Por: Sandra Vicente
El sociólogo y miembro del gabinete asesor del Ministerio de Educación hace hincapié en la necesidad de aumentar la inversión en las primeras etapas de la vida de los niños, a fin de garantizar la igualdad de oportunidades de acceso y éxito escolar.
El 60% de las diferencias cognitivas de los jóvenes de 18 años ya estaban presentes cuando tenían 5 años. Así lo asegura el libro Too many children left behind (2018), poniendo el foco en la necesidad de aumentar inversión y políticas públicas destinadas a garantizar la equidad desde la primera infancia. Las desigualdades vividas en estos primeros años serán determinantes para el desarrollo de los jóvenes del futuro. Es por ello que aumentar las partidas públicas destinadas a la escuela infantil es una inversión de futuro.
Así lo considera también Xavier Martínez-Celorrio, profesor de Sociología de la Educación en la Universidad de Barcelona hasta 2018 y, desde entonces, asesor de la Ministra de Educación de Isabel Celaá. Su último libro es Innovación y equidad educativa (Octaedro) y ha publicado diversos informes sobre educación y ascensor social para la Fundación Jaume Bofill o la Fundación Encuentro de Madrid.
Puso algún “grano de arena”, como dice, en la elaboración de la LOMLOE, ley con la que se pretende destinar un mínimo del 5% del PIB en inversión educativa. El plan de la ministra pasa por generar más equidad, tanto en el acceso como en los procesos y resultados educativos, haciendo posible que la educación mantenga su papel como ascensor social, y en especial, de los niños más desfavorecidos. Así lo apuntó el sociólogo durante su intervención en el webbinar La importancia de la inversión en la etapa 0-3: hacia una educación universal y gratuita, organizado por la Diputación de Barcelona.
Las desigualdades vividas en la infancia son determinantes para el desarrollo futuro. En Cataluña, el 13% de los hogares están en una situación de pobreza severa. ¿Qué consecuencias tendrá esto en el largo plazo?
Los índice Gini de desigualdad muestran cifras muy superiores en la infancia que en la vida adulta. Es decir, hay mucha más desigualdad entre los menores que en la media de la población. Esto es muy preocupante porque tiene una tendencia al alza desde antes de la crisis. Debemos reflexionar seriamente como sociedad ante tanta desigualdad. Esto implica ser conscientes de la necesidad de una política educativa muy firme y bien financiada, porque el sistema educativo, sobre todo en la etapa de infantil, es el mayor igualador que tenemos.
Esta prioridad debe venir acompañada, también, de una estrategia de los poderes públicos para erradicar la pobreza infantil y garantizar que todos los niños estén protegidos ante el riesgo a la pobreza y las limitaciones y condicionantes que van asociadas. Se trata, pues, de hacer dos grandes esfuerzos: garantizar la equidad educativa y, a la vez, y de forma coordinada, luchar contra la pobreza infantil. Y así se está haciendo desde el Gobierno de España.
Como decía, acceder a la escuela no es suficiente. ¿Cuáles son las consecuencias de la segregación escolar y las desigualdades en el aula?
En los resultados de los alumnos y sus trayectorias, la segregación escolar es más determinante que su origen social. Es tan corrosiva que determina el llamado ascensor social y resta eficacia redistributiva al gasto público. Garantizar la máxima equidad inclusiva es un derecho de la infancia: el derecho a recibir las máximas atenciones en su desarrollo sin discriminaciones. Y esto implica frenar la segregación escolar y garantizar un acceso equilibrado e interclasista. Asimismo, se ha de impulsar un fuerte sistema de becas y una ordenación curricular y pedagógica que permita la equidad también en los procesos y los resultados. Hemos de apostar por metodologías más adecuadas, con refuerzos personalizados y profundizar en el potencial que tienen todos los alumnos, porque todos tienen derecho al éxito escolar en la educación básica. Así lo dispone la Lomloe.
Evidentemente la escuela es el principal agente igualador en esta sociedad que tiende a desigualar, pero todos estos esfuerzos deben acompañarse de políticas de rentas garantizadas para los niños y apoyo a las familias, incluidas las nuevas familias milenials porque el coste de crianza se ha disparado. Todo esto, la escuela no puede hacerlo sola, no la podemos dejar combatir sola las desigualdades sociales que le llegan.
