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Jóvenes, abandonados y en fuga

6 de diciembre de 2016/Fuente: ACNUR

Abandonados por sus padres y huyendo de las pandillas de El Salvador, tres hermanos navegan en el proceso de asilo en México con el apoyo del ACNUR.

TAPACHULA, México, (ACNUR) – Para llegar a la escuela todos los días, los hermanos salvadoreños Anderson, de 17 años y Jairo, de 14, tenían que tomar el bus en el territorio de una pandilla para llegar al controlado por otra pandilla rival, corriendo riesgo de asalto, asesinato o ser obligados a unirse a sus líneas.

Cuando las pandillas intensificaron el acoso, estremeciendo la pizzería de la familia en su barrio natal en el sureste de El Salvador, los dos chicos, su padre y su hermano mayor huyeron para salvar sus vidas. En ese momento, las cosas se pusieron complicadas.

Su madre los abandonó cuando aún eran niños. Después, mientras pasaban por el proceso de asilo en México, su padre y su nueva novia desaparecieron de pronto, cortando todo contacto con los hermanos.

“Si volvíamos allí, creo que nos hubieran matado”, dijo Anderson. “Las pandillas nos dijeron que nos uníamos o moríamos”.

Sin sus padres para cuidarlo y sin posibilidades de volver a su hogar, Moisés, el hermano mayor, que tiene 20 años, se hizo cargo como cabeza del hogar. Actuando como guardián legal de sus hermanos menores, él hace todo lo posible para ayudarles a empezar de nuevo en México.

Jóvenes como los hermanos Sánchez llamaron la atención de todo el mundo en 2014, cuando decenas de miles de niños no acompañados huyeron de la violencia de las pandillas en sus ciudades, y terminaron en la frontera sur de los Estados Unidos.

“Si volvíamos allí, creo que nos hubieran matado. Las pandillas nos dijeron que nos uníamos o moríamos”.

A pesar de que la cantidad de titulares sobre el tema ha disminuido para el 2016, miles de jóvenes continúan realizando los viajes desde El Salvador, Honduras y Guatemala, países convulsos por el incremento de la violencia, hacia el norte.

“El flujo de niños no acompañados continúa siendo muy alto”, dijo Cynthia Pérez, directora de atención y vinculación institucional de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR). “Diferentes agencias han sido capacitadas para asegurar que identificamos a todos los niños que han sufrido violencia, con el fin de ofrecerles la oportunidad de solicitar asilo”, añadió.

Los países del llamado Triángulo Norte de Centroamérica son de los más peligrosos en el mundo, ya que la Mara Salvatrucha y su rival, Barrio 18, luchan para hacer crecer sus imperios criminales, convirtiendo las calles en zonas de guerra, y a los jóvenes en mercenarios.

Las pandillas realizan actos criminales que van desde asaltos, extorsiones y secuestros, hasta tráfico y venta de droga. Los jóvenes atrapados en este caos enfrentan acosos, agresiones y reclutamiento forzado para sus filas.

“Huir es la única opción si no quieres unirte a la pandilla”, dijo Anderson. Las promesas que hacen las pandillas de buena paga y protección, rápidamente se convierten en amenazas. Y los hermanos Sánchez tuvieron la mala suerte de vivir en un barrio controlado por una pandilla, mientras que la escuela a la que asistían estaba en el territorio controlado por otra. Su viaje a la escuela significaba que ellos traicionarían no solo a una, sino que a las dos pandillas.

“Yo me matriculé en una escuela secundaria, pero nunca asistí”, dijo Anderson. “No quería cruzar de una zona a la otra. Era muy peligroso”.

Mantener la cabeza baja y evadir a las pandillas tampoco garantiza la seguridad.

“Solíamos ir al campo de fútbol para jugar”, dijo Anderson. “Pero una vez los pandilleros nos vieron y nos siguieron a casa, así que no pudimos volver a jugar fútbol en el campo”.

Pero ahora pueden respirar más tranquilos en su nuevo hogar temporal, en un barrio tranquilo a las afueras de Tapachula. La ciudad del sur, cerca de la frontera con Guatemala es una plataforma para los refugiados que vienen de Centroamérica. Es aquí donde ellos supieron de su derecho a solicitar asilo en México con COMAR.

Las solicitudes de asilo en México aumentaron en un 152 por ciento en la primera mitad de 2016 en comparación con años anteriores. ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, espera que México reciba más de 8.000 solicitudes este año, 95 por ciento de estas provenientes de El Salvador, Guatemala y Honduras.

La solicitud de asilo de los hermanos Sánchez se volvió más complicada cuando su padre los abandonó.

“COMAR me dijo que sin un guardián legal, Anderson y Jairo podrían ir a servicios infantiles”, dijo Moisés. “Pero no puedo dejar que los separen de mí”.

