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I Congreso Mundial de Educación 2020. Alberto Croce: Aportes para una coordinación de nuestras luchas contra el neoliberalismo en la educación

     Estoy muy emocionado por este maravilloso Congreso. Quiero felicitar vivamente a todos lxs organizadores. En especial al querido Luis Bonilla, a Luz y a todos los organizadores por esta maravilla de encuentro que estamos viviendo y por todo lo que hemos aprendido estos días.

    Quiero dar algunas ideas concretas también sobre cómo organizar todo esto que vivimos.

      1.Tenemos que comprender que “coordinar las luchas” implica reconocer que las causas por las que luchamos son más importantes que nuestras propias organizaciones y que las agendas de nuestras organizaciones. En ese sentido, no tenemos que confundir a nuestras organizaciones – que al fin y al cabo son una herramienta – con los grandes objetivos que nos estamos proponiendo, que es luchar contra el neoliberalismo y defender la educación pública.

     2.El neoliberalismo ha avanzado muchísimo en este tiempo apoyado por los medios de comunicación y la manipulación de la información y la cultura.
Sin embargo, en medio de la pandemia, se puso en evidencia que cuando necesitamos enfrentar una crisis importante, sus principios y recetas no le ayudan ni le sirven a la sociedad. Esto es algo que nos juega a favor en este momento y que tenemos que aprovechar. Se produce un cierto cuestionamiento muy profundo a lo que es el neoliberalismo para nuestra sociedad.

    3. La lucha contra el neoliberalismo no es una lucha solo de los educadores. Nosotros defendemos la educación, pero no somos los únicos que peleamos contra el neoliberalismo. Tenemos que sentirnos unidos a esa lucha más global. No se trata solo de articularnos entre nosotros. Es nosotros también con los otros.
Tampoco somos los únicos que defendemos la educación. Porque ellos también en las luchas en que están comprometidos, están defendiendo la educación.
El neoliberalismo es tóxico para la vida del planeta. En ese lugar nos tenemos que parar.

      4. Esta lucha se da en escenarios distintos.
Algunos son muy amigables -como este congreso en donde estamos casi “festejando” esta lucha contra el neoliberalismo- pero hay otros escenarios que son muy adversos. Ahí la pelea es durísima.
Algunxs compañerxs no quieren entrar en esos escenarios.
Algunos de esos escenarios son escenarios públicos de alguna forma, o impulsados por organismos oficiales internacionales, generados por UNESCO, las Naciones Unidas. Pero otros escenarios son armados por los enemigos de nuestra manera de pensar. Escenarios que generan los sectores de poder, que arman las grandes fundaciones internacionales, las empresas que buscan hacer negocios educativos, aquellos que están impulsando el neoliberalismo en el mundo….
Ir a esos escenarios a dar la lucha no es tan cómodo ni tan agradable. Creo que tenemos que hacerlo si queremos dar batalla al neoliberalismo.

   5. El “Nano” Balbo, nos decía en este Congreso que “la lucha contra el neoliberalismo no puede llevarnos a asumir posturas conservadoras” porque como pedagogos críticos, como educadores populares siempre hemos querido transformar la educación y eso sigue siendo necesario.
Pelear contra el neoliberalismo no nos tiene que volver defensores de lo malo que pueden tener nuestros Sistemas Educativos tradicionales. Al contrario, nos tiene que poner al frente de estas luchas ya que es generalmente allí donde se da la disputa y se cuestiona nuestra legitimidad.

    6. Creo que uno de los temas más críticos es que tenemos que resolver nuestra relación con la tecnología. Una pedagogía crítica nos tiene que hacer encontrar la manera de utilizar con creatividad y responsabilidad las tecnologías sin quedar atrapados en la lógica de los algoritmos. No debemos criticar las tecnologías como si fuera solo una amenaza sin buscar encontrar la manera de resolver esta cuestión. Es un gran desafío en el que tenemos que pensar, reflexionar, buscar conocer experiencias que estén pudiendo dar respuestas.

     7. Hay dos grandes temas de lucha que debemos considerar:

      a. Uno tiene que ver con la cuestión económica: Debemos buscar un    mayor financiamiento educativo. Este debate tiene lugar en muchos escenarios internacionales. Una de nuestras luchas debe ser que la cooperación que se hace por la educación no se transforme en endeudamiento para nuestros países. Esto ha sido una trampa: se llama “cooperación para la educación” al endeudamiento de nuestros países por la educación. Tenemos que resistir.

     La contracara de esto es pelear por una mayor justicia tributaria y fiscal y por la anulación de las deudas externas que nos están afectando. No se puede pagar la deuda a costa de no poder educar a nuestros pueblos

 b.  También tenemos que pelear por el lugar y la responsabilidad del Estado en el financiamiento educativo, sin negar que también la sociedad, sus movimientos y organizaciones sociales, pueden generar sus propuestas educativas que el Estado debe acompañar. Este es otro debate que los pedagogos críticos y  los educadores populares tenemos que poner sobre la mesa…

     c. Hay que pelear para que la educación siempre sea considerada como un derecho y no como una mercancía transable en el mercado. Hacia allí nos quiere llevar el neoliberalismo.

     d. Lo segundo es que, además de la discusión por las cuestiones económicas, está el debate y la discusión por el sentido de la educación . Allí nosotros tenemos que poner presente y en consideración en las luchas, la perspectiva humanista y emancipadora que tiene la educación. Tenemos que pelear por los contenidos curriculares que tienen que ver con nuestra manera de pensar y entender la educación, de sentir cómo tiene que ser la escuela.

    e. También tenemos que pelear por el lugar del docente en los procesos de enseñanza aprendizaje. En esta lucha el neoliberalismo nos quiere imponer que la tecnología o You Tube puede reemplazar al docente. Esta no es la educación que nosotres queremos. Nosotros sabemos que la calidad de la educación está ligada al compromiso personal con la educación que tiene cada educador.

     f. También tenemos que poner en juego la participación de la comunidad educativa en el proyecto político pedagógico.  Esto es algo que debe estar más presente. En lo personal sentí la falta de la voz de las familias, la falta de la voz de les estudiantes y las comunidades en nuestros debates de este congreso pedagógico. (Entendible porque es el primero pero en los próximos no debe ser así.)

  8. Por último, necesitamos encontrar nuevas formas de lucha. Para esto es importante escuchar a la gente más joven que nos puede enseñar que hay otros caminos diferentes a las luchas tradicionales. Las luchas contra el neoliberalismo necesitan la recreación de las formas de lucha, de nuevos formatos que muchas veces nos pueden enseñar las generaciones más jóvenes.

Muchísimas gracias a todes.

 

Alberto César Croce

27-9-2020

Fuente: I Congreso Mundial de Educación 2020

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Educación en tiempos de coronavirus. Pensando en los que no están (16-6-20)

Por: Alberto Croce.

El Sistema Educativo está haciendo un gran esfuerzo para sostener una situación que se vuelve cada vez más difícil. En este último tiempo he escuchado a varios docentes decir que la experiencia de “educación en casa” ya está agotada. Como están agotándose docentes y estudiantes para poder sostenerla.

Realmente no es sencillo hacerlo.

Acabo de conversar con estudiantes de escuelas de gestión estatal de 8 provincias de nuestro país. Todes me señalan que, a estas alturas, no es el tema de la conectividad el que les preocupa. Lo realmente difícil es sostener esta experiencia en la que muchas veces no entienden, no se sienten bien acompañades, no saben qué futuro tendrá ni para qué les servirá realmente el esfuerzo que están realizando.

Sin pandemia, el 70% de les pibes estudia y termina la secundaria. Con la pérdida de presencialidad y los problemas de conectividad, ese número se desploma preocupantemente. Los más optimistas dicen que solo la mitad de aquel 70% es la que puede  seguir las propuestas para hacer en casa.  Pero hablando con les pibes, la situación es más desalentadora.  Una situación que puede representar un “promedio” es que en un aula de 25 estudiantes, de 7 a 10 se conectan a una clase por zoom, de 12 a 15 entregan los trabajos propuestos y de 10 a 15 no se sabe nada de ellos.  Pero esto no quiere decir que los que entregan trabajos están aprendiendo algo… Muchos lo hacen solo por cumplir y ni siquiera entregan trabajos realizados por ellos mismos…

Lo que más me cuentan les pibes es una gran desorientación, angustia y  desmotivación… (Y hablamos de pibes de 8 provincias… no sólo del AMBA).

Cuando les pregunto qué deberíamos hacer para lograr recuperarlos, piensan que docentes, centros de estudiantes y organizaciones tienen que salir a buscarlos. Pero la escuela tiene que pensar cosas nuevas para atraerlos.

*“Ya que todo va a cambiar y no volverá a ser cómo antes, ¿no podríamos esforzarnos por inventar una nueva escuela que sea mejor?”*, se preguntaba una estudiante de Santa Fe.

Otra decía que quizás era la oportunidad ideal para que en todas las aulas nos sentáramos en círculo, ya que esto sería posible siendo 15 estudiantes.

También hablaban de que les pibes tenían que sentir que en la escuela se iban a hacer cosas que les interesaban.

Me llamó la atención una cuestión bastante generalizada: *“Tenemos miedo que al volver nos exijan demasiado. Y eso puede desalentar el regreso de cualquiera.”*  En este punto, la sensación es que les estudiantes temen que sus docentes no sean suficientemente sensatos y no puedan manejar las exigencias que les lleguen del mismo Sistema Educativo y las trasladen, sin más, a les estudiantes.

 

*El desafío del volver a las escuelas, será volver con todes.* Si no lo logramos, la pandemia habrá lastimado profundamente a lo más profundo de nuestra sociedad y habrá muchas más víctimas que las que nos cuentan todos los días. Ojalá que nuestra sociedad se preocupe bastante más  por sus “students” que por sus “runners”…

 

Fuente del artículo: https://albertocesarcroce.wordpress.com/2020/06/16/educacion-en-tiempos-de-coronavirus-pensando-en-los-que-no-estan-16-6-20/

 

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El “Chronos” y la Pandemia

Por: Alberto Croce

Como siempre hice, quiero compartir con ustedes, mis amigxs, algunas perspectivas que vamos pensando en el proceso de estos días diferentes y a la vez tan fuertes, que estamos viviendo todxs.

La inmensa mayoría, dentro de las propias casas. Casas tan diferentes como historias y realidades se viven en cada una de ellas. Casas con comodidades y casas atiborradas, casas que protegen y casas que amenazan, casas cálidas y casas que hielan los huesos… Y “no casas”.

Otro grupo de personas, más pequeño en número,  saliendo a cubrir tareas indispensables y valiosas para el resto, muchxs exponiéndose a riesgos que son desconocidos en su magnitud y extensión.

