Un 18,3% de alumnos dejan de estudiar antes o después de haber conseguido el título de la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) en España, lo que convierte al país en el segundo de Europa con mayor tasa de abandono escolar. Este es solo uno de los datos que, según la ministra de Educación, Isabel Celaá, demuestran que «todavía queda mucho por hacer» para lograr el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU número cuatro —»garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad»— en el país. «No deberíamos hablar de jóvenes que abandonan la escuela, sino de un sistema que pierde a los jóvenes, que no responde a sus necesidades», señaló durante su discurso de inauguración del evento Agenda 2030: el reto de una educación que cambie el mundo, organizado por la ONG Entreculturas este lunes en Madrid. «Introducir innovaciones en la forma de enseñar es clave; muchas veces es la educación la que falla, no el alumnado», añadió. Ahí está el desafío y su compromiso: mejorar el sistema educativo, «que solo será de calidad si es equitativo».
Coincidieron todos los participantes, tanto en los discursos inaugurales como en las mesas de debate posteriores (una de ellas fue moderada por la publicación de EL PAÍS Planeta Futuro), en que la educación es el objetivo clave para que se logren todos los demás. «Es una palanca para lograr otros ODS. Es imprescindible para garantizar la seguridad alimentaria, la salud reproductiva, para defender los derechos como trabajadores en la vida adulta…», explicó Aina Calvo, directora de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID). Esto supone responder a las necesidades de formación de las personas durante toda su vida y no solo en la primera infancia, subrayó Federico Buyolo, director general de la oficina de la Alta Comisionada para la Agenda 2030, que compartió mesa de debate con Calvo.
La educación no solo debe servir para lograr «la emancipación de la pobreza», en palabras de Celaá, y que cada individuo alcance su pleno desarrollo, como suscribieron los 193 países que se comprometieron a conseguir los ODS. También, recordó Buyolo, hay una meta —la 4.7— que llama a formar a los ciudadanos en estilos de vida sostenibles, así como en el respeto a los derechos humanos, la igualdad de género, en la cultura de paz y no violencia, la valoración de la diversidad cultural y la contribución de la cultura. Por eso, anunció que entre las medidas que impulsará la alta comisionada para la Agenda 2030 estará la de que, para 2025, se incluya en el currículo educativo español una materia sobre desarrollo sostenible para que, un lustro después, «todo el mundo conozca esta agenda» y la propia ciudadanía se convierta en «un eje transformador».
Bajó el suflé de los buenos propósitos Fernando Mudarra, director general de Ayuda en Acción y representante de la Campaña Mundial por la Educación en España. «Todos coincidimos en que la educación es lo que transforma… Pero la realidad es que llevamos años en los que no se producen avances en esta materia. Pedimos medidas concretas, recursos reales y coherencia de políticas», lanzó. Recogió el guante Buyolo quien agregó que otras medidas que planea tomar el Gobierno estarán encaminadas a «mejorar el sistema de becas y contra el abandono escolar».
Eso en España; fuera la estrategia es otra: formar docentes en países en desarrollo, construcción de escuelas y otros programas de cooperación que han sufrido especialmente los recortes presupuestarios a los que ha sido sometida esta política exterior en los años de crisis económica. La ayuda oficial al desarrollo cayó del 0,46% del PIB en 2009 al 0,21% el año pasado, con su punto más bajo en 2015, cuando apenas se destinó un 0,12%. Desde el público, Andrés Rodríguez Amayuelas, presidente de la Coordinadora de la ONG para el desarrollo, reclamó alcanzar el 0,7% a todas las Administraciones del Estado o, al menos, que las más ricas aumenten su nivel de esfuerzo, pues no siempre son las que más aportan, como la Comunidad de Madrid, que apenas destina un 0,008% de su presupuesto total a ayuda internacional. Mientras que otras regiones menos prósperas, como Extremadura, son más solidarias, destacó Amayuelas.
Juan Pablo de Laiglesia, secretario de Estado de cooperación internacional, recordó: «Estamos aún lejos de conseguir el acceso universal a la educación, más si hablamos de niñas y mujeres». Pese a que la matriculación en la enseñanza primaria en los países en desarrollo ha alcanzado el 91%, según datos de la ONU, aún 57 millones de niños no asisten al colegio —la mitad en África subsahariana— y 617 millones de jóvenes carecen de los conocimientos básicos en aritmética y de un nivel mínimo de alfabetización. La desigualdad de género en el acceso a formación, añadió de Laiglesia, exige que todas las iniciativas enfocadas a la educación tienen que estar relacionadas con el ODS5. A saber: «Lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas».
«Todos coincidimos en que la educación es lo que transforma… Pero la realidad es que llevamos años en los que no se producen avances en esta materia»
FERNANDO MUDARRA, CAMPAÑA MUNDIAL POR LA EDUCACIÓN ESPAÑA
Una de las indicaciones de la Agenda 2030 para lograr la igualdad de género es, de hecho, «mejorar el uso de la tecnología instrumental, en particular la tecnología de la información y las comunicaciones, para promover el empoderamiento de las mujeres». En este sentido, Ana Millán, directora de la Fundación Accenture, argumentó que efectivamente la población femenina tiene que aprender a utilizar la tecnología, como sugiere el ODS5, pero también a crearla. «Las mujeres participamos como consumidoras y si los productos no llevan el punto de vista de la inteligencia femenina, no van a satisfacer a la mitad de la población», detalló.
Ninguno de los objetivos, ni la educación, aumentar el gasto en desarrollo, la igualdad de género, o cualquier otro, será posible si no están implicados «todos los actores de la sociedad»; cada individuo, el sector privado, las Administraciones públicas, las organizaciones de la sociedad civil… Así lo afirmaron uno tras otro los participantes en el evento. Para lograrlo, hay otro objetivo de la Agenda 2030, el 17, que llama a tejer alianzas para el desarrollo sostenible. En opinión de Carlos Osoro, arzobispo de Madrid, solo se podrán conseguir los retos que plantea la Agenda 2030 de desarrollo sostenible si se elimina «la anestesia de la indiferencia» y la educación enseña «a ser, vivir y convivir».
Fuente de la Noticia:
https://elpais.com/elpais/2018/10/01/planeta_futuro/1538411954_635252.html
ove/mahv