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Venezuela: ¿En la elección de gobernadores se define el futuro?

Por: Aram Aharonian

Millones de venezolanos saldrán a votar el domingo 15 para elegir a los gobernadores de los 23 estados del país, en unos comicios donde se prevé una alta abstención. Hay muchos pronósticos, pero en realidad son 23 elecciones con características y situaciones diferentes, aunque en la mayoría de los estados sólo se presenten dos opciones: oficialismo u oposición.

Quizá para cortarle el paso a los «adecos», que amenazan con llevarse la mayor parte de los votos de la oposición en las elecciones regionales, los sectores radicales y elitistas antibolivarianos salieron a guarimbear nuevamente el lunes 25 de setiembre y dijeron que no van a participar del diálogo con el gobierno en Dominicana. El diálogo se ha convertido, realmente, en un problema interno de la oposición.

En el trasfondo de la agenda del diálogo opera el tema del “conflicto de poderes” y las aspiraciones de sectores radicales de la oposición de colocar en la calle la tesis de un gobierno y un Estado paralelo, tal como se pretendía en la bufa consulta del 16 de julio.

Dicen que habrá diálogo sólo si arrasan las gobernaciones. Traducido significa que si pierden, si el oficialismo se alza con la mayoría de las gobernaciones y la Asamblea Nacional Constituyente sigue su curso, volverán el terrorismo y la desestabilización de manera indefinida, en busca de la tierra arrasada.

Los socialdemócratas de Acción Democrática (AD) derrotaron en las internas a todos los demás sectores, a los que tratan como “petimetres”, pero necesitan de sus votos y también de financiamiento, ya que ellos son quienes manejan los recursos que desde años proveen gobiernos, fundaciones y ONGs del exterior, y no solo de Estados Unidos.

La oposición espera que las elecciones regionales y municipales permitan conquistar espacios para una estrategia incremental de recuperación de fuerzas, recursos de poder y unidad de mando en una coalición cruzada de intereses conflictivos entre el sector pragmático-electoralista, sectores radicales con aspiraciones putchistas-insurreccionales (resistencia civil) y sectores bisagras que intentan la combinación de todas las formas de lucha, señala el portal 15yúltimo.

La Mesa de Unidad Democrática (MUD) insiste en una estrategia internacional de aislamiento y estrangulamiento diplomático y económico-financiero, mientras el gobierno intenta romper el cerco con Rusia, China, Irán y aquellos países no alineados que bloquean una salida de fuerza de los EE.UU sobre Venezuela.

La MUD exige restablecimiento del cronograma electoral, incluyendo comicios regionales, municipales y presidenciales; la liberación de presos políticos, el levantamiento de inhabilitaciones a dirigentes opositores, el respeto a la independencia de poderes del Estado, el reconocimiento de la Asamblea Nacional y atención inmediata a la emergencia económica y social.

El gobierno desea una oposición que lo reconozca, al igual que una oposición que le atribuya legitimidad y legalidad a las decisiones de la recién electa Asamblea Nacional Constituyente. La oposición rechaza convalidar la ANC hasta tanto no consiga garantías de que no se convertirá en una nueva espada de Damocles en el año 2018. Para el Gobierno, reconocer a la Asamblea Nacional pasa por restituir su legalidad desde la “actual situación de desacato”, reconocer las decisiones del Tribunal Supremo de Justicia y aceptar las decisiones de la ANC.

Pareciera que la pregunta crucial es si pueden convivir la Constituyente y la Asamblea Nacional, máxime cuando la primera fue creada como un órgano de poder que según sus propios Decretos Constituyentes, controla a todos los Poderes, incluyendo al legislativo. Así, más que reconocimiento de legitimidades, lo que puede negociarse una cohabitación.

Previsiones electorales

Dirigentes opositores suelen decir que ganarán todos sus candidatos, y sus asesores señalan que “el Gobierno no está en la capacidad de ganar ninguna elección regional ni presidencial”. Sin embargo, la subestimación de la capacidad de movilización electoral del gobierno ha sido una constante de la oposición, con la salvedad de los hechos ocurridos en el año 2015, cuando con 7.626.616 votos ganaron la mayoría de la Asamblea Nacional.

Pasan los meses, pasan los años, y la dirigencia opositora no ha logrado cumplir una sola de sus promesas, mientras fue cómplice de la violencia terrorista que azotó al país durante cuatro meses. Y peor aún, aplaudió las sanciones y amenazas de invasión desde Washington, que revela posiciones antinacionales, lo que al fin y al cabo, se paga en la urnas.

Y siempre está la posibilidad, como ha sucedido tantas veces a lo largo de estos 18 años que al no lograr sus objetivos, la oposición otra vez denuncie fraude. Es parte del folclore.

Los sectores más radicalizados, como el grupo Resistencia, seguramente se abstendrán, lo que no beneficiará, obviamente, a los candidatos de la oposición. Algunas semanas atrás la periodista y militante opositora Marianella Salazar señaló que “la elevada abstención en las primarias (de la oposición) revela una acción política de repudio contra la MUD” y señaló que ésta “perdió su capital político y dio oxígeno a la llamada Resistencia, que ha venido ganando espacio”.

Muchos de los resultados dependerán de la gestión de cada gobernador que aspire a la reelección y esto también cuenta para los oficialistas. Pero, a diferencia de la desunión de la dirigencia opositora, el oficialista partido Socialista Unidos de Venezuela (PSUV) y sus aliados muestran unidad, probada capacidad organizativa y de maquinaria electoral, y apoyo mediático oficial.

Pero el problema mayor sigue tan campante por ciudades, pueblos y zonas rurales de Venezuela: el desabastecimiento y la inflación, a lo que se ha sumado en las últimas semanas un alza exagerada de los precios.

Pateando la mesa de diálogo

Más allá de la postergación, el diálogo entre el gobierno de Nicolás Maduro y la oposición deberá lograr acuerdos en los próximos nueves meses, ya que en julio deberán conocerse los candidatos presidenciales de cara a las elecciones pautadas –por ahora, Chávez dixit- para finales del año próximo.

Lo cierto es que no hubo mucha información sobre el diálogo: unos no informan para no “quemarlo”, habida cuenta de los fracasos sucesivos desde 2014, mientras otros se sienten “culpables” de sentarse a conversar con aquellos a quienes habían amenazado con “sacarlos” por las buenas, las malas o las peores formas.

En rondas de negociaciones que comenzaron en República Dominicana se tratan dos escenarios, el de corto plazo y el de mediano-largo plazo. En el primer escenario está la convivencia en los meses que restan del período presidencial de Maduro, con la necesaria aprobación por parte de la Asamblea nacional de nuevos empréstitos y endeudamientos y un acuerdo sobre el cronograma de elecciones pendiente y o postergado.

El objetivo central de la oposición de producirse la nueva ronda de las negociaciones pareciera ser que el gobierno se comprometa a entregar, si pierde en las elecciones del año entrante, mientras que la prioridad del oficialismo sería la de alcanzar un acuerdo de coexistencia –de ser pacífica mucho mejor, claro- para el próximo período presidencial, 2019-2024.

Pese a lo que digan sus dirigentes ante los micrófonos (lo que resulta comprensible solo de haber una fuerte presión de funcionarios estadounidenses), los partidos de la oposición que parecen favorables a un acuerdo sobre estos puntos son Acción Democrática, Al parecer, son favorables en líneas generales a un acuerdo de esta naturaleza los partidos socialdemócratas Acción Democrática (AD) y Un Nuevo Tiempo (UNT), así como y Avanzada Progresista (del gobernador del estado Lara Henry Falcón).

Mientras tanto, representantes de las organizaciones políticas –del oficialismo y de la oposición- y técnicos del Consejo Nacional Electoral (CNE) finalizaron sin objeción alguna la auditoría de datos en máquinas de votación, parte del cronograma electoral, dentro del conjunto de garantías para la transparencia y confiabilidad del sistema electoral, con vistas a las elecciones regionales del 15 de octubre.

Actitudes temerarias

Pero hay dirigentes de otros partidos de la variopinta Mesa de Unidad Democrática (MUD) que no se han expedido, quizá anclados en la esperanza de las medidas de bloqueo financiero y guerra económica impulsadas por Washington pudieran derrocar al gobierno, y por ello este plan no tiene aún el aval de Primero Justicia (del excandidato presidencial Henrique Capriles Radonski y del presidente de la AN Julio Borges) ni de Vanguardia Popular, que encabeza Leopoldo López, en prisión domiciliaria.

El analista y dirigente político Leopoldo Puchi señala que estos grupos –que han participado en las conversaciones pero no lo han expresado públicamente- quizá piensan que las presidenciales de 2018 se realizarán aunque no haya acuerdo previo de coexistencia, en “una actitud temeraria de desconocimiento de las realidades políticas, que puede resultar muy costosa para el país”.

De las organizaciones de la oposición, las que se han expresado de manera más tajante contra las negociaciones han sido Vente Venezuela (de María Corina Machado), la Conferencia Episcopal y la autollamada Resistencia.

Mientras el gobierno busca afanosamente la estabilidad política para la recuperación económica, los sectores de la oposición, entre ellos la jerarquía de la Iglesia Católica, tienen una agenda para la desestabilización a corto plazo del gobierno de Maduro.

