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ACNUR duplicará los fondos destinados a la asistencia en efectivo a los refugiados para 2020

3 de noviembre de 2016/Fuente: ACNUR

Para el ACNUR, los programas de asistencia económica en efectivo son muy útiles, y a menudo se han mostrado como una manera eficiente de ayudar a quienes huyen del conflicto y la persecución.

La Agencia de la ONU para los Refugiados, ACNUR, anunció hoy su intención de duplicar los fondos destinados a la asistencia económica en efectivo a los refugiados de todo el mundo para 2020, como medida para ofrecer mejor asistencia y protección.

“El uso de la asistencia económica en efectivo ha significado un punto de inflexión en la manera en que ayudamos a los refugiados, por lo que hemos decidido convertirlo en una política mundial de la organización y expandir su uso a todas nuestras operaciones, allí donde sea posible*”, explicó el Alto Comisionado de ACNUR, Filippo Grandi.

“ACNUR fue, a mediados de los años 80, una de las primeras agencias de la ONU en utilizar la asistencia económica en efectivo y ha desarrollado una vasta experiencia en este área. A lo largo de los años hemos visto el extraordinario efecto que tiene en la vida de las personas refugiadas y desplazadas forzosas”, añadió.

“Los refugiados saben mejor que nadie lo que necesitan. La ampliación de la asistencia monetaria significa que muchos más van a poder decidir cómo gestionar su presupuesto familiar. Esto les va a ayudar a llevar una vida más digna y normal”, dijo.

El Alto Comisionado recalcó que los programas de asistencia económica en efectivo son muy útiles y que a menudo se han mostrado como una manera eficiente de ayudar a quienes huyen del conflicto y la persecución, en un contexto de urbanización creciente y de búsqueda de alternativas a los campamentos.

También insistió en que la asistencia en efectivo beneficia a los negocios y las economías locales, y que es un recurso importante para promover mejores relaciones entre las personas refugiadas y las comunidades de acogida.

“La ampliación durante los próximos años de nuestra asistencia económica en efectivo a refugiados y desplazados forzosos irá unida a un refuerzo de nuestra política de alianzas. Estoy convencido de que al desarrollar con nuestros socios sobre el terreno mecanismos conjuntos de distribución de ayuda económica, no solo aseguraremos una asistencia más previsible y coordinada para los refugiados, sino que también maximizaremos la eficiencia y las sinergias”, dijo el Alto Comisionado.

ACNUR proporciona actualmente asistencia económica en efectivo en 60 países. En Jordania y Líbano ha sido una medida particularmente exitosa permitiendo a ACNUR ayudar de la manera más rentable a los refugiados sirios más vulnerables .

Durante el año 2017, con el firme compromiso de alcanzar el objetivo para 2020, ACNUR introducirá y expandirá la asistencia económica en efectivo a los refugiados más vulnerables y las personas en necesidad de ayuda en 15 países más, incluidos Níger, República Democrática del Congo, Kenia, Congo, Ruanda, Somalia, Sudán, Etiopía, Uganda, Afganistán e Irán.

*La nueva “Política de intervenciones basadas en transferencias de efectivo”, que detalla cómo la Agencia de la ONU para los Refugiados va a expandir su asistencia monetaria durante los próximos cuatro años, está disponible, en su versión en inglés, aquí: http://www.unhcr.org/581363414

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Refugiados de Myanmar preparan el camino a casa con un programa piloto de retorno

Asia/Tailandia/Myanmar./01 de noviembre de 2016/Fuente: ACNUR

Después de décadas en el exilio, 71 refugiados han retornado desde Tailandia a Myanmar, con una mezcla de sentimientos de alegría y temor por su futuro.

– Más de 70 refugiados han llegado sanos y salvos de vuelta a Myanmar durante el primer retorno voluntario, en más de 30 años, organizado por los Gobiernos de Tailandia y Myanmar.

A principios de esta semana, un total de 71 refugiados abandonaron los campamentos Tham Hin y Nupo en Tailandia, para retornar a sus hogares en Yangon, la región de Tanintharyi, y en los estados de Kayin, Bago, Mon y Rakhine.

