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El derecho a la educación en el corazón del pueblo

Por: Alberto Croce

El tema que vamos a abordar en los próximos párrafos no es nuevo. Más bien, ha sido recurrente en los años que siguieron a la recuperación democrática en nuestro país (1983). Nos ha tocado ser a veces actores, a veces observadores, a veces protagonistas, de diferentes intentos de organizar, reunir, fortalecer, acompañar… a muchas organizaciones sociales, comunitarias, populares comprometidas con el derecho a la educación de nuestro pueblo.

           Los contextos fueron variando mucho, incluso, desde antes de la fecha que arbitrariamente señaláramos más arriba. La dictadura golpeó con fuerza al campo popular educativo que aportó también sus mártires, tanto desde el campo de la educación formal como en el de la educación popular, alternativa o no formal.

          Literalmente miles de organizaciones -algunas pequeñas otras más grandes- han llevado adelante diferente tipo de proyectos educativos con una mirada emancipadora en la búsqueda de lograr garantizar el derecho a la educación en las diferentes comunidades. Entre estos proyectos educativos hay que destacar como referente histórico más emblemático el de los “círculos de alfabetización” freirianos o los espacios de formación de las ligas y comunidades agrarias. Pero cómo no reconocer aquí la atención a los niños más pequeños en centros de cuidado infantil, jardines maternales o similares y los centros o grupos de apoyo escolar o educación complementaria. En tiempos más cercanos, la aparición de los bachilleratos populares, o el plan “Fines” de terminalidad secundaria. Y debemos sumar a este gran bagaje de experiencias a los centros de formación profesional, como también diferentes experiencias de educación de adultos, formación en las cárceles, atención a personas con discapacidad. O la educación/formación en temas ambientales, sindicales, de géneros, de comunicación y  organización popular. La lista, felizmente, se hace casi interminable.

          La mayoría de estas experiencias está invisibilizada para buena parte de la sociedad. Y en el debate educativo, ha sido muy difícil hacer que la misma -y sus autoridades- vislumbraran el enorme trabajo realizado por estas organizaciones en favor de la educación de nuestro pueblo y su organización. Incluso, no pocas veces todo este inmenso mundo educativo ha sido puesto en una absurda contraposición y hasta enfrentamiento con todo el mundo de la educación formal, como si la defensa del derecho del pueblo a una educación formal de calidad pudiera confrontarse con el derecho del mismo pueblo a seguir las estrategias necesarias para sostener una amplia franja de propuestas educativas que enriquecen la sociedad y le han permitido muchos de sus avances más relevantes en materia de derechos, organización y hasta de contenidos y  metodologías dentro de la misma educación formal. O incluso, garantizando la permanencia misma y la continuidad de nuestro pueblo más pobre en la educación formal.

         A estas organizaciones que se identifican con propuestas educativas, hay que sumar las que trabajan en el mundo “de la infancia”. No son pocas las que han surgido bajo la necesidad barrial de responder al cuidado de la niñez y la adolescencia. Desde Casas del Niño, hogares infantiles o de adolescentes, hasta Centros de protección o cuidado… Organizaciones que han tenido siempre una relación más fuerte con las áreas gubernamentales de los ministerios de acción o desarrollo social que con las áreas educativas, pero cuya población final y sus metodologías de trabajo cotidiano, no difieren demasiado de las que anteriormente caracterizamos.

          Los recorridos de encuentro y articulación de todas estas experiencias han sido diferentes. Con momentos en que estos caminos se podían encontrar con cierta facilidad y otros en los que se separaban y hasta enfrentaban bruscamente. A veces por cuestiones políticas que eran vividas como irreconciliables, otras por cuestiones de protagonismos personales que no han sido menos virulentos. La educación popular reivindica para sí un compromiso con perspectivas políticas que, como no podría ser de otra manera, no siempre es coincidente entre organizaciones que realizan tareas que, para quienes las observan desde fuera, no parecieran ser muy diferentes.

          Los que hemos transitado hace años por estos intrincados caminos hemos sido testigos de estos recorridos sinuosos, por momentos apasionantes, por momentos frustrantes, que nos ha tocado recorrer.

          Los tiempos actuales nos llevan a escenarios nuevos. Muchos insisten en quejarse por no estar suficientemente preparados para actuar en los mismos. Pero la historia no nos pide permiso para hacerse presente. Sencillamente nos llama a habitarla, vivirla y construirla como protagonistas o quedarnos al costado como público observador.

          La educación siempre está conminada a dialogar con los modelos y proyectos de sociedad que se proponen. No existe la burbuja educativa. Los grandes debates sociales -económicos, políticos, culturales- aparecen con crudeza en el debate educativo. No es posible evitar la inmersión en el debate educativo desde un lugar tecnicista ascéptico. Menos en nuestro tiempo en el que ese “tecnicismo” se acerca mucho a decidir tomar una postura en el propio debate.

          Por otra parte, el contexto internacional ha variado mucho para los países de la región de América Latina y el Caribe. Los procesos de integración regional que marcaron la última década, han rotado hacia la búsqueda de negociar la “incorporación al mundo más neoliberal” con tratados de libre comercio y propuestas de sumisión a las fórmulas de los organismos internacionales más comprometidos con el modelo capitalista. Las posturas de mayor defensa de la soberanía regional, por ejemplo,  mutaron hacia un gigantesco y creciente endeudamiento.

          En este marco, quienes trabajan directamente en los territorios están enfrentándose con situaciones cada vez más difíciles y críticas. Las familias de los barrios periféricos y marginales viven en situaciones de precarización creciente y las consecuencias empiezan a sentirse con crudeza en muchas comunidades. A esto hay que agregar las condiciones de fragilidad que genera el narcotráfico y una constante y creciente  amenaza de violencia.

          Para todas estas organizaciones el acceso al financiamiento se ha vuelto una dificultad cada vez más acuciante que está comprometiendo la existencia de muchas de ellas. El abanico de oportunidades al que en décadas pasadas era posible recurrir para gestionar recursos, se ha acotado drásticamente. Y, en muchos casos, los recursos del Estado que permitían llevar adelante distintos proyectos, estàn siendo recortados dìa a dìa por motivo de las tendencias del ajuste del gasto social, como por cuestiones político-ideológicas.

          En nuestro país, los movimientos sociales llegan a obtener algunos recursos a partir de la movilización y de la toma del espacio público, presionando a las autoridades con manifestaciones y acciones directas, pero esto les genera un desgaste cada vez más fuerte, acompañado no pocas veces por la  represión o persecusión de la militancia social, en el marco de una creciente y muchas veces descontrolada violencia institucional.

          Otras organizaciones más pequeñas, con menor capacidad de movilización o militancia, están en los límites de sus posibilidades de existencia y se debaten en encontrar caminos para sostenerse, no sólo por motivos económicos, sino también por no poder posicionarse en este nuevo contexto al que experimentan como una amenaza creciente.

          Por otra parte, este conjunto de experiencias y prácticas socio-educativas ha sido un espacio en donde históricamente ha sido posible el desarrollo de una militancia social muy activa, en donde miles de jóvenes han encontrado espacios para desarrollar un gran compromiso transformador. Jóvenes de los mismos territorios y barrios, como así también de otros sectores sociales que, por diferentes motivos, optan por comprometerse con los ambientes populares más pobres.  En los distintos momentos históricos, algunos de estos jóvenes asumieron lugares más fuertes en estructuras político-partidarias, sindicales, vinculados a espacios de diferentes iglesias o a movimientos sociales de distinto tipo. En los años kirchneristas, no pocos de ellos tuvieron responsabilidades institucionales en diferentes espacios del Estado.

Desafíos del presente y señales para caminar

          El contexto actual está haciendo sentir a muchos militantes de estas organizaciones que es necesario volver a articularse para lograr algunos objetivos que se sienten impostergables. Uno de ellos es el de un reconocimiento social y colectivo de todo este “movimiento social y educativo popular”. En este sentido, nuevamente se hace necesario reivindicar estas diferentes manifestaciones de organización popular como un derecho ciudadano y sacarla del lugar de cierto individualismo voluntarista en el que algún sector quiere depositarla. Cuando este derecho ciudadano se logra reconocer necesariamente se expresa en el acceso a recursos que posibilitan que estos proyectos educativos puedan llevarse adelante con la calidad que requieren. En tiempos de escasez y ajuste, el reclamo de recursos es visto por otros sectores populares como una amenaza que puede llevar al recorte de los ya conseguidos. Esta es una dificultad objetiva que debemos considerar. Así como la oportunidad de los reclamos y reivindicaciones que se hacen, para evitar que los enfrentamientos se produzcan al interior de los movimientos y organizaciones del campo popular.

          El reconocimiento exige visibilidad. La visibilidad de las prácticas debe construirse y eso conlleva organización y articulación. Por tanto, es un tiempo en donde los diferentes espacios deben encontrarse y acordar puntos de acuerdo por sobre eventuales diferencias que, con seguridad, permanecen y permanecerán porque la uniformidad es enemiga del espíritu democrático con el que debemos construir desde el campo popular.

          De acuerdo con nuestra mirada, este espacio de construcción social debe reflexionar y profundizar alrededor de algunos puntos claves.