El cardenal Urosa Savino llamó a postergar el diálogo hasta después de los resultados de las elecciones regionales en octubre. “Las elecciones de gobernadores son importantes para establecer el inicio del cambio de gobierno en el país. Ahora no se debe debatir si hay diálogo o no” (…) “no hay garantías ni condiciones para el diálogo”.

Analistas como Luis Vicente León (Datanálisis, guionista de la MUD) han señalado que con el diálogo “La oposición puede conseguir cosas, pero no la salida de Maduro”. Gokai Moreno, en Supuesto Negado, afirma que el tema de diálogo y elecciones podría ser parte de una agenda para reconstruir la política democrática del chavismo, pues también requerirá de diálogo hacia sus propias bases para prepararlas para el complejo escenario económico electoral del año 2018.

De acuerdo con el politólogo Leopoldo Puchi, estas organizaciones trabajan de manera fluida con el español José Luis Rodríguez Zapatero, del Partido Socialista Obrero Español y con los dirigentes dominicanos, encabezados pro el expresidente Leonel Fernández, facilitadores de la negociación.

Lo interesante es que parece ser avalada por el gobierno de Donald Trump, que señalósu apoyo a la intermediación de Danilo Medina y Rodríguez Zapatero. Según un comunicado del Departamento de Estado: “Estados Unidos reitera su llamado a la restauración completa de la democracia en Venezuela. Apoyamos negociaciones serias que de buena fe logren este objetivo”.

Siguiendo el ejemplo que Washington dio, cancilleres de doce países latinoamericanos que apoyan el derrocamiento de Maduro, saludaron los acercamientos, pero señalaron que deben desarrollarse con acompañamiento internacional, “buena fe”, “objetivos” y “plazos claros”.

En un comunicado difundido en Bogotá, los cancilleres de Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay y Perú reconocieron “la iniciativa de República Dominicana de reunir al gobierno y a la oposición venezolanos, así como la decisión de ambas partes de invitar a algunos países como acompañantes de este proceso”.

En el ámbito internacional se pueden identificar dos tipos de movimientos: uno que insiste en el aislamiento político-diplomático de Venezuela desde el bloque de derecha en la OEA, EE.UU y sus aliados europeos en Bruselas, y otro a impulsar un diálogo con verificación de garantías, acuerdos y resultados, desde la ONU, el Vaticano (no la jerarquía de la Iglesia venezolana) y algunos países del continente.

La oposición pone sus fichas en la elección de gobernadores, y concurre (por ahora) a ellas a sabiendas que no le será fácil superar la apatía abstencionista de sus seguidores. Si no gana, tiene tres opciones: declarar fraude, volver al terrorismo callejero o, por fin, sentarse a discutir políticamente los problemas del país, como parte del problema, pero también de la solución.

Fuente:http://www.rebelion.org/noticia.php?id=232263

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Argentina: Macri no tolera ninguna opinión disidente… pero la crisis se siente fuerte

Por: Aram Aharonian

Finalmente, el gobierno macrista avanzó contra el único director opositor del Banco Central, el jurista Pedro Biscay y el miércoles 27 de julio oficializó su remoción por «mediar mala conducta e incumplimiento de los deberes de funcionario público».

Obviamente, el objetivo de su salida forzada fue la de silenciar e invisibilizar su opinión sobre la política monetaria y cambiaria, la que había cuestionado públicamente por su alto nivel de endeudamiento en detrimento del empleo y desarrollo económico con equidad social. “No están dispuestos a tener una voz crítica en el directorio del banco», afirmó Biscay.

La remoción de Biscay refleja la falta de pluralismo y las actitudes antidemocráticas del gobierno de Macri, que en plena campaña para elecciones parlamentarias, el día antes había perdido una dura batalla en el Congreso al no lograr la expulsión del diputado Julio de Vido, exministro de Planificación del gobierno kirchnerista.

Pensamiento único, mensaje único  

El decreto lleva la firma del presidente Mauricio Macri, del jefe de Gabinete, Marcos Peña, y del ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne. El mismo, elimina el imprescindible control social democrático de una entidad clave para la sociedad, como es el banco Central y es interpretado por los analistas argentinos como una muy seria persecución política e ideológica

La decisión con tiene falsedades y refleja el autoritarismo con que se maneja Macri y su gabinete. En la Reserva Federal de EEUU y en los bancos centrales europeos, los Directores hacen públicas sus opiniones, muchas veces disidentes respecto a las políticas a seguir.

El mal desempeño no es de Biscay sino de quienes con sus políticas a partir de diciembre de 2015 han aumentado la inflación , provocando inestabilidad monetaria y financiera, generando una recesión, aumentado el desempleo y la exclusión social, en abierta violación al artículo 3 de la Carta Orgánica del Banco Central, señaló el anterior presidente del mismo, Alejandro Vanoli.

Precisamente, el ministro Dujovne informó a la Oficina Anticorrupción que posee un patrimonio de 97 millones de pesos, de los cuales 74 millones están afuera del país, pero pareciera no tener interés en retornarlos, en medio del «clima de confianza» que según él impera en la Argentina a partir de las políticas macristas. El 10% de su patrimonio (alrededor de 600 mil dólares), dice la Agencia Paco Urondo, son ganancias de su compras de dólar a futuro y las devaluaciones producidas por su gobierno.

Biscay, abogado de 38 años, había sido designado en agosto de 2014 por el Congreso y tenía mandato hasta 2019. Acallando a Biscay, el gobierno pretende tener una voz monocorde (un mensaje único) . «Mala conducta tienen aquellos que no defienden los destinos de la patria», afirmó Biscay, quien sostuvo que «no hay pruebas que determinen el mal desempeño».

Anteriormente, el jurista fue coordinador del área Fraude Económico y Bancario de la Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (Procelac) y es reconocido como uno de los más serios expertos en la materia en Latinoamérica.

Biscay – único Director en ejercicio elegido por el Senado de su país y con un mandato hasta septiembre de 2019- adelantó que iniciará una demanda por entender que «hay una interferencia manifiesta de la independencia del Banco Central» donde dijo que «la gestión del presidente del Central (Federico Sturzenegger) es totalitaria».

El gobierno acusó a Biscay de realizar «afirmaciones que ponen en riesgo los objetivos establecidos» en la Carta Orgánica del Banco, «particularmente en lo que se refiere a la estabilidad financiera en un sistema bancario de encajes fraccionarios y en el marco de un país que ha atravesado múltiples crisis cambiarias y bancarias en las últimas décadas».

En los últimos meses, el abogado había publicado una serie de artículos en los que analizaba la política económica y monetaria del gobierno y advertía la posibilidad de una crisis, que vive ya el país, cuando el valor del ´dólar alcanzó su máximo histórico y la inflación sigue avanzando.

«Esta situación demuestra que el país atraviesa una etapa de agudo avasallamiento a las instituciones y a las bases republicanas y democráticas nunca antes visto en gobiernos constitucionales. Estamos viviendo en un estado cercano a la excepción, donde la ley deja de ser la pauta de actuación de los servidores públicos. Y pone en serio riesgo la estabilidad del Estado de Derecho y el conjunto de bienes jurídicos que deben ser promovidos y protegidos en una sociedad democrática».

El poder fáctico local se subordina al gobierno global de las multinacionales. No admite oposición parlamentaria o en algún organismo del Estado; la aspiración del gobierno es avanzar en una nueva enajenación de empresas públicas de carácter estratégico, entre ella la industria satelital y nuclear.

¿También van a sancionar a la OCDE?

El Jefe de Gabinete, Marcos Peña, uno de los firmantes de la destitución, señaló que “no hay ninguna cuestión rara, con lo cual no hay ninguna razón para la victimización que tanto les gusta”. El presidente de la comisión de Finanzas de Diputados, el macrista Eduardo Amadeo , aseguró que “la libertad de expresión es absoluta”, y señaló que el ex funcionario fue “extremadamente imprudente” con sus declaraciones: “Habla de crisis todo el tiempo, del dólar, ha sido extremadamente imprudente”, aseveró.

El propio Peña sería responsable por no denunciar oportunamente las expresiones “poco prudentes” de Biscay, ya que así lo establece clara,mente la ley 25.188 de ética pública y sus normas complementarias. Es Peña quien pone en evidencia que la críticas hechas por Biscay son veraces y no sus falsas repetidas afirmaciones de que «no hay nada que preocuparse» con la escapada del dólar en los últimos días.

El reconocimiento público de Peña es que han sido “muy sensibles» las críticas hechas por el removido funcionario ya que «Argentina que tiene tanta memoria de las crisis, la gente siempre está mirando el dólar y las tasas de interés”, Si el decadente funcionario está tan seguro de la «excelente» gestión de Sturzenegger al frente del Banco Central. ¿por qué teme tanto a las opiniones de Biscay?

El destituido funcionario no ha hecho sino en poner en evidencia (en cumplimento de su deber como funcionario público) los gigantescos desequilibrios provocados por la política de endeudamiento y tasas especualtivas del BCRA.

Pero no es sólo Biscay quien denuncia la falta de transparencia de Sturzenegger y su BCRA: l a Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) afirmó que «El Banco Central carece de independencia formal y le falta claridad a su mandato. Esto disminuye la efectividad de la política monetaria». ¿Exigirá Peña sanciones para los directivos de esta organización del establishment internacional? Es la OCDE la que señala que el camino macrista es oscuro e incorrecto.

