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Por Cecilia Bazán
Las mujeres trabajan más y por menos dinero que los hombres. Son mayoría en los índices de trabajo informal y precarización. No es una opinión sino un hecho y por eso se convoca a un paro mundial de mujeres el próximo 8 de marzo. La efeméride surgida del incendio en una fábrica donde trabajaban mujeres ha sido muchas veces frivolizada, pero esta medida busca reivindicarla.
Quienes lo impulsan dicen que reconocer el trabajo no remunerado de las mujeres, tanto de cuidados como de tareas domésticas, es un peldaño importante en la escalera hacia la igualdad. “El paro está orientado a la denuncia de las diferencias económicas que el estado de cosas marca entre géneros”, define Julieta Fantini, integrante del colectivo Ni Una Menos Córdoba.
El paro es apoyado por esta organización y tendrá su versión en muchas ciudades del mundo, sostenido por agrupaciones feministas, políticas y sindicatos.
Australia, Bolivia, Brasil, Chile, Costa Rica, República Checa, Ecuador, Inglaterra, Francia, Alemania, Guatemala, Honduras, Islandia, Irlanda del Norte, República de Irlanda, Israel, Italia, México, Nicaragua, Perú, Polonia, Rusia, Salvador, Escocia, Corea del Sur, Suecia, Togo, Turquía, Urugua y Estados Unidos ya tienen convocatorias propias. “Si nuestro trabajo no vale, produzcan sin nosotras”, alegan.
En Córdoba, el 8 de marzo habrá una movilización de tres horas a partir de las 13. “Paramos las tres horas que no nos pagan por trabajos domésticos, en un promedio general”, señala Fantini.
El sentido del paro. La brecha salarial entre hombres y mujeres en Argentina ronda el 27 por ciento. Pero el paro de mujeres no solo es aplicable a las “asalariadas” sino que abarca a las mujeres monotributistas, las que trabajan por su cuenta y a las amas de casa.
“Este paro marca un punto de partida, abre la posibilidad de pensar en un cese de actividades de mujeres, más allá de su condición salarial”, define la socióloga Marisa Fournier, coordinadora de la Diplomatura en Género, Políticas y Participación de la Universidad Nacional de General Sarmiento.
“Muestra que somos trabajadoras por dentro y por fuera de la familia, asalariadas o no, precarizadas o no, pero hay algo que tiene que ver en lo que representamos las mujeres para la reproducción de la vida que este paro pone en agenda”.
Esta investigadora y docente sitúa la iniciativa del 8 de marzo en un contexto en el que “la organización territorial, política, que venimos teniendo en Argentina desde la conquista de la democracia es fruto de un trabajo enorme e inmenso de las que nos abrieron el camino, militantes y académicas feministas”, que hoy tienen 80 o 90 años.
“A toda esa construcción densa se suma la movida del Ni Una Menos, que hizo un uso inteligente y comprometido de las redes sociales. Son estas cosas que se conjugan para que en Argentina podamos estar planteando un paro internacional de mujeres”, grafica en diálogo con Día a Día.
Fournier pone de manifiesto lo importante que es el “reconocimiento de todo lo que hacen las trabajadoras comunitarias, las educadoras comunitarias, el activismo cultural, lo que no es estatal pero sin lo cual la reproducción de la vida se debilita”. Y pone como ejemplo los centros de desarrollo infantil del conurbano bonaerense –su ámbito de investigación– sin los cuales muchas chicas y chicos estarían en la calle todo el día sin contención.
Una importante brecha. ¿Qué tan grande es la diferencia de horas de trabajo entre sexos? Los datos de la Encuesta sobre Trabajo no remunerado y uso del tiempo generados por un módulo de la Encuesta Anual de Hogares por el Indec en 2013 permiten observar que tanto la participación en el mercado de trabajo remunerado como la distribución de los trabajos domésticos no remunerados (los quehaceres domésticos, las tareas de cuidados de niños, niñas y adolescentes y el apoyo escolar) se encuentran atravesadas por profundas desigualdades de género.
Según lo reseña un artículo de los investigadores María Marta Santillán Pizarro y Hugo Rabbia, ambos del Conicet, “las mujeres afrontan el doble del costo temporal en la realización de trabajos domésticos y de cuidados no remunerados en el hogar respecto de los varones, incluso cuando ambos participan del mercado de trabajo remunerado”.
“Las mujeres con empleo y con menores ingresos realizan hasta 5 horas más de trabajo doméstico no remunerado que los varones en igual situación, mientras que en las mujeres desocupadas o inactivas la desigual distribución de estas tareas alcanza diferencias de hasta 6 horas en los menores quintiles de ingreso”, describe el trabajo.
Los datos muestran “un panorama donde las desigualdades de usos del tiempo entre varones y mujeres de Argentina son marcadas y reflejan la persistencia de un patrón de división sociosexual del trabajo”.
Las tareas domésticas y de cuidado de niños, niñas y adolescentes implican la existencia de una “doble jornada” de trabajo para las mujeres con empleo, al tiempo que las actividades no remuneradas abocadas a la satisfacción de las necesidades de dependientes menores de 5 años constituyen una jornada laboral excluyente para las mujeres desocupadas o inactivas, especialmente aquellas de hogares con varios ingresos.