De pronto es como que estamos viviendo en realidades o dimensiones paralelas.

En mi casa: silencio, re-encuentro conmigo mismo, con tiempos de paz y también de angustia, de serenidad y de miedo… de conexión espiritual y de despojo… situación que se repite cuando me asomo a la ventana…

Por otro lado, al prender la televisión o la radio, aparece el mundo atrapado por el coronavirus. Cada canal es un torrente de información sobre el avance de la pandemia, lxs muertos, los médicos que no saben cómo frenar esto, las predicciones calamitosas, el crash económico global…

Y el tercer plano que a mí se me presenta es el de las redes sociales. Allí aparece otro mundo. Un mundo militante, de amigxs, familiares, compañerxs… que comparten allí sus sentimientos, alegrías, temores, perspectivas conspirativas, dimensiones espirituales y religiosas, recetas saludables, mensajes de todo tipo y reuniones virtuales de las más diversas…

Les confieso que me resulta difícil articular esos tres planos dentro de mi propio “cronos”. Por momento me cuesta reconocer cuál de ellos es el real de veras… Porque ninguno de ellos lo es del todo y ninguno es completamente falso.

Cada uno de esos planos tiene, a su vez, una dinámica interior diferente, un ritmo propio, que no se ajusta con los otros dos. Eso hace que por momentos no sepa ni qué hora es, ni qué día es, ni qué es lo próximo que debería o convendría hacer…

Al mismo tiempo, tengo la sensación de que, desde una mirada un poco más amplia y menos personal, estamos pasando a otra etapa de este proceso que vivimos.

A la primera la llamaría “la emergencia”.  De pronto, y muy rápido, hubo una toma de conciencia en los diferentes países de que estábamos ante una situación desconocida y peligrosa y que había que actuar rápidamente para que el daño que se venía fuera el menor posible, aún sabiendo que iban a ser inevitables dolores significativos.  Asumir esta etapa no fue sincrónica en todos los países. Algunos reaccionaron más rápidamente, otros con más recursos, otros con mejores decisiones. Pero, pasados algunos días de aceleración de los procesos, el planeta entero fue llamándonos a quedarnos en nuestras casas, no complicar el trabajo de los cuerpos de salud, y organizar la reacción a la pandemia con diferentes estrategias de políticas sanitarias.  Hoy, con “toques de queda”, aislamientos obligatorios, policías y ejércitos en las calles…

A este “momento” llegamos, más o menos, casi todos los habitantes del planeta en pocas semanas.

Pero resulta que parecería que estamos introduciéndonos en una nueva etapa del proceso. Ya no la de la “emergencia” sino algo que puede prolongarse en el tiempo y que requiere de ajustar muchas de las decisiones que se han ido tomando.

La llamaré por el momento, la etapa de “crisis sostenida”.  Personalmente tengo la sensación de que, con mucha suerte, al menos en Argentina, no será posible interrumpir esta cuarentena antes de mediados o fines del próximo mayo. Con lo cual, deberíamos prepararnos, al menos, para dos meses para vivir en una situación de aislamiento preventivo más o menos parecida a la que hoy vivimos.  La diferencia es que ya no alcanzarán las decisiones que se tomaron “para la emergencia”, y habrá que tomar otras bastante más estructurales… En distintos campos, áreas y situaciones. Las respuestas a la etapa de “emergencia” resultarán muy insuficientes para esta nueva etapa. Etapa que es tan desconocida o más que la evolución de este virus que nos tiene jaqueados a todxs.

Creo que cada unx de nosotrxs debería pensar con la mayor calma posible, en medio de las tensiones que estamos viviendo, en qué estrategias deberíamos asumir para esta nueva etapa del proceso. Y considerarlo para los diferentes aspectos de la vida de cada unx de nosotrxs. Pienso como aspectos a nuestras familias, nuestra salud, nuestro trabajo, nuestros amigos, nuestra comunidad de referencia, nuestros proyectos personales, nuestros sueños…

Cada uno de nosotros deberíamos reflexionar -y sentir- acerca de qué sería necesario hacer para prepararnos para esta nueva etapa.

En particular quienes tienen responsabilidades políticas y sociales, deben pensarlo con mucha atención. No es lo mismo, por ejemplo, reaccionar a la emergencia educativa para una suspensión de 15 días de clases presenciales… que enfrentarse incluso a un período mucho más extenso en donde estas clases estén interrumpidas por un largo plazo. Todo se hace muy diferente y nos exige de una manera inimaginable respuestas para las que nunca nos habíamos preparado.

Por otra parte, en esta nueva etapa del proceso, si bien la salud sigue siendo el valor fundamental que está en juego, todxs somos más o menos conscientes de que lo que está crujiendo es el mismo sistema económico y social tal como lo conocemos. Y creo que ningunx -NINGUNX- tiene total conocimiento de qué es lo que tenemos por delante al respecto.

Nuestro mejor horizonte es mirar lo que empieza a suceder en esa ciudad en donde comenzó todo este drama, Wuhan, deseando que ese sea el futuro que se nos presente a todos los países. Tenemos cierta memoria histórica de otros episodios similares en donde pestes y epidemias terminaron “pasando” luego de dejarnos las huellas dolorosas de miles de fallecidos. Pero… pasaron.

También deseamos con fruición que los científicos encuentren vacuna o tratamiento para poder enfrentar este virus invisible a los ojos pero que, esencialmente, nos ahoga y nos deja sin aire.

Sea como fuere, mi intención al compartir estas líneas es llamarnos a reflexionar y prepararnos para esta nueva etapa que tenemos por delante y a la que estamos entrando. Curiosamente, no la podemos pensar solos, pero no podemos juntarnos para pensarla. No saldremos aislados, pero tenemos que organizarnos usando herramientas virtuales, que afortunadamente tenemos disponibles.

Por último, mucha gente, en todo el mundo, está sintiendo muy fuertemente que ya nada podrá volver a ser igual que antes… no sé cuánto hay de constatación o cuánto de deseo en esta afirmación. Sea como sea, algo le está diciendo a la conciencia universal que nos estábamos confundiendo demasiado de camino y que estábamos yendo en una dirección totalmente equivocada.

Me siento demasiado pequeño para poder visualizar esa perspectiva con algo de claridad. La capacidad del capitalismo y del poder de recrearse, reorganizarse y reatacar… es sumamente fuerte.

Pero este virus que nos deja sin aire y nos mata sin sentido, y quizás es solo el anticipo de una atmósfera contaminada y un egoísmo global, al que miles de militantes de todo el mundo y de todas las causas están diciéndonos, gritándonos, clamando… que debemos cambiar sin demoras.

Hoy me pregunto, más que nunca, ¿Será que Otro Mundo es Posible?

Fuente e Imagen: https://albertocesarcroce.wordpress.com/2020/03/28/el-chronos-y-la-pandemia/

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Ante el llamado a la Paritaria Nacional Docente

Por: Alberto Croce

El ministerio de Educación de la Nación, a través de su ministro Nicolás Trotta, ha anunciado la realización inminente del comienzo de la paritaria nacional docente.

Lo primero que sentimos ante esta noticia es una profunda alegría porque ha sido un reclamo que hemos acompañado de todas las maneras posibles: En las calles, con banderas y marchas, en las reuniones del consejo de políticas educativas, en convenciones internacionales, en decenas de pronunciamientos, reuniones, asambleas, aulas…
Un gran reconocimiento a les compañeres de los sindicatos docentes de todo el país que sostuvieron esta convicción, no por conveniencias personales o corporativas, sino por convicción y perspectiva de política pública y defensa del derecho a la educación.

Desde la Campaña Argentina por el Derecho a la Educación hemos acompañado esta lucha con la convicción de que la educación argentina requiere de este espacio institucional para fortalecerse y profundizarse.

La Paritaria Nacional, como lo han dicho los referentes gremiales cada vez que han podido tener un micrófono, no es solo para luchar por salarios dignos (aunque esta sea una causa importantísima). También por acordar condiciones que permitan que la educación de calidad no sea un discurso hueco y banal.

En particular, como venimos luchando desde la CADE, por una infraestructura y equipamiento escolar que permita el trabajo y las propuestas pedagógicas que estamos impulsando y alentando. Por eso hemos propuesto la Ley VTE (de Verificación Técnica Escolar) como una herramienta ordenada a esta finalidad.

Creemos que la paritaria hoy tiene que ser un espacio para que los sindicatos docentes acerquen sus propuestas respecto de los comedores escolares, de la formación docente y, en general, sobre los nuevos desafíos que la educación nos presenta.

Pero hay otras cuestiones que creemos también tienen que estar sobre esas mesas de negociación.

Ojalá se converse allí de la necesaria participación de los estudiantes y de las familias en el debate educativo nacional. Siempre hemos sostenido que, en perspectiva de política pública, la educación también debe ser tema de debate con estos y otros actores comprometidos con la educación. Se debe hablar de todas las formas de educación de gestión social, cooperativa, popular, que hoy existen en Argentina y que garantizan -o intentan hacerlo- el derecho a la educación de miles de ciudadanxs por todo el país, en los bachilleratos populares, en los centros de apoyo escolar, en las bibliotecas, los centros culturales, los jardines maternales… por nombrar a algunos.

El Consejo de Políticas Educativas, que depende del Consejo Federal de Educación y que instaura la Ley de Educación Nacional, es el espacio adecuado para posibilitar estos debates y escuchar a todxs con la atención que dicha escucha exige. La Paritaria Nacional debe pedir que se convoque y se active dicha institución.

Hay otras cuestiones que deben estar hoy en esta agenda con cierta urgencia: Mencionaré, a modo de ejemplo, cuatro de ellas:

La primera es la Educación Sexual Integral. La ESI no puede quedar librada a voluntades individuales porque es una “urgencia nacional” en muchísimos sentidos.

La segunda es la Educación Ambiental. No alcanza con una educación para el reciclaje. Hace falta una educación para la ética del cuidado de la “casa común”.

La tercera es la perspectiva federal de la educación. ¿Qué implica lo federal en la educación y cuál es el lugar del ministerio nacional como garante de derechos, igualador de oportunidades y coordinador de proyectos que confluyen en uno nacional y colectivo?

La cuarta es la necesidad de una Ley de Financiamiento Educativo que garantice la inversión del 6% del PBI para la educación básica y obligatoria, consolidando así las condiciones necesarias para posibilitar el derecho a la educación.

Celebramos esta convocatoria y esperamos que, en el marco de todas las complejidades que sabemos que hoy debe atravesar nuestro país, tanto los representantes docentes como los funcionarios de nuestro gobierno nacional puedan llegar a decisiones justas, valientes y comprometidas con el derecho a la educación, que es el futuro de nuestro pueblo y de nuestro país.