Buena conducta es entregar las Malvinas y Tierra del Fuego

Para no tener “mala conducta” hay que opinar lo mismo que Macri. Así lo hace el vicepresidente del Banco Central, Lucas Llach, quien afirmó en las redes sociales: “Yo entregaría no sólo las Falklands sino todo Tierra del Fuego a England, así nos sacamos ese apéndice que le encarece la vida al pueblo».

Es más o menos lo que opinaba la excanciller Susana Malcorra y quizá lo que opine el Presidente. Tras viralizarse el tuit, funcionario decidió borrarlo, pero eso no evitó las cataratas de críticas en su contra. Obvio, no se trata de mala conducta sino “apenas” de traición a la patria. A la par que los errores que se suman en los mapas oficiales y en negociaciones secretas con la cancillería británica para la eventual explotación petrolera en aguas del Atlántico Sur.

El futuro tan temido

Cuando la bicicleta financiera se termine, la deuda consolidada va a ser de tal magnitud que empujará a severos planes de ajustes primero, y de nuevo las privatizaciones de YPF, la petrolera estatal (los campos de Vaca Muerta incluidos), de las empresas más redituables del Estado y del sistema previsional.

La bicicleta financiera relaciona la tasa de ganancia financiera en moneda dura con el resto del mundo mediante tasas positivas de interés, atrasar el tipo de cambio, reducir aranceles y/o desproteger el sector externo permitiendo sustituir la producción local por la extranjera. En lugar que el tipo de cambio lo fije la cuenta corriente de la Balanza de Pagos, lo fija la Cuenta de Capital atraída por la perniciosa combinación de atraso cambiario y altas tasas de interés, base de la inconsistencia del modelo macrista.

La administración de Macri trata de frenar la inflación con endeudamiento (externo e interno) y Letras del Banco Central (Lebac) y pases a tasas astronómicas, incrementando exponencialmente la deuda externa e interna del Estado. Conscientes que esto no lo pueden repetir permanentemente, se preparan para realizar un fuerte ajuste de las cuentas públicas y consolidar la deuda de corto plazo en un bono (similar al “9 de Julio” de Julio Alsogaray en la década de 1960).

El poder fáctico local se subordina al gobierno global de las multinacionales. No admite oposición parlamentaria o en algún organismo del Estado; la aspiración del gobierno es avanzar en una nueva enajenación de empresas públicas de carácter estratégico, entre ella la industria satelital y nuclear.

Cuando la bicicleta financiera se termine, la deuda consolidada va a ser de tal magnitud que empujará a severos planes de ajustes primero, y de nuevo las privatizaciones de YPF, la petrolera estatal (los campos de Vaca Muerta incluidos), de las empresas más redituables del Estado y del sistema previsional.

La bicicleta financiera relaciona la tasa de ganancia financiera en moneda dura con el resto del mundo mediante tasas positivas de interés, atrasar el tipo de cambio, reducir aranceles y/o desproteger el sector externo permitiendo sustituir la producción local por la extranjera. En lugar que el tipo de cambio lo fije la cuenta corriente de la Balanza de Pagos, lo fija la Cuenta de Capital atraída por la perniciosa combinación de atraso cambiario y altas tasas de interés, base de la inconsistencia del modelo macrista.

La administración de Macri trata de frenar la inflación con endeudamiento (externo e interno) y Letras del Banco Central (Lebac) y pases a tasas astronómicas, incrementando exponencialmente la deuda externa e interna del Estado. Conscientes que esto no lo pueden repetir permanentemente, se preparan para realizar un fuerte ajuste de las cuentas públicas y consolidar la deuda de corto plazo en un bono (similar al “9 de Julio” de Julio Alsogaray en la década de 1960).

El dólar al cambio oficial alcanzó su máximo histórico. Lo único que falta es que alguien diga que la culpa es de Biscay…

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=229623&titular=macri-no-tolera-ninguna-opini%F3n-disidente%85-pero-la-crisis-se-siente-fuerte-

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Venezuela: Por la Constituyente sí, pero también contra Trump y el intervencionismo

Por: Aram Aharonian

El mundo no se acabó el 30 de julio, y Venezuela tampoco, pese a que la campaña contra la Asamblea Nacional Constituyente tuvo en el presidente estadounidense Donald Trump a su comandante en jefe, secundado por varios injerencistas e intervencionistas regionales y mundiales de segunda línea. Y posiblemente esta elección abra la posibilidad de construir un acuerdo negociado entre gobierno y oposición con una visión de coexistencia entre las partes.

A pesar del rechazo por parte de la oposición venezolana, de la exigencia de 13 de los 34 países de la Organización de los Estados Americanos (OEA) de suspenderla, de las advertencias hechas por la Unión Europea que este proceso aumentaría el riesgo de confrontación en el país, de las recientes sanciones concretadas por Washington y de la intensa campaña de terror mediático internacional, los miembros de la Constituyente se eligieron este domingo en una fiesta cívica a la venezolana.

El apoyo a esta elección de constituyentes en Venezuela –y así a la continuidad del gobierno bolivariano- llega tras el triunfo de Daniel Ortega y el sandinismo en Nicaragua y de Lenín Moreno en Ecuador, junto al debilitamiento de gobiernos neoliberales como el golpista brasileño de Michel Temer y el de Mauricio Macri en Argentina, y el posicionamiento de la oposición progresista en Honduras y Paraguay.

La masiva concurrencia demuestra el nivel de conciencia alcanzado por el pueblo desde 1999. La gente salió a derrotar la violencia, el terror, asumió su épica de manera personal (cruzando arroyos y ríos, calles bloqueadas, evadiendo paramilitares y malandros), haciendo lo imposible para cumplir con su deber cívico, político, ético, moral… superando las amenazas de adentro y de afuera. Haciendo recordar aquel 13 de abril de 2002 cuando ese mismo «pueblo bravío» salió a las calles, constitución en manos, a demandar el retorno de su presidente constitucional Hugo Chávez, derrocado brevemente por un golpe cívico-militar.

Pero ese apoyo recibido por el gobierno de Maduro incluye un necesario golpe de timón, que incluya las transformaciones políticas, económicas, sociales y culturales para el fortalecimiento de un estado socialista, basado en las comunidades, en los intereses populares. También habrá que lidiar con los que desde adentro destruyen el legado de Chávez, y con los apátridas dispuestos a entregar Venezuela -y sus frecursos naturales- a los intereses de Estados Unidos y las corporaciones trasnacionales.

Es difícil para EEUU y sus repetidoras aceptar la realidad. La verdad-real se impuso a la verdad-mediática, a la posverdad, lo que no significa que no continúen en su intento de condenar, demonizar, aislar a Venezuela bolivariana, locomotora del renacimiento del ideal de integración regional. Es difícil que los líderes de la oposición varíen su rumbo, a pesar de su falta de credibilidad y sus fracasos en cadena: la violencia no da réditos.

Despertar de golpe a la realidad

Habitualmente, cuando la oposición venezolana trata de dar un golpe de Estado (hace tres lustros que lo intenta) el chavismo se reagrupa y crece, y ahora más en el marco del rechazo a las declaraciones y amenazas a granel de Trump (quizá convertido sin quererlo, en el mejor apoyo a Nicolás Maduro) y la injerencia extranjera en los asuntos de Venezuela. Pocos esperaban esta movilización popular, esta afluencia de votos.

Parroquia Padre Barral, Delta Amacuro: el pueblo warao se moviliza para votar.

Hubo otras acciones que contribuyeron a que muchos votaran, como el aumento sustancial de la distribución de alimentos y la práctica eliminación de las colas de horas para abastecerse; los periódicos reajustes de los sueldos y las pensiones; el rechazo de muchos opositores a las acciones violentas financiadas por sus dirigentes a delincuentes y paramilitares, y la organización de las bases chavistas para orientar a los votantes.

Sería irreal pensar que un acto electoral daría por terminado el conflicto político, pero hay una pieza nueva en el tablero de ajedrez: la existencia de una Asamblea Constituyente que bien puede profundizar el conflicto, o ayudar a superarlo con un llamado a un proceso de negociaciones, quizá con acompañamiento internacional. Las bases del acuerdo al que se arribe pudieran incluso constitucionalizarse de mutuo acuerdo y someterse a una consulta consensual antes de la elección presidencial.

La oposición, insuflada por el terrorismo mediático internacional que trató de invibilizar el acto cívico, declaró (como desde hace 18 años) el fraude antes incluso del acto electoral; señaló que no fue concurrido, que no vale y no es legal. Seguirán los argumentos enfrentados y contrastantes sobre lo acontecido.

El problema de fondo sigue siendo el económico. Mientras no mejore la economía, habrá malestar social y político. Para algunos analistas, agosto parece ser momento para que el gobierno se anime a modificar la política cambiaria y permitir que el empresariado comience a manejar sus propias divisas.

La semana anterior a la elección de constituyentes, y protagonizada por la Mesa de la Unidad “Democrática” (MUD), la cúpula empresarial y por la oposición política que siempre ha representado un papel antidemocrático, una nueva versión de paro cívico de julio de 2017, pretendió superar el rotundo fracaso de la puesta en escena en 2002-2003.