Desigualdad, violencia. El 19 de octubre de 2016 se dio un antecedente del paro de mujeres, convocado también por diversas organizaciones sociales y de mujeres, movilizado por el conmocionante femicidio de Lucía Pérez, abusada y torturada en Mar del Plata.
Es que entre las denuncias del paro de mujeres se busca reconocer que “que estas violencias económicas aumentan nuestra vulnerabilidad frente a la violencia machista, cuyo extremo más aberrante son los femicidios”. La desigualdad económica, social y cultural, está vinculada a la violencia contra las mujeres, afirmó la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) en un informe de 2014.
“Paramos para hacer visible que mientras las tareas de cuidado no sean una responsabilidad de toda la sociedad nos vemos obligadas a reproducir la explotación clasista y colonial entre mujeres. Para salir a trabajar dependemos de otras mujeres. Para migrar dependemos de otras mujeres. Paramos para valorizar el trabajo invisibilizado que hacemos, que construye red, apoyo y estrategias vitales en contextos difíciles y de crisis”, postulan oficialmente las organizadoras del Paro de Mujeres.
Ni una Menos, inspirador. A modo de manifiesto, un grupo de mujeres de Estados Unidos busca objetivos comunes en el paro: “Al plantear un feminismo para el 99 por ciento, nos inspiramos en la coalición argentina Ni Una Menos”, afirman.
“La violencia contra las mujeres, como ellas la definen, tiene muchas facetas: es doméstica, pero también del mercado, de las relaciones de propiedad capitalista, y del Estado; la violencia de las políticas discriminatorias contra las lesbianas, las trans y las queer, la violencia de la criminalización estatal de los movimientos de migrantes, la violencia de la encarcelación masiva, y la violencia institucional contra los cuerpos de las mujeres a través de la prohibición del aborto y la falta de acceso a la salud y el aborto libre”, dice el texto traducido y publicado en español por el colectivo de comunicación Emergente, y que en su versión original firman Linda Martín Alcoff, Cinzia Arruzza, Tithi Bhattacharya, Nancy Fraser, Barbara Ransby, Keeanga-Yamahtta Taylor, Rasmea Yousef Odeh y Angela Davis.
Los distintos cambios que se están generando con la lucha de las mujeres tienen impacto en el universo masculino. “Estamos como en un momento de mucho movimiento y este reposicionamiento de nosotras genera un desconcierto en el género masculino, que ya no encuentra el lugar conocido para ellos. Y desde allí también se puede explicar hipotéticamente el crecimiento de la crueldad y la violencia hacia nuestros cuerpos”, analiza María Fournier, de la Universidad de General Sarmiento.
Sí pueden parar, pero con aviso
Por ahora, poco se habla del paro de mujeres entre las diferentes cámaras empresariales de Córdoba. Los representantes de las mismas alegan que por el momento no ha habido interés o no han sido notificados de una participación masiva.
Indican que las empleadas que eventualmente quieran participar de la marcha del 8 de marzo podrán hacerlo por su derecho a huelga, pero solicitan que se avise la medida con anticipación.
Desde la Cámara de Supermercados aseguran que se pueden organizar con el personal masculino para tener cubierta la franja horaria del paro, mientras que desde la Cámara de Comercio de Electrodomésticos para el Hogar sostienen que apoyan la igualdad de género y que no le impedirán a ninguna mujer ir a la marcha.
Cómo pueden participar el 8 de marzo
Hay muchas opciones. Desde abandonar las tareas algunas horas o el día completo, apoyar desde la vereda de casa o en las redes sociales, toda acción que haga visible la protesta suma, dicen las impulsoras.
“Los varones pueden acompañar encargándose de aquello que dejamos de hacer en el momento del paro”, sugieren desde Ni Una Menos.
¿Te podés imaginar un día sin mujeres? Sucedió en Islandia el 24 de octubre de 1975, cuando el 90 por ciento de las ciudadanas abandonó sus puestos de trabajo para manifestarse por la igualdad de derechos.
La marcha en repudio a Donald Trump el día después de su asunción y los temas que vienen llevando a las mujeres argentinas a la calle de forma masiva en los últimos dos año hacen que este 8 de marzo se llene de sentido. “Tenemos fe desde las diferentes comisiones que integramos el movimiento que esto va a tener impacto, por el contexto político, social del mundo”, aseguran desde Ni Una Menos Córdoba.
“Este paro abrirá las puertas para sucesivos paros más planificados, con más tiempo de tejidos, densos, es como una herramienta de trabajo para los años sucesivos. Más allá del éxito cuantitativo que tenga, sí marca un punto de inflexión en relación al trabajo, las violencias y las mujeres luchando por esas cuestiones”, sintetiza Fournier.
El 8 de marzo se alzará la voz sobre la desigualdad económica como una barrera para que la mujer consiga su autonomía y pueda empoderarse. Una “violencia invisible” que aún sigue pendiente de resolver, enfatizan las organizadoras.