  1. El derecho social a la educación popular, que es derecho a organizarse para poder enseñar y aprender desde una perspectiva emancipadora a lo largo de toda la vida.
  2. Algunos elementos para conceptualizar el espacio de educación popular, alternativa, cooperativa:
    1. ¿Qué formatos organizacionales llevan adelante hoy estas iniciativas? Cooperativas, Org. comunitarias, Movimientos Sociales, Grupos de hecho…
    2. ¿Quiénes son los educadores populares en las mismas y en qué condiciones realizan su trabajo? Militantes, voluntarios, contratados, registrados, bajo programas sociales…
    3. ¿Cuáles son los proyectos educativos que están implementando? ¿Qué “hacen”? Atención a primera infancia, terminalidad educativa, alfabetización…

          Por otra parte, parece fundamental establecer un diálogo amplio, profundo y abierto con los compañeros y compañeras de mundo sindical. En tantos años hemos visto que muchos de estos intentos de organización terminaban enfrentándose con las organizaciones de los trabajadores de la educación por incomprensiones mutuas y poca capacidad de encontrar las necesarias articulaciones entre los espacios y derechos que todos proponemos defender y promover. Las luchas de los sindicatos docentes por garantizar la educación pública, gratuita y de calidad  y enfrentarse a las tendencias de privatización o precarizaciòn del derecho a la educación, llevan a cuestionar los proyectos que algunas de las organizaciones impulsan o llevan adelante. En algunos momentos de la historia que contamos y vivimos, resultaba casi imposible encontrar caminos de diálogo y reflexión al respecto. Quizás la coyuntura actual permita ir un poco más lejos de lo que fue posible en épocas anteriores, al tener en claro que lo que estamos enfrentando requiere de la mayor grandeza y generosidad.

La construcción de un espacio colectivo

           La construcción de espacios de articulación siempre ha sido un desafío complejo. Nada indica que estos nuevos intentos no lo sean. Sin embargo, estamos ante una nueva oportunidad que puede permitir la construcción de un actor colectivo que tenga posibilidades de incidencia, negociación y transformación.

          Para que sea posible lograrlo, es importante tener en claro que existen ya redes y espacios de articulación diferentes. El desafío es poder reunir a varios de estos espacios, con el propósito de construir algunos logros, sin desconocer que las agendas de cada uno individualmente van a ir más allá de las que se puedan acordar colectivamente, porque hay necesidades específicas que no pueden desconocerse pero que no serán propuestas como reivindicaciones para todos.

          La valoración de las historias y luchas previas es un punto de partida básico que es a la vez un activo fundamental de esta iniciativa, como una brújula orientadora en el camino que nos proponemos realizar. No se empieza de cero. Hay historia y camino en el haber popular. Pero la historia debe funcionar de trampolín que impulsa y no como un lastre que detiene.

          A los que venimos caminando hace más tiempo, nos toca acompañar con la mayor humildad y discreción a los nuevos liderazgos -sobre todo entre los jóvenes- que están surgiendo con mucho compromiso, valentía y generosidad. Y recordar y levantar a nuestros queridos, eternos y gigantes compañeros, como Mónica Mignone, el Pocho Lepratti, Alberto Morlachetti, Carlos Cajade, Norma Colombatto, Rodolfo Bustamante, David “Cañito” Salomone, Fito Molodevsky, Feli Mastropaolo, el Teki Rivero, Micaela García… y tantos y tantas, que han dado su vida con alegría y generosidad porque creyeron en que esta era una causa por la que valía la pena jugarse. Y viven y vivirán en la memoria de todos los que nos comprometemos por el derecho a la educación de nuestro pueblo y nos acompañarán a sostener las banderas que siguen flameando en nuestras luchas y corazones.

Fuente: https://albertocesarcroce.wordpress.com/2018/01/27/el-derecho-a-la-educacion-en-el-corazon-del-pueblo/

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Tiempos de Cambio para la Escuela Secundaria

Por: Alberto Croce 

De repente, la necesidad de transformar la secundaria ha subido muchos puntos en la agenda educativa nacional. Cada vez más, muchos opinan, disertan, escriben, investigan… sobre esta cuestión. Cada semana, en distintas ciudades del país, varios foros se realizan alrededor de esta temática impulsados por empresarios, fundaciones, universidades, organizaciones sociales, ministerios de educación, periodistas…

Para nosotros, que hemos puesto en el centro de nuestra misión institucional a esta gran causa y la hemos llamado sin eufemismos “Transformar la Secundaria”, tanta movida es un motivo de esperanza, atención, interés…

Cuando optamos por centrarnos en esta cuestión e impulsar los diálogos intersectoriales para avanzar en los consensos necesarios para que estos cambios se produzcan, estábamos convencidos de que se trataba -y se trata- de una cuestión necesaria y urgente. Intencionalmente no buscamos fogonear la discusión entre los que piensan que lo que se está haciendo en las secundarias no sirve para nada y los que no acuerdan con esta postura. Es un debate estéril y que difícilmente conducirá a algo positivo. Si bien pensamos que hay muchísimas cosas importantes y positivas que hoy suceden en las 13.000 escuelas secundarias de nuestro país, estamos convencidos que hay que generar una nueva escuela secundaria pensando en los desafíos que el mundo actual y el futuro está planteando a nuestros adolescentes y jóvenes.

Avanzar en transformaciones nunca es una tarea sencilla. Sobre todo cuando implica que sucedan al interior de “sistemas complejos” con millones de personas involucradas en los mismos. Cualquier propuesta que no tenga suficientemente contemplada esta complejidad estará destinada al fracaso y, lo que es peor, fortalecerá las resistencias a los cambios que se buscan.

La otra cuestión importante es qué rol juegan en los cambios que se proponen los que están cotidianamente involucrados. La experiencia que nos da la vida misma, hace que conozcamos muchas personas que se sienten con autoridad para pontificar sobre cómo deben hacer los demás para resolver sus problemas y no logran ser muy eficaces en solucionar los propios. Esto sucede en todos los órdenes de cosas, de manera muchas veces inofensiva… Pero cuando se habla del Sistema Educativo, imaginar que los docentes y los estudiantes no deben ser escuchados o deben serlo sólo cuando dicen lo que confirman nuestras hipótesis, es un muy mal camino de cambio. Sencillamente, por ahí no se debe avanzar porque no se llegará muy lejos.

Algunos que miran el sistema “desde fuera” o con vínculos muy poco profundos con su realidad cotidiana, sienten un cierto tedio ante la afirmación anterior. Como si las resistencias fueran tantas que nunca se podrá finalmente cambiar nada. Es una sensación que se comprende. Pero así y todo es inevitable e irreemplazable la participación fundamental de los actores principales del sistema, a saber, docentes y estudiantes.

El otro punto fundamental cuando se piensa en los cambios necesarios y que nos habla también de la complejidad que debe abordarse, tiene que ver con la naturaleza misma de los cambios que se imaginan. En educación, como en muchos otros aspectos de nuestras vidas, los formatos externos son un reflejo de asuntos mucho más profundos. Los cambios en las metodologías o formatos, no cambiarán en realidad nada si no se atiende a las concepciones que están en juego, de manera explícita u oculta, pero que están allí, fogoneando desde dentro lo que se ve por fuera. Las cosas no suceden porque sí. La escuela tiene cosas que queremos cambiar y estas son como son por asuntos que no se ven fácilmente cuando sólo se observa superficialmente.

Por ejemplo, cuando la Ley de Educación Nacional plantea que la educación es un derecho, está tocando una cuestión sumamente sensible porque reivindica una concepción de persona humana que aprende.  La inclusión educativa no es una medida administrativa -aunque tenga consecuencias y exigencias de este tipo- sino un reconocimiento a la dignidad humana de todas las personas y, por ende de todos -TODOS- los estudiantes.

Esto nos exige pensar en formatos que no dejen a nadie fuera y en los que todos y todas puedan aprender con calidad. En nuestro sistema educativo, hoy fragmentado socialmente en instituciones que no interactúan suficientemente con otras con alumnos de diferentes grupos sociales, el Estado debe asumir la difícil responsabilidad de garantizar la buena educación para estudiantes que provienen de situaciones de mayor desventaja e injusticia social. Los cambios que buscamos, no son sólo para que la escuela les resulte más entretenida a los estudiantes… son una exigencia de la dignidad de cada uno de estos estudiantes y, en especial, de los que corren con más desventajas en la carrera de la vida.

Estoy observando con no poca preocupación cierta liviandad en algunas propuestas de transformación que a veces orillan la “tilinguería superficial” respecto de la idea del cambio. Mi amigo Axel Rivas repite todas las veces que puede que la innovación no puede implicar prácticas irresponsables porque los estudiantes no son “ratas de laboratorio” y que debemos avanzar con experiencias serias y comprobadas con rigurosidad.

Por eso, no debemos confundir transformación educativa con excentricidades metodológicas. Y mucho menos creer que porque una práctica pedagógica lleva un nombre en inglés es ciertamente recomendable para aplicar en las escuelas porque seguramente permitirá resultados favorables.

Por otra parte, tenemos que ser cuidadosos para que una práctica pedagógica más o menos creativa que se realice en un aula, no sea identificada con una transformación del sistema educativo. Innovaciones de ese tipo han habido y seguirán habiendo. Son necesarias e importantes. Se puede aprender mucho de ellas. Deben ser muy valoradas. Pero estamos hablando de otra cosa, de otra profundidad de cambios que hacen al corazón del sistema educativo respecto de la educación secundaria.

Otro error bastante corriente es identificar educación de calidad con prácticas docentes que se florean de reprobar a los estudiantes. Y aún más, si los hacen “repetir”. Los Medios de Comunicación refuerzan esta mirada con su remanida tesis del “facilismo educativo”. Es como un “virus” que infectó la concepción educativa de no pocos docentes. No enseñamos para reprobar sino para que los estudiantes puedan aprender. Y es eso lo que debemos buscar, utilizando todos los recursos disponibles para que ello suceda, aprovechando los diferentes tipos de inteligencia que hoy sabemos que existen. Ojalá todos los docentes pudieran lograr que todos sus estudiantes aprendieran lo que se les propone. Y, sobre todo, que aprendieran a aprender. Por ahí van los pasos de una buena educación.

