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100 años de la SEP: ¿mucho que celebrar, poco que aplaudir?

Por: Abelardo Carro Nava

«En los últimos 10 años han transitado por la SEP, poco más de 10 Secretarios de Educación; ello es un fiel reflejo de la escasa importancia que se le da a la educación en nuestro país…»

Como bien sabemos, el 25 de julio de 1921 el presidente Álvaro Obregón, decretó la creación de la Secretaría de Educación Pública (SEP), medida que fue aprobada días más tarde por la Cámara de Diputados. De esta forma, el 3 de octubre de ese mismo año, se publicó la creación de esta Dependencia en el Diario Oficial de la Federación (DOF). Y bueno, para el 12 de octubre, José Vasconcelos asumió el cargo como Secretario de Educación Pública, siendo el primero en tomar las riendas de esta importante y trascendental institución educativa en la vida de los mexicanos. La historia, así lo demuestra.

Cien años han pasado desde su creación y, desde luego, hay motivos suficientes para celebrar este hecho, sin embargo, no está por demás, propiciar una serie de reflexiones en torno a los distintos eventos que han marcado la historia de esta Dependencia. Por principio de cuentas, deseo plantear dos afirmaciones y/o provocaciones que me parecen harto pertinentes pues, la comprensión de esos acontecimientos, no se logra sin analizar la época y circunstancias políticas, sociales, económicas y culturales que caracterizaron ciertos periodos de tiempo: a) la historia de la educación en México, ha estado enmarcada por grandes desigualdades y por inequidades que han evidenciado los intereses políticos (estatales, nacionales e internacionales) que han propiciado la “imitación” de diversas figuras, modelos o políticas que han sido, muchas de ellas, fallidas en nuestro territorio; b) la SEP ha sido maniatada por los gobiernos de todos los colores y sabores quienes, anteponiendo sus propios intereses o los del partido político que los llevó al poder, se olvidaron de un interés supremo: el del estado mexicano. Me explico.

Un ejercicio que, en algunas ocasiones he llegado a implementar en el aula, con mis alumnos, dependiendo del tema y asignatura que hemos trabajado en algún momento del ciclo escolar, ha sido la construcción de una línea del tiempo para conocer y comprender los distintos proyectos educativos nacionales que se han puesto en marcha en nuestro país, a partir de 1921, para garantizar el derecho a la educación del pueblo mexicano, derecho que, como bien sabemos, está plasmado en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

Hemos observado con detenimiento esa línea, y hemos identificado diversos proyectos educativos nacionales: el de la educación nacionalista (1921-1924), el de la educación rural e indígena (1924-1942), la educación socialista (1934-1942), la educación técnica (1915-1993), el de la unidad nacional (1942-1970), la descentralización educativa (1970-1995), las reformas educativas de la década de los 90 (1990-2000), el compromiso social por la calidad de la educación (2000-2006), la alianza por la calidad de la educación (2006-2012), la reforma educativa (2012-2018), la otra reforma educativa (2019-    ). Línea del tiempo que, como podrá deducirse, refleja con mucha claridad el tránsito de las distintas visiones que han permeado el Sistema Educativo Mexicano y, por las cuales, se han implementado diversas políticas cuyo tratamiento analítico nos llevaría muchas cuartillas pues, cada una de ellas, contendría información valiosa que aportaría elementos para un diálogo en cada uno de los salones de clase.

Desde mi perspectiva, considero que hay dos periodos importantes que marcan un parteaguas en la historia educativa de nuestro país y cuyos resultados están a la vista de todos: el que acompaña la creación de la SEP hasta la década de los 90, y el comienza a partir de esta década hasta nuestros días; este último, evidencia el declive y desastre educativo que los gobiernos, desde la era modernizadora salinista hasta nuestros tiempos, han generado en razón de esa cosa extraña que algunos llaman “calidad educativa”, ¿qué es lo que se ha implementado en nombre de esa calidad educativa?

Ahora bien, si a esa misma línea de tiempo le colocamos los distintos Secretarios que han dirigido los destinos de la educación en México, encontraríamos diversos nombres, desde José Vasconcelos, José Manuel Puig, Moisés Sáenz, Narciso Bassols, Jaime Torres Bodet, Luis Sánchez Pontón, Fernando Solana, hasta un Manuel Bertlett, Emilio Chuayffet, Aurelio Nuño, Otto Granados, Esteban Moctezuma y, hoy día, la profesora Delfina Gómez. Desde luego que, como hemos observado, hay diferencias importantes en cuanto a su trayectoria académica, profesional o política, un hecho que es indiscutible porque, con esos referentes, entenderíamos algunas de las acciones, traducidas en obras, que nos llevarían a celebrar los cien años de fundación de esta institución educativa mexicana, pero, también, a ser lo suficientemente objetivos para mirar, desde una perspectiva crítica, los desaciertos que se han cometido. Y no es para menos, reitero, la SEP ha sido maniatada por los gobiernos en turno en las últimas décadas.

Algunos de los motivos que nos llevarían celebrar su creación son: las misiones culturales, la creación de cientos de bibliotecas como complemento a la escuela, las escuelas normales, la disminución del analfabetismo a través de intensas campañas, el establecimiento del Consejo Nacional de Fomento Educativo, los libros de texto gratuitos, el Instituto Nacional para la Educación de los Adultos la cobertura educativa nacional, la educación obligatoria, entre otros. Pero, por otra parte, algunos que no más no acaban de entenderse, porque su concepción misma no corresponde del todo a la realidad mexicana, son los que se desprenden de la implementación de ciertos modelos o políticas cuyo origen se halla en la globalización y en ciertos organismos internacionales que han dado al traste en el quehacer cotidiano que se vive en cada uno de las escuelas y salones de clase.

Aciertos y desaciertos que hoy día nos permiten comprender los enormes retos que se tienen en materia educativa en nuestro país.

Hace unos días, en un foro que organizó grupo Milenio denominado 100 de la SEP, con la periodista Alma Paola Wong (https://www.youtube.com/watch?v=SwMonVXbHAM), dialogamos sobre este tipo de cuestiones. Me pareció interesante que, en dicho foro, se contara con la presencia de la actual Secretaria de Educación. Ojalá, tal y como lo planteé en este espacio, esta funcionaria se diera la oportunidad de escuchar al magisterio mexicano. No basta con reconocer que, en nuestros días, nuestro sistema educativo pasa por enormes retos derivado de los problemas que le aquejan desde hace años. Se agradece, desde luego, dicho reconocimiento. No obstante, considero se tiene que transitar del discurso a los hechos, por ejemplo, para nadie es desconocido que, en educación básica, los profesores siguen realizando su quehacer docente con base en el plan de estudios 2011 y 2017, ¿por qué no se ha concretado eso que algunos llaman Nueva Escuela Mexicana?, ¿por qué, después de tres años de gobierno autodenominado de la cuarta transformación, aun no se cuenta con un plan de estudios?, ¿por qué, después de tres años de este gobierno, aun no se cuenta con un proyecto educativo nacional que delineé las acciones a implementar en el Sistema Educativo?

En los últimos 10 años han transitado por la SEP, poco más de 10 Secretarios de Educación; ello es un fiel reflejo de la escasa importancia que se le da a la educación en nuestro país; en los últimos 20 o 30 años, se han atendido las políticas internacionales que proponen la solución de los problemas educativos nacionales a través de la calidad educativa y, debo decirlo, no más no se ha avanzado porque, dichos problemas, siguen latentes, hoy más que nunca.

Sí, celebró la creación de la SEP; en absoluto aplaudo lo que ciertos funcionarios y gobiernos han cometido en nombre de la tan renombrada calidad educativa.

¿Pensamos entonces en el diseño e implementación de un proyecto educativo nacional transexenal que beneficie a todos los mexicanos?

Al tiempo.