Esta vez intentaron una paralización ya no mediante el sabotaje de la empresa petrolera y la privación de la gasolina a los transportistas sino impidiendo la movilización de personas y de bienes; colocando obstáculos en las calles y promoviendo actos de violencia copiados de películas gringas: explosiones, incendios, violencia, armas, terror, fuego, y hasta héroes enmascarados con capas y escudos, a los que solo les falta volar.

“La lucha no solo va a continuar, sino que se va a profundizar con toda la fuerza y dignidad”, señaló el dirigente opositor Julio Borges. “Es un momento dramático y peligroso pero no la batalla final”, concluyó el exfuncionario chavista y ahora opositor Vladimir Villegas.

“La oposición está esperando el momento en que se establezca la ANC para anunciar un Gobierno paralelo. Esto será caldo de cultivo para la intensificación del clima de guerra y corremos el terrible riesgo de que se genere una guerra civil”, señaló Felipe Pachano Azuaje, profesor de la Universidad de los Andes

Mientras, la Iglesia Católica sigue respaldando el terrorismo y a la oposición, por todos los medios, pese a lo que diga el Papa. Es repugnante la utilización de las misas para imponer un punto de vista partidista, así como el uso supersticioso que hacen sacerdotes de versículos de la Biblia, como el que refiere al 666. Catolicismo no es cábala, señala el politólogo Puchi.

Hablando de cifras

Según la encuestadora Datanálisis, guionista habitual de la MUD, el 72,2% de los ciudadanos rechaza la Asamblea Nacional Constituyente (ANC). La mayoría de los dirigentes de la oposición dicen que el chavismo ha desaparecido, que el 80 % de la población se opone al gobierno. Si el 80% es opositor no se entiende el por qué de todo el esfuerzo y la violencia desatada para impedir que los ciudadanos concurran a votar.

Maira, Mérida: Ciudadanos cruzan el río Torbes para ir a votar, eludiendo el amedrentamiento de paramilitares.

La oposición especulaba que el miedo que lograron infundir en episodios en los que han quemado vivos ciudadanos, acciones violentas (más de 110 muertos y 1.500 heridos), como la destrucción de máquinas electorales en las fronterizas Táchira y Mérida, pudiera reducir la votación. Junto a ello sumaban las dificultades para transitar libremente a causa de las barricadas instaladas y el temor a ser baleado en el camino al centro electoral y de que marquen las casas de quienes voten, como hacían los nazis con las casas de los judíos.

No fue casualidad que la oposición haya “inventado” la cifra de 7.676.894 votos en el “plebiscito” interno realizado el domingo 16 (con escasa participación y actas quemadas ipso facto, sin que las revisara nadie). El Registro Electoral contiene unos 19 millones de ciudadanos. En las 20 elecciones realizadas desde 1999 se ha producido una abstención media del 20 al 25% (de 3.800.000 a 4.750.000 electores).

El chavismo ha logrado en promedio un 55% de los votos (que serían en esta elección entre 7.837.000 a 8.360.000 votos). De no alcanzar esa cifra “mágica” manejada por la oposición dos semanas atrás, podrían hablar de fracaso gubernamental.

EEUU tomó el mando

El pasado 13 de julio tuvo lugar una reunión secreta en la misión estadounidense de la OEA en Washington, presidida por el exrepresentante permanente de EEUU ante este organismo, Michael Fitzpatrick, y el director para América Latina del Consejo de Seguridad Nacional, Juan Cruz, con selectos invitados diplomáticos de Latinoamérica, el Caribe, Europa y Asia, a quienes instruyeron para iniciar una fuerte campaña mediática en contra de la Asamblea Constituyente y anunciaron sanciones contra Venezuela y los chantajearon para que sus gobiernos impusieran sanciones bilaterales, similares a las operadas por Estados Unidos.

Conscientes del fracaso de la OEA, avanzan con quienes pueden chantejear. Fitzpatrick y Cruz entregaron en la reunión copias de dos artículos que delinean la táctica político-ideológica del actual Departamento de Estado en su lucha contra el gobierno bolivariano: Un texto publicado el 23 de junio en The Wall Street Journal (“La última batalla por la democracia en Venezuela”) y “La bomba de hidrógeno de Maduro” publicado por “Caracas Capital Markets”, en la cual se llama a evitar la “cubanización” de Venezuela.

Las órdenes fueron respetadas: El presidente de Panamá, Juan Carlos Varela, tuiteó el 16 de julio que “suspender la constituyente” (…) “es el único camino para lograr la paz en Venezuela”; el colombiano Juan Manuel Santos, pidió el 17 de julio “desmontar la constituyente”, el mismo día que Trump dijo que “Estados Unidos tomará fuertes y rápidas medidas económicas”, palabras repetidas por los portavoces del Departamento de Estado Heather Nauert y Sean Spicer. Brasil, Argentina, Costa Rica, Puerto Rico, Perú y México, se han sumado a la línea dictada por EEUU.

En completa concordancia con el “grupo de amigos” (injerencistas, golpistas) de Kirkpatrik y Cruz, la alta representante de la Unión Europea para la política exterior, Federica Mogherini, instó a Maduro a suspender la Constituyente y amenazó con que todas las opciones, incluidas las sanciones, “están sobre la mesa”.

¿Alguien a estas alturas le quedan dudas sobre los planes de Washington para Venezuela, a la sazón, dueña de la reserva petrolera certificada más grande del mundo, también de oro, y la cuarta más grande de gas? El problema de Washington es que la oposición ha fracasado en cada intentona (por las buenas, por las malas y las peores también), al igual que el “ministerio de las colonias” en el que intentan convertir nuevamente a la OEA.

La desvergüenza de los intervencionistas

Los grandes poderes de Occidente ya mostraron su voluntad de terminar con el actual gobierno de origen chavista. El viejo y corrupto líder del socialismo español, Felipe González, pide que las Fuerzas Armadas de Venezuela intervengan y den la solución; Luis Almagro, el uruguayo Secretario General de la OEA, convoca a su amigo, el argentino Luis Moreno Ocampo –ex Fiscal del Tribunal Penal Internacional-, para que analice la posible existencia de delitos de lesa humanidad y se pueda llevar a Tribunales Internacionales a autoridades venezolanas.

Mike Pompeo, Jefe de la CIA reconoce estar visitando a los gobernantes de Colombia y México para buscar un gobierno “estable y democrático” en Venezuela, dado que allí Estados Unidos tiene «profundos intereses».

Esta injerencia es un avance de la campaña de prensa (terrorismo mediático) que ya vienen desarrollando sobre la violencia existente en Venezuela. La mayor parte de los más de 110 muertos que lleva esa violencia tiene que ver con hechos provocados por sectores vinculados a la oposición y financiados por EEUU, España y Colombia, que crecen en el ejercicio de la violencia, mientras pierden en capacidad de movilización.

Quizá no sea correcto calificar todos los actos de violencia de calle como terrorismo. Pero el impedir por la fuerza y bajo amenaza que la gente salga de su casa sí tiene las características propias del terrorismo: es una acción contra la población civil, que se basa en la violencia y genera miedo o terror.

El semanario financiero The Economist en su edición del 29 de julio (un día antes del acto electoral) tituló: “Venezuela en el caos – Lo que el mundo debiera hacer”. ¿En nombre de quién, o de qué, “el mundo” debiese intervenir, hacer algo, inmiscuirse en lo que las reglas de la convivencia internacional suelen llamar ‘asuntos internos’?, pregunta Louis Casado. El “mundo” en este caso quiere decir los EEUU, agitador en jefe y financista de lo que ocurre en Venezuela, preconiza muros contra la inmigración, no contra sus intervenciones militares.

Hablan de caos, de guerra civil, cuando en 2014, según el FBI, hubo en EEUU 8 mil 124 muertes por disparos de armas de fuego, sin que nadie se conmoviese. Según el New York Times, en EEUU “la tasa de homicidios cometidos con armas de fuego es de 31 por cada millón de habitantes, el equivalente de 27 personas asesinadas cada día”. En México se produjeron 1.938 homicidios solo en el mes de enero, parte de las decenas de miles de asesinatos cometidos por narcotraficantes y paramilitares. Pero, The Economist mira para otro lado, claro.

“Dar vuelta” esa información, al igual que ocultar las horrendas muertes -por el fuego- de gente del pueblo, producidas por los provocadores, no son errores, ni casualidades, son políticas pensadas en laboratorios inhumanos, destinadas a sembrar el terror y convencer a la opinión pública. Algo semejante ya se vino practicando en la guerra de Siria.

Desde una radio chilena que me entrevistaba me reclamaron que dijera que el domingo “no va a pasar nada”. “¿Pero usted no lee los diarios, no ve televisión?”, me espetó la periodista. Precisamente por ello, le respondí. Y le recordé que una de las pocas veces que Estados Unidos y la Unión Soviética se pusieron de acuerdo en la ONU fue para aprobar el reconocimiento del derecho de los pueblos a decidir su propio destino.

Fuente:http://www.rebelion.org/noticia.php?id=229720

 

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Hora Cero, Gobierno bizarro, amenaza de sanciones: ¿toda la carne en el asador?

Por: Aram Ahoronian

Lo de Venezuela es un golpe de Estado continuado, pero que en los últimos cien días ha sumido al país en una violencia caótica y desestabilizadora de nuevo tipo, que utiliza como forma de lucha política una metodología terrorista. Es decir, el uso ilegal, premeditado, calculado y sistemático de una violencia indiscriminada y letal contra población civil, para provocar un terror paralizante en la sociedad.

