Problemas y desafíos de la situación universitaria en Venezuela

Por: Andryxs Leal

La compleja situación que vive el país exige de todos/as quienes lo habitamos y en especial de los que trabajamos en el campo intelectual universitario un inmenso esfuerzo de comprensión de la naturaleza de los actuales problemas, como condición necesaria para la superación de los mismos. En el caso que nos ocupa, es inevitable tomar como punto de partida del análisis la grave realidad que enfrenta el sector universitario nacional, pues es en la universidad donde trabajamos, estudiamos, soñamos y luchamos desde el plano científico y político por una sociedad menos desigual, más humana.

En ese sentido, una lectura correcta de dicha realidad no debe soslayar ningún aspecto de la vida universitaria, teniendo esto como premisa fundamental podemos salir del entrampamiento político-ideológico en que se han ahogado todas las posibilidades de analizar y debatir los problemas objetivos que aquejan a la universidad venezolana por encima de todo pasionalismo partidista. De este modo, propongo como temas inaplazables los siguientes:

El modelo de universidad: cada vez es más urgente en nuestras casas de estudios un debate abierto, profundo y sincero sobre el modelo de universidad vigente, al respecto es bueno preguntarse ¿Cuáles son las principales características del modelo universitario que tenemos? ¿Cuáles son sus aspectos indefendibles y cuales son debatibles? ¿Acaso es cierta aquella afirmación de que el actual modelo de universidad sirve a las fuerzas de la dominación? ¿O acaso dicho modelo no le sirve ni a los dominadores ni a los dominados, tal como plantea Renato Dagnino[1]? ¿Es posible pensar en una universidad despolitizada? ¿Cuál es el balance frente a tantos años de hiperpolitizacion de la universidad venezolana? Bajo un espíritu crítico es que cobraría sentido trabajar tan importante aspecto que hasta el momento ha sido un arma maniquea del panfletismo proselitista tanto de la izquierda como de la derecha dentro de nuestras universidades.

 

La situación presupuestaria de la universidad: es una realidad global el recorte deliberado del presupuesto en las universidades públicas, siendo esta situación aún más aguda en los países periféricos. Según Boaventura De Sousa esto es parte de una agenda neoliberal para acabar con la universidad pública como espacio de pensamiento y critica de la sociedad[2]. Aunque se puede compartir el anterior argumento es necesario distinguir entre un recorte presupuestario y la indigencia financiera en que se encuentra hoy la universidad pública en Venezuela, es ampliamente conocido que el presupuesto de nuestras universidades, a duras penas sirve para pagar nómina y algunos costos de operatividad mínima. En tales condiciones ¿Cómo es posible que la universidad le dé la cara a los problemas del país con alguna posibilidad de acierto? ¿Acaso la actividad científica no requiere y merece prioridad en el presupuesto público?

 

La autonomía de la universidad frente a la política proselitista: aunque no comparto la idea de que la universidad esté ajena a la actividad política tampoco se puede admitir el hecho de que la universidad se convierta en un nicho político ideológico donde se criminalice la protesta y se satanice el pensamiento crítico por designios gubernamentales. Tal situación debe ser debatida y superada pues la misma constituye la más grande amenaza a la existencia de la universidad.

 

Democracia universitaria: resulta anacrónico el hecho de que nuestras universidades se hayan convertido en uno de los espacios más antidemocráticos de la sociedad venezolana, pues en su seno no se eligen rectores, representación estudiantil, gremial ni de ningún tipo, los cargos de autoridad son impuestos a través del posicionamiento político y de allí se desprende que tampoco exista rendición de cuentas, transparencia, ni consulta a los miembros de la comunidad universitaria en ninguno de sus procesos.

 

Condiciones de trabajo y remuneración: en los actuales momentos no es una metáfora decir que la infraestructura de nuestras casas de estudio se cae a pedazos pues es inocultable el avanzado estado de deterioro y abandono de las instalaciones universitarias por parte de las autoridades, esto es así al punto de que ni siquiera las aulas de clase presentan condiciones mínimas para el ejercicio de la función docente; este hecho sorprende toda vez que la universidad latinoamericana y especialmente la venezolana privilegian la función docente, es decir, tienen un marcado carácter docentista[3]. Peor suerte corren los laboratorios, espacios deportivos, culturales, productivos etc. En cuanto a la remuneración de los trabajadores/as universitarios/as la situación no es menos preocupante ya que los sueldos e incentivos salariales que percibimos por nuestra labor son tan irrisorios que bastaría preguntarse por ejemplo ¿Cuántos almuerzos podemos pagar los universitarios con nuestro sueldo mensual? Solo para ilustrar la pulverización que sufrió el tema salarial sobre todo en el último año[4] me limito a señalar que en nuestro país un docente agregado a dedicación exclusiva devenga un sueldo mensual con el que escasamente paga cuatro almuerzos, diez dólares en números redondos.

 

En otro orden de ideas, hace un año exactamente fui invitado por un grupo de estudiantes de la UNELLEZ para compartir –a propósito del día de la juventud- visiones sobre las problemáticas que enfrenta la juventud universitaria venezolana, mi participación en dicho foro la plasmé en un documento donde les dejaba,  en clave de desafíos, abiertas las siguientes cuestiones: “En este momento tanto las llamadas universidades tradicionales como las creadas durante la revolución bolivariana se encuentran en condiciones precarias en cuanto a presupuesto, infraestructura, materiales y equipos, servicios estudiantiles, financiamiento y apoyo a la investigación, etc. Hasta la fecha carecemos de datos exactos sobre la migración de jóvenes al exterior y sobre el ausentismo en las aulas de clase pero es evidente que la magnitud de este problema es grande. […]¿De qué manera está afectando la actual crisis el derecho constitucional a la educación pública, gratuita y de calidad? ¿Qué podemos decir frente al silencio y la indiferencia de las autoridades gubernamentales de cara a la grave crisis que vive la universidad venezolana?”.

 

A modo de síntesis, dichas cuestiones aún siguen abiertas no solo para los/as estudiantes sino para todos/as quienes, como decía al inicio, vivimos, soñamos y luchamos en y desde la universidad. A estas alturas –febrero de 2019- todo indica que la situación se ha agravado, ninguno de los elementos expuestos han presentado mejoras sustanciales y el conflicto entre los gremios universitarios y el ministerio de educación universitaria se torna cada vez más agudo.

 

Finalmente, frente a un panorama tan complejo, una de las tareas imprescindibles que tenemos es superar la extremada y perjudicial polarización -partidista más que política- que ha dejado fuera de juego el pensamiento crítico, el cual es nuestra más poderosa herramienta para proponer soluciones viables en estos días tan aciagos para la universidad y el país.

[1] Dagnino, R. (2007). La universidad y el desarrollo de América Latina. Atos de pesquisa en em educação. ISSN: 1809-0354. Brasil

[2] De Sousa, B. (2008). La universidad en el siglo XXI: para una reforma democrática y emancipadora de la universidad. Centro Internacional Miranda. Caracas

[3] Hernández, Medina y Leal. (2017). Critica de la razón académica docentista. Mimeografiado. Barinas, Venezuela.

[4] Según fuentes no oficiales, Venezuela entró en hiperinflación en noviembre del 2017. Desde esa fecha hasta la actualidad ha sido imposible para el sector universitario lograr tablas salariales acordes a tan difícil situación.

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