Fuente de la información: https://profelandia.com

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El irresponsable e ilegal proselitismo en el SNTE

Por: Abelardo Carro Nava

 

Los candidatos (institucionales y disidentes) con sus respectivas planillas de “trabajo”, se han dado a la tarea de visitar los centros educativos con la idea de tener un acercamiento, presentar una “planilla” y ponerse “a la orden” de sus compañeros…

Aún no se ha superado la crisis sanitaria generada por el SARS-CoV-2 y, ciertos integrantes de distintas Secciones Sindicales del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), han dado rienda suelta a un proselitismo desmesurado, irresponsable e ilegal sin que, hasta el momento en que cierro estas líneas, tal organización sindical haya modificado los Estatutos que la rigen y el Reglamento para la Elección de Directivas Seccionales que emitieron en enero del año pasado.

 

Y es que, si recordamos un poco, con la reforma laboral que el autodenominado gobierno de la Cuarta Transformación impulsó, y que en el legislativo se aprobó en los primeros meses del 2019, se modificaron los principios de negociación colectiva, libertad y democracia sindical, hecho que propició distintas reformas a la Ley Federal del Trabajo, pero, como bien sabemos, en lo concerniente a los trabajadores de la educación al servicio del estado, se reformó el Apartado B del Artículo 123º con la intención de adecuarla a los convenios C087 y C098 de la Organización Internacional de los Trabajadores relativos a la libertad de protección de los derechos sindicales; ello motivó al SNTE, lidereado por Alfonso Cepeda, a presentar ante el Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje el Reglamento para la Elección referida. Una intentona para mantener las viejas y corruptas prácticas “electorales” al interior de lo que alguna vez fue conocido como el Sindicato más grande y poderoso de América Latina.

 

¿Qué argumentos existen para sostener la idea de una “intentona” de la naturaleza expuesta? El Artículo 378º de la ley reformada, fracción VII, especifica: que los sindicatos tienen prohibido obstaculizar la participación de los trabajadores en los procedimientos de elección de sus directivas seccionales poniendo condiciones sin fundamento legal o cualquier tipo de obstáculo indebido para ejercer el derecho de votar y ser votado. Sin embargo, el SNTE, en el artículo 8º del citado Reglamento, del Derecho a ser votado (requisitos generales de elegibilidad), estableció lo siguiente: para poder ser votado como integrante de la directiva seccional sindical, además de los requisitos previstos en la ley anterior, se requiere: a) ser mexicano y estar en pleno uso de sus derechos sindicales, b) no ser ministro de culto religioso, c) no ser miembro de la judicatura, d) tener, al menos, 5 años de antigüedad como miembro del sindicato, e) haber desempeñado algún cargo de representación sindical, f) no ser candidato ni desempeñar cargos de elección popular, y, g) no ser dirigente de partido político alguno.

 

Inciso e que a todas luces contraviene lo dispuesto en el artículo 378º puesto que, al establecer como requisito el haber desempeñado un cargo de representación sindical se obstaculiza la participación de los trabajadores en los procedimientos de elección de sus directivas seccionales sin fundamento legal. Vaya, ¿qué sustento legal existe para definir el criterio de haber desempeñado un cargo de representación sindical? La respuesta es contundente: ninguno, salvo el de seguir manteniendo esas viejas y corruptas prácticas “electorales” mediante las cuales, unos “cuantos” podían ser los “elegidos”. Hecho que evidentemente contraviene el espíritu dispuesto en la reforma laboral aprobada en 2019 puesto que elimina ipso facto el derecho a ser votado de cualquier trabajador.

 

De hecho, sobre este mismo asunto, el mandatario nacional, Andrés Manuel López Obrador, así lo ha afirmado pugnando por elecciones con voto libre y secreto en el SNTE, lo que significa acabar con la antidemocracia (Guerrero, 2020).

 

Ahora bien, como sabemos, la crisis sanitaria propiciada por la pandemia por la COVID-19, puso en “pausa” el “proceso” de elecciones de las directivas seccionales tal y como lo estipuló el Reglamento ampliamente referido. Sin embargo, el proselitismo nunca se detuvo, dado que durante el cierre de escuelas los aspirantes a dirigir esas directivas seccionales continuaron con una intensa “campaña electoral” a través de sus redes sociales y mediante pequeñas reuniones “secretas” en distintos espacios públicos y no públicos, y no ha parado. De hecho, una vez que los planteles escolares abrieron sus puertas, esto se ha incrementado. Los candidatos (institucionales y disidentes) con sus respectivas planillas de “trabajo”, se han dado a la tarea de visitar los centros educativos con la idea de tener un acercamiento, presentar una “planilla” y ponerse “a la orden” de sus compañeros.

 

Esto último me ha llamado la atención porque, tales aspirantes y sus respectivos acompañantes, ¿habrán solicitado licencia sin goce de sueldo para andar en su respectiva campaña? Esto lo pregunto porque los horarios en los que visitan a los trabajadores de la educación adscritos a las instituciones y dependencias educativas son horarios de trabajo. ¿No están adscritos a algún centro educativo?, ¿quién, y con qué fundamento legal, se les permite visitar esos centros e/o instancias educativas durante este horario?, ¿por qué la autoridad no informa sobre esos permisos o licencias sin goce de sueldo? Y lo que es peor, ¿habrá algún acuerdo entre la autoridad educativa y los integrantes del sindicato para hacerse de la vista gorda sobre este hecho?

 

No, la pandemia no detuvo la ilegalidad del Reglamento para la Elección de Directivas Seccionales; la Secretaría de Trabajo y Previsión Social no ha hecho valer la ley, para exigir al SNTE, su aplicación irrestricta a fin de que se expida una convocatoria para elegir a la Dirigencia Nacional (en primera instancia) y las Directivas Seccionales (en segunda instancia) mediante el voto personal libre, directo y secreto de los trabajadores de la Educación.

 

No, la pandemia no detuvo la irresponsabilidad e ilegalidad de un proselitismo desmesurado que, entre otras cosas deja ver, la ambición de alcanzar el poder por el poder de ciertos trabajadores de la educación que han vivido y se han servido del Sindicato.

 

No, la pandemia no detuvo el que pudiéramos reflexionar sobre tales o cuales hechos, pero tampoco detuvo el que se demande la aplicación de la ley como ha sido dispuesta en esta materia.

 

Urge una “democracia sindical sí, pero no así”, como bien diría Manuel Gil Antón.

Con negritas:

En varias entidades de la República Mexicana, los secretarios generales de sus respectivas Secciones Sindicales ya cumplieron su plazo al frente de tales cargos, ¿qué fundamento estatutario y sindical permite este hecho?

Referencias:

  • Guerrero, C. (2020). Pugna AMLO por democracia en SNTE. Reforma. Recuperado de: ttps://www.reforma.com/aplicacioneslibre/preacceso/articulo/default.aspx?__rval=1&urlredirect=https://www.reforma.com/pugna-amlo-por-democracia-en-snte/ar1851779?referer=–7d616165662f3a3a6262623b727a7a7279703b767a783a–

Fuente de la información: https://profelandia.com

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La decisión está en los padres de familias…

Por: Abelardo Carro Nava

La SEP ha sido rebasada. De eso no hay duda. Su limitada visión, planeación, organización y evaluación de las actividades para un regreso seguro ha dejado mucho que desear…

Al inicio de esta pandemia conocimos los efectos del SARS-CoV2 en los seres humanos que viven, o vivían en otros países, mediante los medios de comunicación; luego, en febrero de 2020, México registró el primer caso confirmado por este virus; semanas después, se decretó la contingencia sanitaria en el territorio nacional por el incremento de casos positivos hecho que, como se sabe, detuvo la inercia de varias actividades políticas, económicas, sociales y culturales – entre ellas las de naturaleza educativa – pues, según se dijo, se trataba de evitar la propagación de esta enfermedad a través del contacto entre los individuos. Poco se sabía de tan inverosímil “bicho” y el mundo convulsionó intempestivamente.

