Por: Arturo Santamaría Gómez
Quirino Ordaz Coppel ha insistido, a la largo de su campaña y en declaraciones posteriores, que la educación superior jugará un papel importante en su Gobierno. Sin embargo, más allá de esa declaración no abundan sus tesis sobre lo que propone para las universidades del estado. No obstante, la constancia con la que ha hablado de la educación universitaria lleva a pensar que está hablando en serio y tiene propuestas para ella. Esperemos que así sea. Bajo su directa responsabilidad estarán los nombramientos de los rectores de la UdeO, la Universidad Pedagógica del Estado de Sinaloa (UPES), así como la Universidad Autónoma Intercultural de Sinaloa (UAIS).
Con respecto a la UAS dijo ante el Rector en agosto pasado: “Quiero hacer una alianza con la Universidad para aprovechar el gran aporte que realiza a la sociedad. Seré aliado para construir más con menos recursos. Mi reconocimiento a la UAS y felicito a la institución por todo lo que históricamente ha logrado”, a lo que añadió que buscará apoyar un proceso institucional vanguardista, modernizar sus facultades, ampliar la cobertura a los estudiantes y mejorar la calidad educativa.
Quirino no debe ignorar el ilegal dominio político que ejerce el PAS sobre la UAS, pero seguramente no intentará intervenir para eliminar esa dañina injerencia. El enfrentamiento desestabilizaría a la institución y al mismo estado. El desgaste sería muy alto. Así que la transformación de la casa rosalina tendrá que venir desde dentro para recuperarla académicamente. No obstante, el nuevo Gobierno sí podrá impulsar, a través de otras universidades públicas, importantes reformas, planes, programas y tareas que beneficien a la entidad.
La importancia de la UdeO ha declinado, y los conflictos en la UPES y la UAIS abundaron durante el sexenio de Malova. El error de nombrar políticos y no académicos se traduce inevitablemente en una desviación de las tareas universitarias que repercuten directa y negativamente en el desarrollo del estado.
En todas las instituciones de educación superior de Sinaloa hay investigadores, profesores, empleados administrativos y estudiantes con el deseo, la inteligencia, preparación y propuestas para que la academia retome su rumbo.
En la UPES-Mazatlán, ya han surgido ideas claras para que esa institución se encauce correctamente y se cumplan cabalmente las metas para lo cual fue instituida. Un destacado miembro de ella, el doctor Hernando Hernández, me ha hecho llegar un sólido documento donde analiza la crisis de la institución y hace propuestas concretas para superarla:
Para recuperar el nivel académico y la funcionalidad que tenía UPN es necesario en UPES el funcionamiento comprometido de la Junta de Gobierno, pues está en juego la profesionalización de los docentes en Sinaloa. En esta Junta y en el Gobernador recae la elección de un Rector humanista, conocedor de la historia de la institución, respetuoso de la legalidad, capaz de integrar a los docentes y estudiantes en torno a un proyecto académicoo, preparado para aprovechar las cualidades del personal con formación especializada, apto para delegar y abierto al carácter nacional de la UPN. El centro de transformación serían, entre otros, los siguientes puntos:
1. Reorientar el rumbo de la UPES hacia la recuperación de la función original de la UPN, institución que desde su formación estuvo dirigida a la profesionalización de los maestros en servicio.
2. Recuperar los niveles de calidad previos a la formación de la UPES, reconociendo que será un proceso largo pues es preciso atender antes a las generaciones actuales de licenciatura que fueron recibidas con una lógica de masificación. Después, los programas de maestría, diplomados y especializaciones deben ser analizados, actualizados y reorientados en función de las reformas educativas recientes y de los nuevos conocimientos en psicopedagogía y en humanidades.
3. Reformulación de las licenciaturas que se imparten.
4. Reorganización inmediata de lo legal. El Consejo Académico de la UPES debe reconstruirse según los lineamientos de la Ley Orgánica para responder a las necesidades académicas de la institución. La Comisión Académica Dictaminadora debe convertirse en un organismo independiente e imparcial.
5. Reorientación del Servicio Social para permitir a los alumnos -todos mayores de edad-, elegir y proponer. En caso de que el Consejo Académico decida que procede como opción de servicio social el programa de alfabetización, reorientarlo para darle sustento académico y humano.
6. Búsqueda de soluciones arquitectónicas para recuperar un importante elemento universitario que se ha perdido: los espacios para asesorías, tutorías e investigación.
7. Restitución de los vínculos con otras Unidades de UPN de las que, conforme al decreto de creación, los trabajadores académicos aún forman parte. Los maestros tendrán que reintegrarse al proceso del cual fueron arrancados y que les permitía intervenir activamente en los debates educativos de México y el mundo.
8. Permitir a los directores dirigir el rumbo de su institución dentro de los lineamientos generales emitidos por el Consejo Académico y la Rectoría. Hasta ahora los Directores de Unidad han estado maniatados y se han visto obligados a actuar como meros apéndices del Rector.
Posdata
Según la columnista de la sección de Negocios del diario Reforma, Lourdes Mendoza,(29-11-2016) Malova estuvo a punto de saber dónde se escondió Javier Duarte. Comenta que en una comida el prófugo le dijo al Gobernador de Sinaloa: “Malova yo ya sé a dónde me voy a ir a esconder. Si quieres al rato te platico”. A lo que Malova le respondió: “No gracias, yo no tendré que esconderme”.
Fuente: http://beta.noroeste.com.mx/publicaciones/opinion/quirino-y-educaci-oacute-n-superior-97445