Fuente: https://albertocesarcroce.wordpress.com/2020/01/27/ante-el-llamado-a-la-paritaria-nacional-docente/

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Políticas educativas argentinas: la educación en su laberinto

Por: Alberto Croce. 

Al filo del fin de año, varios nos han pedido algunas impresiones en referencia a las políticas educativas en curso y su implementación. El balance no es favorable en lo general ni alentador respecto a su perspectiva futura. Hemos tenido que estar presentes en muchos escenarios de conflictos, la mayoría no resueltos, que han puesto en jaque a la comunidad educativa en su conjunto.

Para hacer el balance es necesario considerar tanto los conflictos puntuales, que son habitualmente los que tienen mayor difusión mediática, pero sobre todo aquellas decisiones que afectan a la raíz de las políticas educativas.

En referencia a estas últimas, quizás la decisión que más afectará la educación en nuestro país es el ajuste presupuestario que se visualiza claramente en el presupuesto que el Poder Ejecutivo Nacional presentó al Congreso de la Nación para el 2019. Presupuesto que está absolutamente condicionado por el acuerdo firmado con el Fondo Monetario Internacional, que desde su firma controla nuestras decisiones de políticas económicas.  En el 90% de los rubros el recorte es muy fuerte, aunque se lo quiera disimular o negar con discursos en sentido contrario. Pero esto se vuelve aún más grave cuando desde la comunidad educativa se pide una nueva Ley de Financiamiento Educativo que lleve al inversión a un 10% del PBI. Con el actual presupuesto será muy difícil llegar siguiera al 6% que exige la legislación en vigencia. Este ajuste presupuestario afectará numerosas partidas, programas, sectores e impactará duramente en las diferentes provincias, en especial, las más pobres.

Una de las situaciones que mantuvieron el conflicto educativo durante todo el año fue la negativa del ministerio de educación de la nación a convocar la Paritaria Nacional Docente, negando la necesidad de este instituto. Esta decisión partió incluso el frente sindical porque algunos gremios nacional minoritarios aceptaron sentarse en una mesa de diálogo vaciada de contenido y que fue funcional al ministerio e inútil en referencia a la educación real.

La negativa gubernamental implicó que la CTERA y SADOP se negaran a tener ningún tipo de diálogo que no incluyera la Paritaria Nacional Docente como cuestión de fondo. Las conversaciones quedaron interrumpidas y lo siguen estando hasta hoy.

Los gremios provinciales debieron negociar con diferente suerte y los resultados fueron relativos a su capacidad de negociación en cada jurisdicción. Por ejemplo, luego de muchos días de paro, el sindicato de base de CTERA de la provincia de Neuquén, logró un buen acuerdo que posibilitó continuar las clases y avanzar en otro tipo de decisiones favorables.

En varias provincias se lograron acuerdos sin tener que recurrir a medidas de fuerza, ya que allí los gremios pudieron sostener mejores relaciones con las autoridades provinciales, por ejemplo, en la provincia de Santa Fe. Cosa que no ocurrió ni en la Provincia de Buenos Aires ni en CABA. En estas dos jurisdicciones, que reúnen casi el 60% de las escuelas de todo el país, la situación fue y sigue siendo muy difícil. En ninguna de las dos fue posible alcanzar ningún acuerdo razonable. El diálogo está cortado en la práctica y el clima de “lucha” es sostenido y fuerte.

Durante el año hubo otros conflictos puntuales que movilizaron a la comunidad educativa de diversas maneras:  el cierre e intervención en la “Escuelita del Río” en Santa Cruz, la falta de pago a las escuelas de gestión social y privada, en la provincia del Chaco, los cierres de centros de educación juvenil, en la Provincia de Jujuy, el cierre de escuelas del Delta y escuelas rurales y la amenaza de cierre de profesorados, en la Provincia de Buenos Aires… entre otros.

Un capítulo aparte fue el referido a la educación universitaria. El gobierno nacional, responsable del presupuesto educativo de este nivel, intentó un recorte muy fuerte del presupuesto que implicó una contundente reacción de la comunidad universitaria. Esta reacción fue creciendo a tal punto que, finalmente, el ministerio de educación minimizó el recorte y otorgó un presupuesto a las universidades que les permitió continuar funcionando con cierta “normalidad” en medio de “tensa calma”. Sin embargo, el recorte sí afectó sensiblemente al Ministerio de Ciencia y Tecnología, que dejó de serlo, y, en particular, al CONICET, con un fuertísimo recorte de las becas para investigación.

Quizás uno de los únicos temas al que podemos referirnos en una situación de relativa ambigüedad sea el referido a la propuesta de cambios en la escuela secundaria. Las provincias asumieron, en el marco de la resolución 330/17 del Consejo Federal de Educación comenzar un proceso de transformación. Muchas provincias comenzaron este proceso y están buscando formatos que posibiliten una secundaria más democrática, participativa y activa, pensando en estudiantes y docentes. Aún en medio de falta de mayor presupuesto y de las tensiones antes mencionadas.

No queremos dejar de mencionar aquí el durísimo golpe que recibió el sistema educativo cuando, el 2 de agosto, estalló por los aires la escuela 49 de Moreno por un terrible escape de gas. Esa mañana, Sandra Calamano y Rubén Rodríguez perdieron sus vidas preparando el desayuno para los niños estudiantes de esa escuela. A partir de entonces los reclamos por una inversión educativa en infraestructura escolar que garantice y asegure la vida de estudiantes, docentes y auxiliares se multiplicaron por todo el país, junto con la toma de conciencia del estado muy lamentable de muchos edificios escolares. Desde entonces hasta hoy, cientos de escuelas del distrito de Moreno permanecieron cerradas esperando que el gobierno provincial las pusiera en condiciones, cosa que no ocurrió en la mayoría de los casos.

Desde la CADE y otras organizaciones sociales constituimos el grupo promotor de la Ley de Verificación Técnica Escolar (VTE) para exigir a las autoridades educativas una certificación de calidad de las condiciones de seguridad escolar basados en los puntos acordados en los acuerdos paritarios de febrero de 2011 de la paritaria nacional docente.

En referencia a la infraestructura escolar, tampoco podemos festejar la construcción de los jardines y establecimientos para la primera infancia que se habían anunciado con tanta efervescencia en la campaña electoral. Aquellos 3000 jardines que se harían posibles con los fondos que el Estado destinaba a que la población pudiera tener acceso gratuito al “fútbol para todos”, nunca se hicieron. Hoy no podemos mirar ni el fútbol ni los jardines…

Desde la Secretaría de Evaluación Educativa, se avanzó con el operativo “Aprender”. Destacamos del mismo el intento de tener un instrumento de evaluación propio, que no nos lleve a mirar toda la realidad educativa con los ojos de las “Pruebas PISA”. Sin embargo, casi recién estrenado, se anunció ya el recorte y la discontinuidad del proceso tal como estaba previsto inicialmente. Detrás de esta decisión, aparece también la sombra del ajuste que planea sobre todo el sistema educativo nacional

Una de las pocas miradas positivas sobre la realidad educativa de nuestro país en el 2018 nos lleva a revivir la realización de la Conferencia Internacional sobre Educación Superior que se llevó a cabo en Córdoba para conmemorar los 100 años de la reforma universitaria y la magnífica conferencia organizada por CLACSO en la ciudad de Buenos Aires al finalizar el año, que todavía recordamos vivamente.

En la última parte del año, las tensiones educativas se incrementaron de manera notable en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Una serie de conflictos culminaron generando en noviembre y diciembre un clima de movilización permanente en esta jurisdicción. Una de los principales fue la decisión de aprobar la “UNICABA”, con la consecuente amenaza de cierre de los 29 profesorados de formación docente que existen desde hace mucho tiempo en la ciudad. La decisión final se tomó en la legislatura porteña, en medio de un operativo policial que bloqueaba el edificio mientras en las calles aledañas estudiantes y docentes protestaban por esta decisión no participativa y desconocedora de las recomendaciones de la infinita mayoría de expertos en la materia.

A esta decisión siguió la de trasladar la escuela de “Cerámica 1” a otro edificio escolar que estaba siendo construido para la escuela Yrurtia después de muchos años de reclamo por parte de esa comunidad educativa. Sin que estas cuestiones se aclaren, el ministerio de educación porteño sacó una resolución para discontinuar las escuelas comerciales secundarias nocturnas, aduciendo falta de matrícula y desactualización de planes de estudio y proponiendo el traslado a otras modalidades educativas ubicadas en otras escuelas de la ciudad. El cierre progresivo de estas escuelas, implicarán que cientos de adolescentes pobres de la ciudad no puedan continuar y terminar la secundaria, además de impactar muy fuertemente sobre puestos laborales de docentes que trabajan en dichas escuelas.

Todas estas situaciones extremadamente complejas, se suman a la implementación -fallida en muchos casos- de la llamada “secundaria del futuro”, que no hace más que traer dificultades y generar situaciones de tensión y desigualdad dentro de las instituciones escolares en donde se está implementando.

Como CADE hemos estado presentes acompañando muchas de estas luchas. En la calle, en las asambleas, proponiendo comunicados o pronunciamientos, solidarizándonos con lxs distintxs compañerxs en lucha, produciendo información o datos para ayudar a sostener el derecho social a la educación.

Es verdad, no tenemos muchas cosas para celebrar ni por las cuales brindar al finalizar este año. No imaginamos estar mucho mejor al finalizar el 2019. Salvo que logremos dar vuelta esta página triste de nuestra historia y podamos volver a construir un modelo de país en donde la verdad esté por encima de los engaños, la justicia por encima de los intereses y los derechos por encima de los negocios.

En ese caso, desde la educación tendremos mucho por hacer para que cada habitante de este bendito suelo ocupe su lugar protagónico, transformador e histórico que los tiempos requerirán para que juntos volvamos a soñar y construir la Patria (Grande) para todxs que nunca debimos haber abandonado.

Fuente del artículo: https://albertocesarcroce.wordpress.com/

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Una educación para el buen vivir

Son la mejor gente del mundo y sobre todo la más amable, no conocen el mal – nunca matan, ni roban -, aman a sus vecinos como a ellos mismos y tienen la manera más dulce de hablar del mundo, siempre sonriendo.  Serían buenos sirvientes.

Con 50 hombres podríamos dominarlos y obligarlos a hacer lo que quisiéramos”.

Carta de Cristobal Colón a Isabel de Castilla (luego del primer viaje) – Archivos de Sevilla.

