Por Emma Sánchez.
“Trust comes walking,
but leaves on horseback”
(Proverbio alemán)
La relación entre la confianza y la salud física y emocional es enorme. Una confianza fuerte inhibe la depresión y la ansiedad, lo cual a su vez promueve una buena salud física. Confiar en los demás le ayuda a sentirse soportado, amado, tranquilo y feliz. Incluso se ha visto que se enferman menos las personas que se encuentran satisfechos con sus relaciones maritales, o en general que sostienen relaciones sanas, de confianza con los demás. Este es un tema que me ha interesado mucho desde hace varios años puesto que al trabajar con personas con una enfermedad crónica que los debilitaba o limitaba, -y por tanto ponía a prueba su necesidad de confiar en los otros- me di cuenta que muchos, en especial los adultos mayores de estratos socioeconómicos bajos, solían decirme que no tenían amigos, que no confiaban en los vecinos, ni en otras personas que no fueran su núcleo familiar más íntimo. En estas revelaciones siempre había un tono de amargura, decepción y prevención ante la posibilidad de que los demás pudieran hablar mal de ellos, o traicionarlos. Me parecía que ninguno se hacía la pregunta de “¿Y qué tal que no me traicione? ¿y qué tal que no hable mal de mi?”. No había la facilidad para imaginar buenas intenciones en el vecino (lo cual es un rasgo muy paranóico). Pero esto no solo lo he encontrado allí en el espacio hospitalario, sino que es el pan de cada día en mi consulta particular, en especial en lo que atañe a temas de parejas.
Las actitudes de confianza reflejan las expectativas positivas de las personas con respecto a la posibilidad de cuidado de los otros y de que estos sean responsivos a sus necesidades, ahora y en el futuro. De hecho, la confianza está relacionada con la adaptación y la vitalidad en las relaciones cercanas. La confianza es un elemento central en cómo y porqué los miembros de una relación exhiben motivos benévolos y comportamientos constructivos en sus relaciones. Sin embargo esto sólo puede saberse o verificarse en lo que podríamos llamar “situaciones diagnósticas”. Por ejemplo, es difícil discernir si una pareja es confiable en una situación interpersonal “fácil” o no-diagnóstica, ya que es una situación donde las necesidades del individuo en cuestión, son completamente compatibles con las necesidades de su pareja. Por ejemplo, Juan no tiene más planes o preferencias el jueves en la tarde, por tanto ir al cumpleaños de la tía de Diana no está mal para él. En cambio, la confianza solo puede ser discernida en una “situación diagnóstica”, por ejemplo, cuando Juan tiene otros planes para el jueves en la tarde. Por esto, las situaciones diagnósticas son tests para saber si la pareja es digna de confianza: si Juan falla en dejar a un lado sus propios intereses y en cambio piensa primero en sí mismo (por ejemplo, si opta por jugar poker con sus amigos), para Diana será difícil desarrollar una sensación de confianza hacia él. Sin embargo, si Juan va más allá de sus propios intereses y responde a las necesidades de Diana (cancela el poker y asiste al cumpleaños de la tía de Diana), la confianza lentamente crece.
Los investigadores de este tema sugieren que cuando las personas entran en situaciones diagnósticas con expectativas de confianza, se sienten relativamente más seguros y relajados en la interacción. Cuando Diana sabe que puede confiar en que Juan va a ser responsivo a sus necesidades, ella puede sentirse más relajada en las conversaciones sobre sus planes, -no solo para el jueves en la noche, sino en sus planes de vida. En contraste, las expectativas de desconfianza están relacionadas al incremento de emociones de ansiedad.
Dado que personas en relaciones de baja confianza pueden tener expectativas negativas con respecto a los motivos “pro-relación” del otro y sus comportamientos, están de alguna manera más preocupados con la posibilidad de malos resultados. Por esto pueden, por ejemplo, pensar que su pareja no considerará sus necesidades, no entenderá sus sentimientos ni le ofrecerá soporte emocional. Algunos trabajos empíricos soportan esta idea; por ejemplo, la investigación ha mostrado que los empleados con baja confianza hacia sus empleadores se preocupan más sobre posibles resultados negativos. Además, las personas que tienen un estilo de apego “Ansioso-Evitativo” no solo exhiben más bajos niveles de confianza, sino que también entran en rutinas de rumiación de sus preocupaciones más a menudo que personas con un estilo de apego más seguro y confiado.
La preocupación puede ser entendida como “una cadena de pensamientos e imágenes, cargada negativamente de afecto y relativamente incontrolable; representa un intento por una resolución mental de los problemas con respecto a un tema, cuyo resultado es incierto pero contiene la posibilidad de uno o más resultados negativos”. Por consiguiente, la preocupación es un factor central en los trastornos de ansiedad y depresión. No solo se trata de que los individuos con estilos de apego evitativo y ansioso confíen menos en sus parejas, sino que son más vulnerables a sentimientos de miedo y ansiedad. Y lo que la ansiedad y la depresión hacen en la salud física es ya bien conocido por todos.
Un proverbio alemán dice que “la confianza viene caminando, pero se va a caballo”, que es más fácil destruir la confianza que construirla. Las personas que experimentan altos niveles de ansiedad y depresión pueden encontrar esto sumamente difícil -volver a incrementarla en vez de caer en una espiral descendente- al intentar sostener interacciones de confianza, relaciones donde el amor pueda prosperar.
Finalmente, coincido con los investigadores en que debemos continuar investigando en cómo la confianza puede construirse en las relaciones interpersonales. Sería interesante investigar si la confianza puede ser disparada por la autorrevelación, el apoyo en la comunicación emocional, y sentimientos de ser comprendido, que en últimas son los procesos que ayudamos a co-crear los psicoterapeutas. Si lo hacemos, quizás esta espiral descendente de deterioro de la confianza pueda ser rota y las parejas quebradas por el conflicto, puedan reconstruirla caminando.
Por Emma Sánchez | Mg. Psicología Clínica
REFERENCIAS
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Fuente: https://emmasanchezblog.wordpress.com/2016/05/01/la-confianza-la-ansiedad-y-el-amor/
Imagen: http://www.comoquitarlaansiedad.com/wp-content/uploads/2012/11/Consejos-r%C3%A1pidos-para-ayudar-a-superar-la-ansiedad-social.jpg