Otro elemento muy importante para tener en cuenta es que hay que reconocer y asumir responsabilidades diferenciadas a la hora de encarar estas cuestiones. Por una parte, cada educador, cada directivo, cada estudiante, tiene una responsabilidad personal indelegable. En el caso de quienes forman los equipos docentes hay responsabilidades profesionales  cotidianas. La primera es ser muy estricto respecto del propio cumplimiento de sus responsabilidades laborales. La escuela secundaria de gestión estatal que garantiza el derecho a la educación tiene que asegurar que el ausentismo sea una situación excepcional. Se siente una gran frustración y un gran dolor cuando los padres y madres de los estudiantes que van a las escuelas de zonas más empobrecidas nos dicen que sus hijos casi nunca tienen una semana, y a veces ni un día, con todas las horas de clase según los horarios establecidos. Sensación compartida por directivos y docentes comprometidos que sienten una gran impotencia respecto de esta cuestión. Los dirigentes sindicales y los jóvenes de los centros de estudiantes también nos han dicho muchas veces que hay que trabajar esta cuestión con urgencia porque está debilitando y dañando seriamente a la misma escuela pública.

Pero hay que ir mucho más allá. Todos sabemos que hoy no es sencillo ser un guía potente del acompañamiento de los aprendizajes de nuestros estudiantes adolescentes. Sin embargo, es finalmente la responsabilidad de cada uno de los  docentes y debe ser asumida de la mejor manera posible. La transformación de la secundaria tiene buena parte de transformación de la tarea docente entre sus componentes principales.


Para los directivos es un gran desafío constituir equipos fuertes que trabajen coordinadamente y logren que la escuela responda a todas las exigencias y demandas que hoy la sociedad le está exigiendo.

Pero además, hay una responsabilidad propia de los funcionarios y por extensión del Estado. No es posible desde el Estado proponerse transformaciones serias si no se da respuesta consistente a las cuestiones presupuestarias de la educación. La secundaria diferente que responde a las exigencias de transformación que se están planteando en los diferentes escenarios, requiere de una mayor asignación de recursos porque sin ellos es sencillamente imposible alcanzar los cambios que se buscan. Siendo una responsabilidad propia de quienes administran el Estado, cualquier propuesta de transformación que se proponga como política pública deberá acompañarse de una clara indicación de cuáles serán las medidas que garanticen su adecuado financiamiento. Sin dicha información, será muy difícil que la propuesta resulte creíble, y, por tanto, no será acompañada por muchos de los actores que deben participar de la misma.

Se trata de responsabilidades diferenciadas que cada actor debe asumir con seriedad.

Desde Transformar la Secundaria hemos identificado “8 banderas para la transformación de la Escuela Secundaria”. Son ocho propuestas que hemos seleccionado de entre las que escuchamos y recibimos en una consulta atenta y cuidadosa con los más diversos sectores interesados en una nueva secundaria. Como es lógico, en los distintos escenarios mencionados se está hoy hablando de esas propuestas. (Nosotros sólo les hemos damos visibilidad porque desde distintos sectores se las ha venido identificando como importantes, algunas desde hace tiempo).

Creemos que debemos tomarlas con mucha seriedad. Ir a fondo. Identificar claramente cuáles son los obstáculos que encontramos para poder implementarlas. Aprender de los que las están aplicando con mayor éxito. No cometer errores que otros han cometido antes. Valorar el esfuerzo de quienes aprendieron, escribieron y desarrollaron estas prácticas transformadoras.

El centro de todo este proceso son las mismas escuelas secundarias. Sus equipos directivos convencidos de que es posible mejorar las prácticas y transformarse. Todos debemos apoyarlos con entusiasmo, conocimientos y recursos.

Desde el estado nacional y los estados provinciales se deben generar -o fortalecer cuando ya las hay- normativas que permitan mayores espacios de libertad para tomar decisiones institucionales responsables. Los supervisores e inspectores deben acompañar estos procesos y funcionar como “comunicadores” de las experiencias al interior del propio sistema educativo, favoreciendo los puentes y las vías de comunicación y expansión.

Para que todo esto suceda, es necesario que muchos docentes se convenzan también de su poder transformador dentro del sistema. Aún en medio de todas las dificultades actuales, es el camino que debemos recorrer para lograr que nuestras escuelas secundarias transiten por la senda de la transformación.

Esta gran transformación no tendrá “dueños”. Se requieren decenas de miles de “hormigas”, actuando al interior de las distintas escuelas. Para este cambio son más importantes que un puñado de “próceres”.

Estoy convencido que son muchos más que los que nos imaginamos los que están dispuestos a hacer una verdadera revolución educativa en la escuela secundaria. Los que hoy no están contentos con este rol que se les exige y que no les permite “conectar” verdaderamente con los estudiantes. Los que quieren volver a sentir en sus corazones lo que los llevó a elegir la docencia como profesión y como forma de vida.

La madurez de los tiempos no se planifica. Los tiempos propicios “acontecen” cuando una serie de elementos los hacen brotar en un determinado momento histórico, muchas veces de manera totalmente inesperada.

Este un momento importante para participar y asumirse como promotores del derecho a la educación. Un momento imprescindible para comprometerse con una educación emancipadora que ponga los valores en su lugar.

Docentes que trabajan en las escuelas como profes, docentes que tienen responsabilidades como directivos, supervisores, funcionarios… docentes que trabajan en organizaciones sociales y que buscan una mejor educación, docentes que desde las universidades vienen pensando una educación distinta, docentes que están en los bachilleratos populares, en los centros de apoyo escolar, en los “Fines”, en los centros de Formación Profesional, en los institutos de Formación Docente…

Asumiendo cada uno desde las propias raíces de su identidad como educadores latinoamericanos, trabajar muy seriamente para demostrar que ninguno mejor que ellos, sabe a dónde quieren ir, y que harán todo lo que puedan hacer, para garantizar la mejor educación para los adolescentes y jóvenes de nuestro país.

Aún en medio de las tensiones por las que atraviesa nuestra sociedad nacional y global, estos son tiempos oportunos para posicionarnos en estos debates que vienen ganando el escenario educativo. No tenemos por qué esperar por tiempos menos inciertos. Estos son los nuestros. Los que nos tocan vivir. Los que tienen toda la potencialidad de hacer que nuestras vidas como educadores tengan sentido.

 

 

Alberto Croce

Educador Popular y Maestro.

Director Ejecutivo de Fundación VOZ

Buenos Aires, Julio de 2017

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Densidad Latinoamericana del Derecho a la Educación

Por:

Alberto César Croce
Secretario Nacional de la CADE

Presentación hecha en el marco del

Foro Internacional de Educación
organizado por la Campaña Boliviana por el Derecho a la Educación.

La Paz, Bolivia, junio de 2017

La defensa del derecho a la educación y los esfuerzos por ampliarlo, son parte fundante e identitaria de las Organizaciones y Movimientos Sociales que nos hemos comprometido con esta cuestión.

Aquellos que lo hacemos desde nuestra región sabemos que nuestro continente tiene por una parte demandas propias, pero también miradas particulares sobre las demandas comunes. Por eso hablo de la “densidad latinoamericana” de esta perspectiva. En esta presentación intentaré explicar por qué sostengo esta postura y cuál puede ser la agenda de las Organizaciones Sociales que luchamos por el derecho a la educación desde América Latina y el Caribe.

  1. Importancia de la memoria histórica por el derecho a la educación.

Amèrica Latina, nuestra Abya Yala ha vivido desde la conquista procesos de lucha, liberación, resistencia y emancipaciòn.

Nuestros pueblos son pueblos que se han mestizado en el conflicto casi permanente y en el abrazo de los pobres por su liberación.  Negros, inmigrantes pobres, se han  ido amasando en una gesta de amor, resistencia, creación y culturas, con la historia invadida de nuestros pueblos indígenas.

En ese proceso tan profundo como permanente, la educación fue jugando roles claves porque muchos de nuestros libertadores (los más o menos famosos o los más o menos anónimos) asì lo pensaron, desearon y construyeron.

Desde el genocidio que supuso la conquista, el gran “debate” sobre la humanidad de nuestros pueblos indígenas, implicó la realización de un debate que buena parte tuvo lugar fuera de nuestros territorios. Allí grandes prohombres lucharon para que se reconociera la dignidad humana de nuestros pueblos. Una vez logrado este objetivo, aquella las órdenes religiosas a las que pertenecían los que la defendían, lucharon para conseguir permisos para abrir escuelas.

Quiero decir que la educación en nuestra región apareció desde muy temprano como el derecho que garantizaba pero ademàs manifestaba la dignidad humana de las personas.

Los cabildos de nuestras ciudades tuvieron escuelas y maestros pagos, casi uno de los únicos servicios que garantizaban a una parte de la población.

La Universidades de Lima, Chuquisaca y Còrdoba también fueron un mojón siginificativo del lugar que la educación tuvo en nuestro continente.

Es importante destacar experiencias más cercanas que nos hablan de entender que los movimientos emancipatorios y de liberación siempre entendieron que en el campo de la educación se jugaba buena parte de su proyecto político.

Tanto Bolívar, con su maestro Simón Rodríguez, como San Martín, Sucre y otros… fueron promotores y defensores de una educación pública emancipatoria.