Se trata de hacer dos grandes esfuerzos: garantizar la equidad educativa y, de forma coordinada, luchar contra la pobreza infantil. Así se está haciendo desde el Gobierno de España
La etapa 0-3 es de las más importantes para garantizar la equidad desde el principio, pero a medida que avanzan los años, las desigualdades entre alumnos aumentan. ¿Cuál es el potencial igualador de la etapa infantil y por qué lo perdemos por el camino?
La escuela infantil es especialmente igualadora porque equilibra las habilidades de aprendizajes y las oportunidades de los niños que provienen de hogares en ambientes desfavorecidos, que no tienen acceso al capital cultural suficiente como para estimularlos cognitiva, lingüística y expresivamente igual que los hogares más acomodados. La escuela infantil es donde los niños socializan entre iguales, pero son los niños y niñas más vulnerables quienes más beneficios extraen. El problema es que las desigualdades después aumentan, porque crece el peso del origen social en los resultados escolares a lo largo de la Primaria y ESO y se impersonaliza el aprendizaje. Por eso es un mandato, incluso podríamos decir que constitucional, garantizar la equidad educativa a lo largo de todo el sistema.
Uno de los ejes de la Lomloe es aumentar la inversión. ¿Dónde irá a parar este incremento de dinero?
La Lomloe es más ambiciosa de lo explicado. No la podemos entender sola, sino dentro de un marco integral que va a reformar la profesión docente, la FP o el sistema de becas. Por ello, estipula un gasto público de, mínimo, el 5% del PIB que implica, entre otras cosas, poder recalcular el precio de la plaza escolar y de las nuevas necesidades que tendrá el sistema. Personalizar la educación y fortalecer la equidad significa poder bajar las ratios e impulsar centros más digitalizados, inclusivos y sostenibles. Es un paso adelante y una gran ocasión histórica para modernizar de verdad nuestro sistema educativo y es el empeño de la ministra. Es hora de pensar en positivo y con ambición para reconstruir las necesidades puestas en evidencia con la pandemia. Con los fondos europeos se repartirán a las comunidades autónomas 4.500 millones de euros en tres años, aparte de los 2.280 millones invertidos en 2020 por el Ministerio. Todo es inversión predistributiva para fortalecer una educación excelente y para todos y la Lomloe su mascarón de proa.
La Lomloe apunta a una triple descentralización hacia las autonomías, los municipios y los centros
La Lomloe apuesta por la descentralización. Habla de comunidades autónomas, pero, ¿qué papel tienen los municipios?
Al menos en Cataluña el papel de los municipios en educación es histórico y cuenta con una excelente red de escuelas infantiles municipales, escuelas de artes y música y programas de inserción laboral. La Lomloe es una ley estatal que respeta como nunca la división competencial que hay en un estado autonómico. Por ello, muchos de los cambios que plantea tienen que ser desarrollados por las comunidades autónomas. En este caso, corresponderá a la Generalitat dar más protagonismo a los entes locales, mejorar la cooperación y hacer otra descentralización, dotando de más recursos a los municipios y a los centros. Esto la Generalitat ya lo puede hacer y no depende de ninguna ley estatal.
Es evidente que los municipios, que son los que tienen la competencia de gestión de las escuelas infantiles, han sufrido una infrafinanciación durante esta década de recortes que ha llevado a un problema de sostenibilidad que la Generalitat debe asumir, porque es la responsable. La Lomloe apunta a una triple descentralización, que dé libertad y responsabilidades a las autonomías, los municipios y los centros.
Las leyes educativas son objetivo de muchas críticas y de polémicas intensas. Por eso, cuando hay un cambio de color político, es lo primero que se reforma. ¿Cómo ha afectado la comunidad educativa tener 8 reformas en los últimos 30 años?
Las críticas que recibe la ley provienen de sectores muy interesados: son críticas ideológicas, sin fundamentos pedagógicos. Por eso creo que se ha mitificado demasiado la inestabilidad legislativa en educación en España. Las dos únicas leyes que han alterado la arquitectura del sistema fueron la Logse y la LOE. El resto de leyes fueron marcos regulatorios de aspectos específicos. Después, vinieron las contra-reformas del PP, que sí son una anomalía que, prácticamente, sólo se da en España, porque la derecha sólo acepta su modelo y no se suma al consenso cuando gobierna la izquierda.
