República Dominicana – Pensar la educación: la última revolución educativa

Pensar la educación: la última revolución educativa

Hagamos la última revolución educativa del sistema educativo dominicano y hagámosla a la luz de la Ley 66´97, una ley virtuosa que los reformadores anónimos procuran reformar en la sombra.

 Héctor Rodríguez Cruz

 

Tristemente tenemos que admitir que la educación dominicana de hoy es una de las peores del mundo. Lo dicen muchas instituciones nacionales, así como las  instituciones internacionales relacionadas con la calidad de la educación en el mundo (UNESCO, PNUD, OEI, OEA, BID, OIE, OCDE, BM y otras).

Esta realidad palpable e  innegable, sabida por todos los dominicanos, debe ser motivo de una profunda preocupación, si partimos del hecho de que la educación es la base del desarrollo de los pueblos.

La educadora Dinorah García, actual rectora del Centro Poveda de la República Dominicana nos presenta esta crudeza con una crudeza filosófica que espanta: “La sociedad dominicana tiene décadas con una gran preocupación, el déficit de calidad de los aprendizajes de los estudiantes y los problemas de deserción en el ámbito preuniversitario y en la educación superior. De igual manera, le preocupa que los estudiantes de Educación Primaria y Educación Secundaria continúen llegando a los estudios universitarios sin saber leer ni escribir; y con dificultades para razonar lo que hacen. No estamos hablando de estudiantes incapaces. Estos estudiantes están insertos en un sistema educativo que se degrada progresivamente”. (Dinorah García Romero: Repensar la educación dominicana. Acento. 17/06/2019).

La ex ministra de educación y meritoria educadora dominicana Jacqueline Malagón,  acaba de afirmar recientemente que los estudiantes dominicanos “llegan al sexto curso de primaria sin saber leer”. (Acento, mayo 2024). ¡Y esto es muy grave!

Y lo es, dado que la lectura es la competencia fundamental que sirve de base al aprendizaje de otras competencias académicas, tecnológicas, ciudadanas, para el trabajo y el aprendizaje a lo largo de toda la vida. Por esto,  hemos de pensar que la educación dominicana se encuentra en un calamitoso estado de emergencia.

 Pese a los grandes esfuerzos del actual gobierno para mejorar la calidad de la educación, la educación retratara por la rectora y la ex ministra dominicanas sigue llamando a preocupación.

¡Y es en esta coyuntura es donde está la esperanza y también el peligro. Peligro que afecta por igual a la escuela pública como a la escuela privada e impacta negativamente a todos los niveles educativos por igual!

Cada gobernante, cada cámara legislativa, cada ministro de educación, cada Consejo Nacional de educación, cada Ong. (Educa, INICIA y otras), la ADP y los  organismos internacionales; cada quien trae sus “propios intereses”,   sus fórmulas mágicas (algunas importadas con contenidos y consultores incluidos) para mejorar la educación del país: desde importar maestros, reducir el 4% del PIB a la educación,  pagar el salario magisterial según rendimiento, hasta el uso de computadoras en detrimento del uso de libros de texto.

Así, cada cuatrienio volvemos a los mismos polvos, a las mismas tragedias y a las mismas huelgas y penas educativas en las que los estudiantes y los padres son los grandes perdedores.  Y también a los deprimentes resultados de la prueba PISA, además de sumarle los millones de pesos que se pierden en un día sin clase por  huelga de la ADP.

Y esto, porque se no se piensa verdaderamente en cómo mejorar, cambiar revolucionar la educación del país.  ¡Y pareciera que a nadie le duele!

Cada gobierno trae su propia revolución educativa, que no es necesariamente la verdadera revolución educativa que requiere el país de cara al siglo XXI.

Y Pensar que otros países si lo están logrando! ¡Y pensar que nosotros como país podemos lograrlo! Vuelvo a decir: “sobran recursos, faltan ideas!

Faltan compromisos, legisladores comprometidos con la educación. Falta el compromiso de los padres, de los ayuntamientos de la comunidad, de los medios, de los intelectuales y academias (de Ciencias, Historia y otras), de las universidades.

 Faltan oidores, veedores. Faltan vigilantes, faltan defensores. Como dijera el poeta nacional Pedro Mir: “Faltan hombres y falta una canción… Faltan hombres que se acuesten con la vieja cordillera  y la devuelvan preñada de paredes”… Y yo digo con él: preñada de una auténtica revolución educativa.

 Falta unión de voluntades empresariales y políticas (alianza público-privada) para reformar, cambiar, revolucionar la educación del país de cara al futuro. Un futuro en el que la empresa privada requiere de recursos humanos capacitados y formados en el marco del Modelo STEAM.

El modelo STEAM es un ejemplo de cambio educativo. Un programa de carácter científico que pretende adecuarse y dar respuesta a las nuevas exigencias académicas y laborales del presente y del futuro. ¿Pero qué significa STEM y STEAM? ¿Cuál es la diferencia?

STEM es el acrónimo bajo el cual se engloban las siglas: Science, Technology, Engineering, Mathematics, lo que para el sistema educativo dominicano sería Ciencias Naturales, Tecnología y Matemáticas.

Este modelo educativo se inició con el nombre STEM  en los Estados Unidos en la década de los 90. Comenzó como un movimiento liderado por los empresarios, buscando generar nuevas soluciones de competitividad.

Desde hace algunos años a este acrónimo se le añade la letra A, sinónimo de Arts, que representa a las disciplinas de arte y diseño. La iniciativa la puso en marcha la Rhode Island School de EEUU. Desde entonces STEAM ha traspasado las fronteras del continente americano llegando a tener  una presencia internacional.

En el año 2006  Georgette Yakman (pionera en Educación STEAM) introdujo el término STEAM para exponer un nuevo paradigma educativo en el que la ciencia y la tecnología  son interpretadas a través de las artes.

Hagamos la última revolución educativa del sistema educativo dominicano y hagámosla a la luz de la Ley 66´97, una ley virtuosa que los reformadores anónimos procuran reformar en la sombra.

El estado desvalido del sistema educativo dominicano se debe a la falta de cumplimiento estricto a la democracia educativa,  que se perfila en la Ley de Educación 66´97, que declara:

Art. 4.- La educación dominicana se fundamenta en los siguientes principios:

a La educación es un derecho permanente e irrenunciable del ser humano. Para hacer efectivo su cumplimiento, cada persona tiene derecho a una educación integral que le permita el desarrollo de su propia individualidad y la realización de una actividad socialmente útil; adecuada a su vocación y dentro de las exigencias del interés nacional o local, sin ningún tipo de discriminación por razón de raza, de sexo, de credo, de posición económica y social o de cualquiera otra naturaleza;

b  Toda persona tiene derecho a participar de la vida cultural y a gozar de los beneficios del progreso científico y de sus aplicaciones;

c La educación estará basada en el respeto a la vida, el respeto a los derechos fundamentales de la persona, al principio de convivencia democrática y a la búsqueda de la verdad y la solidaridad;

Fuente de la Información: https://acento.com.do/opinion/pensar-la-educacion-la-ultima-revolucion-educativa-9341317.html
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Héctor Rodríguez Cruz

Obtuvo su Ph.D en el Departamento de Filosofía del Derecho, Moral y Política II (Ética y Sociología), dentro del Programa de Filosofía y Lenguaje: la Formación Humanística en el Desarrollo Personal y la Identidad Sociocultural, de la Universidad de Complutense de Madrid.

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