Teuchitlán: narrativas en disputa. Desaparición forzada y necrocapitalismo (II)

¿Por qué pesa más la confrontación de narrativas que la búsqueda de los desaparecidos, la justicia y la atención a las víctimas? Con esta pregunta iniciamos nuestra búsqueda de respuestas desde la crítica al capitalismo. En la entrega pasada (https://goo.su/Rrpt9h) habíamos indicado que el proceso desaparecedor es una tecnología racional, aquí nos proponemos analizar este aspecto.

5. Al asignarle el estatus de racionalidad a la tecnología desaparecedora, en primer lugar, se rompe con el análisis lineal. Su intención, que implica e implicó el mejor cálculo de los responsables, acabó en el terror de la crisis humanitaria en que vivimos. Por más perversidad individual que se haya requerido para ejecutar la represión mediante la desaparición forzada durante el periodo de la guerra sucia, es ilógico concluir que los gobiernos hubieran querido una crisis fuera de control; de la misma manera, por más descomposición psicológica individual que se requiera para ser parte de los responsables del proceso actual de desaparición, es ilógico pensar que los grupos beneficiados económicamente con esta tecnología pretendan producir una crisis que a la larga les pueda afectar en sus negocios, ya sea por la presión de las colectividades de búsqueda y por las movilizaciones sociales que de ello puedan derivar, como ocurrió con el caso Ayotzinapa. El video que replicaron los grandes medios el 17 de marzo, atribuido al Cartel Jalisco Nueva Generación (https://lc.cx/zol0XR), jugó un triple papel: tuvo la clara intención de desprestigiar a las y los colectivos de búsqueda (https://goo.su/qixMnMS), frenar el descontento y de paso benefició la narrativa de los grupos de derecha.

6. Cabe hacer un paréntesis. Las críticas de los grupos de derecha al gobierno de MORENA, fomentan la interpretación lineal, como tenemos un mal resultado social eso deviene de un mal gobierno, el peor que hemos tenido —dicen—, se puede obtener la fórmula malo = malo + malo, hay que romper con esa lectura lineal; aquí estamos dando muestras de que racional + racional puede dar como resultado irracionalidad (enajenación), crisis y barbarie. Eso por supuesto no exculpa de responsabilidad al gobierno actual, ni lo descarta de no participar en la racionalidad desplegada en la desaparición forzada, lo que me interesa mostrar por ahora es que la interpretación lineal se fomenta con un objetivo electoral, al descalificar a MORENA estos grupos no proponen la alternativa revolucionaria de la clase trabajadora, sino recuperar el botín del aparato de Estado con una hipocresía sin límites, pues ellos y sus partidos son también responsables del proceso desaparecedor en el circuito burocrático-político: PRI, PAN, PRD, MC, Murillo Karam, Enrique Peña Nieto, Felipe Calderón, Genaro García Luna, Enrique Alfaro, Ángel Aguirre Rivero, etc.

7. En segundo lugar, se puede subordinar el juicio moral (la dicotomía bueno/malo) que hacemos sobre los responsables al contexto económico-estructural de la sociedad mexicana. Siendo una tecnología racional, la desaparición forzada no se constituye sobre la maldad o la bondad de los responsables, sino sobre los intereses de los grupos económicos involucrados en la industrial ilegal y legal. Decía un gran crítico de la economía capitalista, “en asuntos de dinero la benevolencia está totalmente de más” y un gran filosofo concluyó que el mal es la consecuencia negativa de la libertad. Con estos señalamientos, vemos que la comprensión del problema rebasa a un solo gobierno y la moralización sobre él, nos remite al análisis de la forma económica y política de México.

8. Al enlazar la desaparición forzada actual con la industria ilegal, se vuelve ineludible hablar de la economía mexicana y —desde la perspectiva marxista— de su forma de capitalismo. El texto del profesor Roberto avanza por esa ruta, desarrollando la idea de necrocapitalismo que produce y reproduce una relación especifica entre capital y trabajo asalariado. Aquí me remito a hacer otros señalamientos de aquella búsqueda de la que es pionero.

9. El ascenso del narcotráfico en México ha llevado a diversos investigadores a rastrear su origen. Es ahí que podemos lanzar una conjetura provisional: el desarrollo del capitalismo en México, posterior a la Revolución mexicana, va a dar un nuevo impulso a la industria ilegal, no como una anomalía ajena, sino como una de sus ramas, vinculada por lo mismo a otras de la industria legal, rasgo que mantendrá hasta la fecha; coexistirán para mantener un régimen de sobreexplotación de los recursos naturales y superexplotación de la fuerza de trabajo —hay numerosos reportajes que dan cuenta de esta relación, grupos criminales sirven de operadores políticos a las grandes mineras, impiden las luchas ambientales y territoriales de las comunidades para quitarlas del camino, ellos se favorecen con la tala y sembradíos ilegales, los otros con el control minero legal (https://lc.cx/l05Kob)—. Ejemplo de ello es la elaboración de goma de opio que productores estadounidenses fomentaron en nuestro país durante la Segunda Guerra Mundial; o la producción de heroína y mariguana en la década de los setenta para la exportación a EEUU tras finalizar la invasión fallida a Vietnam (https://goo.su/IAbl). ¿En qué momento y qué sucedió para que esa rama emergiera como una potencia económica al grado de producir la crisis de desaparición forzada? Son preguntas que habrá que ir respondiendo posteriormente, porque no se puede resolver el problema con la aseveración “es el capitalismo”, no todo capitalismo ha derivado en crisis de desapariciones forzadas, puede ser que estemos hablando de un grave problema endémico. De esta industria —que opera en la ilegalidad— no se sabe a ciencia cierta los dividendos que genera, no obstante, también percibimos su impacto de otras maneras, una de ellas es la llamada narcocultura.

Fuente de la información:  https://insurgenciamagisterial.com

Fotografía: cortesía de Elizabeth Sauno

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