A pesar de que México ha mejorado las condiciones para los refugiados y les da más alternativas, muchos menores que buscan asilo, aún terminan en centros de detención. ACNUR hace un llamado para que esta práctica pare por completo. Mientras se trabaja en esta cuestión, Moisés lucha por quedarse con sus hermanos. Él pudo reclamar la custodia legal de sus hermanos para poder quedarse los tres juntos.

En agosto, a los hermanos se les concedió el asilo en México. Fue un momento de mucha alegría y alivio, pero para los tres hermanos que ahora están solos, aún queda mucho camino por delante.

“Los menores no acompañados no solo necesitan acceso al asilo en México, sino…también el acceso a servicios de educación, salud y psicología”.

“Los menores no acompañados no solo necesitan acceso al asilo en México, sino que se les asegure también el acceso a servicios de educación, salud y psicología”, dijo Mark Manly, representante del ACNUR en México.

Ellos son parte de los 2.500 solicitantes de asilo en México que recibieron apoyo financiero y de otros tipos en la primera mitad de 2016, por parte de ACNUR. Pero Moisés aún trabaja casi todos los días, y gana 700 pesos, un equivalente a $37 dólares, por semana. Él espera poder ahorrar para poder empezar una nueva vida con sus primos, que están en el norte de México.

“Quiero que ellos puedan estudiar y estar a salvo, seguros en casa. Ha pasado mucho tiempo desde que tuvieron eso”, dijo Moisés.

Ni Anderson ni Jairo han podido asistir a la escuela en más de un año. Ellos pasaron los días paseando por las tranquilas calles, disfrutando el poder estar afuera de nuevo.

Cuando tienen 15 pesos, $0.80 dólares para gastar, su lujo es jugar Xbox durante media hora en un centro de juegos. Ellos pasan el resto del tiempo con sus teléfonos en la esquina de una calle, donde encontraron señal de WiFi. Ellos se ríen de videos e imágenes cómicas.

“El internet viene de la escuela pública. Pero como nosotros no tenemos tarjetas de residencia, no podemos ir a la escuela por el momento”, dijo Anderson, señalando el patio de la escuela al otro lado de la calle.

Puede que los hermanos encontraran algo de paz en México, pero todavía tienen un largo camino por recorrer.

Fuente: http://www.acnur.org/noticias/noticia/jovenes-abandonados-y-en-fuga/

Imagen: www.acnur.org/fileadmin/_processed_/csm_12.2016.02_Hermanos_Salvador_Header_34ddac2e6e.jpg

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Red solidaria de voluntarios atiende a migrantes y refugiados en las fronteras

6  de diciembre de 2016/Fuente: ACNUR

En los mil kilómetros de frontera que separan a Guatemala y México se encuentra El Ceibo, uno de los 6 puntos legales para cruzar la frontera desde Guatemala, una pequeña comunidad de unas pocas calles donde cada día transitan muchos migrantes y refugiados hacia México.

EL CEIBO, Guatemala, 05 de diciembre de 2016 (ACNUR) – En una choza pequeña con paredes de madera sin lijar y techo de lámina que apenas deja pasar la luz, vive Andrés, un joven guatemalteco con una larga tradición de brindar ayuda humanitaria. Desde hace ocho años pone a disposición su casa, la cual cuenta con una sola habitación, y brinda comida a las personas que huyen de su propio país para salvar sus vidas.

Andrés, firme seguidor de los principios de la religión católica, colabora como voluntario con Pastoral Social, un socio de ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, en la Casa Migrante de Santa Elena, en Guatemala. Esta Casa y sus voluntarios forman parte de una red nacional de albergues y centros que brindan información, asistencia humanitaria básica y hospedaje.

 “Me tomó un tiempo convencer a las autoridades migratorias y a la comunidad local de que solo estaba ayudando a la gente sin pedir nada más”, cuenta Andrés. El trabajo no siempre es fácil y en distintas ocasiones, grupos criminales locales se han acercado a su casa amenazándolo a él y a su familia para que acabe con esta asistencia, y que trabaje para ellos como informante.

Andrés es mecánico y electricista de profesión, y mantiene una tienda de comida y distintos artículos, que maneja con la ayuda de su esposa. Los recursos económicos no abundan, pero su generosidad y solidaridad con las personas desesperadas que llegan con lo que cabe en una pequeña mochila, es un ejemplo único de humanidad.

El paso fronterizo del Ceibo y sus alrededores se han convertido en los últimos dos años en una concurrida ruta de migrantes en ambos lados de la frontera. “El flujo ha aumentado, es por ello que desde ACNUR hemos incrementado nuestra presencia en el Departamento de Petén, mediante la apertura de una oficina el pasado mes de septiembre, lo que nos permite llevar a cabo un monitoreo de frontera de forma más sistemática y regular para identificar personas con necesidad de protección internacional”, afirma el jefe de la oficina de ACNUR Guatemala, Enrique Valles.