Estados Unidos (al menos su Gobierno) huele el final del chavismo y ha lanzado la Hora Cero, muy de película gringa. Ya no confía en los mandaderos locales: ha asumido la responsabilidad de la ofensiva de manera pública y ahora los gobiernos subordinados servirán sólo de amplificadores de las decisiones de Washington. La situación cambia: ya el Gobierno no se enfrenta solo a la oposición venezolana, Trump se apuntó y quiere comandar la pelea.

El objetivo inmediato para el chavismo es llegar al 30, legitimar la Asamblea Nacional Constituyente con un alto porcentaje de participación -lo contrario agravaría el escenario-, evitar que se abran escenarios de destrozos masivos en las ciudades, ataques militares opositores, que la sociedad caiga en el enfrentamiento buscado por parte de la derecha. Se trata de un escenario complejo donde son necesarias inteligencia, unidad y organización del chavismo.

Ya no fue el jefe del Comando Sur o un senador o diputado zafado. El mismo presidente Donald Trump fue quien amenazó públicamente con sanciones –económicas y otras- si el Gobierno constitucional venezolano avanza con la elección de constituyentes el domingo 30 de julio. El circo se fue armando y el secretario general de la OEA, Luis Almagro, no tuvo ningún reparo (y menos moral) de ir al Senado estadounidense para exponer sobre “la crisis en Venezuela”.

Y trazaron en Washington la hoja de ruta en un entramado internacional que engloba desde el Departamento de Estado hasta la Exxon Mobil: en lo político-institucional, en la violencia, en lo económico, en lo comunicacional.

En lo político, lo previsto es la instalación del gobierno paralelo (un gobierno en el exilio, pero dentro del país), con nuevos magistrados del Tribunal Supremo de Justicia y el anuncio de la elección de un “presidente” del “gobierno de unidad”, puesto para el cual la gente de Washington confía en Leopoldo López. Seguramente Washington, una vez “instalado” éste, desconozca al Gobierno constitucional de Maduro, apoyando económica, militar y diplomáticamente al gobierno bizarro de la oposición.

En la violencia cabe esperar nuevas formas tras las ya practicadas como cortar el acceso a zonas urbanas, atacar con grupos de choque y paramilitares las zonas populares, asediar e incendiar instituciones pública (incluyendo hospitales, canales de televisión, centros eléctricos), incendiar a personas (con la excusa que pueden ser chavistas). Ahora surge el uso de armas largas, morteros y ataques contra fuerzas de seguridad (esperando la reacción).

En lo comunicacional las órdenes son las de invisibilizar, desconocer la existencia del chavismo. Internacionalmente, EEUU asumió públicamente la responsabilidad y los gobiernos sumisos deberán cumplirle. En lo económico el objetivo es apretar más la asfixia, bloqueando las líneas de importación de comida destinada a los Comités Locales de Abastecimiento y Producción, la quema de depósitos y camiones.

El circo no funciona tan bien

Hasta ahora el circo no funcionó tan bien como esperaban. La cumbre de presidentes del Mercosur en la ciudad argentina de Mendoza no logró sacar una declaración fuerte ni expulsar a Venezuela del organismo regional: la triple alianza argentina-brasileña-paraguaya sufrió otra postergación de sus planes. Esta semana puede ser definitiva y no se debe excluir la posibilidad de una expulsión desde la presidencia pro tempore brasileña en aplicación del Protocolo de Ushuaia.

Era técnica y políticamente imposible emitir una sanción, pero en Mendoza prepararon el paso que sustentará el procedimiento.

En lo comunicacional han impuesto un imaginario colectivo contrario al Gobierno. La matriz mediática legitima toda la violencia desplegada por la oposición, la presenta como justa, épica y necesaria (hasta la del centenar de muertos).

Nadie sabe cómo justificar los supuestos 7.676.894 votos del “plebiscito” realizado el domingo 16 por la oposición. Ellos mismos quemaron las urnas antes del recuento. Pero el terrorismo mediático internacional logró invisibilizar el simulacro de la votación para constituyentes, organizado por el Consejo Nacional Electoral, que llevó mucha gente, que hasta sorprendió a los dirigentes del PSUV.

Tras 100 días de iniciado el ciclo de violencia insurreccional, la oposición ha sumado algunos actores que estuvieron en el chavismo, pero no ha logrado el apoyo de la Fuerza Armada Nacional (ni por goteo). Tampoco el de los sectores populares. Ni la composición de clase ni la cantidad de participantes en las protestas han cambiado, tampoco la creciente violencia (incentivada hasta por el Episcopado), ni su dirigencia elitista, ni la carencia de un proyecto político, más allá de salir de Chávez primero, de Maduro ahora…

Un Gobierno en el exilio, pero en Caracas

El dirigente opositor Freddy Guevara habló de un levantamiento total, que a juzgar por los manuales de la «guerra no convencional» del Pentágono augura escenarios tipo Libia o Siria. Es decir, estaríamos en el inicio del estallido de una guerra fratricida entre venezolanos, con intervención de potencias extranjeras, mercenarios y grupos paramilitares, dice Carlos Fazio.

El presidente boliviano Evo Morales, en la cumbre del Mercosur en Mendoza, señaló a sus pares: “Las intervenciones en Libia, Irak y otros países son para apropiarse de recursos naturales. Detrás de la intervención en Venezuela está el petróleo”.

No sorprendente el impúdico cabildeo intervencionista a favor de un “cambio de régimen” de dos actores con intereses geopolíticos diversos: la petrolera ExxonMobil, de la que fue su histórico GEO el actual secretario de Estado Rex Tillerson y que ha invertido cuantiosos recursos para derrocar el Gobierno, y la jerarquía de la Iglesia católica venezolana.

Rex Tillerson

ExxonMobil ha financiando entre otros la campaña del presidente Trump y a los senadores estadunidenses Marco Rubio, Ed Royce, Ileana Ros y Bob Menéndez para que apliquen un paquete de sanciones económicas contra Venezuela y brinden apoyo a los “luchadores de la libertad” que han desatado la violencia terrorista en el país.

La trasnacional petrolera está más que preocupada por la disminución de su influencia en la región, y en Venezuela en particular, debido a los acuerdos de cooperación energética y política de PDVSA con Rusia y China, que son presentados en Washington como un problema de “seguridad nacional” de EEUU, intentando acelerar la intervención del Pentágono.

Lo de Venezuela es un golpe de Estado continuado –quizá desde el 2002- pero que en los últimos cien días ha sumido al país en una violencia caótica y desestabilizadora de nuevo tipo, que utiliza como forma de lucha política una metodología terrorista. Es decir el uso ilegal, premeditado, calculado y sistemático de una violencia indiscriminada y letal contra población civil, para provocar miedo y un terror paralizante en la sociedad.

Es un terrorismo que mediante campañas de saturación mediática se encubre bajo una apariencia de movilización pacífica (incluyendo linchamientos, incendiar a gente, destruir toneladas de alimentos, incendiar centros de salud y guarderías). Desde 2014 la prensa hegemónica, convertida en terrorismo mediático y con camarógrafos, fotógrafos y guionistas actuando como unidad de combate, ha logrado ganar la guerra simbólica internacional. Es la posverdad, la mentira convertida en verdad universal.

Las sanciones

El Gobierno de Barack Obama ya había tomado medidas, pero todas dirigidas contra altos funcionarios y mandos militares, no contra el Estado o la economía venezolana en su conjunto.

El 9 de marzo de 2015, suspendió las visas y congeló los activos en territorio estadounidense de los directores de inteligencia Gustavo Enrique González y Manuel Bernal; del exdirector de la Policía Nacional Manuel Pérez Urdaneta; de los excomandantes de la Guardia Nacional Antonio Benavides y Justo Noguera; del inspector general de la Fuerza Armada Miguel Vivas Landino y de la fiscal Katherine Haringhton.

Este tipo de sanciones continuaron con Trump: en febrero tocó al vicepresidente Tareck El Aissami, en mayo a ocho magistrados del Tribunal Supremo de Justicia, incluido su presidente Maikel Moreno.

Las nuevas medidas amenazadas podrían ser más sanciones individuales a altas figuras del régimen, entre las que se menciona a Diosdado Cabello (vicepresidente del partido de Gobierno) y a Vladimir Padrino (ministro de Defensa), como congelamiento de activos y prohibición de entrar a Estados Unidos, además de eventuales sanciones económicas a PDVSA como empresa.

La posibilidad en mente de varios dirigentes de la oposición es la suspensión de las importaciones de petróleo venezolano, principal fuente de divisas del país: sin ellas no podría importar todos los bienes de consumo básico que necesita, de los cuales produce apenas un tercio, ni pagar sus elevados compromisos financieros internacionales.

Pero hete aquí que EEUU es su principal mercado, lo que vuelve muy vulnerable a PDVSA, porque no le sería nada fácil encontrar otro comprador. Una sanción de peso sería impedirle participar de nuevos contratos con el Gobierno federal a través de su subsidiaria, CITGO.