El retorno desde el campamento Nupo comenzó el miércoles. Con un lento inicio, 65 refugiados empujaban carritos con montañas de bolsas que contenían sus posesiones más preciadas, mayormente ropa y utensilios de hogar, y en algunos casos, bicicletas y sillas de ruedas. Ellos recibieron un paquete de asistencia para ayudarles con su retorno y su reintegración inicial, antes de abordar los camiones que los llevarían en un viaje de cinco horas hasta el punto de control fronterizo de Mae Sot- Myawaddy. Mientras que familiares y amigos se aferraban para despedirse, muchos empezaron a llorar al pensar que dejaban atrás la única vida que han conocido en los últimos años, y seguían adelante hacia un nuevo capítulo.

“Por años he esperado a que el Gobierno nos reciba de vuelta. Ese día finalmente llegó”.

“Por años he esperado a que el Gobierno nos reciba de vuelta. Ese día finalmente llegó”, dijo un vendedor de nueces de betel mientras hacía gestos. Él se dirige al centro de Myanmar con su esposa y sus dos hijos.

“Estoy muy emocionado de pensar que las cosas serán mejores allá”, agregó. “Pero al mismo tiempo estoy asustado de cómo seremos tratados en Myanmar, de cómo sobreviviremos en el futuro”.

Esos sentimientos encontrados son comunes entre los retornados, quienes expresaron confianza en las reformas en Myanmar, pero al mismo tiempo, incertidumbre por cómo afrontarán su regreso a casa.

“¿Qué pasará cuando el dinero de la asistencia acabe?”, preguntaba el retornado Pu Let, refiriéndose al paquete de asistencia brindado por el Gobierno de Myanmar, el ACNUR, el Programa Mundial de Alimentos, la Sociedad de la Cruz Roja en Myanmar y otras agencias. Sus familiares políticos tienen terrenos en el estado de Kayin, y él espera poder cultivar lo suficiente para alimentar a su familia.

Los medios de vida no son mayor preocupación para Thant Zin Maung, de 48 años y propio de Yangon. Con los 15 certificados de capacitación que recibió en el campamento, entre ellos cocina, costura, administración y reparación de autos, él planea utilizar el dinero de la asistencia para hacer un pequeño negocio. Sin embargo, su mayor prioridad es matricular a sus dos hijos en la escuela y buscar tratamiento médico para los problemas de salud de su esposa.

Mientras los refugiados cruzaban de vuelta a Myanmar con el calor de la tarde, muchos estaban exhaustos pero visiblemente emocionados con los saludos de bienvenida de los oficiales del Gobierno en el centro de procesamiento en el pueblo fronterizo de Myawaddy.

Naw Lah Kyi de 72 años, se reunió con su hijo que trabaja en Myawaddy. Después de estar cinco años apartados, ella estaba feliz de verlo, mientras él la acompañaba al centro clínico para controlar su presión arterial alta.

Maung Saw Schwe, de 63 años, también está regresando con su esposa y sus tres hijos al oeste de Myanmar. Cuando le preguntaron si abrazaría a su esposa a su regreso, él contestó con una sonrisa, “Ya estoy muy viejo para eso. Después de que deje mi equipaje, contactaré a mis antiguos colegas. Tengo mucho en que ponerme al día si quiero ayudar a mi pueblo”.

“Espero que en cinco años…yo llegue a ser muy exitoso en los negocios con todas las habilidades que aprendí siendo refugiado”.

El jueves, los retronados se realizaron chequeos de salud y verificación de documentos para las tarjetas nacionales de identidad en el centro Myawaddy. Después, algunos de ellos recibieron asistencia para llegar a sus destinos finales en Yangon, Mawlamyine y Sittwe.

Ei Pay, una abuela de 45 años, estaba sentada mientras esperaba el transporte que la llevaría hasta su casa en Mae Pra, estado de Kayin. Ella compartió que ella y su esposo habían visitado la zona hacía cuatro meses para empezar a plantar vegetales. Ellos volvieron la semana anterior para acompañar a la familia extendida de 11 miembros.

“Ahora nuestra aldea es pacífica, no hay problemas”, dijo ella. “Allí hay más libertad que en el campamento. Nosotros podemos cultivar nuestra propia comida. De hecho, yo subí peso porque mi apetito está muy bien”.

Thant Zin Maung, retornado Yangon llamó a su hermana, quien está alistando un lugar para él en la capital comercial de Myanmar. “Espero que en cinco años mi esposa esté caminando, que a mis hijos les vaya bien en la escuela y que yo llegue a ser muy exitoso en los negocios con todas las habilidades que aprendí siendo refugiado”, comentó él.