Un poco más cercanamente, experiencias como las de Pablo Freire, José Martí, la revolución Cubana y Nicaragüense, la escuela de Warisata… nos vuelven a hablar de la centralidad de la educación en estos procesos a la vez tan nuestros como valorados universalmente.

Las definiciones o concepciones más “técnicas” sobre  educación, que se pueden hacer en otros países o continentes, no dan cuenta de estos procesos que se vivieron y se viven en nuestra América Latina.

De hecho, lo que conocemos como  “educación popular” es como una marca característica de nuestra Abya Yala, aunque por supuesto no sea una exclusividad nuestra…

Contemporáneamente a nosotros, debiéramos destacar experiencias como la del Movimiento Sin Tierra y sus escuelas, la de los bachilleratos populares de Argentina, varios de los programas de alfabetización -destacando el Yo Si Puedo-, varias experiencias de educación rural o de educación radiofónica….que marcaron y marcan nuestras propias experiencias de la región.

Pero la historia no se detiene y la seguimos construyendo. Hoy vivimos tiempos con nuevos desafìos que debemos enfrentar.  Más adelante en esta presentación me referiré a cuáles son estos nuevos retos que tenemos hoy por delante y por los que estamos luchando.

  1. El derecho a la educación en un proceso de integración regional

La Campaña Boliviana por el Derecho a la Educación (CBDE) ha hecho un esfuerzo muy grande para que en este encuentro estén presentes compañeros y compañeras de distintos países de ALC. No es solo para acercar y compartir distintas perspectivas y experiencias.

Nuestra presencia aquì también es un mensaje.

En el contexto actual es necesario que no dejemos de entendernos como una región en el mundo. Y que desde este lugar que ocupamos, procuremos hacer nuestro aporte, respetar nuestra identidad y defender y ampliar el derecho a la educación de nuestros pueblos.

Nuestros tiempos nos exigen asumir una responsabilidad muy grande por las condiciones que presenta el contexto internacional.

Tenemos dos tareas que nos comprometen como sociedad civil. Tenemos que defender derechos conquistados con mucha lucha, pero también tenemos que seguir profundizando la perspectiva del derecho a la educación desde nuestra propia identidad regional.

En buena parte de mundo hay un gran avance de las derechas que implica que se piense más en clave de libertades individuales que de derechos sociales.

Hay intereses muy grandes procurando defender intereses de grupos, corporaciones o sectores sociales muy minoritarios.

Podríamos decir que conviven en forma despareja actores que defienden una perspectiva de derecho con otros que sostienen una perspectiva de negocio.

Pero tenemos que reconocer que esas concepciones individualistas se han modernizado y se han vuelto más atractivas para grupos sociales más amplios.

Las nuevas formas de privatización son diferentes a las que se impulsaban hace 10, 20 o 30 años.

La búsqueda de sectores minoritarios pero poderosos de apropiarse de recursos de todos puso foco en la educación. En promedio, los pueblos destinan entre el 20 o el 30% de sus presupuestos públicos a rubros educativos. Es mucho dinero. Y algunos están mirando con mucha atención estos números que resultan sumamente atractivos para algunos intereses.

De a poco, grandes consultoras internacionales están haciendo grandes negocios con la educación.

Identificamos cuatro estrategias diferentes con objetivos similares:

  1. La privatización tradicional, que busca que escuelas que eran gestionadas por el estado pasen a ser gestionadas por grupos privados con criterios mercantiles.
  2. La negación de la necesidad, conveniencia o derecho de la gratuidad de la educación y la afirmación de que se debe que cobrar por ella.
  3. La “endo privatización”, que no busca privatizar la gestión misma de la escuela sino todo lo que pueda ser privatizado dentro de ella. En esta mirada, se visualiza al director más como un gerente que como un conductor pedagógico. Y se “venden” traslados de estudiantes, alimentación escolar, tecnologías diversas, equipamiento y vestimenta escolar, talleres complementarios, apoyo educativo, capacitación docente, sistemas de evaluación, sistemas de comunicación…
  4. El cuestionamiento al Sistema Educativo por caduco, ahora enfrentado con las posibilidades que podrían ofrecer las nuevas tecnologías. Un ejemplo son las escuelas de bajo costo que se están proponiendo en algunos países de Africa y otras regiones pobres. Pero también algunas modalidades de centros de formación tecnológica para introducir a jóvenes para el “nuevo mundo que se viene”.

Quisiera ahora poner la atención en los otros retos que tiene hoy la Sociedad Civil.

Me gusta decir que la tarea fundamental de las organizaciones es “ampliar las fronteras de los derechos”. Quizás allí esté lo central y específico de su identidad en las sociedades a las que pertenecen. Ni reemplazar al estado ni hacer “caridad”. Ampliar la conciencia social sobre los derechos de los pueblos y las personas.

¿Qué nos implica esto como organizaciones sociales desde América Latina y el Caribe y en el contexto global?

Vivimos en un mundo globalizado y cada vez más marcado por la desigualdad creciente y el consumo inconsciente. Nuestras reivindicaciones culturales no pueden implicar encerrarse en una burbuja artificial que no es querida por nuestros pueblos ni por buena parte de nuestras nuevas generaciones. ¿Cómo respetamos y cuidamos nuestra identidad pero siendo parte de un mundo real cada vez más diferente y que nos envuelve y arrastra?

Por otra parte, las nuevas tecnologías también nos atraviesan y desafìan a nuestras pedagogìas. Si no nos dejamos cuestionar por ellas, estamos en problemas ¿Cuál debe ser su lugar en la nueva educación con perspectiva de derechos?

La conciencia sobre qué implica hoy ser persona también se ha ampliado con nuevas dimensiones y sensibilidades. Por una parte, el lugar de la mujer y la perspectiva de género debe transformar aún más profundamente nuestras prácticas educativas, pero también tenemos que asumir las nuevas sexualidades, el derecho y la obligación de todas las personas a vivir con respeto a las diversidades más importantes.

También reconocer el lugar de las emociones, los sentimientos y las sensibilidades en el campo educativo. Ya no más una educación que se piensa sólo desde las cabezas. La educación “bancaria” no está hoy solamente desafiada por las pedagogías activas. También lo está por comprender y asumir que hay otras vìas para aprender que lo que “entra” por lo cognitivo…

Ampliar hoy el derecho a la educación de nuestros pueblos  desde ALC nos lleva a seguir luchando para que todos tengan educación básica garantizada.

Esto exige ampliar el alcance de la educación inicial y ampliar la cobertura de la  educación secundaria, buscando nuevos formatos transformadores que den respuestas a las diferentes juventudes.

Y prestar especial atención a las dimensiones del derecho a la educación de las niñas y las jóvenes, en sociedades aún muy enfermas de patriarcado y privilegios para los varones.

Las Organizaciones Sociales  educativas seguimos exigiendo una educación multicultural bilingüe o plurilingüe, en especial pensando en nuestros pueblos indígenas.

Otro de los principales desafíos es profundizar en un modelo de educación emancipatoria que reivindique la calidad que se nos exige desde otros modelos. Tenemos que diseñar nuevos indicadores propios y modelos de evaluación que den cuenta de que no hay oposición entre educación emancipadora y calidad, en términos de la persona humana que concebimos quienes defendemos el derecho a la educación en América Latina.

Finalmente,  hacemos referencia a la obligación que tenemos en estos tiempos de luchar por los aumentos de los presupuestos educativos. Las nuevas demandas sociales a la educación exigen mayor inversión que la que hasta ahora hemos tenido. Esto nos ha llevado a especializarnos en la consideración de estas cuestiones, que no eran parte de nuestras agendas, y adentrarnos en otras cuestiones colaterales pero necesarias, como la necesidad de expandir la conciencia de la Justicia Fiscal y el rechazo a las operaciones de lavado y fuga de divisas hacia las guaridas fiscales que enflaquecen los presupuestos nacionales. Por eso, muchos de nosotros participamos también de articulaciones globales y regionales que se ocupan y comprometen con estas temáticas.

  1. Diálogo e incidencia Sociedad Civil – Estado

El último punto de esta presentación nos lleva a reflexionar sobre un punto delicado pero importantísimo en esta lucha: Las relaciones que las organizaciones sociales tenemos con los Estados en clave de derecho a la educación.

Las organizaciones sociales que consideramos la perspectiva de derechos, reafirmamos el lugar del Estado como garante fundamental de los mismos. Y entendemos que esa es su responsabilidad e identidad principal. Otros con otras perspectivas, le asignan el lugar de garantizar las garantías individuales y de mediar en los conflictos de intereses y de poder. No son diferencias menores.

A veces los estados, de acuerdo con sus posicionamientos polìticos, asumen con mayor entusiasmo una u otra perspectiva. Esto será motivo de dificultades y tensiones inevitables pero también necesarias en el marco de las democracias que vivimos.

A las organizaciones y movimientos sociales nos toca reconocer los logros y reclamar los faltantes. Pero aún al considerar los logros, nos enfrentaremos con una realidad: Difícilmente los estados podrán transformar en políticas públicas todo lo que se reivindica desde las organizaciones sociales. Porque siempre habrá limitaciones y procesos a recorrer y realizar. En todos los casos y en todos los campos.

Por tanto, no dudo en afirmar que las relaciones siempre serán relaciones de tensión. El tema es cómo manejar las mismas para que sean fecundas y beneficiosas y no inútiles y destructivas.

