24 de mayo de 2017 / Fuente: http://blog.tiching.com
Eric Sheninger
¿Por qué cree que a la mayoría de niños no les gusta ir a la escuela?
Porque las escuelas son justamente lo opuesto al mundo real. Hay datos que muestran que cuánto más tiempo pasan los alumnos en la escuela, menos motivados están. Los niños odian ir a la escuela porque no ven su relevancia, significado ni valor. Y cuando faltan estas tres condiciones, no sólo es difícil que los estudiantes estén involucrados, sino que también es más complicado obtener buenos resultados.
¿Cómo revertir esta situación?
Las escuelas deberían replantearse sus políticas, procedimientos y prácticas para crear experiencias que sean valoradas por los estudiantes. Si seguimos preparando a los alumnos para un mundo que ya no existe, los niños se van a preguntar por qué necesitan ir a la escuela.
En su opinión, ¿cuáles son las habilidades que deberíamos enseñar en las escuelas para que los niños tengan éxito en el mundo real?
Tenemos que encontrar un equilibrio entre las prácticas tradicionales y la cada vez más próspera cultura que empieza a integrar prácticas innovadoras que se centran en las habilidades blandas como la creatividad, la comunicación, la colaboración, el liderazgo, la perseverancia, la determinación, la resistencia…
¿Cuál es su opinión respecto del uso de las nuevas tecnologías en la escuela?
Es un problema cuando en la escuela no dejamos a los estudiantes usar herramientas del mundo real. En este sentido, creo que a veces somos un poco ingenuos al poner tanto énfasis en la conformidad, control y obediencia. Tres prácticas que facilitan la implementación de políticas que no permiten el uso de los medios sociales en las clases.
Por lo tanto, ¿está a favor del uso de estas herramientas en clase?
Sí, pero debemos enseñar a los alumnos a hacer un uso responsable de ellas. Es importante empezar con los más pequeños, enseñándoles cómo estar seguros, cómo la tecnología puede ayudarles a mejorar su aprendizaje, cómo los medios sociales pueden mejorar sus habilidades de comunicación, cómo pueden colaborar con compañeros de todo el mundo o cómo pueden crear y compartir este conocimiento.
¿Por qué cree que la comunidad educativa es aún reticente a la integración de estas herramientas?
Nuestra mentalidad ha sido entrenada para ver los medios sociales como si fueran un enemigo. Cuando seamos capaces de centrarnos en el potencial que tienen para mejorar el aprendizaje, siempre que sea apropiado, empezaremos a establecer las bases para crear una cultura educativa más relevante y cautivadora. Y cuando esté implementada será cuando empezaremos a obtener los resultados esperados. Nosotros lo pudimos comprobar en nuestra escuela.
¿A qué se refiere?
En la escuela que lideraba, permitimos el uso de Instagram, de Twitter… en las actividades escolares. Mientras los niños utilizaban estas herramientas, seguían siendo evaluados con normas alineadas con nuestro plan de estudios. Por lo que seguíamos enseñando los mismos conocimientos que otras escuelas, pero de una forma más relevante y significativa para nuestros estudiantes. Y esto nos ayudó a conseguir resultados impresionantes.
¿Cómo fue la transformación digital de la escuela?
En 2009, después de recibir críticas de nuestros estudiantes a través de Twitter, nos dimos cuenta que debíamos dejar de aprender para volver a aprender. Durante cinco años, nos centramos en una transformación digital utilizando la tecnología como lente para mirar críticamente nuestra cultura de aprendizaje. En los cinco años siguientes, nos centramos en la pedagogía primero y en la tecnología después.
¿Cuáles fueron los resultados?
En cinco años obtuvimos los mejores resultados de la historia de nuestra escuela en el test federal. El índice de graduación se convirtió en el tercero más elevado de todo el estado de Nueva Jersey, el cual es el segundo más alto en los Estados Unidos; obtuvimos los mejores índices de asistencia en las aulas… En resumen, conseguimos una transformación hacia una cultura que los niños abrazaron y valoraron.