El Estado asume y promueve como principios ético–morales de la sociedad plural: ama qhilla, ama llulla, ama suwa (no seas flojo, no seas mentiroso ni seas ladrón), suma qamaña (vivir bien), ñandereko (vida armoniosa), teko kavi (vida buena), ivi maraei (tierra sin mal) y qhapaj ñan (camino o vida noble).”

Artículo 8° de la CPE- Bolivia

Por: Alberto Croce, Fundación VOZ, Seretario Nacional de la CADE

América Latina (y el Caribe- ALC) es un verdadero crisol de historias, culturas e identidades. Algunas originarias y otras llegadas de fuera o traídas por la fuerza. Hoy, el continente en el que vivimos y el que somos, es una fuente inagotable de riqueza cultural extraordinaria en donde confluyen las de los pueblos indígenas, afros y migrantes de diferentes oleadas en su larga historia, que excede por mucho los cinco siglos que la conquista europea contabiliza.

            La “América Latina unida”,  la “Abya Yala”,  la “Patria Grande”, soñada por nuestros próceres y por la que han dado sus vidas, desde entonces hasta nuestros días, miles de latinoamericanos enamorados por este proyecto, no es percibida por quienes la habitan como una mera oportunidad de ampliación de mercados. Es identificada como un sueño que está anclado en la Cruz del Sur y desde allí tracciona un futuro diferente para todos los que vivimos en esta tierra “Pachamama”.

El sueño de América Latina se alimenta de aquel sueño guaranítico de “la tierra sin males”. Esa utopía originaria que atraviesa nuestras tierras enredando historias desde el Cuzco hasta el Teyatepec, desde el Tihuantisuyo al Corcovado, es fuente de sentido y direccionalidad. Es la construcción o reconstrucción de la Abya Yala que anunciaron los pueblos kunas de Centro América y que hoy se expresa en esa hermosa Wiphala llena de mensajes para transmitir y que hacen ondear los pueblos andinos de América pero que se va haciendo patrimonio común de las luchas populares en todo el continente.

 América Latina es una fuente de agua fresca que salta desde las estrellas y se desparrama suavemente hasta llegar a las profundidades de las raíces de nuestro continente. Cruz del Sur y Pachamama se encuentran generando los colores de esa Wiphala, con los sonidos de las quenas y los atabaquis, los movimientos vibrantes de las capoeiras, la danza melodiosa de las guaranias, los atrevidos tangos, los provocativos mariachis y los hondos loncomeos.

Maíz que se convierte en arepas, tacos y chichas embrujadas. Cacao caliente y “sucos gelados” que encierran el trópico vibrante.

América Latina es una canción que cantamos entre todos, que vamos hilvanando desde las soledades hasta las multitudes. Canción que se alza al viento desde el faro central del Machu Pichu, con corazón de oro, madera y agua dulce.

Todo nos habla de fuerza y de identidad. Una identidad compartida más allá de las lenguas diversas y los territorios extensos y fecundos.

América Latina es una región con un futuro abierto en el mundo. Aquí no está todo dicho ni mucho menos. Desde sus Andes y sus Pampas, desde sus Selvas y Deltas, hemos parido páginas de literatura singular, la educación popular, la teología de la liberación. Todas son un grito fantástico de rebeldía frente a la injusticia, la desigualdad y la exclusión. Nuestro continente entero es un clamor irreverente llamando a un amanecer nuevo y a la tierra sin males que no se resigna, a pesar de todo…

EL BUEN VIVIR

            Una de las propuestas que tiene la posibilidad de reunir en pocas palabras muchas de las dimensiones que señalamos más arriba es la del “Buen Vivir” o el  “Vivir Bien”.

            El “Buen Vivir – Vivir Bien” proviene de las palabras indígenas Sumak Kawsay (en quechua) – Suma Qamaña (en aymara), que significan vida en plenitud, en armonía y equilibrio con la naturaleza y en comunidad, por lo que también algunos lo traducen como “el Buen Convivir”.

            El Buen Vivir es una manera de vivir, una filosofía de vida, una cosmovisión integradora de todas las relaciones: con los demás, con la naturaleza, consigo mismo. Quienes se proponen “Vivir Bien” deciden vivir de una manera diferente, como veremos más adelante.

            En nuestros tiempos, la expresión apareció y se fortaleció oponiéndose conceptual y prácticamente, a otros conceptos contemporáneos. Uno de ellos, con el que más se ha confrontado,  es el de “Desarrollo”. Este último muchas veces está ligado al crecimiento económico, casi siempre fundado en una explotación irracional de los bienes que la tierra nos ofrece y que su propia cosmovisión denomina “recursos materiales”.

            De esta manera, desde América Latina y el Caribe, se levantó una voz muy fuerte respecto de esta perspectiva desarrollista, que animaba y sigue inspirando a la mayoría de foros internacionales. “No buscamos el desarrollo, queremos Vivir Bien”, repetían una y otra vez en los distintos foros los militantes de esta cosmovisión.

            Por otro lado, el Buen Vivir también apareció presentándose como alternativa a modelos socialistas y capitalistas, procurándo ocupar un lugar propio proveniente de los anhelos y culturas de los pueblos originarios.

            En sus definiciones más radicalizadas, el Buen Vivir privilegia a la naturaleza sobre la misma persona humana. La prioridad es la vida y ésta está presente en toda la naturaleza, la “Madre Tierra”, de la que somos parte, no dueños, ni señores.

            Para su mejor comprensión, recopilamos  aquí los 25 aspectos que David Choquehuanca, ex-canciller de Bolivia y especialista en esta cosmovisión, señalaba como constituyentes de la concepción boliviana del Buen Vivir. (Los encomillados son textuales de Choquehuanca).

Priorizar la vida

Vivir Bien es buscar la vivencia en comunidad, donde todos los integrantes se preocupan por todos. Lo más importante no es el humano (como plantea el socialismo) ni el dinero (como postula el capitalismo), sino la vida. Se pretende buscar una vida más sencilla. Sea el camino de la armonía con la naturaleza y la vida, con el objetivo de salvar el planeta y da prioridad a la humanidad.

Llegar a acuerdos en consenso

Vivir Bien es buscar el consenso entre todos, lo que implica que aunque las personas tengan diferencias, al momento de dialogar se llegue a un punto neutral en el que todas coincidan y no se provoquen conflictos. “No estamos en contra de la democracia, pero lo que haremos es profundizarla, porque en ella existe también la palabra sometimiento y someter al prójimo no es vivir bien”

Respetar las diferencias

Vivir Bien es respetar al otro, saber escuchar a todo el que desee hablar, sin discriminación o algún tipo de sometimiento. No se postula la tolerancia, sino el respeto, ya que aunque cada cultura o región tiene una forma diferente de pensar, para vivir bien y en armonía es necesario respetar esas diferencias. Esta doctrina incluye a todos los seres que habitan el planeta, como los animales y las plantas.

Vivir en complementariedad

Vivir Bien es priorizar la complementariedad, que postula que todos los seres que viven en el planeta se complementan unos con otros. En las comunidades, el niño se complementa con el abuelo, el hombre con la mujer, etc.

Equilibrio con la naturaleza

Vivir Bien es llevar una vida de equilibrio con todos los seres dentro de una comunidad. Al igual que a la democracia, a la justicia también se la considera excluyente,  porque sólo toma en cuenta a las personas dentro de una comunidad y no a lo que es más importante: la vida y la armonía del hombre con la naturaleza. Es por eso que Vivir Bien aspira a tener una sociedad con equidad y sin exclusión.

Defender la identidad

Vivir Bien es valorar y recuperar la identidad. Dentro del nuevo modelo, la identidad de los pueblos es mucho más importante que la dignidad. La identidad implica disfrutar plenamente una vida basada en valores que se han resistido por más de 500 años (desde la conquista española) y que han sido legados por las familias y comunidades que vivieron en armonía con la naturaleza y el cosmos.

Uno de los objetivos principales del Vivir Bien es retomar la unidad de todos los pueblos

Aceptar las diferencias

Vivir Bien es respetar las semejanzas y diferencias entre los seres que viven en el mismo planeta. Va más allá del concepto de la diversidad .”No hay unidad en la diversidad, sino es semejanza y diferencia, porque cuando se habla de diversidad sólo habla de las personas”, Este planteamiento se traduce en que los seres semejantes o diferentes jamás deben lastimarse.

Priorizar derechos cósmicos

Vivir Bien es dar prioridad a los Derechos Cósmicos antes que a los Derechos Humanos. “Cuando el gobierno boliviano habla de cambio climático, también se refiere a los derechos cósmicos, Por eso el Presidente (Evo Morales) dice que va a ser más importante hablar sobre los derechos de la madre tierra que hablar sobre los derechos humanos”.

Saber comer

Vivir Bien es saber alimentarse, saber combinar las comidas adecuadas a partir de las estaciones del año (alimentos según la época).

Saber beber

Vivir Bien es saber beber alcohol con moderación. En las comunidades indígenas cada fiesta tiene un significado y el alcohol está presente en la celebración, pero se lo consume sin exagerar o lastimar a alguien. “Tenemos que saber beber, en nuestras comunidades teníamos verdaderas fiestas que estaban relacionadas con las épocas estacionales. No es ir a una cantinas y envenenarnos con cerveza y matar las neuronas”.

Saber danzar

Vivir Bien es saber danzar, no simplemente saber bailar. La danza se relaciona con algunos hechos concretos como la cosecha o la siembra. Las comunidades continúan honrando con danza y música a la Pachamama,principalmente en épocas agrícolas; sin embargo, en las ciudades las danzas originarias son consideradas como expresiones folclóricas.

Saber trabajar

Vivir Bien es considerar el trabajo como fiesta. “El trabajo para nosotros es felicidad”,

Retomar el Abya Yala

Vivir Bien es promover que los pueblos se unan en una gran familia. Esto implica que todas las regiones del país se reconstituyan en lo que ancestralmente se consideró como una gran comunidad.

Reincorporar la agricultura

Vivir Bien es reincorporar la agricultura a las comunidades.Hay que recuperar las formas de vivencia en comunidad, como el trabajo de la tierra, cultivando productos para cubrir las necesidades básicas para la subsistencia.

Saber comunicarse

Vivir Bien es saber comunicarse. Se pretende retomar la comunicación que existía en las comunidades ancestrales. El diálogo es el resultado de esta buena comunicación

El Vivir Bien no es “vivir mejor” como plantea el capitalismo. Entre los preceptos que establece el nuevo modelo del Estado Plurinacional, figuran el control social, la reciprocidad y el respeto a la mujer y al anciano.

Control social

Vivir Bien es realizar un control obligatorio entre los habitantes de una comunidad. “Este control es diferente al propuesto por la Participación Popular, que fue rechazado (por algunas comunidades) porque reduce la verdadera participación de las personas”.