Desde dentro de las organizaciones sociales deberemos ser muy cuidadosos en sostener nuestra identidad. La tentación de actuar como partido polìtico y pedir que se nos considere como organización social es muy grande. Lo mismo sucederá con el Estado que, rápidamente, ante las situaciones de incomodidad, intentará mostrar al resto de la sociedad que la organización es en realidad un partido político opositor… Esto se complejiza cuando, algunos partidos “opositores” se suben a nuestras agendas y las hacen propias. Entonces los espacios grises crecen juntamente con la confusión social que todo esto puede provocar.

Más allá de estas cuestiones, estamos convencidos de que buena parte de la vitalidad de la sociedad es fortalecida por las organizaciones sociales que luchan por ampliar los derechos.

Los nuevos tiempos tendrán que hacernos encontrar nuevos formatos. Y nuevos mecanismos de financiamiento que faciliten las tareas de las organizaciones y les garanticen la necesaria sustentabilidad.

MIentras tanto, las organizaciones sociales de América Latina y el Caribe que estamos comprometidas con el derecho a la educación, seguiremos trabajando con mucha convicción para que nuestros pueblos encuentren en la educación los espacios emancipatorios que han sido constitutivos de nuestra identidad.

Fuente: https://albertocesarcroce.wordpress.com/2017/06/08/densidad-latinoamericana-del-derecho-a-la-educacio/

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Organizaciones Sociales y Educación en América Latina

Por: Alberto Croce

El Siglo XXI ha posicionado a la humanidad frente a grandes desafíos. El desarrollo tecnológico y el crecimiento del mercado comercial internacional ha superado las previsiones más audaces. El endodesarrollo del sistema financiero, ha sido más gigantesco aún. La Agencia de Inteligencia de los EEUU (CIA) calcula que el mercado de derivados supera 11 veces al PBI global, lo que está implicando impresionantes movimientos de dinero, de origen y destino señalados como opacos por numerosos centros de investigación y activismo mundial.

En este contexto, una de las grandes y amenazantes problemáticas planetarias  es el crecimiento de una desigualdad que se va transformando, cada vez más, en un flagelo insoportable para grandes mayorías populares en el mundo entero.

América Latina no es ajena a esta situación y, muy por el contrario, luego del crecimiento que fue posible experimentar en prácticamente todos los países en la última década, lo que hoy se constata dramáticamente es el “desarrollo de la desigualdad”, que llega incluso, a amenazar a nuestros procesos democráticos.

La desigualdad -que también puede mirarse como una de sus consecuencias más directas: la “fragmentación social”- puede descubrirse en numerosos procesos sociales, culturales, económicos y, también, educativos.

Es necesario comprender, entonces, que los desafíos por la inclusión social y educativa no pueden separarse de este contexto más amplio que es el de los mecanismos globales que producen esta “desigualdad” que venimos señalando.

La exclusión social ha existido, con diversos formatos, a lo largo de toda nuestra historia. Pero también es necesario reconocer que los pueblos han luchado contra ella y han tenido logros muy importantes. En nuestro país, procesos políticos “nacionales y populares” han conquistado el reconocimiento de derechos sumamente importantes que, de hecho, implicaron procesos de incorporación de inmensas mayorías a la vida cívica, a los derechos sociales y humanos, a condiciones de vida más dignas.

Sin embargo, el desarrollo de las sociedades es dinámico y complejo. Se generan nuevas condiciones y los contextos varían, tanto a nivel local como regional y global. Nuestra hipótesis es que la problemática que hoy enfrentamos es diferente a la que en otra época debimos enfrentar, por más que se puedan reconocer esperables continuidades y que aprendizajes de ayer puedan sernos también útiles en las actuales circunstancias.

En Argentina la situación de exclusión social tiene diferentes expresiones. Una de ellas se manifiesta en la problemática de la exclusión educativa de cientos de miles de niños, niñas y adolescentes, especialmente de estos últimos. Quedar fuera del sistema educativo es un dramático estigma de exclusión social y un preanuncio de una vida marcada por la pobreza o por la indigencia, en los casos más extremos, así como la clausura de la puerta por la que se accede al ejercicio de los derechos más básicos de ciudadanía.

Ante esta situación, miles de organizaciones sociales de todo el país centran sus esfuerzos en la reversión de esta gravísima injusticia social. Calculamos que en Argentina, existen más de 100.000 organizaciones sociales. Algunas son conocidas, respetadas o cuestionadas, por sus campañas más o menos visibles y publicitadas. La inmensa mayoría actúa a nivel territorial y de base, muchas veces bajo la figura de “asociaciones de hecho”, sin las formalidades que el código civil exige para ser reconocidas como tales.

Estas organizaciones, que reúnen generalmente a vecinos, jóvenes, militantes sociales de base, etc. se dedican a multitud de tareas. Pero, sin duda, una de las que prevalece por sobre muchas otras es el trabajo por lograr la permanencia escolar de los niños y niñas y la vuelta a la escuela de los adolescentes y jóvenes que debieron abandonar.

En centros comunitarios, capillas de diferentes credos, galpones, clubes barriales, locales sindicales… estas organizaciones desarrollan numerosas iniciativas tendientes a luchar contra la exclusión educativa que, a veces, aparece como un mal estructural de algunas comunidades. En los últimos años, hemos ido conceptualizando estas actividades, bajo el nombre de “Espacios Socioeducativos”. El concepto reúne actividades tan diversas como el mayoritario “apoyo escolar”, pasando por acompañamiento psicopedagógico, talleres de diferente tipo, actividades deportivas, culturales, artísticas, refuerzos alimentarios, apoyo en materiales para el estudio, facilitación para acceder a la Asignación Universal por Hijo, acompañamiento de los niños y sus familias en la relación con las escuelas, apertura de centros FiNes para los adultos que quieren seguir estudiando… entre tantas otras.

Creemos que la Sociedad en su conjunto aún no valora suficientemente esta tarea cotidiana y, como tantas otras cosas importantes, la deja abandonada al esfuerzo y a la militancia de los que se dedican a ella. Desde hace años venimos luchando para que se reconozca, valore y apoye el trabajo de estos miles de voluntarios y militantes sociales que se comprometen con esta tarea.

Muchas veces, la misma escuela se siente cuestionada por esta actividad. Por una parte porque pone de manifiesto las problemáticas que existen al interior del Sistema Educativo respecto de sus dificultades de acompañar pedagógicamente el proceso de los y las estudiantes que provienen de sectores más pobres o de dar respuesta a las inquietudes educativas de adolescentes y jóvenes de nuestro tiempo. La formación de los docentes no incluye suficientemente la perspectiva del trabajo conjunto con la comunidad. Más bien, se generan anticuerpos a esta mirada integradora a la que se la considera como una amenaza.

Las Organizaciones Sociales han ido logrando, en estos últimos años, que los Estados, los Ministerios de Educación y los organismos especializados, reconozcan, al menos en sus declaraciones y legislaciones, la importancia y necesidad de su trabajo.

La Ley de Educación Nacional afirma en su artículo 6:

ARTICULO 6º El Estado garantiza el ejercicio del derecho constitucional de enseñar y aprender. Son responsables de las acciones educativas el Estado nacional, las provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en los términos fijados por el artículo 4º de esta ley; los municipios, las confesiones religiosas reconocidas oficialmente y las organizaciones de la sociedad; y la familia, como agente natural y primario.

O, por ejemplo, en su artículo 82:

ARTICULO 82. Las autoridades educativas competentes participarán del desarrollo de sistemas locales de protección integral de derechos establecidos por la Ley Nº 26.061, junto con la participación de organismos gubernamentales y no gubernamentales y otras organizaciones sociales. Promoverán la inclusión de niños/as no escolarizados/as en espacios escolares no formales como tránsito hacia procesos de reinserción escolar plenos.Asimismo, participarán de las acciones preventivas para la erradicación efectiva del trabajo infantil que implementen los organismos competentes.

El mismo espíritu encontramos en documentos internacionales, como, por ejemplo las Metas Educativas 2021, propuestas por el espacio iberoamericano:

META ESPECÍFICA 1: Elevar la participación de los diferentes sectores sociales y su coordinación en proyectos educativos: familias, universidades y organizaciones públicas y privadas, sobre todo aquellas relacionadas con servicios de salud, y promoción del desarrollo económico, social y cultural.

En no pocos casos se ha logrado desarrollar trabajos conjuntos tan importantes como maravillosos, que han significado que miles de niños, niñas y adolescentes pudieran recomenzar sus interrumpidas trayectorias educativas. Pero los desafíos son muy grandes y están aún muy abiertos.

Ante la evidencia que plantea la realidad, las políticas educativas recurren a este inmenso tejido comunitario que se ha ido reconstruyendo con tanto esfuerzo en nuestro país en los últimos años para poder “llegar” a esta gran parte de la sociedad a la que es muy difícil impactar con las políticas públicas que se diseñan. Los más pobres entre los pobres no acceden a algunos programas básicos por efecto de la exclusión social en la que se encuentran. Y es necesario llegar a ellos a través de una presencia cotidiana muy cercana, fraterna y solidaria que les permitan reconocer que el estar incluidos socialmente, no sólo es una necesidad sino también un derecho básico. Esta presencia, no es excluyente de estas organizaciones pero sí define a la mayoría de ellas en su trabajo territorial. Y lo sería aún más contundentemente si las mismas encontrarían más apoyo concreto para desarrollar estas tareas de cercanía.

Además, muchas organizaciones sociales se han convertido en instituciones educativas “de gestión social”, reconocidas en la nueva Ley, y desde allí también se proponen generar modelos de escuelas fuertemente inclusivas en territorios de pobreza y marginación social.