Los esfuerzos de Andrés han servido de ejemplo a otros voluntarios de la comunidad. “Así sumando los esfuerzos locales, tenemos más camas para hospedar a familias enteras que están huyendo de países donde no pueden estar tranquilos y que cargan las heridas de los grupos criminales”, dijo Andrés.

En lo que va de 2016, los 3 voluntarios han atendido a casi 1.000 personas en su propia casa y en una capilla de la iglesia. De este número, 80 casos han solicitado la condición de refugiado gracias a la información proporcionada por la red y voluntarios como Andrés, y por el hecho de haber referido a las personas a los distintos albergues para refugiados y migrantes o al Instituto Nacional de Migración de México.

Para responder a esta grave situación humanitaria, el ACNUR está apoyando la construcción de un albergue en El Ceibo con capacidad para 16 personas que será gestionado por los 3 voluntarios y la Pastoral Social.

Los niños, adolescentes y adultos que conocen a Andrés suelen contarle las razones de su exilio durante los 4 o 5 días que se quedan en su casa. Sueles se historias dramáticas de extorsiones, reclutamientos forzosos, secuestros, abusos sexuales, despojos de tierra por grandes compañías mineras y agrícolas, entre otros. Estas formas de presionar han causado desalojos y el desplazamiento de cientos de familias, ya sea dentro o fuera de las fronteras de Guatemala. En la ruta migratoria, la violencia también está presente. Muchas personas en tránsito relatan a Andrés que fueron despojados de las pertenencias que llevaban con ellos para sobrevivir los primeros días del viaje, mientras que otros fueron golpeados y algunas mujeres han sido violadas o víctimas de tráfico.

Aunque los caminos para salir de los países de Honduras, El Salvador y Guatemala, región mejor conocida como el Triángulo Norte de Centroamérica, son caminos de selva, de parajes inhóspitos o zonas controladas por la delincuencia especialmente en zona fronteriza. El número de personas que solicitan asilo en México, Panamá, Costa Rica, Belice y Estados Unidos ha aumentado, siendo la mayoría hondureños y salvadoreños.

A junio de 2016, el número de refugiados y solicitantes de asilo del Triángulo Norte alcanzó los 138.000; lo que representa un incremento del 70% en 12 meses.  ACNUR ha elaborado una amplia estrategia regional para atender las necesidades de protección de las personas desplazadas y refugiadas,  trabajando en estrecha colaboración con los gobiernos y socios para apoyar a los países y comunidades afectadas, fortaleciendo  los sistemas de asilo y promoviendo soluciones duraderas.

El pasado 21 de noviembre, La Agencia de la ONU para los Refugiados y el Ministerio de Relaciones Exteriores de Guatemala firmaron una Carta de Entendimiento en el marco del trabajo conjunto para fortalecer el sistema de asilo y protección en el país.

Francesca Fontanini, Oficial Regional de Información Pública

Fuente: http://www.acnur.org/noticias/noticia/red-solidaria-de-voluntarios-atiende-a-migrantes-y-refugiados-en-las-fronteras/

Imagen: www.acnur.org/fileadmin/_processed_/csm_12.2016.05_Andrés_Guatemala_cefa426c22.jpg

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Maestra de Siria empodera a jóvenes refugiados en Malasia

Asia/Siria/24 de noviembre de 2016/Fuente: ACNUR

Siendo palestina en Damasco, Lujain recibió educación gratuita hasta su etapa adulta. Ahora ella comparte su amor por el aprendizaje en Kuala Lumpur.

– Lujain*, una refugiada siria-palestina, sabe lo que es sentirse impotente, haberse visto obligada a huir de su hogar hace cuatro años. Pero ella ha tomado las oportunidades y ahora trabaja en empoderar a otras personas a través de la educación.

A pesar de que ella nació como refugiada palestina en el campamento Yarmouk, en Damasco, Lujain siempre aspiró a un futuro más brillante mientras crecía. “Teníamos una casa, un carro, todo lo que tenía un ciudadano sirio”, recuerda. “Y a pesar de que no éramos sirios, yo pude asistir a la escuela de forma gratuita”.

El inclusivo sistema de educación le permitió graduarse de la universidad de Damasco con un grado en filosofía y psicología. Sus planes de conseguir maestrías y un doctorado se vieron temporalmente detenidos cuando se casó con un contador sirio y tuvo dos hijos. Después, la guerra inició, obligándolos a huir a Malasia en 2012.

“Nunca pensé que sería de nuevo refugiada. Pensé que nuestra vida se había terminado”, dijo la madre de 32 años. “Quiero agradecerle a Malasia por darnos un futuro a mis hijos y a mí. La vida aquí no es fácil, tenemos que trabajar muy duro para poder sobrevivir. Yo era ama de casa con una buena vida en Siria, ahora soy maestra de refugiados”.