Trabajar en reciprocidad

Vivir Bien es retomar la reciprocidad del trabajo en las comunidades. En los pueblos indígenas esta práctica se denomina ayni, que no es más que devolver en trabajo la ayuda prestada por una familia en una actividad agrícola, como la siembra o la cosecha. “Es uno más de los principios o códigos que nos garantizarán el equilibrio frente a las grandes sequías”,

No robar y no mentir

Vivir Bien es basarse en el ama suwa y ama llulla (no robar y no mentir, en quechua ). Es fundamental que dentro de las comunidades se respeten estos principios para lograr el bienestar y confianza en sus habitantes. “Todos son códigos que se deben seguir para que logremos vivir bien en el futuro”.

Proteger las semillas

Vivir Bien es proteger y guardar las semillas para que en un futuro se evite el uso de productos transgénicos.

Respetar a la mujer

Vivir Bien es respetar a la mujer, porque ella representa a la Pachamama, que es la Madre Tierra poseedora de dar vida y cuidar a todos sus frutos. Por estas razones, dentro de las comunidades, la mujer es valorada y está presente en todas las actividades orientadas a la vida, la crianza, la educación y la revitalización de la cultura. Los pobladores de las comunidades indígenas valoran a la mujer como base de la organización social, porque transmiten a sus hijos los saberes de su cultura.

Vivir Bien y NO mejor

Vivir Bien es diferente al vivir mejor, que se le relaciona con el capitalismo. Vivir mejor se traduce en egoísmo, desinterés por los demás, individualismo y solamente pensar en el lucro. Considera que la doctrina capitalista impulsa la explotación de las personas para la captación de riqueza en pocas manos, mientras que el Vivir Bien apunta a una vida sencilla que mantenga una producción equilibrada.

Recuperar recursos

Vivir Bien es recuperar la riqueza natural del país y permitir que todos se beneficien de ésta de manera equilibrada y equitativa. La finalidad de la doctrina del Vivir Bien también es la de nacionalizar y recuperar las empresas estratégicas del país en el marco del equilibrio y la convivencia entre el hombre y la naturaleza en contraposición con una explotación irracional de los recursos naturales.

Ejercer la soberanía

Vivir Bien es construir, desde las comunidades, el ejercicio de la soberanía en el país . En ese marco se reconstruirán las comunidades y naciones para construir una sociedad soberana que se administrará en armonía con el individuo, la naturaleza y el cosmos.

Aprovechar el agua

Vivir Bien es distribuir racionalmente el agua y aprovecharla de manera correcta. El agua es la leche de los seres que habitan el planeta.

Escuchar a los mayores

Vivir Bien es leer las arrugas de los abuelos para poder retomar el camino. Una de las principales fuentes de aprendizaje son los ancianos de las comunidades, que guardan historias y costumbres que con el pasar de los años se van perdiendo. “Nuestros abuelos son bibliotecas andantes, así que siempre debemos aprender de ellos”

Hacia una Educación para el Buen Vivir.

América Latina y el Caribe tienen una larga historia en la construcción de propuestas pedagógicas innovadoras y muy potentes. Quizás su punto más alto fue el surgimiento de la “Educación Popular”, en aquellos círculos de alfabetización que impulsaba el maestro Paulo Freire. Pero han habido, antes y después, interesantes propuestas pedagógicas que construyeron una fecunda historia de la educación en América Latina y el Caribe. [1]

En esta historia, los distintos movimientos y organizaciones sociales han sido determinantes. Algunos con una trayectoria muy importante, tanto respecto de sus propias historias, como a la expansión territorial de sus iniciativas, propuestas y postulados.

El Buen Vivir resulta una cosmovisión de alguna manera unificante de estas diversidades. Por ello, hablar de una educación para el Buen vivir es encontrar un punto importante de encuentro para muchas luchas y causas de la Abya Yala.

Así como el Buen Vivir se construye también en confrontación con otras corrientes ideológicas contemporáneos, una pedagogía del Buen Vivir también lo hace.

Quizás el paradigma educativo que hoy aparece como más confrontado o interpelado por la concepción del Buen Vivir es el de la “Calidad de la Educación”.

Cuando surge esta propuesta allá por la mitad de los años 80 , empieza a postular el concepto de “Calidad” y de “Excelencia” para aplicarlo a la educación[2]. Conceptos que surgieron de ámbitos de la producción y de la gestión institucional y que, de pronto, empezaban a ser trasladados casi sin escalas al campo educativo. Junto con estas visiones, aparecían los procesos de privatización (endógena o exógena) del sistema educativo o de sus partes, la mirada de que la educación podía ser una mercancía de intercambio en el mercado, los “ránkings” ligados a los procesos de evaluación estandarizada y a la idea del “éxito” como gran motivador de aquello que se buscaba para los alumnos que se pretendía educar. Éxito que se entendía desde lograr que un alumno pudiera llegar a tener poder y riqueza, valores a los que se ligaba este concepto. Este tipo de propuesta educativa resulta funcional a modelos capitalistas y neoliberales que hoy atraviesan América Latina y el Caribe.

En este contexto, proponer otro tipo de educación se vuelve indispensable. Y la Educación para el Buen Vivir es una de las mejores respuestas y propuestas que surgen desde las mismas entrañas de nuestra historia latinoamericana y caribeña.

Por una parte, se apoya en algunos valores y principios que están en armonía con los que hemos podido conocer algunos párrafos más arriba. Además suma algunas características propias desde lo pedagógico que la hacen también muy potente.[3]

La Educación para el Buen Vivir es una propuesta de educación emancipadora, que busca que los estudiantes puedan cuestionarse críticamente sus propias visiones y miradas de la realidad e identificar estrategias para modificarla o transformarla.

Los que proponen la Educación para el Buen Vivir tienen como meta de sus esfuerzos pedagógicos, el educar a los estudiantes para que sean personas de bien, o, dicho de otra manera, personas buenas. Personas que hagan el bien a los que lo rodean, a la naturaleza a sí mismos. Personas que sean reconocidas por eso y no por ser exitosas en los términos del poder o del mercado.

Las propuestas de esta educación hoy pueden encontrarse tanto en la educación formal como también en experiencias de educación no formal y alternativa. Dependerá de las circunstancias, de las relaciones de poder, de las situaciones de las comunidades en las que surgen y de las necesidades de los diferentes colectivos. Las organizaciones y movimientos sociales han creado a lo largo de los años experiencias educativas que comenzaron siendo no formales pero algunas veces llegaron a alcanzar el reconocimiento oficial de las propias autoridades educativas en sus diferentes países y fueron penetrando la educación formal.[4]

Veamos algunos de los criterios que están inspirando y orientando esta propuesta:

  • Una educación llevada adelante por instituciones con un proyecto político pedagógico propio. La Educación para el Buen Vivir no es una educación neutra (en realidad, no existe la educación “neutra”). Postula claramente cuáles son sus principios, valores y orientación. Respeta la posibilidad de cada uno de elegir sus propias opciones pero presenta abiertamente cuál es la suya.
  • Una educación para todos. Atender a la inclusión educativa es reconocer los derechos de los sujetos, en igualdad de oportunidades y una intencionalidad de construcción de caminos para efectivizarlos. Desde el concepto de ciudadanía, se hace especial énfasis en los derechos a la educación, a la expresión, a la participación, a la gratificación, a la no discriminación por cualquier causa, al afecto, al involucramiento de adultos significativos, a tener un proyecto de vida….
  • Una educación contextualizada. El conocimiento se construye en la interacción con los demás, la naturaleza, las circunstancias y el auto registro de la experiencia personal. La acción educativa debe apuntar a estimular estas interacciones. Por esa razón, se debe intervenir elaborando situaciones altamente significativas, en situación de identidad con la idiosincrasia de la comunidad local. Tomar como punto de partida la realidad familiar y barrial que contextualiza el proyecto educativo. Promover aprendizajes vinculados con el trabajo y la vida cotidiana, contenidos y saberes contextualizados, cotidianos, necesarios, reales.
  • Una educación donde los sujetos del aprendizaje son protagonistas. Se reconoce como fundamental el lugar de los estudiantes en el proceso educativo. La educación que se busca reconoce que todos pueden enseñar y todos pueden aprender. Confía en el protagonismo de los sujetos del aprendizaje en la producción de procesos de cambio. Esto conlleva el desarrollo de acciones de acompañamiento personalizado, la posibilidad de diferenciar ritmos de aprendizaje y métodos, la concreción de programas adecuados a las capacidades de cada uno, etc. Supone un fuerte sentimiento de respeto por los saberes, las culturas, las formas de aprender, los procesos y la historia de cada persona y de cada pueblo.
  • Una educación que recupera la identidad positiva. Esta educación busca producir un impacto positivo en la subjetividad; intentando desarrollar la potencialidad de los sujetos. Por esa razón, evidencia mucho esfuerzo para lograr: trabajar sobre la auto-percepción de los estudiantes; fortalecer su autoestima; desarrollar en ellos el sentimiento de potencia para enfrentar nuevos desafíos; trabajar en la construcción de la identidad; conocer el lugar en el cual se vive; desarrollar la capacidad afectiva; establecer límites claros que contribuyan a desarrollar la seguridad y la confianza en sí mismos en los educandos; crear hábitos; enfatizar la dimensión del cuerpo en los aprendizajes posibles; promover la autonomía, los aprendizajes auto-gestionarios, el interés, la creatividad y el ingenio. En este sentido, adquiere nueva significación la evaluación: se la asume como una ayuda para la auto-regulación, un trabajo para el diagnóstico permanente, una mediación entre pares, el registro de los progresos cualitativos en el proceso de aprendizaje, una orientación para el diseño de nuevas actividades escolares.
  • Una educación que recupera la conciencia colectiva e histórica. Otorga una importancia central al desarrollo de experiencias áulicas, escolares y organizacionales tendientes a la convivencia democrática, comunitaria y horizontal. Estas experiencias señalan también el efecto de empoderamiento que el grupo ofrece al sujeto en el proceso de enseñanza y aprendizaje, entendiendo que el conocimiento es una construcción colectiva. Por lo tanto, promueve aprendizajes cooperativos, comunitarios, tutorías solidarias que reconstruyan los lazos del alumno con su comunidad, expresiones grupales cooperativas y solidarias, actividades de resolución cooperativa, actividades tendientes a la consideración de las dinámicas institucionales donde niños y jóvenes se encuentran insertos, actividades de auto-gestión comunitaria, etc. Todo ello inspirado en el sentido comunitario de los pueblos originarios.
  • Una educación que recupera valores. Enfatiza el desarrollo de actitudes solidarias, conciencia crítica, tolerancia, respeto por las diferencias y esfuerzo por la inclusión de las mismas como riqueza, cultura local y regional, identidad, paz. Promueve cambios en aquellas actitudes que impactan negativamente en la posibilidad de inclusión activa del sujeto en su medio social. Un aspecto considerado como fundamental  es la interacción respetuosa con la Madre Tierra Pachamama.
  • Una educación que parte de los saberes previos. No se trata de una declamación de discursos comunes; efectivamente, busca partir de los saberes previos, retomando las prácticas tradicionales para aplicarlas y mejorarlas. Tales son las condiciones iniciales del aprendizaje: aquellos saberes previos, valiosos y posibilitadores. Desde este lugar, cobra mayor relevancia el rescate y la preservación de los conocimientos y tradiciones regionales, la cultura local, las expresiones recreativas y celebrativas locales. En el marco de la experiencia áulica se hace referencia a la consideración de las experiencias de vida, las experiencias escolares devenidas en una trayectoria facilitadora u obstaculizadora; considerando que a través de estas experiencias, cada uno ha construido sus propios conocimientos y esquemas de aprendizaje y desde estos esquemas se atribuye significado a los nuevos contenidos.
  • Una educación que enfatiza el desarrollo simbólico. Enfatiza especialmente el desarrollo lingüístico; estimula el juego simbólico, el uso de juegos dramáticos que estimulen el desarrollo de la oralidad, actividades de interacción con material escrito, diverso tipo de intercambios, etc. Otorga un lugar fundamental a la discusión sobre las situaciones problemáticas y al diálogo entre los sujetos del aprendizaje. La intención permanente es ayudar a que los estudiantes tomen distancia sobre su propia realidad para interrogarse; pretende, por lo tanto, colaborar en el proceso de constitución y afianzamiento del pensamiento.
  • Una educación que se nutre del trabajo humano. Para el Buen Vivir, el trabajo es un eje organizador. “Ama Qhilla”, llama el mandato andino. “No seas holgazán”, o dicho positivamente, “Trabaja”. El estudiante del Buen Vivir es, fundamentalmente, un trabajador. El trabajo no ocupa el lugar de “formación para el trabajo” o capacitación laboral, sino de educación del hombre trabajador. O el trabajador que se educa. No se piensa en la “inclusión al mundo del trabajo” porque no hay otro mundo que no sea el del trabajo.
  • Una educación para la inclusión. Desde los proyectos educativos, procura colaborar en la adquisición de competencias, habilidades para poder participar activamente en los cambios con los que nos desafía el mundo presente; pretende colaborar en la construcción de conocimientos generadores y enriquecedores de la comprensión del mundo y el desenvolvimiento en él, con contenidos globales e integradores. Intenta ayudar a comprender colectivamente las dificultades para la inclusión reconocidas en la experiencia personal y del grupo de pertenencia; Se vuelve necesario poder consensuar estas acciones pedagógicas que posibiliten el acceso a un saber más amplio, en una línea de continuidad que no separa la cultura popular y la realidad local de la cultura escolar y que posibilite la integración social. Esta educación no pierde de vista que muchas veces es necesario ayudar a los estudiantes a salir de sus propios límites materiales y simbólicos mediante la participación en eventos colectivos de pares, en eventos culturales, etc., como estrategias de apropiación del espacio comunitario y público y estrategias de inclusión.
  • Una educación que enraizada territorialmente: Intenta promover estrategias viables para mejorar las condiciones de vida, acciones innovadoras, acciones que favorezcan la vida en todas sus dimensiones, adquisición de habilidades orientadas al Buen Vivir. La educación debe integrar a diferentes actores locales, con diversos niveles de participación en el desarrollo de propuestas puntuales y del proyecto educativo, en general: familias, niños, miembros de la comunidad, municipios, redes vecinales, etc. La misma comunidad puede organizar respuestas a sus problemas y necesidades a partir de la valorización de sus recursos. La escuela debería colaborar en la capacitación, el crecimiento, la organización y el desarrollo de grupos y proyectos comunitarios. Por otra parte, desde esta visión, la responsabilidad del proceso de aprendizaje es compartida por las organizaciones del barrio, la escuela, la familia, etc. Es necesario promover formas de articulación circunstanciales y permanentes.

Los Educadores para el Buen Vivir

La educación para el Buen Vivir requiere de comunidades que educan. No se trata de educadores solitarios o individuales. Sin comunidad educadora, en cualquiera de sus formas, no es posible esta orientación educativa.
Esas comunidades están formadas por diversidad de integrantes que interactúan entre sí.

Entre otros, están los docentes o educadores, con responsabilidades diferenciadas y que tienen que estar consustanciados y comprometidos con esta manera de vivir. No se puede formar para el Buen Vivir como si se tratara de un mero contenido curricular. Los educadores para el Buen Vivir, sean docentes formales o no formales, tienen un perfil particular dentro de estas comunidades educadoras,  que podemos delinear con los siguientes rasgos:

  • Son animadores socioeducativos. Son quienes generan conciencia social en la comunidad; quienes recuperan críticamente los saberes locales y facilitan la apropiación de nuevas tecnologías y experiencias útiles para el desarrollo del medio. Promueven la construcción de conocimientos ,enseñan a aprender. Se involucran en la tarea de construcción de base. Consideran que los espacios de aprendizaje van más allá de los ámbitos formales: realizan visitas, reuniones y gestionan espacios informales. Valorizan la existencia y potencialidad de otros espacios educativos no escolares. Favorecen el desarrollo, ofreciendo herramientas simbólicas y diferente tipo de interacciones.
  • Son personas sensibles y cercanas. Promueven una matriz vincular afectiva, actitudes solidarias y participativas. Dialogan y tienen capacidad de escucha. Son personas cercanas. Ayudan a descubrir las riquezas y cualidades personales, resaltándolas con estima y respeto, con sinceridad. Rescatan lo positivo y lo explicitan. Ayudan a reconstruir, reparar y resignificar identidades y auto-imágenes. Valorizan palabras y acciones de los niños y jóvenes. Son sensibles a la injusticia. Comparten emociones, vivencian el dolor ajeno como propio, intentan compensar y contener. Tienen iniciativa, creatividad y autonomía. Son flexibles, tienen una mentalidad abierta. Pueden descentrarse, tienen posibilidad de entrar y salir del lugar del referente. Comparten y ceden protagonismo. Son personas sólidas y armónicas, coherentes en su discurso y su acción. Enfrentan conflictos, socializan dificultades. Sus valores son: solidaridad, responsabilidad, tolerancia y perseverancia. Ayudan a recuperar la esperanza, el futuro y la dignidad personal.
  • Son personas reconocidas por la comunidad en la que educan. Tienen buena relación con los miembros de la comunidad y son respetados por ellos. Se relacionan con las culturas locales. Buscan códigos y formas adecuadas de relación con el contexto local. Comprenden su contexto y sus realidades familiares, porque los conocen. Respetan las diferentes culturas. Desarrollan la capacidad de ver, escuchar, comprender la cotidianidad del otro que es diferente. Están abiertos a la diversidad.
  • Son auto-críticos y con actitud de vigilancia epistemológica. Tienen capacidad reflexiva. Construyen espacios de discusión y vigilancia epistemológica, sometiendo a crítica las acciones y las lecturas que hace de los niños y jóvenes y sus familias, para no caer en idealizaciones, justificaciones, reproducciones de prácticas paternalistas, etc. Priorizan los espacios de reflexión en común. Reflexionan escuchando el aporte de los estudiantes. Se auto – evalúan y aceptan críticas. Reconocen sus preconceptos sobre la realidad local y la caracterización de la gente que vive en circunstancias desfavorables, sus saberes y vivencias que propicien o dificulten la tarea, su conocimiento de la historia y los valores culturales locales, su conocimiento de los factores socio-políticos con relación a la situación de exclusión, sus propios valores, expectativas, prejuicios y déficit, etc., para lograr mayor honestidad y libertad en sus intervenciones. Participan en instancias de capacitación permanente y colectiva. Buscan nuevos marcos teóricos. Buscan profesionalizarse y especializarse. Poseen actitud investigadora.
  • Son personas comprometidas con un proyecto colectivo. Hacen junto con sus compañeros un análisis sociopolítico de la realidad. Buscan comprender la complejidad de la realidad social local. Acompañan y apoyan las iniciativas que está llevando adelante la comunidad. Están involucrados con el futuro de los niños. Confían en que los proyectos educativos pueden crear las condiciones necesarias para el aprendizaje. Promueven el rol de los dirigentes elegidos democráticamente en la comunidad. Buscan trabajar participativamente y en equipo. Trabajan en red, registran otros escenarios de acción, con la comunidad. Tienen voluntad de transformar. Pueden trascender su formación unidisciplinar y el aislamiento profesional.. Aceptan determinados riesgos en función del proyecto colectivo. Pueden animar grupos de aprendizaje. Ayudan a lograr una experiencia de grupo y de comunicación.
  • Son educadores con habilidades para la planificación participativa. Tienen capacidad para negociar y para identificar el aprovechamiento de los recursos de la comunidad. Pueden facilitar la comunicación y la articulación de los actores locales. Están dispuestos a coordinar esfuerzos con diferentes actores e instituciones del medio local. Tienen habilidad para mediar. Facilitan que la comunidad identifique sus problemas y tome decisiones para resolverlos. Pueden realizar diagnósticos. Tienen conocimientos de planificación. Pueden operar procesos de monitoreo y evaluación. Respetan tiempos y plazos. Poseen claridad en cuanto a etapas y tiempos de los procesos de aprendizaje.

A manera de conclusión

Educar para el Buen Vivir implica acompañar pedagógicamente una opción política, una cosmovisión y una manera de entender al ser humano. No se trata solo de un camino metodológico o didáctico activo o participativo. Es, como vimos, mucho más que ello: abrazar un proyecto político pedagógico con eje en la propia identidad.

Esta perspectiva encuentra hoy expresiones muy fuertes en diferentes experiencias educativas latinoamericanas. Desde las Escuelas Do Campo, del Movimiento Sem Terra del Brasil, los Bachilleratos Populares de Argentina, la UNIBOL de Bolivia, el Movimiento Pedagógico Latinoamericano, de los Sindicatos Docentes y las golpeadas y persistentes Comunidades Eclesiales de Base, desparramadas por muchos rincones de América Latina y el Caribe.