Los dirigentes opositores sueñan con que Trump bloquee todas las importaciones de crudo provenientes de Venezuela. Puede hacerlo sin pasar por el Congreso, amparado por la Ley de Poderes Económicos de Emergencia Internacional (IEEPA, por su sigla en inglés), en caso de que haya una amenaza externa a la seguridad de EEUU (en este caso el Gobierno venezolano).

Pero esto también tendría un costo para la economía estadounidense, ya que el Venezuela es el tercer proveedor de crudo. Además, las exportaciones de derivados de petróleo estadounidense a Venezuela han crecido sustancialmente en los últimos años. En las últimas semanas varias refinadoras que procesan crudo venezolano han hecho lobby con la administración Trump para evitar que eso ocurra.

La medida podría hacer que los efectos los padezcan los estadounidenses, que acuse en incremento en el costo del combustible y la energía en general para consumo doméstico.

Más allá de que el impredecible Trump enfrenta en este momento varias crisis domésticas por las revelaciones sobre la relación de Rusia con su campaña presidencial y la imposibilidad de pasar en el Congreso la derogación del Obamacare, lo que lo podría hacer más proclive a una medida extrema contra Venezuela con el fin de “cambiar la narrativa”, por lo menos por unos días.

Los analistas internacionales señalan que las consecuencias para Venezuela de las sanciones a la industria petrolera serían severas y el país quedaría muy expuesto porque, incluso sin el castigo, ya se encuentra al borde del default por la escasez de dólares. Sus reservas están en el nivel más bajo de los últimos 15 años: menos de 10.000 millones de dólares. Y por sus dificultades de flujo de caja ya tiene una moratoria sobre el pago de sus deudas a China.

Mientras, el Gobierno venezolano continuó pagando religiosamente a los tenedores de bonos de Wall Street, recortando gastos en importaciones y generando mayor desabastecimiento”, señaló.

No obstante, por más que se reduzca su margen de acción, no hay ninguna garantía de que sea suficiente para obligar al chavismo a una salida negociada. Un embargo petrolero aceleraría el inminente default de Venezuela, pero aun así el Gobierno podría mantenerse, concluyen los analistas.

Colofón

– Hay variado y alto descontento en los barrios populares, con mucho cansancio por la falta de respuesta a la situación económica, donde la culpa no solo la tienen el imperialismo y la oligarquía. Allí hay gente que hasta votó el plebiscito del domingo 16, pero la oposición no ha logrado sumar adeptos dentro de estos sectores.

– Lo cierto es que Venezuela se ahoga en el odio y que, de una u otra manera, el fenómeno nos afecta a todos, señaló el exvicepresidente José Vicente Rangel. “La mayor responsabilidad recae en el líderazgo de la oposición por su obsesión de acabar con el chavismo, de negarse al diálogo, de desatar la violencia irresponsablemente; pero también admito que en el chavismo ha habido excesos, arrogancia y adopción de equivocadas medidas políticas y económicas”, agregó.

– La legitimación de la violencia política descansa en un sistema de creencias que sirven para la configuración de la identidad del grupo que lleva a cabo una supuesta gesta heroica libertadora, como en el encuadre negativo del adversario, responsable de la situación y deslegitimado hasta eliminar o neutralizar cualquier conflicto ético. Convertido el adversario en un peligro para la sociedad, se lo proscribe e incluye en categorías socialmente condenables -asesinos, ladrones, paramilitares- que demandan medidas defensivas especiales, justifican su asesinato, exterminio y tortura aun después de muerto”, señala la socióloga Maryclén Stelling.

– Para no confundirse con las cifras, hay que tener en cuenta que las elecciones presidenciales el abstencionismo suele superar el 20% y que el chavismo solía sumar alrededor del 60% de los votos.

Fuente: http://questiondigital.com/hora-cero-gobierno-bizarro-amenaza-de-sanciones-todo-la-carne-en-el-asador/

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Sin reconocimiento de la otredad, no hay diálogo posible

América del Sur/Uruguay/Diciembre 2016/Aram Aharonian

 

El primer día de diciembre, la oposición amenazó nuevamente con abandonar la mesa de diálogo con el gobierno y puso plazos perentorios a la misma, en un documento dirigido a los facilitadores de Unasur y del Vaticano: “… el proceso de búsqueda de soluciones a través del diálogo se encuentra detenido por el incumplimiento del gobierno de los acuerdos logrados en las reuniones plenarias de la Mesa de Diálogo Nacional realizadas los días 30 de octubre, 11 y 12 de noviembre”, señaló en un comunicado.

En Venezuela cada vez más se consolida una intención fatalista destinada a construir un clima negativo de desaliento, desesperanza y desmoralización que pretende, por una parte, minar la confianza en mediadores y, por la otra, socavar la credibilidad en los actores políticos que se sientan en la mesa, señala la socióloga Maryclén Stelling.

Y con ello colabora la persistente guerra de micrófonos, el discurso de ambas partes que no hace caso de la recomendación vaticana de bajar el tono agresivo y descalificador del “otro”: dudas, predicciones, pronósticos, presentimientos y apuestas invaden el clima político, incierto en cuanto la posibilidad de un final feliz.

El padre general de la Compañía de Jesús, el venezolano Arturo Sosa, indicó desde El Vaticano, que el punto de partida para cualquier reconciliación es el reconocimiento de la situación en la que se está. “Nadie puede seriamente reconstruir las relaciones sociales si no reconoce que estas se encuentran fragmentadas”, expuso. Mientras, algunos creen que el alza de los precios del petróleo es buena noticia…

El fracaso del diálogo, añade, gradualmente ha devenido en una profecía autocumplida, predicción que, una vez formulada, directa o indirectamente lleva a su propio cumplimiento. Clima fatalista, sustentado en la creencia del determinismo de los acontecimientos, dirigido por causas independientes de la voluntad de una mayoría (79%), quien, de acuerdo a reciente sondeo, apoya el diálogo por la paz.

La oposición en su laberinto

En el seno de la oposición siempre han convivido varias estrategias y no es sencillo percibir cuál es la que predomina en cada momento. Desde enero venía trabajando en un esquema –que puede sintetizarse en el desalojo del Presidente en 2016-, posible de materializarse si se produjera una insurgencia de calle con importantes componentes de violencia y acompañada de una acción de la Fuerza Armada. Sin ello, no se alcanzaría la meta propuesta.

Sin dudas, el equipo dirigente opositor y sus analistas internacionales interpretaron el descontento real que existe en la calle de manera errada, en cuanto a su naturaleza y alcance. Y de manera ingenua fallaron al descifrar las señales y opiniones provenientes de oficiales del estamento militar. La aceptación del diálogo, más allá de la fuerza de las presiones de los facilitadores, parecía estar enmarcada dentro del concepto de larga marcha a través de las instituciones.

Esta vez, la oposición contó nuevamente con aliados externos. El gobierno denunció como un “golpe de Estado” en el Mercosur, la decisión de sus socios de suspenderlo como estado miembro, lo que representa la más dura sanción de un ente internacional en medio de la crisis del bloque regional, haciendo caso omiso a la resolución del Parlasur del primero de diciembre, refrendada incluso por los diputados de la oposición venezolana. “Constituye una agresión a Venezuela de dimensiones realmente muy graves”, dijo la canciller Delcy Rodríguez.

“Lo que se busca con esta medida impulsada por las oligarquías regionales es generar las condiciones para una desestabilización de la democracia venezolana, amenazada desde el triunfo electoral de Hugo Chávez por el imperialismo norteamericano y la oligarquía venezolana, que se niega a perder sus privilegios”, señaló la central unitaria de trabajadores uruguayos PIT-CNT.

Para el politólogo Leopoldo Puchi, la nueva estrategia emprendida desde octubre apunta hacia los próximos procesos electorales: gobernadores y alcaldes en 2017 y presidenciales en 2018, un camino no sólo electoral sino también institucional, que se desarrolla dentro del sistema vigente y apunta a una alternancia en el poder en un mediano plazo, a la cohabitación. El trabajo más importante de negociación debería entablarse en la mesa de diálogo, con la ventaja de ser refrendado por los observadores internacionales.

Hay quienes lo consideran sólo un movimiento táctico y no una estrategia. ¿En los próximos meses, se proseguirá con ella o se realizará de nuevo un viraje hacia la línea de “primavera”?

El alcalde Caracas y líder del PSUV, Jorge Rodríguez, destacó que dentro de la oposición hay una condición disfuncional que no permite que entre ellos exista un acuerdo en las mesas de diálogo de asuntos políticos, económicos y sociales en paz. Señaló que para abandonar el diálogo, dirigentes opositores esgrimen una serie de elementos que no tienen nada que ver con los acuerdos que se llegara con la llamada Mesa de la Unidad Democrática (MUD) en la pasada sesión plenaria el 12 de noviembre.

Aseveró que el poder público fue desmantelado por las ansias del poder de quien en este momento encabeza el poder Legislativo, Henry Ramos Allup, quien no quiere que el dirigente de primero Justicia –miembro del MUD- Julio Borges, reciba el día 5 de enero al Parlamento con una situación de normalidad y por ello insiste en mantener esa posición de desmantelamiento de ese Poder Público.