En medio de la incertidumbre y el desasosiego que produjeron las primeras semanas y meses de un confinamiento, las actividades escolares siguieron su curso. Padres de familia, alumnos y maestros, con una infinidad de problemáticas que han sido escritas y difundidas por propios y extraños a través de diversos medios y espacios, buscaron la forma de continuar los procesos formativos en cada uno de los niveles en los que se encontraban insertos.

Las autoridades educativas entumecieron durante ese tiempo; su respuesta, tardía como lo fue, evidenció lo que hasta el hartazgo se ha dicho en diversos momentos de la historia de México: son inmensas las precariedades del Sistema Educativo Nacional (SEN) y las brechas de desigualdad existentes entre los mexicanos.

Mienten quienes piensan o afirman que este Sistema Educativo se detuvo durante los primeros meses de ese necesario confinamiento pues, aunque las escuelas cerraron sus puertas, la educación abrió otras, por el momento, desconocidas.

Mienten quienes afirman que el magisterio fue plenamente apoyado en diversos rubros por parte de sus respectivas autoridades educativas, locales y federales.

Es cierto, las maestras y los maestros no recibieron una orientación profesional o académica, con una base fincada en la pedagogía y la didáctica, que les permitiera tomar decisiones sobre ese qué hacer y cómo hacer para que, de la noche a la mañana, se adentraran a un mundo donde la era digital, a través del empleo de diversas plataformas, no era del todo conocida.

No está por demás señalar, de nueva cuenta, que la Secretaría de Educación Pública (SEP) no despertó durante todo este tiempo. Vivió el sueño romántico de un amor y vocación que lo puede todo. Es más, no fue creativa, ni echó a andar la imaginación y, mucho menos, a toda la maquinaria conformada por una serie de “asesores” o “expertos” para que diseñaran un plan educativo nacional acorde a las necesidades y contextos de los alumnos, profesores y padres de familia.

No, no hizo nada de eso, en su lugar desembolsó más de 400 millones de pesos para costear la trasmisión de algo que fue denominado “Aprende en Casa”, aunque justamente en casa, en los miles de hogares mexicanos, durante ese mismo tiempo, se vivieron diversos momentos: pérdida de empleo, contagios y más contagios, fallecimiento de seres queridos. La tele ¿educa?, pero la vida ¿no educa? Aún me pregunto.

De esta forma, entre subidas y bajadas de números, entre colores de un semáforo epidemiológico que no indicaban mucho que digamos, los niveles de contagio disminuyeron. Las portadas de los periódicos impresos y digitales le dieron vuelo a tal suceso puesto que, a pesar de todas las desavenencias, México superaba las dos “primeras olas” ¿con éxito?

Así, sin un plan nacional para un regreso seguro a las escuelas, con bombo y platillo, la SEP anunciaba la reapertura de los centros escolares en las entidades del país cuyo color, de acuerdo con ese semáforo epidemiológico, estuvieran verde. Poco duraron los festejos; días después de la tan anunciada apertura de los planteles escolares, éstos cerraron sus puertas. Diversas razones fueran las que los llevaron a tomar esta decisión, destacaron: el incremento de contagios y las precariedades, de todo tipo, en las instituciones educativas.

Ni tarde ni perezoso, los alumnos regresaron a sus hogares y los padres de familias retomaron sus actividades cotidianas pues, los comités de participación de salud escolar dejaron de operar. De hecho, aún me pregunto si en algún momento funcionaron conforme a los protocolos diseñados por los expertos dado que la manera en que tendrían o podrían apoyar los mentores con tres hijos en la misma escuela cuya asistencia a ésta difería a lo largo del día, generó serias dificultades. ¿En qué momento este padre o madre de familia tendría el tiempo necesario para que realizara otras acciones que les permitieran llevar un sustento a casa si tenían que participar en el comité de salud escolar referido? En fin.

El ciclo escolar terminó, y un dejó de angustia e incertidumbre apareció. ¿De qué manera iniciaría el próximo año escolar?, ¿cuál sería el plan nacional que darían a conocer las autoridades educativas si es que tenían pensado o contemplado un posible regreso a las aulas?

Vacaciones, al fin un receso.

Casi sin darnos cuenta una tercera ola de contagios llegó, y llegó con fuerza. Se acercó rápidamente a nuestros hogares. De hecho, de la noche a la mañana supimos ¿otra vez? de personas que se contagiaron, ahora, de la variante Delta; nuestros vecinos, gente de nuestra comuna, nuestros familiares, y muy probablemente nosotros mismos corrimos la misma suerte.

Desde luego, algunos tuvieron o han tenido la oportunidad de ser tratados en sus hogares. Otros, por el contrario, tuvieron que ser hospitalizados para recibir ese tratamiento médico que les permitiera una pronta mejoría y, unos más, lamentablemente fallecieron. Lejos de las cifras que cada día se exponen en los medios de comunicación, no debemos olvidar que ellos fueron hombres y mujeres, de carne y hueso. Con virtudes, con defectos, pero al fin de cuentas, seres humanos.

Hoy, casi casi por decreto presidencial se determina el regreso masivo a las escuelas para que las clases presenciales sean un hecho a partir del 30 de agosto, pues así llueve, truene o relampaguee, los planteles escolares deben reabrir sus puertas.

Hoy, sin un plan nacional para ese tan anunciado y anhelado regreso a la presencialidad, y en medio de un caos y la incertidumbre que la misma SEP ha generado, el magisterio y los padres de familia vuelven a dar muestras de su capacidad para afrontar los retos, cualesquiera que éstos sean, para adecuar los espacios físicos de sus instituciones educativas, para diseñar esquemas de trabajo que permitan generar aprendizajes en sus alumnos, para implementar medidas contextualizadas para asegurar su salud y bienestar de todos los involucrados, para dialogar, valorar y decidir lo más pertinente de acuerdo a su entorno.

La SEP ha sido rebasada. De eso no hay duda. Su limitada visión, planeación, organización y evaluación de las actividades para un regreso seguro ha dejado mucho que desear. Como sabemos, de 10 acciones para este regreso solo quedan 9, porque nadie le “consultó” al presidente sobre la carta que no fue carta pero que sí fue carta pues el mismo gobierno y la Secretaría de Educación la difundieron ampliamente, ¿cuántas acciones más quitarán al final de este proceso?

Los irrisorios insumos para las jornadas de limpieza en las escuelas son anécdota y parte del breviario cultural “memista” en las redes sociales. La SEP no estuvo, no está, ni estará lista. Los problemas la rebasaron y eso que hay una maestra al frente de esta dependencia, ¿se imagina si no estuviera?

No, no se puede ni se debe regresar a lo mismo; no es posible. Simplemente la educación y la escuela tal y como la conocíamos, ha cambiado. Tendremos que asumir este hecho.

Sí, la decisión de enviar a sus hijos a las escuelas está en los padres de familia. Una decisión nada sencilla y sí harto compleja, sobre todo, cuando los estudios indican que también los niños pueden contagiarse, pero sin que dicha escuela sea una fuente de contagios. Una cosa inexplicable que solo se entiende a través de la ciencia.

Sí, la decisión de enviar a sus hijos a la escuela está en los padres, y créame, el magisterio en estos días ha hecho hasta lo imposible para que los espacios físicos y virtuales cuenten con lo mínimo necesario para que los niños continúen su proceso educativo.

Espero que a ese magisterio no se le juzgue y, mucho menos, se le culpe de lo que al interior de las aulas pueda suceder, pero también, que se respete la decisión de cada padre de familia que decida llevar o no a su hijo a la escuela y las posibles consecuencias que de ello se desprendan. El gobierno ha decidido lavarse las manos; toca el turno de entendernos, comprendernos y apoyarnos, porque ni el presidente, ni la secretaria de educación, ni los demás funcionarios que a diario suben fotografías a sus redes sociales mediante las cuales dan “muestras de apoyo” a maestros y padres de familia, pisarán los salones y las escuelas a diario. La comodidad de sus oficinas es muy distinta; de eso no hay duda.