“Nunca pensé que sería de nuevo refugiada. Pensé que nuestra vida se había terminado”.

Fue un inicio desafiante, ya que ella tuvo que aprender inglés desde cero en un par de meses, pero Lujain ama enseñar y está usando sus habilidades psicológicas en el centro de aprendizaje administrado por el Instituto de Investigación Social de Malasia, una ONG local.

“Algunas veces veo a estudiantes con comportamientos malos o agresivos, debido a los problemas en sus países o sus hogares”, comentó sobre su clase de primer grado. “Intento comprenderlos y alentarlos a que tengan un buen comportamiento, con elogios o premios”.

Un informe publicado por ACNUR en septiembre de este año, destaca la crisis de la educación para los refugiados, recalcando que más de la mitad de los seis millones de niños en edad escolar bajo el mandato del ACNUR, no tienen una escuela a la que asistir. En Malasia, hay cerca de 21.700 niños refugiados en edades escolares. Únicamente el 30 por ciento tiene acceso a educación en centros de aprendizaje comunales informales, como en el que Lujain trabaja como voluntaria.

Lujain mantiene contacto con estudiantes que han pasado a grados mayores y que aún se acercan a ella con preguntas con las que sus padres no les pueden ayudar.

“Me siento feliz y con confianza cuando veo a estudiantes aprendiendo y mejorando. Ellos han pasado de no saber inglés a poder leer historias y tener conversaciones. Quiero ayudar al que tenga una debilidad. Incluso algunos padres me llaman a mi casa en ocasiones para preguntarme algunas cosas porque las puedo explicar en árabe”.

Como fiel creyente de la educación para toda la vida, ella espera que sus estudiantes eventualmente puedan obtener el certificado internacional de educación secundaria que se ofrece en el centro de aprendizaje, con el que podrían aplicar para asistir a la universidad en Malasia o en el extranjero.

“Los niños son nuestra nueva generación. Ellos necesitan obtener empleos y ser buenos ciudadanos. Cuando crezcan, también tendrán que educar a sus propios niños. La educación no puede para con la edad. Solo cuando más aprendemos, podemos se útiles para nuestro país, para todo el que necesite ayuda”.

*El nombre fue cambiado por razones de protección.

Fuente: http://www.acnur.org/noticias/noticia/maestra-de-siria-empodera-a-jovenes-refugiados-en-malasia/

Imagen: www.acnur.org/fileadmin/_processed_/csm_11.2016.17.Maestra_Siria3_955d001987.jpg

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Kuwait entrega una oportuna contribución para ayudar a los refugiados sirios durante los meses de invierno

Africa/ 17 de noviembre de 2016/Fuente: ACNUR

Kuwait continúa siendo el principal donante en la región de Oriente Medio y Norte de África.

La Agencia de la ONU para los Refugiados, está complacido con la nueva y significativa contribución que hizo el Estado de Kuwait para apoyar los esfuerzos para proteger y asistir a los refugiados afectados por la crisis en Siria.

La reciente contribución de $7.960.000 dólares será usada para ayudar a los refugiados sirios en Líbano, con lo que se brindará asistencia urgente de invierno a cerca de 25.000 familias. Esto se llevará a cabo a través de transferencias mensuales por medio de tarjetas ATM. El invierno es una época particularmente difícil para los refugiados vulnerables en Líbano, quienes tienen que incurrir en gastos adicionales para mantenerse calientes, secos, y con ropa y alimentación adecuadas.

“Por cuarto año consecutivo, Kuwait ha vuelto a demostrar su inquebrantable compromiso con el abordaje de las consecuencias humanitarias de la situación siria”, dijo Filippo Grandi, Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados. “Con la pronta llegada del invierno, esta oportuna contribución significará apoyo para miles de familias sirias refugiadas a medida que se preparan para los fríos meses que vendrán”.

Desde 2013, Kuwait ha contribuido con cerca de $350 millones de dólares al ACNUR para apoyar el trabajo de la Agencia en las críticas necesidades de las personas desplazadas en todo el mundo, y particularmente aquellos afectados por las crisis en Siria e Irak. Kuwait continúa siendo el principal donante en la región de Oriente Medio y Norte de África.

“Estoy personalmente agradecido con Su Alteza el Jeque Sheikh Sabah Al-Ahmad Al-Jaber Al-Sabah, y el generoso pueblo de Kuwait por su importante gesto humanitario”, añadió el señor Grandi.

Además de haber albergado tres conferencias internacionales de donantes de forma consecutiva, Kuwait copresidió la conferencia “Apoyando a Siria y la Región”, la cual se llevó a cabo a inicios de este año en Londres y durante la cual Kuwait comprometió $300 millones de dólares durante los próximos tres años para la respuesta humanitaria en Siria.

Hay cerca de 4,8 millones de refugiados sirios registrados con el ACNUR en países vecinos de Siria, con Líbano acogiendo a cerca de 1.017.430 personas.

