CII-OVE: Anti-Manual rebelde para la defensa del derecho a la educación (PDF)

Centro Internacional de Investigaciones Otras Voces en Educación 

Este Anti Manual rebelde para la defensa del derecho a la educación pretende ser un punto de partida para pensar el derecho a la educación en clave de resistencias gremiales y sindicales, de colectivos pedagógicos y pensamiento crítico. Es un documento abierto, que aspiramos se enriquezca con los debates y aportes de muchas voces y conciencias

Este material fue preparado por Luz Palomino (Otras Voces en Educación ), Rose Mary Hernández (Foro Venezolano por el Derecho a la Educación FOVEDE), Lourdes Velásquez de Urbáez (Sociedad Venezolana por el Derecho a la Educación),  Fernando García Culebro (Red Global/Glocal por la Calidad Educativa), Luis Miguel Alvarado Dorry (Observatorio de Organismo Multilaterales,, Bancas de Desarrollo, Corporaciones Financieras y Filantropía), Luis Bonilla-Molina )GT-CLACSO “Capitalismo Digital, Políticas Educativas y Pedagogía Críticas)

Para comentarios y aportes escribir a contacto@otrasvoceseneducacion.org

Este material puede ser reproducido libremente, mientras se cite la autoría.

  1. Introducción

Son mucho los documentos, guías, manuales y protocolos que se pueden conseguir sobre el derecho a la educación, fundamentalmente a partir de la década del cuarenta del siglo XX, al calor de la creación del sistema de multilateralismo -especialmente con UNESCO- y en el marco del Tratado de Bretton Woods.

Entonces ¿Por qué atrevernos a escribir un anti manual al respecto? Porque la deriva neoliberal de la UNESCO en las últimas décadas intenta construir una idea del derecho a la educación sujeta y limitada a los llamados Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que ocultan las tensiones viejas y nuevas que generan la privatización, mercantilización, estandarización, estratificación escolar, desterritorialización educativa y la despedagogización.

La simplificación del derecho a la educación, centrado en la inclusión como matrícula escolar, sin tomar en cuenta el conjunto de factores asociados que garanticen superar las diferencias generadas por el origen social, ha vaciado de contenido estratégico a una parte importante de estas luchas.

La idea de crisis educativa instalada en los sesenta del siglo XX, ha generado olas incesantes de reformas educativas que lo que han hecho es propagar la idea que lo público -y ahora lo presencial- no sirve, cuando en realidad los problemas de los sistemas escolares públicos son generados en buena medida por la desinversión, la pérdida de horizonte estratégico y la subordinación a las demandas de coyuntura del mercado y el modo de producción.

En consecuencia, un anti manual sobre el derecho a la educación, se fundamenta en la necesidad de volver a la mirada del tema desde la perspectiva del oprimido que indaga y entiende lo que procura el opresor cuando asume como propia una bandera de los de abajo. En un momento en el cual el multilateralismo se ha alineado con los propósitos del mercado en materia educativa y muchas de las organizaciones de la sociedad civil han caído en la trampa del “consenso para la gobernanza” del derecho a la educación, tenemos la obligación de intentar volver a colocar la disputa por el derecho a la educación en su justo lugar, el de los pueblos que resisten a la ofensiva del neoliberalismo y el capitalismo salvaje.

La educación no es una mercancía como ha pretendido presentarla la Organización Mundial de Comercio (OMC), la Organización para el Desarrollo Económico (OCDE) y el conjunto de financieras globales y bancas de desarrollo, pero tampoco se limita a los rasgos de calidad educativa a los que pretende limitarla Naciones Unidas.

Necesitamos reconstruir las definiciones, objetivos y sistema de relaciones existentes, para defender un derecho a la educación realmente alineado a las necesidades de nuestros pueblos y un proyecto social liberador con justicia, igualdad y buen vivir, ecológicamente viable, anti patriarcal, feminista, que supere la homofobia y la transfobia, que sea capaz de generar alegría y encuentro para que lo comunitario ilumine lo educativo.

  1. ¿Qué es el derecho a la educación?

La democracia como sistema político está asociado al respeto, cumplimiento y promoción de los derechos humanos.  El derecho a la educación, relacionado y complementario al conjunto de derechos humanos, se fundamenta en la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948), especialmente en lo contemplado en su artículo 1: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”, así como en los instrumentos jurídicos, convenciones y acuerdos que fueron elaborados y suscritos por los gobiernos que entienden el acceso universal a la educación como parte de la igualdad de todos los seres  humanos.

Con la decisión de masificar la educación surge el problema de las condiciones materiales necesarias para que todos, todas y todes puedan acceder en igualdad de condiciones a los sistemas escolares. Esto colocó en evidencia, las diferencias materiales asociadas a las clases sociales a las cuales se pertenecía, así como respecto a los territorios, no solo entre ciudad y campo, sino en estos mismos territorios. Por otra parte, el desarrollo desigual y combinado del capitalismo generaba diferencias importantes de capital cultural que se reflejaban en los procesos de cobertura e inclusión.

En consecuencia, se le asigna a la escuela/universidad la tarea de desarrollar protocolos, políticas y procesos que tiendan a igualar las oportunidades a la hora de desarrollar el trabajo educativo. Es decir, la escuela/universidad es un reflejo de las diferencias económicas, políticas, sociales, culturales y tecnológicas que caracterizan a las sociedades, razón por la cual el esfuerzo de inclusión escolar es solo el inicio y desde el punto de vista del derecho a la educación implica la obligación de una estrategia de equidad.

En consecuencia, el derecho a la educación es interdependiente del acceso a otros derechos humanos (identidad, alimentación, salud, vivienda, ruptura con el patriarcado, empleo, entre otros), comporta estrategias para disminuir o eliminar el impacto de las diferencias por origen social y tiene que garantizar el encuentro de culturas para aprender a respetar, convivir, compartir, crear y emprender de manera compartida.

Además, el derecho a la educación implica garantizar que todos, todas y todes, independientemente del territorio donde vivan, puedan tener la oportunidad de acceder al conocimiento, la ciencia, cultura y tecnología de vanguardia, al saber comunitario y el acumulado de aprendizajes científicos que ha desarrollado la humanidad. En la medida que este propósito se pueda cumplir, el derecho a la educación se convierte en una herramienta para la democratización de las sociedades, el desarrollo de ciudadanía consciente y participativa, la alegría y la felicidad fundamentada en la igualdad de derechos y oportunidades.

En consecuencia, podemos decir, que el derecho a la educación, como estrategia de transformación social, está conformado por el conjunto de iniciativas, acuerdos, legislaciones y políticas públicas que garantizan que todos somos iguales ante los procesos de enseñanza y aprendizaje. Igualdad que se fundamenta en el respeto y encuentro con las diversidades, el pensamiento crítico y la creatividad.

Garantizar el derecho a la educación es una responsabilidad indeclinable de los Estados Nacionales y la idea de “Bien Común” de la educación, en ningún momento puede ser usado como pretexto para transferir a los y las ciudadanas las obligaciones que le son inherentes en esta materia.

Descarga el manual completo aquí: Anti Manual rebelde para la defensa del derecho a la educación

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