Tengo claro pues, que educación, disciplina y trabajo conjunto entre los diferentes actores educativos y no educativos que concurren cotidianamente a las aulas, son aspectos necesarios para lograr un avance significativo y para disminuir los riesgos que ello representa. Un asunto que se antoja difícil pero no imposible, sobre todo cuando observamos la forma en la que se trasladan hacia su escuela los pequeños y sus mentores en la Ciudad de México, por ejemplo.

¿Podremos hacer algo al respecto?

Sí, es cierto, la decisión de enviar a sus hijos a los planteles escolares está en los padres, ellos, al final de cuentas, conocen las escuelas…

Fuente: https://profelandia.com/la-decision-esta-en-los-padres-de-familias/

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El SNTE, de tibieza en tibieza: torpeza…

Por: Abelardo Carro Nava

¿Qué tiene o tendría que pasar para que el SNTE se preocupe y ocupe de sus agremiados?, ¿qué pasó con la encuesta que aplicó a los trabajadores de la educación para conocer su estado de salud y las condiciones de su escuela?…

Concentrado en una convocatoria denominada “Comparte tu experiencia” dirigida a todos los docentes activos para conocer sus iniciativas que han mantenido viva la educación pública durante el confinamiento, así como también, en un proceso “electoral de directivas” a todas luces irregular e ilegal, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), una vez más, da muestras de flaqueza ante el llamado presidencial para un regreso a clases presenciales el próximo 30 de agosto.

“Tibio”, como ha sido desde que La Maestra Elba Esther Gordillo Morales dejó de dirigir los destinos de esta organización sindical, se ha preocupado por intentar mantener un poder (sea lo que esto signifique para sus dirigentes), aunque la realidad dicte otra cosa. De hecho, con Juan Díaz de la Torre y Alfonso Cepeda, este sindicato perdió ese poder que en algún momento pudo haber tenido pues, tanto el gobierno peñanietista y lopezobradorista, simple y llanamente: los quebraron. Basta con revisar algunos de los artículos de opinión que he escrito al respecto, o bien, los que recientemente compartió Sergio Martínez Dunstan titulados: “Los derechos laborales y los derechos profesionales del magisterio” y “Por un sindicalismo al servicio del magisterio” (Educación Futura, 2021), para darse cuenta de ello.

Maniatado, como se encuentra por el Gobierno Mexicano, no ha logrado, o no ha querido, fijar una postura ante el lopezobradorismo que reivindique su razón de ser: la defensa de los derechos laborales, sociales, económicos y profesionales de sus miembros (Art. 10, numeral I, de los estatutos del SNTE).

¿Qué pasó con aquella efímera exigencia para que se reactivara el programa de tecnologías educativas suscrito en 2009, lanzada desde la cúpula sindical, para que los profesores contaran con una computadora derivado de la contingencia sanitaria y el necesario  equipo de cómputo para que éstos continuaran el proceso formativo de sus estudiantes? Si dicho programa se reactivó a nivel nacional, ¿cuántas entidades lo reactivaron y cuántos equipos de cómputo se entregaron? Peor aún, ¿por qué no se exigió que, quincenalmente, cada profesor o profesora pudiera contar con un recurso adicional para que pudiera sufragar los gastos derivados del consumo de internet, luz, teléfono o de otros materiales que emplearon los mentores para la elaboración de cuadernillos para sus alumnos?, ¿qué pasó con todos los recursos que, anualmente, se destinaban para los festejos del día del maestro, de la madre trabajadora, del día del niños, entre otros, y que son parte de las negociaciones que se establecen entre el sindicato y las autoridades nacionales y, por ende, estatales?, ¿acaso se pensó que los 720 pesos que tan pomposamente fueron anunciados como un logro sindical, y que serán entregados en unas semanas a los trabajadores de la educación, son suficientes dada la inversión que éstos realizaron para adquirir toda clase de recursos tecnológico o materiales que son indispensables para realizar su labor docente y profesional? En fin, ¿por qué el SNTE no fijó una postura clara y contundente con relación a la entrega de “kits sanitizantes” por parte de las autoridades educativas en las escuelas en las que se reactivaron clases presenciales hace un par de meses puesto que éste dista ser lo requerido para las labores de higiene y limpieza tan necesarias en los centros escolares para disminuir la posible propagación del virus?

Sobre este último asunto, no sé si usted recuerde pero en junio de este año, la Secretaría de Educación Pública (SEP) y el SNTE, emitieron un comunicado conjunto mediante el cual daban a conocer, que habían acordado algunas medidas para el regreso a clases presenciales en nuestro país anunciado para esas fechas (SNTE, 2021), destacaron: a) que el regreso a las escuelas sería voluntario, gradual y escalonado; b) que no sería obligatorio adquirir material adicional al que ya utilizan en sus hogares niñas, niños, adolescentes y jóvenes; c) que el regreso a las aulas sería conforme a las “Tres V” asistencia Voluntaria, con trabajadores de la educación Vacunados y semáforo epidemiológico en Verde. Medidas sensatas, si usted gusta, pero ¿y todas las cuestiones señaladas, a través de las preguntas, que formulé en el párrafo que antecede a éste? En fin.

Pasados algunos días en que las escuelas que abrieron sus puertas en algunas entidades del país, y que volvieron a cerrar días después por varios de los aspectos que compartí en el artículo de opinión denominado “Otro regreso a clases presenciales fallido” (Profelandia.com, 2021), el SNTE, llamó a la comunidad educativa a no bajar la guardia ante la pandemia, puesto que el inicio del próximo ciclo escolar (2021-2022) se daría de forma segura con el regreso gradual a las aulas y con todas las medidas de prevención puesto que, si las condiciones sanitarias lo permitían, se volvería paulatinamente a las escuelas, bajo todas las medidas de protección e higiene dispuestas por autoridades educativas y de salud (comunicado 27-2021).

Comunicado que, si usted gusta, fue dirigido al magisterio mexicano, no así a las autoridades educativas ni al gobierno federal en turno. ¿Tibieza en la declaración o evidente sometimiento a los designios de quienes tienen el poder en estos momentos? Porque, como se observa, en tal comunicado se habla de un regreso gradual a los salones de clases, pero no las necesarias condiciones que el gobierno tiene que brindar para que, de alguna manera, cobre sentido aquello de un “regreso seguro”.

¿Es pertinente dicho regreso en medio de lo que los especialistas en la salud han denominado la tercera ola?, ¿conocerá el SNTE los nuevos lineamientos para el semáforo epidemiológico que marcará la ruta de apertura o cierre de las actividades?

Y es que, si usted analiza con detenimiento “Los lineamientos para la estimación de riesgo del semáforo por regiones COVID-19” (SESA, 2021), mismos que hace unos días dio a conocer la Secretaría de Salud, se dará cuenta que los indicadores sufrieron modificaciones dado el conocimiento que tal instancia dice tener de las dos olas de contagio por Covid-19 anteriores, puesto que éstas, determinaban el cierre de las actividades esenciales en caso de haber semáforo en color rojo, sin embargo, las nuevas disposiciones, dejan esa decisión a las autoridades sanitarias locales por el carácter de autoridad sanitaria de la que gozan.

Modificaciones que, de cierta forma tienen cierta lógica, pues el comportamiento epidemiológico poblacional a nivel local, varia con relación al nacional, no obstante, tendríamos que pensar que lo que está en juego es la salud y bienestar, tanto de niños, adolescentes y adultos, incluyendo a los maestros y, desde luego, exigir las mejores condiciones para tal regreso no es, ni siquiera, un favor, sino una firme exigencia para que el Estado Mexicano brinde lo que tenga que brindar para este propósito.