Los sirios continúan siendo la mayor población de refugiados bajo el mandato del ACNUR.

Fuente:http://www.acnur.org/noticias/noticia/kuwait-entrega-una-oportuna-contribucion-para-ayudar-a-los-refugiados-sirios-durante-los-meses-de-invierno/

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Familias que huyen de la ofensiva en Mosul celebran sus nuevas libertades

Asia/Irak/15 de noviembre de 2016/Fuente: ACNUR

Hombres y mujeres que escaparon del control de las milicias en la segunda ciudad más grande de Irak, comparten su alivio de haber encontrado la seguridad.

 – Mahmoud Ahmad, de 35 años y padre de seis, tenía una enorme sonrisa en su rostro mientras salía del bullicioso camión lleno de otras familias, con su hija de dos meses, Farah, en sus manos.

Después de más de dos años de vida bajo control de las milicias, él y su familia finalmente habían escapado de su casa en el distrito oriental de Intisar, en Mosul, y llegaron al campamento Khazer M1 para iraquíes desplazados, cerca del pueblo de Hasansham, a unos 30 kilómetros.

“Es muy bueno; estamos seguros ahora, estoy muy feliz”, dijo. “Ahora, una de las primeras cosas que voy a hacer es afeitarme”, agregó riendo, refiriéndose a algunas de las estrictas restricciones que las milicias habían impuesto a los civiles en las zonas bajo su control.

A los hombres se les dijo que dejaran crecer sus barbas, dejaran de fumar y usaran pantalones más cortos y a las mujeres se les ordenó que se cubrieran completamente, y temían salir en público.

Las familias habían vivido con miedo y terror durante más de dos años. Ahora, estaban felices de ser libres para decidir cómo querían vivir sus vidas e incluso cómo querían vestirse.

Mahmoud, hablando todavía con una sonrisa que iluminaba toda su cara, solía ganarse la vida como electricista y vendía antenas parabólicas en el mercado local. Pero cuando las antenas parabólicas fueron prohibidas por las milicias hace siete meses, se encontró sin trabajo, dependiendo de sus ahorros y vendiendo las joyas de su esposa para mantener a su familia.

“Mi sonrisa me ayudó a superar muchas dificultades en Mosul”, confesó cuando le preguntaron si siempre estaba tan feliz. “Me ayudó a olvidar que la vida era dura”.

Él estaba entre las 2.040 personas que llegaron al campamento de Khazer ese día, todos hablando sobre su alivio de estar libres del mando de las milicias. En la semana pasada, el número de personas desplazadas desde dentro y alrededor de la ciudad de Mosul se había multiplicado por más de dos veces, con lo que el número total de iraquíes desplazados llegó a 47.000, desde el comienzo de las operaciones militares el 17 de octubre.

Es probable que los números continúen aumentando drásticamente a medida que la lucha se desplaza hacia las zonas urbanas más densamente pobladas de Mosul. En respuesta, el ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, está intensificando su asistencia.

El ACNUR está construyendo 11 campamentos para recibir a iraquíes desplazados, cinco de los cuales actualmente están acogiendo recién llegados. El recién construido campamento Hasansham U de la agencia completo su capacidad en sólo cuatro días.

El campamento ahora alberga 1.855 familias – más de 10.000 personas. Una última sección del campamento, con 240 tiendas de campaña, se terminará esta semana. 135 familias que llegaron el lunes pasaron su primera noche en el centro de recepción del campamento mientras esperaban tiendas, donde se les proporcionaron colchones y mantas.

Algunas de las nuevas familias se mudaron temporalmente con otros, uniéndose a vecinos, amigos o familiares. Sadika Abdullah Aziz, una madre de dos del barrio de Samah en Mosul, aloja a seis familias en su tienda, que ahora está repleta con unas 20 personas, en su mayoría niños pequeños.

“Llegamos ayer por la mañana. Nos sentimos seguros y cómodos aquí y dormimos bien anoche”, dijo. Ya no tenemos explosiones y bombardeos a nuestro alrededor. Nuestra casa estaba totalmente destruida y nos quedamos con los vecinos hasta que pudimos salir.

“Cuando estuvimos aquí, vi que muchas otras familias no tenían tiendas, así que les dimos la bienvenida a quedarse. Está lleno de gente, pero pronto tendrán tiendas de campaña y más ayuda”, agregó.

“Nos sentimos seguros. Somos libres. Nos sentimos liberados y esperamos un futuro mejor”.

Khairo Murat Mirza, un padre de nueve, durmió fuera en esta primera noche, mientras que las mujeres de su familia dormían en un edificio de contenedores en el centro de recepción. Aun así, no se quejaba.