El diálogo fue rechazado sistemáticamente por los líderes de la oposición hasta que Francisco le dio la bendición, aunque apenas instalado, varios de sus dirigentes anunciaron que si en 12 días no había resultados concretos se retirarían para “calentar la calle” que para ellos significa transvestir el derecho constitucional a manifestar en instrumento para atentar contra el orden democrático y constitucional. Pero cada día es más escuálida la concurrencia, muestra de la frustración de sus seguidores.

El dirigente de la MUD, Ramón Guillermo Aveledo, indicó que los líderes de la oposición deben dejar de lado sus aspiraciones políticas personales y el oportunismo para fortalecer la verdadera unidad. Denunció que la única estrategia del gobierno en los últimos tres años, fue la de ganar tiempo “para que la gente creyera que Chávez aún estaba vivo”. La advertencia llega en momentos en que Julio Borges y Carlos Ocariz, dirigentes con mayor peso dentro del partido Primero Justicia, se deslindan de Henrique Capriles por su línea individualista.

Los acuerdos

Como se sabe, no hay acuerdo sobre la celebración de un referendo revocatorio o sobre un adelanto de elecciones, pero si hay entendimientos sobre otras aspectos, en pleno debate sobre el ritmo de aplicación de los convenios ya alcanzados.

El acuerdo redactado bajo el título “En el campo económico-social” ambas partes acordaron trabajar de manera conjunta para combatir toda forma de sabotaje, boicot o agresión a la economía venezolana, priorizar en el corto plazo la adopción de medidas orientadas al abastecimiento de medicamentos y alimentos sobre la base de contribuir a promover su producción e importación.

Asimismo, acordaron promover el diseño y aplicación de políticas de cooperación entre los sectores público y privado para monitorear, fiscalizar y controlar los mecanismos de adquisición y distribución de insumos y mercancías” Pero lo cierto es que, en lugar de pronunciarse abiertamente contra las manipulaciones en torno al llamado “dólar paralelo”, la oposición ha omitido toda mención a esta forma de sabotaje y al abierto ataque contra el bolívar, dirigido desde laboratorios de guerra.

El ex ministro de Economía Productiva Luis Salas señala que la derecha económica y los grupos concentrados tienen clara voluntad de arreciar en el boicot, lo que se manifiesta por ejemplo en la acción de las calificadoras de riesgo, en el tema de la agudización del desabastecimiento y la especulación de algunos rubros, en esos casos donde el problema no es la escasez sino el no acceso por los costos elevadísimos.

Sobre el ataque al signo monetario, Salas recuerda que la tendencia creciente se retomó desde el 27 de noviembre, después de que se anunciara el cronograma electoral y que el gobierno y la oposición irían a una mesa de diálogo. “A medida en que el discurso de la oposición se radicaliza en esa mesa, el tipo de cambio paralelo tiende a subir. Es un marcador arbitrario, que corresponde más a intereses políticos, que a un indicador de tipo económico”, señaló.

Sin dudas, éste es el acuerdo más importante, aunque prácticamente desconocido por la ciudadanía, porque establece el marco ideal, el clima, la atmósfera que haría posible la continuación del diálogo y evitaría la eclosión de la violencia. El oficialismo, por su lado, tiene la paz como una de sus principales consignas, pero no ha convocado suficientemente a todo el pueblo a movilizarse para su defensa específica y para respaldar masivamente el diálogo.

El dos veces vencido candidato presidencial Henrique Capriles, dijo que “la destrucción de nuestro signo monetario no se debe a una página web ¡eso es mentira! El gobierno es el único culpable de la devaluación de nuestra moneda”. Mientras, desde sectores oficialistas se recuerda que la oposición no se ha pronunciado contra el acaparamiento de productos, la especulación comercial o la simplificación de la producción.

En otro acuerdo (En lo político) hubo compromiso en avanzar en la superación de la situación de desacato de la Asamblea Nacional dictada por el Tribunal Supremo de Justicia y se instó a los poderes públicos a actuar en la resolución perentoria de la situación del caso de los tres diputados (suspendidos) del estado Amazonas. Ya el Consejo Nacional Electoral anunció que habrá nuevas elecciones en Amazonas.

También las partes consensuaron en “trabajar conjuntamente, en el marco de lo establecido en la Constitución, para el nombramiento de los dos rectores del CNE, que culminan su mandato en diciembre 2016”.

En la mesa “Convivir en paz” las partes se comprometieron a reforzar de manera conjunta la defensa de la soberanía y rechazar cualquier injerencia externa, del signo político que sea. Pero sectores de la oposición continúan convocando la injerencia extranjera y solicitando la aplicación de la Carta Democrática de la OEA en Venezuela, y persiste en dar vueltas por el mundo para convocar a toda la derecha internacional para que intervengan Venezuela.

Colofón navideño

De la mano de las narrativas mediáticas sobre la crisis, la convivencia y el diálogo, la ciudadanía se encuentra a merced de una construcción social de la realidad y del sentido de lo que acontece en Venezuela. Los medios de información despliegan cruzadas en pro o en contra de la gestión de gobierno, del diálogo y, en consecuencia, de la convivencia y la paz, advierte Stelling. El relato mediático no informa: tiene el objetivo de enmarcar su “media verdad” y legitimar determinadas decisiones y acciones.

La cruzada de la oposición tiene como uno de sus blancos la mesa de diálogo: dirigentes de la MUD y empresas mediáticas afines desarrollan una estrategia discursiva de alto contenido emocional dirigida tanto a deslegitimación como a la justificación del levantamiento de la mesa de diálogo, que supone acuerdos para resolver la crisis política y económica que consume todos la ciudadanía.

El excanciller Roy Chaderton afirma que la gente no siente nostalgia por la Cuarta República, siente nostalgia por el pasado reciente del chavismo, en el cual el país alcanzó un nivel de democratización del consumo, la mayoría de las personas podían cubrir sus necesidades básicas, y además hacer otras cosas que son derechos constitucionales, pero que suelen ser vistas como suntuosas, la recreación, viajar, ciertos derechos adquiridos por la población. Sin duda eso se prestó para deformaciones, pero la solución a esas deformaciones no puede ser la privación del derecho adquirido.

Dice Carola Chávez, fina humorista, que “así, por mucho que traten de impedir su llegada, inevitablemente, la navidad llega. Y aunque nos encontrará golpeados, nos encontrará insumisamente de pie. Y es que los que calculan mal, lo hacen siempre desde su lejana perspectiva, jugando un ajedrez solo con las piezas blancas, siempre ignorándonos, siempre subestimándonos, siempre fallando porque, por mucho que no quieran verlas, por mucho que les moleste, las piezas negras también están en el tablero y saben jugar lo suyo”.

¡Tun, tun! ¿Quién es? Gente de paz…” Por lo menos eso dice el popular villancico venezolano.

Fuente:

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=220042

Fuente imagen:

https://lh3.googleusercontent.com/esh-JPtAQp0nKrsTOONb9ZS4pJqL07e473wymgidGjdZs0amP03PwDjiYwPO-Jscy5GX8nU=s85

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Diálogo en lugar de golpe, derrocamiento y tragedia

Por: Aram Aharonian

El diálogo entre gobierno y oposición comenzado en Venezuela posterga sine die el referendo revocatorio y el juicio político al presidente Nicolás Maduro y abre un arcoiris de esperanza tendiente a encaminar políticamente la situación del país, garantizar el abastecimiento de alimentos y medicinas a la población, y consensuar una agenda electoral, eliminando la posibilidad del apocalipsis anunciado.

Si uno se remite a la información mediática, pareciera que se trata de un diálogo “obligado” pero sin compromiso con el presente y futuro del país. Pero, de fracasar, los pronósticos no son para nada halagüeños, y la confrontación puede transformarse en formas más complejas, violentas y peligrosas, las que son estimuladas y desestimuladas –a la vez y contradictoriamente- desde el exterior.

Hoy se lo presenta como un proceso más complejo que las negociaciones en Colombia, El Salvador y Guatemala, donde hubo guerras con miles de muertos, pero también existió el convencimiento de que para recibir hay que hacer concesiones. Y por eso, el éxito de este proceso de diálogo dependerá de la voluntad de encontrar puntos comunes y también del uso del lenguaje y el abandono de la persistente guerra de micrófonos, acicateada desde el exterior.

Un sector de la oposición venezolana sustenta su estrategia política en el supuesto de que en el país gobierna una “dictadura” o un “régimen”, que se ha tratado de imponer como imaginario colectivo a través de la prensa hegemónica continental e internacional. Maniqueo el argumento, ya que se trata de un gobierno surgido bajo los mismos mecanismos que le permiten a la oposición elegir gobernantes de municipios y estados y obtener una representación mayoritaria en la unicameral Asamblea Nacional.

No hay posibilidad de diálogo sin el reconocimiento del “otro”. Hay varios sectores de la oposición que no reconocen al bolivarianismo como un adversario político sino como un enemigo a aniquilar. Hoy se ven en la necesidad de re-convertirse en actor político, más allá de su obstinación en derrocar a un gobierno.

Para el “catedrático” chileno Fernando Mires, el objetivo del supuesto diálogo es para el gobierno dividir a la oposición entre dialoguistas y radicales destruyendo así el centro político que “hasta ahora mantiene su hegemonía gracias al liderazgo ejercido dentro y fuera de la Mesa de Unidad Democrática por Jesús Torrealba desde la MUD, Henry Ramos Allup desde la AN, Leopoldo López desde la prisión, y Henrique Capriles en comunicación con la mayoría ciudadana.

