Ramón Solórzano Robledo
Nuestros(as) primeros(as) maestros(as) los hemos tenido en casa, nuestro padre y madre, los cuales, con los valores, ejemplos y conocimientos que ellos poseían trataron y tratan de educarnos para ser buenas personas, con los errores y virtudes que uno debe tener en la vida.
Luego, en lo espiritual, tenemos líderes religiosos quienes nos dieron a conocer la palabra de Dios, ése al que muchos buscamos solo cuando tenemos problemas o necesitamos algo, al máximo creador de la vida.
Y un poco después de los primeros y casi al mismo tiempo que los segundos, llegaron a nosotros(as) los(as) Maestros(as) de profesión. Los(as) cuales, personalmente significan todo, un ejemplo de cómo hacer las cosas bien pero también de cómo se puede equivocar al ser personas, motivo de inspiración, motivación y superación.
Todos hemos tenido buenos y malos ejemplos de maestros(as), a los buenos docentes hay que aprenderles lo más posible, a los malos, habrá que tomarles solo lo rescatable que nos puedan aportar, y también, aprender a no ser como ellos(as).
El maestro y maestra de vocación, son personas especiales que buscan entre otras cosas aportar su granito de arena para que la sociedad mejore. Un maestro debe estar listo para hacer lo que sea necesario para que sus alumnos aprendan. Pero también, un maestro debe prepararse, tanto en su materia de enseñanza como en cuestiones culturales y personales, no para presumir títulos de niveles y grados académicos, sino como parte de un estilo y forma de vida. Siempre podrá aportar más y mejor un docente que asiste al teatro, a presentaciones de danza, que viaja, conoce y que lee, pero también que se cultiva espiritualmente y que busca estar bien con su familia, que aquel que solo es un excelente profesor dentro del aula, pues el ejemplo arrastra.
Para lograr ser un verdadero maestro creo yo, se debe comprender el sentido de la vida y el porqué de su presencia en la tierra, siendo un humilde aprendiz de tiempo completo.
Una formación profesional, jamás da todo lo que un profesor requiere en el aula, por eso es que se convierten en maestros.
Esa sonrisa y buen trato que tienes con tus alumnos(as) y compañeros(as), esa seguridad con que participas cuando te documentas sobre el tema a dialogar, esa puntualidad con que te presentas, entre otras cosas, te hace ser un gran ejemplo de profesional.
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