“Antes, las cosas eran confusas y aterradoras. No nos sentíamos en absoluto seguro. Ahora, aunque necesitamos ayuda, estamos muy cansados y hambrientos y no tenemos tienda, nos sentimos seguros. Somos libres. Nos sentimos liberados y esperamos un futuro mejor”.

Los camiones y los autobuses llenos de recién llegados del este de Mosul están siendo dirigidos a un sitio de extensión donde miles de familias más pueden ser alojadas en el campamento Khazer M1, administrado por el Gobierno, a unos minutos, donde el ACNUR proporciona artículos de atención primaria como colchones y mantas .

En el campamento, Mahmoud Ahmad y su familia se instalaban en su nueva tienda. Mahmoud seguía sonriendo ampliamente. “No había dormido durante cinco días. Anoche fue la primera noche en que conseguí un buen sueño”, dijo. “Los niños están riendo y jugando de nuevo afuera. Son tan felices. No podían jugar afuera en Intisar … estábamos demasiado asustados por ellos”.

“Estar aquí ahora es como una liberación de una prisión oscura, y pasar a la luz”, dijo con una sonrisa radiante.

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ACNUR brinda una red de seguridad a los nigerianos en un campamento al lado del Lago Chad

Africa/Nigeria/LAGO DE CHAD, Chad, 10 de noviembre de 2016 / Fuente: (ACNUR)

Los refugiados y las comunidades de acogida luchan por salir adelante después de que miles cruzaran la frontera tras el inicio de los ataques de Boko Haram en el noreste de Nigeria

– Hawali Oumar, refugiado nigeriano despertó con el sonido de un tiroteo y su vecindario en llamas cuando Boko Haram atacó su ciudad natal en Baga, al noreste de Nigeria.

El pescador de 43 años buscó desesperadamente a los miembros de su familia y descubrió que su padre había sido asesinado. A pesar de no haber podido reunir a todos sus hijos, Oumar huyó a través de la frontera, para buscar la seguridad en Chad.

“Fue desgarrador cómo Boko Haram atacó nuestros hogares”, dijo. “Corrimos sin nada más que la ropa que llevábamos puesta. Después supe que 10 personas de mi familia extendida habían sido asesinadas. Algunos de los sobrevivientes terminaron en Camerún, otros en Chad, pero nos llevó más de un año lograr restablecer el contacto con todos”.

Más de 5.000 nigerianos han encontrado seguridad en el campamento In Dar es Salam en el lado chadiano del Lago Chad, después de huir de la terrible violencia, en diciembre de 2014. Un total de 2,4 millones de personas en el noreste de Nigeria, Camerún, Chad y Níger han sido desplazadas como resultado de la insurgencia de Boko Haram.

“Fue desgarrador cómo Boko Haram atacó nuestros hogares”.

Miles de familias están separadas y sin conocer el paradero de sus seres queridos. Oumar estaba aliviado de haberse podido reunir con Mariam, su hija de 18 años, hace dos meses. “Nunca pensé que la vería de nuevo, pero aquí estamos ya todos juntos”, dijo él. “Ella volvió a la escuela y esperamos que gradualmente podamos restaurar una vida normal”.

Mientras el ejército de Chad y un equipo de trabajo regional continúan combatiendo a Boko Haram en las provincias alrededor del lago, ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, se enfoca en la protección, el albergue y la educación de las personas desplazadas. Esto involucra extender los programas de medios de vida y aumentar la cantidad de refugiados que se ven beneficiados de la asistencia, con el fin de retomar la actividad económica y lograr la autosuficiencia.

Los programas de medios de vida consisten en brindar medios para que los pescadores del lago retomen su trabajo. Hasta el momento, los beneficiarios han recibido canoas, redes y equipo básico de pesca.

El flujo de refugiados se ha estabilizado desde hace un año, pero la economía en el área del lago se ha visto dramáticamente afectada. El cierre de las fronteras de los otros tres países en la cuenca del lago (Nigeria, Camerún y Níger), ha deprimido las actividades de pesca, pastoreo y granja, y casi ha paralizado el intercambio comercial de la región. Estos son sectores vitales en Baga Sola, ciudad de acogida del campamento Dar es Sala y sus alrededores, así como de la mayoría de los refugiados que han huido a Chad para escapar de la amenaza de Boko Haram.

“No puedo volver a casa”, dijo Oumar. “Perdí a mi padre y a muchas otras personas en los ataques. Pienso en eso todo el tiempo. Se siente como si recién hubiera sucedido ayer”.

“Ahora a pesar de que me dicen que la paz está volviendo gradualmente a mi aldea, prefiero quedarme en Chad. Tengo miedo de volver después de todo lo que he visto y experimentado”.

Debido a la volatilidad de la región y el poco prospecto de que los refugiados vuelvan a sus hogares, ACNUR espera aumentar los programas de medios de vida para los refugiados en el campamento y para las comunidades de acogida en Bagasola y sus alrededores.