Por otra parte, en estos últimos años, políticas públicas fundamentales respecto de la cuestión que venimos desarrollando, como el Plan FiNes, recurren a las organizaciones sociales para poder “llegar” en el territorio a los jóvenes y adultos que han tenido que interrumpir sus propios trayectos educativos. Día a día, en miles de centros comunitarios de diverso tipo, es posible encontrar a docentes que son “recibidos” por organizaciones comunitarias que le ofrecen un “espacio” no sólo físico, para que miles de jóvenes y de adultos se vuelvan a entusiasmar con la educación como parte de sus proyectos de vida. Y no podemos negar que nos impresiona negativamente que, ante estas acciones tan fuertes, haya sectores de la sociedad que, partiendo de fuertes preconceptos y actitudes discriminatorias, desvaloricen todo este inmenso esfuerzo conjunto entre los propios estudiantes, los docentes y las organizaciones que, en este caso, trabajan en conjunto por un mismo objetivo pedagógico-social.

Pero las organizaciones no limitan a este tipo de servicios directos y en territorio su aporte a la problemática. El trabajo directo en estos territorios y con estas problemáticas permiten que las mismas puedan contribuir también desde sus experiencias, aprendizajes que pueden-deben ser tenidos en cuenta por las políticas y por las instituciones educativas.

Como hemos dicho más arriba, la escuela tiene hoy por delante desafíos muy importantes si quiere dar respuestas al conjunto de la población de nuestros países. No se trata sólo de lograr que los estudiantes no abandonen la escuela o que regresen… se trata de que puedan encontrar en la escuela el lugar en donde construyen los aprendizajes calificados que le permitan una vida positiva en la construcción de la sociedad de la que forman parte. Desde las organizaciones sabemos que esto no es un problema meramente “curricular”. También tiene que ver con el modelo pedagógico que incluye objetivos políticos y sociales. Las organizaciones sociales también aportamos a la comprensión de lo que es la creación y fortalecimiento de los “ambientes educativos” que pueden permitir que la escuela sea realmente un lugar de aprendizaje.

No estamos hablando de supuestos o posibilidades, sino de realidades concretas que hemos vivido y seguimos viviendo en América Latina. Desde las experiencias de Paulo Freire con sus “círculos de educación popular”, que se diseminaron desde el nordeste brasilero al mundo entero, hasta las experiencias mucho menos conocidas pero no poco valiosas, que desarrollan miles de organizaciones en conjunto con escuelas formales y en centros no formales de educación, las prácticas educativas encuentran numerosísimas iniciativas pedagógicas surgidas de espacios educativos alternativos y no formales, y que hoy se pueden encontrar en el corazón de las prácticas escolares cotidianas, aún cuando sus protagonistas no tengan suficiente conciencia de su proveniencia.

Así como en otros campos de la vida social, las organizaciones sociales han contribuido a que los derechos humanos y sociales de nuestros pueblos se expandiesen, en el terreno educativo ha sucedido lo propio en cuestiones ligadas directamente a los procesos de mayor inclusión social.

Es desde las distintas organizaciones sociales que se han reivindicado los derechos de los pueblos originarios y esto ha provocado cambios muy importantes en la manera de encarar la enseñanza de los procesos históricos de nuestro continente. Y en no pocos territorios hoy se reconoce la necesidad de la educación intercultural bilingüe, causa sostenida por numerosas organizaciones sociales especializadas y comprometidas con la temática.

Organizaciones sociales han luchado por el respeto a la diversidad sexual y esto ha repercutido también al interior de las escuelas, con cambios muy importantes en la vida cotidiana de la misma y con muchos desafíos aún por delante. Una mirada diferente sobre los pueblos migrantes ha implicado también nuevas maneras de encarar la cuestión de la diversidad cultural y el respeto a las diferencias, en particular en aquellas comunidades en donde la presencia de personas provenientes de distintos países es mucho más significativa.

Algo similar podemos decir alrededor de otras cuestiones, como la inclusión de estudiantes con discapacidades o la garantización del derecho a la educación de los jóvenes que están privados de libertad.

En los últimos años, además, en varios países de América Latina, varias organizaciones han comenzado a involucrarse en las reformas fiscales y en la lucha contra la elusión y la fuga de capitales, con el objetivo de garantizar mayores presupuestos públicos que permitan más fondos para las políticas que son responsabilidad del Estado, de las que la Educación es sin duda, una de las principales y la que más recursos requiere. Otras, están comprometidas en la lucha contra los reiterados intentos de privatización sobre la educación -tanto la endo como la exo privatización- y la mercantilización que se quiere imponer como paradigma confrontando con “la perspectiva de derecho”.

Como vemos, tanto de manera directa, en el trabajo en territorio con los niños y jóvenes, como en aquellos aspectos que hacen a cuestiones de política educativa y, hasta otras, que tienen que ver con las macro políticas nacionales e internacionales, las organizaciones sociales se han involucrado en la transformación de las situaciones que producen exclusión educativa y han logrado muchas transformaciones e impactos en los Sistemas Educativos.

El debate sobre la efectividad de estas acciones, su escalabilidad, su alcance… sigue estando abierto pero no hay dudas de que no es muy diferente al que se da al interior mismo de los Sistemas Educativos Nacionales. Lo que sabemos y afirmamos es que la responsabilidad de los Estados para garantizar el Derecho a la Educación es intransferible y que lo que las organizaciones puedan hacer siempre será una contribución, más o menos importante o significativa, pero nunca competirá con lo que el Estado esté en condiciones de realizar al respecto.

El esfuerzo por lograr que los aprendizajes y las prácticas que se dan en la educación no formal pueda dialogar con los saberes y con la pedagogía del Sistema Formal es uno de los desafíos más grandes de las políticas educativas actuales. Las preguntas que hoy surgen de las prácticas institucionalizadas, no se llegan a contestar con los elementos con que cuentan las propias instituciones educativas. Preguntas sobre el sentido de la educación, su aporte a la construcción de los proyectos políticos nacionales, su perspectiva en relación con el mundo del trabajo, la producción, la investigación y la creación… aparecen cotidianamente y requieren de un diálogo profundo con la comunidad, primero, y con la sociedad toda. Las organizaciones sociales se vuelven voceros de estas realidades que acogen a las instituciones escolares, las cobijan y las sostienen. Pueden ser mediadores o interlocutores de los mensajes que la escuela necesita para poder renovarse y transformarse.

No se trata de sobrevalorar idealmente a estas organizaciones. Tienen los límites de la sociedad toda. Pero tampoco de desconocerlas y, mucho menos, de desconocer sus aportes concretos a la perspectiva de luchar contra la exclusión educativa. Su mensaje puede ser difícil de comprender y, algunas veces, molesto. Sin embargo, la escuela y los sistemas educativos pueden beneficiarse mucho -y de hecho lo hacen- cuando logran dialogar con las organizaciones y, juntos, renovar los compromisos por garantizar el derecho a la educación de niños, niñas, jóvenes y adolescentes. Cientos de miles de estudiantes pueden dar testimonio de esto en toda América Latina. Nosotros también.

Autor: Alberto César Croce (Argentina) Educador Popular y Maestro.Presidente de Fundación SES. Coordinador del Programa «Aportes para una Nueva Secundaria». (Artículo publicado en la Revista Novedades Educativas n° 283, Julio 2014)

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Crónicas de Viaje: Por una Europa revuelta

Por: Alberto Croce

Es reconfortarte cuando tus amigos te escriben y te dicen que extrañan tus “Crónicas de viaje”. Algo que empezó como una necesidad de compartir lo que iba viviendo y pensando en los viajes, y que se ha transformado para mí en más que eso, casi en una responsabilidad importante, aunque no onerosa, que se me impone. Y pienso en lo que voy a compartir con ustedes cuando estoy caminando por las calles, cuando suceden imprevistos en las reuniones a las que asisto, cuando estoy conciliando el sueño que el “Jet Lack” me aleja, cuando escucho a los amigos y amigas que me cuentan sus historias, cuando levanto las persianas o corro las cortinas de mis eventuales “hogares”, ya sean hoteles o casas de mis solidarios amigos y amigas.

Esta vez fue La Haya y Barcelona el destino de estos días europeos de fin de primavera y principio del verano, mientras, dejaba atrás el otoño y espero el invierno que, inexorable, me recibirá cuando me baje de este avión.

Mientras, escucho a Frank Sinatra, en una selección que me ofrece KLM y que me relaja al escribir.
Por un lado, quiero contarles algo sobre las reuniones y actividades que me convocaron. Por otro, hablarles de la Europa que encontré en esta oportunidad.

Respecto de lo primero, fue un poco como mi propia vida en estos momentos. La primera parte del viaje -Den Haag- me hizo participar de la reunión del Comité Coordinador de la Alianza de OSC por la Eficacia del Desarrollo. Hace ya bastantes años, cuando me interesé por los temas de Cooperación Internacional, fui recorriendo distintos espacios hasta llegar a ser Referente regional para América Latina y el Caribe, elegido por distintos sectores y representantes de muchos países, en una elección que no fue nada fácil.