El programa piloto de retorno voluntario que dio inicio esta semana, fue apoyado por Tailandia y Myanmar, así como por ACNUR y sus socios, que incluye la Organización Internacional para las Migraciones y Handicap International. A pesar de que la cifra es modesta, hay esperanzas de que estos retornos ayuden a construir la paz, y que alisten el camino para las soluciones duraderas de una de las situaciones de refugiados más prolongada en Asia.

Fuente: http://www.acnur.org/noticias/noticia/refugiados-de-myanmar-preparan-el-camino-a-casa-con-un-programa-piloto-de-retorno/

Imagen: www.acnur.org/fileadmin/_processed_/csm_10.2016.28_Myanmar_6cb1dc383f.jpg

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ECHO y ACNUR por la educación.

Por: ACNUR.

Niños de la Paz:

La mitad de las víctimas de los conflictos en el mundo son niños, quienes son las víctimas más vulnerables y con frecuencia los más afectados por los conflictos. Cuando la Unión Europea recibió el Premio Nobel de la Paz en el 2012 decidió utilizar el dinero del premio para crear un legado duradero en la forma de la Iniciativa de la UE Niños de Paz. La iniciativa financia proyectos humanitarios dirigidos a niños en zonas afectadas por conflictos, que ayuden a facilitar el acceso a escuelas donde los niños puedan aprender en un ambiente seguro y además contar con apoyo psicológico para superar las traumáticas experiencias a las que se han visto expuestos.

Gracias al proyecto “Niños de Paz” implementado por la Dirección General de Ayuda Humanitaria y Protección Civil de la Comisión Europea (ECHO) y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) se están llevando a cabo proyectos en Colombia y Ecuador y se están iniciando en México y Centroamérica para mejorar así la protección de miles de niños refugiados y desplazados en la región que han huido del conflicto y la violencia.

Niños de la Paz en Colombia y Ecuador:

El proyecto “Mejorando el acceso a la educación y la protección para los niños afectados por el conflicto colombiano (Colombia y Ecuador)”  comenzó a implementarse en el 2013 por la Dirección General de Ayuda Humanitaria y Protección Civil de la Comisión Europea (ECHO) y ACNUR.  Gracias a la contribución de la Unión Europea se ha brindado apoyo educativo a cientos de niños y adolescentes colombianos, incluyendo a niños refugiados en Ecuador y a menores de edad pertenecientes a pueblos indígenas amenazados por el conflicto armado. El proyecto ha permitido entregar becas, uniformes escolares, materiales educativos, realizar actividades educativas y lúdicas con los niños y renovar algunas escuelas en los barrios y zonas con más necesidades, beneficiando tanto a los niños desplazados como a los de las comunidades locales.

ACNUR y ECHO iniciarán el proyecto de “Niños de Paz” en San Marcos y Petén en Guatemala, y en Ixtepec, Tenosique y Tapachula, al sur de México para promover la protección de la niñez no acompañada centroamericana a través de actividades educativas, recreativas y lúdicas. “Niños de Paz” se enfoca en la protección de los menores que se encuentran en albergues y/o centros de detención migratoria en México o Guatemala a través de actividades educativas y recreacionales, el fortalecimiento de las capacidades de autoridades e instituciones claves y de la sociedad civil, en mejorar la infraestructura de los centros y albergues y establecer mecanismos de identificación de los menores con necesidades educativas y de protección

Fuente: 

http://www.acnur.org/que-hace/asistencia/educacion/echo-y-acnur-por-la-educacion/?sword_list[]=educacion&no_cache=1

Imagen: http://www.acnur.org/fileadmin/_migrated/pics/enlace_ninos_de_paz_colombia.jpg

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ACNUR acoge al cese al fuego en Yemen, mientras entrega más ayuda a los desplazados

Asia/Yemen/25 de octubre de 2016/Fuente: ACNUR

Las distribuciones más reciente de ayuda a 125.000 desplazados en Taizz son parte de una respuesta humanitaria, la cual se encuentra en curso desde marzo de 2015.

GINEBRA, Suiza, 21 de octubre de 2016 (ACNUR) – Más de 125.000 desplazados en Taizz, ciudad sumida por la guerra al sur de Yemen, han recibido productos de emergencia como parte de un nuevo impulso a la ayuda, dijo hoy el ACNUR.