En este sentido no hay que perder de vista que, en días recientes, el Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López Gatell, ha venido señalando que la educación será considerada como una “actividad esencial” y, por tanto, no habrá impedimento alguno para que las escuelas permanezcan cerradas. Asunto no menos importante, y que me permite reafirmar el argumento en cuanto a la exigencia de la representación sindical para que el Estado Mexicano brinde todas las condiciones para ese tan anhelado “regreso seguro” a las aulas. Ahí radica la importancia de la defensa de los derechos laborales, sociales, económicos y profesionales de sus miembros que, en el papel, dice defender este sindicato o… ¿acaso la vida de sus agremiados no cuenta?

Las voces a favor y en contra sobre el regreso a clases están ahí; conocedores de su contexto y de su condición física y de salud, los trabajadores de la educación desde luego que quieren regresar a sus escuelas, pero, como bien lo diría Manuel Gil Antón: regreso Sí, pero No así.

Con negritas:

El dirigente de la sección 7 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) adherida a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), hace unos días señaló que no existen condiciones para el regreso a clases presenciales el 30 de agosto como lo planteó el presidente de México por el rebrote (de Covid-19) tremendo que estamos viviendo (Henríquez, 2021).

¿Qué tiene o tendría que pasar para que el SNTE se preocupe y ocupe de sus agremiados?, ¿qué pasó con la encuesta que aplicó a los trabajadores de la educación para conocer su estado de salud y las condiciones de su escuela?, ¿dará a conocer los datos obtenidos (maquillados) o, como ya es una costumbre, guardará silencio?, ¿tendrá los arrestos necesarios para quitarse la camisa de fuerza impuesta o, de plano, continuará con esa tibieza traducida en torpeza que se visibilizó a partir de la llegada de Díaz de la Torre y compañía?

Al tiempo.

Referencias:

Carro, A. (2021). Otro regreso a clases presenciales fallido. Profelandia.com. Recuperado de: https://profelandia.com/otro-regreso-a-clases-presenciales-fallido/?fbclid=IwAR3sFDapbLCVI0z8bf9-YzsMOMnAMTFnj9s_C1l1rqdPfD-IjKQv7MlrQI0

Henríquez, E. (2021). Asegura CNTE que no existen condiciones para clases presenciales. La Jornada. Recuperado de: https://www.jornada.com.mx/notas/2021/07/26/estados/no-existen-condiciones-para-regreso-a-clases-cnte/

Martínez, S. (2021). Los derechos laborales y los derechos profesionales del magisterio. Educación Futura. Recuperado de: http://www.educacionfutura.org/los-derechos-laborales-y-los-derechos-profesionales-del-magisterio/

Martínez, S. (2021). Por un sindicalismo al servicio del magisterio. Educación Futura. Recuperado de: https://www.educacionfutura.org/por-un-sindicalismo-al-servicio-del-magisterio/?fbclid=IwAR0OP5rDjeFssPrw4wwgJTbO8ApKAnAh42STDPboTxQcKVN7CEifpv1jV_I

Secretaría de Salud. (2021). Lineamientos para la estimación de riesgo del semáforo por regiones COVID-19. Secretaría de Salud. Recuperado de: https://coronavirus.gob.mx/wp-content/uploads/2021/07/2021.7.27-Metodo_semaforo_COVID.pdf?fbclid=IwAR3EvnH-r-uU-IiRh9HARDGaJ4sWDIL0T4MiIynyyHeSBphkRmGypApkASA

SNTE. (2021). El SNTE llama a la comunidad educativa a no bajar la guardia ante la pandemia. SNTE. Recuperado de: https://snte.org.mx/blog/comunicado-27-2021/?fbclid=IwAR31w8CE1Qlqt5C389A7xHCBtmem9Udwlm4lmNuJiJ_97udoW_78z-YjaDc&__cf_chl_jschl_tk__=pmd_e67dc33c287356628d8f8fee40fbf5a46d0f811c-1628009158-0-gqNtZGzNAk2jcnBszQii

SNTE. (2021). Acuerdan SEP y SNTE medidas para el regreso a clases presenciales. SNTE. Recuperado de: https://snte.org.mx/blog/comunicado-medidas-para-el-regreso-a-clases-presenciales/

Fuente de la información: Profelandia

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Otro regreso a clases presenciales fallido…

Por: Abelardo Carro Nava

La realidad es que nuestro país vive momentos inciertos con toma de decisiones poco afortunadas…

Convocar a elecciones presidenciales o intermedias, no es lo mismo que convocar a un regreso a clases presenciales en las escuelas, y esto, supongo, ya lo tienen claro en la presidencia de México.

No basta un deseo, sano, como lo es, para lograr el segundo propósito. Se requiere, además de una narrativa triunfalista, poner en marcha una serie de acciones educativas y de salud que permitan garantizar un retorno seguro a las escuelas, pues la vida misma es la que está en juego. Un asunto nada menor y sí de mucha importancia para los seres humanos, en este caso, para los mexicanos.

¿Educarse presencialmente o cuidar la salud y continuar los estudios a distancia? Se ha vuelto el cuestionamiento que permea en la sociedad mexicana en estos días, sobre todo, por el incremento de contagios por Covid-19 que le han dado forma a lo que los especialistas han denominado la “tercera ola”, misma que podría alcanzar su pico más alto en los próximos días, pero también, por la insistencia desmesurada, con tintes de necedad, de un presidente que ha afirmado que las escuelas se abrirán así “llueva, truene o relampaguee” pero sin que exista un plan debidamente actualizado para esta acción y, mucho menos, los recursos materiales y financieros para ello.

Es cierto, nuestro país, es de los pocos que han mantenido cerradas los centros escolares desde marzo de 2020, pero también es cierto, que no se han tomado las medidas necesarias para aminorar los efectos, en diversos rubros, que ha generado la pandemia. ¿Se ha vacunado al magisterio? Es correcto; de hecho, muchos de los países que han retornado a las aulas así lo han realizado dado el papel fundamental de éste en el proceso educativo. Una medida, sin duda, sensata como ya se ha dicho reiteradamente. ¿Por qué entonces no se ha regresado completamente a la escuela retomando esa presencialidad tan anhelada por propios y extraños?, ¿qué es lo que ha pasado en otros países para que este propósito deje de ser un anhelo?

Las respuestas a tales interrogantes encuentran sentido si analizamos las diversas problemáticas que enfrenta el Sistema Educativo Mexicano. Veamos.

Diferentes países europeos retomaron sus actividades escolares de manera presencial con algunas de estas acciones: a) establecimiento de protocolos estrictos con aulas ventiladas en las escuelas y la distancia requerida entre profesores, estudiantes y padres de familia; b) aplicación de un modelo híbrido; c) retorno escalonado por niveles educativos comenzando por el superior y, el básico o elemental, al final; d) aplicación de pruebas Covid-19 a los alumnos antes de regresar a la presencialidad, pero también, cuando ya estuvieran en ésta; e) alta capacidad de las autoridades educativas y sanitarias para atender y controlar brotes por contagio (protocolo de respuesta); f) plan educativo a distancia.

Reino Unido, en marzo de este año, programó el regreso a las escuelas implementando un plan de pruebas rápidas que permitieran detectar y aislar casos asintomáticos para evitar cerrar los centros escolares, además de dotar a estudiantes de kits para que ellos mismos pudieran hacerse dicha prueba en casa (Milenio, 2021). España, que ha sido catalogado por la OCDE, como uno de los países que más días ha mantenido las puertas abiertas de los colegios, estableció protocolos de prevención estrictos que incluían el uso de mascarillas desde los seis años, la distancia interpersonal y el confinamiento preventivo de la clase entera cuando se detectara un caso positivo en un grupo burbuja; esto, además de contar con un clima benigno que permitiera la ventilación (ventanas abiertas), así como un elevado consenso en torno a la enseñanza presencial (Zafra, 2021). Por su parte, Francia, abrió los planteles escolares con un estricto protocolo sanitario que previa la clausura inmediata de un aula cuando se detectara un caso positivo, también, alternaba las clases presenciales y a distancia, además de que el gobierno distribuyó millones de autopruebas nasales en las escuelas para que los estudiantes pudieran hacerse una prueba Covid-19 una vez por semana (El Financiero, 2021).