La Alianza es un espacio complejo, duro, áspero… Hay mucho juego de poder  e intereses diversos.
Como está presente en muchos de los foros más importantes de debate global, hay muchas cosas que se ponen a discusión y el clima no es muy sencillo. Los latinoamericanos, además, tenemos la dificultad del lenguaje y de nuestras propias limitaciones regionales, con nuestras crisis no menores y nuestras idas y vueltas políticas que nos han llevado de una década en donde referentes sociales lideraban procesos populares, a esta nueva etapa en la que los que gobiernan son empresarios, gerentes de transnacionales, políticos ligados a los medios de comunicación masivos… en muchos países y con situaciones de lavado de dinero, especulación financiera, compromisos con el narcotráfico y la mafia, conflictos de intereses y procesamientos de distinto tipo…

Es difícil, como representante de organizaciones de la sociedad civil de América Latina y el Caribe, situarse en este ir y venir de los procesos, que parecen no tener una dirección clara que se consolide por más allá de una década…

Procesos que, por contradictorios, profundizan nuestras propias dificultades de articulación. Y esto repercute, claro, en nuestra participación en estos espacios globales.

Nuestras convicciones nos llevan a reafirmar que, desde América Latina, no queremos que nos impongan desde fuera el modelo de desarrollo que los países del “norte” eligieron para sí. Por consumista, por egoista, por destructor del ambiente, por irrespetuoso de los Derechos Humanos, por autoritario y por violento. Sin embargo, a veces nuestros propios pueblos parecen ir en otra dirección. No en forma absoluta, pero con porcentajes minúsculos que les otorgan mayorías legítimas. El mundo, y no sólo nuestra región, parece partido en mitades. La “grieta” no es un defecto sólo de la sociedad argentina. Está resquebrajando el mundo entero…

Esta reunión fue una de las últimas de la Alianza en las que participaré. A fin de año dejaré mis responsabilidades allí para concentrarme en el nuevo proyecto en el que estoy comprometido. Esta etapa que termina la he vivido con todo entusiasmo y compromiso. He intentado dejar un espacio mejor para los que vengan a ocuparlo en adelante. Me deja contento pero, al mismo tiempo, espero realmente que lo construido se pueda sostener y profundizar, cosa que tampoco será sencillo para los que sigan. Pienso cómo poder transmitir y hacer aprovechar todo lo que aprendí durante todo este tiempo. Dejar una responsabilidad no puede implicar perder los conocimientos y posicionamientos que logré gracias a muchos compañeros y compañeras. Es una cuestión que me exigirá pensar un poco más para hacerlo bien.

Como les comentaba, la nueva etapa de mi vida me atrapa, me entusiasma, me apasiona.
Siento que va conquistando poco a poco todo lo que hoy me ocupa. No imaginé que sería tan fuerte.
Es como que me hubiera reencontrado con algo muy importante que estaba adentro mío. No dormido, porque nunca lo estuvo, pero sí con una fuerza particular. Siento que estoy “rehaciendo” casi, mi carrera universitaria, y aprendiendo y reaprendiendo todo lo que puedo sobre educación.
Siento que estoy siendo parte de un momento histórico importante y que, desde este lugar, me toca aportar a la construcción de un futuro que espero sea mejor para la educación de mi país y de América Latina.

Por ello fui a Barcelona, a encontrarme con referentes de la movida de transformación educativa que está teniendo lugar en esas queridas tierras catalanas, que siempre me reciben tan acogedoramente.
Las reuniones fueron todas espectaculares y me fueron moviendo interiormente y aumentado el entusiasmo. Una sensación muy profunda de ir por un buen camino, aún sabiendo que deberemos enfrentar momentos que serán difíciles pero que son, también, inevitables. Sobre lo que tengo certeza es que, cuanto más preparado esté yo mismo, la solución de esas dificultades será, en lo posible, más sencilla y con menos sufrimientos.

Quizás, como decía mi querida amiga Charo en una charla que tuvimos, “hay que ser valientes para querer cambiar las cosas en la escuela”. Yo no sé si lo soy lo suficiente, pero estoy dispuesto a profundizar el compromiso si esto hace que los adolescentes y jóvenes de mi país puedan aprender más, ser protagonistas de una buena educación y asumir compromisos serios con la construcción de un futuro digno y justo para todos. Y para mí eso de “los adolescentes” tiene cara, nombre, calor y afecto.

La última parte de esta “Crónica” quiero dedicarla a contarles la Europa que encontré. No fue un momento cualquiera. A los tres días de llegar, el pueblo británico decidió salirse de la Unión Europea. “Brexit”. No se esperaba eso. Las encuestas señalaban lo contrario. Una mayoría muy estrecha dijo “no”. Pero la situación es compleja. Ni los escoceses ni los galeses votaron así. Por lo que empezaron a plantearse en separarse de la Gran Bretaña para permanecer en la comunidad. Toda Europa se sacudió. Es cierto que la Gran Bretaña estaba de una manera peculiar en la Unión Europea. No tenía el euro, seguía con su moneda… Pero estaba.

Ahora, los países que “quedan” quieren que se salgan rápido. Las consecuencias de la movida son impredecibles aún. Por lo pronto, la Libra se devaluó casi un 30% ante el euro y el euro se devaluó ante el dólar… El primer ministro inglés anunció su renuncia y hasta el partido laborista cuestiona abiertamente a su líder más contrario al neoliberalismo, de los que hubo en los últimos tiempos.
Ni el asesinato de la diputada laborista y joven, defensora de los Derechos Humanos, frenó este NO… La inmensa mayoría de los jóvenes menores de 30 años votó por quedarse, pero los adultos y ancianos, que son muchos, especialmente de zonas rurales, prefirieron volver a un pasado al que, lamentablemente para ellos mismos, tampoco podrán regresar…

Cuando llegué a Barcelona, un viernes, me encontré con que el domingo siguiente iban a realizarse las nuevas elecciones nacionales en España. Y allí fue otro golpe. Todos esperaban que la alianza entre la Izquierda Unida y Podemos, desbancaría al Partido Popular… El resultado electoral demostró todo lo contrario. La derecha española se afianzó y está al borde de poder formar gobierno. Ni la alianza mencionada sumando al Partido Socialista, que quedó como segunda fuerza, puede sumar diputados para revertir la situación.
Sólo dos regiones en España votaron en sentido contrario: El País Vasco y Catalunya. Ambas regiones con aspiraciones independentistas. Para un extranjero como yo, quedó muy claro que allí hay otro proyecto de país que el que se propone el resto de España. De pronto, muchos catalanes no independentistas empezaban a reconocer que era entendible y hasta razonable plantearse otras alternativas…
Curiosamente, pocos días antes de la elección se había conocido un escándaloso diálogo grabado en secreto en el que un ministro nacional y el fiscal anticorrupción, hacían alarde de haber destruido el sistema de salud catalán para debilitar a su gobierno ante la opinión pública. Pero nada daña a estas derechas blindadas por la prensa y por cierto sentido común que justifica la corrupción de los ricos y demuele sin piedad a los que, siendo parte de partidos progresistas, son descubiertos en operaciones de la misma calaña. Ojalá haya quienes estudien este fenómeno que no termino de comprender adecuadamente.

No quiero terminar sin contarles que disfruté de las cervezas holandesas y de las “claras” catalanas, en medio de la envidia de muchos de ustedes que me lo hicieron saber sin disimulo. Caminé muchísimo todos estos días. Seis kilómetros en promedio, tratando de conocer “a pie” un poco más lugares hermosos de las ciudades que me recibieron. Y, sobre todo, disfruté de la amistad de muchos y muchas. Ana, Mónica, Erin, Alejandro, Jorge, Meja, Luca, Paola, Karina, Jodel, Charo, Frederic, Cecilia, Rafa, Begonia, Pepe, Sol, Santi, Marisel y su hijita, Teresa, Laura, Paco, Isabel … y los nuevos… Jaume, Jon, Jesús.
Cada viaje es, para mí, sobre todo, una fiesta de la amistad, y así intento vivirla. Esa amistad acumulada me da muchas fuerzas por seguir en el camino con más entusiasmo.
Gracias a Charo y Frederic por recibirme en su casa -mi casa a estas alturas- y festejar en la intimidad el aniversario de su boda.

Como siempre me pasa, al llegar al final, me pregunto quienes habrán quedado y agradezco y felicito a los que hayan podido acompañarme hasta aquí… La inmediatez de internet, no es para esto… Twitter y frases cortas. Fotos e imágenes. Impacto… Bueno… no todo se puede. Así que perdonen los que se quedaron hasta el final, si esperaban un final a toda orquesta…
Es un simple final, de un amigo que sigue caminando y que encuentra en estas compartidas -ojalá mate de por medio- una manera de alimentar la amistad con tantos y tantas a las que quisiera abrazar más seguido, escucharlos, verlos sonreir y descubrirlos cercanos siempre.
¡Hasta la próxima!

*Tomado de: https://albertocesarcroce.wordpress.com/2016/06/30/cronicas-de-viaje-por-una-europa-revuelta/

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Frente a los dolorosos hechos que nos golpean

Por: Alberto Croce

Frente a los dolorosos hechos que desde ayer nos golpean con contundencia, más allá de expresar mi repudio, siento necesidad de escribirles a los y las jóvenes. A tantos que conozco a lo largo y ancho del país.

A tantos y tantas con quienes marché en las calles defendiendo los derechos humanos, pidiendo por el boleto educativo, gritando «Ni una Menos», cantando y festejando los logros de las políticas públicas del kirchnerismo, embarrándonos en los barrios cuando las inundaciones de La Plata, Luján o Pilar.

Trabajando juntos en las Semanas por los derechos de los jóvenes, la Escuela Latinoamericana de Actoría Social Juvenil, las reuniones del Movimiento Argentino de Estudiantes Secundarios, las de la Campaña Argentina por el Derecho a la Educación y la Red Estudiar es tu Derecho…

Quisiera tenerlos hoy muy cerca y abrazarlos muy fuerte.