Mires señala que diálogo es la palabra mágica que permite a los gobiernos latinoamericanos escurrir el bulto del problema. Al haberse imbricado el propio Vaticano el “régimen” ha logrado neutralizar en parte la abierta oposición ejercida por la Iglesia Católica venezolana y con ello ha obligado a la MUD a participar en el simulacro de diálogo, añade. Argumentos desde el exterior para quienes diálogo es una mala palabra.

El Vaticano y los mediadores coinciden en que Venezuela no puede celebrar elecciones en medio de los desastrosos resultados de su economía, porque supondría, de ganar la oposición, el inicio de un período incierto y de alta probabilidad de violencia. Esa lectura cuenta con el apoyo de Estados Unidos. Sobre todo, ante la negativa de la oposición de garantizar –de ganar las elecciones- que no se tocarán los beneficios sociales logrados por el chavismo en los últimos tres lustros.

Obviamente, la salida política no dependerá del Vaticano, que quiere darle un voto de confianza a Maduro para que se logre primero la estabilidad de Venezuela, estrategia a la que se suman dos de los mediadores de Unasur: el expresidente del gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero y el expresidente de Panamá, Martín Torrijos, quienes intentan un acuerdo para lograr que las instituciones recuperen su credibilidad e independencia.

Lo que no han logrado los mediadores es bajar los decibeles de la guerra de micrófonos. Para sectores de la oposición, el 11 de noviembre deviene en fecha decisiva en torno al éxito o fracaso del diálogo, y afirma que “no son momentos para ceder”, “no están dadas las condiciones” y el “que se haya abierto este diálogo no quiere decir ni de lejos que se va a paralizar la lucha”.

Mientras, desde el oficialismo se señala que “no se puede pretender darle un ultimátum a las conversaciones, a los diálogos y a la paz” y no se aceptan “amenazas” ni “condicionamientos”.

¿Cuál es la finalidad del diálogo?

Muchos son los que apuestan, desde antes de iniciarlo, a su fracaso. No es difícil hacer aflorar las dudas y las vulnerabilidades, en detrimento de la construcción de consensos perdurables. La paz y la violencia no se instauran ni terminan por decreto: hay que construir un camino, un proceso, del que participen no solo los dirigentes sino la sociedad.

El diálogo pareciera una suerte de comodín que toma distintos valores y cumple diversas funciones según convenga políticamente (ya que) la debilidad estructural y coyuntural, con la que el diálogo comienza, afecta los acuerdos y concesiones iniciales, que se desdibujan con la reactivación del sistema de amenazas de parte y parte, señala la socióloga Maryclén Stelling.

Hay frentes de batalla que se deben ir desmontando: el conflicto de poderes entre Ejecutivo y Legislativo, las acciones de calle, el tema el electoral (suspendido hasta nuevo aviso); y el poderoso transmediático.

Los facilitadores

Llaman la atención algunas frases de los facilitadores del diálogo: “Si fracasa el diálogo nacional entre el gobierno venezolano y la oposición, no es el Papa sino el pueblo de Venezuela el que va a perder, porque el camino podría ser el de la sangre”, señaló monseñor Claudio Maria Celli, el enviado del Papa.

Mientras, el subsecretario del Estado de EE-UU., Thomas Shannon, señaló que es impredecible lo que pueda ocurrir en la negociación entre el gobierno y la oposición venezolana. «Al final de cuentas son los venezolanos los que determinarán el éxito o fracaso de todo esto», tras indicar que el proceso está todavía en “una fase crítica y delicada”

¨Pero también toma partido: “En muchos aspectos el gobierno tiene la llave del éxito de este diálogo porque es quien tiene a los presos, controla las organizaciones electorales que toman decisiones sobre las elecciones y es el que tiene que acceder a sentarse con los miembros de la sociedad civil y la oposición para determinar los próximos pasos que Venezuela puede tomar”, condicionó

Samper, por su parte, alertó a las partes a no crear falsas expectativas sobre los resultados en el plazo inicial de valoración de lo acordado hasta el 11 de noviembre y dejó en claro que el diálogo debe ser entendido como fruto del compromiso y voluntad real del gobierno y de la oposición por encontrar caminos de una convivencia democrática.

El diálogo, insistió, está basado en el respeto y reconocimiento mutuo, bajo las premisas de a) confianza en la neutralidad de la tarea y propuestas de los acompañantes, b) Nadie se levanta de la mesa, c) El proceso no será utilizado con fines partidistas., d) Nada está acordado hasta que todo esté acordado, e) Respeto, reconocimiento y convivencia entre las partes, e) La comunicación de los resultados es responsabilidad de los acompañantes, f) Respeto a la soberanía de Venezuela.

Avances reales

Las partes acordaron organizar el trabajo en las siguientes mesas temáticas: 1) Paz, Respeto al Estado de Derecho y a la Soberanía Nacional, coordinada por José Luis Rodríguez Zapatero; 2) Verdad, Justicia, Derechos Humanos, Reparación de Víctimas y Reconciliación, coordinada por el representante del Vaticano; 3) Económico-Social, coordinada por el ex presidente dominicano Leonel Fernández, y 4). Generación de Confianza y Cronograma Electoral, coordinada por el ex mandatario panameño Martín Torrijos.

En la primera semana se han estado reuniendo tres de las cuatro comisiones de trabajo designadas. Ernesto Samper, secretario general de Unasur, señaló que están “construyendo espacios de confianza para avanzar en temas fundamentales”. Se trata de un proceso difícil, espinoso, frágil, quebradizo, pero de una trascendencia que en ocasiones parecen olvidar algunos.

El Vaticano salta al ruedo

A mediados de septiembre se hizo pública una carta en la que monseñor Pietro Parolín, secretario de Estado del Vaticano, aceptaba la oferta de Unasur, la organización regional que facilita el diálogo, de sumarse a las conversaciones como mediador, tras una petición especial de la oposición, sin fuerzas para la recolección de las firmas de la segunda etapa del referéndum revocatorio.

Henrique Capriles, dos veces derrotado candidato presidencial de la oposición, denunció el 24 fde octubre un golpe de Estado en Venezuela, anunció que la Asamblea –de mayoría opositora- iniciaría un juicio político a Maduro e instó a los venezolanos a acudir, en una marcha, hasta el Palacio de Miraflores, la sede presidencial, la que fracasó. Fue el detonante (¿esperado?) para que el vaticano pusiera manos a la obra.

El 25 de octubre, el nuncio en Caracas, Aldo Giordano, se reunió con el secretario general de la Mesa de la Unidad Democrática, Chúo Torrealba y los representantes de Un Nuevo Tiempo, Acción Democrática, Primero Justicia y Voluntad Popular. Este último grupo sigue creyendo que la violencia callejera llevará a la negociación política, y no participa del diálogo. El Vaticano dio a conoc er un comunicado para que la oposición superara sus diferencias y señaló que era al menos descortés reclamar la presencia de un enviado del Papa Francisco para luego no acudir a la cita.

El lunes siguiente, el enviado del Papa, monseñor Claudio Maria Celli, pidió a la oposición que suspendiera el proyectado juicio político al Presidente Nicolás Maduro y que desviaran la anunciada marcha hacia el palacio de Miraflores prevista para el jueves. La oposición aceptó a cambio de que el Gobierno excarcelara a seis presos.

Sin embargo, los llamados del Vaticano no encuentran eco en el arzobispado venezolano ni en la jesuita Universidad Católica Andrés Bello, convertida en punta de lanza de la oposición.

Las dudas de la oposición

Sin lugar a duda, hay disidencias políticas al interior del bolivarianismo y sectores que combaten al gobierno con tanta o más fiereza que a la oposición: exministros de Chávez, grupos de izquierda radical y trotskista, generales y altos oficiales en retiro (chavistas) que no vacilaron en apoyar al referéndum revocatorio de Maduro. No todo el chavismo apoya a Maduro, pero, obviamente, menos aún a la MUD

En 18 años de gobiernos bolivarianos se llevaron a cabo 18 elecciones, pese a lo que el chavismo ha estado bajo permanente sospecha antidemocrática por parte del poder mediático hegemónico. Además, en reacción a las continuas derrotas electorales, la oposición ha reaccionado organizando acciones desestabilizadoras como el golpe cívico-militar en el 2002, el paro petrolero en 2002-2003 y las más recientes medidas de desestabilización con “guarimbas” callejeras desde 2014.

Con la prioridad económica establecida (garantizar el abastecimiento de alimentos y medicinas) el referéndum revocatorio o el juicio político a Maduro ya lucen un asunto del pasado y hoy la oposición duda sobre lograr un acuerdo político que permita, a través de una enmienda constitucional, adelantar las elecciones generales para finales de 2017. O sea, un año más de gobierno para Maduro.

La oposición tiene experiencias que ponen en duda su poderío real (y no el virtual, que es inmensamente mayor, sobre todo en el exterior) y recuerda que en 2003, tras el golpe de Estado frustrado al presidente Hugo Chávez –con el apoyo, entonces, de la OEA- se instaló una mesa de diálogo, que allanó el camino para un referéndum revocatorio de su mandato. En ese año, Chávez redobló sus exitosos programas sociales y elección tras elección gobernó con altísima popularidad hasta el día de su muerte.

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