Históricamente, la derecha ha impuesto su diseño educativo a todos, sin posibilidad de diálogo. Cabe recordar que la Lomce, que fue una especie de injerto de la LOE, recibió un rechazo del 80% en el mundo educativo. Es cierto que el alumnado, el profesorado y el conjunto de la comunidad educativa están cansados de la inestabilidad, pero ésta se produce debido a una presión anómala de la derecha que no quiere trabajar por un pacto educativo a largo plazo. Espero que la Lomloe tenga un largo recorrido, porque eso querrá decir que la derecha no volverá al poder en muchos años o que se ha ido centrando, que ya le toca y pensando más en plural.
El objetivo es alcanzar un 90% de alumnos con título postobligatorio en un sistema más inclusivo, flexible y abierto
¿Cree que la educación es un arma arrojadiza contra el partido de gobierno?
Más bien es un arma arrojadiza contra el país. Las críticas hacia los modelos educativos se hacen desde el partidismo, sin pensar en el bien común ni en clave inter-generacional. Y esto tiene consecuencias: diversos estudios han demostrado que la valoración que los ciudadanos hacen del sistema educativo en general es negativa, pero, en cambio, cuando se les pregunta por la experiencia concreta de sus hijos o nietos, las valoraciones son muy satisfactorias. Este desencaje se da porque predominan las campañas de difamación catastrofistas.
Era necesario un cambio, un giro progresista del marco mental y decir basta a la resignación y a pensar que nuestro sistema educativo es nefasto. Creo que la Lomloe impulsa la modernización del sistema hacia un marco más inclusivo, flexible y abierto a los ciudadanos y a lo largo de la vida. Uno de los mejores aspectos de la ley, que se ha destacado muy poco, es que abre 12 compuertas para facilitar una transición a la postobligatoria por el bachillerato, la FP o los programas de segunda oportunidad, que facilitan entrar y salir del sistema educativo, integrando los aprendizajes no formales y las titulaciones regladas. Abierto de verdad al lifelong learning. El objetivo es alcanzar un 90% de alumnos con título postobligatorio en un sistema educativo moderno, con calidad y bien financiado, que ayude a la empleabilidad y contribuya al ascensor social.
Estamos ante la primera generación que vive peor que sus padres, a pesar de haber tenido un mayor y mejor acceso a la educación, en parte debido a las sucesivas crisis. ¿Qué papel tiene la educación en el ascensor social hoy?
En especial, la equidad educativa es fundamental para que el ascensor social sea más interclasista e igualitario, pero de la educación no depende que aumenten las posiciones y nichos de ascenso, sino que esto depende del marco de relaciones laborales y del modelo productivo. El compromiso de este gobierno es transformar la matriz productiva con las palancas de la transición digital y verde de la economía española. Apostando por un crecimiento inclusivo y una mejora de la equidad educativa que, juntas, fortalecerán un ascensor social más democrático y pluralista, capaz de absorber la contra-movilidad que ha castigado a tantos jóvenes milenial y hace posponer la edad de maternidad.
“La ministra Celaá está elevando el nivel de ambición y la autoestima por la escuela pública, la formación profesional y la calidad inclusiva del sistema”
¿Cómo fue para usted pasar de un trabajo en la academia y la docencia a ser asesor de la ministra de educación?
Fue todo un reto y un compromiso personal para ayudar con granitos de arena a transformar y hacer progresar la educación del país. Y la ministra Celaá lo facilita porque trabaja sobre evidencias, contrasta mucho los temas, es exigente y muy rigurosa. Está elevando el nivel de ambición y la auto-estima por la escuela pública, la formación profesional y la calidad inclusiva del sistema. Por tanto, sigo con una metodología de trabajo muy académica y me identifico con la estrategia clara y progresista de modernización educativa que lidera la ministra.
¿Cambiaría algo de la ley?
Creo que responde al consenso educativo necesario y factible en este país y, como no es una norma centralizadora ni reglamentista como la Lomce, da mucho espacio a las comunidades autónomas para que la desarrollen. Por ello, no cambiaría ni añadiría nada, porque creo que marca el punto exacto a partir del cual la sociedad, el profesorado y los centros pueden hacer suya la ley y activar sus cambios educativos. Desarrollando nuevas prácticas y proyectos educativos, profesionales y evaluados, acordes con un sistema avanzado y de calidad para todos, enriqueciendo el derecho a la educación como derecho de ciudadanía y puerta del resto de derechos.