Yo sé que son valientes y fuertes, pero esto que nos está pasando es demasiado duro.

No se trata de una operación política o mediática. Es un desastre ético que nos pone en el peor lugar. Y un corazón joven que se inaugura en las luchas, no merece estas cachetadas injustas.

Soy de una generación que tuvo miles de héroes que fueron capaces de todo por sus compañeros de militancia. Bancarse torturas impresionantes para no delatar a sus compañeros. Y dar la vida cuando llegó el momento porque la causa que los movía era más importante que la propia vida y eso, algunas veces, sólo se demuestra entregándola.

Estas lacras llenas de dinero robado y pactado con otras lacras que sólo les importa enriquecerse a toda costa, no son de los nuestros. Debimos haberlos eyectado nosotros mismos hace rato y no pudimos o no supimos hacerlo. Pero no fuimos cómplices de estos hijos de puta. Al menos yo no me siento cómplice. Aunque me siento estafado por ellos.

Estas basuras han hecho de la política una herramienta de enriquecimiento y no la conciben sino con el manejo del dinero en el que ponen su confianza, utilizándolo sin ningún tipo de límites.

Quiero decirles que yo aprendí de mis maestros que la riqueza de uno está en donde uno pone su corazón. Y mi corazón está puesto en cada uno de ustedes. Cuando esto sucede, verdaderamente, es mucho más difícil que los intentos por comprarnos sean exitosos. Ustedes son «mi riqueza» y no la basura que estos tipos guardan en las «bolsas negras».

Muchos me han dicho y me siguen diciendo que soy ingenuo. Desde que yo era adolescente vengo escuchándolo.
Y me lo dicen porque no creo en este tipo de opciones que, para mí, no es una «manera de hacer política» porque eso NO ES hacer política.

Tampoco justifico el «robar para la corona» ni el enriquecerse para poder enfrentar a los grandes poderes del mercado… No creo en que debamos transformarnos en aquello que queremos expulsar del poder para cambiar la sociedad y hacer un mundo mejor.

Es cierto que la honestidad cotidiana no nos conduce al enriquecimiento económico desmedido. Pero, al menos a mí, me ha llevado a poderlos mirar a los ojos, cada vez que nos encontramos, con paz interior y con las convicciones que siempre intenté sostener.

Así intenté vivir desde muy chico. Quizás porque mis padres me enseñaron que era preferible ser honesto que ser rico por corrupción.

No nací de una familia rica. Y cuando pudieron «estar un poco mejor» trabajando duro, las políticas del poder los doblegaron y esquilmaron una y otra vez. Por eso mi opción fue luchar por una sociedad más justa para todos y no para el éxito individual.

Las situaciones en los que la corrupción se vuelve una tentación, siempre aparecen y a veces nos rodean. Creo que la única forma de que no nos venzan es tener muy claro por qué y por quiénes se lucha y cuáles son las cosas que le dan sentido a nuestras vidas.

Por eso, si les sirve de algo, hoy quisiera abrazarlos a todos. Y volver a ratificar las convicciones que nos juntaron en muchos momentos.

Me han escuchado muchas veces decir que no se puede pretender sistemas de vida que exijan un heroísmo continuo de quienes lo viven. Nadie lo resiste.

Pero ahora, pero hoy, sí se lo requiere. Hoy tenemos que ser verdaderamente «héroes» para que esta mierda no nos doblegue, pase lo que pase.

Ratificando que nuestras opciones pasan por otro lado. Y que vale la pena renunciar profundamente a toda forma de corrupción violenta, y reafirmar a la Política como camino y espacio por generar sociedades más justas en donde el poder y la riqueza se distribuya entre todos y todas.

Justo hoy que la lucha contra la corrupción de los que están en el poder en Argentina corre el riesgo de naturalizarse y de «legalizarse». Justo hoy, tenemos que salir a condenar este sistema corrupto, con la vergüenza de haber tenido entre nosotros a esta mierda…

Sí. Justo hoy. Y no bajaremos las banderas.

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Transformar la Secundaria: Una iniciativa desde Argentina

 

Director Marcos Fagioli. Secundaria Rural. Orquesta Juvenil. Escuela N° 4-189 Alamos Mendocinos. Fray Luis Beltrán. Maipú. Mendoza
Director Marcos Fagioli. Secundaria Rural. Orquesta Juvenil. Escuela N° 4-189 Alamos Mendocinos. Fray Luis Beltrán. Maipú. Mendoza

En un mundo y en un tiempo tan complejos como estos en donde nos toca vivir, la educación está en el centro de debates muy fuertes que ponen en evidencia posturas extremas y divergentes. Lo que está claro es que unos y otros acuerdan en que la educación juega y jugará un rol muy importante respecto del futuro de la humanidad toda y de cada uno de los países.

Mientras las diferencias sociales se profundizan en el mundo entero y las riquezas se concentran más y más en pocas manos, muchos ven la educación como la puerta a una movilidad social que parece vedada a quienes recorren otros caminos, como por ejemplo, el trabajo.

En este marco, en un mundo en el que las tecnologías marcan un rumbo sin retorno y dan la sensación generalizada de aceleramiento de la misma historia, hablamos de la sociedad del conocimiento como el modelo social que se está construyendo, con consecuencias aún inimaginadas..

Si bien toda la educación atraviesa múltiples desafíos, en Argentina, pero también en América Latina, los de la Escuela Secundaria son de los más importantes.

Desde los expertos que investigan sobre educación, pasando por los docentes, directivos, autoridades, y llegando hasta los padres, madres y estudiantes… todos coinciden en que es necesaria una profunda transformación para dar respuesta tanto a las expectativas que la sociedad tiene sobre el nivel, como a las necesidades que los sujetos educativos reconocen respecto de la misma.

La mayoría de los países de la región ha ido avanzando hacia el reconocimiento de la universalización de la secundaria como un derecho. Numerosas normativas nacionales lo reconocen y llaman a los gobiernos a garantizarlo. Esto ha implicado que muchos de los actuales estudiantes, provengan de familias que nunca antes pudieron alcanzar este nivel educativo.

La Escuela Secundaria ha alcanzado más logros en los esfuerzos por incorporar grandes sectores sociales anteriormente excluídos de este nivel que en las posibilidades reales de brindarles a todos una educación adecuada a sus propias necesidades y formatos de aprendizaje.

La complejidad de los mundos juveniles requiere, además, un tipo de abordaje pedagógico específico que contemple las diversidades y las nuevas maneras de aprender que los adolescentes han desarrollado.

Por otra parte, en la educación secundaria se está profundizando la fragmentación social y los circuitos diferenciados según las distintas pertenencias sociales y económicas de los estudiantes que concurren a las diferentes escuelas. El avance de la educación de gestión privada atendiendo a las clases más altas ha sido otra constante en la región que, en muchos casos, potenció esta fragmentación de manera agravada.

Esto ha implicado que la educación de los sectores más empobrecidos e históricamente postergados se concentre en escuelas públicas que sufren por la falta de recursos adecuados y por condiciones laborales muy frágiles para la mayoría de los docentes que en ellas desarrollan sus actividades.

No por ello, el compromiso pedagógico en dichas instituciones ha bajado los brazos. Por el contrario, en cientos de escuelas encontramos equipos docentes, educadores y estudiantes muy comprometidos que están llevando adelante experiencias sumamente valiosas que pueden inspirar y señalar los caminos que debemos recorrer para tranformar la secundaria.

Sabemos que los desafíos son variados y los aspectos sobre los que debemos trabajar son también diversos. Estamos convencidos de que la investigación educativa y las prácticas docentes han dado ya suficientes pistas para avanzar. Ha llegado el momento de hacerlo.

 

Pero es necesario reconocer que en todos los países sufrimos dificultades enormes para consensuar entre los diferentes actores que trabajan, organizan, financian, opinan o participan de distintas maneras en el Sistema Educativo y en la Educación Secundaria en particular. Sin intercambiar miradas, sin compartir perspectivas, sin construir consensos y lograr acuerdos … es imposible avanzar sólidamente en las transformaciones que se necesitan.

En Argentina hemos comenzado un programa de trabajo, impulsado desde distintos actores y  sectores, convocados por la Fundación VOZ, en donde buscamos que todos los involucrados en la Educación Secundaria se comprometan en un diálogo sincero y plural, reconociendo el lugar privilegiado de docentes, estudiantes y sus familias, como núcleo de una comunidad educativa que se amplía y extiende a muchos otros sectores que buscan comprometerse con el futuro de la educación de nuestro país.

“Transformar la Secundaria” es el nombre de este programa. No creemos que sea posible alcanzar cambios de manera inmediata. Estamos decididos a acompañar un proceso que movilice a la sociedad entera tras esta gran causa. A fin de este año, 2016, realizaremos un encuentro importante entre representantes de los diversos sectores para que este diálogo se materialice en espacios visibles y plurales, a la vez que respetuosos con las convicciones de cada uno de los participantes.. A partir del reconocimiento de los consensos y diferencias, esperamos poder aportar para seguir construyendo la secundaria que queremos y necesitamos. Entre todos.

Puedes encontrar más información sobre nuestro programa en : https://drive.google.com/open?id=0ByFBpf0I-wMJQmtDR0FrS042Vkk

Nos encuentras en el facebook: https://www.facebook.com/Transformar-la-Secundaria-1587177998259863/?fref=ts

y en el Twitter:   @TransformarOrg

 

Alberto Croce

Transformar la Secundaria.

Director Ejecutivo- Fundación VOZ

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