La Agencia de la ONU para los Refugiados expresó que las recientes distribuciones de ayuda fueron parte de una respuesta humanitaria que se da desde el inicio del conflicto, en marzo de 2015, y no está vinculada con el cese al fuego que se logró a inicios de esta semana.

Sin embargo, el portavoz del ACNUR, Adrian Edwards dijo hoy en una conferencia de prensa en Ginebra que “a menudo el acceso ha sido difícil y ACNUR acoge el cese al fuego de esta semana…es particularmente importante tener la oportunidad de ayudar a las personas en necesidad, y que se encuentran en áreas de difícil acceso y en conflicto”.

“Esperamos que este cese al fuego dure y que conduzca a diálogos de paz”.

“Esperamos que este cese al fuego dure y que conduzca a diálogos de paz, así como a más oportunidades para que la ayuda logre llegar a las personas”.

Él dijo que ACNUR planea llegar a más de 125.000 personas bajo el actual programa de impulso a la ayuda. Ya desde este mes y antes del cese al fuego, ACNUR había logrado llegar a cerca de 12.309 personas (en las provincias de Al Hudayda, Amanat Al Asimah, Amran, Hajjah, Sa’dah y Saná).

“Un adicional de 21 convoyes se dirigen o se están preparando para dirigirse a Taizz, así como a otras cinco provincias, Ibb, Amanat Al Asimah, Amran, Hajjah y Al Hudaydah. Estas áreas hospedan al 65 por ciento de los 2,21 millones de desplazados en Yemen, lo que representa 1.427 personas”, detalló Edwards.

La ayuda que ACNUR está entregando son productos no alimenticios. Estos incluyen lonas, colchones, mantas, utensilios de cocina y baldes para higiene y saneamiento. Los kits de reparación de albergues ayudarán a cerca de 25.760 personas.

Gran parte de esta asistencia ya habían sido pre posicionada en los almacenes del ACNUR en las provincias de Saná y Al Hudaydah, o había sido enviada al puerto de Al Hudaydah a través de un reciente envío, comprendiendo un total de 1.475 toneladas.

El último impulso a la ayuda llega después de semanas de preparación para el movimiento de los convoyes.

ACNUR ha estado abogando con las partes del conflicto por un acceso humanitario regular, sostenido y sin obstáculos para los más necesitados.

Las operaciones humanitarias en Yemen aún se ven limitadas por el conflicto, el cual ha dejado a 21,2 millones de personas (más del 80 por ciento de la población) en necesidad de ayuda.

Gran parte de la infraestructura vital se ha destruido y la economía está devastada. El albergue se ha convertido en una necesidad clave para los yemeníes desplazados, tanto como los alimentos y el agua potable.

“La mayoría de las personas desplazadas, aproximadamente un 62 por ciento, están siendo alojados por las comunidades locales, las cuales ya están sobrecargadas, mientras que otros permanecen en instalaciones alquiladas o en construcciones improvisadas, incluidos edificios públicos o abandonados y asentamientos informales, bajo el riesgo de sufrir daño, y con poca o ninguna protección”, Edwards añadió.

El devastador conflicto en Yemen ha dejado a más de 2,2 millones de desplazados internos y ha obligado a cerca de 180.500 personas a huir a otros países de la región. Por otro lado, hay 278.034 refugiados y solicitantes de asilo registrados en Yemen, principalmente provenientes de Somalia y Etiopía.

Fuente: http://www.acnur.org/noticias/noticia/acnur-acoge-al-cese-al-fuego-en-yemen-mientras-entrega-mas-ayuda-a-los-desplazados/

Imagen: www.correodelorinoco.gob.ve/wp-content/uploads/2016/10/Bombardeos.jpg

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“Vení Jugá”, una oportunidad para los niños y niñas de Villa España, en Colombia

América del Sur/Colombia/18 de octubre de 2016/Fuente: ACNUR

El proyecto “Vení Jugá” les ofrece a los niños la oportunidad de convertirse en agentes de cambio, brindándoles herramientas para la construcción de su propio futuro y el de su familia, barrio y país.

