Cómo ‘hackean’ tu cerebro para que hagas clic pase lo que pase

Cómo ‘hackean’ tu cerebro para que hagas clic pase lo que pase

 

Fuentes: hipertextual.com

El ‘clickbait’ es una técnica poco ética cada vez más común, para atraer público a vídeos o artículos digitales. Así nos manipula.

Lo que leerás en este artículo te sorprenderá. O quizás no. Pero si hubiésemos puesto esta frase en el título ahora mismo habría muchas más personas leyéndolo. Eso es así, por mucho que intentemos evitarlo, al final todos acabamos cayendo en las garras del clickbait.

Y no es para menos, ya que esta técnica dudosamente ética para atraer público se basa en un estudio muy completo del comportamiento humano. Puede que no la hayan desarrollado neurocientíficos, psicólogos, antropólogos o etólogos, pero lo cierto es que, a base de ensayo y error, con el tiempo se ha forjado como un truco infalible, capaz de encontrar la debilidad hasta en las fuerzas de voluntad más férreas. Veamos cómo lo consiguen.

¿Qué es el clickbait?

Antes de comenzar a hablar sobre cómo el clickbait manipula nuestra mente, debemos saber qué es exactamente.

El nombre procede del inglés ‘anzuelo de clicks’

Se trata de un nombre procedente del inglés, cuya traducción sería algo similar a “anzuelo de clicks”. Y se llama así porque básicamente consiste en eso: hacernos morder el anzuelo para que, a través de títulos engañosos o sensacionalistas, hagamos clics en una publicación.

Esta no tiene por qué ser necesariamente un artículo escrito en un medio digital. También pueden ser vídeos. De hecho, es una práctica muy extendida entre algunos youtubers. Además, hoy en día su uso ha llegado a ser tan común que incluso puede encontrarse en recetas de cocina, con títulos como: “Mezcló leche y huevo y no imaginas lo que ocurrió”. Si pinchamos en la receta, veremos que la leche y el huevo son solo dos de los ingredientes de una larga receta, cuyos resultado final posiblemente sea algo de lo más convencional. Pero ya habremos entrado y posiblemente en el proceso hayamos visto unos cuantos anuncios. Porque ese es otro de los propósitos del clickbait, generar ingresos publicitarios.

Aunque puede hacerse de muchas formas, generalmente se sigue más o menos el patrón del titular de la receta anterior. Frases que generen interés, a veces con exclamaciones, dirigidas en segunda persona al lector o espectador. Además, una vez dentro, la respuesta a esa curiosidad que generó el titular no está o es algo demasiado simple.

En periodismo se considera una táctica poco ética y está muy condenada, tanto por algunos profesionales del sector como por los propios lectores. Pero incluso quienes la condenan pueden acabar cayendo en ella. Porque está hecha precisamente para eso. Y aquí es donde entra en juego la psicología.

clickbait

Control mental

Los seres humanos tendemos a buscar constantemente información de nuestro entorno por un mero instinto de supervivencia. Igual que nuestros antepasados salían a por comida, nosotros intentamos tener el máximo posible de conocimiento sobre el medio en el que vivimos. Así explica en Psychology Today el psicólogo Mike Brooks por qué nos vemos atraídos por el clickbait. 

Y, como el resto de acciones que se relacionan con nuestra tendencia evolutiva a la supervivencia, activa los sistemas de recompensa del cerebro. La moneda de cambio en estos procesos es un neurotransmisor llamado dopamina. 

Popularmente se la conoce como hormona de la felicidad, porque nos genera una sensación de bienestar al liberarse ante determinados estímulos. El objetivo es que sigamos realizando esos hábitos que, en cierto modo, nos benefician evolutivamente. Por eso es tan placentero el sexo. Evolutivamente su fin es que nos reproduzcamos. Otra cosa es que, aun sin tener la más mínima intención de procrear, nos aprovechemos de ese placer que nos genera. Igualmente ocurre con muchas comidas. Comer es un placer, entre otras cosas, porque si no comiéramos nos moriríamos.

En este caso, el titular que induce el clickbait es como un bistec (o una buena hamburguesa de garbanzos para los vegetarianos). Sabemos que comerlo nos dará placer y por eso sentimos que lo necesitamos. Lo mismo ocurre con la promesa de información, que nos mantendrá al tanto de asuntos que, sin ser importantes, rellenarán huecos en nuestro cerebro con conocimientos que no teníamos.

En el mismo artículo, Brooks cita algo conocido como efecto Vegas, por ser muy frecuente entre quienes practican juegos de azar. Sentimos curiosidad por saber qué pasa si apostamos a la ruleta una vez más. O si abrimos ese vídeo en el que un youtuber sonriente anticipa que le ha pasado algo increíble.

El papel de las emociones

clickbait, smiling girl in black and white striped shirt

En declaraciones a WiredJonah Berger, profesor de la Universidad de Pensilvania, habla del papel de las emociones en la toma de decisiones. Cómo nos sintamos a la hora de decidir influye en lo que hagamos finalmente.

Por lo general, los sentimientos extremos, como la ira, la ansiedad o la sorpresa son los que nos llevan a reaccionar más rápido. A veces incluso impulsivamente.