Pero, además, de manera no siempre muy pública ni visible, esta educación resiste hoy desde miles de aulas y de escuelas del continente que no se rinden, no se arrodillan, no bajan los brazos y siguen creyendo en las utopías, como lo enseñaba a hacer el gran Eduardo Galeano.[5]

Quizás, el icono más fuerte de esta propuesta, no sea nuevo: es la escuela ayllu de Warisata, en donde educadores formales y populares en forma conjunta y participativa, construyeron una escuela que dejó marcas en América Latina allá por los años 30 del siglo XX. Allí, aquellos sueños del Buen Vivir se hicieron aulas y patios. Y esos sueños persisten hasta hoy.[6]

“Entonces la capilla se pobló

Con la risa de más de trescientos niños

Ahora no había más santos de cartón

En vez de anatemas

Se escucharon lecciones de amor

Traídas por un nuevo viento

Que se cruzó con la glacial angustia del Illampu.

Era Warisatta Escuela

La campana llamaba a los trabajadores

Los clérigos sintieron que les robaban

La propiedad de aquel tañido.

Los InDios vieron nacer un augurio en los altares

 y es que había otro santo demiurgo de la liberación

Elizardo Pérez llamado.

 Avelino fue el primero que asomó a su alma

Entre ambos cantearon

La piedra de la entraña redentora.”

(En Warisata Mía,, Carlos Sebastián Mostajo)

[1] ADRIANA PUIGGRÓS, Educación y sociedad en América Latina de fin de siglo: del liberalismo al neoliberalismo pedagógico  Universidad de Buenos Aires  http://eial.tau.ac.il/index.php/eial/article/view/1046/1078

[2] ACCESO Y PERMANENCIA EN UNA EDUCACIÓN DE CALIDAD El paradigma de la calidad en los procesos de enseñanza y aprendizaje: ¿La Educación se puede asignar a un Modelo? Claudio Alejandro Sosa,: Cristina Ramírez. en Congreso Iberoamericana de Educación, Bs. As., 2010

[3] Hay que mencionar también que, desde algunos sectores para diferenciarse del concepto de “Calidad de la educación”, se habla de “Educación de calidad”, buscando alterar el centro del enfoque al que hacemos referencia y generar un debate más adaptado a las condiciones que hoy nos plantean los medios de comunicación masivos.

[4] Experiencias como la UNIBOL, en Bolivia, las escuelas do Campo, del MST en Brasil, diferentes programas de terminalidad de algún ciclo educativo que lograron reconocimientos en diferentes países por sus ministerios de educación…dan cuenta de este proceso.

[5] “La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para avanzar.” Eduardo Galeano.

[6] Para conocer más sobre la Escuela Ayllu de Warisata, ver http://www.transformarlasecundaria.org/la-escuela-ayllu-de-warisata/

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La escuela secundaria en transformación

Por Alberto Croce.

Cada vez es más evidente que la secundaria comenzó, por fin, una etapa de transformaciones y cambios que ojalá sean realmente profundos y respondan a lo que el conjunto de la sociedad le demanda.

Cuando hace tres años comenzábamos a escuchar a los distintos actores y sectores que conforman e interactúan en el ecosistema de la escuela secundaria, sobre qué pensaban al respecto, comprobábamos una alta sensibilidad alrededor del tema. No era sorpresa. Hace muchos años que infinidad de voces se elevaban diciendo que era necesaria una transformación de la secundaria. Sin embargo, en aquellos momentos, parecía que esas voces resonaban en el vacío y que, finalmente, quedaban ahogadas en el silencio de una frustración que, una vez y otra vez, se renovaba para acallar las mismas.

Pero la historia tiene sus tiempos y también los pueblos y varios factores se conjugaron para que hoy nos encontremos en otra situación bien diferente. Entre pujas, discusiones y diferencias, a fines de 2017, todos los ministros de educación del país acordaron que 2018 sería el  año en que cada jurisdicción provincial presentaría un plan informando al resto cómo sería su propio proceso de transformación, siguiendo algunas pautas generales comunes.

En realidad, ya varias provincias habían comenzado a implementar cambios y programas de transformación. Otras lo han comenzado a hacer este año. Nos alegramos de ello. Y queremos reflexionar sobre este proceso tan importante para este nivel educativo que estamos comenzando a transitar.

¿Cuál es el horizonte?

Los motivos por los cuales la sociedad demanda una secundaria diferente son variados -no siempre compatibles entre sí- y exigentes. Con el potente clamor que supone casi una mitad de adolescentes que no la terminan, una generalizada sensación de que para muchos lo que allí sucede es poco útil para la vida, y una decidida afirmación de que la educación secundaria es un derecho que debe garantizarse para todos y todas, la presión sobre el sistema es inmensa.

Queremos afirmar algo básico que, por ello mismo, algunos pueden sentirse con razones para cuestionar: Necesitamos una secundaria en donde los estudiantes y los profesores estén contentos y se sientan bien enseñando y aprendiendo. Mientras hacemos los grandes cambios pedagógicos, didácticos, metodológicos, curriculares… necesitamos que la escuela sea un lugar en donde los que lo habitan estén felices. En una sociedad con tantas tendencias hedonistas y facilistas, algunos pueden pensar que esto es equivalente a que allí no haya exigencias y que todos puedan hacer lo que quisieran evadiendo al esfuerzo. Nada más alejado de lo que pensamos.

La escuela es un lugar para enseñar y aprender. Enseñan y aprenden estudiantes y docentes (porque aprender es también una de las mejores maneras de enseñar que tienen los docentes). Y tiene que ser un lugar en donde lo que se enseña y lo que se aprende sea importante, consistente, significativo. Por supuesto, no sólo nos referimos a los conocimientos sino también a las distintas habilidades y valores que hoy necesitamos para vivir en este segmento de la historia que nos recibe y que construimos.

Buena parte de la sociedad está convencida de que si se quiere aprender algo, hay que hacerlo con dolor y disgusto. Y piensa que, si no es así, en realidad no hay aprendizaje. Desde el “la letra con sangre entra” en adelante… muchos creen que si no hay caras enojadas, gestos adustos, sensaciones de fracasos y meritocracia “al palo”… no hay educación de calidad.

Para este colectivo “exigentista”, cualquier medida que lleve a que a los estudiantes se le simplifiquen sus trayectorias escolares y se los acompañe en ellas, es vista como un facilismo que atenta contra el aprendizaje. Es un sector poderoso, porque, cada vez que una autoridad educativa anuncia alguna medida que facilite los procesos educativos, recurre a la prensa para denostar los cambios propuestos. Y, al contrario, cuando se anuncia que para aprobar una asignatura se pasa de “4 a 7”, felicita a las mismas autoridades por ir por el camino correcto.  De esta manera, quienes están pensando los cambios se sienten siempre “amenazados” por los medios de comunicación que son implacables cuando estas situaciones se producen. Y cuando sucede, son los mismos gobernadores quienes llaman a los ministros de educación para preguntarles qué está pasando con la educación en su provincia que le genera ruidos en la sociedad.. Son muy difíciles así los cambios y hay que reconocer que los funcionarios que se los proponen aún en estos contextos, son muy valientes.

En esta línea, en no pocas escuelas secundarias se considera bueno a un profesor que reprueba a buena parte de sus estudiantes y se duda de aquel que hace posible que todos certifiquen sus aprendizajes. Nuevamente aquí se puede confirmar que la meritocracia ha calado muy a fondo en nuestros patrones culturales.

Sin embargo, la escuela secundaria que necesitamos necesita desarrollarse en un clima de solidaridad, alegría, compañerismo, dinamismo, creatividad… que haga que quienes allí comparten buena parte de sus vidas, lo pasen bien. Hoy es imposible imaginarse una escuela que sea realmente exitosa sin abrazar cálidamente a sus estudiantes y docentes. Por eso -y sobre todo por eso- la secundaria necesita realmente transformarse profundamente y acompañamos ese proceso con expectativa y compromiso.

Los caminos de la transformación

Desde “Transformar la Secundaria”, luego de tantas horas de reuniones, jornadas y consultas, llegamos a identificar las “8 banderas para la transformación” que muchos de los que leen estas líneas ya conocen. Suponen un conjunto de líneas de trabajo que van en línea con los cambios que buscamos. Las banderas marcan un camino e intentan dar contenido y direccionalidad a los cambios que deseamos.

Al analizar los procesos reales que se están llevando a cabo en las diferentes jurisdicciones provinciales, es posible identificar tres grandes “núcleos” en donde se están concentrando los procesos de transformación. Con sus especificidades, podemos decir que los cambios están dándose respecto del régimen académico, de los contenidos y maneras de enseñar y de las condiciones institucionales que posibilitan o favorecen estos cambios.

Nos proponemos en los párrafos que siguen prestar atención a estos procesos e identificar algunas tendencias acerca de los mismos.

Modificaciones en el régimen académico de la secundaria

Hay acuerdo generalizado en la necesidad de realizar cambios en el régimen académico. Desde hace años, distintos grupos de investigadores han venido trabajando el tema y muchas escuelas han realizado experiencias muy interesantes alrededor de estas modificaciones. En muchos casos, de manera experimental. El común denominador es tratar de que las normativas no terminen siendo un obstáculo para que las trayectorias de aprendizaje fluyan con mayor razonabilidad. A favor de esta mirada está el convencimiento de que repetir el año de cursada no tiene ninguna utilidad en los procesos de aprendizaje de los estudiantes. Por tanto, una de las metas es evitar por todos los medios que los estudiantes repitan, ya que esta es una de las principales causas del abandono.

Claro que evitar la repetición no tiene nada que ver con falsas certificaciones de aprendizajes que no se hicieron. Promover sin aprender es una estafa. Pero no es necesario detener o repetir todos los procesos de aprendizaje por falta de promoción educativa de ciertos segmentos de contenidos específicos. La concepción de aulas heterogéneas y trayectorias escolares desarrollada por algunos autores, permite imaginar otros formatos de tránsito por el nivel secundario, bastante diferentes a los que conocimos en el pasado. Además, ya hay experiencias suficientes que muestran lo valioso de estos caminos nuevos para posibilitar los aprendizajes y lograr disminuir significativamente el abandono escolar.

Tenemos que alejarnos de la idea de que grupos numerosos llegan al mismo tiempo y por los mismos caminos a las mismas metas. Este tipo de uniformidad nos impide pensar otras soluciones para los problemas con que nos enfrentamos. Tenemos que ser inteligentes y creativos para encontrar nuevas respuestas. Y muchas escuelas ya lo están haciendo y lo están logrando. Hay que aprender de estas experiencias y animarse a empezar a caminar sin pretender, de inicio, tener ni todo claro ni todo seguro.