¿Qué pasó en algunos países de América Latina?

Chile, estableció en febrero de este año, que la presencialidad no era obligatoria pues la virtualidad seguiría jugando un papel importante, además de haber vacunado a los maestros. En Argentina, se vacunó a los profesores, se hizo obligatorio el uso de la mascarilla para niños desde los 5 años, toma de temperatura, horario de ingreso escalonado, distancia física y pausas para renovar el aire en las escuelas, también consideró que cada provincia iniciaría las clases según la modalidad más adecuada. En Colombia, se comenzó con un regreso gradual y voluntario con un modelo alternado entre la presencialidad y la virtualidad, con horarios escalonados, aforos máximos y medidas sanitarias (Bas, 2021).

Como hemos visto, en todo este proceso denominado “regreso a clases presenciales”, de alguna forma han permeado las recomendaciones que organismos internacionales han propuesto para tal efecto, no obstante, no debe perderse de vista que las condiciones económicas, políticas, sociales y culturales han marcado la pauta en dicho regreso.

Apertura de los planteles que, como es sabido, también ha sufrido alteraciones y cierres por la rápida propagación del virus a causa de las variantes que han surgido en el mundo entero. Algunas de estas instituciones educativas, como parece obvio, volvieron a cerrar sus puertas por este motivo y, otras, las volvieron a abrir después de que los casos confirmados recibieron la atención requerida. Esto ha sido una constante y así será en lo sucesivo pues la pandemia aún no está controlada.

¿Qué pasó en México?

Como sabemos, en mayo de este año, algunas entidades que contaban con semáforo epidemiológico color verde abrieron sus puertas, pero, desafortunadamente, volvieron a cerrar. Algunas razones que explican ese cierre fueron: a) el incremento de contagios en esas entidades federativas que las llevaron a cambiar de color en el semáforo, esto ligado a la presencia de casos confirmados en las instituciones que fueron consideradas para la apertura; b) la escasa o nula participación de padres de familia en los comités de salud escolar, dadas las actividades que éstos tenían que realizar en casa o en su trabajo, y por los horarios establecidos por las autoridades para que los alumnos (sus hijos) asistieran a clases; c) la insuficiencia de insumos sanitizantes y de limpieza entregados a los centros escolares denominados kits sanitizantes y de limpieza; d) las precarias condiciones relacionadas con la infraestructura para contar con espacios adecuados para recibir a los alumnos, así como también, para el empleo de un modelo híbrido; e) las indicaciones de las autoridades educativas para el seguimiento y abordaje puntual de los planes y programas de estudio, considerando la estrategia denominada Aprende en Casa proyectada a través de la televisión; entre otras.

¿Aprendió algo la Secretaría de Educación Pública (SEP) de esta serie de desavenencias o también tienen sus propios datos?

La realidad es que nuestro país vive momentos inciertos con toma de decisiones poco afortunadas, por ejemplo, por qué México no estableció como requisito indispensable presentar una prueba negativa (de Covid-19) a turistas internacionales, hacerse una prueba a su ingreso al territorio mexicano o simplemente llevar un cubrebocas en los lugares turísticos que éstos visitaban (sobre este último aspecto muchos dirán que sí es obligatorio, no obstante, bastaría con ver lo que sucede en Cancún o Acapulco para darse cuenta de que no ocurre de esta manera).

Ahora bien, volviendo al tema que nos ocupa, ¿la SEP y el Gobierno Federal ya tienen un plan, debidamente articulado y actualizado para ese regreso a clases presenciales tan anunciado?, ¿considerarán aplicar pruebas rápidas de detección del virus antes de que los estudiantes ingresen a su escuela o, bien, en su propia casa tal y como lo han hecho los países señalados?, ¿se dotará de, al menos, una mascarilla por semana a los alumnos y maestros?, ¿se contará con termómetros, aulas ventiladas, internet y equipos de cómputo, suficientes y necesarios, debidamente actualizados para la implementación de esa cosa extraña llamada modelo híbrido?, ¿se establecerán protocolos sanitarios estrictos y se endurecerán las medidas en cada uno de los estados para que, de alguna manera, se brinde una seguridad a los diversos actores que concurren en los espacios educativos?, ¿se autorizará que cada entidad federativa determine la modalidad de regreso a los centros escolares?, ¿se flexibilizará el currículo para que se planee y trabaje sin la agobiante presión de acabar los contenidos que marcan los planes de estudio?, etcétera…

En suma, mi estimado lector, bien valdría preguntarse por qué y para qué el gobierno mexicano requiere de escuelas abiertas, pero también, si los padres de familia, considerando los altos índices de contagios de las últimas semanas, enviarán a sus hijos a las éstas.

Con negritas:

Hasta el momento en que cierro estas líneas, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), ha mantenido una postura “tibia” en cuanto a las declaraciones que ha hecho el presidente, relacionadas con el regreso a clases presenciales el próximo 30 de agosto. Pesará sobre sus hombros, las afectaciones a la salud y laborales que tenga el magisterio si es que se da tan anunciado regreso dada la escasa o nula exigencia de éste para que se cuente con lo necesario e indispensable en las escuelas mexicanas, pero este tema, es motivo de otra entrega que haré en los siguientes días.

Por cierto, ¿qué pasó con la encuesta que tan pomposamente anunció el SNTE para conocer el estado de salud de los trabajadores de la educación?

Referencias:

Fuente de la información e imagen: https://profelandia.com

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Clases presenciales y el futuro del modelo híbrido en México…

Por: Abelardo Carro Nava

Hoy, desde Palacio Nacional, se habla de un regreso a clases presenciales en próximos días…

Trasladar la escuela a la casa no fue la mejor decisión que la Secretaría de Educación Pública (SEP) tomó al inicio de la pandemia pues, como se sabe, la escuela es por excelencia el espacio en el que ocurren una serie de interacciones de gran valía para la generación y adquisición de aprendizajes formales en los estudiantes. ¿Por qué fue tan necesario e indispensable que, tanto profesores y alumnos, agotaran los contenidos de un plan de estudios durante el ciclo escolar 2020-2021 o, mejor dicho, porqué no se propuso, desde la propia Secretaría, la dosificación de contenidos o el desarrollo de actividades relacionadas, por ejemplo, con la lectura y escritura situadas en el propio contexto de los educandos para favorecer dichos aprendizajes puesto que las condiciones de vida de los padres de familia de los niños, niñas y adolescentes (NNA) son tan diversas?, ¿acaso no se contaba con un diagnóstico de esas condiciones cuando el propio Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) publica continuamente indicadores sobre ese rubro?

En este sentido, hasta el hartazgo se ha dicho que la contingencia sanitaria visibilizó los males que padece el Sistema Educativo Mexicano (SEM), y esto es cierto porque, quienes cotidianamente transitábamos por diferentes espacios educativos y no educativos, pudimos observar las brechas de desigualdad existentes en una comuna, municipio, estado o región, aunado, desde luego, a las evidentes desigualdades entre escuelas públicas ubicadas en dichos contextos. La falta de agua, energía eléctrica, sanitarios, drenaje, espacios o aulas con mobiliario adecuado, internet, etcétera, contrastaba con aquellas que sí los tenían o, al menos, con la mayoría de ellos.

Es cierto, esto ha sido el lastre que se ha venido arrastrando desde hace muchas pero muchas décadas. Y con esta realidad, a veces lacerante, esta Secretaría diseñó un esquema denominado Aprende en Casa que, como sabemos, fue de poca utilidad, dado que el número de estudiantes y profesores que hicieron uso de la televisión y radio, no fue el esperado.