Hasta ahora, ACNUR ha asistido a 150 hogares con botes y materiales de pesca. Los beneficiarios ganan en promedio $10 dólares por semana, lo que les ayuda a sustentar a sus familias. Sin embargo, el programa únicamente cubre a un 8 por ciento de los refugiados en el campamento y los alrededores de Baga Sola.

“Perdí a mi padre y a muchas otras personas en los ataques. Pienso en eso todo el tiempo”.

Es necesario más financiamiento para poder incluir a pescadores, agricultores y pastores de las comunidades locales y refugiadas.

Oumar es uno de los beneficiarios. “Estoy agradecido por recibir las herramientas para poder retomar mi trabajo”, dijo. “Yo soy pescador, así que si pude sobrevivir con la pesca en Nigeria, puedo hacerlo en Chad. Pero si tuviéramos más personas trabajando, redes más grandes y mejor equipo, rápidamente podríamos independizarnos de la ayuda, impulsar a todo el pueblo, refugiados y locales juntos, y poder salir de la depresión económica”.

Para ACNUR y sus socios, dar los apoyos de medios de vida con el fin de que los limitados recursos en Baga Sola sean compartidos, es esencial para lograr la sostenibilidad y cohesión entre refugiados y comunidades de acogida. Se ha llevado a cabo una encuesta para registrar las habilidades y profesiones previas de los refugiados.

De acuerdo con Docteur Koussoumbi, asociado de medios de vida en la oficina de ACNUR en Baga Sola, el programa de auto suficiencia ha sido exitoso para los 150 hogares que se han visto beneficiados hasta ahora. Ahora ellos cuentan con experiencia en todos los aspectos de la pesca, desde operar equipos hasta vender y distribuir los productos.

“Estoy agradecido por recibir las herramientas para poder retomar mi trabajo”.

“Ahora el reto es doble”, dijo él. “Primero, involucrar a más hogares en el programa y brindarles las canoas y herramientas básicas para empezar la actividad. Segundo, satisfacer las necesidades de los actuales beneficiarios, cuyas operaciones han ido muy bien, por lo que necesitan botes y redes más grandes para aumentar el resultado y hacer esfuerzos para lograr la autosuficiencia. Estamos poniéndole atención a estos puntos, pero también nos estamos enfrentando con un serio faltante de fondos”.

El cambio climático también está teniendo un profundo efecto en las comunidades cercanas al Lago Chad, incluyendo a los refugiados. Debido a la vulnerabilidad del medio ambiente en el lago y a la fluctuación de las precipitaciones, los programas de medios de vida son una prioridad para la comunidad humanitaria, tanto en políticas como en financiamiento.

La superficie del lago se redujo a menos de una veinteava parte con respecto a su tamaño en la década de 1960 y las especies de plantas invasoras cubren alrededor del 50 por ciento de lo que queda. La vegetación se arraiga en el suelo del lago durante las estaciones secas y cuando el nivel del agua sube después de la lluvia, bloquea la costa, impidiendo que las comunidades naveguen con sus botes.

«Este es un nuevo fenómeno preocupante», dijo Koussoumbi. «Cada vez es más difícil para los pescadores salir al lago. Las plantas también rompen las redes e interrumpen las actividades pesqueras”.

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El conflicto reactivado en Sudán del Sur desplazó diariamente a miles de personas en octubre

Africa/ Sudan del Sur/8 de noviembre de 2016/Fuente: ACNUR

Este es un resumen de lo dicho por el portavoz del ACNUR, Cécile Pouilly, a quien se le puede atribuir este texto, durante una conferencia de prensa hoy en el Palacio de las Naciones en Ginebra.

 El conflicto en Sudán del Sur, que ha desencadenado una de las mayores crisis humanitarias del mundo, sigue generando inmenso sufrimiento y enormes volúmenes de desplazamiento forzoso. Los datos del mes de octubre muestran que una media diaria de 3.500 personas ha huido a países vecinos, como Uganda, República Democrática del Congo, Etiopía y Sudán.  En estos países, ACNUR, las autoridades nacionales y otros actores humanitarios están trabajando a contrarreloj para crear condiciones seguras y respetuosas con la dignidad humana para los recién llegados. Nueve de cada diez son mujeres y niños.

La mayor parte de este éxodo se ha dirigido hacia Uganda, que se ha encontrado con unos 2.400 recién llegados diarios desde principios de octubre y con más de un cuarto de millón de nuevos refugiados desde que volviera a estallar la violencia en Yuba el 7 de julio. La mayoría de las llegadas vienen de la región de Ecuatoria, en Sudán del Sur. Los refugiados informan de grupos armados que hostigan a los civiles, asesinatos y torturas a personas sospechosas de apoyar a facciones opositoras, incendio de pueblos, agresiones sexuales a mujeres y niñas, y reclutamiento forzoso de hombres jóvenes y niños.