Si las escuelas no transforman su cultura de aprendizaje, ¿cuáles serán las consecuencias para los estudiantes a largo plazo?
Los estudiantes dejarán de venir a clase. Los niños ahora saben cómo encontrar todo tipo de contenido, por lo que si seguimos soltándoles información sin más, dejarán de ver el valor de la escuela. Necesitamos centrarnos en responder por qué la escuela es importante para ellos y por qué lo que les estamos enseñando les permitirá tener éxito en un futuro incierto.
En su escuela tenían una sala en la que los niños podían experimentar sus pasiones. ¿Por qué era importante contar con este espacio?
Tradicionalmente los niños deben aprender a hacer, es decir, deben obtener el contenido y después utilizarlo. Nosotros cambiamos ese paradigma promoviendo que nuestros estudiantes hicieran para aprender. Experimentando con sus manos, tocando, colaborando, creando para desarrollar nuevas capacidades…
¿Por qué la mayoría de escuelas no cuentan con este tipo de espacios?
En muchos casos, las escuelas siguen teniendo un único enfoque que consiste en pensar que todos los estudiantes aprenden de la misma manera. Pero la realidad es que los niños aprenden de maneras distintas. Por todo ello, es positivo contar con un espacio en el que se desarrollen experiencias de aprendizaje informal para todos los estudiantes.
En este escenario educativo, ¿cuál es el rol que deben tener los docentes?
Debe cambiar. Los docentes debemos pasar de ser emisores de contenido a facilitadores de conocimiento. Tenemos que liberar los talentos de nuestros estudiantes y fomentar que sigan sus pasiones. Para ello, profesores y administradores, tenemos que estar dispuestos a renunciar al control, a confiar en los niños y a crear condiciones para que ellos sean los dueños reales de su propio aprendizaje.
¿Cómo hacerlo?
Tomando riesgos calculados, perdiendo el miedo al fracaso. Podemos entender la palabra miedo de dos formas: “olvídalo todo y corre” o “enfréntate a todo y levántate”. Esta última es una mentalidad de crecimiento que se centra en el potencial ilimitado de hacer cosas de forma distinta y a no estancarse con los obstáculos. Si seguimos permitiendo que las excusas nos retengan, continuaremos en un sistema cada vez más irrelevante y desconectado para nuestros estudiantes.
¿Cuál debe ser el rol de los estudiantes?
Deben tener voz, elección y defensa. Los educadores deben preguntarse si están incorporando la voz de sus estudiantes y si se les permite elegir y defender sus ideas para mejorar su experiencia educativa.
¿Qué otros aspectos deben cambiarse para convertir las escuelas en relevantes para los estudiantes?
Hay investigaciones que demuestran que el diseño de las escuelas influencia en un 25% el aprendizaje, positiva o negativamente. Estos estudios analizan el mobiliario, la luz, la acústica, los colores, la temperatura… La principal conclusión es que no sólo debemos mejorar las técnicas pedagógicas, sino que también hemos de centrarnos en el ambiente de las clases y los espacio de aprendizaje.
Para finalizar, ¿podría darnos algún consejo para aquellos responsables de escuelas que quieran empezar con la transformación digital?
Lo más importante es que entiendan que pueden ponerse en contacto con aquellos docentes y líderes escolares que ya han tenido éxito con la transformación digital. Se trata de trabajar de forma inteligente. Por ejemplo, pueden leer mi libro Digital leadership en el que doy consejos para mejorar las prácticas a través de las herramientas digitales. Es importante darnos cuenta que no debemos tener todas las ideas ni todas las soluciones, sólo saber dónde encontrarlas.
Fuente entrevista: http://blog.tiching.com/eric-sheninger-debiamos-dejar-aprender-volver-aprender/