QUIBDÓ, Colombia, 14 de octubre de 2016 (ACNUR) – “Vení Jugá es una oportunidad para lograr nuestras metas”, afirma Carolina, una adolescente de 13 años que vive en Villa España, un barrio que se fundó en el año 2000 en la zona norte de Quibdó, para ofrecer albergue a más de 350 víctimas de desplazamiento forzado en Colombia. Lo que nació como una solución temporal, hoy ya se ha convertido en un hogar para estas personas.

Entre los más vulnerables de esta comunidad están los niños, niñas y adolescentes, que todos los días se exponen a riesgos asociados a su situación de desplazamiento en el casco urbano, como la
violencia, el crimen y el trabajo infantil. “Los niños y jóvenes queremos un ambiente libre de maltratos, de violencia y drogas”, comenta Carolina. Ella forma parte del nuevo equipo de voleibol del proyecto deportivo impulsado por el Comité Olímpico Internacional (COI) y la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), creado para brindar protección a la juventud, mejorar sus condiciones de vida y garantizar sus derechos.

“Este proyecto nace pensando en niños, niñas y jóvenes que de una u otra manera se encuentran en situaciones muy difíciles de vulnerabilidad”, señala Richard Flórez, miembro de AJODENIU, organización de jóvenes de la comunidad responsable de la implementación del proyecto “Vení Jugá”. El objetivo principal detrás de la iniciativa es crear un espacio seguro, más sano y libre de violencia, para el desarrollo y empoderamiento. Por medio de la práctica del deporte, los niños, niñas y adolescentes  aprenderán a jugar en equipo, a tolerar a los demás y a trabajar con disciplina, valores que les ayudarán a triunfar en la cancha y en la vida.

“Vení Jugá es un espacio donde podemos jugar, aprender y crecer para lograr nuestras metas, y más si nos apoyan nuestros padres y el gobierno”, añade Carolina. Sus papás la acompañaron desde el primer día de actividades deportivas, y la observaron con admiración junto a muchos otros padres y miembros de la comunidad, quienes también están apoyando a sus pequeños deportistas. Su presencia muestra cómo estos espacios fomentan la convivencia, y cómo el deporte funciona como catalizador para unir a las personas, facilitar la integración e incluso reconstruir el tejido social.

Este proyecto ofrece a los niños, niñas y adolescentes la oportunidad de convertirse en agentes de cambio dándoles herramientas, no sólo para la construcción de su propio futuro, sino para el de su familia, barrio y país. Por medio de su compromiso, ellos y ellas aprenden y demuestran la importancia de trabajar todos los días y no desistir para alcanzar sus metas. Así mismo, son ellos quienes en unos años podrán replicar estas iniciativas en otras comunidades.

Desde el día de la inauguración, el 3 de septiembre de 2016, entre música, canto, baile y deporte, los participantes resaltaron la necesidad de contar con el apoyo de las autoridades territoriales en este proceso. “Lo que se necesita desde las instituciones locales para este proyecto son las capacitaciones formativas, para que este proyecto pueda influir de manera integral en la vida de los niños y en la de su comunidad”, apuntó el entrenador Flórez.

Para Carolina, “Vení Jugá” es más que un juego, para ella: “es tener una familia unida, que nos cuide y nos proteja, y tener un lugar para formarnos, cuidarnos y divertirnos.”

En Colombia hay más de 7,2 millones de desplazados internos, 32.283 viven en la ciudad de Quibdó, donde más de 35% son niños, niñas y adolescentes menores de 18 años.

Por Viviana Murillo.

Fuente: http://www.acnur.org/noticias/noticia/veni-juga-una-oportunidad-para-los-ninos-y-ninas-de-villa-espana-en-colombia/

Imagen: www.acnur.org/fileadmin/_processed_/csm_10.2016.14_ACNUR_Colombia_001_c0f73a6e4d.jpg

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Maestro refugiado y voluntario da un paso para llenar los vacíos en la educación del campamento

Por: ACNUR

Alnur Burtel puede ser un hombre mayor ahora, pero aún recuerda cómo lo inspiraron sus profesores de la universidad a vivir una buena vida y estudiar mucho para tener un futuro mejor.

Ahora, en el campamento de refugiados en Etiopía, en el que vive desde 2011, el hombre de 71 años busca ser una guía similar para los jóvenes sudaneses que también están allí. Es un lugar donde la inspiración y la motivación pueden ser un bien escaso.