En las últimas semanas, los refugiados han utilizado de manera creciente pasos fronterizos no oficiales, al parecer debido a la presencia de grupos armados en las carreteras principales. Muchos refugiados informan de que han tenido que caminar por el monte durante días, a menudo sin comida ni agua.

Un nuevo asentamiento, Bidibidi, que abrió en agosto, se ha convertido en una de las mayores áreas de acogida de refugiados en el mundo. Ya es hogar para 170.000 refugiados sursudaneses. Proporcionarles asistencia básica inmediata -incluyendo comida, agua y cobijo- sigue constituyendo una cuestión prioritaria para ACNUR. La severa falta de fondos, no obstante, supone un obstáculo para los esfuerzos de la Agencia sobre el terreno.

El suministro de agua sigue siendo un gran desafío en Bidibidi, donde las necesidades están aumentando rápidamente. Se están dando pasos para identificar fuentes de agua en el campamento, ya que ahora mismo el agua se transporta en camiones cisterna, a un elevado coste, desde una planta de tratamiento situada a unos 50 km.

En Etiopía, unos 36.600 refugiados recién llegados han sido registrados desde principios de septiembre. Las llegadas se cifran en una media de 630 personas diarias.

El 20 de octubre se abrió un nuevo campamento de refugiados, Nguenyyiel, con capacidad para acoger a 50.000 personas, debido a que los campamentos de Tierkidi, Jewi y Kule han alcanzado su capacidad máxima. Unos 6.200 refugiados de estos asentamientos han sido reubicados en Nguenyyiel, que cuenta ya con servicios básicos de refugio, agua y saneamiento.

La gran mayoría de las llegadas proceden del Alto Nilo y citan el conflicto y el miedo a la reanudación de los combates como las principales razones para irse. Quienes abandonan el estado de Jonglei mencionan principalmente la escasez de alimentos como la causa de su huida.

Más del 85% de los recién llegados son mujeres y niños; el 65% son menores de 18. Más de 1.300 menores no acompañados y 6.200 niños separados han sido registrados. De las entrevistas realizadas se desprende que muchos niños siguen huyendo solos, ya sea porque sus padres están muertos, porque han sido abandonados o porque fueron separados de su familia durante la huida.

En Sudán, el número de refugiados de Sudán del Sur ha sobrepasado la cifra del cuarto de millón. La mayoría de los refugiados llegan al estado del Nilo Blanco, con unas 2.000 llegadas cada mes, pero también se han registrado flujos esporádicos a los estados de Kordofán del Sur y del Oeste, así como a Darfur del Este.

Aunque Darfur del Este ha recibido al mayor flujo, con más de 47.000 refugiados desde mediados de junio de 2016, la mayoría de los refugiados están repartidos por el país, viviendo fuera de campamentos y asentamientos organizados.

La mayor parte de los refugiados que entran en Sudán, especialmente mujeres, niños y ancianos, llegan con problemas de salud. Muchos han huido de áreas en las que las tasas de desnutrición aguda se encuentran en un nivel de situación de emergencia y además se encuentran aún más debilitados a causa de la inseguridad y de la dificultad del viaje durante la temporada de lluvias.

En la República Democrática del Congo, el número de refugiados ha aumentado, con un flujo de entrada de 60.000 personas, la mayoría de los cuales han llegado desde julio de este año.

Los refugiados están asentados a lo largo de la frontera con Sudán del Sur, donde grupos armados siguen activos en varias áreas. Según los equipos de ACNUR en el terreno, la mayoría de los refugiados llegan sin apenas pertenencias desde Yei, en el estado de Ecuatoria Central.

La provincia de Ituri se enfrenta al mayor flujo de refugiados. Esta semana, ACNUR ha empezado a trasladar a unos 40.000 refugiados desde áreas fronterizas remotas. De momento, se enviará a los refugiados a Biringi, un asentamiento cercano a la ciudad de Aru, en el noreste de la provincia de Ituri; aunque se han identificado también otros dos asentamientos. La operación se enfrenta a graves retos logísticos ya que muchas carreteras se encuentran en pésimo estado.

Otros 4.000 refugiados que se desplazaron por sus propios medios desde la frontera hasta Meri, en la provincia de Alto Uele, han recibido agua potable y otros servicios de atención básica. El Programa Mundial de Alimentos inició la semana pasada la distribución de asistencia alimentaria a este grupo.

Los refugiados recibirán, en todos los asentamientos, parcelas de terreno, materiales de construcción, enseres domésticos y herramientas agrícolas para ayudarles lograr su autosuficiencia.

Fuente: http://www.acnur.org/noticias/noticia/el-conflicto-reactivado-en-sudan-del-sur-desplazo-diariamente-a-miles-de-personas-en-octubre/

Imagen: https://pbs.twimg.com/media/Cwm_3X5WEAA1EIg.jpg

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