Y no fue el esperado porque quien conoce perfectamente las condiciones de vida de sus alumnos y de sus familias son las maestras y los maestros. Docentes que, independientemente de su grado de compromiso y responsabilidad con su labor, diseñaron sus propias herramientas de trabajo para sacar a flote el barco, destacan: la adquisición de equipos tecnológicos con sus propios recursos, la elaboración de cuadernillos a partir de su conocimiento y lo que implicaba el trabajo en casa de sus educandos, la toma de cursos para conocer sobre el empleo de alguna plataforma, el uso de internet y diversos materiales educativos pagados con dinero de su bolsillo, el doble trabajo o actividad que en algún momento significó (y aún significa) el quehacer docente de manera sincrónica y asincrónica, las planeaciones modificadas o ajustadas a esta “nueva” realidad, la extenuante revisión de trabajos enviados a todas horas, los consejos técnicos muchas veces sin sentido y sin propósitos acordes a las demandas y necesidades del profesorado, entre otras. Acciones que, indiscutiblemente, los llevo a ser lo suficientemente creativos; pero no fue suficiente, por un lado, no todos los padres de familia y alumnos se comprometieron con la continuidad de ese proceso formativo y, por el otro, la Secretaría hizo oídos sordos a las distintas problemáticas que se fueron gestando a lo largo del ciclo escolar que ha culminado y, de las cuales, no dio una respuesta clara y contundente que permitiera direccionar el trabajo de los mentores.

Hoy, desde Palacio Nacional, se habla de un regreso a clases presenciales en próximos días como si esto fuera la solución a las dificultades que, brevemente, he señalado; no obstante, regresar a lo mismo, desde mi perspectiva, no encuentra sentido porque, indiscutiblemente, no es ni será lo mismo, y por ello tenemos que empezar a reconocer que esas mismas problemáticas se han incrementado en este tiempo y por lo cual dificultarán el proceso de regreso de todos los actores educativos.

Educación presencial, a distancia o en línea parece ser el dilema que habrá de resolverse en los próximos días. No obstante, ¿es viable el establecimiento de un modelo híbrido o combinado entendiéndolo como la integración eficaz de dos componentes: la enseñanza presencial y la tecnología no presencial en las escuelas? (Contreras, Alpiste y Eguia, 2006), ¿el magisterio y los padres de familia están preparado para ello?, ¿las instituciones educativas cuentan con todos los medios para hacerlo efectivo? Es más, ¿de qué manera se asegurará el establecimiento de este “modelo” cuando en los hechos innovar un ambiente de aprendizaje a distancia, no es trasladar la docencia de un aula de adobe a un aula virtual, ni cambiar el gis y el pizarrón, por un pizarrón inteligente? (Moreno, 1997). Preguntas, si usted gusta, sencillas, pero que permiten la reflexión y el necesario análisis y debate en torno a una posible alternativa que, supongo, visualiza la SEP y los “altos” funcionarios de esta Dependencia para el ciclo escolar 2021-2022. Desde mi perspectiva, incorporar este tipo de escenarios sin un diagnóstico real de los sujetos que emplearían este esquema, así como también, de los contextos de trabajo donde presumiblemente operaría con un enfoque estrictamente pedagógico, generaría mayores problemas que aquellos que se busca resolver o atender.

Esto lo traigo a colación por dos cuestiones. La primera, el incremento de contagios de Covid-19 en varios estados de la República Mexicana en los últimos días, y la incertidumbre que priva en la sociedad y en el sector educativo sobre el inminente regreso a clases presenciales anunciado por el Presidente hace unos días.

Tengo claro pues, que un esquema que tienda a trabajar de manera híbrida debe estar fincado en un programa educativo formal mediante el cual, el alumno pueda realizar al menos una parte de su aprendizaje en línea con un cierto grado de manejo sobre el tiempo, lugar, ruta o ritmo del mismo. Mientras que otra parte de ese aprendizaje, podría ser llevado a cabo en un espacio físico distinto a la casa y con algún tipo de supervisión, en este caso, del padre de familia o tutor. Tal programa educativo formal, ¿será el que direccione las actividades escolares y, desde luego, la generación de aprendizajes de los alumnos pues no todos los paterfamilias están de acuerdo en enviar a sus hijos a los centros escolares porque no se garantiza un regreso seguro a los mismos?, ¿la SEP tomará esta alternativa y la establecerá oficial y arbitrariamente cuando no en todas las instituciones educativas se cuenta con los recursos que permitan integrarla adecuadamente para aplicarse pedagógicamente?

Y luego, el tema de la planeación didáctica, un asunto no menos importante puesto que, independientemente de las adecuaciones que los docentes pudieran realizar, tendría que partir del diagnóstico ampliamente referido y de las actividades sincrónicas y asincrónicas que podrían diseñarse a partir de los contenidos; en consecuencia, ¿el trabajo por proyectos es una alternativa?, ¿qué pasará con aquellos estudiantes que no cuenten con los recursos para trabajar virtualmente, por ejemplo?, ¿se tendría que planear para el trabajo a distancia, presencial y en línea?, ¿y los alumnos con alguna discapacidad integrados al Sistema Educativo Mexicano?

Hace tiempo tuve la oportunidad de conocer el caso de una escuela pública que trabajaba bajo este modelo con el esquema denominado “Rotación de Estaciones”. En éste, como su nombre lo indica, los estudiantes rotaban en equipos para trabajar algún contenido, que formaba parte de un proyecto, diseñado por el docente. Mientras unos se encontraban en la sala de cómputo de la institución educativa indagando sobre el tema, otros se encontraban en el aula respondiendo algunas preguntas sobre el mismo, y otros, en casa, leían una lectura dada por el profesor, sobre la misma temática, con la intención de recuperar los aspectos más importantes de ésta. Las condiciones, como parece obvio, eran las que todos quisiéramos que existieran en cada una de las escuelas de nuestro país. ¿Existirán las mismas condiciones en todos los centros escolares y familiares?

En suma, desde mi perspectiva, el modelo híbrido o combinado tiene un futuro incierto en México. Supongo, esto lo deben de saber en la SEP quien, dicho sea de paso, sigue tratando los síntomas, pero no la enfermedad que se ha agravado con esta pandemia.

¿Regreso a clases presenciales a qué, cómo y para qué?

Al tiempo.

Referencia:

  • Contreras Espinosa, Ruth Sofhía, & Alpiste Penalba, Francesc, & Euguia Gómez, José Luis (2006). Tendencias en la educación: aprendizaje combinado. Theoria, 15(1), 111-117.
  • Moreno, M. (1997). El desarrollo de ambientes de aprendizaje a distancia. Ponencia presentada en el VI Encuentro Internacional de Educación a Distancia: Desarrollo de ambientes de aprendizaje, Guadalajara, México.

Fuente e Imagen: https://profelandia.com/clases-presenciales-y-el-futuro-del-modelo-hibrido-en-mexico/

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Clases presenciales y el futuro del modelo híbrido en México

Trasladar la escuela a la casa no fue la mejor decisión que la Secretaría de Educación Pública (SEP) tomó al inicio de la pandemia pues, como se sabe, la escuela es por excelencia el espacio en el que ocurren una serie de interacciones de gran valía para la generación y adquisición de aprendizajes formales en los estudiantes. ¿Por qué fue tan necesario e indispensable que, tanto profesores y alumnos, agotaran los contenidos de un plan de estudios durante el ciclo escolar 2020-2021 o, mejor dicho, porqué no se propuso, desde la propia Secretaría, la dosificación de contenidos o el desarrollo de actividades relacionadas, por ejemplo, con la lectura y escritura situadas en el propio contexto de los educandos para favorecer dichos aprendizajes puesto que las condiciones de vida de los padres de familia de los niños, niñas y adolescentes (NNA) son tan diversas?, ¿acaso no se contaba con un diagnóstico de esas condiciones cuando el propio Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) publica continuamente indicadores sobre ese rubro?