“La educación es un instrumento para la vida y el desarrollo”, dice Burtel, desde su Centro de Lenguaje en el campamento en Sherkole, Etiopía. Él construyó el pequeño centro educativo de una habitación, y enseña inglés y cívica a refugiados adolescentes y adultos jóvenes que no han tenido educación o capacitación vocal apropiadas.

“La educación es un instrumento para la vida y el desarrollo”.

“Los refugiados jóvenes están desperdiciando sus vidas, sin hacer nada”, añadió. “Es momento de terminar con este problema. Estas personas jóvenes con el futuro de nuestros países”.

En Sudán, Burtel enseñaba inglés en una secundaria local y en la Universidad de Omdurman. “Pensé, alimentemos sus mentes. Si tengo éxito cambiando la vida de solo una persona, eso ya hará una diferencia”.

ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, ayuda con la administración del campamento Sherkole, donde vive Burtel junto con más de 11.200 personas, en su mayoría refugiados de Sudán, hace su mejor esfuerzo para brindar tanta educación como le es posible, pero los recursos escasean. El llamamiento del ACNUR para Etiopía solo ha recibido 35% de los fondos, con un faltante de $181 millones de dólares, significando que la educación queda atrás de prioridades como brindarle a los refugiados albergue, alimento, y atención médica.

Alnur Burtel frente a la clase donde enseña a jóvenes refugiados. © ACNUR/Diana Diaz

Es aquí donde voluntarios comprometidos como Burtel son cruciales para llenar estos vacíos. Él y otros dos refugiados voluntarios enseñan inglés y cívica, transparencia, ley y lo que a Burdel le gusta llamar “coexistencia pacífica” a 130 estudiantes. El ACNUR y la agencia del Gobierno de Etiopía para los refugiados, les han dado dos pizarras y tizas.

Burtel es de Kauda, una ciudad en las montañas Nuba en la región Kordofan en Sudán, donde el conflicto se volvió a desencadenar entre los rebeldes y fuerzas gubernamentales en 2011. El día que él y su esposa huyeron, en junio de 2011, fue “el día que las personas de Nuban fueron asesinadas en masa”, recuerda, con lágrimas en sus ojos. Sus dos tíos fueron asesinados y su hogar fue destruido.

 “Dejé todo atrás, excepto mi conocimiento”, dice Burtel. “Tengo el sueño de desarrollar servicios educativos para jóvenes. Los aliento a que aprendan los unos de los otros. Eso les ayuda a aumentar su autoestima. Tengo muchos estudiantes brillantes que solo necesitan un poco de confianza”.

“Tengo muchos estudiantes brillantes que solo necesitan un poco de confianza”.

El Centro de Aprendizaje tan solo ha estado abierto desde enero de 2016, pero los estudiantes de Burtel ya reconocen el impacto de sus lecciones y se sienten comprometidos para aprender más.

“Antes no entendía completamente la importancia del estudio”, dice Emoel Yakub, refugiado sudanés de 27 años. “Con Alnur no solo estoy aprendiendo a hablar inglés, ahora entiendo por qué tenemos que respetarnos. Estamos mejorando y somos más responsables para poder tener oportunidades de un mejor futuro”.

Yakub y otros graduados del Centro de Estudio Light ahora usan lo que Burtel les enseñó, y ellos mismos están enseñando inglés a niños refugiados en el campamento.

Sirak Sileshi, asociado de protección en Sherkole, elogia a Burtel por añadir estas valiosas lecciones al curriculum básico de idioma.

Alnur Burtel enseña en una clase de bambú, la que él llamó «Centre de idioma Luz, donde los jóvenes refugiados tienen acceso a aprendizaje de idiomas y educación cívia. © ACNUR/Diana Diaz

“Alnur inspira a los refugiados a perseguir sus sueños a través de la educación, mientras que les devuelve el sentido de normalidad a sus vidas”, dice Sileshi. “Debido a las limitantes de presupuesto, el ACNUR y nuestros socios no siempre pueden ofrecer educación secundaria o de idioma para los refugiados. Nosotros dependemos de voluntarios como Alnur para que los jóvenes puedan desarrollar al máximo su potencial, para recuperar sus esperanzas en la vida y preparase para soluciones duraderas en la búsqueda de vidas productivas”.

Los cinco hijos adultos de Burtel, de edades entre los 21 y los 35 años, estudiaron en Kenia gracias a programas de becas. Ellos están preparados para desarrollarse en carreras como enseñanza, enfermería y trabajo para el desarrollo.

