por eso requieren menos recursos que los centros educativos grandes. Además, es falso que sean las de peores resultados. Cuando se aplicaba la prueba Enlace en primaria, destacaron muchas veces escuelas rurales, multigrado y de zonas indígenas entre las mejores, a pesar de pertenecer a las de “menor inversión”, (aquí y aquí hay algunos ejemplos sobre esto).
Evidentemente, lo que debería hacerse si se pretende desarrollar una verdadera “estrategia de inclusión y equidad” es aumentar el presupuesto y la calidad de la educación rural e incrementar particularmente los recursos para las escuelas bilingües en zonas indígenas. Y comenzar por reforzar las escuelas normales rurales, en las que se forman los maestros que educan precisamente a los indígenas y campesinos.