En este sentido, hasta el hartazgo se ha dicho que la contingencia sanitaria visibilizó los males que padece el Sistema Educativo Mexicano (SEM), y esto es cierto porque, quienes cotidianamente transitábamos por diferentes espacios educativos y no educativos, pudimos observar las brechas de desigualdad existentes en una comuna, municipio, estado o región, aunado, desde luego, a las evidentes desigualdades entre escuelas públicas ubicadas en dichos contextos. La falta de agua, energía eléctrica, sanitarios, drenaje, espacios o aulas con mobiliario adecuado, internet, etcétera, contrastaba con aquellas que sí los tenían o, al menos, con la mayoría de ellos.

Es cierto, esto ha sido el lastre que se ha venido arrastrando desde hace muchas pero muchas décadas. Y con esta realidad, a veces lacerante, esta Secretaría diseñó un esquema denominado Aprende en Casa que, como sabemos, fue de poca utilidad, dado que el número de estudiantes y profesores que hicieron uso de la televisión y radio, no fue el esperado.

Y no fue el esperado porque quien conoce perfectamente las condiciones de vida de sus alumnos y de sus familias son las maestras y los maestros. Docentes que, independientemente de su grado de compromiso y responsabilidad con su labor, diseñaron sus propias herramientas de trabajo para sacar a flote el barco, destacan: la adquisición de equipos tecnológicos con sus propios recursos, la elaboración de cuadernillos a partir de su conocimiento y lo que implicaba el trabajo en casa de sus educandos, la toma de cursos para conocer sobre el empleo de alguna plataforma, el uso de internet y diversos materiales educativos pagados con dinero de su bolsillo, el doble trabajo o actividad que en algún momento significó (y aún significa) el quehacer docente de manera sincrónica y asincrónica, las planeaciones modificadas o ajustadas a esta “nueva” realidad, la extenuante revisión de trabajos enviados a todas horas, los consejos técnicos muchas veces sin sentido y sin propósitos acordes a las demandas y necesidades del profesorado, entre otras. Acciones que, indiscutiblemente, los llevo a ser lo suficientemente creativos; pero no fue suficiente, por un lado, no todos los padres de familia y alumnos se comprometieron con la continuidad de ese proceso formativo y, por el otro, la Secretaría hizo oídos sordos a las distintas problemáticas que se fueron gestando a lo largo del ciclo escolar que ha culminado y, de las cuales, no dio una respuesta clara y contundente que permitiera direccionar el trabajo de los mentores.

Hoy, desde Palacio Nacional, se habla de un regreso a clases presenciales en próximos días como si esto fuera la solución a las dificultades que, brevemente, he señalado; no obstante, regresar a lo mismo, desde mi perspectiva, no encuentra sentido porque, indiscutiblemente, no es ni será lo mismo, y por ello tenemos que empezar a reconocer que esas mismas problemáticas se han incrementado en este tiempo y por lo cual dificultarán el proceso de regreso de todos los actores educativos.

Educación presencial, a distancia o en línea parece ser el dilema que habrá de resolverse en los próximos días. No obstante, ¿es viable el establecimiento de un modelo híbrido o combinado entendiéndolo como la integración eficaz de dos componentes: la enseñanza presencial y la tecnología no presencial en las escuelas? (Contreras, Alpiste y Eguia, 2006), ¿el magisterio y los padres de familia están preparado para ello?, ¿las instituciones educativas cuentan con todos los medios para hacerlo efectivo? Es más, ¿de qué manera se asegurará el establecimiento de este “modelo” cuando en los hechos innovar un ambiente de aprendizaje a distancia, no es trasladar la docencia de un aula de adobe a un aula virtual, ni cambiar el gis y el pizarrón, por un pizarrón inteligente? (Moreno, 1997). Preguntas, si usted gusta, sencillas, pero que permiten la reflexión y el necesario análisis y debate en torno a una posible alternativa que, supongo, visualiza la SEP y los “altos” funcionarios de esta Dependencia para el ciclo escolar 2021-2022. Desde mi perspectiva, incorporar este tipo de escenarios sin un diagnóstico real de los sujetos que emplearían este esquema, así como también, de los contextos de trabajo donde presumiblemente operaría con un enfoque estrictamente pedagógico, generaría mayores problemas que aquellos que se busca resolver o atender.

Esto lo traigo a colación por dos cuestiones. La primera, el incremento de contagios de Covid-19 en varios estados de la República Mexicana en los últimos días, y la incertidumbre que priva en la sociedad y en el sector educativo sobre el inminente regreso a clases presenciales anunciado por el Presidente hace unos días.

Tengo claro pues, que un esquema que tienda a trabajar de manera híbrida debe estar fincado en un programa educativo formal mediante el cual, el alumno pueda realizar al menos una parte de su aprendizaje en línea con un cierto grado de manejo sobre el tiempo, lugar, ruta o ritmo del mismo. Mientras que otra parte de ese aprendizaje, podría ser llevado a cabo en un espacio físico distinto a la casa y con algún tipo de supervisión, en este caso, del padre de familia o tutor. Tal programa educativo formal, ¿será el que direccione las actividades escolares y, desde luego, la generación de aprendizajes de los alumnos pues no todos los paterfamilias están de acuerdo en enviar a sus hijos a los centros escolares porque no se garantiza un regreso seguro a los mismos?, ¿la SEP tomará esta alternativa y la establecerá oficial y arbitrariamente cuando no en todas las instituciones educativas se cuenta con los recursos que permitan integrarla adecuadamente para aplicarse pedagógicamente?

Y luego, el tema de la planeación didáctica, un asunto no menos importante puesto que, independientemente de las adecuaciones que los docentes pudieran realizar, tendría que partir del diagnóstico ampliamente referido y de las actividades sincrónicas y asincrónicas que podrían diseñarse a partir de los contenidos; en consecuencia, ¿el trabajo por proyectos es una alternativa?, ¿qué pasará con aquellos estudiantes que no cuenten con los recursos para trabajar virtualmente, por ejemplo?, ¿se tendría que planear para el trabajo a distancia, presencial y en línea?, ¿y los alumnos con alguna discapacidad integrados al Sistema Educativo Mexicano?

Hace tiempo tuve la oportunidad de conocer el caso de una escuela pública que trabajaba bajo este modelo con el esquema denominado “Rotación de Estaciones”. En éste, como su nombre lo indica, los estudiantes rotaban en equipos para trabajar algún contenido, que formaba parte de un proyecto, diseñado por el docente. Mientras unos se encontraban en la sala de cómputo de la institución educativa indagando sobre el tema, otros se encontraban en el aula respondiendo algunas preguntas sobre el mismo, y otros, en casa, leían una lectura dada por el profesor, sobre la misma temática, con la intención de recuperar los aspectos más importantes de ésta. Las condiciones, como parece obvio, eran las que todos quisiéramos que existieran en cada una de las escuelas de nuestro país. ¿Existirán las mismas condiciones en todos los centros escolares y familiares?

En suma, desde mi perspectiva, el modelo híbrido o combinado tiene un futuro incierto en México. Supongo, esto lo deben de saber en la SEP quien, dicho sea de paso, sigue tratando los síntomas, pero no la enfermedad que se ha agravado con esta pandemia.

¿Regreso a clases presenciales a qué, cómo y para qué?

Al tiempo.

Referencia:

∙ Contreras Espinosa, Ruth Sofhía, & Alpiste Penalba, Francesc, & Euguia Gómez, José Luis (2006). Tendencias en la educación: aprendizaje combinado. Theoria, 15(1), 111-117.

∙ Moreno, M. (1997). El desarrollo de ambientes de aprendizaje a distancia. Ponencia presentada en el VI Encuentro Internacional de Educación a Distancia: Desarrollo de ambientes de aprendizaje, Guadalajara, México.

Fuente: https://www.educacionfutura.org/clases-presenciales-y-el-futuro-del-modelo-hibrido-en-mexico/

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