Los jóvenes refugiados representan cerca de un 15% de la población en Sherkole y a menudo están en riesgo de violencia y de involucrarse en mecanismos de sobrevivencia peligrosos. Alnur espera poder alentar a una generación completa de jóvenes en el campamento a desarrollar las habilidades para encontrar trabajos cuando vuelvan a sus hogares.

“Espero que los jóvenes puedan transmitir los mensajes de tolerancia para que la paz acoja nuestros turbulentos países”, dice. “La educación no es solo una solución, pero es el inicio de la juventud para contribuir con sus comunidades”.

Fuente: http://www.acnur.org/noticias/noticia/maestro-refugiado-y-voluntario-da-un-paso-para-llenar-los-vacios-en-la-educacion-del-campamento/

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ACNUR y países africanos de acogida acuerdan un paso final para solucionar la situación de los refugiados ruandeses

África/Ruanda/6 de octubre de 2016/Fuente: ACNUR

La reunión ministerial marca la fase final de una estrategia de soluciones integrales para los refugiados de Ruanda, que huyeron de su país entre 1959 y 1998.

El ACNUR (la Agencia de la ONU para los Refugiados), las delegaciones de los países de africanos y la Unión Africana acordaron hoy un paso final para terminar con la situación de larga duración de los refugiados de Ruanda, después de siete años de negociaciones.

La reunión ministerial, organizada por el ACNUR en Ginebra, marca la fase final de una estrategia de soluciones integrales para los refugiados de Ruanda que huyeron de su país entre 1959 y 1998 para escapar de la violencia interétnica y el conflicto armado.

“En un mundo donde hay más de 21 millones de refugiados, la atención no debería estar centrada solo en dar protección y asistencia humanitaria, sino en identificar soluciones de forma proactiva. La reunión de hoy constituye un paso crucial para brindar soluciones para los muchos refugiados ruandeses que buscaron asilo entre 1959 y 1998, así como para terminar una de las situaciones de refugiados de más larga duración  en África”, dijo el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, Filippo Grandi.

Los participantes, que procedían de Ruanda, así como de los principales países de acogida: Angola, Burundi, Camerún, República Democrática del Congo, Kenia, Malawi, República del Congo, Sudáfrica, Uganda, Zambia y Zimbabue, reafirmaron su compromiso para concluir la estrategia, la cual fue presentada en octubre de 2009, a finales del próximo año.

Destacando el progreso realizado desde la última reunión ministerial sobre la situación de los refugiados de Ruanda, los gobiernos reiteraron su disposición de brindar una condición legal alternativa a aquellos refugiados que elijan integrarse localmente, y los alentaron a hacer uso de esta oportunidad.

Todos los Estados confirmaron que continuarían promoviendo la opción de la repatriación voluntaria, segura y digna a Ruanda, incluyendo brindarles a los refugiados información completa de las condiciones del retorno. Al mismo tiempo, el ACNUR acordó brindar un paquete de retorno mejorado, y hacer la transición progresiva del apoyo en especie a una forma de asistencia más basada en el dinero en efectivo para asegurar una reintegración sostenible.

Los países que han invocado la cláusula de cesación aseguraron que ningún refugiado cuya condición de refugiado se mantenga después de un proceso de exención, seguiría recibiendo protección internacional y apoyo.

El genocidio en 1994, seguido por los enfrentamientos armados en el noroeste del país en 1997 y 1998, causaron que más de 3,5 millones de ruandeses huyeran en busca de seguridad. Todos, menos 268.500 refugiados, han encontrado una solución que les permite cerrar este difícil capítulo.

En el cierre, Alto Comisionado Asistente para la Protección del ACNUR, Volker Türk, subrayó que la organización está dispuesta a seguir trabajando con los Estados que acogen a refugiados ruandeses para encontrar soluciones de acuerdo con la estrategia y dentro del tiempo establecido  de diciembre de 2017, y alentó a todos a hacer un esfuerzo adicional.

Fuente: http://www.acnur.org/noticias/noticia/acnur-y-paises-africanos-de-acogida-acuerdan-un-paso-final-para-solucionar-la-situacion-de-los-refugiados-ruandeses/

Imagen: www.cear.es/wp-content/uploads/2015/04/salvo_dialogos_refugiados_emile_th.jpg

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