Es la razón por la que muchos de estos titulares clickbait buscan sorprendernos, con muletillas como “lo que ocurrió te sorprenderá” o “lo que pasó es increíble”. Pero también es la razón por la que a veces los medios de comunicación buscan la indignación. Lo hemos visto con la pandemia, al leer titulares que aumentaban nuestra exasperación por la situación. Y también tristemente con casos como el de las niñas asesinadas recientemente por su padre, en Tenerife. El clickbait funciona bien ante situaciones de horror como estas, porque la indignación y la ira de la gente hace mucho más fácil el clic.

¿Es malo caer en la trampa del clickbait?

Morder el anzuelo del clickbait no significa que seamos personas fáciles de engañar. Está muy bien diseñado y es normal picar de vez en cuando. Y tampoco es malo, más allá del tiempo perdido en intentar conocer un dato que finalmente no será tan interesante como parecía.

No debemos sentirnos mal por ello. Son los propios medios de comunicación los que deberían pensarlo dos veces antes de caer en la vía fácil del titular clickbait. Lógicamente, es imposible contar todo lo que dice un artículo o un vídeo solo en el título. Por supuesto, es importante captar la atención de quien recibe la información.

¿Pero a qué precio? Es algo que todo buen comunicador debe pararse a pensar. Literariamente hablando, sacrificar un buen contenido por un titular clickbait es casi como vender el alma al diablo. Y no, no somos Dorian Gray.

Fuente: https://hipertextual.com/2021/06/clickbait

Fuente de la Información: https://rebelion.org/como-hackean-tu-cerebro-para-que-hagas-clic-pase-lo-que-pase/

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El paro definido

Por: Azucena Martínez.
Vamos a acompañar el PARO con la elevadísima conciencia política de la clase trabajadora pues, los universitarios a estas alturas de la contienda, no podemos recular, ni doblegar la JUSTA LUCHA, a causa de posturas paralizantes que, al mejor estilo imperial, intentan invadir el territorio axiológico y desmoralizar acciones libertarias tergiversándolas con epítetos amenazantes:Son de la traición, son de la oposición, obedecen al imperio.
Los revolucionarios sabemos que la coyuntura histórica es peliaguda y entendemos que nuestros esfuerzos se tornen desconcertantes, pero  ni es culpa nuestra, quienes han venido corriendo la arruga son las «autoridades» Ministeriales, las cuales,  irrespetando  la auténtica vocería de los docentes universitarios, han tomado decisiones arbitrarias  y unilaterales. ¿Acaso debemos permitir que sepulten nuestros derechos adquiridos? Por qué no respetan lo establecido en la III Convención Colectiva? Se vulnera el Estado de Derecho , en momentos tan críticos que, en el plano interno, han obligado al pensamiento a vivir dentro del estómago y viceversa, acaparando el mayor tiempo los precios que debemos pagar para simplemente comer.  Y esto  debe decirse con claridad para que se entienda que estamos luchando por la vida y no en contra de la patria; un ideal que se concretiza en cada persona que interactúa en un espacio… De allí que el amor a la   patria se exprese en lo más próximo :hijos_padres, vecinos y entorno laboral ya que, como decía Ali Primera : «La Patria es el Hombre»…
Desde esta perspectiva, sería una verdadera distorsión dejar nuestras esperanzas en la pura espera; pensando que unos u otros nos llamarán  egoístas y no altruistas.   El impulso está en nuestras  necesidades BÀSICAS . las cuales han permitido valorar los escenarios. De cualquier manera, los universitarios no estamos en conspiracion contra Maduro; en contra del Presidente   Maduro están los órganos de control y los funcionarios que, teniendo el PODER para enfrentar la especulación y demás vicios,   para beneficiarse del soborno, burlándose de las máximas autoridades y humillando al pueblo que indefenso, termina pagándoles el costo de tales injusticias.
 Sabemos que existe una guerra económica exógena, pero la más destructiva y devastadora es la endógena, pues aquí los saboteadores, ( de derecha ó de izquierda) se presentan con tal habilidad, que la gente termina culpando a todo el mundo,_hasta a Maduro_  mientras ellos permanecen en el anonimato,… ¿Quien le pone  freno a estas  perversiones, los  trabajadores universitarios?
Aunque tenemos fe en que saldremos victoriosos de la lucha reivindicativa, no creemos que pueda existir salario JUSTO hasta tanto no se castiguen severamente  a los que van a los negocios a tasar la especulación, abusando abiertamente del poder…. militares, policías, fiscales, jueces y otros funcionarios encargados del control
 DEBERÍAN ELIMINARSE LAS VISITAS  DE TODOS TODOS! LOS FUNCIONARIOS A LOS ESTABLECIMIENTOS COMERCIALES
Eso seria el nuevo Decreto  de Guerra Económica.  que pediría  al ejecutivo para debilitar el amadrinamiento..
👌🏼🗣 CERO  supervisión a los negocios recomienda la dialéctica… y verán la solución al gran problema…porque el comerciante sin PODER no se atreve a estos abusos des_ proporcionados!
Soñamos con un PARO DEFINIDO Al SOBORNO …y una política integral que estabilice la economía  por siempre.. Vamos al paro.

 

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