A propósito, hemos observado que en las provincias en que se están empezando a implementar reformas al régimen académico, al aplicarlas, aparecen problemas que no se habían detectado previamente .Esto no implica necesariamente que haya habido improvisación. Sencillamente tenemos que admitir que no todo puede visualizarse claramente antes de comenzar con los cambios. El sistema educativo es muy complejo y contiene situaciones de mucha diversidad y especificidad.  Si no asumimos posturas caprichosas y negadoras de la realidad, estas situaciones y dificultades no son un problema: son oportunidades de mejora en el proceso de cambio. Pero, además, esto debe hacernos buscar conocer y compartir experiencias con otras jurisdicciones y entre diferentes escuelas, para aprender del camino que otros van realizando.

Modificaciones en los contenidos y maneras de enseñar

La escuela secundaria requiere cambiar sustantivamente sus formatos de enseñanza. Afortunadamente son cambios que vienen dándose ya en muchas aulas, sin embargo deben expandirse aún mucho más.

En el imaginario social, el aula es un lugar en donde un docente habla a un grupo de estudiantes que mientras escuchan, escriben en sus carpetas lo que enseña el profesor. Luego estudian en sus casas y certifican estos aprendizajes mediante una prueba oral o escrita. Si aprueban “pasan”, si no, repiten.

Esa caricatura ya no representa lo que sucede en las escuelas. Hoy el aula real es mucho más activa y las actividades variadas. En muchas asignaturas se trabaja en equipo, los estudiantes investigan y exponen, discuten, buscan más información. Si bien el acceso a las tecnologías es muy dispar como podamos imaginar, los estudiantes googlean y acceden a mejor información.

Sin embargo, la secundaria que queremos debe ir mucho más allá. Los procesos de aprendizaje son hoy más activos y la enseñanza tiene que posibilitar una calidad y cantidad de contenidos que superan en mucho los que se trabajaban apenas años atrás. En este sentido, se vuelve cada vez más importante el lugar que deben ocupar los profesores, como especialistas de sus asignaturas pero también como dinamizadores, motivadores e impulsores de los procesos de aprendizaje de los estudiantes.

No es suficiente con conocer la propia especialidad disciplinar. El docente de este tiempo debe conocer sobre las dinámicas grupales, los procesos personales de construcción del conocimiento y contar con recursos necesarios para planificar y llevar adelante un proceso de trabajo colectivo.

Cada vez más, se requiere de un profesional más capacitado y mejor dotado para poder enseñar y acompañar la construcción del conocimiento de un grupo de estudiantes. El docente debe ser, por sobre todo, un profesional de la enseñanza. En eso es irremplazable en la educación.

La profesión docente de la escuela que queremos requiere de buenos profesionales, comprometidos con su tarea y reconocidos socialmente como tales, tanto desde sus remuneraciones salariales como desde su valoración y prestigio social. No alcanzará entonces con buenos expertos en sus respectivas ciencias pero sin la indispensable capacitación para ser buenos educadores.

En algunas provincias se ha trabajado en la identificación de diferentes maneras de enseñar, identificando distintas prácticas pedagógicas que pueden ser puestas en juego a la hora de desarrollar procesos de enseñanza aprendizaje. Es un esfuerzo valioso y que va en una buena dirección.

Desde nuestras “banderas” hemos señalados algunos elementos que van también en esta dirección. Por una parte, la implementación de la metodología de la Enseñanza Aprendizaje Basados en Proyectos (EABP), que es una de las que hoy suscita mayor atención. Pero también llamamos a incorporar las expresiones artísticas en todos los procesos de enseñanza aprendizaje, llamando a revalorizar el aprendizaje emocional con sus características específicas. De la misma manera, buscamos impulsar el uso de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), yendo mucho más allá de la enseñanza en el uso de software o de la “pantallerización” de las escuelas. Debemos indagar en las nuevas maneras de pensar y de aprender a las que estas TIC nos están desafiando día a día.

Por el momento, los cambios que observamos, apenas se animan a entrarle a la cuestión curricular. Se están haciendo algunos esfuerzos por lograr una mayor coordinación interdisciplinar. Se busca que dos o tres docentes trabajen en forma coordinada o incluso simultánea. Sobre todo, en lo que se denomina la secundaria baja o el ciclo no orientado (los tres primeros años) se trabaja promoviendo el trabajo en equipo de los docentes. Se constata que no hubo o hubo poca formación para poderlo hacer.

Además, persiste una crítica fuerte a la gran cantidad de disciplinas que hay en los diseños curriculares pero no es algo sencillo de resolver. Entre otras cosas, nos enfrentamos con  la problemática docente que un cambio de este tipo provocaría. No es un tema que sólo esté presente en la realidad de nuestro país. A nivel mundial, la situación no es muy diferente al respecto. Todos piensan que la asignatura que les toca enseñar es fundamental para los estudiantes y no puede ni debe resignarse nada en pos de una integración de conocimientos. Obviamente son cuestiones que deben revisarse. Se debe trabajar mucho más para avanzar en estos cambios para que sean posibles y positivos para los estudiantes  y docentes.

Condiciones institucionales de trabajo

El tercer núcleo sobre el que están trabajando las jurisdicciones respecto de la escuela secundaria es modificar (mejorar) las condiciones institucionales de trabajo. Hay conciencia generalizada de que, para llevar adelante los cambios propuestos, se requiere mejorar sustancialmente las condiciones de trabajo tanto de las instituciones como de los docentes que actúan en las mismas.

Si bien se están pensando e implementando diferentes soluciones, hay dos grandes propuestas que concentran estos esfuerzos: Por una parte, las llamadas “horas institucionales” (que son horas de trabajo adicionales que se reconocen a los docentes para planificar y coordinar su trabajo con otros colegas) y por otra, la concentración horaria o el “docente por cargo”, que busca que una buena parte de profesores de secundario estén todo un turno completo en una institución educativa, buscando un mayor compromiso con la misma y un mejor acompañamiento a las trayectorias de sus estudiantes. En ambos casos, para poderlo lograr, se requiere de una mayor inversión educativa y una reorganización de los recursos. Por ello estamos convencidos de que no es viable proponer una transformación de la secundaria que no comprenda que es necesario contar con un sólido presupuesto educativo que acompañe estas políticas.

Pero, aunque la mirada de la cuestión docente es central y prioritaria a la hora de hablar de la mejora de las condiciones institucionales, tampoco se agota aquí la cuestión. Hay otras condiciones a las que también hay que atender para lograr la mejora institucional requerida. Por una parte, está la cuestión edilicia -básica- que no siempre acompaña las intenciones de una educación de calidad. A lo edilicio se lo debe acompañar con un adecuado equipamiento, que debe incluir el equipamiento tecnológico necesario. Y, por supuesto, garantizar las condiciones elementales para que los estudiantes puedan concurrir a la escuela en condiciones dignas.Ya el querido y recordado Juan Carlos Tedesco se explayaba sobre estos temas cuando introducía los debates sobre las “condiciones de educabilidad”.

 El gran desafío

Sabemos que si se trabaja y se avanza en esta dirección de manera decidida y sostenida, en algunos años podremos tener una secundaria bastante diferente a la que hoy conocemos.

Sin embargo, también necesitamos advertir sobre dos grandes riesgos que tenemos que superar. Por una parte, el de la neutralización de las normativas y, por otra, la de la fragmentación de la secundaria a nivel nacional..

El primer riesgo hace referencias al de cierta tendencia de las endo-burocracias de hacer modificaciones normativas que en realidad, terminan no cambiando nada en la práctica. La resistencia a los cambios puede permitir dar un barniz burocrático de transformación que no llega ni transforma lo que pasa en las aulas y que termina posibilitando que cada docente mantenga sus mismos formatos sin proponerse ningún cambio real de sus prácticas. Sería una gran frustración y perderíamos una gran oportunidad. Si los cambios sólo aparecen en las normativas que van de arriba hacia abajo y no hay participación de los docentes y compromiso con los mismos, si se proponen en simultáneo con una campaña de desprestigio de su tarea y de un desconocimiento de sus esfuerzos cotidianos… no habrá cambios reales y estaremos ante una cáscara hueca que no va a convencer a nadie.

El segundo riesgo es que los procesos provinciales comiencen a tomar distancia unos de otros y, bajo una deseable perspectiva federal, se produzca una gran fragmentación del nivel que luego dificulte los procesos de movilidad para los estudiantes al interior del sistema. Lo peligroso es que este riesgo es tan grande que puede servir a su vez de pretexto para no animarse a cambiar nada, habida cuenta de la traumática experiencia vivida en los años que sufrimos la Ley Federal de Educación.

Pero la advertencia de los riesgos debe servirnos para avanzar con inteligencia, nunca para detenernos y -menos- para retroceder. Si logramos entre todos encontrar respuestas válidas a estos desafíos, vamos a poder encontrar escuelas -¡y sobre todo escuelas públicas!- muy diferentes a las que hoy conocemos.

Imaginamos escuelas bulliciosas como colmenas. Activas. Vitales. En donde los adolescentes van y vienen hacia las aulas de talleres en donde los esperan grupos de docentes que los conocen uno por uno. Que los reciben, que los abrazan, que los llaman por su nombre. Que los acompañan y les enseñan a buscar en sus celulares contenidos que están disponibles. Que conectan algunos de esos celulares a pantallas más grandes para debatir, discutir y encontrar con otros, soluciones a problemas que les interesan. Que se agrupan y reagrupan según sus trayectorias e intereses. Que cuentan con estudiantes mayores que también les ayudan a aprender. Que junto con sus docentes van a las distintas organizaciones de su barrio para conocer los problemas y pensar soluciones. Que aprenden a exigir a sus autoridades participando de los “parlamentos juveniles” y “modelos participativos”. Que saben que cuentan con tutores para despejar dudas y para orientarlos en momentos críticos de su adolescencia. Que pueden participar de su Centro de Estudiantes para proponer ideas que mejoran a toda la escuela. Que van mucho más allá de lo que imaginaron sus profesores cuando pensaban en los contenidos curriculares. Que sienten que son tenidas en cuenta sus características y potencialidades personales. Que saben evaluarse para conocer cómo están en el camino del secundario y que tienen las oportunidades necesarias para recuperar aquello que no pudieron alcanzar en su momento. Que encuentran formas diferentes de expresar lo que aprenden y lo que sienten y que van bastante más allá de un “multiple choice”. Que aprenden a amar a su país y a comprometerse con su suerte. Que no quieren ni dejan que nadie se quede afuera, sin importar sus orígenes, sus capacidades, sus opciones de fe, sus preferencias sexuales, sus compromisos políticos. Que defienden su derecho a una educación de calidad, como señal de que están preparados para asumir auténticamente su ciudadanía plena.

Por esa escuela secundaria vamos. Y no vamos a parar hasta que lo logremos

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